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Manifiesto de renuncia
Los escritores liberales han afirmado que Ubico Castañeda renunció después de los acontecimientos de los últimos días de junio de 1944 para evitar un derramamiento inútil de sangre en el país. Sin embargo, los opositores a su régimen argumentan que lo hizo para darle una lección a Guatemala y dejó en su lugar a tres militares de alto rango: Eduardo Villagrán Ariza, Federico Ponce Vaides y Buenaventura Pineda.
Se cuenta que cuando la situación ya se inclinaba a favor de la renuncia de Ubico Castañeda, los altos mandos del Ejército de Guatemala se reunieron para determinar quiénes serían nombrados para una comisión que preguntaría al Presidente de la República a quién tenía en mente como sucesor para tan importante cargo. Los militares decidieron que lo más prudente era comisionar a los generales con menos jerarquía dentro de la institución armada guatemalteca: Eduardo Villagrán Ariza, Federico Ponce Vaides y Buenaventura Pineda. Ellos solicitaron una entrevista correspondiente con el Presidente, la cual, al parecer, transcurrió de la siguiente manera:
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Permiso para hablar con el Señor Presidente... -dijeron los generales.
Ubico Castañeda, quien solía no apartar la vista de sus documentos mientras atendía a sus visitantes, les respondió sin mirarlos:
Sí, ¿qué desean?
Los generales, temerosos, continuaron:
Entre los miembros de su Plana Mayor, nos gustaría saber a quién consideraría Usted el más apropiado para sucederle en caso de que, ¡Dios no lo permita!, su Excelencia llegara a faltar.
Sin pensarlo siquiera, Ubico Castañeda levantó la vista por un momento y, señalándolos con su pluma fuente, contestó: