Regreso a Itaca

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Regreso a Itaca


REGRESO A ITACA. Lo escribí en junio del 2006, vivía en Bucarest, Rumania. Seis meses antes de regresar a Mèxico, después de seis años de ausencia. x Raúl González Sierra


Yo... no soy más que un hombre sin oficio y sin gremio. Sólo un vagabundo. Soy un hombre sin ciudad... sin decálogo y sin tribu. Mi éxodo es ya viejo.Y en mis ropas, duerme el polvo de todos los caminos. Y el sudor de muchas agonías. Leon Felipe Volver a Ítaca-México y escribir unas notas en el avión que me devolverà del auto exilio. Después de haber tirado monedas en el agua, subirè en busca de una fogata en donde las memorias puedan multiplicar la ausencia. Por la mañana, las palomas habrán de picotear la calle y a falta de migajas, la inteligencia no tiene remedio. No me espera Adriana tejiendo el dia y deshilando la noche, ni tampoco Telémaco hace fila para tramitar su credencial electoral. La semana pasada, al hablar por telefono, me pareciò que llevara tan solo unos dìas lejos de Mèxico y el que emplea demasiado tiempo en viajar acaba por volverse extranjero en su propio país y ahí está el origen de este texto. Más allá del simple relato, la vida es una encrucijada fascinante, una aventura de límites imprecisos donde todo se relaciona entre sí. Donde el

clavo de una herradura puede costar un reino, y donde el verdadero héroe es aquel que, consciente de su destino, viaja, navega, pelea lúcido -la lucidez es condición imprescindible para todo héroe, bajo un cielo desprovisto de Dios. Me refiero a Ulises, rey de Itaca, el de los muchos caminos. Después de cuatro años y siete meses de auto exilio, mi vuelta no es un regreso. Nadie me espera en Ítaca: anónimo como cualquier forastero, me acercarè al Distrito Federal y escucharè la musica del restaurant que ocupa el lugar de la casa paterna. El país que dejè està destruido física y moralmente por las huestes del PRI, y del cambio ofrecido por las del PAN. Mexico ha perdido la aureola nostálgica de una causa noble pero perdida y se transforma en algo que no había previsto el bando vencedor ni el vencido. Aspavientos de identidad escindida entre el ser y el deber ser, entre el Mèxico que fue y lo que confusamente aspiraba a ser. El ayer se fue, el mañana no ha llegado. El regreso a Itaca es un texto en busca de trama, al que hay que regresar después del viaje, para escribir acerca del retorno. Pero volverè de noche, dejarè un camino de colillas, sin anteojos, y su tropiezo con rodillas me recuerda el camino a la altura del recuerdo, entre la emancipación del abandono. Inútil decir cuán profundamente lo siento. La cólera, pasión, tristeza, rebeldía que destila el regreso a Itaca, la realidad inhóspita del país en esta etapa bisagra: La gallina ciega se presenta como el diario de los problemas políticos y cuya clarividencia me convierte en un testigo. Mexico se

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debate dramática y dolorosamente entre su memoria histórica y la realidad” que contempla.

los dioses y no acude nadie; así que no tiene más remedio que arreglárselas como puede.

“¿Dónde está Mexico? ¿Dónde queda? ¿Qué han hecho de el?... Esto que veo, Mèxico, es la realidad. Lo que pienso que es... no es la realidad... Aquí el drama no es que no haya libertad. Es peor: no se nota su falta”.

Ya sea la Ciudad de Mexico para seguir los pasos de la niñez y el vertigo de la adolescencia, de continuar traduciendo la ciudad de cristal, de retomar la novela prometida. Una primera oral, en la que el juglar repite con pequeñas variaciones una serie de cantos de héroes y personajes míticos que él a su vez ha aprendido de otros juglares, sin que intervenga la escritura, y una segunda en la que el juglar, utilizando la escritura, crea sus propios poemas a partir de una serie de temas y motivos legados por la tradición y disfrutar las raices de familia en Cd Victoria, Tamaulipas, que siempre ha sido mi frecuencia favorita.

“A mi regreso a Itaca, nadie me preguntarà por nadie. Nadie manifiestarà el menor interés por verme otro día, por preguntarme lo que sea. Les tiene sin cuidado. Esperaba algunas preguntas. Ni una palabra”. Me refiero a Ulises, rey de Itaca, el de los muchos caminos y en su aventura descubrí los ingredientes de treinta siglos de literatura. Hablo del viaje, el mar, la tempestad, el naufragio, el monstruo, el peligro, la tentación, la mujer perversa, la mujer noble y abnegada, el valor, la astucia, la ambición, la amistad, la lealtad, la justicia, el arco que nadie más puede tensar, la nodriza y el viejo perro fiel que te reconoce. Y sobre todo, el héroe de la novela o de la vida misma nace cuando, enfrentado al azar o al destino, invoca en su auxilio a

El retorno a México, donde el pasado viene a mi encuentro con la misma urgencia avasalladora que el presente. En este sentido, amigos, parientes y desconocidos abordan al protagonista sin cesar, todos se confiesan con él, y todos tienen montada una trama. El mito de Ulises, que tiene aquí una lectura inversa -lo que importa no es el viaje, sino lo que ocurre tras la llegada a Ítaca-México con su sórdido y fascinador presente, sus viejas heridas.

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El que está acostumbrado a viajar, sabe que siempre es necesario partir algún día. Al llegar a Xalapa, Veracruz, en la Polillera perpe tuarè con mi hermano Pepe las incógnitas del viaje que agudizan el ingenio, dispuesto a enfrentar todos los riesgos. Los lugares remotos van perfilanado su contorno y pasan a ser lugares civilizados a medida que van conociéndose. De esta manera, el viaje ha pasado también como metáfora de la vida del hombre. En la asuencia, he viajado con Ulises, héroe voluntario en la Globalización y me convierto en héroe involuntario en el azaroso viaje de regreso a mi tierra natal. A esas alturas de la vida pretendo regresar junto a Penélope y envejecer tranquilo, contándole a Telémaco la historia de aquella noche en que salí del caballo de madera junto a camaradas valerosos y me cansè de degollar los fantasmas del pasado. Me refiero a Ulises, rey de Itaca, el de los muchos caminos y en cuanto a la experiencia literaria, el viaje es el medio por el que se configura el héroe, al en-

frentarse y salir victorioso de las penalidades que conlleva, aunque a veces el fin del viaje comporte un deseo de huída, de olvido de la vida anterior, de cambio a fin de cuentas. El viaje acaba por significar el punto de inflexión en la vida de los hombres, de reflexión y de conocimiento. El viaje pasa a ser una búsqueda de la vuelta al origen, a la esencia del hombre, y así hasta llegar a nuestros días cuando vemos que el viaje, agotados ya los límites de la tierra, se ha consolidado sobre dos supuestos: el viaje por placer de las gentes de los países ricos y el viaje por necesidad de los que que buscan una vida mejor, afrontando todo tipo vicisitudes en formato de tragedia. Odiseo se lanza a la búsqueda de una voluntad, que le aparte para siempre de una muerte en la cotidianidad. La búsqueda de lo heroico consiste en buscar la inmortalidad, ésa que deviene del canto épico que va propagándose entre la gente, y que recrea las gestas a las que no quiere renunciar. Este desencanto, que se convierte en asfixia, viaje

