Hay un ruido que se escurre por debajo de las puertas de Miguel Antonio Guevara

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HAY UN RUIDO

QUE SE ESCURRE POR DEBAJO DE LAS

PUERTAS

MIGUEL ANTONIO GUEVARA

EDICIONES AWEN


COLECCIÓN ECLIPSE


HAY UN RUIDO

QUE SE ESCURRE POR DEBAJO DE LAS

PUERTAS

MIGUEL ANTONIO GUEVARA

EDICIONES AWEN


MIGUEL ANTONIO GUEVARA

{AUTOR}

JORGE MORALES CORONA | VERÓNICA VIDAL

{EDITORES}

JORGE MORALES CORONA

{DISEÑO DE COLECCIÓN} EDICIONES PALINDROMUS

{DIAGRAMACIÓN}

primera edición,

SurEditores, 2011 Awen, 2018

segunda edición,

revistaawen@gmail.com www.revista-awen.webnode.com.ve [Facebook] Revista Awen [Instagram] @revistaawen [ISSUU] www.issuu.com/edicionesawen/

{CONTACTO}

Cualquier parte de este libro podrá ser reproducida, almacenada o transmitida con previo permiso del autor o editor y citando la fuente


PÓRTICO

EL INSOMNE ESE SUAVE SIGILO

La noche es una sustancia brusca que tiñe al poeta. Desploma la fortuna espiritual y traza su metamorfosis entre ese remoto plano que nos sitúa en lo que nos aproxima sobre el tiempo. Ella nos dictamina que el contorno del celaje es la vigilia y el desván de la palabra. Salvador Garmendia escribiría: “la noche es una sustancia dulce que permite respirar hasta el fondo”. Viendo esa panorámica, mi lectura ha tenido ese encuentro imaginario donde las palabras se acumulan en el espacio. Miguel Antonio Guevara es centro pendular ante el oficio de imaginar, traza su locuacidad en el frenesí de la noche. En su escritura hay terrenos lúcidos y sobrios de formas antisonorales, hay sacudidas de intervalos a extractos minúsculos de su verbo, sobre el lenguaje que valida a los seres ante el arrullo que no existe. Al ser leído aparece una tentación inanimada que lo circunda sobre su espacio escritural, que pueden en su máximo término hacer vibrar las órbitas que nos cuesta pronunciar.


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La poesía de Miguel Antonio suele corretear sobre la superficie de la noche, su poética está abordada desde diversos ángulos de una íntima casa, merodea su escritorio, los pasillos y el revuelco imaginario. Fragua lámparas sirias, se torna entre el azaroso rito nocturnal y el tambaleo femenino de las solturas del insomne, abunda una rigurosa interiorización de la vigilia y las palabras que preceden antes de que salga el sol. En la poética de Guevara, su libro se divide imaginariamente en cuatro ciclos, partes o dimensiones: Tarde, vespere; Media noche; Canto del gallo y Mañana, mane; ese número en la visión de Lezama Lima significa: “el número de la eternidad en el curso de sus estaciones”, que dan forma a su continuidad verbal. Ella nos invita, representa la estación horaria de la noche. Primero aparece con la Tarde, vespere, que sería su pórtico de ensoñaciones o deslindes que se interpretan, y vemos la visión del poeta, me atrevería a decir que más allá de los sondeos imaginarios, el sigilo escritural que nos descifra es de absoluto movimiento de caracol, pintaespiral. La poesía tiene la facultad de hacer bocetos, líneas que figuran, allí se discurren sus testamentos como aguas al instante de leer su concepción mística, y se define el espiral del caracol. Las letras tienen ese movimiento al caer: un caracol que no estando a la vista del corpus del libro puede reaparecer en su elaboración poética. Cimientos de evaporación de las letras confina una presencia escritural en la manera en que nos encontramos en su libro. Cada parte presenta una coseidad, su propia personalidad, obedece


