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NICOLAS ARCE BERRÍOS

NICOLAS ARCE BERRÍOS (Santiago, Chile, 2001)

Poeta y estudiante de Lengua y Literatura en la UAHC. Ha sido parte del Primer encuentro de poesía emergente Poesía chilena a las calles y la lectura online Los Límites del lenguaje. Su poesía está influenciada por poetas de la generación del 70, 80 y los novísimos. Tiene un libro inédito escrito entre los años 2018 y 2019 llamado Hambre.

Muda su piel, muda sus ojos: ya no le servían. Mira las marcas que la vida dejó. Nota que hay un espacio sin herida, sonríe, se enoja y grita. Rompe y azota su piel contra su cuerpo, juega con sus ojos, mira el efecto.

Decide explotar (se), se toca, cada parte. Sin tener piel resbala y desliza sus dedos contra sí mismo. No quiere más, Quiere un N(h)ombre. El Dios le oye, lo mira y juzga. Dios no debería juzgar, solo es un Dios, no un hombre. Quizás alguien lo ame. Insomne le dice a Dios que le tiene envidia y que por eso no es un Dios. Los Dioses son perfectos, pero Dios le tiene envidia por poder mentir. Se abre un hueco en el pecho y siente clarear ese inmundo sentimiento.

El desfallecimiento guarda marcas, guarda nombres. Cercena sus D e d o s. “Bastardo”, escribe en un papel, y se lo pega con saliva en la espalda dada vuelta. -Te desprecio pequeña noche, tormenta. Hablar toda la noche de ti, como te llevaste el dolor de mi ahogo-. Cada parte llora y brotan raíces. La eternidad es una noche negra. Buscas los huesos de aquel que alguna vez amaste, te buscas y lloras. Lloras. Rompe su velo; no hay piel, sólo úlceras. ¿Cuál fue el instante en que las sílabas ya no eran un horizonte? No me ignores. Tantas noches de hambre, tantas noches, 100 noches en que me ha observado ese pájaro negro. 100 noches pálido.

Con brusquedad te busqué bajo las piedras y terminé rasgando mis venas. Me han culpado. No he ignorado tu frío. Respiro lento. Ciego. Dios le tiene envidia por poder morir, su única muerte es el hombre. ¿Dios?, no tienes derecho a sufrir, pero deberías. Ya no me quedan más de esos, Dios dice el/él/ello/ ella. Quiere morir, no puedo si me miras. Dios se aleja de la noche y esta le sigue.

¿Por qué la noche no querrá seguirme? ¿Es porque te amé? No me escucha, nada lo hace, quiero correr, pero ya no hay piernas. ¿Cuándo el cuerpo dejó de ser de mi madre para ser mío? Sé que es mío, pero todos lo niegan, si fuera mío podría morir y matar. Y ahora no puedo ni pararme sobre mí mismo. Ya no hay noche, aun así, todo está oscuro. ¿Será mi egoísmo tapándoles el sol a los demás? Nadie debería ver el sol. Quisiera ser el sol, ser la noche. Hundirle la columna.

Tirarlo y desearle la muerte <<<<>>>> durante 18 años.