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ya sin retorno, porque ya se agotaron las añoranzas, se agotó la juventud y la ilusión. En su Ítaca sobre la decepción que puede apoderarse del viajero que tanto deseó llegar a su patria y la encuentre pobre, triste, sin los encantos de los ricos lugares que visitó en su larga andadura, como si Ítaca desde lejos hubiese emitido cantos de nostalgia para atraer y atrapar al viajero, ¿Huir de las sirenas para caer en un lugar que no tiene nada que ofrecer? Para prevenir ese desengaño, parece decirnos, haz de haber aprendido que llegar a puerto es para recrear el viaje, para deleitarte contando a los que nunca salieron a conocer otros cielos, otras orillas. A mi hermana Laura le dirè que el regreso al hogar se convierte en una verdadera odisea. Y precisamente la palabra “odisea” nos remite al poema de Homero que cuenta el largo regreso de Odiseo o Ulises a su hogar en la isla de Itaca, obstaculizado permanentemente por la venganza de Poseidón, dios del mar. Ulises, que partió de su patria siendo rey, regresa convertido en un mendigo y debe luchar contra los pretendientes de su mujer, Penélope, para recuperar su reino. Pero en este largo viaje, el que antes fue un soberbio rey, orgulloso de su capacidad para hacer trampas, se transforma en un hombre más humilde y comprensivo. Me refiero a Ulises, rey de Itaca, el de los muchos caminos y la profunda humanidad del héroe aqueo crea la distancia necesaria para un recorrido y la adquisición de un sentido sobre lo que está ocurriendo en nuestros días. Es, en su suma trágica, una elegía. Y como elegía un homenaje a estos pueblos desgarrados por la Globalizaciòn, al ser humano expulsado a este exilio de la esperanza. Y a quienes quisieron construir algo diferente en este siglo. La Odisea se asoma en la sucesión de sus rapsodias, convertidas en episodios; en su recuperación mítica de contradicciones que sobreviven los milenios; en el multiforme personaje femenino, una suerte de “eterno femenino”, que encarna Penélope, una obsesión, un recuerdo y un fantasma, ya es Circe con sus embrujos y su afanada voluntad de retener al viajero, en los celajes de Bucarest. La memoria se embriaga en cada recodo recobrando objetos que retienen su valor simbólico original. Pero también se muestran ver-

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sos enteros que recuperan una nueva significación. También aquí, hay una voz que pregunta por el Cíclope! Preguntas cual es mi nombre ilustre, y voy a decírtelo: mi nombre es Nadie.” Al “innombrable” le dirè desde el inicio con la mirada que sostiene la narración, la del viajero, y la palabra la refrenda, de frente, de perfil, en el fondo de los ojos, en la vigilia y el sueño. En el mitema de vida y muerte que trabaja ese aspecto vital del héroe en la construcción del sujeto como exilio, en una dolida búsqueda de patria, de amor, de alianza con otros, de una continuidad negada, y de corresponsal de diálogos inconclusos. Algo que podría llamarse en una encarnación moderna, el drama de la conciencia. Porque el tema de Ulises nos conduce hacia la conciencia de nuestro tiempo, y ya en este plan es pura historia, como ya fue la tentación del texto madre. Es la vuelta de un Ulises que sostiene la condición humana en la conciencia revolucionaria y en el reclamo por los derechos del hombre, y sobre todo por espacios de libertad. Al “innombrable” le preguntarè que si Edipo en su huida se convirtió al marxismo leninismo, al formar parte de la Liga Espartaco y después de SPAUNAM y Punto Critico regresò a Itaca para cortar de tajo el patrimonio familiar. Le preguntare por abogados y agiotistas empeñados en poner su grano de arena para que un mexicano ocupe medalla de bronce, en la escala de los millonarios de la revista Forbes. Como contrapartida, con el Doctor Picapiedra le preguntarè por esos viajes a lo largo de ríos donde no florece la esperanza y sólo hay humaredas, un viaje que en la secuencia es ese corto trayecto de pensionado, de gastroenterologo retirado de la realidad, incapaz de autodiagnosticarse la diverticulis del destino. El viaje ha sido una de las constantes literarias por cuanto refleja una de las vivencias más extremas para el hombre. Representa las dificultades de las migraciones, el traslado constante de un lugar a otro, la búsqueda de climas más benignos, de tierras más fértiles. Aunque también es la busca de riquezas, de comercio, de exploración y aventura que proporcionan al hombre una visión del mundo más rica. Le preguntare por aquella historia de la caja de las

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empanadas, el motivo de cruzar el rio Bravo y de cómo ocultar la verdad ha sido un mal de familia. Los paisanos con quienes me cruzo en las calles de la ciudad en la que crecì, “hablan, toman cerveza, juegan a la lotería, se apasionan por el fútbol y lo demás les tiene sin cuidado, como no sea la salud”. Y ¿la política. Para mayor diversión pueden hablar mal del régimen cuando les dé la gana y donde quieran. El chiste es la válvula de escape que afianza el sistema y crea una ilusión de libertad forman parte de la estrategia global de continuidad de los mandamases.

Si en la maleta ya no me cabía nada con tanto recuerdo, imaginate haber tenido que comprar zapatos de veinticuatro horas. Al final de la Tarde de Toros le regalarè el original a Libreta Garbo, entre otras cosas porque es un vago entrañable, coleccionista de memorias taurinas, pintor de media suela y ocasional director artistico en películas de 35 mm. Le preguntarè porque algunos siglos son cortos y otros mas largos, si es verdad que el siglo XXI empezò el 11 de septiembre del 2001. Libreta, el mas chilango de los provincianos, el mas desempleado de los vagos, que a los 60 años ve el mundo igual a como lo veía a los 20, los adolescentes perpetuos hemos prodigado 30 años de nuestra vida. Los que son de provincia, como el Libreta, jamás conseguiran comprender las dimensiones de una Ciudad como Mexico y los que somos de la ciudad y vivimos en provincia, al cruzar la calle, intentamos no entrar en el cibercafé de la esquina.

He vuelto a Itaca. A casa. Aquí. Con cierta sorpresa, compruebo que han seguido discutiendo aunque yo no estuviera. Como en el carnaval: hay que llevar el disfraz y las ganas de divertirse en casa, sin esperar que te diviertan desde fuera. En ese aspecto, el trabajo de los organizadores se salda de manera más que notable. Después de la conversación con Normahila Castañares estuvo, como siempre, genial. Sabe mucho más de mi libro (y de todo) que yo mismo, de sus pasos en el cine, de las anecdotas de filmaciòn faltantes en las Paredes Hablan. Le dirè que ser director artistico de cine en Mèxico es como ser torero en Japón. O sea, que a partir de ahora, tendré la excusa de no perder de vista los episodios del primer serial de Flash Hacker en el Ciberwestern: el abrakadavra de la Wild Wild Web y las ganas de volver a Itaca.