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al colapso sobre otros momentos de imágenes, prosigue, traduce instantes y significa murmullo, apóstrofe, bálsamo, lugar sin cúpula ni remo, altas costuras de bosquejos, bucles y retoños emocionales, cálido escenarios verbal, temperamental, propio. El autor logra sumergir al lector en una extensa atmósfera donde se revierten las diversas figuraciones noctambulescas. La noche dueña de sí misma, detenida en su obrar, maginífica sustrae su corporeidad textual. Miguel Antonio, desde su dinamismo escritural —su poética es movimiento de transición, como si en cada recorrido el poeta lograra abrigar dicha poética, más no es un elemento que pudiese ser en sí algo que la limite, me atrevería a decir que ese secreto que siempre claudica con la noche es el insomne— presenta un orden secuencial, pero en el que no nos basta una lectura manualesca, porque también se nos presenta una azarosa forma de recorrerlo. También, pese al orden que nos da el autor, hay un juego de naipes, se logra barajar para entrar en ella, y aun así, prescindiendo del orden, podemos encontrarnos con su propia lógica de la fluidez, el insomne ha brotado de las palabras para desenmascarar una dialéctica que tiende hacer testamentos íntimos sobre imágenes y sonidos de altura. Sí, la poética y el equilibrista son quizás los grandes clamores. En su poesía nos encontramos con esa confrontación entre proseguir el equilibrio o tentar las fauces del equilibrio, el poeta es contrario, un mago apenas encontrándose con el malabarismo de las cosas del ensueño, y allí perduran sus variaciones temáticas, funda el precepto que se antepone


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a la lógica, son círculos que deben moverse como el oficio del malabarista. La poesía son olas del lenguaje encima del lenguaje mismo, es más abierta, su poética es cercana a la mandala, un equilibrio de color en ambos hemisferios de la lengua que se unifican, y junto a ella, la suma del lenguaje es un vuelco caleidoscópico porque realmente existe esa manera de develar los signos más intensos. Su poética hay un ruido que se escurre por debajo de las puertas, es un campo nuevo, territorios verbales por descubrir, arqueología de la nocturnidad, danzarinas roídas, ahora en su poética se esparcen climas donde habita una noche opulenta. Enrique Dussel plantea que la noche siempre vino a representar en las culturas indoamericanas la maternidad, no en vano, la poesía y la noche, sustancialmente femeninos, son rincones del imaginario que el poeta suele transitar, mientras perdure la extrañeza. Aún sin nombrar la maternidad, la poesía y la noche son como una mujer quebrándose en el petroglifo. A veces siento que llora una mujer entre las escenas registradas en su poesía. Su letra es procreadora, nace, renace, vislumbra, tantea su misterio y la locuacidad del afeminamiento poético. Arroja angustia y copulan plañideros delirios. El insomne es la fuerza psíquica del poeta que los anima a buscar la mina desconocida de la existencia para poder extraer los difíciles lenguajes de la noche, es en sí un bautizo con la rigurosa potestad del silencio. Es potestad porque es afán y es secreto dicha potestad, porque la mayoría de los seres viven bajo el ocultamiento de esos misterios que se sienten cuando aparecen la nocturnas


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sensaciones, aquí, el poeta es presencia inmediata y no abandona su palabra ni su expresión poética, impredecible, no trunca su linealidad, vocifera entre fragmentos seducidos por su propio deslinde imaginario, no es canción nocturnal, sino impresionismo de la cautela, no es himno devocional hacia la noche sino inquietas texturas que decaen sobre otra texturas inconcebibles. Me he aproximado a esas tentaciones que vagan en la mente que no quiere cerrar sus párpados entre la luna, permaneciendo atento a su captura, y me siento a reflexionar, en su poemario hay un ruido que se escurre por debajo de las puertas de Miguel Antonio Guevara, cada una de sus fugas van en la soltura propia de su misticismo que reaparece en su obra poemática como grandes interrogantes, o como ese anunciamiento de lo que se mueve en espacios muy íntimos de la noche. En su proclamación poética se logra vivificar al insomne. Su existencia poética nos define en totalidad qué cuerpo lo compone, la anatomía escritural en el poeta es el insomne frente a las enemigas apariciones de su lenguaje, la noche y su poesía intentan persuadir el inefable acontecimiento que se traslada sobre sus interrogaciones y absortas cavilaciones. Existe esa voz que no se amuralla ante los deseos inertes de la noche, pareciera que anunciara una casa estelar, un lugar donde poco a poco va prefigurando su entorno vivencial. De sensaciones retraídas en su delirio calmo, inicia su portalón poético con ese gozne que apertura su lenguaje, se manifiesta desde la brevedad, se talla la miniatura que


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pudiera ser la noche, su consagración insiste en afirmar la llegada de la nocturnidad para presentarnos su secreto, se presiente su llegada, precede con su poética el sigiloso arrullo de la opacidad, supongo que se denota en sus colores, su verbo, no es necesario acudir a la fuente del color, ya su ciclo poemático vierte su finura donde es cómplice del espacio, nos traza un carbúnculo, trama en elipsis sus moldes y reaparece su estancia. José Miguel Méndez Crespo


DEDICATORIA A la memoria de mi abuela Carmen. A Marisol, mi madre. Y a mis hermanos por orden de aparición Mary, Juan, Lilly, Isa y Jesús.

