Estafeta

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Estafeta Sumario

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stafeta. 305 metros. Una calle vacía en la portada. Una treintena de páginas para que cobre vida. Una multitud en la contraportada. Estafeta. Mundialmente conocida. Pero… ¿también para los pamploneses es la “calle”? Preguntamos. Sí... Con la certeza nos zambullimos en numerosas fuentes para contar su historia, para compararla con otras calles, para llenarla de decenas de datos. 34.176 adoquines. 547 vecinos. 48 portales. 954 balcones. 48 establecimientos. 17 bares… Estafeta. Los nacidos y los vecinos. Sus historias y recuerdos. Personas. Vida. Más la vida de la gran familia que forman quienes regentan sus establecimientos. Algunos recientes, otros ya en su tercera generación. Todos nos abrieron sus puertas y nos contagiaron

su pasión para sobrevivir 365 días al año. Manteniendo las esencias o con imaginación. Por eso nació el “juevintxo”. Estafeta. Sus bares. Y su atrevimiento para pillar al vuelo nuestro reto de elaborar un “pincho” llamado Estafeta y que desde ya esté en sus barras. Estafeta. San Fermín. Había que terminar con las fiestas. Qué mejor cierre que el encierro. Seis expertos pusieron nombre a seis toros que, quizá, formarían el más atractivo de la historia. Ocho fotógrafos eligieron su imagen y escribieron el pie de foto. Tres veteranos corredores —a los que se añadieron unos cuantos más— narran las claves de los tres tramos del encierro que recorren la calle.

Agradecimientos

A Jorge Nagore por la foto de la portada, a Pedro Armestre por la de la contraportada y a Rodrigo Sánchez por el diseño del logo, la portada y la contraportada. A Juan José Martinena, Ignacio Murillo, Koldo Larrea y al Archivo Municipal por su generosa ayuda en temas en los que no éramos expertos. También a todos los establecimientos, a los bares que han colaborado y a los vecinos que ejemplifican el día a día de la calle. Y a los expertos, a los corredores y a los fotógrafos que han llenado de vida los Sanfermines. Y a Miguel Ángel Jimeno, que nos ha guiado en esta aventura periodística.

Patricia Zarraluqui Merchán Directora de Estafeta

El equipo Patricia Zarraluqui Merchán Directora

Doménica Argenzio Barquet Diseño

Elena Beltrán Maset Fotografía

Redactores

Teresa Antón Aguinaga Elena Díaz-Casanova Porres Celia Doria Seviné Andrea Larrión Setoáin Liliana Neva Valencia

Mª Puy Portillo García Mónica Rakosnik Farran Álvaro Reina Uribe Andrés Sánchez de Mora Parody Belén Torres Lozano

Presentación La más emblemática Otras “Estafetas“ ¿Sabías que..? Ocho hitos Rejuvenece, que no es poco El tesón de una gran familia Guía para no perderse Mucho más que jueves, vino y Un encierro para la historia El ojo tras el objetivo Por Estafeta corre el encierro...


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La más emblemática Una encuesta a más de seiscientas personas lo deja claro: la Estafeta es la calle más emblemática de Pamplona

2 3 4 5 6 8 12 16 pintxo 18 23 26 . 30

374 Estafeta

119 Carlos III 36 San Nicolás 15 Paseo Sarasate 14 Calle Mayor 10 Navarrería 8 Pío XII 5 Mercaderes 5 Plaza del Castillo 4 Jarauta 21 Otros: Sancho el fuerte, Merindades, Baja Navarra, Tejería, San Gregorio.

Andrés Sánchez de Mora v

L

a importancia de la calle Estafeta se debe a varios factores: a su antigüedad, historia y encanto se unen a las celebraciones del juevintxo y del encierro de San Fermín. Por este motivo hemos realizado una encuesta para conocer la opinión de los ciudadanos sobre dicha calle, concretamente en tres cuestiones: su relevancia en la ciudad, las ideas o conceptos que se relacionan con la Estafeta y el motivo por el que los encuestados la visitan. En total hemos preguntado a 610 personas -el doble de la longitud de la Estafeta en metros-, divididas según franjas de edad, sexo -345 mujeres y 265 hombres- y procedencia: 417 de los encuestados se consideran pamploneses; los restantes 193, foráneos. El resultado de la primera pregunta confirmó nuestra idea inicial, ya que más del 60% de los encuestados nombraron a la Estafeta como la calle más emblemática de Pamplona, seguida por Carlos III, con un 20%. Los jóvenes fueron los que dieron respuestas más variadas: entre los encuestados con edad comprendida entre 15 y 34 años, se nombraron quince calles distintas, mientras que los mayores de

65 se limitaron a cinco. Además, el 9% de estos jóvenes eligieron la calle Pío XII como la más emblemática, proporción que en el resto de franjas se reduce al 0,3%. El concepto relacionado con la Estafeta tuvo una respuesta mayoritaria, el encierro (53%), seguido por el de sanfermines (16%), tras el que aparecen varias respuestas con una frecuencia parecida y un significado con límites difusos: pintxos (8%), bares (6%), juevintxo (4%)... cabe destacar que el 64% de los encuestados de más de 45 años relacionan la calle Estafeta con el encierro, mientras que entre los menores de dicha edad la frecuencia baja al 42%. En el motivo por el que visitar la Estafeta se encuentra la mayor variedad de respuesta, debido al gran número de opciones que la calle presenta: tomar pintxos (22%), ir de bares (21%), pasear (13%), el juevintxo (9%)... resulta curiosa la popularidad de la tienda Pastas Beatriz entre los no pamploneses: la proporción de foráneos que visitan la calle Estafeta para comprar en pastas Beatriz respecto de los pamploneses es de seis a uno.

6a1 La proporción de foráneos que visitan la calle Estafeta para comprar en pastas Beatriz respecto de los pamploneses es de seis a uno.

15 a 5 Los jóvenes (15-34) nombran quince calles distintas, mientras que los mayores (65+) se limitan a cinco.


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Otras “Estafetas” Calle 31 de agosto, San Sebastián 280 mtrs.

La Estafeta, Pamplona 305 mtrs. Rua do Franco, Santiago de Compostela 350 mtrs.

Calle de Santiago, Valladolid 360 mtrs.

Sierpes, Sevilla 385 mtrs.

Calle Alfonso I, Zaragoza 450 mtrs.

Calle de Triana, Gran Canaria 650 mtrs.

Calle Colón, Valencia 750 mtrs.

La Rambla, Barcelona 1,2 km

Gran Vía, Madrid 1,3 km


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¿Sabías que..? 547 vecinos 267 hombres + 280 mujeres

1.886

Toros han corrido por la Estafeta desde 1976

253

personas trabajan en la Estafeta.

1663

48

14

50 15

Este año es la primera vez que corre un toro por la Estafeta en las fiestas del patrón del barrio.

escudos de armas

432

millones de pesetas se gastó en el adoquinado de la calle.

275 m2 36 m2 Cuchillería Gómez es el comercio con más metros cuadrados.

Alpargatería De mil colores es el comercio con menos metros cuadrados.

portales de viviendas tiendas

AÑOS

DÍAS

lleva trabajando Mario Goñi Cana (64) en la Joyería J. L. Goñi. Es el que lleva más tiempo trabajando en la calle.

lleva trabajando Fermín Rabal Echeverría (23), dependiente de la tienda Friking. Es el que lleva menos tiempo trabajando en la calle.

17 BARES

1 farmacia

34.176 adoquines

0

señales de tráfico pasos de peatones semáforos aceras fuentes árboles bancos

38 alcantarillas

954 balcones contenedores y papeleras

20

1920

2015

Cuadros Huici, tienda más antigua

Jamonería Juan Becerro, tienda más nueva

9

tiendas de souvenirs


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Ocho hitos Los 305 metros de la calle Estafeta, desde la esquina con la calle Mercaderes hasta la confluencia con la calle Labrit, conceden a la ciudad de Pamplona una de sus señas de identidad. Es la travesía en la que los visitantes realizan parada obligatoria, y así presumen de haber estado en la capital navarra. Aunque su nombre tenga una relación de dependencia con la palabra encierro, la historia enseña que la Estafeta tuvo vida antes de los Sanfermines. Solo hace falta alzar la vista y descubrir cómo esta calle goza de una fama que se ha ganado a pulso durante siete siglos.

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Elena Díaz-Casanova

Los otros cinco nombres

La Estafeta cuenta con una peculiaridad que debe a su larga historia: no siempre se ha llamado así. José Joaquín Arazuri, en su libro Pamplona calles y barrios, realiza una enumeración de los nombres que se han unido a la historia de esta calle. El primero, según el privilegio de 1324, cuando la calle se llama Rúa de la Zaga del Castillo, por estar a la sombra de los muros de la fortaleza. Es un siglo más tarde, en 1456, cuando aparece una nueva denominación: Rúa de Tras el Castillo, nombre asociado con San Tirso, mártir toledano y patrón del barrio.

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En el siglo XVI aparece otro nombre: Tras de la Plaza del Castillo Viejo y Tras de la Plaza del Castillo, ya que fue en esta misma época cuando se bautizó a la plaza con este denominación. Es en el siglo XVII cuando realmente se hace gala del nombre del patrón al adoptar la calle el nombre de Tras el Castillo o San Tirso. En el siglo XIX desaparece la antigua organización por barrios y la ciudad se divide en cuarteles. Así la calle de la Estafeta se separa: en el séptimo cuartel se incluyó la Estafeta de Abajo y en el octavo cuartel, la Estafeta de Arriba.

Incendio y cierre de la basílica de San Tirso La basílica del barrio se encontraba en el portal 49-51, donde hoy está la sidrería Chez Belagua. Según Dónde la basílica de San Tirso, un artículo del Diario de Navarra del 5 de abril de 2013, este edificio estuvo en la Estafeta de 1324 hasta 1771. Estaba dividida en dos estancias: en el aula se celebraban las juntas barriales y la parte del fondo era la basílica. Según comenta Arazuri, todos los domingos y misas de festivo celebraba misa el capellán del barrio y en el día del patrón, se llegaban a celebrar hasta diez y ocho misas. En 1599 comienzan las obras de ampliación de la basílica

pero en menos de cien años, en 1669, se incendia. Se perdió el altar y las casas próximas quedaron también dañadas. De este accidente se le acusó de descuido al prior y a los mayorales, que tuvieron que pagar 60 ducados. Se hizo un retablo nuevo en el que el patrón del barrio aparecía representado en un lienzo pintado. Un siglo más tarde, el 24 de agosto de 1769 se procede al cierre de la basílica, por encontrarla el obispo de Pamplona, muy indecente y profana. Pero lo curioso es que se mantuvo hasta el 4 de agosto 1771, cuando aparece por última vez en el acta del barrio.


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La calle recibe su actual nombre

Es en 1716, como reza la placa colocada en la entrada del Bodegón Sarriá, cuando empieza a llamarse la calle por su más famosa denominación: Calle de la Estafeta. Fue en el portal 50-52 donde se instaló la primera estafeta de correos de Navarra. La calle quedó divida en Estafeta de Yuso o de abajo (desde la esquina con

Mercaderes hasta la Bajada de Javier) y la Estafeta de Suso o arriba (desde la Bajada de Javier hasta la cuesta de Labrit). Puede que esta calle se haya ganado a pulso su famoso nombre, pero hay otras tres calles en la Comunidad de Madrid que reciben el mismo nombre: en Madrid, en Alcobendas y en Galapagar.

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La calle con más escudos de armas

La calle del encierro también puede presumir de ser la calle con más escudos de armas: a día de hoy conserva catorce. Le siguen las calles Zapatería con 9 y la Mayor y San Antón con ocho cada una, como se muestra en el libro de Juan José Martinena Ruiz, Escudos de armas en las calles de Pamplona. El escudo más antiguo que se conserva en la Estafeta es el de Loperena, en el número 40. Pertenece a Don Juan Bernardo Loperena y Echarri, que obtuvo la sentencia de hidalguía en la Corte Mayor y en el Consejo Real de Navarra en el año 1732, como indica Juan José Martinena en su libro. Por desgracia, el escudo se encuentra cortado en dos mitades ya que un balcón lo oculta casi por com-

pleto. El último escudo que se puso en Pamplona antes de la supresión de los derechos de hidalguía, según Juan José Martinena, es el de Esaín-Elcano-Barberia-Oteiza. Esta pieza neoclásica y de piedra armera se encuentra en el número 43 y obtuvo la sentencia de hidalguía en 1819.

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El primer encierro

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En 1853 la primera vez que se corrió el encierro por la Estafeta. Los toros corrieron por la Estafeta hasta 1861 cuando se decidió que volvieran a entrar por el portal de San Nicolás. Pero seis años después, en 1867 volverían a correr por la mundialmente conocida calle de los toros.

El paseo de todos “Ustedes, los que conocieron la época —la deliciosa época en que el paseo de la Estafeta era el escaparate de la moda de París con los sombreros recién llegados de Francia y los vestidos y los quitasoles— no me hagan ahora lagrimeos. Recordar… Recordar ¿No quedamos en que recordar era volver a vivir? ¡Ea, pues vivamos un poco recordando!”. Así hace poesía Jose M.P Salazao sobre el Paseo de la Estafeta en el artículo Cuando venía Don Pablo, del 21 de septiembre de 1958. En 1917 es el último año que tiene lugar este famoso paseo, también llamado Paseo de Feria. Durante las fiestas de la ciudad, el tramo desde Mercaderes hasta la bajada de Javier era el más concurrido en las mañanas sanfermineras. De 12 a 1:30, según comenta Arazuri, tenía lugar un concierto interpretado por

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La primera víctima mortal Casimiro Heredia fue la primera víctima mortal en esta calle durante los encierros 1947. Oriundo de Pamplona, fallece por la cogida del toro Semillero. Esa mañana del 10 de julio, a la altura de la Bajada de Javier, como señala el artículo Quince muertes desde 1922, publicado por El Mundo el 10 de julio de 2009. Según el especial de San Fermín del Diario de Navarra del 5 de julio de 1998, Heredia ha sido la única víctima mortal de los encierros en esta calle. Sin embargo, hay otra víctima mortal que fallece muy cerca de la calle Estafeta: es Esteban Domeño, que falleció el 13 de julio de 1924 a apenas 25 metros de la plaza de toros.

