Quien ayudo a hitler i maiski editorial progreso 1965

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Además, la proposición inglesa no preveía ninguna convención militar entre las tres grandes potencias que precisara el volumen, plazos, condiciones, etc., de la ayuda armada que se prestarían entre sí y a la víctima de la agresión. Y eso era de capital importancia. La Unión Soviética tenía ya en este sentido una experiencia muy desagradable con respecto a Francia. Como hemos recordado antes, en mayo de 1935 se concluyó un pacto de asistencia mutua entre la URSS y Francia; pero la redacción y la firma de la convención militar llamada a reforzar ese pacto fueron aplazadas para más tarde. Sin embargo, los gobiernos franceses, que se sucedieron con rapidez, sabotearon sistemáticamente la firma de la convención, que seguía sin existir en 1939. Es natural que el Gobierno soviético considerase como un defecto muy serio de la propuesta inglesa la falta en ella de toda alusión a la posibilidad de firmar una convención militar. Cualquier acuerdo de lucha contra los agresores debía tener los colmillos bien afilados. Sin esos colmillos se transformaría en una espada de cartón, que se podría blandir, pero que no serviría para combatir. Semejante vaguedad general de la estructura de las "garantías" hacía inevitables la discordancia entre los firmantes del acuerdo en torno a la interpretación de los compromisos contraídos, la dificultad de elaborar una estrategia y una táctica comunes, la lentitud en las acciones y otras muchas faltas de coordinación. En última instancia, la propuesta inglesa no podía contribuir a crear la concentración de poderío de las potencias pacíficas capaz de por sí de contener a los dictadores fascistas e impedir que cometieran nuevas agresiones. Menos aún podía asegurar la rapidez y unidad de los actos punitivos de Inglaterra, Francia y la URSS contra quienes quisieran desencadenar una segunda guerra mundial. Pero la proposición inglesa, además de ser ineficaz para prevenir una nueva matanza mundial, era ofensiva para la Unión Soviética, ya que la colocaba en inferioridad de condiciones respecto a Inglaterra y Francia. Al Gobierno soviético le interesaba, como es natural, no el aspecto jurídico de la cuestión, sino su aspecto práctico. De hecho, la situación consistía en que Inglaterra, Francia y Polonia estaban unidas entre sí per acuerdos de asistencia mutua, y en caso de que Alemania agrediera a uno de esos países, los otros dos deberían acudir inmediatamente en ayuda suya con todos los medios a su alcance (incluidas las armas). La Unión Soviética, 103


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