2. Cistitis: Disuria, poliaquiuria y tenesmo vesical conforman el diagnóstico de cistitis sin entrar a decir nada de su etiología. Frente a un paciente que acusa cistitis a repetición hay que tener en cuenta algunas enfermedades genitourinarias que se manifiestan de ese modo, como son: TBC renal, malformación vesical, cistoceles, litiasis uretral o vesical, pielonefritis crónica. Así, una cistitis a repetición puede ser la causa de una hipertensión arterial actual (por pielonefritis crónica) y de un síndrome urémico (por igual razón). 3. Color de la orina: En general, el hombre es el que se fija en los caracteres de la orina. La mujer habitualmente desconoce este hecho. Ver la orina con sus propios ojos es de gran valor para el médico. La orina de la fiebre es de color encendido; del mismo aspecto es la de sujetos con diarrea, vómitos, sudoración profusa. Los pacientes febriles que toman antipiréticos o un analgésico tienen orinas concentradas pero con cierto tinte rojizo. El piramidón y sus similares son capaces de dar este aspecto a la orina. Si al recipiente en que está contenida la orina se lo mueve, puede verse un matiz amarillo-verdoso que corresponde a la coluria poco intensa. Las orinas concentradas tienen tendencia a precipitar sedimento y después de pocas horas dejan en el fondo del frasco, donde están contenidas, un color rojizo ladrillo, si se trata de uratos, y un color ocre, si son fosfatos. La orina con uratos abundantes se ve en pacientes leucémicos y en enfermos febriles. Acuella con abundante sedimento fosfático se ve en pacientes con úlcera duodenal e hipersecreción gástrica, en la de los sujetos con vómitos y en la de, los que toman bicarbonato. Una orina turbia, densa, débilmente hematúrica, es típica de las nefritis agudas; si es recién emitida, puede ser espumosa por su contenido de albúmina. Si la turbidez es mayor y deja un sedimento grisáceo, puede sospecharse una piuria. Alguna vez la orina puede ennegrecerse en contacto con el aire. Esto basta para sospechar la alcaptonuria. En otras oportunidades la orina puede volverse color borgoña en contacto con el sol; esto se ve en las porfirias. La hematuria reciente produce un cierto matiz rojizo de la orina, que puede aumentar hasta presentar ésta un aspecto como "agua de lavado de carne". Cuando la hematuria tiene origen alto y lleva algún tiempo, la orina toma el aspecto del café puro. La orina negruzca sugiere una hematuria alta. Otros procesos pueden producir una orina de semejante aspecto. Tales procesos son la hemoglobinuria paroxística a frigore, las anemias hemolíticas de variada etiología. La hematuria roja procede muchas veces de las vías bajas, sobre todo de la vejiga, y uno de sus caracteres es la presentación y desaparición brusca, no como la hematuria renal, en que la orina va paulatinamente cambiando su aspecto y tarda días en recuperar el color normal; en la hematuria vesical (cálculo, cáncer) la orina sale de pronto roja en una micción y sigue siéndolo, y de pronto también, en una micción ulterior, ha recuperado su aspecto normal. Los pigmentos biliares dan a la orina un color amarillento-rojizo, y cuando la eliminación de pigmentos aumenta, el color es castaño o caoba (coluria). En general, es fácil la apreciación de una orina colúrica. En casos dudosos se confirma mirando la ropa del paciente o empapando una telita blanca que queda teñida fuertemente de amarillo. Además, la orina colúrica es espumosa al agitarla. En los pacientes con ictericia acentuada, la orina ofrece un matiz verdoso que puede apreciarse en los bordes de la superficie de la orina. Una orina muy colúrica que hace espuma corresponde casi siempre a ictericia obstructiva. Cuando siendo intensa ya no hace espuma, muy probablemente puede tratarse de una ictericia hepatocelular o de una obstrucción de larga data. Si la ictericia es muy intensa y la coluria lo es poco, ello tiene mala significación pronóstica. 21