Quien ha dado sus últimos pasos al volver desde el insomnio renace en la escritura de la vida. ada cecilia ortiz



TARDE, VESPERE


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VISUALIZACIร N

En la noche se ve distinto. Los รกrboles cunan a los pรกjaros y la estela esconde al polvo.

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HAY UN RUIDO QUE SE ESCURRE POR DEBAJO DE LAS PUERTAS Para avanzar, giro sobre mí mismo ciclón por lo inmóvil habitado. jean tardieu

Hay un ruido que se escurre por debajo [de las puertas, se diluye en la actividad de los objetos. En la cocina, mas bien en su atmósfera, reposa un olor a frutas. Ya en el estudio corretea y hace gárgaras la incertidumbre, la llama de una vela cómplice con la brisa resiste apagarse. En la mesa un compás rechaza hacer círculos, el sillón muestra la forma de una espalda insiste a diario en inmortalizarse. Hay un ruido que se escurre por debajo [de las puertas.


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MIENTRAS, SIGUE EL ALBOROTO

En las avenidas, en las casas, torbellino, aire y puerta de cรกbala quiebra la tarea de los guardianes. Insomnes adornan pรณrticos y el temor a las figuraciones. El canto del grillo describe tangentes en los parques, patios, avenidas y casas, arriba en los almendros. Mientras, sigue el alboroto, la molienda de escarcha, el contrapunto en los semรกforos.

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MÁS ALLÁ DE LOS PORTALES

Mientras se diluye por las calles el blanco de unos ojos hurgan con impaciencia la noche, los perros, los luceros. Se siente un túnel de penas que modifican el aire. Mientras del otro lado más allá de los portales hay una vela que se ahoga y contando su último balbuceo se mantienen despiertos los obsesos.


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ESQUIVA A Rafael José Álvarez, faro que siempre ilumina

Esquiva, somnolienta fue esa voz que no nos pertenece. Engañó a los muertos haciéndoles creer que volverían a la vida. Ahogó los respiros de la casa y como en mucho tiempo no había ocurrido el chirrido de los muebles descansó. Los únicos que no lograron oír fueron los clavos detrás de los cuadros. Es como todo, estaban en su mundo.


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TÓMBOLAS

Es en el ritual donde los ludópatas cuentan sus lunares. Hay cuerpos que evitan la caída y desde lo efímero invocan la renuncia de su identidad. Los durmientes junto a los viajeros asemejan tómbolas. Se alimentan de carbón y rocío.


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PARA ELLOS

A quienes buscan en los trozos de vidrio, en el ronquido del aire, ecos debajo de las uĂąas, y acomodado en el filamento de las monedas una impresiĂłn, huella de luna sobre la cornisa del mundo. Para ellos la estulticia de los juramentos, residuos de polvo y yeso en un cabestrillo.

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EL DÍA LOS LLEVA Y LA NOCHE LOS TRAE

En el nudo de la cuerda del suicida se distrae dios, cada tiro de extremos hace el respiro más corto. La impericia se reúne para armonizar la noche, belleza y miseria huyen en bandada a todas direcciones. Ya luego es lo mismo el día los lleva y la noche los trae.



MEDIA NOCHE


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YA ES LA HORA

Los bostezos dan pie. Es la hora de sentir la elasticidad de la rana, las ramas del tamarindo, la velocidad del parpadeo de un fantasma, el abrir y cerrar de alas de un colibrĂ­. Todos caben en las cuencas. Todos caben.

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COMO PLUMAS

Como plumas los cuerpos buscan donde caer, ya no será perder el tiempo y sus miradas en las lámparas. A partir de sus deseos se tendrá que elegir, entre cruzar puentes de hormigas o esquivar dardos lanzados por el espíritu. El crujir de sus pisadas son la atmósfera de sus deseos, aliento y aire de verano que se refugia en tangentes de papel. Y las geografías, las paradas, los cruces de avenidas, son gestos resumidos en mirar a los lados a la par con sus manos al persignarse.


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VAIVÉN

Sentada pretende personificarse desidia con cara de hambre y pies descalzos así como perro sin casa que vaga pensando con razón de gente y en sus pensamientos de hombre ejercita sus hazañas en falanges de memoria; engranajes de fragmentos de la existencia. Se balancean sus palabras. Hambre de este perro que vaga solito, delira de hambre y en sus sueños sigue queriendo ser hombre.

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NO SE HAN PERCATADO

En la ausencia de luz no se han percatado del maullido del gato, ni del aura o su lengua y el sonido de lija contra el piso. Esa sangre avara de la que se alimenta se cuela entre los poros de la repetición, máquina del tiempo que de inmediato nos deja factura. Son los nudos en la cuerda del náufrago, coordenada de los que saltan. A coro los transeúntes llamaron al contador del este para atrapar los números al viento.