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La calle se peatonaliza En el año 1998 se peatonaliza y adoquina la calle Estafeta. Una inversión de 432,2 millones de pesetas para 34.176 adoquines. El encierro se corre por primera vez sin aceras, lo que abre un debate sobre la seguridad. Ricardo Pascual, concejal delegado del Casco Antiguo en aquel momento y responsable de la peatonalización, afirmó en el especial de San Fermín del Diario de Navarra del 5

de julio de 1998 que “la acera solo es un obstáculo que puede provocar caídas y accidentes. Las mayores cogidas se han producido precisamente dentro de las aceras”. Puede que el tiempo lo haya demostrado o que el futuro lo desmienta, pero lo cierto es que el peatonalizar la calle ha sido un hito que ha determinado el tránsito de turistas y el paseo de los pamploneses.

una de las tres bandas militares de la plaza, que se colocaban entre las escalericas de San Agustín y la esquina de Javier. La excusa era asistir al concierto, y el motivo, lucir el último sombrero o el traje más elegante. Por el centro paseaba la juventud endomingada y en las aceras se instalaban sillas para las personas de mayor edad. Cuando el sol apretaba, las sillas se pasaban a la acera de los números pares. Y es que este dato cobra sentido en el artículo de “La hora y el paseo” (Diario de Navarra, 9 de junio de 1993). El cambio de hora en el mes de junio planteaba dificultades, porque al adelantar los relojes en una hora, “a las 11 caía un sol de justicia”. Por eso se pensaba en un cambio y fue en 1918 cuando este famoso paseo de las mañanas sanfermineras se mudó al Bosquecillo de la Taconera. > Una imagen de la calle de la Estafeta cuando estaba abierta al tráfico./ Imagen obtenida de Navarra Hoy,viernes 1 de febrero de 1991

> Una imagen de la calle peatonalizada. / Elena Beltrán


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De izda. a dcha.: Alberto Mendoza Erice, Juan José Vidaurre Zunzarren y Iñaki Mendoza Erice. Abajo, Gaia Marchese Cascella. Foto Elena Beltrán

Rejuvenece, que no es poco De los 94 años de Antonia a los doce meses de Gaia, las historias de la Estafeta, de los que allí nacieron y de sus vecinos, recorren el tiempo hasta llegar a nosotros. Celia Doria, Andrea Larrión Álvaro Reina, Andrés Sánchez de Mora Fotografía Elena Beltrán

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manece en la Estafeta. En la tranquilidad que presenta la calle mientras la ciudad despierta, cuesta imaginar que durante nueve días de fiesta pueda concentrarse tanta gente en ese mismo lugar y tan temprano. Sin embargo, cuando a uno le llega el aroma de los recién horneados garrotes de Beatriz o cuando, media mañana, un delicioso pintxo reconforta el estómago, parece más sencillo preguntarse qué se esconde tras esas fachadas antiguas, del siglo XIX, que impasibles ante el tiempo, tanto han visto. ¿Qué hay detrás de las puertas y ventanas de la calle más emblemática de Pamplona? ¿Qué historias tras ciudadanos anónimos? 547 vecinos, ancianos, jóvenes y familias, algunos de los cuales nos han revelado sus historias. Personas que viven en la Estafeta a lo largo de todo el año,

personas que han nacido allí y que allí permanecen, o que la vida les ha alejado de esos famosos 305 metros nos han abierto sus casas para conocer la calle, para saber de ellos.

Juan José, el “inmortal”

Bombero, equilibrista, boxeador. Juan José Vidaurre Zunzarren vio la luz por primera vez en la Estafeta hace ya setenta inviernos. Uno de sus primeros recuerdos es comprar la cal en una de las tiendas de la calle para, una vez diluida en agua, pintar las paredes. Hoy hombre activo, de chaval disfrutaba descolgándose por los balcones para hablar con sus amigos y vecinos, sin miedo a lo que pudiera pasar. Miraba con ojos asombrados los camiones de obras que convertían la vieja calle en lo que es ahora, “una calle de bares y de turisteo”, nos cuenta con algo de pena. Desde el número 25 se asomaba y veía movimiento

> Juan José Vidaurre Zunzarren en el portal número 25, en el que nació.


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25 de noviembre de 2015 otrora perezoso de la calle. También rememora, ahora con con ojos luminosos, los primeros años de encierros. Los veía desde el portal 27 porque a los niños no se les dejaba salir. Y recuerda sus años de corredor, cuando en la Estafeta “se podía correr, porque apenas había gente y había que aguantarle 150 metros al toro”. No todos podían. Sonríe al recordar que se casó un seis de julio que y al día siguiente corría por su vida delante de los bravos. Su mujer no le dijo nada, porque lo considera inmortal. Inmortal, porque después de toda una carrera como bombero, la única señal que le queda es una pequeña marca de quemadura en la nariz. Inmortal, porque nadie como él para hacer trastadas a varios metros sobre el empedrado de la Estafeta. Inmortal, porque, sin tener idea de boxear, se presentó a un campeonato de Navarra y Guipúzcoa contra el campeón vasco en Anoeta y… le ganó. Inmortal en el recuerdo de sus amigos como un tipo afable, al que conviene tener el lado en vez de enfrente.

en su piso del portal 14, conoce muchos de los secretos que se esconden tras las fachadas que flanquean la Estafeta. También los que se ocultan bajo el suelo. Martín cuenta que debajo de los adoquines se encuentra una galería que acumula escombros y basuras, que entre su casa y el hotel La Perla hay una belena que utilizaban los comerciantes de la calle a modo de almacén; y que dentro del portal 61 hay una puerta que da a un conjunto de viviendas unifamiliares. Curiosidades que sabe un aficionado a la Historia como Martín, pero que pasan desapercibidas para la gente que pasea a diario por la Estafeta. Nos habla con emoción del pozo medieval que se descubrió en la Farmacia de la calle, pero con más emoción nos relata que “unos Sanfermines, uno de los toros del encierro embistió contra el portal de la casa. Estaba abriendo la puerta a una de las corredoras, que es vecina, y tuve al toro casi encima”. Todavía conserva la cerraja que rompió el astado… “por si al seguro algún día se le ocurre pagarlo”, bromea.

Antonia, osasunista y costurera

Luis y los que ya no están

Cerca de allí encontramos a Antonia Nuin Ezcaray. Tiene 94 años y, claro, es la voz de la experiencia. Todo lo que tiene lo ha conseguido a base de muchos años de duro trabajo. En sus manos, el reflejo de décadas como costurera, desde que comenzó a dedicarse a ello siendo una quinceañera, cuando se trasladó desde Lizasoain, su pueblo natal, hasta Pamplona acompañando a su hermana. Sin embargo, su rasgo más característico es la dulzura y la ternura que desprende desde un pequeño cuerpecito. Su familia sabe que en casa de la tía Antonia siempre hay un hueco para quedarse a dormir cuando hace falta. Osasunista y cocinera poco reconocida, a esta pequeña gran mujer le encantan los sanfermines, sobre todo cuando los gaiteros suben al balcón de enfrente para tocar. Y es que desde su piso en el portal 76 tiene unas vistas de lo más privilegiadas que sabe aprovechar. “San Fermín me alegra mucho, sobre todo porque siempre viene la familia para ver el encierro conmigo”, sonríe.

que trabajar en el Casco Viejo. Así, Luis y sus hermanos se criaron entre establecimientos de los que hoy en día quedan pocos. “Solíamos pasar tiempo en la Casa del Libro. Conocíamos mucho a Carmelo y a su hermano, y a sus padres. La pena es que cada vez quedamos menos de los de antes”, dice. “Algunos se marchan, otros han muerto, y al final, aunque es bonito ver cómo la calle se rejuvenece, es un poco triste ponerse a recordar”.

Iñaki y Alberto: reliquias de otra época

Otro que puede contar la historia de la Estafeta, pero en este caso porque la ha vivido en carnes propias, es Luis Goñi Arlegui, de 63 años,

Los que sí se han quedado son Iñaki y Alberto Mendoza Erice, propietarios de la tienda de marcos que lleva el nombre de su padre, Amado Mendoza. Dicen llevar en la Estafeta “toda la vida”, y no les falta razón: nacieron en la misma calle, en el cuarto piso que sus padres ocupaban. “En esa época [años cincuenta] se nacía en casa: se llamaba a la comadrona y listo. De los ocho hermanos, los cinco primeros nacimos en el piso, y el resto ya en la clínica”, cuenta Alberto. Desde que su padre adquirió la tienda en 1940, la familia Mendoza ha vivido todos los grandes cambios que ha sufrido la calle. “La Estafeta siempre ha sido importante, sobre todo por su comercio —apunta Iñaki—, pero las tiendas eran to-

que tras cincuenta años en el portal 61, recuerda con claridad todos los cambiantes comercios y a muchos de los vecinos que allí habitaron y que ya no están. “Esta calle siempre tuvo mucho de barrio, y todos nos conocíamos. Mi familia y yo teníamos especial relación con nuestros vecinos de abajo. En ocasiones íbamos a su casa a merendar, o ellos subían a hacernos una visita”, rememora. Su madre los llevó a vivir a la calle Estafeta cuando eran niños tras la muerte de su padre porque los pisos eran más baratos y ella tenía

das propiedad de los mismos que te atendían”. Cuentan que casi todas estas tiendas cerraron y que apenas quedan vecinos de los que conocieron en su infancia. “La gente se iba porque en el casco antiguo vivía hacinada. Nosotros estábamos once en el piso, en solo tres habitaciones”, explica Alberto. Recuerdan con cariño la época dorada de su tienda, cuando eran niños. “Cuando la llevaba nuestro padre, aquí venían todos los pintores importantes, porque la tienda hacía de galería: el mismo Gustavo de Maeztu vino alguna vez a decorar la

Milagros sigue preciosa

Otra de las vecinas que más disfrutan de las fiestas es Milagros Aguirreche Zabala, una mujer de 88 años que lleva ocupando su casa del número 7 desde hace casi quince años. “Vivo muy feliz en la Estafeta. No la cambiaría por ninguna otra calle de Pamplona”. Una casa que cada San Fermín acoge a la familia de Milagros, que, aprovechando las vistas privilegiadas de su balcón, desayuna con ella y le hace compañía durante el encierro. “El barullo no me molesta lo más mínimo”, afirma esta mujer, que, nacida en Solchaga, se mudó a la capital para trabajar. Después de vivir en una buhardilla de la calle Zapatería, acabó finalmente en la Estafeta. Aunque ahora sale muy poco de casa, su sobrina suele acompañarla a tomar café a una cafetería del barrio en la que ya la conocen bien y, cada vez que entra, sus dueños le dan dos besos y la llaman “preciosa”.

Martín sabe muchos secretos

Un poco más que Milagros lleva viviendo en la calle Martín Saínz, un hombre de 60 años que, tras veinte

> Asomado a su balcón, con vistas privilegiadas, Martín Sáinz. > Luis Goñi Arlegui vive feliz con su madre y sus hermanos en su piso del

portal 61.

> Iñaki y Alberto Mendoza Erice en el negocio familiar, Cuadros Mendoza.


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tienda antes de una exposición. En una de ellas se expuso un Murillo”, dice Alberto mientras enseña una revista de 1952, que cuenta el descubrimiento de una obra del pintor barroco Bartolomé Esteban Murillo en esa misma tienda. “Vino una señora diciendo que lo quería vender, que no le gustaba. No tenía ni idea de lo que era ni de lo que valía” cuenta riéndose. Sin embargo, saben que su negocio es una reliquia de otros tiempos. “Antes había restauradores de marcos. Y doradores, profesionales que solo se dedicaban a dorar la madera. Y en la tienda trabajábamos seis”, recuerda Alberto. Iñaki cuenta que con el tiempo el negocio ha bajado mucho: “tenemos que competir con calidad de materiales, porque por precio no podemos competir con Ikea: hoy en día te sale más barato comprar un marco nuevo que arreglarlo”. “Dentro de unos pocos años, a cerrar, cuando me jubile yo”, asegura Alberto, el más joven de los dos: nadie de la familia parece dispuesta a quedarse con la tienda. “Y mira que el negocio es bonito”.

Sagrario quiere ascensor

La tienda de marcos Amado Mendoza es uno de los comercios frente a los que Sagrario Aristu Gorráiz pasa cada jueves cuando acompaña a su padre a dar un paseo. De San Nicolás, donde su padre tenía una sastrería, pasó a la Calle Comedias, concretamente al piso de arriba del Café Roch, y de ahí a Estafeta 31. “Soy de Pamplona de toda la vida, y a no ser que no pongan ascensor en este edificio, no me echarán de aquí. Siempre he querido vivir en el Casco Viejo, en cualquiera de los tres

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Me disgusta especialmente que haya tanta gente que mendigue aquí, pero lo peor es el olor que sube de Beatriz por las mañanas, una tentación Serigio Zubiri López

Soy de Pamplona de toda la vida y no me echarán de aquí Sagrario Aristu Gorráiz

Antes, la gente se iba porque en el casco antiguo vivía hacinada. Nosotros estábamos once en el piso, en solo tres habitaciones

Alberto Mendoza Erice

Algunos se marchan, otros han muerto y al final, aunque es bonito ver cómo la calle rejuvenece, es un poco triste ponerse a recordar Luis Goñi Arlegui

^ Sagrario Aristu Gorráiz en su piso en la calle Estafeta, con las vistas de la catedral de fondo. ^ Carlos Erice Azanza presenta orgulloso su último libro en la puerta de su casa, en el número 21. Sergio López Zubiri entrando en el portal número 10, donde se encuentra el apartamento que lleva generaciones perteneciendo a su familia.

burgos originales”, afirma rotundamente. Lo que más le gusta de su piso es la cantidad de luz que entra por las ventanas desde las que tiene unas espléndidas vistas de la catedral pamplonesa, así como lo cerca que tiene todo viviendo en la Estafeta. Aunque para Sagrario su familia es muy importante, ahora mismo sus dos hijos se encuentran fuera de Pamplona: Carlos está de Erasmus en Bucarest (Rumanía) y Beatriz trabaja en Roma (Italia), pero espera que ambos acaben haciendo su vida en la ciudad que los ha visto nacer.

Carlos y sus musas

Para un vecino de la calle, la Estafeta es un lugar de novela. Se trata de Carlos Erice Azanza, pamplonés de 44 años, sanferminero empedernido y escritor profesional. Acaba de publicar su tercer trabajo, Orán ya no te quiere, ambientado entre Argelia y Pamplona, y más concretamente, en la calle en la que él mismo vive desde hace diez años. Interesado en la Historia y las relaciones humanas interculturales, Carlos ha encontrado entre sus vecinos a las musas perfectas para su novela. “Trata sobre magrebíes que vienen a vivir aquí, concretamente al

piso de enfrente”, asegura sonriente. Según él, todo el mundo tiene una historia, y toda vida puede ser una inspiración. “Hay cantidad de gente que viene de África, también en la Estafeta. Desde el dueño del kebab de la esquina hasta el que pide por la calle, pasando por el vecino de dos casas más allá. Y tienen visiones muy distintas sobre nosotros, sobre nuestra cultura, así que siempre se puede aprender de ellos”, comenta mientras nos muestra orgulloso su último trabajo. A pesar de haberse criado en Iturrama, siempre guardó con cariño en su memoria la Estafeta, donde vivían sus abuelos. “Exactamente, en el piso del otro lado de la calle donde vivo”, afirma. Uno de los recuerdos de su infancia es haber visto el encierro desde el balcón de los vecinos del 2º. “Los toros me parecieron enormes. Para un niño, toda esa gente que se ve, y el peligro que se respira en el ambiente es muy impresionante”, afirma. Durante un tiempo, tuvo que vivir en Sevilla, en la calle Camilo José Cela, de donde posiblemente, como él dice, le “vino la vocación”. Finalmente, cuando pudo regresar a Pamplona, quiso hacerlo en las raíces y no dudó en establecer en la Estafeta su hogar.


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Enrique, un vecino de renombre Enrique Maya, anterior alcalde de Pamplona, vive en la esquina de Estafeta desde que se casó hace 32 años. Como alcalde atesora muchos recuerdos de la calle, el primero que le viene a la cabeza siempre es el mismo: los pintxos que se tomaba con su cuadrilla. Su visión es particular, porque la Estafeta para él ha sido a veces un dolor de cabeza. Reconoce que cada vez que le tocó presenciar las fiestas de San Fermín lo pasó mal, “porque cada minuto puede pasar algo, desde el chupinazo hasta el Pobre de mí”, e incluso después, “todavía tienes el móvil preparado para que te cuenten una desgracia”.