El regreso a Itaca me da miedo, pero ahora tengo un motivo más para seguir adelante. Un rato de conversación y cerveza a solas con Enrique “Gui-llotine” Zalazar, le dirè que los viajes son fabulosos sólo en retrospectiva. Lo peor es cuando has terminado un capítulo del libro y la computadora no aplaude El hombre viaja para enriquecer después su vida en los días sedentarios, que son más numerosos. El drama de la odisea moderna es que con la globalizacion ya no hay ni habrà Itaca a

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donde regresar. Le dire tambien que un viaje cambia la impresión sobre muchas cosas, empezando, por ejemplo, con la comida, la cerveza y el vino, pasando por la comunicación entre personas, el tiempo. Pero sobre todo, puede alentar que uno voltee hacia su interior, que uno se mire en un espejo, y que reconozca, en la diferencia, aspectos sobre si mismo y su país. La distancia mira desde otra prespectiva y permite analizar el presente de un futuro muy pasado. Después con Arturo “Fedallin” Anaya quien tuvo la generosidad de llevar a buen puerto la novela, después de haber renunciado públicamente a la poesìa. La trayectoria desde el punto de vista del viajero, como de los que esperan su regreso. Todos esperan la llegada del héroe, y su vida se convierte en espera, paralizadas sus propias vidas, ahogados sus anhelos. Se viaja para buscar el destino. Un viaje es una nueva vida, con un nacimiento, un crecimiento y una muerte, que nos es ofrecida en el interior de la otra y si quieres viajar hacia las estrellas, no busques compañía, con la ambición propia de Prometeo, desobediente de los mandatos divinos. En la recreación que nos ofrece la búsqueda de las Islas de los Afortunados, el lugar donde los dioses me llevaron, para tener vida eterna, a la raza de los héroes. Se conjuga, pues, una doble visión, ya

no hay, esa visión del héroe como manipulador de voluntades, jugador de las palabras. Más tarde, en el Tròpico de Cancer, con Juan Jesús, el “Lobo Feroz”. La literatura es un viaje del mismo modo en que la vida es un viaje. Pero volviendo a los clásicos, necesito mencionarle aquí al pobre don Quijote, que intenta realizar en sus dos viajes las hazañas que imaginó gracias a las novelas de caballerías y muere a partir del momento en que le quitan su biblioteca. Para don Quijote, los viajes de la literatura son infinitamente más bellos y dignos que los de su vida en ese árido lugar de La Mancha. Y aunque fracase la mayoría de las veces, sigue siendo un ejemplo, que no deberíamos olvidar, en estos tiempos del cólera pero también de la esperanza. Años de experiencia te ponen los pelos de punta, cuando recordamos momentos de hace quince o veinte años. Los lomeros, presididos por los Garza, “Tico” y Aaron, “Bebeto” Guillen, Pepe Guerra “el chilis”, Carlos Martin, Esmiro “el cubano” Rodríguez, el “Tona” tresmagister de primaria, Arnoldo “el Rorro”, Sonia Moron, en la lateral Andaverde en calidad de libero, integrandose al ataque y en la jarana, el “Chueco” Mansur, obispo de la arquidiocis de los adoradores del boiler.

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Pero a lo largo de su búsqueda irè descubriéndome en otros encuentros que definirán, darán con la verdadera densidad de su vida. Como decíamos, algo del contenido asoma entrelazando los tiempos y las escenas, marcando la importancia de la memoria y de los símbolos, que me empuja hacia el presente vivido. El destino deseado nunca deberá cumplirse, como tampoco la promesa de esta civilización. Una tarde, en donde la música realza su belleza, una tarde canicular descubre llenos de prejuicios a quienes no han salido jamás del país. El sábado comprobarè que nuestra amistad no depende de cosas como el espacio y el tiempo con Jose Nereo Zamorano y Carmen Quiroga sin Radio ni Televisiòn Universitaria. Naufragos de las tempestades y cambios en Rectoria. La conciencia y la humanidad se sostienen en esa voluntad de búsqueda. Porque en el Regreso a Itaca el texto reconstruye las tragedias históricas, culturales, políticas e individuales que echan a volar en la imaginación como en la apertura de una caja de Pandora. Si la literatura clásica nace del conflicto con los dioses y sus reglas de juego, la moderna surge de la ausencia, ora dolorosa, ora embriagadora, de esa presencia real. Las Parcas tejen su red y cortan sus hilos con ojos ciegos. Buscan una mirada, una

mirada perdida en una placa no revelada, primera y última reflexión, en un siglo repleto de desencuentros. A Alfredo “el candy” Garza Velez, Benito y Charlie Etienne les dirè que viajo para que los demás me pierdan la pista. Entonces les escribo para que vuelvan a encontrarme. Lo cierto es que no hay viaje más fascinante que el de la vida misma. Aunque a veces pensemos que los libros cuentan historias mucho más interesantes que la que nos toca vivir, nuestra vida sigue siendo infinitamente más variada y compleja que la que los escritores puedan contar. Como la brújula de una frase que decía “Viajar no es cambiar de paisaje sino cambiar de mirada”. Allí me di cuenta de que esta brújula apunta a diferenciar los viajes turísticos de aquellos que cambian la vida de quien viaja. Y con Armando “la de tos” Carrillo, le comentarè que pensar es el trabajo más difícil. Quizá esa sea la razón por la que tan pocas personas lo practiquen. Con el “Leopi”, “Cacho” Saldivar, “Tito” Arreola, Juan Lira y Octavio Herrera, el Tanguanchín; repetirè hasta el cansancio que uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que habla. El hombre está condenado a ser libre y escojo a mis amigos por su apariencia, a mis conocidos por su

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carácter y a mis enemigos por su razón. Con Miguel Angel Trejo y Rene Garza Salinas vivirè un segundo exilio, luego de mi regreso homérico a ltaca. Y es un acierto recurrir a Ulises, ese héroe que se negó a ser dios y dejar de ser hombre, para ponernos “en situación’ a través de todos los tiempos. Muchas veces ese viaje interior pareciera resolverse en el puro placer de alguna visión sorprendente que no se puede interrumpir. Me impresiona compartir mesa con semejantes monstruos de la ciencia ficción victorense, donde hace meses llegó la noticia de la muerte de Carlos Enrique Gonzalez Sierra. Me refiero a Ulises, rey de Itaca, el de los muchos caminos. Y al final, en la última página, descubrirè como me reencuentro con la tortilla, el mole, el chicharròn, las gorditas estilo doña Tota, las fajitas, el aguacate, las quesadillas, los frijoles, todos los antojitos que empizan con t, tortas, tacos, tostadas, tamales. La barbacoa, los cocteles de camaròn, los cigarros Raleigh, la cerveza Corona, una buena conversaciòn, una tarde de reventón con todo tipo de artillerìa. La idea de regresar a Itaca es muy buena, regresar al paìs que es tres veces màs caro que Rumania para curar la nostalgia de afectos y comidas y ¿despuès què?

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EN ITACA¨BRON Supongo que todos tenemos una Ítaca: el Lugar de todos los regresos y todas las partidas. Ese lugar, en mi caso, es la ciudad de México y Ciudad Victoria. En la primera esta mi infancia en la rutina de la escuela y la segunda están las vacaciones en casa de la abuela. En el D.F. mi telefono era 5-48-5544, en Victoria era el numero 30 y había que pedir comunicación a una operadora. El regreso ha hecho despertar mi infancia; la ansiedad que durante