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LAS LÁMPARAS

Bruscamente, un cuarto con su lámpara se puso enfrente de mí, casi palpable en mí. rainer maria rilke

Las lámparas cuentan ficción del día. Además de horas, sudor de médico y dudas del equilibrista. Es la ola que crispa dientes. Resuella un caleidoscopio en blanco y negro.


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¿QUIÉN?

Se han visto obligados a ocultarse en medio de la disciplina del sudor y el recuerdo. ¿Quién vigila las cuartillas a plena luz del día, quién en un abrazo al vacío escoge como profesión sustituir al oráculo, velar lunares, dejando escapar los rellenos, las cavilaciones?


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ABRAZADO A LA SERENATA DE LOS GRILLOS

Se partió la llave, el conjuro que seduce al umbral. Hay colgados en los rincones ojos que muestran la clarividencia de un camino: desasosiego, septiembre erguido en el sueño y la cotidianidad, la repetición, la invocación. Reina la impericia de los mantras que abrirán las puertas.


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¿Y AHORA?

Y ahora que los rostros se ocultan, las ráfagas, el berrinche de los grillos, ¿en dónde nos daremos a la tarea, las cavilaciones, las rellenos escriturales?



CANTO DEL GALLO


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CONJURO

La implosión de las formas desde las sombras, el día con luna sólo a un paso más allá

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INTERLUDIO

No hay otra opciรณn, cronometrar el discurso del grillo. Aumentar la repeticiรณn. Encarar lo ya visto


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MECANISMO

Por completo se ha olvidado el mecanismo: levantar los párpados, vislumbrar las horas. Porque la espera es evitar con desdén las figuraciones

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SEÑAS

Goza en esplendor la lámpara, especula en sus maniobras, hace señas la transformación, modifica las sombras


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TREGUA

La tregua ha disipado lo incorpรณreo que trajo la noche. Estela que arropa

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AUSENCIA

A esta hora resulta difĂ­cil enfrentar lo desconocido la impericia absorbe. Es la ausencia


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PAUSA

La noche, la ausencia de luz como continuidad es el silencio, pausa convertida en murmullo, lo oscuro que nos rodea

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INMENSIDAD

Se acomoda en lo más íntimo, toma las fundas y las sábanas haciéndolas pórticos, sublima la relajación, las treguas


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SUPOSICIONES

Se creĂ­a haber clasificado el ruido. El murmullo en los rincones, el grillo que revela a medias su mensaje. Las suposiciones reposan en el piso. Era un berrinche de dudas que lo atormentaba

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MAÑANA, MANE


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4 AM

Resuena la moledura, la escarcha, las alas arrancadas al grillo. El sobresalto, el golpe contra el piso. El horror, el pรกnico, insomnio. Pez que boquea en la red.

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EQUILIBRISTA

A esta hora cualquier equilibrista se entrega en volutas, gemido que se cuelan en el sueño. Esta vez no fue el grillo ni las sombras, tampoco el ruido, el rincón terminó obrando. Ojos se cierran, bienvenidas sean. Ojos se abren, la despedida.


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INCERTIDUMBRE

En la espera mientras se adora a las lámparas se espera el canto del pájaro que marca y define el trance. Las figuraciones asaltan al espacio, lo desconocido se invoca, es un aquí y allá. Sin embargo, queda la incertidumbre, ¿en dónde está el resto de lo cavilado, habrá quién tome lo que queda?

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CÓMO CONOCER LA EXTENSIÓN

El dominio, el alcance de las lámparas, lo desconocido en el claro afán de sus revelaciones. La duración, el cabeceo que se hace irresistible como el llamado sin rostro que implosiona y se aloja en los rincones. No hay de otra más que encallar a los pies de estas imitadoras de las sirenas y su canto. Insomnes, náufragos del mar llamado noche.


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CUANDO SE APROXIMA LA BRISA

Sopla y presenta lo inesperado se adueña de las esencias, tan fuerte que hasta las uñas se levantan, lo incorpóreo emerge. No se disipan, se agrupan las dudas, ¿es el sitio, la hora donde recordamos que el grillo ha quedado atrás y su compañía se hizo añicos? No hubo nadie que pidiese su ayuda en medio de la oscuridad y sin embargo, apareció conjurando para alejar las figuraciones. ¿En qué estancia descendió lo desconocido que rompió la conversación del viento y las velas? A esta hora todo se entrelaza, se confunde. Lo divino se duda.