Pero elogia los Sanfermines. “Es una bestialidad, en cuanto a que los toros son bestias, pero creo que sin los encierros sería mucho más complicado dar a la ciudad la imagen que tiene. Además el encierro forma parte de un bellísimo duelo en el que hay que echarle mucho valor y aguantar un poco”. Una de las veces que peor lo ha pasado es en una ocasión en la que los encierros tuvo que verlos por la televisión, durante su mandato. Según él, pasó tres minutos “con la carne de gallina, esperando y rezando para que nadie resultara herido ni hubiera ningún percance”.

Quisimos que nuestra hija naciera en esta casa, fue un momento muy bonito

De cuatro países en casa de Giuliana

“ Giuliana Cascella

Entre los problemas que supone el aparcamiento, la suciedad y el ruido en la Estafeta, sus habitantes son como militantes de la calle

Javier, el periodista

De letras es también Javier Lorente Doria, periodista en Onda Cero y amante de la lectura. En su piso del portal 23 acumula libros y diccionarios en una estantería del salón situada junto a un ático… que no da a tan famosa calle. “Aunque haya quien no se lo crea, no todos en esta calle tenemos balcón desde el que se pueda ver el encierro, y por tanto, no lo vemos; es más, vivimos muy tranquilos”, cuenta. Javier relata que cayó en esta calle de casualidad, aunque siempre había tenido intención de vivir en lo viejo. Su piso estaba hecho una “cochambre” cuando llegó y ahora, una vez reformado, cada vez que pasa por barrios como Buztintxuri o Gorráiz, piensa en el “gran acierto de vivir aquí”. Señala también que vivir en la Estafeta tiene su parte mala: la suciedad que dejan los juevintxos y los Sanfermines, el ruido, y el problema del aparcamiento, por eso sus habitantes “son como militantes de la calle”, afirma.

Sergio no tiene donde aparcar

Alguien que conoce todos los inconvenientes de habitar aquí de primera mano es Sergio López Zubiri, un joven de 22 años que vive con su

hermano en la casa familiar del número 10. Vino de Santacara hace ya unos cuantos años, y cuenta que lo hizo saludando a todos los que pasaban por la calle, como siempre lo había hecho en el pueblo, pero, para su sorpresa, al principio la mayoría no le devolvían el saludo. “En general, se vive bien en esta calle. La falta de aparcamiento es un problema, y me disgusta especialmente que haya tanta gente que mendigue aquí, pero lo peor es el olor que sube de Beatriz, una tentación”, lamenta. Sergio vive en una casa que ha pertenecido a sus padres, a sus abuelos e incluso a sus bisabuelos y que, en su familia, es “una especie de puente hacia tu propia casa”, ya que todos la han ocupado antes de mudarse a su vivienda definitiva. A pesar de que solo lleva seis años aquí, tiene muchas anécdotas que contar, como la vez que le robaron la compra que había dejado en el rellano y, aunque puso carteles para recuperarla y preguntó a todos los vecinos, no logró que se la devolvieran. Aún así, tiene buena relación con ellos, quienes identifican perfectamente, con solo escucharlo, la energía con la que sube un chico joven todas las escaleras sin ascensor, esas escaleras que tantas veces contó de niño.

^ FGiuliana Cascella está feliz de que su hija menor, Gaia, pueda crecer en la Estafeta.

Javier Lorente Doria

Hay cantidad de gente que viene de África, también en la Estafeta. Desde el dueño del kebab de la esquina hasta el que pide por la calle, pasando por el vecino de dos casas más allá. Y tienen visiones muy distintas sobre nosotros Carlos Erice Azanza

Vivo muy feliz en la Estafeta. No la cambiaría por ninguna otra calle de Pamplona Milagros Aguirreche Zabala

Por el contrario, la historia de cómo Giuliana Cascella encontró su hogar en la Estafeta fue toda una odisea. Colombiana de padre italiano, fue a estudiar a Italia, donde conoció al que hoy es su marido. Por el trabajo de él, vivieron en Londres (Inglaterra) y Estocolmo (Suecia), donde nació su primera hija, Cloe. Fue poco después, en 2013, cuando finalmente se establecieron en Pamplona. Lo que más les gusta del Casco Viejo es el ambiente de pueblo que hay. “Puedo dejar a los vecinos con las niñas si hace falta. Además, en el barrio hay familias que llevan a sus hijos al mismo colegio que yo, y estamos pensando en organizarnos para hacer turnos para llevarlos”, comenta. Lo que más aprecia esta joven de 32 años, madre de familia, es la tranquilidad de la pequeña capital foral, así como el ambiente que siempre se respira en la Estafeta. Tras estos dos años en este emblemático lugar, Giuliana reconoce haberse acostumbrado a vivir aquí, y le gustaría que sus hijas se criaran en el barrio. En sus brazos, se remueve la pequeña Gaia, de apenas un año, pamplonesa de pura cepa. “Quisimos que naciera en esta casa, así que contratamos unas matronas para el momento de dar a luz. Fue un momento muy bonito”, sonríe con ternura. En la mirada inocente de Gaia, en su sonrisa infantil, es inevitable ver una esperanza de futuro para una calle que ha visto el transcurso de los siglos y sigue ahí, cambiante, camaleónica, pero siempre icono de la ciudad a la que Hemingway dedicó su prosa.


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El tesón C de una gran familia Trabajo duro, constancia, pasión por lo que hacen y un buen trato con los clientes. Algunos han visto el ejemplo en sus padres o abuelos, mientras que otros han emprendido un nuevo negocio lleno de incertidumbres Mª Puy Portillo Mónica Rakosnik

on la llegada de un nuevo día, los comerciantes despiertan la calle más emblemática de Pamplona. Comienza una nueva jornada laboral y, lo que hace unos minutos se encontraba vacío y silencioso, poco a poco empieza a llenarse de un agradable bullicio orquestado por muy distintos idiomas. Algunos son más madrugadores que otros. Los hermanos Carmelo y Fermín Butini Echarte, propietarios de La Casa del Libro, son los primeros que, con sus periódicos de todos los rincones del mundo, acercan desde las cinco de la mañana las noticias a muchos vecinos y hosteleros del Casco Antiguo. Pero antes de que llegue el momento de la apertura, algunos trabajadores de estos negocios coinciden para desayunar en algún bar o cafetería de la calle, donde charlan de manera distendida sobre cómo afrontarán las ventas de ese día. Así es como la Estafeta vuelve a cobrar vida: con el aroma de los famosos “garroticos” de Pastas Beatriz o de los inconfundibles churros de la Churrería de Lerín, las tonalidades blancas y rojas de las figuras que decoran las fachadas de las tiendas de recuerdos, el escaparate de Garrarte repleto de coloridos dulces, las melodías de los músicos callejeros o las canciones que acompañan a títeres espontáneos. Y entre todo ello, se asoman los primeros clientes. Un ambiente familiar Gran parte de los comerciantes de la Estafeta coinciden en la buena relación

que existe entre ellos y en la clientela fija —alguna de ella extranjera— que han ido forjando durante décadas. Los dos factores favorecen este ambiente familiar que quizá muchas calles de Pamplona han perdido. “Te conoces a todos los vecinos y empleados de la calle, es muy familiar y no tiene nada que ver con otros lugares de Pamplona”, explica Idoya García Alfonso, dependienta de la tienda de souvenirs De Blanco y Rojo, que ha percibido este clima en tan solo un año que lleva este local en pie. “Es como un trato de barrio y, tanto clientes como vecinos, te llaman por tu nombre”, asegura la propietaria de la panadería Totos, Sandra Izcue Mariscal, que se ha criado en la tienda desde niña, cuando sus padres la adquirieron hace 25 años. También Ana Armendáriz Vicente, quien junto con sus dos hermanos regenta el negocio de Cocinados Arbi, comparte su visión, puesto que a pesar de haber nacido y vivido en la calle, no fue hasta que abrió la tienda cuando empezó a conocer a sus vecinos. Todo esto lo resume Fermín Butini en una frase: “La Estafeta es como un pequeño pueblo, hay mucho sentimiento de barrio”. Relevo generacional Quien emprende un negocio en esta calle no lo hace por casualidad. Hace tres años, Sara Remón Jiménez decidió asentar aquí su alpargatería artesana llamada De Mil Colores. “Mi


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marido y yo siempre hemos tenido claro que el 90% del negocio se debe a la ubicación. Todo turista que viene a Pamplona pasa por aquí”, argumenta. Incluso cuenta que acaba de recibir un pedido de un cliente de Alaska que descubrió la tienda en Sanfermines. Sin embargo, ya hace décadas, los trabajadores que se establecieron en la Estafeta auguraron un futuro próspero. Una muestra de ello es la conservación de varios de estos que han pasado de generación en generación, como es el caso de la Cuchillería Gómez, La Casa del Libro o la tienda textil Zarranz, cuyos dueños actuales son los nietos de quienes iniciaron con esfuerzo estos pequeños comercios. Y otros como el Taller de Joyería J. L. Goñi, Tejidos Rodrigo o Molduras Amado Mendoza han tomado el relevo de sus padres. Begoña Rodrigo Zúñiga lleva veinte años al frente de Tejidos Rodrigo, un establecimiento que abrió su madre, Bisi Zúñiga Laza, hace 44 años. “Quedan pocas tiendas como estas que conservan su encanto”, indica Begoña Rodrigo refiriéndose a la ausencia de reformas de su local. “El sacrificio y la ilusión que han tenido siempre mis padres para que esto siguiera adelante hace que mi trabajo sea muy gratificante”, asegura. Fernando y Javier Gómez Martínez son nietos de Valentín Gómez Lama, el fundador de una de las cuchillerías referentes en Pamplona. Tras haber estudiado ambos una FP y

El sacrificio y la ilusión de mis padres hace que mi trabajo sea muy gratificante Begoña Rodrigo Zúñiga

Puestos a trabajar mucho para otros, preferí trabajar mucho para mi familia

Fernando Gómez Valentín

Las grandes superficies comerciales han hecho polvo al comercio del Casco Antiguo Mario Goñi Cana

En cuanto hay un poco de fiesta salimos a la calle y disfrutamos todos Gema Larrea Garde

Algunos mexicanos que vienen todos los años me traen rancheras y me dan un abrazo Ernesto Lareki Larralda

haber trabajado para otras empresas, un día se percataron de la importancia de seguir con la cuchillería de sus antepasados. “Puestos a trabajar mucho para otros, preferí trabajar mucho para mi familia”, comenta Fernando. Su abuelo procedía de Faramontaos, una pequeña aldea de Ourense y, tras casarse, recorrió toda España con una rueda de afilado “hasta que plantó el huevo aquí en 1943”, relata su nieto. Finalmente, se instalaron en un piso situado sobre la tienda. “Mi abuela le bajaba la comida todos los días. Se pegó toda su vida trabajando”, cuenta Fernando. El negocio empezó como un taller de reparación y de afilado donde se realizaban todo tipo de arreglos, puesto que la miseria de la posguerra no permitía a los ciudadanos tener grandes gastos. “Recuerdo que mi abuelo contaba que arreglaban cazuelas, cuchillos y todo tipo de utensilios. Pero luego la sociedad fue cambiando y empezó el consumismo”, añade. Con ello se especializaron y se convirtió en la cuchillería que es ahora, incorporando con los años piezas de coleccionismo del más alto nivel. Aunque no por ello descuidan su oficio inicial, el de taller de afilado y paragüería. En los inicios, Valentín Gómez estableció su lugar de trabajo en la bajera situada frente a la de ahora. En aquellos años, la Estafeta había empezado a ser ya una calle muy emblemática, por lo que tuvo una gran visión de negocio. “El estar situada

aquí es cien por cien fundamental. Si hubiera estado cuatro calles más allá, habría desaparecido hace años”, indica. Cuando tomó el testigo el hijo de Valentín Gómez, abrieron dos nuevos locales, uno en el Ensanche y el segundo en la ubicación actual. Y en abril de 2000 se asentaron finalmente en la bajera más amplia de las tres, la que ocupa el número 15 de la Estafeta, y la reformaron. Pasión por el oficio Por tres emplazamientos pasó también la famosa librería y kiosco de la calle, La Casa del Libro. Se fundó en el número 36 —la ubicación actual— en 1943, pero durante varios años también se situó en la calle Eslava y en otra bajera de la Estafeta, donde ahora se encuentra Molduras Amado Mendoza. Fue Benito Echarte Elía, abuelo de los actuales dueños, quien instauró este conocido kiosco que ya en los años 40 disponía de periódicos extranjeros como el Herald o Le Monde, y que hoy todavía siguen vendiéndose durante todo el año. “Mi abuelo se movió mucho en la librería. Era un bibliófilo antiguo que se dedicaba al alquiler de novelas. Incluso traía periódicos prohibidos para la época, los llamados ‘periódicos rojos’”, narra Fermín Butini Echarte. Él y su hermano Carmelo relatan que durante el Franquismo hubo un tiempo en que el local de la calle Eslava fue librería antigua a la vez que un depósito de sal. “Mi abuelo se jugaba


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la vida —declara Carmelo—. Muchos periódicos no se podían vender por la censura que había y por ello los llevaba envueltos”. Para que los agentes de seguridad del régimen no estuvieran al tanto de tantas ventas ilegales, siempre dejaban algún ejemplar a la vista para que estos se los llevaran. “Entraba la policía a la tienda y amenazaba con secuestrarte y, entonces, le decíamos que ya no nos quedaban más periódicos y revistas de esas. El resto de los ejemplares los guardábamos en el zulito que teníamos en el suelo”, explica Fermín Butini. Este escondrijo lo cerraron con la reforma de 1996. Pero a pesar de este cambio físico, han mantenido siempre la esencia de su producto —el de los periódicos, la papelería y la librería—, aunque cada vez ofertan más libros especializados en San Fermín y sus encierros, en parte debido a la gran afición de Carmelo por esta fiesta patronal, como se demostrará en un reportaje posterior. Ambos hermanos fueron de esos niños que, hijos o nietos de kiosqueros, voceaban por las calles los periódicos vespertinos a grito de: “¡Han llegado La Unidad y El Pueblo!”. También recuerdan aquellas Nocheviejas ayudando en la tienda a su abuelo y a su madre, Maribel Echarte, hasta las 10.30 de la noche, en los años en los que vendían objetos de fiesta como confeti o gorros en forma de cucurucho que previamente debían ir a comprar a Zaragoza. Carmelo Butini sigue conservando casi de manera intacta el oficio que le enseñó su abuelo. Por ello se define como un kiosquero y librero romántico de esos que ya no quedan. “A mí me viene la gente a contarme sus problemas. Soy como un psicólogo y siempre he dicho que algún día escribiré un libro que se titulará Las vivencias del librero”. Y precisamente es esto, el trato tan cercano a los clientes, lo que diferencia a este tipo de comercios familiares de los pertenecientes a grandes empresas. Todo lo que ganan los propietarios de La Casa del Libro, lo invierten en la tienda. “Tener un comercio en la Estafeta es tener un patrimonio”, cuenta Fermín, quien además declara que cuando finalizó la renta antigua de alquiler de su local, tuvieron que comprarlo para poder continuar con el negocio familiar. Y pese a que ninguno de ellos cuenta con descendencia que prosiga la saga generacional, son optimistas cuando miran al futuro, ya que cuando se jubilen, procurarán dejar la librería en buenas manos. Trabajar en tiempos convulsos Como estos hermanos, la mayoría de las tiendas de la Estafeta muestran una enorme pasión por su trabajo, aunque reconocen que lo más amargo de él es la infinidad de horas que han de invertir para que salga a flote cada día. En la última etapa del Franquismo y durante los primeros años de la Democracia, se sucedieron varios acontecimientos convulsos que afectaron de primera mano a todos estos comercios. “En las huelgas generales y manifestaciones te hacían polvo. Siempre estabas con la persiana para abajo y para arriba”, recuerda Carmelo Butini. A esta dificultad se suma la construcción de grandes superficies comerciales que, a juicio de muchos como Mario Goñi Cana, el vendedor más veterano de la calle con medio siglo de experiencia a sus espaldas, “han hecho polvo al comercio del Casco Antiguo”. Reivindican, igualmente, la pa-

sividad e indiferencia que han demostrado siempre los políticos del Ayuntamiento de Pamplona ante estos negocios tradicionales y ante los conflictos que se sucedieron en esta zona. “Durante los años 70 y 80, hubo en esta calle muchas peleas. Fueron diez años en los que lo pasamos realmente mal”, recuerda Mario Goñi, hijo del artesano que abrió el Taller de Joyería J. L. Goñi, del que aprendió el oficio. “Muchos días nos teníamos que quedar mi padre y yo hasta las doce de la noche escondidos en la tienda para que no nos vieran, porque aquí había una guerra campal. Todas las reyertas se daban aquí, y eso provocó que mucha gente no se atreviera a venir a la Estafeta”, asegura con firmeza el joyero. Con la peatonalización de la calle en 1998, la supresión de las rentas antiguas para el alquiler de locales y el hecho de que ningún autobús urbano se arriba ya a esta parte de la ciudad, el volumen de ventas ha disminuido sustancialmente en los últimos años. Así, la Estafeta se ha convertido en un mero lugar de paso y poteo para muchos vecinos de la capital navarra.