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la temporada escolar me consumía por correr a los brazos de mi abuela que descansa ahora en el panteón, junto con mi abuelo, mis tíos, mi tía, mis primos. Regresar significa también reencontrarme con la familia, amigos, amor, primos, mi vocación, novelas, poesía... es el lugar de todas mis primeras veces, de todos mis sueños, de mis escondites. Hace seis años, opté, con el el viaje. Estaba a punto de cumplir 48 años, y desde los 19 venía padeciendo la persecución de un libro, al que más tarde se le sumarían otros para conquistar a mis lectores. Retorno para seguir mi vida donde la dejé, pero ya nada será igual, Ya no soy la misma persona y mi destino es ser alguien distinto al que era antes de iniciar mi “odisea”. El viaje para mí es el puente de mis ideas. No pierdo a Itaca de vista, puesto que llegar allí es mi destino. Pero no apresuro mis pasos, es mejor que la jornada demore muchos años y mi barco solo ancló en la isla; enriquecido con lo que conocí en el camino. Desde luego hay sentimientos encontrados en este regreso. El regreso a Itaca es un misterio en continuas migraciones, que por otro lado es el oficio de ciega pertenencia. Hay un temple, orden, equilibrio, que como en la dimensión poética, debe respetarse y asumirse. Cuando regreso a Itaca ruego que el viaje sea muy largo. Al mismo tiempo divido puertas, y me imagino adentro. El regreso procura el esclarecimiento que me lleva a abrir nuevas puertas: primero hablar de la casa, de este centro donde uno nace; después, de las amistades: una salida a la luz es una sinfonía, con sus contrapesos. Quienes quedamos de aquella generación de los 60s, vemos con preocupación que las nuevas generaciones se vuelven víctimas de su propia desmemoria. El país se encuentra en la encrucijada en medio de toda la discusión política, más allá del verde, blanco y rojo, están los colores del día a día, desde hace siglos, nos han dado una identidad como mexicanos. El Tribunal Electoral le otorgó el triunfo a Calderón, después de negar el recuento voto por voto y haber refutado todas las irregularidades que se cometieron. La víspera del cambio presi-

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dencial, se rompió la tregua de no agresión entre los diputados en el recinto de la Cámara de Diputados, y de inmediato comenzaron los golpes, los empujones y los insultos entre ellos, que han caracterizado esta conflictiva convivencia de cuatro días y anticipan la cuesta del sexenio Se escucha el sonido de silbatos y de consignas que gritan los legisladores de un bando y de otro. “México quiere paz” y “No más violencia”, dicen los del PAN. Los del PRD piden “sufragio efectivo, No a Calderón”. Los diputados perredistas tratan de bloquear los accesos laterales a la Cámara , los panistas intervienen para evitarlo. Hay más golpes y empujones. El personal de seguridad desplegado dentro del recinto permite que fotógrafos, camarógrafos y reporteros salten al pleno del recinto, y así poder ver lo que está pasando desde más cerca. Los ánimos aquí están muy caldeados, y cuando faltan menos de dos horas para que comience el acto de posesión de Felipe Calderón, nadie sabe con certeza si la ceremonia se va a realizar. Felipe Calderón asumió oficialmente como presidente de México, no entró por una de las entradas laterales, sino por un acceso casi invisible, que está detrás de la tribuna principal de la cámara.

Él mismo se puso la banda presidencial y prestó juramento alzando la voz, ahogada por el ruido ensordecedor del recinto. Los panistas “chamaquearon” a los perredistas, es decir, que los engañaron mientras los opositores hacían sonar sus silbatos muy fuerte, mientras que los panistas aplaudían y gritaban “Calderón, Calderón”. Ítaca no es más que una escala en el trayecto de un retorno infinito. Una patria metafísica, un regreso metafísico. Una patria infinitamente lejana no puede ser alcanzada sino en el horizonte de un viaje interminable...” Recuerdo una tarde en la casa donde viví cuando era niño y a la vez se su merjo en el símbolo del refugio, el seno materno, el linaje sanguíneo, con un ligero ademán oratorio y una solemnidad que estremece, como un filme que sublima la lejanía. Hay en Itaca un rescate de la niñez y el universo de la familia una alianza entre placer y sufrimiento. Donde vivo cada minuto de su soledad- que se materializa en un puente con luz en busca otras almas cómplices. El largo regreso a casa no alude solamente al retorno de los seres queridos, sino al propio viaje a sí mismo, a una subjetividad construida a par-

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tir de los fragmentos de cada una de mis vivencias. El placer del simulacro como estrategia discursiva permite escamotear formas de dominación: “Jugar a las identidades múltiples puede abrirnos renovados espacios de deseo, de autorrepresentación, de relaciones, profundizando en un perspectivismo en el rol de la rebelde Aracne, desafiante a la autoridad soberbia de los dioses, invita al estallido de las identidades fijas. Al conjugar en presente mis nostalgias, vivir hacia adentro es asomarme a la vastedad de unas cuantas cosas, llenando con su voz los laberintos, de la razón ensimismada hasta dar con la puerta que lleva al centro y nace de la almendra del principio”. Recordar es un acto que -lingüísticamente- proviene del latín re-cordis, pasar de nuevo por el corazón. Creo que la casa lleva una carga de memoria, de niñez; aunque yo no tuve una infancia miserable, de las que uno pueda lamentarse; mi casa, donde he hecho algunos de los poemas y la convivencia familiar se lleva a cabo, es un espacio propicio para los primeros conflictos, enfrentamientos, tristezas y soledades: tiene ese peso semántico de olvido, desesperación y frustración, pero también de celebración, y a veces de oscuridad.

Como Ulises el viajero que de regreso a Itaca, tuvo que luchar contra el olvido para poder seguir adelante. Hace años cuando me vi obligado a buscar nuevos horizontes y con ello me tuve que marchar de esta ciudad, hice una promesa que está a punto de cumplirse años después. Después de escuchar a lo largo de este viaje muchos cantos de sirena, por fin nuestro país pueda salir de letargo en el que esta sumido. ¿Volver? Vuelva el que casa tenga, Después de largos años, tras un largo viaje. Cansancio del camino y la avidez de mi tierra, su casa, mis amigos, del amor que al regreso fiel me espere. Mas ¿yo? ¿volver? Regresar no pienso, sino seguir siempre adelante, disponible por siempre, adolescente o veterano, sin hijo que me busque, como a Ulises; sin Ítaca que aguarde y sin Penélope. Sigo, sigo adelante y no regreso, Fiel hasta el fin del camino y mi vida, No echo de menos un destino más fácil. Mis pies sobre la tierra antes no hollada, Mis ojos frente a lo antes nunca visto. Hacia el pasado viajo, después de una confrontación con el mundo, mediante esos caminos del recuerdo por los que se llega a la infancia en una búsqueda de verdades y deseos de transfigurar la vida. Si en la antigüedad el individuo podía ser soberano

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o bien el siervo de un soberano personal, en la edad moderna, el individuo depende de todos y todos de ninguno; es decir, de la anónima red de los enlaces y las relaciones sociales en las cuales se encuentra siendo un medio, usado por el mecanismo colectivo para fines que le son extraños y desconocidos. El individuo que aspira a la autonomía y a la plenitud de su persona, se reduce a un rol. No puede ver a la cara a su señor, como el esclavo antiguo, porque el poder que lo domina es la totalidad impersonal sistema social, al cual todos obedecemos aunque no queramos. Al regresar a Itaca, quisiera vivir aventuras irrepetibles y experiencias inconfundiblemente personales, quisiera moverme en un mundo sensible y concreto, lleno de significado, como las selvas de la antigua mitología pobladas por los dioses, y protegido por valores capaces de rescatar el causal transcurrir de las cosas de la eventualidad y la indiferencia. Encuentro en esta realidad vertiginosa e indiferente: su existencia y vicisitudes, entrelazadas, son un montaje de variados fragmentos que constituyen el hormigueo de la modernidad. El

