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de la ópera Lohengrin, de Wagner. El cortejo nupcial, presidido por Rodolfo Álzaga Unzué y Mercedes Peña Unzué, estaba formado por quince parejas de hermanos y primos que acompañaban a los novios y padrinos. Desde los cuarenta bancos, ordenados en dos filas de veinte en la nave central de la iglesia, más de doscientos cincuenta invitados seguían la emocionante ceremonia. Mientras tanto, los fotógrafos con sus cámaras montadas en trípodes cubrían cada uno de los momentos más destacados. Una placa ubicada en la entrada de la iglesia San Agustín indica que la misma fue donada por la abuela de la novia, la señora Mercedes Baudrix de Unzué, en memoria de su marido, Mariano, el 10 de diciembre de 1910. Mucha gente rodeó a los novios a la salida de la iglesia. Especialmente las señoras se acercaban para ver la distinción de la novia y su vestido. La recepción se realizó en la quinta Unzué y la luna de miel, como imponía la tradición familiar, en la estancia Huetel. Entre la gran cantidad de regalos que recibieron los novios, había todo tipo de alhajas: pulseras, gargantillas, diademas, brillantes y rubíes. El más importante fue el de María Unzué de Alvear, quien le obsequió a la novia un diamante de un tamaño solo comparable al famoso Gran Mogol.
Rodolfo Álzaga Unzué and Mercedes Peña Unzué, included fifteen pairs of brothers and sisters and cousins, who accompanied the couple and their best man and bridesmaid. More than 250 guests, seated on forty benches organised in two groups of twenty in the central nave of the church, witnessed the moving and solemn ceremony, while photographers with their cameras mounted on tripods covered each and every outstanding moment. A plaque at the church’s entrance reveals that the San Agustín Church had been donated by the bride’s grandmother, Mercedes Baudrix de Unzué, on December 10, 1910, in memory of her late husband, Mariano. Many people gathered to see the bride and bridegroom as they left the church; women learned forward for a closer look at the distinguished bride in her lovely dress. The wedding party was held at the Unzué estate, while the newlyweds spent their honeymoon at the Huetel Ranch, in keeping with family tradition. Among the many gifts the newlyweds received were all kinds of jewellery: bracelets, necklaces and chokers, diadems, diamonds and rubies. The most important gift was from María Unzué de Alvear, who gave the bride a diamond comparable in size only to the Great Mogul diamond.
Elena Peña Unzué, flamante señora de Félix de Álzaga Unzué, 8 de mayo de 1916. Foto: A.G.N.
PAGE 24: Elena Peña Unzué, just married to Félix de Álzaga Unzué on May 8, 1916. Photo: A.G.N.
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