Los avatares de ensayar la obra de arte

Page 42

decir el que funda al sujeto y simultáneamente al otro en el ejercicio del discurso. Los prólogos y los inicios de los textos dan cuenta de estas primeras discusiones, de los primeros planes y, en consecuencia, de la primera toma de decisiones en torno a quién escribe, a quién, por qué y para qué. El lector llega a estas partes del texto cuando la discusión interna del autor ya ha finalizado, pero no necesariamente se oculta ese proceso porque, justamente, es el que justifica el recorte y la dirección que el texto tendrá. Por ejemplo, Roland Barthes dedica los tres primeros apartados de su libro “La cámara lúcida. Nota sobre la fotografía” (1980) a construir el acto de decir, inscribir un yo e involucrar al lector. Veamos algunos fragmentos: I Un día, hace mucho tiempo, di con una fotografía de Jerónimo, el último hermano de Napoleón (1852). Me dije entonces, con un asombro que después nunca he podido despejar: “Veo los ojos de Napoleón”. A veces hablaba de este asombro, pero como nadie parecía compartirlo, ni tan sólo comprenderlo (la vida está hecha de pequeñas soledades), lo olvidé. Mi interés por la fotografía tomó un cariz más cultural. Decreté que me gustaba la fotografía en detrimento del cine, del cual, a pesar de ello, nunca llegué a separarla. La cuestión permanecía. Me embargaba, con respecto a la fotografía un deseo “ontológico”: quería, costase lo que costara, saber lo que aquella era “en sí”, qué rasgo esencial la distinguía de la comunidad de imágenes. Tal deseo quería decir que en el fondo, al margen de las evidencias procedentes de la técnica y del uso, y a pesar de su formidable expansión contemporánea, yo no estaba seguro de que la fotografía existiese, de que dispusiese de un “genio” propio.

44


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.