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Entre murmullos ficcionales

Ni siquiera sabemos por qué estamos acá, ninguno de nosotros. Encadenados a la putrefacción solar, a los mecanismos de la noche, a las caminatas, a la labia insensible.

La desconcentración es una evidencia de la carencia absoluta de sentido.

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La concentración es una prueba fehaciente de la ceguera y la cadena; una prueba fea. ¿Qué estás haciendo ahora? Tonterías, y pensamos en otra cosa. Al cabo de un día más, un día menos, dejamos de estar para siempre. Los párpados se cierran, el telón cae sin ninguna explicación, y nada valió demasiado la pena. .

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