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D.F. la metrópoli caótica e impersonal lleva al extremo la prosa del mundo, el abstracto y anónimo engranaje que coordina, sintoniza y tritura la vida de los hombres. Las plazas, las calles, los anuncios luminosos, la circulación de los microbuses, la ola del tráfico, el eco de las canciones populares, los olores de las cervecerías, el babélico parloteo colectivo, se cruzan, entrelazan y se disuelven en la odisea. Mis recuerdos están dispersos vuando paseo por las calles o por los caminos cercanos me llegan a todas horas voces, olores e imágenes que me desenmascaran ante el tiempo. Parece mentira. Rilke decía que nuestra patria es la infancia, y no sé quién repetía que uno es del lugar en el que estudió. En ambos casos, salvo los recuerdos que como otros muchos guardo, el escenario es el mismo. Me basta cerrar los ojos para recordar lugares, personajes y momentos inolvidables que me fueron abriendo los ojos a la vida. En el D.F. aprendí a dar mis primeros pasos sobre la tierra, leí mis primeras palabras y sentí la


greso ya resignado; memorias de una infancia. Se apagan los olores, se duermen los recuerdos; enmudece la vida. En los caminos de la memoria, acabo de llegar otra vez a mi Patria, Sin nombre y sin rostro, confieso que no estaba mentalmente preparado para recibir este encuentro. Empiezo una nueva etapa en mi vida. Vi todos los lugares que deseaba ver y las personas (aunque me hayan faltado ver algunos rostros del pasado) a las que más quería. Hay muchas causas que uno sabe que están perdidas y se que no voy a conseguir, pero que es fundamental dar algunos pasos que me acerquen a la consecución de algunas cosas que son justas. Uno es lo que uno piensa ser, los que los demás piensan o lo que realmente uno es. De cualquier manera, no deja de sorprenderme que mis viejos y casi queridos enemigos (¿cómo no quererlos si gracias a ellos soy quien soy?), a casi seis años de mi exilio voluntario, todavía se desviven en boicotear mis apariciones y despotrican con un veneno que los mataría, si se mordieran la lengua. libertad casi inexplicable del primer momento en que parecía que volaba sobre una bicicleta y en el recreo como parte del escenario para los juegos de fútbol. En la escuela, lo unico que me interesaba era el recreo y verle pierna a la maestra. También hacía vida social en las escaleras de piedra que conducen a uno de los laterales de la iglesia. Solía ser el tapete preferido para jugar a las estampas o para destrozar los pantalones o las rodillas rodando por las escalinatas. Junto a esas escaleras, y la calle era la vida, mi casa, mi libertad, mi único paraíso imaginable. Cuando vuelvo sobre mis pasos lo hago con la esperanza de regresar a Ítaca, la pequeña isla en mi interior donde no me espera la mujer amada tejiendo y destejiendo, y un perro siempre fiel, me reconoce al llegar venciendo al tiempo y la distancia. Pero antes de llegar me enfrento al guardián que observa desde la bocana del puerto, y me recuerda lo inútil de la salida. No puedo regresar en paz a Ítaca, porque aquello que me hizo abandonar, vive aún en mi interior. Sentado en el umbral de aquella casa, itinerante al contar los muertos. Caminos sin final, idas y vueltas, llorando su re-

Mi vuelta no es un regreso. Nadie me espera en Ítaca: anónimo como cualquier forastero, me acerco a la antigua mansión familiar y escucho el ladrido recriminador de los perros. Todo eso recuerdo en mi paso por esta ciudad. Vuelvo a experimentar claramente la sensación de pertenecer a una cultura con quistes cancerosos imposibles de extirpar, sin embargo, el talento que abunda y se manifiesta y ya empieza a producir los efectos de una quimioterapia. Lecturas, lectores y el renovado ritual de leer hablando de Ulises y de su regreso a Ítaca. Vivimos en una sociedad en la que mirar es una forma de comer; en la que el ojo es la prolongación del aparato digestivo por otros medios. Ya no es posible diferenciar unas olimpiadas de un bombardeo, un parque temático de un tsunami, un centro comercial de un campo de concentración. Soy Ulises, rey de Itaca y héroe para mis contemporáneos, pero mi enemistad con Poseidón no me ha traído más que desgracia a mí y a los míos, cada uno más cruel, y la siguiente más insoportable, si cabe. Desde que termino el siglo XX, maldigo el día que deje ciego al cíclope Polifemo, desde entonces mis huesos no tienen descanso, el

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solo vive para mortificarme y yo para regresar por fin a casa. Últimamente el Cíclope me confundió con una tormenta y deambulé por el mar hasta encallar en la desembocadura de un río, mas allá aparecía una ciudad, desembarcé para explorar el entorno, hasta que vi. a un anciano, al cual pregunte por Itaca, el anciano me indico el camino que tenía que recorrer haciendo unos planos en la arena de la orilla del río. Cogi la ruta y nos adentramos en la ciudad hasta que llegamos a Itaca, que por cierto es un bar, otra vez el cíclope! Me hallo en una tierra extraña, en un bar que evidentemente no es mi casa, solo estos calcinados que preparan aquí no hace más llevaderas las desgracias. No es difícil hacer amistad aquí, y desempeñar algún oficio con el que ganar el sustento, hasta que vientos favorables, soplen, el Cierzo insiste nuestro amigo, pues será. En una mesa hay un escriba con muy malos modales, que sin mirarme siquiera a la cara, me pregunta: -Bueno, y tu que es lo ultimo que has hecho? Un poco mal humorado le contesto: -Yo he navegado con lo mejor! El escribano apunta en un papiro, informático especialista en Internet. Vuelve a preguntar el escriba no y cual era exactamente su trabajo. -Bueno yo dirijo y apunto en el libro de abordo las incidencias de abrakadavra. A lo antes escrito añade, consultor en sindicación de contenidos.

“El Eterno Regreso a Casa” es el relato minucioso e imaginativa acumulación de datos de la vida diaria y de diversos rituales, desde la descripción de una guerra hasta recetas para la preparación de una sopa. Sátiras, letras de canciones, juegos de palabras, poesía y música se entremezclan en una historia cada vez más fascinante: la Odisea no ha terminado, y tampoco la pausa que me obliga escribir. No tengo ganas de ponerme a explicar que en los viajes pierdes tanto como ganas. Marcharse es borrar la historia que la piel ha grabado. El viajero más antiguo y famoso de nuestra tradición, Odiseo o Ulises, fecundo en ardides, había perdido su casa, a la que trataba de volver sobreponiéndose a la tentación del olvido, y por eso tropezaba una y otra vez con cosas-nunca-vistas; y por eso, de regreso en Ítaca, nadie me reconoció, hasta tal punto he cambiado. EN EL TALLER DE CREACION LITERARIA En el piso 10 de la Torre de Rectoría conocí a Juan Villoro, en los remotos años setenta, en el Taller de Cuento de la revista Punto de Partida, que se reunía los miércoles en la noche. Dirigido por el escritor ecuatoriano Miguel Donoso Pareja, novelista, poeta, ensayista, antólogo y crítico literario que durante dos décadas residió en Mé-

