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La Escuela Secundaria para Trabajadores
E INCERTIDUMBRES
Mario Alberto Martínez Martínez
o concluir los estudios de educación secundaria a personas mayores de 15 años, a jóvenes que no han sido admitidos por rebasar la edad, a adultos que han decidido retomar sus estudios después varios años de haberlos dejado y que, por su edad, no son admitidos en otras escuelas. Ellas pueden asistir en cualquiera de sus tres turnos: matutino, vespertino y nocturno (este último el más conocido).
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en México existen diversas modalidades de educación secundaria a cargo del Esde escasos recursos, con necesidades e intereses muy peculiares a la vez de diversos. tado mexicano: la Escuela Secundaria Técnica, la En su mayoría, este tipo de escuelas comEscuela Telesecundaria y la Escuela Secundaria parten instalaciones en edifi cios construidos ex general y, dentro de ésta, se encuentra la poco profeso para escuelas de educación primaria conocida Escuela Secundaria para Trabajadores. (en el mejor de los casos en secundarias diurNo menciono la educación abierta ni el Acuerdo nas), deportivos y Centros de Atención Múltiple Secretarial 286 a cargo de instituciones como el (CAM) donde se atienden a jóvenes con capaciINEA, la SEP, entre otras razones, por tratarse de dades diferentes, entre otros. una educación autodidacta. Los planes y los programas de estudio que se
La población de las secundarias para traba- ponen en práctica son los mismos que se llevan jadores es altamente heterogénea, no sólo en en las escuelas secundarias para jóvenes en edad edades, sino también en intereses, nivel de co- escolar, lo que representa un problema ya que nocimientos, hábitos, actividades personales, re- los conocimientos previos, las experiencias, los laciones familiares, situación socioeconómica, intereses y las necesidades son muy diferentes. etc. Los alumnos que demandan este servicio La Escuela Secundaria para Trabajadores educativo, por lo regular, son jóvenes y adultos afronta el mayor de sus problemas, uno que la
Foto: Mario Alberto Martínez Martínez.

Clase de secundaria para trabajadores.
puede llevar a su extinción: la falta de población. Hoy, al existir tantas facilidades para obtener un certifi cado, como el examen único (Acuerdo Secretarial 286), la educación abierta y a distancia, se hace más difícil tener alumnos en sus aulas.
En los últimos años, las secundarias para trabajadores han padecido una brusca baja de la matrícula, llegando a tener cuatro o cinco alumnos por grupo, nada en comparación con décadas anteriores que superaban los 40 alumnos en un mismo salón de clases. Este problema ha ocasionado el cierre de varios planteles en el Distrito Federal y pone en riesgo a otras tantos.
Hay que rescatar la Escuela Secundaria para Trabajadores pues cumple un papel fundamental para el desarrollo de la educación y de la sociedad en general. Por ello es necesario derribar los mitos que la envuelven y reconocer y valorar su función pedagógica.
Uno de esos mitos es considerar a la educación de adultos como la que va destinada a la gente que no sabe leer y escribir, así como a los oprimidos o marginados sociales. Esta concepción viene desde la conquista del pueblo de Tenochtitlán a manos de los españoles, ya que los principales destinatarios de la evangelización eran precisamente personas adultas. Y permaneció durante la etapa de la Colonia, ya que también la educación de adultos se centró en la alfabetización.
En el México independiente se pasó de la mera alfabetización a la instrucción técnica para el manejo de equipo y herramientas que el país necesitaba para el progreso económico y social de la joven nación.
A principios del siglo XX, y con las ideas revolucionarias de la época, la educación de adultos adoptó una nueva visión: la de liberar al hombre de su enajenación. Las ideas radicales de los hermanos Flores Magón, así como los trabajos de José Vasconcelos y de otros intelectuales de ese tiempo, sentaron las bases de una educación incluyente y libertaria.
Con la creación de la Secretaría de Educación Pública en 1921, la educación de los adultos volvió su mirada hacia la alfabetización; sin embargo, ésta no permaneció ahí, por el contrario, pasó a formar parte de la educación formal, educación primaria y secundaria.
