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EL OBSERVADOR

Edición Especial de Aniversario - 11

Viernes 11 de octubre de 2013

Las “cuatro estrellas” del Open Hotel de Quillota La empresa familiar lleva un año de éxitos con este proyecto, que es uno de varios que los hermanos Pardo Olguín han desarrollado en la ciudad que los ha visto crecer Katherine Almendra

“La familia es lo primero”. Ese es el principio sobre el cual se ha basado la mayor parte de las decisiones y acciones que los cuatro hermanos Pardo Olguín han llevado a cabo en los últimos años. Este fondo motivador, que tiene como pie central el eje de la unión familiar, les ha retribuido con éxito cada uno de los proyectos que han emprendido, bajo la atenta mirada y los sabios consejos de sus padres, Juan y Ana, quienes encaminaron a sus hijos a través de valores como la lealtad, la disciplina, el trabajo y un amor profundo por la familia y por Quillota, ciudad donde han vivido la mayor parte de sus vidas. Provenientes de familias quillotanas, Juan Pardo y Ana Olguín fueron los primeros de sus hermanos en obtener títulos universitarios. Un gran logro para dos jóvenes que compartían un origen humilde, pero que con esfuerzo y sacrificio obtuvieron sus respectivas profesiones: Juan, como constructor civil; y Ana, como técnico en enfermería. El destino unió sus vidas en el Hospital San Martín de Quillota, donde Ana se encontraba trabajando el día en que Juan llegó como paciente. El amor nació como la magia de un segundo, se fortaleció y se concretó para dar paso a una linda familia, con el nacimiento de sus dos hijos mayores, Marcelo Fernando (46 años) y Anita María (44 años). Nueve años más tarde y mientras vivían en La Serena, nacieron sus dos hijos menores, Patricio Alejandro (35 años) y Paola Andrea (31 años). Luego de vivir cerca de una década en la ciudad nortina, la familia Pardo Olguín retornó a Quillota, su tierra natal. Aquí sus hijos crecieron, estudiaron, se enamoraron, formaron sus propias familias, se establecieron y se han desarrollado como profesionales, con la mirada siempre puesta en el área empresarial, una concepción entregada por su padre, quien siempre los instó a ejercer en el ámbito privado y a generar sus propios emprendimientos.

Fue así como el mayor de los hermanos, Marcelo, luego de concluir sus estudios de Ingeniería en Construcción en la Universidad Católica de Valparaíso, dio el primer paso, al iniciar en 1994 la Constructora Pardo. Uno de sus primeros proyectos habitacionales la edificación de la nueva casa para sus padres, con quienes vivieron por más de 13 años, en la Población Santa Teresita. “Desde que ingresé a la universidad siempre tuve la idea de formar algo propio. Esta idea fue inculcada desde los inicios por mi papá, que siempre me lanzó al área privada. Recuerdo que, cuando él trabajaba para Endesa, me llevaba a ver sus obras y me motivaba para que tuviéramos nuestra propia empresa. Así que, cuando le conté de esta idea de la constructora, me apoyó inmediatamente”, rememora el ingeniero. Marcelo afirma que la constructora la compartió junto a su padre, pensando en la familia. Su hermano, Patricio, recuerda que “desde un inicio me incorporó como so-

manos fortalecer el área de las comunicaciones de la empresa y abrir una nueva posibilidad de negocio. De esta forma ingresó Paola al equipo y nació la agencia de comunicaciones y publicidad “GC Medios”. “Yo siempre supe que en algún momento iba a trabajar con mis hermanos. Después de conversarlo, vieron esta posibilidad que se estaba generando en la empresa, a lo que sumó la oportunidad de negocios que vimos con la agencia, de la cual yo me hice cargo y lo desarrollamos totalmente”, señala Paola.

“La familia es lo primero” fue lo que enseñaron José y Ana (al centro) a Paola, Marcelo, Patricio y Anita María Pardo Olguín.

cio, cuando yo tenía 18 años”. “Siempre fue pensada como una empresa donde en algún momento nosotros íbamos a llegar”, cuenta. Y así fue, ya que en el año 2000 Anita María, quien se había recibido de ingeniera comercial en la Universidad Andrés Bello de Santiago, ingresó a la Constructora a trabajar como gerente del Área de Operaciones Hipotecarias. Años más tarde, el círculo de la empresa familiar se cierra con la incorporación definitiva de Patricio y Paola, dando inicio a una de las etapas más gratifi-

“Tenemos buenas esposas y buenos maridos” “Nuestro norte es la familia y es lo primero y lo más importante. Es lo que nos enseñaron nuestros padres y es lo que hemos inculcado en nuestras propias familias”, señala Patricio, respecto a este ideal que los ha mantenido unidos por tantos años. Confiesa que, en los inicios, pagaron un costo familiar debido a las largas e intensas jornadas de trabajo que involucraba llevar adelante la empresa. Marcelo interrumpe, afirmando que “tenemos buenas esposas y maridos”. “Esto no es casualidad, porque si no tuviéramos compañeras y compañeros que estén con uno, no habría ninguna posibilidad de éxito. Tenemos buenos partners en las casas”, dice el mayor de los hermanos Pardo Olguín, quien junto a su esposa, Giovanna Butti Araneda, han formado una familia compuesta por cuatro hijos: Nicolás, Catalina, Isidora y Francisca. Patricio, por su parte, está casado con Carolina Silva Benítez, chef y empresaria que acaba de abrir en Quillota la pastelería “Te quiero dulce”. Ambos son padres de dos pequeños niños, José Domingo y Amanda. Paola será madre en cinco meses más, alegría en la que es acompañada por su marido, Andrés Puebla Rojas, ingeniero agrónomo que trabaja en la zona. Anita María tiene dos hijos: Andrés y Ana Paulina, con Felix Vargas Arredondo, “un hermano más nuestro” -afirma Marcelo- agregando que “él es bien importante en nuestra empresa y en nuestra familia, es nuestro amigo y son nuestros ojos en el área inmobiliaria, porque es el gerente técnico. Él es la quinta patita de nuestro grupo”. Así es la familia Pardo Olguín: emprendedora, visionaria y, sobre todo, quillotana de corazón, que cree en la ciudad que los vio nacer y crecer, donde seguramente seguirá dando que hablar, gracias a los proyectos empresariales que seguirán concretando a lo largo de los años.