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xico, en donde cumplió una destacada labor como coordinador de talleres literarios. Donoso llegó precedido de una fama más propia de un personaje literario que de un escritor; su destino incluía cuatro encarnaciones de la aventura: marino, guerrillero, militante radical y exiliado. Su aspecto físico reforzaba los atributos del hombre de acción: la piel curtida, el mechón de pelo en la barbilla que empujaba afanosamente hasta dejarlo en forma de cuerno, la corpulencia, algo descuidada, del bebedor atlético. Acaso el misterio superior de la escritura sea el aprendizaje de la autenticidad; en torno a esta idea giraba el taller de Donoso. “La literatura es un don, pero también una dificultad adquirida”, repetía una y otra vez. El éxito de su taller y su generosa disposición a creer en el talento ajeno. Su determinación pedagógica, nos señala que el cuento, después de la poesía, es el género más difícil y atrayente para el escritor por su necesidad de precisión, unidad, intencionalidad y brillantez. Escuchaba nuestros manuscritos, que por norma debían de contar con suficientes fotocopias para los demás asistentes. La primera vez que lei: Tiene que haber una solución, en donde Hermejildo Limón con cuerpo de ventana y pies de mecedora padecía todas las enfermedades y el Dr. Pueblita al terminar la consulta esperaba ser nombrado premio Nóbel de todas las Ciencias conocidas y por conocer. Me dijo que todo estaba bien excepto que sobraban 12 acentos y que repasara las reglas de acentuación. Juan Villoro, un día tomó el taller por asalto y diò lectura a un cuento narrado en primera persona. Faltando a las reglas de protocolo del taller, no nos facilitó fotocopias y mientras daba lectura se frotaba el brazo de arriba abajo con la mano derecha. El cuento era de una manufactura impecable, lamentè no tener una fotocopia a mano a ver si lograba encontrarle ya de perdida un punto o una coma fuera de lugar, mientras efectuaba su lectura comprendí que sin previo aviso, me desplazó al segundo lugar en donde me suponía el mejor narrador. Mi paso por el taller fue efímero, leí varios cuen-

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tos que extravié en medio de una de tantas mudanzas. Los Médicos Invisibles, que realizaban cirugías y recetaban píldoras por supuesto invisibles. También: La Cabaña de Darío que narraba una excursión a Huautla de Jiménez con sus respectivos viajes de hongo que resumían vivencias propias y ajenas en el terreno de las alucinaciones y el riesgo a lo intangible. No me acuerdo si Villoro estuvo presente cuando yo di lectura algunos de mis cuentos. De los demás compañeros del taller, ni me acuerdo, no por insignificantes, sino por que el recuerdo de Juan Villoro los eclipsaba.

más brillante alumno del taller de poesía de Juan Bañuelos y se aparecía por esos lares en calidad de perdona vidas.

En ese época asistìa con mayor interés al taller de poesía de Juan Bañuelos, con el tuve la posibilidad de corregir los primeros poemas: Apología Terrestre, que después de 25 años se transformó en Teodisea, también estaban otros textos como: Hombre sin oficio, Primer Encuentro, en donde el hombre inclina la frente y no su rostro de tarde. Estos textos tambien fueron extraviados, victimas de las mudanzas.

En una sala de juntas del piso diez estábamos reunidos cerca de treinta novilleros de las letras y mi facilidad por el ingles, me puso en calidad de intérprete en la hora y media con el poeta. Ahí conocí a Julio Reyes, Kyra Galvàn, Bruno Montane, los hermanos Mèndez, Héctor Apolinar y por supuesto Roberto Bolaño y Mario Santiago. José Alfredo Zendejas. A partir de ese momento, fui invitado a casa de Bruno Montanè que era la cueva de los infrarealistas. Mario Santiago, a la menor provocación y sin agua va, se ponía a leer sus textos kilométricos, recuerdo un poema titulado: Consejos de un discípulo de Marx a un fanático de Heidegger, donde trillizos mongoloides seducen a una chica plástica a la salida de Samborns.

En ese taller conocí a Roberto Bolaños cuando presentò un texto, que defendí a capa y espada porque empezaba con: La primera vez que te metì la verga y los presentes se sintieron incomodados, no se si por la erecciòn o la altisonancia de la imagen. También conocí a Mario Santiago que era el

Semanas mas tarde, nos reunimos diversos talleres de poesía con el escritor y editor norteamericano Laurence Ferlingetti. Integrante del grupo Beatnik que formaron figuras como: Allen Ginsberg, Jack Kerouak, Carl Salomón, William Carlos Williams, Neal Cassady, William S. Burroughs, Gregory Corso, Herbert Huncke, Rod McKuen y Bob Dylan.

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En una reunión con los infrarrealistas, les sugerí como grupo apoyar la Tendencia Democrática del SUTERM en la manifestación convocada para el día siguiente. A Roberto Bolaño le gustó la idea, pero en su calidad de exiliado se veía imposibilitado a manifestarse y con la misma informalidad del grupo, aceptaron mi propuesta cuando les comenté que desde el tiempo de Lázaro Cárdenas ningún grupo literario se había manifestado. Al día siguiente con una autorización mas llevada por la borrachera que por el consenso, me di la tarea de comprar la manta y tres varas de tres metros de largo. Supercrudo escribí en una manta de seis metros de largo en dos pisos: Los Poetas Infrarealistas apoyamos la tendencia democrática del SUTERM. A eso de las cinco de la tarde mi hermano Pepe y su amigo el Tijuano y haciendo acrobacias, con la pancarta en el techo de un Volks wagen, cruzamos la ciudad hasta estacionar el coche en el monumento a la Madre. Estaba tan ansioso de mostrar la pancarta, que me la echè al hombro y me adelantè, al llegar a la esquina de Insurgentes, un contingente de Granaderos me marcò el alto y desplegó la manta en la banqueta y al no entender de que se trataba, procedieron al olímpico y democrático decomiso, provocándome una furia inmensa. Sin medir consecuencias, a gritos no los bajaba de arbitrarios. Los granaderos, alegaban que las varas podían ser utilizadas como armas nucleares y entonces yo exigía que me entregaran la manta y el sargento se podía meter las tres varas por donde el ya sabía. A cincuenta metros de distancia mi hermano Pepe, se dio cuenta del numerito y acudió a mi rescate, y yo no paraba de gritar y de exigirles mis derechos constitucionales, los antimotines con las macanas en el aire estaban dispuestos a dármelos. Con fuerza me empujó para alejarme, pidiéndome que no la hiciera de bronca, y yo como un poseído a regañadientes me retiré furioso. Cuando llegamos al monumento a la Revolución, desfilaba la sección Jalisco del SUTERM con tambores y yo estaba tan encabronado que si se hubiera atrevido la policía a reprimir la manifestación, sin lugar a dudas estaría en la primera fila de los golpes.

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La pancarta así como el grupo infrarealista, los talleres de creación, las comunas hippies, los viajes sicodélicos de los años setentas, fueron itinerarios efímeros. En aquella época empecé como corrector en la editorial Posada, y escribía artículos en la revista Natura, Contactos Extraterrestres, y la columna de libros en el Uno Mas Uno. Me pagaban a 500 pesos el articulo, cuando la renta en Xola y Mier y Pesado, Col. del Valle era de 3 mil. Por vocación o por accidente, ser escritor es una manera de diferenciarse de los demás. Con todo y la oposición de mi padre que insistía: primero casa, comida y luego literatura, me encaminaba hacia una posible carrera periodística-literaria. Sin embargo como dice Fernando Pessoa, cuando tenía que haber dicho no, dije que si y la demolición por el eje vial del edificio donde vivía en la calle Xola, el final de mi contrato en Reforma Agraria y la compra familiar de una gasolinera, me llevaron a Cd. Victoria, Tamaulipas. En esa época: A través de un día vestido de eternidad, era un borrador de lo que 18 años después seria Teodisea. En aquellas tierras bárbaras del norte me reunì con Juan Jesús Aguilar, Arturo Medellín y Enrique Salazar como grupo Trópico de Cáncer logramos el controvertido suplemento del periódico el Mercurio. Veinte Trópicos, veinte Hijos del Trópico y un Nieto del Trópico, que hizo público aquel ensayo premiado en el concurso estatal, sobre los disturbios en Matamoros sucedidos años atrás. Recuerdo que fue publicado un día antes del informe presidencial y el dueño del periódico, estaba en México y era felicitado por políticos tamaulipecos, sin saber que chingados habíamos publicado. Al ex gobernador Don Enrique Càrdenas Gonzalez no se le bajaba de contrabandista y narcotraficante. La fotografía de la portada era el palacio municipal de Matamoros en llamas y las ocho páginas reproducían fotografías del motín, autos incendiados, soldados en las calles, hordas enloquecidas. El resultado fue obvio, la orden tajante: ¡suspendan el suplemento de marras! Cuando nos sacaron la tarjeta roja en el Mercu-

