El farmacéutico n.º 560

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Sin aristas

La sombra de Caín Marisol Donis*

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e recuerdan los versos de Cesare Lombroso defendía Machado cada vez que el la idea de que así como exismonte se quema en cualquier ten Tribunales de lo Civil y Triregión de nuestro país: «El bunales de lo Penal, deberían hombre de estos campos que existir Tribunales de lo rural y incendia los pinares...», «Veréis que fueran eximentes esas llanuras bélicas y páramos de reacciones en cortocircuito, asceta...». Con la noticia de las esos arrebatos. Juzgarlos de cuatro muertes y casi cincuenmanera distinta a como se juzta mil hectáreas quemadas en gan los crímenes urbanos. De Galicia en el pasado otoño, por manera más benévola. Pero esos páramos cruzaba errante eran ideas de Lombroso, ya en la sombra de Caín. desuso, que también juzgaba Escribía Antonio Machado por las apariencias y, si un en su poema Por tierras de Essospechoso tenía orejas granpaña: «Abunda el hombre des, brazos más largos de lo malo del campo y la aldea, cahabitual, frente hundida, tenpaz de insanos vicios y crímedencia a la bebida y al tabaco, nes bestiales, con los ojos ya no había duda: era el asesiempre turbios de envidia o sino. de tristeza, llorando por lo que También es verdad que el vecino alcanza». existen muchos pueblos y alIncendios, litigios por una deas en España y, por suerte, cuestión de lindes, crímepocos crímenes. Sólo que son COMENTA EN www.elfarmaceutico.es nes... Los crímenes rurales tan sonados, tan mediáticos, ©123RF son más terribles que los urque parece que nos estamos banos porque se cometen en matando continuamente. A pueblos o aldeas con pocos habitantes que se conocen veces la paz de los campos se alteraba con el sonido de de siempre; se han establecido lazos de amistad o casi unos disparos que destrozaban la calma de un pueblo ya de familia, y aun así puede existir un odio exacerbado enpara siempre. tre ellos, una violencia larvada que al primer contratiemLa literatura de cordel o romances de ciego contribuía po salta. Son crímenes cainitas, bárbaros en los límites a que nadie olvidara un crimen casi desconocido, paseánde lo zoológico. En una ciudad, pocas veces el autor del dolo de pueblo en pueblo durante décadas; la fascinación delito ha tenido relación previa con su víctima. por las crónicas de sangre de años ya lejanos hacía el resSe cometen en un momento de cólera, por venganza, to. Las familias pasaban de generación en generación sus por falta de sentido moral, por la incomunicación. Los conocimientos de sucesos y supersticiones. agresores no tienen un control adecuado sobre sus emoHoy en día, los «crímenes bestiales» de Machado, o los ciones porque el impulso bárbaro y primitivo no encuen«crímenes vulgares» como los definía Emilia Pardo Batra freno en ningún orden de consideraciones. Crímenes zán, ya no son exclusivos del medio rural y sus campos comunes en apariencia que realmente son ajustes de yermos. Se han trasladado a la ciudad y la barbarie parecuentas, casos de «deuda de sangre» donde el arrepence tener un barniz más refinado, pero son iguales aunque timiento y la rectificación no tienen cabida. aparezcan mezclados con los delitos de evasión de capiSon crímenes que originan conmoción social. Los hatales, de estafas. Siempre destacará la noticia que nos bitantes de esos pueblos quieren olvidar y que les olviden, convence, por ejemplo, de que el hombre del saco ya no que no les cuelguen la etiqueta: el crimen de Puerto Hues un extraño. La sombra de Caín es alargada. l rraco, el crimen de Cuenca, el de Berzocana, el de Los Galindos, Don Benito, Fago. *Farmacéutica y criminóloga

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15 marzo 2018 • el farmacéutico n.º 560


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