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Me harté de la magia

Si no fuera poeta me habría gustado ser asesino a sueldo.

Entrar todas las noches a la red oscura revisar un correo encriptado dormir en un cuarto no rodeado de lápices y papeles sino de revólveres y cargadores. En algo estas dos profesiones se parecen: debemos escoger un pseudónimo. .

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