Posteriormente, en el periodo del presidente Lázaro Cárdenas, se creó la dependencia encargada de la educación de los adultos que instaura la escuela nocturna para trabajadores destinada a aquellas personas que trabajaban de día.1
Hoy, la Escuela Secundaria para Trabajadores admite a personas cuya edad rebase los 15 años, trabajen o no. La mayoría de la población estudiantil es de adultos que se encuentran trabajando o están por hacerlo.
1 Secretaría de Educación Pública, Historia de las escuelas secundarias nocturnas en México, SEP, México, 1958.
Para entender mejor la labor fundamental de estas escuelas secundarias, tenemos que remitirnos al estudio de la educación de los adultos o andragogía –término acuñado en 1926 por Linderman–2 cuyo objetivo es centrar la educación de los adultos con base en sus experiencias e intereses.
Enseñar a los adultos tiene sus peculiaridades y ventajas, por ejemplo, con ellos no hay que lidiar respecto al trabajo en aula o extraclase, la motivación es intrínseca, se tiene el deseo por superarse, por ser mejor. Lo confi rman los estudios de Linderman3, que indican que los adultos están fuertemente motivados por aprender porque a través del aprendizaje serán satisfechas necesidades internas como la trascendencia, la elevación de la calidad de vida, mejorar la autoestima, entre otros.
La motivación de los adultos es también externa ya que, en muchas ocasiones, lo que los impulsa a terminar sus estudios es conseguir un ascenso laboral, obtener mejores salarios, reconocimiento social, entre otros. Pero, al fi nal su verdadero deseo es el de mejorar su calidad de vida.
El aprendizaje de los adultos se basa en la experiencia de la vida, por lo que la exposición de temas y actividades teóricas no los conduce al aprendizaje. En la secundaria para trabajadores se organizan y presentan los contenidos programáticos tomando en cuenta la experiencia personal de los alumnos. Para ello se llevan a cabo actividades como el debate, el panel, la discusión, el foro, etcétera.
El gran bagaje de experiencias que tienen los adultos enriquece el trabajo dentro y fuera del aula, pero también trae consigo ciertas actitudes negativas como los prejuicios, los malos hábitos fuertemente arraigados, la cerrazón a nuevas ideas... Sin embargo, el colegiado docente debe adecuar las estrategias de aprendizaje de tal forma que los adultos puedan vincular sus experiencias con los conocimientos académicos. Los adultos tienen una profunda necesidad de autodirigirse y de aprender,4 por lo que las tareas escolares dejan de ser actividades monótonas y repetitivas para convertirse en actividades que enriquecen el aprendizaje y recrean el espíritu. También hay una gran ventaja respecto a docentes de alumnos adolescentes, en los que se deben supervisar las tareas y, en consecuencia, implementar controles y actividades escolares para poder evaluar. Los docentes de las escuelas para trabajadores eliminan las actividades meramente teóricas para dar paso al diálogo y la refl exión con base en la experiencia
2 Knowles, M., E. Holton III y R. Swanson, Andragogía. El aprendizaje de los adultos, Oxford-Alfaomega, México, 2001. 3 Idem.
Foto: Mario Alberto Martínez Martínez.

Actualmente la secundaria para trabajadores admite a personas cuya edad rebase los 15 años, trabajen o no.
4 Linderman en: Knowles, Holton y Swanson, 2001, op. cit.
de los propios alumnos. Los registros de tareas y actividades pasan a segundo término.
Otra de las ventajas del trabajo con adultos es que éstos poseen un autoconcepto, regularmente defi nido como positivo, lo que los fortalece frente a los tropiezos académicos y no los desanima a seguir adelante. Caso contrario al de los adolescentes, que con facilidad se desaniman ante un fracaso importante porque su autoconcepto es todavía frágil, endeble. Es más común que un alumno de una secundaria diurna desista de sus estudios a que un estudiante de secundaria para trabajadores lo haga.