Arriba se aprecia el paso del tiempo de La Casa del Libro, cuya fachada ha cambiado desde 1992 hasta hoy. Bajo esas dos imágenes, Souvenirs Olentzero, Kukuxumusu y la Cuchillería Gómez.

Diversión a pie de calle Pero hay una semana al año en que los trabajadores dejan sus preocupaciones a un lado y tratan de unirse al jolgorio. No hay que olvidar que esta calle está marcada por esas fechas: aquellas que tienen inicio un 6 de julio y que tiñen a toda la ciudad de fiesta. De repente vemos a una Pamplona totalmente distinta, su calle más emblemática se viste de gala y los establecimientos esperan con ilusión la llegada de unos nuevos clientes que hablan distintos idiomas y abanderan distintas culturas, pero que en esos días vienen para abrazar una sola. El reloj de Kukuxumusu es el encargado de contar las horas para que todo comience. Los negocios se preparan, muchas tiendas de la Estafeta amplían horarios, multiplican plantilla e incluso cambian el producto. “En Sanfermines es todo muy diferente, se transforma la tienda para que no haya nada al alcance de la gente, el producto se modifica y se intenta que la venta sea más rápida”, explica Leire Rubio Olcoz, una trabajadora de Kukuxumusu que dice estar encantada en esta calle en la que “siempre pasan cosas divertidas”. Pero cada comerciante tiene su rutina en las fiestas y las vive de un modo distinto. Carmelo Butini, un apasionado de los toros, cuenta que a las 7 cierra La Casa del Libro para ir a correr los encierros y a las 8.10, “si no pasa nada”, vuelve a abrir la


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tas las mayores “estrellas” de esta celebración. Siete toros disecados, entre ellos, Olivito, el famoso Miura que el verano pasado zarandeó brutalmente a un joven. O uno de los toros de Fuente Ymbro que protagonizó el conocido tapón del 2013. Muchos turistas se aglomeran en la tienda para tomar una fotografía y captar así ese fugaz momento del encierro. La huella de los clientes Los turistas que visitan Pamplona en San Fermín quedan cautivados por la simpatía y cordialidad de muchos tenderos. Una estrecha y amable relación con los clientes es, en la mayoría de las ocasiones, la clave del éxito para la permanencia de este tipo de negocios. La Churrería de Lerín lleva cultivando este acercamiento con los clientes desde hace una década, cuando la copropietaria, Gema Larrea, se “cansó” de la cerámica que recubre las paredes del local. “Entonces se nos ocurrió empezar a poner algunas frases para reflexionar. Los clientes las leían y cada vez preguntaba más gente si podía escribir”, relata Gema. Así comenzó esta tradición. Se trata de recuerdos fugaces en multitud de idiomas que se borran de año en año cuando se entona el Pobre de mí. Y algunos de ellos contienen mensajes tan especiales como una pedida de matrimonio o la noticia de un nuevo niño en la familia. Otro de los establecimientos cuya clientela subió como la espuma a comienzos de siglo es Pastas Beatriz, que ya constituye un emblema tanto para los pamploneses como para los forasteros. “Casi todas nuestras recetas nos las pasó Pablo Sarandi, el antiguo propietario de lo que antes era Ultramarinos Beatriz. Pablo, cuando se quedaba un día sin ingredientes, dejaba de hacer pastas porque no tenía necesidad. Nosotras, sin embargo, trabajamos según la demanda” explica la gerente del negocio, Lourdes Gómez Tellechea.

tienda, donde le espera su hermano totalmente contrapuesto a él, ya que siempre intenta escabullirse de los actos festivos. “¿Hoy no hay toros?” Otra de las comerciantes que vive con fervor los Sanfermines es Gema Larrea Garde: “En cuanto hay un poco de fiesta salimos a la calle y disfrutamos todos”, explica la dueña de la Churrería de Lerín. Su local es un referente cuando se habla de San Fermín, pues ya es tradición acabar el encierro allí con un buen chocolate con churros. Así, todos gozan del ambiente que inunda las calles durante esos nueve días, pero siempre hay algún despistado que olvida que es un acontecimiento que solo ocurre en julio. “Oye, ¿y hoy no hay toros?” es una de las preguntas que más escuchan durante todo el año los comerciantes, y también la que más risas provoca. Son ellos, los vendedores, los que tienen que lidiar con las múltiples confusiones de los turistas. La ignorancia de los extranjeros ha dejado muchas anécdotas, como la que cuenta entre carcajadas Ernesto Lareki Larralda, de Souvenirs Estafeta. “Un febrero que estaba medio nevado apareció una cuadrilla de estadounidenses jóvenes que preguntaban a qué hora pasaban los toros por la calle. Y yo, como no era la primera vez que oía eso, con una sonrisa picarona les dije que se esperaran allá fuera, en las escalericas de la bajada Javier, y que los verían pasar. Cuando iban a salir por la puerta, les dije la verdad, que solamente es en julio a las 8 de la mañana y que dura dos minutos”, narra el tendero. Y allí se presentaron todos con bermudas y helados de frío. Y es que en Sanfermines los comercios se convierten en un punto de información y los comerciantes acaban siendo los guías turísticos. Pero esto, aunque pueda parecer actual, sucede desde antaño. Fermin Butini explica que el año pasado se acercó un hombre que había tenido un bonita experiencia con su abuelo. “Cuando este señor vino a Sanfermines por primera vez, se acercó a la tienda y le preguntó dónde podía ver el encierro. Mi abuelo le dijo que estuviera aquí sobre las 7.45 y se quedara quieto junto a él en la puerta. Cuando acabó, mi abuelo le dijo que al día siguiente le esperaba de nuevo, pero el hombre, aún asustado, respondió educadamente que había sido toda una experiencia pero que no volvería”. En donde mejor se plasma esa predilección por las fiestas es en El pañuelico de Hemingway, una tienda de souvenirs en la que están expues-

Arriba, el interior de Souvenirs Estafeta, primera tienda de souvenirs de la calle, en sus inicios y en la actualidad. Bajo él, la Farmacia Pedro Iturria, con un pozo medieval excavado en su interior, la tienda de fragancias PerfumHada, la famosa Pastas Beatriz y la Sala de Juegos Estafeta.

El “alcalde” de la Estafeta Carmelo Butini y su librería son otro emblema de la calle. Apodado como “el alcalde de la Estafeta”, conoce a todos sus clientes. Tanto es así que durante tres años confeccionó un álbum de fotografías en el que retrató el rostro de todos ellos. “Y otro año hice de clientes con txapelas”, puntualiza. Su trato con algunos compradores es tan cercano que, cuando falleció uno de ellos, su hijo depositó las cenizas en la tienda. “Y hasta hace poco, cada 6 de julio venía a bailarle un aurresku”, cuenta todavía con una mueca de desconcierto. Y si a Carmelo lo apodan como “el alcalde de la Estafeta”, Ernesto Lareki, de Souvenirs Estafeta, tiene el sobrenombre de “el calvo sonriente”. El suyo es el primer establecimiento de souvenirs de Pamplona, fundado hace sesenta años por la familia de su mujer, María Eugenia Etxeberria. “Tenemos clientela fija tanto de aquí como extranjera. Vienen varios mexicanos todos los años y me traen rancheras porque saben que me gustan y, aunque yo muchas veces no me acuerdo de sus caras, ellos siguen viniendo con mucha ilusión a darme un abrazo”, relata Ernesto. Ellos y otros muchos extranjeros confluyen todos los días en estos 305 metros con los vecinos de Pamplona. Y es que la mitad del alma de la Estafeta lo forjan los comerciantes con el empeño constante y la pasión por su trabajo.


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7 Todochino: Lleva seis años abierto y anteriormente el local lo ocupó Antenas Munárriz.

25 Tejidos Rodrigo: Situada donde antes estaba una fábrica de hielos.

16 Bar Jaimolas: Situado en el corazón de la calle, este bar de letrero negro ofrece una variedad de tapas y bocadillos.

40 Cestería Zalaik: En 2002 sustituyó a la carnicería Iriguibel. Venden souvenirs y productos hechos con mimbre.

31 Fotos Leache: Es uno de los establecimientos más antiguos de la calle.

21 Textil hogar: Local que pertenece a los mismos dueños que Tejidos Rodrigo.

16 Joyería J. L. Goñi: Se fundó en 1943. Tiene al empleado más veterano con 50 años de experiencia.

37 Moda Zarranz: Antes estaba una platería y antes de esta el taller de los gigantes de Pamplona. Se abrió en 1940.

28 Gurgur: Lleva tres años y medio. Sustituyó a una tienda de bisutería que se situaba donde antes estaba La Casa del Bacalao.

21 Colecciones Iruña: Local cerrado.

14 Mesón Pirineo: Fue fundado en 1990 con el nombre “Bar Pirineos” y ya entonces ofrecía platos típicos de la tierra.

Lerín: Situada donde antes estaba la zapatería Galdeano y antes Calzados Goldáraz, lleva en la calle veinte años.

34 Tynsels: Peluquería que en 2010 sustituyó a la peluquería Top 10.

5 Asociación de caza y pesca: Fundada en 1915, es la segunda asociación más antigua de la península. 26 Ven aquí…!: Moda y bisutería. El local lo llevan 2 mujeres y lleva abierto desde 2011. Antes estaba Embalaje de bolsas Balsai.

6 Asociación de amas de casa: Es la primera

asociación de consumidores de Navarra. Suelen dar conferencias acerca de cuestiones relacionadas con los consumidores y tiene un abogado disponible para consultas gratuitas. 26 Sabai TattoosPiercing: Lleva 20 años y tiene solo una empleada que se encarga de los tatuajes y perforaciones.

33 Cuchillería Gómez: Abrió en 1943 y han pasado por ella 3 generaciones.

6 Pañuelico de Hemingway: Local de souvenirs que cuenta con siete toros disecados.

26 Reta: Local de apuestas deportivas. Abrió el 13 de octubre de 2011.

12 Casa Lange: Tienda tradicional que tiene entre sus productos juguetes, figuras, marionetas…

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42 Come come: La tienda de chucherías situada al final de la calle desde 2002 con sus 3 empleados hace las delicias de grandes y pequeños con su variedad de caramelos y gominolas.

32 Fotos digital: Se trata de una de las tresvv tiendas de fotografía de la Estafeta.

39 De mil colores: A

30 Desigual: Antes se encontraba una tienda de bisutería y bolsos llamada Cachito.

dos metros de la curva más internacional está la tienda más pequeña de la calle, ofrece alpargatas desde 2012. Realizadas a mano en Francia. 38 Multiópticas: Abrió sus puertas en 1980, sustituyendo a la famosa tienda de alquiler de vajillas llamada El Buen Gusto.

29 Porto Bello: La única tienda que ofrece ropa infantil en la calle Estafeta. Antes situada en otro punto de la vía. Antes era Drogería Remón.

36 Cuadros Mendoza: Empezaron en 1940, llevan la tienda dos hermanos Alberto e Iñaki Mendoza Erice.

24 Larramendi: En esta famosa heladería se forman largas colas durante el verano. En navidades aprovechan para vender turrones.

35 Cuadros Huici: Es la tienda más antigua de la calle, abrió en 1920. Actualmente la llevan la tercera generación de la familia.

23 PerfumHada: Desde 2013 ofrece gran variedad de fragancias. Se sitúa donde antes estaba la tienda de mujer Azul.

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22 Beatriz: Trabajan 5 personas, se fundó en 1991, antes era ultramarinos Beatriz y antes ultramarinos La Regina. Había 4 0 5 ultramarinos en toda la calle.

17 La Cocina de Álex

Múgica: Desde 2009, está situado dentro de El Gran Hotel La Perla. Cuenta con numerosos premios.

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15 Tattoo y piercing Elektra: Desde hace 15 años trabajan en la Estafeta haciendo perforaciones y tatuajes. También venden ropa y accesorios originales. 14 Casa del libro: Lo fundó en 1943 Benito Echarte Elía, abuelo de los actuales dueños, y ha tenido tres sedes.

13 Foto Auma: Una de las tiendas de fotografía de la calle, situada en el primer piso.

18 En 1880 comenzó este negocio familiar de venta de dulces caseros y tradicionales. El 29 de noviembre de 2013 se asentaron en la Estafeta en donde antes había un local de Kukuxumuxu. Agradecemos enormemente la piruleta que nos dedicaron y aparece aquí. 15 Bar Cervecería Windsor Tavern: Taberna al estilo inglés.

3 Dönner Kebab: Se sitúa donde estaba el bar Las Vegas fundado por varios miembros de los Iruñako. 4 El Chanclazo 03: Esta sociedad gastronómica nació el 16 de abril de 1971. Fundada por 3 grupos de amigos. El 13 de julio de 2003 se trasladó a Estafeta.


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5 Souvenirs Estafeta: se sitúa donde estaba el periódico El Pensamiento Navarro.

3 El club de jubilados.

Un local de la Caixa en el que los jubilados se reúnen para entretenerse y pasar el tiempo.

2 Peña Muthiko Alaiak: Se fundó en 1931 por el pamplonés Ignacio Baleztena Askárate.

6 Chez Evaristo: Ofrece al cliente una gran variedad de pintxos y cazuelicas tradicionales elaborados con productos navarros.

6 Blanco y rojo: Empezó en noviembre del pasado año como una tienda de ropa y en abril introdujo también souvenirs.

1 Fotos Leache: Es uno de los establecimientos más antiguos de la calle.

5 Bar La Granja: Aunque fue reformado y reabierto en 2007, cuenta con más de 13 años de historia en la calle.

4 Taberna Cocotte: Antes de fundarse en mayo del 2015, había pasado por distintos propietarios y nombres. En 1945, se llamaba Casa Sisto y años después El adoquín de la Estafeta.

