El hogar de las cenizas de Liwin Acosta

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COLECCIÓN ECLIPSE


EL HOGAR DE LAS CENIZAS LIWIN

ACOSTA

EDICIONES AWEN


{AUTOR}

LIWIN ACOSTA

{EDITORES}

JORGE MORALES CORONA / VERÓNICA VIDAL

{DISEÑO DE COLECCIÓN} JORGE MORALES CORONA

{DIAGRAMACIÓN}

EDICIONES PALINDROMUS

{ILUSTRACIONES} JOSEANNY RUIZ

{CONTACTO}

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Cualquier parte de este libro podrá ser reproducida, almacenada o transmitida mientras se esté citando la fuente obra protegida por derecho de autor


»Desde el hogar de las cenizas Me hablan las ánimas«


»Si es que la angustia existe entonces pidámosle a las nubes que nos enseñen a llorar«


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LIWIN ACOSTA

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Los viejos de la cuadra cuando me ven se asustan dicen que una cadena de hogueras arde sujeta a mis pies confĂ­o en el grito el cielo nublado nunca ha sido una amenaza entristecerme es la misiĂłn de las brasas el hogar de las cenizas renace en cada sueĂąo de mi padre.


EL HOGAR DE LAS CENIZAS

2 La implosión ha hecho de mi cuerpo una entidad celeste que se [expande hacia adentro mis átomos sortean sus huellas en un ritual que me convierte en templo hogar de cenizas donde recuesta su hocico hambriento el dolor. La implosión ha hecho del agua dentro de mí una casa donde viven la [angustia y el temblor. La implosión ha celebrado la muerte de cada célula [con el escándalo del espasmo.

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LIWIN ACOSTA

Sacudirse desde adentro expulsar las llamas que crecieron en mi estรณmago y han ido quemando de a poquito los demรกs รณrganos sacarse a la muerte de la boca no dejar que la brasa nos devore.


EL HOGAR DE LAS CENIZAS

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3 De las calles de una ciudad incendiada brota un líquido oscuro con el que embriago a mis arterias escarabajos duermen sobre el pecho de los que se acostaron a ver el cielo a medianoche. Por los barrotes que sostienen la celda de los dormidos se asoman las cabezas de los ciegos cantando himnos a la [tierra estéril. De bailar sobre las ramas de los árboles se me han gastado los zapatos los pies me sangran manchando los ciruelos caídos.


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LIWIN ACOSTA

De las marcas que han dejado mis manos sobre el musgo de las piedras han aprendido a padecer mis ojos. De los ruidos que azotaron a los pรกjaros del desierto en el que vive mi sombra me han quedado gemidos huecos antes de dormir con los que empiezo a envejecer.


EL HOGAR DE LAS CENIZAS

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4 El hambre me hace gritar con la garganta partida

ESTALLA

la ciudad de mi infancia se vuelve un cofre pequeñito [que ya no puedo abrir. La espera me hace gritar con una voz a la que no pertenezco

ESTALLA

los adoquines de las casas de donde vengo me lastiman [los pies. He bendecido mi cuerpo en el peregrinaje cada herida tiene un nombre propio brasa ardida en la tráquea

ESTALLA

Que de los mudos será el reino de los cielos.


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LIWIN ACOSTA

5 Conducido por la ola cabalgo el aire corro como un loco emocionado sobre la superficie del mar buscando un barco con el que estrellarme mis pies no se hunden en el milagro nunca voy solo el viento le acaricia las plantas a los que andan conmigo me detengo para despedirme me hundo en el sosiego y los peces me hablan de mundos extraĂąos mi cuerpo se cubre de escamas nado con belleza mi alma tiembla dejo descansar los nervios sobre el lecho marino soy uno con el agua sin quemarme.


EL HOGAR DE LAS CENIZAS

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Lo que cruje es mi cuerpo sobre un lecho de hojas secas.

Una seĂąal de que no soy solo humo.

Un breve instante en el silencio interrumpe su siesta.

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LIWIN ACOSTA

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Ser ceniza llevar la palabra mordida un pedazo de pan que no se comparte. Llevar la palabra entre los dientes ser incienso y arder pero sin que nadie vea.


EL HOGAR DE LAS CENIZAS

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Mis amigos son todos unos caníbales se van comiendo mi cuerpo poco a poco la agonía se arrastra con ellos hasta mi puerta. Mis amigos son todos unos caníbales el olor de los fantasmas que no se pueden comer los enfurece los desorienta los debilita.

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LIWIN ACOSTA

Después de triturar los tuétanos mis huesos ardidos en el hogar son el recuerdo al que acudo cuando siento frío. La brasa me contó que mis amigos no son tan buenos siendo caníbales cuando escaldaron lo que les daba asco se olvidaron de las cenizas y yo siempre vuelvo a arder en sus estómagos.


EL HOGAR DE LAS CENIZAS

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De mis entraĂąas nunca salen versos luminosos en mis predios la luz es un ausente. Cuando salgo a la calle cae la noche sobre mĂ­ como una danza. Soy presa ardida en sus ojos se han visto mis fantasmas arder.