Knowles5 sustenta el modelo andragógico en los siguientes supuestos: • Los adultos sí tienen la necesidad de aprender. • Los adultos poseen un autoconcepto bien defi nido. • Los adultos poseen ventajas con el aprendizaje a través de su experiencia personal. • Los adultos poseen una motivación intrínseca fuerte.
Aunque también es cierto que “a los adultos les toma más tiempo sustituir viejas ideas y maneras de pensar antes de que pueda darse el nuevo aprendizaje”,6 por lo que es preciso tener paciencia y mesura con los ritmos y sus estilos de aprendizaje con la fi nalidad de evitar la frustración y la angustia que de ésta emana.
En ocasiones uno se puede preguntar, ¿por qué dejó los estudios el alumno x? Tal vez la respuesta la encontremos en la forma de conducirse de los docentes dentro del salón de clases respecto al proceso de enseñanza-aprendizaje, en el diseño o implementación de la clase que no toma en cuenta las experiencias, las motivaciones y el proyecto de vida del adulto o simplemente en la evaluación de corte tradicional, que se limita a medir y no a evaluar como debería ser.
El modelo andragógico expuesto es un modelo de educación libertaria, ya que parte de las experiencias, necesidades y los intereses de los alumnos; por lo tanto, se dejan a un lado las imposiciones del currículo formal, así como las prácticas pedagógicas tradicionales pasivo-receptivas hacia los alumnos.
Es preciso mencionar que las aportaciones del pedagogo brasileño Paulo Freire en la educación de adultos son fundamentales como referente y guía en la atención de los alumnos y en la conducción del docente orientador, sin dejar de considerar a Carl Rogers, quien también realizó un extenso trabajo en la educación de los adultos.
Todo acto educativo debe tener implícito un acto de análisis y refl exión acerca del entorno sociocultural del hombre. “La educación verdadera es praxis, refl exión y acción del hombre sobre el mundo para transformarlo”.7
No existe una educación apartada de la realidad del sujeto cognoscente, así como no existe hombre aislado. Por lo que el acto de orientar debe estar muy relacionado con las experiencias personales de los alumnos y no hacerlo de tal forma que el estudiante vea como inalcanzable lo que se le está presentando.8
Los alumnos de la secundaria para trabajadores son vistos como sujetos y no objetos de la educación, es decir, ellos son quienes están destinados a transformar su realidad con base en la refl exión de su actuar, mas no a ser depositarios de conocimientos. La labor del docente no es mecanizada, por el contrario, propicia la refl exión en sus alumnos. De acuerdo con Freire9
5 Knowles, Holton y Swanson, 2001, op. cit. 6 Bender en: Cázares, Y., Aprendizaje autodirigido en adultos. Un modelo para su desarrollo, Trillas, México, 2004, p. 52. 7 Freire, P., La educación como práctica de la libertad, 50a. ed.,
Siglo XXI, México, 2002, p. 7. 8 Freire, P., Pedagogía del oprimido, Siglo XXI, Madrid, 1975. 9 Idem.
Foto: Mario Alberto Martínez Martínez.

Maestro de una escuela secundaria para trabajadores.
la transformación de la realidad del sujeto depende de la lectura crítica y refl exiva que éste haga del mundo en el que vive.
El ser humano es un ente inacabado, por lo que la educación debe ayudarlo a trascender, a identifi carse y a reconocer su condición social y proponer alternativas de mejora. Esto lo entienden bien los docentes de la Escuela Secundaria para Trabajadores, ya que planean y ejecutan actividades escolares y extraescolares que contribuyan al desarrollo integral de los alumnos.
Por otro lado, Freire10 señala dos tipos de educación, una denominada bancaria y otra liberadora. Respecto a la primera, el docente es quien enseña al alumno que sólo recibe de manera pasiva los conocimientos que se vierten en él. El docente es quien posee el conocimiento; los alumnos, ninguno. Es el maestro quien habla, y los alumnos sólo escuchan. El docente es quien disciplina. Los alumnos son quienes se ajustan a los contenidos programáticos que los docentes seleccionaron. “El educador es el sujeto del proceso; los educandos, meros objetos”.11
Desde la percepción bancaria de la educación, los docentes son quienes tienen que depositar conocimientos en los alumnos, seres pasivos que sólo los reciben sin cuestionar absolutamente nada.