12 Bar Chez Belagua: es un restaurante, sidrería y heladería. Busca que sus clientes se sientan como en casa, como su nombre indica :“Chez” en francés es casa.

10 Movistar: Se situó en la Estafeta en 2000, año en que sustituyó a un bar-bodega.

11 Asador Erretegia:

9 Cocinados Arbi: Se abrió hace 27 años y antes era otro comercio de cocinados llamado Sarría.

7 Totos: Se trasladó de donde se encuentra actualmente Bombones Torres al antiguo local de Flores Estafeta.

11 Bolsos Globe Trotter: Están desde 1998 y sustituyeron a la Fonda Pascualena.

8 Deportes Atanasio: Tiene dos sedes en la misma calle. La primera se abrió en 1980 y su dueño es un famoso corredor de encierros.

5 Jamonería Juan Becerro: Es el local más nuevo. Abierta desde mayo de 2015.

Situado en el centro de los 305 metros de la calle. Cuenta con una gran diversidad de pintxos, entre ellos los pimientos asados a la parrilla.

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2 Palacio chino: Restaurante de comida china, situado en la primera planta. 3 Eh! toro. Una típica tienda de souvenirs, con gran variedad de ropa y recuerdos de San Fermín.

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1 Farmacia Pedro Iturria: Lleva 30 años y antes era un almacén de muebles. En el interior del local hay un antiguo pozo medieval.

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1 1 Taberna Txirrintxa: Al final de la calle Estafeta, es una taberna y cervecería de origen navarro con cervezas de fabricación propia y con productos culinarios muy navarros.

7v El Olentzero: Llegó a la Estafeta en 1995. Comercializa con souvenirs, gigantes de Pamplona y trajes regionales. Su clientela es de Pamplona.

2 Bar Fitero: Este bar abrió sus puertas el 6 de julio de 1956. El Bar Fitero fue pionero en “marisquería” de Pamplona y conocido por sus fritos y pintxos.

4 ComplementosLG: Tienda de bisuterías que lleva 13 años. Antes era una Pescadería F. Villanueva.

13 Bar Okapi: Ofrece

6 Deportes Atanasio: Tiene dos locales en la calle. Se fundó en 1980.

1 Friking: En ella trabaja el empleado más reciente de la calle. Empezó el 4 de noviembre de 2015. Abrieron en diciembre del año pasado y vende camisetas.

10 Bodegón Sarría: Fundado en 1959 y regentado por la familia Galarza Lezea desde 1988, en un primer momento fue bautizado con el nombre Señorío de Sarria.

4 Bombones Torres: Estos chocolateros estelleses llevan seis años en la Estafeta. Antes estaban situados en la plaza del Ayuntamiento.

9 Bar La Estafeta: Es uno de los bares más antiguos de la calle. Ofrecen al consumidor productos muy navarros ejecutados en forma de pintxos.

1 Pizzería Pulcinella. Local de pizzas en porciones o enteras, para llevar.

8 Bar Don Hilarión: Es un bar de pintxos y tapas que combina la cocina tradicional navarra con técnicas culinarias de la cocina de vanguardia.

3 Tecnogallery: Lleva tres años abierta y se sitúa donde antes estaba otra tienda de los mismos productos.

acceso desde la Plaza del Casillo. Ofrece una gran variedad de pinchos y fritos.

Guía para no perderse

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2 Bar El Chupinazo: En el tramo final de la calle se encuentra, desde 2012, este bar con aires sanfermineros.

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3 Bar Casa Juanito: Negocio familiar que consigue mezclar tradición con la innovación de los pintxos que ofrecen.

1 Taberna: Esta panadería y pastelería tiene un local en esta calle desde hace cuatro décadas.

1 Kukuxumuxu: El reloj que marca la llegada de los Sanfermines lleva desde 2003.


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Mucho más que jueves, vino y pintxo En una calle tan concurrida como la Estafeta, si añades como ingredientes: bares, pintxos, vinos navarros, buena compañía y a precio de ganga consigues crear la receta perfecta de la felicidad Liliana Neva Belén Torres Fotografía Elena Beltrán

C

ae la tarde en Pamplona. Poco a poco se va oscureciendo cada tramo que compone la Estafeta. Se escucha el sonido de las verjas, de las puertas y de las llaves de los comerciantes que anuncian su cierre. Las dos farolas de la calle van encendiéndose lentamente para dar la bienvenida a todos los que acuden a la cita del juevintxo. El término proviene de la unión de tres palabras: jueves, vino y pintxo. Se acuñó hace cuatro años en los bares de la Estafeta y la marea se ha unido a otras calles del Casco Antiguo. La idea del juevintxo consiste en ofrecer, cada jueves, un pintxo y un vino o zurito por dos euros a los clientes. El pro-

yecto enseguida tuvo éxito y fue muy bien acogido por los pamploneses y, sobre todo, por los extranjeros, a los que les encanta empaparse de todas las tradiciones españolas en las que se combinan gastronomía y buen ambiente. Una de las muchas personas asiduas a este “evento” es Izaskun Itxaso, una universitaria que admite su fidelidad al juevintxo. “Durante la semana no paro y el juevintxo es el momento perfecto para tomarme un respiro y lidiar así mejor con el resto de la semana”. Como buena vasca, el tema de los pintxos lo lleva en la sangre, y por ello, le encanta que se le dedique un día entero a esta fiesta del pintxo en la que se puede disfrutar de los mismos

que los bares ofrecen otros días de la semana, pero a un precio irresistible para su bolsillo. “Un buen pintxo de chaca acompañado de un buen vino o una caña con limón. No existe mejor combinación”, dice entre risas Ana Revuelta, que se encuentra con un grupo de amigas alrededor de una mesa repleta de pintxos y cañas. Otra cuadrilla de veinteañeros que disfrutan del juevintxo en la Estafeta son la formada por Aritz Merchán y sus amigos. Este afirma que el juevintxo permite a los jóvenes y no tan jóvenes poder cenar a gusto y a buen precio. El sonido de carcajadas, el vaivén de gente entrando y saliendo de los bares y el colorido de los pintxos expuestos en las barras plasman el buen

ambiente que se vive y se siente los jueves por la noche en la Estafeta. Mucha vida, poco beneficio “El juevintxo, además de relacionarse sobre todo con la tarde- noche del jueves y con los jóvenes, ha supuesto una ayuda y un respiro para muchas familias que se han visto golpeadas por la crisis económica española”, señala Alberto Solana, uno de los dueños del bar “La Estafeta”. A pesar de lo que pueda parecer, el beneficio que se llevan los bares de esta oferta de vino más un pintxo por dos euros es escaso. “Los sábados conseguimos más beneficios económicos que otro día de la semana”, cuenta Uriol Gurrea, del bar “El Chupinazo”.


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^ Fotografía tomada un jueves, al comenzar el juevintxo.

Sin embargo, esta iniciativa de los bares, al cabo del tiempo no ha llegado a complacer a todo el mundo. Los vecinos de la calle no disfrutan de la misma forma el llamado juevintxo debido al ruido al que están sometidos cada jueves. “Desde la Asociación solo pedimos que se cumplan las normas y ordenanzas que regulan los horarios de cierre de los bares así como la prohibición de beber en la calle”, argumenta Julián Fernández, miembro de la asociación Convivir en lo Viejo, que aún guarda la esperanza de que puedan conciliar el sueño y disfrutar de esta iniciativa. Las fábricas de la felicidad Cuando toda la Estafeta se va a dormir, los bares son los únicos que permanecen aún en pie. ¡Benditos bares! Lugar de reunión con los amigos, de evasión de preocupaciones y de deleite del paladar. Diecisiete son los bares

El juevintxo, además de relacionarse sobre todo con la tarde- noche del jueves y con los jóvenes, ha supuesto una ayuda y un respiro para muchas familias que se han visto golpeadas por la crisis económica española Alberto Solana dueño del bar La Estafeta

Desde la Asociación solo pedimos que se cumplan las normas y ordenanzas que regulan los horarios de cierre de los bares así como la prohibición de beber en la calle Julián Fernández Miembro de la Asociación Convivir en lo Viejo

o fábricas de la felicidad que constituyen la calle Estafeta. Desde uno de los más veteranos, el bar cervecería “La Estafeta”, fundado en 1950, hasta el más reciente, la “Taberna Cocotte”, con tan solo seis meses de vida. Muchos de ellos los regentan familias que han ido heredando el negocio de la hostelería de generación en generación, como el “Bodegón Sarria”, con los hermanos Julián y Arantxa Galarza al frente; o el “Fitero”, con tres generaciones al frente de la barra. Todos y cada uno de los bares que habitan en la calle, desde el “Txirrintxa”, el más cercano a la plaza de Toros, hasta el bar-restaurante de “Álex Múgica” comparten una pasión por la hostelería. Son como una pequeña familia en la que intentan cuidarse los unos a los otros. A pesar de ser diecisiete bares en una calle de 305 metros, la competencia que existe entre ellos es totalmen-

te sana. Viejos o nuevos en el oficio, todos invierten muchas horas de trabajo para ofrecer al cliente el mejor servicio y la mayor variedad y calidad en sus elaboraciones culinarias. Algunos de ellos han tenido reconocimientos por algunas de sus elaboraciones como el “Fitero” o el “Chez Evaristo”, así como la cocina de Álex Múgica entre otros. Si quiere llevarse una visión global de la calle “uno no puede irse de la Estafeta sin haber hecho la ruta de los pintxos” , dice el turista sevillano Antonio Domínguez. Es un regalo para los sentidos el ir recorriendo los diecisiete bares de la calle deteniéndose en cada uno de ellos para calmar al monstruo que ruge en el estómago, y deleitando nuestros cinco sentidos con cada una de las barras en las que se vislumbra las creaciones y maravillas de los cocineros de los respectivos bares.

^ Los bares de la calle tienen un panorama más tranquilo durante las mañanas. ^ La barra del bar Txirrintxa, que se caracteriza por sus cervezas artesanas.


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El pintxo Estafeta según... La cocina de Álex Múgica - Calle Estafeta, #24

El equipo del suplemento Estafeta propuso a los diecisiete bares que hay a lo largo de los 305 metros más emblemática de Pamplona un pintxo inspirado en la misma al que bautizaran con el nombre de Estafeta. Quince de ellos estuvieron encantados de colaborar con nosotros, incluso algunos de ellos ya contaban con un Estafeta en su carta. Estas páginas reflejan la labor culinaria de cada uno de los bares

Mesón Pirineo - Calle Estafeta, #41

· Pincho Estafeta de Álex Múgica.

La elaboración de los tres pintxos, la mezcla de sabores, sugieren modernidad. El hecho de que vayan cambiado con el tiempo pero que se mantenga el nombre Estafeta para la degustación, y el de las otras dos con las que cuentan en la carta, Encierro y Hemingway, hace que sea fácil de identificarlos con una de las calles más universales

Está situado justo al lado de los famosos garroticos de pastas Beatriz, un local elegante y luminosos, donde se encentra el chef. Da la casualidad que el nombre del restaurante es el mismo el del dueño del lugar y el jefe de la cocina Álex Múgica (52). El Estafeta de Múgica tiene una particularidad, no es solo un pintxo. Se trata de una degustación de tres que va cambiando cada dos meses. Los que componen la degustación Estafeta actualmente mezcla sabores y texturas. El primero está formado por una anchoa con Txangurro, el segundo es un bombón de almendrada de foie con chocolate y el último son unas migas patata-patito.

Situado casi en el medio de la calle, en frente de la tradicional Casa del Libro. En esta taberna de paredes de madera y amarillas, está Alicia Álvarez González (53) con su propio Pintxo Estafeta. En este caso, es una croqueta de hongos. Para su elaboración es necesario dejar que los hongos se pochen con cebolla picada y aceite. En paralelo se va haciendo una bechamel: mantequilla, harina y leche. Una vez lista, la mezclamos con la crema que resulta de pochar los hongos. Después de eso, se da forma con harina, huevo y la sartén hasta conseguir la croqueta. Un pintxo simple pero muy efectivo.

3 CLAVES >¿Cuál es el ingrediente principal? Los hongos. >¿Una bebida para acompañar? Una cerveza. >¿Cuál es el pintxo estrella? El pintxo de pulpo con langostinos y patata.

- Calle Estafeta, #46

>¿Cuál es el ingrediente principal? Anchoa, migas y foie. >¿Una bebida para acompañar? Una copa de cava. >¿Cuál es el pintxo estrella? Van cambiando, muchos son de temporada.

- Calle Estafeta, #49

· Pincho Estafeta del Bar Okapi.

La manita rebozada, con la salsa de queso, el pimiento y la tostada resulta una combinación curiosa y fuerte. Los ingredientes tan dispares quedan muy bien juntos. Rico, rico

· Pincho Estafeta del Chez Belagua

Un pintxo que se toma templado y que sorprende la combinación del dulce de la manzana caramelizada, con el queso provolone o el tomate. Los diferentes ingredientes resultan una mezcla interesante y rica

El color verde lima caracteriza al Chez Belagua, sobretodo su larga barra. En la cocina se oyen los tejemanejes de los trabajadores y de ella sale Fernando Gurutxarri (48), el jefe de los fogones. El plato que lleva con él es el Pintxo Estafeta. Para elaborarlo primero se plancha la pechuga de pollo, el foie y tomate. Después, se coloca en una rebanada de pan, con manzana caramelizada y calabacín. Por encima de esto, una capa de queso provolone gratinado con orégano y una salsa de mango. Después de esto, solo queda disfrutar de su sabor.

Lo que caracteriza al lugar son sus embutidos, y están presentes en todas partes... hasta en la decoración, y es que esta taberna abierta y luminosa con paredes de madera tiene colgados del techo de la barra varias paletillas de jamón ibérico que hacen los deleites de los clientes. Es por eso que su dueño, Julián Galarza Lezea (42) toma como ingrediente principal del pintxo Estafeta el jamón ibérico cinco jotas. Lo mejor para la más emblemática calle de la ciudad de los Sanfermines. El Estafeta del Bodegón Sarria se compone de unas lonchas de jamón ibérico, con el mejor queso Bertizarana, del Valle del Baztán de Navarra, dentro de un bollo de Panasa. El toque final se adquiere al pasarlo por la pancha, así se servir con el queso un poco fundido y el jamón caliente. Así, el pintxo Estafeta del Bodegón Sarria cuenta con el ingrediente más característico del lugar y con un queso de la tierra.

3 CLAVES >¿Cuál es el ingrediente principal? Jamón Ibérico Cinco Jotas.

>¿Una bebida para acompañar? Vinos con cuerpo,

3 CLAVES

fuertes. El embutido pide vinos de mesa.

y calabacín.

compuesto por un popurri de ibéricos: lomo, chorizo y, por supuesto, jamón, en un bollo de pan y calentado en plancha.

>¿Cuál es el ingrediente principal? Foie a la plancha. >¿Una bebida para acompañar? Un vino blanco. >¿Cuál es el pintxo estrella? Foie con manzana caramelizada

“La croqueta de hongos recuerda a la comida de la abuela, casera y rica. La bechamel está muy elaborada y la combinación con los hongos resulta gustosa y tradicional”. Equipo Suplemento La Estafeta

Bar Okapi

3 CLAVES

Chez Belagua

· Pincho Estafeta del Mesón Pirineo.