cantes para los hermanos Pardo Olguín. LA CONFORMACIÓN DE UN EQUIPO Como orgullosos quillotanos, Marcelo, Ana María, Patricio y Paola, tienen un profundo conocimiento de su ciudad y como buenos empresarios han sabido identificar y anticiparse a las necesidades que han ido surgiendo en una comuna que “está creciendo mucho, que tiene mucho por hacer y adelantarse. “Nosotros apostamos a que nuestras inversiones puedan volcar un desarrollo más grande para la ciudad, que sean un aporte real”, señala Marcelo. Ésta es la fórmula que los hermanos Pardo Olguín han utilizado como motor en sus distintos proyectos, siempre pensando en cubrir las necesidades de la ciudad y cómo cada una de sus iniciativas va a aportar a su crecimiento, porque creen en Quillota y saben que esta comuna tiene un futuro prometedor. De esta manera, han ido apostando a ganador en cada decisión que han tomado, comenzando por el primer gran paso: crecer de una constructora a una empresa inmobiliaria, dando forma a Grepsa Habitacional. Es en esta etapa donde Patricio entra al negocio familiar. Había estudiado ingeniería comercial en la Universidad Adolfo Ibáñez y, tras unos años en Santiago, retornó a Quillota y se integró en el 2003 al equipo encabezado por Marcelo y Ana María; para apoyar la gestión inmobiliaria del nuevo emprendimiento. A través de Grepsa Habi-

tacional los hermanos Pardo Olguín han visto concretarse importantes proyectos habitacionales en Quillota y La Cruz, siendo el más relevante para ellos la actual construcción del primer edificio de departamentos para familias de ingresos medios altos, en la capital provincial, materializado en el proyecto “Don Juan”, nombre con el que homenajean a su padre. “Éste es un proyecto emblemático y parte de la idea de estar siempre innovando en términos reales. Vimos la necesidad de que la gente de Quillota se quede en la ciudad y no lo que pasa siempre, que finalmente las familias que han vivido toda su vida aquí terminan emigrando a Viña del Mar o Santiago, porque hay mejores servicios, mejor calidad de vida, más seguridad, lo que finalmente lo dan los edificios. Éste es el complemento que nos faltaba en Quillota, lo estudiamos y estamos haciendo la apuesta de construir el primer edificio en altura para los estratos medio altos”, indica Marcelo. Patricio agrega que “el tema de fondo es que, como quillotanos, nuevamente estamos invirtiendo en algo que no se estaba desarrollando en la ciudad. Y, ¿qué va a pasar en el futuro? A este edificio le va a ir muy bien y van a empezar a llegar nuevas inmobiliarias y nuevas inversiones y eso gatillarán que Quillota comience a crecer en altura”. Producto del crecimiento de la empresa y los buenos resultados que estaban obteniendo, la hija menor de la familia Pardo Olguín, Paola, quien llevaba dos años trabajando en Santiago como periodista, propuso a sus her-

LAS CUATRO ESTRELLAS “Este proyecto es la coronación social de las cosas que nosotros cuatro hacemos”, afirma Patricio, mientras disfruta de un café en la agradable terraza del Open Hotel, la apuesta más llamativa que los hermanos Pardo Olguín han entregado a Quillota y que, con solo un año de funcionamiento, ha alcanzado significativos éxitos, posicionándola como una de las alternativas más atractivas en el ámbito hotelero, desde el corazón de la Región de Valparaíso. “Ha sido un año de trabajo, trabajo y trabajo, pero exitoso desde el punto de vista comercial y humano. Las dos cosas han ido muy de la mano. Este año ha sido lleno de gratificaciones”, expresa Marcelo, quien relata que la idea del hotel nació de Patricio, después de un viaje que realizó Puerto Varas, hace más de cinco años. “Habíamos comprado este terreno para desarrollarlo comercialmente. Ésa fue la primera idea. Pero, en el 2008, lo desechamos y frenamos la iniciativa, porque comenzó una pequeña crisis inmobiliaria. En medio de eso, comenzamos a estudiar qué alternativas podíamos desarrollar en la zona y, estando en Puerto Varas, pensé que un hotel de primer nivel es lo que le faltaba a Quillota, porque para nosotros es un valle precioso que puede ser explotado”, recuerda Patricio. La propuesta fue aceptada por su hermano y hermanas. Se realizaron los estudios y, una vez ratificada la vialidad del proyecto, Marcelo planteó la idea de contratar a la oficina de arquitectura Quiroz y Puelma para diseñar un hotel de primer nivel. “Lo que nos arrojó la investigación fue que mucha Sigue en página 12


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