REVISTA GUIA FARMACEUTICA Nº124

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Aunque algunos chicos con artritis tienen fiebre no es una enfermedad infecciosa y, por ende, no es contagiosa. Y aunque la artritis a veces aparece después de un accidente banal o una infección, muy comunes en los chicos, estos eventos no son su causa. Está demostrado que el sistema inmune, (las defensas) de los niños con artritis, funciona mal. Los chicos que padecen esta enfermedad pueden tener un sistema inmune que funcione demasiado bien, o sea que no tiene un buen control, lo que desencadena inflamación sin que haya un microbio. Muchos niños con artritis tienden a mejorar porque, con el tiempo y el crecimiento, el sistema inmune madura y se corrige solo; pero desafortunadamente esto no sucede en todos los casos.

El diagnóstico Los chicos no siempre se quejan de dolor, lo que dificulta decir si las articulaciones están inflamadas. La única pista puede ser cierta rigidez en la mañana, acompañada de “renquera” matinal transitoria o resistencia a usar un brazo o una pierna. A veces la artritis reumatoidea juvenil puede ser muy difícil de diagnosticar y puede pasar inadvertida aún para el pediatra. La artritis juvenil es una inflamación de una o más articulaciones que dura seis o más semanas, sin una causa que la justifique. Una vez que se sabe que un niño tiene inflamación de las articulaciones, hay que descartar otras enfermedades más serias que la artritis reumatoidea, como las infecciones. No hay ningún análisis que por sí solo haga el diagnóstico de artritis reumatoidea (ni siquiera el factor reumatoideo) o que descarte otras enfermedades. Por eso, ese niño va a necesitar radiografías, análisis de sangre y orina, en ocasiones un estudio del líquido sinovial (o articular) y, por supuesto, una visita al especialista. La duda que existe en las primeras semanas después de que se descubrió la artritis puede ser un momento difícil. Es necesario saber que lleva cierto tiempo hasta que el médico esté seguro del diagnóstico de artritis crónica juvenil y que pasará cierto tiempo hasta que las medicinas y los ejercicios recomendados hagan efecto.

El tratamiento El tratamiento de un niño con artritis es particular y “hecho a medida” para cada paciente. Las bases del manejo consisten en la constancia y la voluntad del niño y su familia para sobrellevar la dolencia, tomar los medicamentos indicados y realizar los ejercicios adecuados y así obtener el mejor beneficio de la terapia. En este momento existen muchas drogas antiinflamatorias e inmunomoduladoras que permiten controlar satis-

factoriamente (si no en todos, en la gran mayoría de los casos) la inflamación y el dolor. Los nuevos compuestos terapéuticos, que han surgido en los últimos años, permiten ser optimistas acerca de las futuras medicaciones y su impacto en el bienestar del niño reumático. Al no conocerse la cura para esta enfermedad, los objetivos del tratamiento siguen siendo: que el niño se relacione con otros chicos de su edad normalmente, que pueda seguir concurriendo a clases, que su crecimiento físico e intelectual sea normal, que sus articulaciones conserven o recuperen una función normal.

Tipos de artritis crónica juvenil Es importante conocer qué tipo de artritis tiene un niño, porque de ello dependerá el tipo de complicaciones que podrá tener, el pronóstico y el tratamiento que recibirá. Existen características comunes a todas las formas de las artritis, como la rigidez matinal en momentos de inflamación, pero también es importante conocer la variabilidad que existe en el comportamiento de la artritis en distintos niños que pueden compartir una misma forma de la enfermedad. La artritis juvenil a veces dura pocos meses o años y, en ocasiones, desaparece para siempre; pero la mayoría de chicos tienen un curso alternante durante varios años, las exacerbaciones (“brotes” o “recaídas”) son los momentos en que la enfermedad está peor. Las remisiones son los momentos cuando parece que la artritis se fue, a veces una infección viral común (como la gripe o el resfrío) puede desencadenar una recaída. Muchas veces es frustrante, para los padres, ver que esto sucede, especialmente cuando parecía que la enfermedad se había ido o había mejorado mucho, pero no se debe perder la esperanza. Por suerte, en la mayoría de los chicos, estas exacerbaciones tienden a ser menos severas y a ocurrir con menos frecuencia.

Forma pauciarticular (u oligoarticular) Esta es la forma más común y más leve de la enfermedad. Cuatro o menos articulaciones están afectadas y en la mitad de los casos sólo una articulación está hinchada. Esta forma se caracteriza porque presenta muy poca o ninguna alteración del estado general o del crecimiento. Puede tener una evolución con brotes y remisiones; pero, en general, no hay daño definitivo en las articulaciones. Esta forma tiende a ser de corta duración y casi la mitad de los niños entran en remisión permanente en tres o cinco años. Uno de los principales problemas, de esta forma de artritis, es la aparición de contracturas en la articulación o articulaciones afectadas y la discrepancia de longitud de los miembros inferiores cuando la artritis es asimétrica. Por fortuna, estas complicaciones son tratables;

5 VOCES MÉDICAS

La artritis juvenil tampoco está causada ni se cura con un cambio de clima, aunque sí es cierto que los pacientes artríticos (niños o adultos) tienen más síntomas cuando hay cambios bruscos de la presión atmosférica.


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