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rio, me entrevisté con el Notario Juan Guerrero Villarreal, encargado del divorcio de mis padres y director del Diario. El muy conservador amigo de infancia de mi madre, me dijo que el lenguaje y los temas que acostumbrábamos en el Trópico de Cáncer no eran adecuados para las familias victorenses y sayonara. En medio del paréntesis periodístico y literario me dedique a casa, comida, fútbol llanero, reventón y galán de banqueta. Como jamás he vivido de mi vocación literaria y me he ganado el pan en oficios muy distantes de las letras, he tenido siempre la sensación de que mi obra aguardaba por caminos ajenos a mi diaria rutina. Después de vivir un año en Barcelona, fui productor y director de programas como Trópico de Cáncer, Jueves Loco, Trece Líneas, en la televisora regional. En la imprenta de Matamoros, Tamaulipas coordinaba la edición de 25 revistas de maquiladoras, manuales de capacitación. Después me convertí en editor de los directorios bilingües industriales. Años más tarde, de regreso a Ciudad Victoria, abrí y cerré oficinas de Bienes Raíces, Table Dances, casas de asistencia, salones de belleza. También me dedique a la remodelación de inmuebles, realizando labores como: ayudante de albañil, de carpintero y pintor de brocha gorda. Finalmente, a los 45 años, con un currículum tan variado, me puse a escribir el libro de poemas, titulado Teodisea, que incluìa el libro, el audiocaset, el video y en cuyas presentaciones en Cd, Victoria, Xalapa y el DF, en mi calidad de autor y de acuerdo con los organizadores, no estaba presente provocando diversas controversias. Con el propósito de hacer de la poesía un espectáculo, eliminaba la antiestética mesa en donde los presentadores, generalmente amigos hablan maravillas del libro, con un letrero que les recuerda a los presentes si se habían olvidado del motivo de la reunión y el autor disfrutaba sus 15 minutos de fama. Exponía unas pinturas tan malas como el libro, el vino del brindis se servia de entrada y después se proyectaba el primer capitulo audiovisual. Mas tarde empecé el libro de poemas titulado Teogonía, después de pasar tres meses en Bar-

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cuando menos cinco versiones, algo así como seis meses. Me gustaría trabajar todos los días. Pero en la mañana, sobre todo el lunes, invento todo tipo de excusas para no trabajar. Tengo que salir, hacer alguna compra, ir a la oficina de Julia o de Marcelo. Por lo general, me las arreglo para desperdiciar la mañana, así que termino escribiendo por la tarde. Soy un escritor diurno, de lunes a sábado, trabajo tres o cuatro horas en la mañana y otras tantas en la tarde. La literatura es lo mejor que se ha inventado para defenderse contra el infortunio. A veces, sin embargo, cuando soy víctima de invencibles ataques de optimismo, mi taller se transforma, pierdo el equilibrio y pienso que soy inmortal. No quiero decir inmortal literariamente hablando, pues esto sólo lo puede pensar un imbécil y a tanto no llego, sino literalmente inmortal, como los perros y los niños. Algunas noches sueño con mi obra literaria, como un mapamundi en donde la memoria y la ficción juegan y se amontonan todos los personajes principales y secundarios con cuerpo de página, rostro de tinta y después me despierto con una enorme sensación de cansancio. Por suerte, o por desgracia, todo ataque de optimismo tiene un principio y un final. Los ataques de optimismo se acaban, y con ellos se desvanece en el aire el taller literario, y sólo quedo yo, convaleciente en cada capitulo. Los libros: 1989 La KGB, CIA, SIS, SDEC, MOSSAD, MI 6, STASI viven los últimos días de de la Guerra Fría. Los espías juegan a la ruleta rusa detrás de la cortina de hierro. La Perestroika de Gorbashev y la liquidación de saldos de Yeltsin, se transforman en una catástrofe política, en donde los especuladores financieros al frente de George Soros, se dedican a desmantelar la economía comunista. Los rusos después de fracasar como economía comunista, están dispuestos a demostrar que el capitalismo tampoco funciona.

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Martes Negro. El 11 de septiembre del 2001 el World Trade Center es convertido en escombro y el mundo permanece hipnotizado frente a los televisores. La Roma de Nerón en llamas, los conspiradores saben que el sistema no puede continuar. El Reichstag de Alemania en llamas, la meta es la legalización de la dictadura. Los buques de Pearl Harbor, el fin es obligar a los Estados Unidos a entrar en la Segunda Guerra. Los atentados del 09-11-2001, tratan de cambiar el rumbo político y al anochecer el mundo se dirige hacia el “Novus Ordo Seclorum”, impreso en el dólar. Las Paredes Hablan. El texto es un hibrido entre novela y guión cinematográfico que pone en escena al grupo de lideres, activistas, torskistas, maoístas, pristas, mareados, porros, snobs, cinecluberos, hipilotes y vagos que conocimos en el movimiento estudiantil de 1968 en México, se transforman en la narración en franceses. La avenida Reforma es Campos Eliseos, La colonia Roma es el Montparnasse. El Monumento a la Revolución es el Arco de Triunfo. El 2 de Octubre es el 6 de Mayo y Tlaltelolco es el Barrio Latino. Europa Sangre y Arena. Todos los caminos conducen a la Unión Europea, la meta era evitar una nueva guerra. Además, la guerra fría demandaba una Europa Occidental económicamente fuerte y políticamente estable. La OTAN proporcionó la cobertura militar necesaria y el Plan Marshall preparó el camino a las inversiones de las multinacionales estadounidenses. La unión del continente era indispensable ante la inesperada unificación de Alemania y el riesgo de que Europa se convierta en una colonia económica y tecnológica de las compañías estadounidenses. En esta comunidad europea, la vida conyugal de un matrimonio de lesbianas transcurre entre ganaderías y galerías, ferias taurinas y exposiciones plásticas, Pamplonadas y Bienales. Pero “el tiempo no espera” y la peor arma del amor es la monotonía y con ello, empezaron los problemas legales del primer divorcio de lesbianas