>¿Cuál es el pintxo estrella? El Escombro,

Para entrar en esta taberna, hay que bajar unas escaleras y una vez ahí, la música que suena alta sorprende por lo caribeña que es, también alegra y da energía. María Manelic (36) es la cocinera del bar Okapi y es ella la encargada de presentar su particular Estafeta. Este pintxo está particularmente elaborado, es una manita de cerdo, prensada, y hecha con una tempura de harina de trigo y cerveza. La textura crujiente y el color dorado se consiguen al pasarlo por la sartén y rebozarlo con aceite. Como elementos que aportan mayor sabor, se sirve con pimiento y una tostada de pan, bañado con salsa de queso casera. Tras todo este proceso, solo queda sentarse y disfrutar.

3 CLAVES >¿Cuál es el ingrediente principal? Manita de cerdo. >¿Una bebida para acompañar? Un vino blanco. >¿Cuál es el pintxo estrella? El pintxo de risotto y queso de cabra.

Bodegón Sarría - Calle Estafeta, #50

· Pincho Estafeta del Bodegón Sarria.

El bollo de pan esponjoso, el queso fundido y el jamón caliente resulta una combinación fuerte que resulta muy típico del norte. Justo lo que el propietario del lugar buscaba, recordar los sabores de Navarra


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Bar La Estafeta - Calle Estafeta, #54

Bar Erreteguia - Calle Estafeta, #53

Al entrar en la taberna, lo primero que se percibe es la música tan animada y enérgica que inunda el local. Detrás de la barra está Juan Carlos Martín Torice (47), dueño del lugar. Aceptó encantado la creación del pintxo Estafeta del Erretegia y eligió uno de las materias que más trabajan: la carrillera guisada. Así, el pintxo Estafeta está hecho con carrilladas guisadas al vino tinto y acompañadas con patatas fritas. “Muy simple, pero muy rico”, según Martín Torice.

· Pincho Estafeta del Bar Cervecería La Estafeta. / Elena Beltrán

La explosión de sabores que se forman en el paladar al probar este pintxo recuerdan mucho a Navarra. Los colores del pintxo, el rojo intenso del pimiento de piquillo junto con el blanco del huevo de codorniz, recuerdan a una de las más famosas fiestas de España, los Sanfermines

3 CLAVES >¿Cuál es el ingrediente principal? Las carrilleras. >¿Una bebida para acompañar? Vino tinto. >¿Cuál es el pintxo estrella? Las alcachofas rebozadas con beicon y salsa de piquillo.

Al descender las escaleras de la entrada de uno de los bares más antiguos de la calle, se encuentra detrás de la barra uno de los camareros más jóvenes, Kainter Solana (26), hijo de uno de los dueños. El pintxo que nos presenta con el nombre “Estafeta” es uno que encierra productos muy navarros. Está compuesto por pan de cereales, una loncha de jamón ibérico, un pimiento rojo de piquillo navarro, un huevo de codorniz y un trozo de la mejor y más exquisita chistorra navarra.

- Calle Estafeta, #56

>¿Cuál es el ingrediente principal? La chistorra. >¿Una bebida para acompañar? Un vino tinto de Navarra. y el Ajoarriero.

Bar Fitero

- Calle Estafeta, #56

La simpleza de la carne guisada y acompañada con patatas fritas hace pensar en comida casera. Hecha con amor por las abuelas y por las madres un domingo frío pero soleado en que toda la familia se reúne al rededor de una mesa

Bar Don Hilarión

3 CLAVES

>¿Cuál es el pintxo estrella? Las bolas de pimiento

· Pincho Estafeta del Bar Erreteguia.

· Pincho Estafeta del Bar Don Hilarión.

Las patatas crujientes y doradas, la hamburguesa jugosa y completa... recuerda a las cenas con amigos de toda la vida, donde se comparten anécdotas ridículas que siempre terminan en carajadas, a secretos desvelados y conversaciones donde cada uno intenta arreglar el mundo a su manera. La amistad en estado puro

En esta taberna de aires modernos y vanguardistas, su cocinero José Antonio Martínez Mensanz (50) ya ofrecía un plato bautizado como Estafeta. Así, uno de los platos más relevantes de su carta, recibió el nombre de una de las calles más emblemáticas de Pamplona. Sin embargo, no era un pintxo sino otra cosa... El Estafeta del Don Hilarión es una hamburguesa de ternera, colocada entre dos bollos de pan del panadero de Eugui. Aderezada con bacon, cebolla y queso emmental. Además, como guarnición lleva patatas fritas caseras. La elaboración de la “Estafeta” del Don Hilarión es sencilla. Para empezar se debe hornear el pan y planchar la hamburguesa. Tras esto, se hacen el resto de ingredientes: el bacon, la cebolla y el queso por encima de la carne. Por último, se fríen las patatas y... ¡lista para comer!

3 CLAVES

>¿Cuál es el ingrediente principal? Hamburguesa de ternera.

>¿Una bebida para acompañar? Vino tinto de crianza. >¿Cuál es el pintxo estrella? Los fritos caseros.

Chez Evaristo

- Calle Estafeta, #69

· Pincho Estafeta del Bar Fitero.

Este pintxo recuerda al verano. Los ingredientes frescos como el calabacín, los frutos rojos y las fresas, el atún... todo tan natural y saludables. Sorprende en especial lo bien que casan los diferentes sabores salados y dulces. Refuerza esa sensación de verano el hecho de tomar el pintxo frío

Situado en una esquina de la calle, con unas imágenes de unos toros que anuncian que este año es el 60 aniversario del bar. Dentro, Javier Vinacua (45) quiso hacer una alegoría a la tierra con el pintxo Estafeta, por eso escogió como ingrediente principal el pimiento, el color rojo recuerda directamente a Navarra y a los San Fermines. Además del pimiento, el pintxo está formado por una tostada de pan de hogaza, con atún marinado con una vinagreta de especias. También lleva dos lonchas de calabacín cocidas y una vinagreta de aceite de Navarra con frutos rojos y fresas. Es un pintxo que se toma frío... y quizás eso es lo que lo hace más sorprendente.

3 CLAVES >¿Cuál es el ingrediente principal? El pimineto rojo. >¿Una bebida para acompañar? Un vino rosado. >¿Cuál es el pintxo estrella? Las croquetas caseras.

En esta taberna amplia y espaciosa situada arriba de la calle, se encuentra Carmen Ortiz (45). Cuando se le propuso hace un pintxo con el nombre Estafeta enseguida pensó en lo que sus comensales comían de buena gana y que recordara a lo tradicional y así fue como se le ocurrió el ingrediente principal: las verduras. El Estafeta del Chez Evaristo es una alcachofa rebozada. Además, su interior está relleno de pisto casero, este compuesto por: cebolla, pimiento verde, champiñones y calabacín. Además, también lleva un pimiento rojo por encima del frito. La guinda del pintxo es la loncha de jamón ibérico que lleva y las salsas, una de alioli y la otra de reducción de módena. Para poder hacer este tradicional pintxo, primero hay que hacer el pisto: mezclar bien las verduras y saltearlas, para poder ponerlo en el interior de la alcachofa y rebozarla con harina y huevo. Después de cocinar el pimiento rojo con un poco de ajo, se adereza con las salsas y el jamón... y solo queda disfrutar.

3 CLAVES

>¿Cuál es el ingrediente principal? Las verduras. >¿Una bebida para acompañar? Vino o Kalimotxo. >¿Cuál es el pintxo estrella? El Robertico: crep de marisco y hongos.

· Pincho Estafeta del Chez Evaristo

Las mezclas de sabores entre las verduras del pisto, más suaves, y la salsa de alioli, con el pimiento y el jamón hace, más fuerte, hace que tenga un combinación ideal que recuerda al campo


22 La Estafeta

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Bar La Granja Taberna Cocote

- Calle Estafeta, #71

- Calle Estafeta, #81

· Pincho Estafeta de la Taberna Cocote.

La carne de txangurro con las verduras, con ese pequeño toque Brandy y vino blanco resulta un pintxo con ingredientes sencillos pero muy elaborados y que juntos combinan perfectamente y que recuerdan a la cocina tradicional, de toda la vida

En colores cálidos y con música suave. En la puerta un muñeco de un cocinero con gorrito rojo sujetando una carta. Dentro, está Susana García (31) con su versión del Pintxo Estafeta. Con un proceso de elaboración cuidado, presenta la carne de txangurro. Acompañada por unas verduras, concretamente puerro y cebolla. Todo gratinado, con bechamel. El toque final lo aportan los chorritos de Brandy y vino blanco. Después de eso, solo queda disfrutar.

3 CLAVES

>¿Cuál es el ingrediente principal? Txangurro. >¿Una bebida para acompañar? Vino blanco. >¿Cuál es el pintxo estrella? El Pintxo Estafeta, también las txistorras.

- Calle Estafeta, #85

3 CLAVES

>¿Cuál es el ingrediente principal? El foie, la manzana y los champiñones.

>¿Una bebida para acompañar? Cerveza tostada. >¿Cuál es el pintxo estrella? La tostada tanto de

Un pintxo muy elaborado con una curiosa combinación de componentes que al resultan casar muy bien. Sorprende la sobrasada enriquecida con miel

Es una moderna taberna, con vinilos de personas en las paredes y con una barra larguísima en la que se encuentra Miguel Puche Mora (45). En las manos, su particular pintxo Estafeta. Se trata de un pan de pagés horneado allí mismo, untado con una sobrasada enriquecida con miel de caña, por encima de esta, unas láminas de berenjena rebozada, en harina y huevo. Además, una loncha de jamón ibérico, con queso de cabra pasado por la plancha, para que esté caliente, y cebolla pochada.

Bar El Chupinazo Situado en el tramo final de la calle y próximo a la Plaza de Toros se encuentra un bar con interiores muy sanfermineros. Las paredes del local recrean a la perfección uno de los momentos de máxima felicidad para la mayoría de pamploneses, el chupinazo que anuncia el comienzo de los Sanfermines. En los fogones de este bar se encuentra Uriol Gurrea (35) con su pintxo Estafeta a base de champiñones, manzanas, foie y salsa o reducción de Pedro Ximénez para combinar lo dulce con lo salado. “La manzana y el foie siempre han combinado muy bien”, explicó Uriol Gurrea.

· Pincho Estafeta del Bar La granja.

3 CLAVES >¿Cuál es el ingrediente principal? Berenjena rebosada. >¿Una bebida para acompañar? Vino tinto. >¿Cuál es el pintxo estrella? La brocheta de alcachofa o el solomillo al foie.

· Pincho Estafeta del Bar El Chupinazo.

La combinación del foie con la manzana crea un sabor sorprendente que acaricia el paladar de quien lo prueba. Además, los champiñones acompañan perfectamente a estos dos ingredientes y recuerdan en su conjunto al otoño

Bar Casa Juanito - Calle Estafeta, #83

boquerón como de Jamón.

El Txirrintxa - Calle Estafeta, #87

· Pincho Estafeta del Txirrintxa.

Los fritos son algo típico de Pamplona, y mucho más el de pimiento y carne. Así, este pintxo recuerda comida de toda la vida de la ciudad

Este bar, situado justo en la curva de la calle, frente a Kukutxumuxu, sorprende por los barriles de cerveza que hay en el techo, justo encima dela barra. Por eso, no es de extrañar que su cocinero Javier Cemboráin (54) esté orgulloso de la cerveza propia que ofrecen. Para el pintxo Estafeta se decidió por un frito que él mismo dice que es el estrella del Txirrintxa. Está hecho con carne y pimientos, también con algo de picante y salsa de piquillo. Su elaboración se basa en freír el pimiento y la carne con mantequilla. Después se le añade la leche, la harina y el picante, se fríe de todo y se adereza con la salsa de piquillo Según Cemboráin: “un riquísimo pintxo, con una riquísima cerveza”.

3 CLAVES >¿Cuál es el ingrediente principal? El pimineto. >¿Una bebida para acompañar? La cerveza. Si es la de la casa, mejor.

>¿Cuál es el pintxo estrella? El frito Estafeta.

· Pincho Estafeta del Bar Erreteguia

La intención inicial era crear un pintxo con ingredientes de la cocina de toda la vida del bar, de ahí la elección de los mismos, pero presentados de otra forma, distinta, actual y moderna. Así, recuerda a casa, a comida de la abuela hecha para disfrutar de lo sencillo pero rico

Un bar de toda la vida, sus puertas de madera y cristales están abiertas y detrás de la barra está María Ángeles Elizalde (51). Cuando se le pregunta el porqué ha elegido esos ingredientes para su propio pintxo Estafeta habla de su cocina, de elegir lo tradicional pero dándole una vuelta y creando un efecto moderno, y por la forma final que adquiere, lo consigue. Para este Estafeta es necesario un molde de magdalenas, solo así se consigue la forma final. El pan de molde se coloca en él, creando el recipiente que albergará el tocino y el huevo frito, con ese pequeño toque de perejil.

3 CLAVES

>¿Cuál es el ingrediente principal? El huevo frito. >¿Una bebida para acompañar? Una cerveza. >¿Cuál es el pintxo estrella? Callos, morros e hígado encebollado.


La Estafeta 23

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Foto cedida por Javier Sesma, Diario de Navarra

Un encierro para la historia “Todos, absolutamente todos los toros que corren los encierros de esta maravillosa ciudad, tienen ya el calificativo de emblemático solamente por el mero hecho de haber conseguido participar en ellos”, así afirma el pastor Miguel Reta, y es que no debe de resultar sencillo calificar un único toro de los encierros de San Fermín como el más emblemático que haya pasado por ellos. No todos cuentan en su palmarés con cinco o seis cornadas, ni todos “pasean” por el recorrido solitarios despertando el miedo entre los asistentes, pero lo que sí es cierto es que todos han conseguido estar presentes en los encierros más conocidos mundialmente Patricia Zarraluqui

P

ara muchos de los espectadores e incluso corredores, los toros pasan por la Estafeta, se lidian esa tarde en la plaza y quedan en el olvido. Quizá esto no sea posible cuando uno de esos toros ha dejado marcada las ocho de la mañana de un día sanferminero, que ya estaba teñido de blanco y rojo por las fechas, de aún más rojo; cuando el animal ha corneado a seis corredores o se ha dado la vuelta y ha regresado de nuevo hasta los corrales de Santo Domingo. Estos son algunos de los casos que pueden hacer de un toro emblemático, uno aún más emblemático. Los expertos en los encierros graban cada uno de ellos en su memoria como auténticas películas, y catalogan cada toro por su nombre y sus hazañas. Para este reportaje quisimos contar con la colaboración de seis personas especiales que llevan escrita la palabra “encierro” en su carné de identidad.

Se puede ser experto desde muchos puntos de vista: periodista, corredor, pastor, fotógrafo... Todos ellos apasionados de ese animal que hace vibrar las calles de la capital navarra cada año del 7 al 14 de julio. Se les encargó elegir el toro que para ellos había sido el más emblemático que había pasado por la calle Estafeta y escribir un texto en el que explicasen el porqué de la elección. Seis expertos y seis toros, lo que construye el encierro más especial que podía haber pasado por la calle de haberse reunido todos ellos en un mismo día. Probablemente también el más peligroso, así como el más llamativo para esos corredores a los que les gusta la adrenalina de un “encierro con picante”, como apunta Carmelo Butini (reportaje sobre corredores, pág. X). Palmello (12 de julio de 1974), Doloroso II (12 de julio de 1998), Sonajero (13 de julio de 2002), Universal (12 de julio de 2007), Ermitaño (12 de

julio de 2009) y Olivito (14 de julio de 2014) son los “magníficos”, por llamarlos de alguna manera, la mayoría de ellos recordados por sus cornadas o por volver desde Estafeta hasta Santo Domingo a solas, como hizo Doloroso II. Resulta curioso que los seis escogidos hayan “paseado” por las calles en los últimos días de Sanfermines, coincidiendo cuatro el día doce. Hemos contado con la colaboración de Julen Madina, uno de esos corredores que se han convertido en leyenda del encierro después de más de cuarenta años; de Ignacio Murillo, periodista que es en sí mismo una enciclopedia sobre los Sanfermines; de Gorka Azpilicueta, fotógrafo apasionado de los toros y autor del libro Toro. Una vida en imágenes; de Javier Solano, periodista y “la voz” del encierro de TVE; de Miguel Reta, pastor de los encierros de Pamplona y de Ignacio Gutiérrez, periodista y comentador de los encierros en Diario de Navarra.