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10 Si es que la angustia existe jamás se habrá posado en los lomos de los perros callejeros ni en los abrazos que nos oculta la noche detrás de las estrellas que agonizan. Lloran las viejas en las esquinas de la muerte lloran y la angustia ha ocultado su rostro tras el padrenuestro incesante que recita el loquito de la cuadra. De valles y cumbres está hecha esta sed bendita de estepas y tundras este frío hambriento que envuelve en oscuras letanías mi corazón.


EL HOGAR DE LAS CENIZAS

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Un perro atropellado me habló de lo esotérico del hambre yo no le creí porque ya no veo mi herida abierta en los espejos. Si es que la angustia existe que dé la cara para mostrarle mi dolor de niño traicionado. Si es que la angustia existe entonces pidámosle a las nubes que nos enseñen a llorar.


11 Una caravana de perros muertos me anega el camino para que no continĂşe. Nada se salva al olor irrespirable de sus entraĂąas expuestas al viento de la tarde el hedor de la muerte lo penetra todo. La lluvia empapa esos cuerpos las cenizas se mojan todo se revuelve en el hogar, los huesos ya no arden.


EL HOGAR DE LAS CENIZAS

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Llevo sobre mis brazos a mi propio cuerpo soy una pira ardiente lo dejo ir rĂ­o abajo como una ofrenda quiero apagarme las piedras grandes retrasan mi bautizo en las cenizas.

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13 El agua turbia de mi ojo derecho acabarรก por apagarlo todo.


EL HOGAR DE LAS CENIZAS

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La lluvia se sabe dueĂąa y seĂąora de nosotros los ardidos su falsa indulgencia no sirve de nada el fuego que arde oculto a sus designios es una morisqueta apenas un soplido.

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Sus sonrisas esconden un sufrimiento del que nunca seré parte mi culpa es el destierro involuntario hacia la noche sus sonrisas me hacen dudar de si en verdad hay un lugar [para mí en este mundo árbol aislado que no echa sombra sobre nadie sus sonrisas son una premonición en las cenizas me haré uno con ellos.


EL HOGAR DE LAS CENIZAS

16 querido y pensionado Charles ya no soy digno de creerme tu hijo hace tiempo que no me emborracho en las esquinas [ni salgo con putas, viejo charlatán y embustero no tienes motivos para molestarte déjame fumar mi cigarro tranquilo, no llores Charles no me hagas avergonzarme en público aquí muchos hablan de ti pero pocos te leen desde [los cojones del corazón Chinaski men lamento decirte que en mi credo ya no eres un santo no hagas berrinche viejo Charles no puedo acompañarte un trecho más mis lágrimas murieron el día que escribiste tu último poema.

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LIWIN ACOSTA

17 En la densidad del sueĂąo yo tengo un toro inmenso de mascota al que le sangra mucho la nariz. De tantas pastillas que le doy para que duerma el pobre toro sufre dos veces el insomnio y los cocteles acabaron con sus nervios y el resplandor atroz de las horas lo ha vuelto enemigo de la noche. En la densidad del sueĂąo yo tengo un toro de mascota que habla poco pero mira mucho.


EL HOGAR DE LAS CENIZAS

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18 La hora de la espera es la entrada al borde del espanto escribe uno su epitafio le duelen a unos los pies de tanto frĂ­o se muere uno y el espanto no ha de abandonarlo barrer los restos para quebrarse menos queda irse de bruces sobre las cenizas queda no levantarse ante la insistencia de la hora quedarse quieto y arder con todo y espanto.


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Se me acabaron los aĂąos es tarde para ser motivo de orgullo para las cenizas en mi familia nadie quiere entristecerse conmigo me dejan arder solo todos callan me ven quemarme silenciosos recogen mis cenizas les dan vuelo y aun asĂ­ yo no aprendo a creerles.


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EL HOGAR DE LAS CENIZAS

20 Todo arde las llamas espantan a las serpientes. Todo arde el humo ya no es dictamen Todo arde el fuego no ha quemado a nadie todavía.

Sólo nos queda la huella del calor la cicatriz sinuosa de lo ardido el resguardo en el corazón del ángel. Desde el hogar de las cenizas

me hablan las ánimas.


ÂťLa lluvia empapa esos cuerpos las cenizas se mojan todo se revuelve en el hogar, los huesos ya no ardenÂŤ


EDICIONES AWEN es el sello editorial de

la Revista Literaria Awen que, comprometida con la creación literaria internacional, edita plaquetas de narrativa y poesía. Liwin Acosta utiliza imágenes emocionantes para regalarnos la luz que nace de una hoguera utilizada como metáfora del paso del tiempo. El uso de recursos metafísicos nos conecta con la eterna búsqueda del más allá, de lo imperceptible que es palpado a partir de la palabra escrita.


EL HOGAR DE LAS CENIZAS se terminรณ de editar en el mes de mayo de 2018 en la ciudad de Maracaibo, Venezuela, bajo la licencia del sello Awen y del autor.



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