El telar magico r jastrow biblioteca cientifica salvat 016 1985 1993

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Un más intenso sentido del color contribuyó también probablemente al crecimiento del cerebro de los animales arborícelas. La visión del color se halla altamente desarrollada entre los monos, los antropoides y el hombre13. El color realza el valor de la visión: proporciona mayor habilidad para descubrir el fruto al extremo de una rama o distinguir amigos de enemigos. En el mundo de los árboles, el color puede convertirse en un asunto de vida o muerte. A medida que se desarrollaba la sensibilidad hacia el color, tuvieron que añadirse al cerebro del habitante de los árboles nuevos circuitos para analizar los colores, así como otros circuitos para combinar el color con las demás informaciones. El color le dice al cerebro una cosa; la forma le dice otra; y la combinación de las dos le revela más de lo que haría de forma aislada cualquiera de ellas. Pero esas asociaciones de forma y color no surgen de la nada; son fruto de nuevos circuitos y puertas cerebrales que añaden más volumen a este órgano. Y está también el elemento adicional de la memoria del cerebro, que ahora debe incluir el color y la asociación del color con otras cualidades, cuando almacene sus recuerdos de un acontecimiento importante. Se necesitan más células de materia gris para el almacenamiento de nuevos datos. No es extraño que los cráneos de los animales arborícelas empezaran a abultarse bajo tales presiones. En este punto entró en juego un tercer factor, pues se unió a los nuevos sentidos del color y la visión estereoscópica para crear otra erupción de crecimiento cerebral en nuestros antepasados. El nuevo desarrollo implicaba la transformación de la garra en una mano. Un animal con patas provistas de garras puede trepar, como hace el felino, pero gran parte del placer de una vida arbórea le es negado. No puede dividir su peso entre varias ramas y aferrar un apetitoso bocado al borde del dosel de hojas; y no puede saltar de rama en rama, o de árbol en árbol. Una vida activa en los árboles requiere una bien formada mano, con dedos que puedan 13

Aparte los primates, muy pocos mamíferos poseen hoy en día un sentido del color, aunque muchos reptiles y pájaros lo tienen, y los antepasados reptiles de los primitivos mamíferos posiblemente lo poseyeran también. Pero los primeros mamíferos perdieron su visión en color probablemente debido al deterioro general del sentido de la vista cuando se sumergieron en la larga noche de los dinosaurios.


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