El Taller, la crónica de la Tadeo - Edición 5

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Ilustración de Andrés Linares

EL TALLER, LA CRÓNICA DE LA TADEO

PARA ENTRAR AL LUGAR, debíamos pagar un cover de 20.000 pesos barra libre toda la noche.

Félix Félix al Caño Por: LIZ DÍAZ

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esearía que el testimonio que intento plasmar en esta historia, que curiosamente sucedió en la vida real, que venturosamente tuvo un final feliz y aprovechando que los caños están de moda por estos días; sirviese como prueba para la justicia colombiana en el ya famoso y bien conocido "Caso Colmenares", pero desgraciadamente sospecho que se desintegrará en el ciberespacio.

"Cruzamos la carrera quince y un taxi casi nos atropella, Él iba corriendo adelante con el alcohol en la cabeza y quien sabe que otra sustancia, detrás yo gritaba su nombre desesperada pero el nisiquiera volteaba a mirarme, seguimos corriendo unos metros más adelante, entregándonos a las entrañas de parque el Virrey, recuerdo haber corrido harto, pero también estoy "enlagunada"; hasta que él se detuvo en el borde del caño y se lanzó, inmediatamente yo me lancé detrás de él urgida a su rescate". Hasta aquí, estas parecen las palabras que una joven que en estos días es famosa por el asesinato de uno de sus compañeros de universidad; pero no, aunque no lo crean, esta era yo Liz Díaz, la madrugada del 18 de abril del 2010 a eso de las 2:40 am. Mi querido amigo *Félix, por esos días compartía amistad con una señorita a la que llamaremos *Pato, se conocen del colegio, parecen hermanitos, aún son amigos. Haciendo cuentas alegres,

Pato cumplió 21 años el 20 de abril del 2010, por lo que muy amablemente nos invitó a Félix y a mi a celebrar en un, conocido en ese entonces pero ya extinto bar, llamado Ópera, ubicado en la carrera 15 con calle 86, frente al parque el Virrey. De Ópera solo tenía el ruido; recuerdo haber pagado algo así como veinte mil pesos de "cover" y adentro el consumo de alcohol era ilimitado, o como dicen burdamente "barra libre", que si reflexionamos al respecto de libre no tiene nada: Detrás de un mostrador hay una señorita o joven de aspecto atractivo, sirviendo tragos de dudosa reputación en cantidades limitadas a medio vaso a cada comensal, uno no es libre de servirse la cantidad que quiera, ni es libre de escoger el trago que quiera, ni hasta la hora que quiera. Recuerdo que esa noche daban tequila y whiskey, ¿de cuál?, no tengo idea. Todos celebrábamos dichosos junto a Pato, entre los invitados estaban *Checho, Rubén, *Tote, *Nía y *Kawi, había otra gente pero no tengo ni idea quiénes eran y no son tan importantes en la historia. Todos disfrutábamos del agasajo, tomamos trago como si fuera agua, y los vasos se evaporaban uno tras otro en nuestros organismos. Pato bailaba con todos, Félix al no ser un buen bailarín movía su cuerpo de la misma manera en todos los ritmos y una que otra chica intentaba enseñarle o cogerle el paso, por mi parte recuerdo haber intentado aprender salsa en los bien sincronizados pasos de Checho, pero al final me rendí y preferí bailar en círculo con el resto. Nos tomamos fotografías,

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