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NICOLÁS BARRÍA GONZÁLEZ

NICOLÁS BARRÍA GONZÁLEZ (Coyhaique, Chile, 1991)

Poeta y profesor de español de la Universidad de Concepción oriundo de la Patagonia. Inicia su formación artística en talleres literarios de Madrid y Chillán, publicando en 2003, Las dos mitades del sol, poemario introducido por el poeta Pedro Lastra, con el que obtuvo la Beca de Creación Literaria del Fondo del Libro y la Lectura. El 2007, luego de realizar una serie de lecturas junto a Stella Díaz Varín, publica Debido Proceso, presentado por el poeta Manuel Silva Acevedo. Colabora con los coros de cámara JIP (Utrecht) y NSK (Ámsterdam), elaborando libretos poéticos relacionados con los espíritus de la naturaleza, el desastre bélico imperialista y el cambio climático global.

NOCTURNO ARCOIRIS

Dedicado a Pedro Humiere

En las tierras elevadas del desierto viejos mares disecados, entreabiertos fantasmean murmurando antiguas almas, invisibles como el calcio del aliento. Ahí despierto en insaciable caminata, recopila voz, memoria en movimiento un chamán que va hilvanado el firmamento con un hilo de agua, sal, sol, cuarzo y plata. Con sonido que dormita del camino, como nube tras el cóndor de montaña, flota hondo con el cuerpo revertido y elevado teje luces como araña. Susurrante en doble tacto enmascarado, huracán que ha serenado su silencio canto quinto cunde cuentos que conversan con la cruz que cruza todo el firmamento: Olvidado antiguo pacto de aire y fuego, nos reúne en la caverna que nos lava nuestra mano cruel sangraba al infinito, blanca tierra en llanto pleno lo costraba. ¿Cuánto tiempo fulminado de nostalgia? ¿Qué le sobra al cielo que hemos contraído?, Unidos en el fondo de la cueva, fundidos con el fuego del refugio palma alada somos verbos de cariño ante el juego de una vida en sortilegio. En ventanas convirtamos los arpegios, de las niñas y los niños su esperanza, enseñaron que con poco siempre alcanza, que la gula frente al hambre, es sacrilegio. Salvaje es el reverso del espejo, pesadilla es solo el sueño que no tranza, frente al cielo de la noche más desnuda volverán a bendecirnos la mirada.

Cuando el ojo resucite la fragancia de la leche que en el cielo se refleja si el instinto se hace luz en la cosquilla, sol de invierno en germinada maravilla viejos sueños palpitados de distancia volverán a desvestirnos las canciones tarareadas por nocturnos arcoíris del sonoro corazón de la galaxia.