La circulación venosa colateral porta se presenta cuando, por el desarrollo progresivo del tejido fibroso característico de la cirrosis hepática, se estrechan gradualmente los capilares intrahepáticos del sistema porta, por lo que la sangre busca nuevas vías para volver a la circulación general, sin pasar por el hígado. Las vías son las venas esofágicas inferiores que desembocan en la coronaria estomáquica y la esplénica, ambas, ramas de la porta. Se invierte la corriente por la coronaria estomáquica y, aprovechando las anastomosis de las venas esofágicas inferiores con las esofágicas medias y superiores, que desembocan en la cava, derivan hacia ella la circulación. La otra vía, que es la que aquí interesa, aprovecha los plexos venosos de la pared del abdomen, que están ampliamente comunicados entre sí por numerosas anastomosis. Estos plexos venosos superficiales desembocan hacia arriba en las torácicas y hacia abajo en las femorales; los plexos venosos profundos desembocan en las intercostales, epigástricas y mamarias internas hacia arriba y en las ilíacas en la parte inferior. La tercera vio se desarrolla a nivel de los plexos hemorroidales, aprovechando la anastomosis de las hemorroidales superiores que desembocan en la porta, con las inferiores que desembocan en la cava, originándose así dilataciones varicosas (hemorroides). En la circulación colateral venosa de tipo porta se observan, en la pared abdominal anterior, dilataciones venosas que en los casos típicos constituyen la llamada "cabeza de medusa". Esta red está constituida por venas que irradian desde la cicatriz umbilical y cuya corriente sanguínea se dirige hacia arriba (venas supraumbilicales) y hacia abajo (venas infraumbilicales). Más frecuente que la cabeza de medusa típica es la forma supraumbilical o tipo porta superior, constituida por una serie de venas distribuidas alrededor de la base del tórax y que pueden alcanzar hasta la altura del mamelón. En todas ellas, la corriente venosa es ascendente. La variedad tipo porta inferior, n infraumbilical, se observa menos frecuente y en estas venas la corriente se dirige hacia abajo. El sentido de la corriente se explora colapsando un trozo de vena entre los dos índices, aplicados uno al lado del otro, se separan luego los dedos, de manera que deslicen sobre la piel ejerciendo cierta presión, después, se levanta uno de ellos y según se llene o no la vena, se sabrá cuál es el sentido de la corriente. En el tipo cava, las venas dilatadas son más numerosas y distendidas en las regiones colaterales del abdomen y el sentido de la corriente es hacia el ombligo, rara desembocar en la porta. En ciertas oportunidades, una obstrucción portal además de la circulación venosa tipo porta, puede, por el exceso de líquido libre que provoca en el abdomen (ascitis), comprimir secundariamente la cava y crear un tipo de circulación venosa superficial mixto de tipo portocava. 6.2.3. Ombligo Cuando existe ascitis, el ombligo se invierte hacia afuera como un dedo de guante que se da vuelta, formándose una tumoración blanda, fluctuante, traslucida por la delgadez de la piel. Con frecuencia se presentan hernias en el ombligo, observándose una tumoración que sale por el orificio umbilical, que aumenta de tamaño con los esfuerzos y que puede ser reducida con maniobras palpatorias. Cuando el ombligo es asiento de un neoplasma secundario a uno primitivo intraabdominal, se presenta retraído e indurado. El neoplasma primitivo, en cambio, se observa como una masa dura, infiltrante, que puede ulcerarse. En los procesos umbilicales inflamatorios se observan cambios de color. Es así como aparece enrojecido y edematoso y, aun, ulcerado. Por otra parte,
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