El encierro... más rápido: El 14 de julio de 2015, de la ga-

nadería Miura, que duró 2 minutos y 5 segundos, como señala ABC. Hay otras fuentes, como 7del7. com, que recogen que fue el del día 7 de julio de 1975, con 1 minuto y 50 segundos, de la ganadería Benítez Cubero.

más lento: El 12 de julio de 1958, de la gana-

dería Miura, que duró media hora. Terminó gracias a la colaboración de un perro que consiguió que el último toro entrase en toriles.

más accidentado: El del 9 de julio de 1975.

Hubo un montón en el callejón con los toros de Osborne, Murió Gregorio Górriz y hubo cien heridos, 17 graves. Otro de los más accidentados fue el del 9 de julio de 1994, en el encierro de los Miura. Cruz Roja atendió a 107 corredores.

con más corneados: El del 12 de julio de

2004. Ocho corneados en el encierro de Jandilla, entre los que estaba Julen Madina.


24 La Estafeta

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Palmello, un complicado 12 de julio de 1974 El 12 de Julio es el aniversario de boda de mis padres. Tradicionalmente lo celebraban acudiendo a Pamplona, pasaban el día allí, veían el encierro en la Plaza, paseaban por el centro, comían en la Peña y al anochecer regresaban a Hernani. Cuando mis padres me dijeron que tenía que quedarme el día 12 de Julio en casa para atender el negocio de venta de prensa, me sentí angustiado. ¿Cómo iba a dejar de correr un encierro?. Tenía que buscar una solución. Hablé con mi tía Manoli, q.e.p.d., una mujer de armas tomar y además súper enrollada. En cuanto le comenté si me podía sustituir ese día para que yo pudiera ir a Pamplona, no tuvo ninguna duda y me dijo que me fuera. Yo hice todo el teatro por la mañana, hasta puse cara de tremenda pena cuando mis padres marcharon

a Pamplona con mi tía Vi, mi hermana Visi y mi hermano Pepelu. En cuanto desaparecieron, vino mi tía Manoli, y yo salí escopeteado hacia mi encierro. Llegué muy justo, no tuve tiempo de vestirme de blanco y entré a Estafeta. La ganadería que corría ese día era la de Herederos de Don Manuel Arranz (Salamanca). El encierro venía roto, yo cogí un toro negro con unas vetas grandes blancas, ese toro se llamaba Palmello, hizo hilo rápidamente (“hacer hilo” es que te siga a ti con intención de cogerte), le recorté dos veces y lo dejé pasar, era muy peligroso. Después cogí otros toros que venían por detrás. Así fui corriendo, teniendo a Palmello por delante, hasta que bajando hacia el callejón, corneó de muerte al joven iruñés Juan Ignacio Eraso Martiartu.

Julen Madina, corredor.

> Julen Madina esquivando a Palmello en la calle Estafeta. Foto cedida por Julen Madina

Doloroso II, solo por la Estafeta un 12 de julio de 1998

Ignacio Murillo, periodista

El toro ‘Doloroso II’, de 580 kilos y de la ganadería de Cebada Gago, puede presumir de ser uno de los pocos toros, si no el único en toda la historia, que ha recorrido íntegramente y en solitario la calle Estafeta de Pamplona. El 12 de julio de 1998 el morlaco se dio media vuelta poco antes de llegar a la plaza del Ayuntamiento y regresó entre embestidas y el desconcierto de los mozos hasta los corrales de Santo Domingo. Allí, al igual que ocurrió en 2015 con ‘Curioso’, toro de José Escolar, encontró la puerta cerrada. Sin embargo, en esta ocasión, los pastores y los

corredores consiguieron que hiciera en solitario todo el encierro. Corrió por una calle Estafeta semivacía y sembrando el pánico. A pesar de todo, recorrió la calle a buen ritmo, sin pararse mucho y entre el esfuerzo de los mozos por llevarle a punta de periódico. Tardó 8 minutos y 8 segundos en entrar a los corrales de la plaza y, por el camino, dejó a varios mozos heridos por asta. Entre él y sus hermanos mandaron al hospital con cornadas a 6 corredores. Por la tarde fue lidiado en la plaza en sexto lugar por Roberto Domínguez.

< Momento en el que Doloroso II se da la vuelta al final de la calle Estafeta. Foto del Archivo del Diario de Navarra

Sonajero, un toro de premio el 13 de julio del 2002 Yo hablaré de un bello toro burraco de la ganadería de Torrestrella que subió Estafeta arriba junto a sus hermanos el 13 de julio de 2002. “Sonajero” no hizo nada especial en esta calle, más que correr con nobleza, sin tirar derrotes ni cornadas, permitiendo a los corredores disfrutar en carrera de su inmenso trapío y belleza. Con este toro me unió una experiencia singular. En una durísima pelea en el campo un tiempo antes de los Sanfermines, cayó malherido y coincidentemente aquel día yo estaba en la finca “Los Alburejos” donde vivió a cuerpo de rey durante 4 años. Fui testigo del proceso

de cura que conllevó aquella pelea. Sonajero, anestesiado, demostró ya aquel día su inmensa nobleza y pude tocarlo y disfrutar de el observando de cerca su poderío. Perfectamente recuperado, acudió a Pamplona meses después y la suerte hizo que aquel 13 de julio pudiera correr con el en la Estafeta junto a dos buenos amigos. Sonajero aquella tarde fue ovacionado tras su salida al ruedo por su belleza y trapío siendo lidiado por Antonio Ferrera y recibiendo a la postre el prestigioso premio “Carriquiri” al toro más bravo de aquella Feria del Toro de 2002.

El encierro en datos Los toros más peligrosos: Antioquío (13 de julio

de 1980, ganadería Guardiola) y Semillero (10 de julio de 1947, ganadería doña Carmen de Federico). Los dos mataron a dos corredores. Antioquío a José Antonio Sánchez Navascués en la Plaza del Ayuntamiento y a Vicente Eladio Risco Sierra en el ruedo. Semillero a Casimiro Heredia en la calle Estafeta y a Julián Zabalza en la plaza.

Gorka Azpilicueta, fotógrafo

> Gorka Azpilicueta y otros dos corredores llevando a Sonajero por Estafeta.

Foto cedida por Gorka Azpilicueta

El toro más rápido: Huraño, un jandilla de 598

kilos. Hizo el recorrido en 1 minuto y 45 segundos el 11 de julio de 1997.

El toro más pesado: Tortolillo, jabonero de 697 kilos. Corrió el 12 de julio de 1982.

Un año sin estofado de toro por la enfermedad de las “vacas locas”: 2001.

Muertos en los encierros: Francisca García Gurrea (1910), Esteban Domeño (1924), Santiago Martínez (1927), Gonzalo Bustinduy (1935), Casimiro Heredia y Julián Zabalza (1947), Vicente Urrisola (1961), Hilario Pardo (1969), Juan Ignacio Eraso (1974), Gregorio Górriz (1975), José Joaquín Esparza (1977), José Antonio Sánchez y Vicente Eladio Risco (1980), Matthew Peter Tassio (1995), Fermín Etxeberria (2003) y Daniel Jimeno (2009).


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Ermitaño, el emblemático entre los emblemáticos Es difícil pensar en una acción puntual que haga conseguir la calificación de emblemático para un toro en los encierros de Pamplona. Yo soy de los que creo que todos los toros que corren los encierros de esta ciudad, tienen ya ese calificativo solamente por el mero hecho de haber conseguido participar en ellos. Los mejores toros de las mejores camadas de las mejores ganaderías de toda la tauromaquia son los pocos elegidos. Por eso, son ya emblemáticos. Por ello, y dicho esto, yo me decanto más por el “personal año emblemático de los toros de la calle Estafeta”, que para mí supuso el 2009. Ese año, hubo un astado de la ganadería Miura, toda una institución taurina, que me dejó su firma bien rubricada, incluso en mi propia piel. Él se llamaba “Ermitaño”, un toro burraco en cardeno, de 575 kilos de peso, que ya salió embistiendo desde el primer momento del corral a todo lo que se movía, cosa rara en este encaste único, habitualmente muy gregario en la manada. En la curva de Mercaderes lideraba la manada, y en su afán de coger a todo lo que tenía por delante, se comió literalmente el vallado, saltando para no empotrarse en él y llevándose en ese acto por delante al que escribe estas lineas, que acabó con sus huesos encima de la cámara 3D de Enrique Urdánoz, que en aquellos días filmaba un impresionante

reportaje sobre los encierros, que luego terminaría en un gran largometraje llamado “Encierro”.También me dejó la huella de sus astas en mi antebrazo, otra más en mi, ya muy a mi pesar, longeva carrera. Perdió la referencia de la manada, se quedó suelto allí mismo, haciéndonos trabajar de lo lindo, no sin gran peligro en muchos momentos, a pastores y corredores para poder reconducirlo hasta los corrales de la plaza. Pero el momento más recordado fue la conmovedora y eterna cogida que le propinó al corredor pamplonés Pello Torreblanca Lafraya en la entrada al callejón. El primer médico que le atendió, mi buen amigo Kiko Betelu, me contaba después que lo que más le impactó fue en el enorme agujero que una de las cornadas le hizo en el esternón, ver en movimiento el trozo del hueso que Ermitaño le había dejado pegado literalmente a los pulmones. Y he dicho año emblemático, porque no quiero dejar de reseñar otro toro que siempre llevaré en mi interior, “Capuchino”, de la ganadería Jandilla, que el 10 de julio de 2009 segó la vida calladamente del habitual y joven corredor Daniel Jimeno Romero, perteneciente a una gran familia madrileña amante del encierro, de la que puedo asegurar orgullosamente que ella sí que es “emblemática de la calle Estafeta” por todo lo que nos ha demostrado.

Miguel Reta, pastor.

> Ermitaño en la curva entre Mercaderes y Estafeta embistiendo contra el pastor Miguel Reta.

Foto de Miguel Sesma

Universal, a ver quién se atreve a acercarse a mí

Javier Solano, periodista

A lo largo del último siglo, por la calle Estafeta han corrido alrededor de 4.5000 toros, pero únicamente un par de docenas de ellos pueden considerarse como emblemáticos. Uno de estos –sin duda- fue “Universal”, un toro de la ganadería jerezana del Marqués de Domecq que participó en el encierro del 12 de Julio de 2007. Aquella mañana, se corrió uno de los encierros más dramáticos de la historia; una carrera que se prolongó durante seis minutos y diez segundos, con un balance de siete personas corneadas, tres de ellas muy graves, y con un protagonista indiscutible: “Universal”, pues fue él el responsable de las siete heridas por asta de toro. Llegó a Estafeta con tres corneados ya a sus espaldas –uno en Santo Domingo y dos más en la Plaza del Ayuntamiento,

donde embistió consecutivamente en los dos vallados, primero el derecho y después el izquierdo-. En la larga Estafeta, “Universal” estuvo casi cuatro minutos; la recorrió a paso lentísimo, cogió a tres mozos, se paró en diez ocasiones, volvió sobre sus pasos en cuatro lugares diferentes, y si el balance de la jornada no fue más negro, se debió a la labor impagable de los pastores y a que, sorpresivamente, imperó la precaución entre los corredores. Pero lo más destacable de este astado fue su peligrosidad latente, su altanería, que, por fortuna, no se tradujo en tragedia, ya que el toro se mantuvo desafiante y fuerte en todo momento, no humilló la cabeza ni sacó la lengua, protagonizó arrancadas rapidísimas y su comportamiento fue siempre el de: “a ver quién se atreve a acercarse a mí”.

< El toro Olivito en la calle Estafeta con uno de los mozos a los que corneó. Foto de Jonan Basterra, Diario de Navarra

Olivito, miura díscolo Fue un colofón de espanto con la piel rasgada del australiano Jason Gilbert y el zarandeo posterior del burladés Eñaut Goñi el que firmó Olivito en la curva de Mercaderes y los primeros metros de Estafeta. El ensañamiento con que corneó al primero, en una persecución intimidatoria difícil de olvidar en la despedida de los encierros de 2014, ejemplarizó el miedo que de por sí despliega las cornamentas poderosas de los miuras. Salinero por el tono de sus capas y díscolo

de la disciplina de la manada, Olivito, de 595 kilos, desplegó el tan temido asedio y fijación obstinada con que los ejemplares del hierro mítico arremeten cuando quedan presos de su propio miedo en la soledad del toro suelto. Es una reacción innata del encaste bravo que por tradición corre noble sobre el adoquín de la Estafeta siempre que el grupo es compacto y no hay descuelgue que transforme la adrenalina delante de las astas en un temor comprensible.

Ignacio Gutiérrez, periodista > Universal frente a un grupo de jóvenes al inicio de la calle Estafeta.

Foto de David Artigas Sánchez, Diario de Navarra

La ganadería más asidua: Miura. 49 encierros des- Doble encierro: En ocho ocasiones entre 1904 y de 1922. Otra ganadería que les sigue es Cebada Gago, con 27 encierros desde 1985.

Un año sin heridos por asta de toro: 1967. Aforo máximo del encierro: Javier Lorente, direc-

tor de Protección Ciudadana, calculó que en los 1500m² del recorrido del encierro cabían 3.000 corredores.

1923 se hizo una segunda carrera para llevar hasta la plaza a toros que se negaron a salir de los corrales de Santo Domingo. El 11 de julio de 2015 un toro regresó de nuevo a Santo Domingo y hubo que llevarlo después en camión hasta la plaza. Antideslizante: El antideslizante empezó a usarse en el 2005 en la curva entre Mercaderes y Estafeta para evitar las caídas.

