Los Descalzos de Écija
Capilla del Sagrario.
Hornacina del Ecce Homo.
lugar en 1772, aunque su factura parece corresponder a los primeros años del siglo XVII. En la clave del arco de acceso a la capilla hay un pinjante de rocallas, de madera tallada y dorada y, por encima, una talla igualmente dorada de un ave que en este caso parece representar un símbolo eucarístico. En los muros que flanquean el retablo sacramental aparecen dos espacios vacíos donde, según el inventario de cuadros de la iglesia realizado en 1821, colgaban las pinturas del Niño Perdido y de Nuestra Señora de la Soledad, actualmente desaparecidas. 202
Ocupa el fondo de la capilla sacramental, la más importante del templo, un magnífico retablo en exedra de estilo barroco y de planta cóncava, realizado en madera dorada y policromada, compuesto por banco, un cuerpo con tres calles y ático, articulado por estípites y fechable hacia 1766. Dotado con postigos laterales de dos hojas, en ambos lados, el alto banco tiene frontal abombado y sagrario con un relieve del pelícano sobre el altar. El cuerpo del retablo lo articulan dos singulares estípites de carácter rococó. La calle izquierda está ocupada por una escultura de San Felipe Benicio, apareciendo en la calle derecha otra imagen de San Peregrino Lacioso, ambas sobre repisas y muestras de la vinculación de la Orden de los Siervos de María con esta capilla. En el centro, ocupando la gran hornacina, se sitúa una escultura de candelero de la Dolorosa, fechable en torno a 1763-1766, que procede de Nápoles. En el ático, de medio punto, se dispone una escultura del Ecce Homo de mediados del siglo XVIII, quedando rematado por un corazón doloroso en un resplandor que completa la iconografía servita de este retablo. Tres parejas de ángeles tallados y policromados completan el magnífico conjunto.