La educación bancaria concibe al hombre acabado y asincrónico, sin historia, cuya fi nalidad es someter al ser humano, domesticarlo, que no cuestione las decisiones de los económicamente poderosos, al contrario, que reproduzca las acciones que lo llevarán a su autodestrucción y a la perpetuidad del sistema opresor.
De acuerdo con este autor, las consecuencias negativas de la educación bancaria son negar el diálogo, inhibir la creatividad personal, domesticar la conciencia, eliminar las capacidades de análisis y crítica, negar la existencia del “ser”,
10 Idem 11 Idem, p. 78.
desarrollo del individualismo, perpetuar la satisfacción de los intereses de los opresores y crear un mundo reaccionario. Además de ello, el ser humano acaba por ser manipulado y domesticado en vez de ser un hombre de veras libre.12
La educación liberadora, por el contrario, ayuda al sujeto al análisis y a la refl exión, por medio del diálogo, de su realidad, lo que le permite convertirse en un hombre de acción y creación. En este tipo de educación para la libertad, se concibe al educador y al educando como una unidad, sin dicotomías. Considera como vehículo esencial al diálogo que se da entre estos dos actores para transformar el entorno en donde se desenvuelven. En resumen, la educación liberadora lucha por la emancipación del ser humano. Éste es el objetivo de toda educación y se hace mención en el art. 3o constitucional.
En la secundaria para trabajadores se lleva a cabo un modelo de educación para la libertad donde la costumbre es cuestionar, analizar, refl exionar y compartir. Estos hábitos son esenciales para la transformación de sí mismo y del entorno en el cual uno se desarrolla. En pocas palabras, de la construcción de una sociedad más humana. ¿Qué pasaría si estas escuelas llegaran a desaparecer?, ¿a dónde irán nuestros alumnos de cincuenta o más años?, ¿quién los atenderá como se debe?
El examen único (Acuerdo 286) tal vez sea la solución para abatir los índices de efi ciencia terminal, pero no lo es para elevar la calidad de la educación en México.
La labor de la Escuela Secundaria para Trabajadores es imprescindible, ya que atiende a estudiantes con características y necesidades muy específi cas y peculiares, así como provee a la sociedad de seres humanos renovados y conscientes de su quehacer social, político, económico, cultural, y educativo.
Por todo ello, es indispensable que se le de la difusión y el apoyo necesarios para que estas escuelas sigan subsistiendo. Su labor es primordial para la mejora de nuestra sociedad actual.
Referencias: CÁZARES, Y., Aprendizaje autodirigido en adultos. Un modelo para su desarrollo, Trillas, México, 2004. FREIRE, P., Pedagogía del oprimido, Siglo XXI, Madrid, 1975. , La educación como práctica de la libertad, 50a. ed.,
Siglo XXI, México, 2002. , Cartas a quien pretende enseñar, 11a. ed., Siglo
XXI, México, 2006. JENSEN, J., Adolescencia y adultez emergente. Un enfoque cultural, 3a. ed., Pearson-Prentice Hall, México, 2008. KNOWLES, M., E. Holton III y R. Swanson, Andragogía. El aprendizaje de los adultos, Oxford-Alfaomega,
México, 2001. MASLOW, A., El hombre autorrealizado, 14a. ed., Kairós,
Barcelona, 2001. REQUEJO, A., Educación permanente y educación de adultos, Ariel, Barcelona, 2003. Rogers, C. y H. J. Freiberg, Libertad y creatividad en la educación, 3a. ed., Paidós, Quito, 1996. ROGERS, C., El proceso de convertirse en persona, Paidós,
México, 2001. SALAZAR, M., Antología de educación permanente, Acatlán, UNAM, México, 1998.
SECRETARÍA DE EDUCACIÓN PÚBLICA, Historia de las escuelas secundarias nocturnas en México, SEP, México, 1958. , Programa sectorial de educación 2007-2012, SEP,
México, 2007.
12 Freire, P., 2002, op. cit.