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peor arma del amor es la monotonía y con ello, empezaron los problemas legales del primer divorcio de lesbianas en la Unión Europea. Los libros: 1989, Martes Negro 09-11-2001, Las paredes Hablan, Europa Sangre y Arena, se refieren a momentos cruciales en la historia de finales del siglo XX y principio del XXI. Los Peces no tienen donde esconderse. El MV Esperanza es el nuevo barco de Greenpeace, concebido como la más grande máquina de salvar el mundo. Con una tripulación de 16 personas provenientes de 10 países, navega el Atlántico norte, las costas del Mediterráneo en el sentido de las agujas del reloj y el Mar Negro al contrario. Un total de 7.500 millas de agua y 600 días. Visitando 16 países, 82 puertos y al final de la travesía, los tripulantes descubren que el logro más impresionante de Greenpeace, en su vida de 23 años, ha sido vender su imagen, no sólo como ultra-ecologista, sino como una conciencia ecológica global con ingresos anuales de 200 millones de dólares y que desgraciadamente, gran parte de lo recaudado no es usado para protección del ambiente. Ladrones de Imágenes. Dubai no solo es la fantasía de las mil y una noches, también el centro social del planeta. Además de los grandes nombres de la industria, finanzas y el show business, hay miles de desconocidos: jefes de operaciones, altos ejecutivos, agentes inmobiliarios o gestores de fondos de inversión que constituyen el centro del engranaje del Dubai way of life. Un paparazzi, un jeque árabe, una actriz, un futbolista, un agente inmobiliario, un predicador de dianetica, un secreto de alta tecnología, a bordo del MV Freewinds de la Iglesia de Scientology son los ingredientes de esta novela policíaca. Los Peces no tienen donde esconderse y Ladrones de imágenes son consecuencia de la globalización en sus ámbitos ecológicos el primero y el segundo fama, dinero y religión.

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Wild Wild Web. Un conjunto de Hackers, Netòcratas, Wizards, Crackers, Lamers, Copyhackers, Bucaneros, Phreakers, Newbies, Spods, Twinks, Warez Dozz, Script Kaddies, atacan la red Swift que desplaza los 2,000,000,000,000 de dolares que cada dia mueven los mercados de las bolsas de valores mundiales. El dinero es desviado y después de cruzar a través de depósitos y retiros en más de 150 bancos y 70 países es depositado en las cuentas de diversas Organizaciones No Gubernamentales y en otros casos el dinero desviado es utilizado para pagar las deudas externas. El Grupo G8 es informado de la estampida del dinero en la madre de todas las batallas cibernéticas. La Isla de los Inmortales. Roy McByte es enviado al frente de un grupo de científicos multidisciplinarios para reinstalar la barrera electromagnética e investigar el origen que la ha dañado. La lista de sospechosos es inmensa: los karatekas-con-pretensionesmetafísicas, los nadadores intergalácticos, el alcalde preocupado por la desaparición de su laboratorio flotante, la voluptuosa gitana de una Web digital de ocultismo, el gerente de una compañía recicladora de tecnología, los editores clandestinos, el profeta de raza negra que su representación holográfica predica en el Mall, unos jóvenes neonazi y un pirata informático parecen ser los causantes del ataque al corazón de la Seguridad Medioambiental. Wild Wild Web y La Isla de los Inmortales son del genero de Ciencia Ficciòn y donde apuesto algunas predicciones del futuro, el gobierno mundial, la nanotecnologia, la biotecnología. Thriller, guiones de telefilme... libros fieles a las reglas del page turner —atrapar al lector página a página— y eficaces en su mezcla de arte, política y acción. Ficciones fascinantes y bien ejecutadas, desafíos intelectuales y novelas de ideas. La paradoja es la normalidad del mundo al revés, al que algunas voces sin cuerpo ni sombra son victimas de la intriga. Estos personajes protagónicos a veces son opacados por algún personaje secundario que en contra de lo planeado, roba cámara. Todos los personajes en la ficción saben que al final, hagan lo que hagan,

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Todos los personajes en la ficción saben que al final, hagan lo que hagan, serán derrotados. Sin embargo recorren la página en blanco, y se enfrentan al tiempo que es su oponente, sin dar ni pedir cuartel. En los libros actúan: un hacker, un paparazzi, un ecológico, unos detectives investigando crímenes del Estado, el ultimo de los heterosexuales, espías de elite, una torera, un jockey, un futbolista, un multimillonario, una modelo, actriz y cantante. Un mafioso prestamista, un instructor de ski, un jugador empedernido, un predicador de dianetica, un jeque árabe, lideres, activistas, torskistas, maoístas, pristas, mareados, porros, esnobs, cinecluberos. Karatekas-con-pretensiones-metafísicas, nadadores intergalácticos, el alcalde preocupado por la desaparición de su laboratorio de flotante, la voluptuosa gitana de una Web digital de ocultismo, el gerente de una compañía recicladora de tecnología, los editores clandestinos, el profeta de raza negra. Cibercops, Hackers, Netòcratas, Wizards, Crackers, Lamers, Copyhackers, Bucaneros, Phreakers, Newbies, Spods, Twinks, Warez Dozz, Script Kaddies. No intento hacerle competencia al registo civil, con estos personajes mediáticos o del underground digital, pero al revisar lo escrito me doy cuenta que el hombre necesita contar su vida para poder vivirla como propia: comprendiéndola. Londres, Nueva York, Ámsterdam, Praga, Budapesta, Washington, Telaviv, Bucarest, Moscu, Estambul, Nápoles, Varsovia, Bruselas, Dubai, son las ciudades en donde suceden las historias. La vida del hombre recibe el sentido en forma de historias, de relatos con los que la vida se expresa al tiempo que se hace aprehensible en un preciso sentido: como mía y como humana. El acto de la comprensión -también el de la autocomprensión- está mediado por historias. Los personajes tienen parecido con familiares y amigos. Se comportan, gesticulan, actúan con las mismas características de personas conocidas. En la torre….de Rectoría, en el piso 10, en el Taller de la revista Punto de Partida, que se

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reunía los miércoles en la noche, entrega otra clase de privilegios; Donoso Pareja representa el pasado en el que nada se había decidido y es custodio de nuestras primeras revelaciones. Nadie, antes que él, nos tomó en serio. Escribir es, en buena medida, un anhelo de volver a los deslumbramientos iniciales, es decir, al miércoles en la noche y al piso 10, donde los asombros son posibles. En la torre….de Rectoría, a 25 años de distancia la envidia es una reacción natural, cuando me entero que dos conocidos de los años setentas, Juan Villoro y Roberto Bolaño han sido galardonados con el Premio del premio Herralde de Novela, que concede la Editorial Anagrama. Los dos con una carrera literaria de 20 años y una bibliografía mínima en cuanto a la cantidad, pero de primerísimo calidad. Bolaño, chileno exiliado y trashumante, lavaplatos, camarero, vigilante nocturno, basurero, descargador de barcos, vendimiador, periodista. En los 80s, pudo mantenerse ganando concursos literarios, premio Herralde, premio Rómulo Gallegos, algo asi como el Nóbel de literatura en español, fallecido en el 2000 y Villoro, chilango, sociólogo, agregado cultural en la Embajada de México en la República Democrática Alemana, director del suplemento “La Jornada Semanal”, premio Premio Xavier Villaurrutia, Premio Herralde de novela. Dos curriculums muy diferentes de estos dos escritores de primera línea. Afectado por la envidia, no me queda otro remedio que apostarle a mis libros con la misma devoción con que ellos apostaron a los suyos. Los temas de mis libros pueden ser mas reveladores que los de Roberto Bolaño o de Juan Villoro, la única diferencia es que los de ellos están magistralmente escritos. Mi desventaja es doble, en primer lugar que inicio la carrera cuando ellos ya llegaron a la meta y la segunda, es que no se, si el tiempo y la edad me van a permitir consolidar una obra literaria razonable. Las ansias de novillero me aconsejan publicarlos tan pronto como sea posible, pero movido por la envidia creo que seria mas adecuado, mejorarlos, pulirlos, hasta convertirlos en obras maestras.

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