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CON LOS OJOS ABIERTOS

Sigue el resuello y la clarividencia en blanco [y negro. A pesar de que la llave nos permite acceder continúa la necesidad de negociar con el itinerante, se pasea sobre las cornisas del mundo. Hay un caminero que nos acompaña sigue la sospecha puede que sea uno de nosotros disfrazado, perdido en este andar de figuraciones. Mientras, veamos con el alma y el espíritu porque los ojos permanecen cerrados.


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HAY UNA CONSTANCIA QUE DEFINE EL PASO

No hay que confundirse con el ruido, a ver, no es la intermitencia, las vocecitas de caracoles, las cavilaciones, mucho menos lo que duda y se cuela en los intersticios del sueño. Es más bien el haberse percatado del maullido del gato que dio pie a la intromisión de la duda y sus múltiples implicaciones. La cuerda que se usaba para contabilizar el trance se ha terminado. Habrá que confiar en lo incierto eso que escuchamos y presentimos más allá de los portales, negarnos a que los límites de la luz nos impongan su reinado.


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SE VA A LLEVAR TIEMPO

Es muy claro, se va a llevar tiempo esta tarea, anhelo de transcribir lo que sueltan las telarañas del sueño mientras aguardamos el tránsito como ejercicio de lo que nos sostiene, este escarbar como testigos de lo que nos rodea.


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5 AM

Alcanzando el destello del conjuro la faz se reduce a recuerdos. Habrรก que confiar. Ay lรกmpara sobre la mesa, sorprende los pliegues, las fundas, disipa los mantras, el peso, invoca la palanca debajo de los pรกrpados.

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COMPARTEN

¿Qué elixir trae la lluvia en la madrugada? conjura los sueños y saca de la tierra a los muertos como si olvidaran que a este sitio ya no pertenecen, conversan sobre el clima y riegan las matas. Menos mal que no hay nada pendiente.


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UN SILENCIO

El silencio es importantísimo, es una realidad muy fuerte que uno debe aprender a conocer, como un lenguaje distinto. elizabeth schon

Después del braceo un silencio. Queda el ronquido del aire, la crepitación de los cristales. Aparece de nuevo un glosario de figuraciones torciéndole el cuello a los grillos, torciéndole el cuello a los gallos del trance.


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ATENDER A LOS ORÁCULOS

Crujió, lo que se encarga de distinguir se apresuró a darle nombre. Es la necesidad de atender a los oráculos, como si estos por pertenecer a las sombras conocieran mejor a los grillos. Nadie nos asegura que su canto sea más bien una alerta para lo que no observamos, para lo que no sentimos. ¿Será el mismo trance que se ha vuelto irresistible o sólo es la prueba de que no somos los únicos en este avance, en este tránsito? testimonial que no hace otra cosa que conjurar lo invisible, detalles de esta inmensidad que se revela.


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TÉRMINO, COMIENZO

En la clarividencia del gallo se revela el carraspeo de los grifos, el bostezo hecho vaho en la ventana. Como tarita de invierno el lucero del alba se sacude, continúa como guía de los viajeros. La noche parte y es alba en segundos, anuncia la partida de los sueños.

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EDICIONES AWEN es el sello editorial de

la Revista Literaria Awen que, comprometida con la creación literaria internacional, edita plaquetas de narrativa y poesía. Esta reedición de Hay un ruido que se escurre por debajo de las puertas cuenta con un prefacio a cargo de José Miguel Méndez Crespo no incluido en la primera edición.


HAY UN RUIDO QUE SE ESCURRE POR DEBAJO

DE LAS PUERTAS

se terminรณ de editar en el mes de noviembre de 2018 en la ciudad de Maracaibo, Venezuela, bajo la licencia del sello Awen y del autor.


[SOBRE EL AUTOR]

MIGUEL ANTONIO GUEVARA (Venezuela, 1986) Escritor, editor, sociólogo y artista del collage. Ha publicado en poesía Pensando el poema (Ediciones Madriguera); Hay un ruido que se escurre por debajo de las puertas (SurEditores); Ese instante turbio (Fondo Editorial Unellez); y Tres postales distópicas (El Caracol de Espuma Ediciones); en ensayo, Por la palabra; Apuntes por el centenario de la Revolución de Octubre (ambos por la Fundación Editorial El perro y la rana) y el libro digital experimental Índice hipertextual. Ha recibido galardones en los géneros de cuento, ensayo, poesía y periodismo en Colombia, Venezuela y Suiza, entre los que se destaca el Premio Nacional de Literatura “Alfredo Armas Alfonzo”. Escribe regularmente en su blog https://cuadernohipertextual.wordpress.com/

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