El corredor con más cornadas: El 10 de julio

de 1984 Stephen Townsend fue corneado siete veces por el toro Rehilera de Osborne. Es el corneado más grave que ha sobrevivido. El 13 de julio de 1985, Domingo Melón fue corneado cinco veces por Farrán, de Hernández Barrera. Y el 12 de julio de 2004, Julen Madina recibió también cinco cornadas en un encierro de Jandilla. Fuentes abc.es y Los Sanfermines de nuestra

vida (2009) de Ignacio Murillo y Jesús Rubio


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El ojo tras el objetivo Dicen que una imagen vale más que mil palabras, y ellos lo saben bien. Fotógrafos de Diario de Noticias y de Diario de Navarra han compartido con nosotros sus mejores fotos del encierro y han puesto pie a sus imágenes Andrea Larrión

E

stafeta. 7:55 de la mañana. Mientras el sol, perezoso, toma posición en el cielo tras una larga noche de fiesta, la Estafeta rebosa actividad. Cientos de personas toman posición esperando escuchar el cohete que anuncia el comienzo del encierro. Unos, los que se atreverán a enfrentarse a las astas de los morlacos, calientan los músculos o se encomiendan al santo pidiéndole que tenga la bondad de cubrirlos bajo su capote. Los que, por el contrario, prefieren no correr tantos

riesgos, se agolpan en los balcones, esperando obtener la mejor vista posible del emocionante momento que se avecina. Y luego están ellos, aquellos que amparados tras el objetivo de una cámara de fotos, ven el mundo de una manera diferente, tratando de captar momentos que no se repetirán. Cazadores de instantes, maestros de la luz, la técnica y el movimiento, son los encargados de retratar ante el mundo el acontecimiento más internacional de los Sanfermines. Durante ocho días, el mundo entero

vuelca sus miradas en el recorrido del encierro, y con él, los medios y los inevitables fotógrafos. Los que lo viven más de primera mano son los que trabajan para medios locales. El Diario de Navarra cuenta con una plantilla anual de 8 fotógrafos, que para la cobertura de este momento se multiplica hasta los 20. El Diario de Noticias, del mismo modo, pasa de los 7 habituales a 18 en San Fermín. Concretamente, en los tres tramos de carrera que hay en la Estafeta, hay estratégicamente colocados 8 profesionales de

Diario de Navarra y 4 de Diario de Noticias. No en vano, de las aproximádamente 8 y 9 páginas de media que respectivamente dedicaron estos periódicos en 2015 a la cobertura del encierro, unas 2 y 3 son para fotos de esta calle tan emblemática. Pero, ¿cómo lo viven ellos? Varios fotógrafos que trabajan o han trabajado para el Diario de Navarra y Diario de Noticias han compartido con nosotros sus mejores fotografías del encierro y aquello que les inspira.

Más que mil palabras En principio la idea era hacer las fotos de ese día en el encierro con un objetivo gran angular (medio) en la curva de Mercaderes con la manada bastante junta y con la calle Estafeta de fondo, al buscar el poste adecuado justo frente a la Estafeta y llevando otro cuerpo con un teleobjetivo pude ver que con la focal de 200m/m quedaba una imagen muy curiosa y bonita que se hizo más fuerte digamos con la aproximación al inicio del encierro. Aún y todo hice primero la foto con el angular y después una vez pasada la manada con el tele, con ese montón de gente tanto en el recorrido como en los balcones, si la hiciera hoy, posiblemente la tiraría solo con el teleobjetivo. La foto tuvo bastante impacto, pues se publicó a página entera.

Fotógrafo: Javier Sesma Medio: Diario de Navarra Fecha: 9 de julio de 2011


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Hermanos de sangre La historia tras esta foto no deja de ser curiosa. Los hermanos estadounidenses Michael y Lawrence Lenahan, de 23 y 26 años, resultaron corneados simultáneamente por el mismo toro, Universal, en el encierro de Pamplona del 12 de julio de 2007, a donde habían acudido para celebrar la recuperación del primero de ellos de un cáncer. Afortunadamente, tras ser asistidos en el hospital de Navarra, Michael y Lawrence evolucionaron favorablemente y a los pocos días abandonaron la Pamplona. La circunstancia de que fueran dos los corredores empitonados al mismo tiempo y ambos por Universal, y en especial el que ambos fueran ciudadanos estadounidenses, hizo que la imagen fuera distribuida con profusión por las agencias de noticias de los países de habla inglesa y publicada en periódicos de todo el mundo.

Fotógrafo: José Luis Larrión Medio: Diario de Navarra Fecha: 12 de julio de 2007

El pitón indiscreto El encierro tiene de particular unir en un mismo marco a corredores y curiosos de distinta condición, origen y latitud. La unidad en la amalgama de rostros y gestos se sintetiza en pocos segundos, los suficientes para que el miedo pase de refilón y un pitón indiscreto atrape a un mozo para la indiferencia de unos, la incredulidad de otros y el desconocimiento de unos terceros. Ocurre siempre en los laterales de la calle Estafeta, cada vez más apretados de un gentío que simula ver de cerca y mirar hacia atrás sin saber que el terror está más cerca de lo que pueda creerse.

Fotógrafo: José Antonio Goñi Medio: Diario de Navarra Fecha: 2011

Hombre contra bestia No existe nada como el miedo que el ser humano siente cuando descubre que la naturaleza que, en su ignorancia, cree controlada, se vuelve contra él y, literalmente, le pasa por encima. Es una tensión tan grande que es casi poética, y tiene una enorme fuerza y expresividad si consigues capturarla con tu objetivo. Los toros, impasibles, con toda su bravura, arrollan lo que encuentran a su paso, ante el racional terror de los corredores que se ven a la merced del destino y del instinto del animal, durante el que es el momento más intenso de la fiesta. Pero, para mí, las mejores fotografías son las que recogen este momento sin que haya sangre, sin cornadas; tan solo esa imagen tan plástica de la carrera que pone cara a cara al hombre y a la bestia.

Fotógrafo: Eduardo Buxens Medio: Diario de Navarra Fecha: 2011


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Tensión y peligro Las manos en la cabeza del corredor tendido en el suelo brindan una protección grandiosa ante la avalancha de kilos que se le vienen encima; la fragilidad del cuerpo se arrulla y se empequeñece para ser invisible, mientras un mozo anónimo tira de los toros a punta de periódico y vestido de blanco dando plasticidad a la escena. Por delante, la torada ha conseguido salvar el obstáculo humano, ¿conseguirán hacer lo propio sus hermanos? Tensión y peligro en el encierro.

Fotógrafo: Iñaki Porto Medio: Diario de Noticias Fecha: 10 de julio de 2007

Una décima de segundo Un instante congelado en mitad de la Estafeta. Tres toros, a la velocidad de una locomotora, se abren paso por el centro de la calle entre los mozos que, movidos por la emoción del momento, hacen equilibrios para no caer, empujándose unos a otros. Mientras, el mozo del periódico parece disfrutar de la carrera, acoplado al trote de la torada con actitud desafiante. Todo en una décima de segundo.

Fotógrafo: Javier Bergasa Medio: Diario de Noticias Fecha: 2014


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El paseillo de los pastores Los héroes del encierro son los anónimos que se juegan la vida cada día delante de las astas. Los habituales a tales lances, siempre a resguardo de cualquier atrevimiento o imprudencia, no visten estos días de blanco y rojo, sino de verde con el rol bordado a su espalda, que es autoridad por encima de competencias escritas o no. Antes de que el cohete de las ocho quede fragmentado en mil pedazos, los pastores hacen su paseíllo entre miradas de respeto y aplausos de aprobación como los que se despliegan también en la calle Estafeta, antes de quedar inundada de una carrera de desenfreno contra el tiempo y también el miedo.

Fotógrafo: José Carlos Cordovilla Medio: Diario de Navarra Fecha: 2014

Momentos que no se olvidan Momento de máxima tensión al principio de la Estafeta. El encuentro del toro con los mozos causa pánico entre el grupo, que se enfrentan a las temibles astas del morlaco que se encuentra a tan solo unos centímetros. Como casi siempre, todo queda en un enorme susto y golpes para recordar durante mucho tiempo.

Fotógrafo: Iban Aguinaga Medio: Diario de Noticias Fecha: 7 de julio de 2014


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> Tríptico de los tres tramos de la Estafeta. /Guillermo Navarro

Por Estafeta corre el encierro… “... enfilando el callejón, mira que el toro viene ligero y te engancha el pantalón” Así comienza el himno de la peña Los del Bronce. Y es que bravura y valentía se unen en la Estafeta ocho días al año. Leza, Muñoz, Butini y Lecuona son apellidos que han hecho historia en los tres tramos de la calle durante los encierros

Teresa Antón

U

na tradición que acoge belleza, peligro y maestría. La lidia no es el único evento taurino porque, aunque a veces se minusvalore, el encierro tiene su importancia. Y más en Pamplona. Como en otras ciudades, aquí comenzó por la necesidad de llevar los toros de los corrales a la Plaza la mañana de la corrida. La tienta forma parte del espectáculo tradicional español y encierros hay muchos: el de Tafalla, San Sebastián de los Reyes, Algemesí, Ampuero, Falces… pero ninguno como el de Pamplona. Carmelo Butini Echarte, corredor del encierro desde el 83 en su tramo más famoso: la Estafeta, lo define como el rey de “la champions” de los encierros. Los primeros encierros eran solo los toros guiados por los pastores. Pronto se les unieron los carniceros, encargados de elegir la ganadería, en el tramo de Santo Domingo. La popularización de este evento llevó a que se empezase a correr delante de los animales. A partir de ahí fueron haciéndose diferentes cambios en el encierro. En 1952, tras construirse la Plaza de toros, se desvió el trayecto de Chapitela al recorrido actual; en 1980 se permitió la entrada a las mujeres; en 1999 surgió el llamado “encierrillo”, por lo que se acortó el

recorrido ya que ahora salen de los corrales de Santo Domingo. Jandilla, Miura, Marqués de Domecq, Cebada Gago… Los corredores se han enfrentado a muchas ganaderías. ¿Preferencias?“Cuando salen los seis toros, no piensas en ello”, explica Miguel LezaOliván, corredor desde 1974. A los toros los acompañan seis cabestros que guían a la manada por el recorrido. Juan Pedro Lecuona Alonso empezó a correr el encierro con 16 años. Como muchos otros, participaba en los encierros chiquis. Para él, “más que la ganadería, lo que importa es lo que transmite el toro”. El poder guiarlo durante un rato del recorrido es lo que buscan los corredores más entregados. 7.30 horas. Se cierra el vallado. Los mozos sienten sudor, nervios, miedo. Mucha adrenalina. Entre mil y tres mil corredores se reparten por los seis tramos—los 875 metros— del recorrido: Santo Domingo, Plaza Consistorial, Mercaderes, Estafeta, Telefónica y Callejón. Muchos llevan ahí desde las 6.30 horas, cuando se abre la entrada por la plaza Consistorial. La mayoría viene con el estómago vacío. lo que es un acierto según Carmelo Butini. Hacer esto “salvó” su “vejiga” cuando le pillaron en 2007 en Tafalla. Los nervios y el madru-

gón impiden comer, aunque el saber lo que se acerca te quita todo el sueño de golpe. Se acercan las ocho y se puede escuchar cómo entonan los tres cantos al Santo, que lo han trasladado desde el Ayuntamiento hasta Santo Domingo. Al grito de “riau, riau” suena el primer cohete. El encierro ha comenzado. Los tres tramos Encierro y Estafeta son casi sinónimos. No se conoce al uno sin la otra. La fama a la calle se la debe al encierro. Es la primera palabra que se le viene a la cabeza a la gente cuando piensa en la Estafeta. Tradicionalmente, Santo Domingo es el tramo más peligroso del encierro. Los toros acaban de salir de los corralillos y corren frescos. Imparables cuesta arriba. En la Estafeta están más cansados, pero el peligro aumenta por el hecho de que en la curva de Mercaderes los toros se resbalan y puede romperse la manada. La historia aparece repleta de días de toros sueltos y de cornadas. Este hecho ha hecho famosa a la calle, aunque, por suerte, solo ha visto dos muertos durante los encierros: Casimiro Heredia (10 de julio de 1947) y Juan Ignacio Eraso (12 de julio de 1974). Aguantar corriendo toda los 305 metros de la calle resulta misión im-

posible. Por eso la Estafeta se suele dividir en tres tramos: el primero comienza en la curva de Mercaderes y recorre el inicio de la calle; el segundo abarca la parte central, una recta con el 2% de desnivel donde el corredor pasa a formar parte de la manada; y el tercero, desde el final de la calle hasta el callejón y quizá hasta la Plaza. La Estafeta ha cambiado a lo largo de la historia, pero hay dos fechas que afectaron, para bien o para mal, a los corredores: en 1998 se eliminaron las aceras y en 2005 se impuso el antideslizante. Ambas reformas crearon polémicas entre quienes apoyaban los cambios y los que no, con argumentos en ambos casos de los peligros y ayudas que suponían para los corredores. Alberto Muñoz Induráin, que fue corneado en la Estafeta en 1986, asegura que la acera le “salvó la vida”. Por eso estaba en contra de su eliminación. Juan Pedro Lecuona y su amigo Miguel Leza participaron en la prueba del antideslizante y quedaron “muy satisfechos”. Cogiendo la curva Más rápido de lo que muchos imaginan, llega el toro a Mercaderes donde empieza la emblemática curva de la Estafeta. Este primer tramo, aunque no es el más concurrido, es qui-


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zá el más famoso, debido a esa curva tan cerrada. A pesar de que ahora corre en Santo Domingo, Miguel Leza es una cara conocida en este primer tramo. El lodosano ya corría el toro ensogado de su pueblo a los 12 años y con diecisiete, un 12 de julio de1979, debutó en Pamplona en el tramo que llevaba del Ayuntamiento a Mercaderes. Cuando piensa en este primer encierro, lo ve con “flashes”: “Recuerdo el bullicio, la gente y a la vuelta de la Estafeta me volví y pasó la manada”. Aunque esta vez se quedó en la entrada, pronto comenzó a correr desde Mercaderes para poder adentrarse más en la calle Estafeta. El lodosano eligió la Estafeta porque es “la calle mítica de Pamplona. Es mágica. El adoquinado, el ambiente, la historia…”. Cuando él empezó a correr ahí todos eran “de casa”. Ahora la calle se ha masificado y está llena de “participantes, que no corredores”, por lo que se ha ido a Santo Domingo. Es muy diferente correr en un tramo u otro: “La Estafeta es templada y masificada, en Santo Domingo todo es fuerza”. Sin embargo, “la Estafeta no se olvida —sigue Leza—; me planteo volver a ella, pero ahora hay mucha gente que no va a correr y se convierte en una carrera de obstáculos”. El peligro en este tramo es ineludible y, sin embargo, algunos pueden agradecer los “capoticos” de San Fermín cuando corren ahí. El 12 de julio de 1986, “Tesorero”, un toro de Marqués de Domecq de 591 kilos, embistió a Alberto Muñoz, que entonces tenía 24 años, durante treinta segundos. Para sorpresa de los espectadores y del propio Muñoz, salió ileso. “No tenía ni un arañazo”, cuenta. A pesar de que solo se quedó en un susto, decidió no volver a correr. “Ese día la familia sufrió”, recuerda Muñoz. Era un sábado. Había llovido por la noche. Decidió correr. Llevaba haciéndolo desde los dieciocho años. La manada se partió. Aún siente el miedo y la emoción cuando recuerda lo ocurrido: “Me caí, me empujaron, me resbalé, no importa cómo pasó”. Se arrastró a un cajero. Todo se despejó… pero el último toro de la manada se le enfrentó. Al ir a embestirle, golpeó el morro contra el bordillo de la acera y el cuerno se clavó justo encima de un asustado Muñoz. “Me levantó y tiró al suelo ocho veces”, afirma. “Se retiraba y volvía. Hasta que conseguí levantarme y salí corriendo hacia las escaleras de Javier,

> Miguel Leza al inicio de la calle donde corría en Sanfermines./Elena Beltrán > Miguel Leza en Santo Domingo, donde corre ahora, en 2015. /José Carlos Cordovilla > Alberto Muñoz junto a la pared donde le cercó el toro en el 64./Elena Beltrán > La Estafeta el día que cogieron a Alberto Muñoz./ Archivo Diario de Navarra


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donde estaba la Cruz Roja”. De ahí lo mandaron al hospital. Sólo tenía pequeñas contusiones y lo mandaron a casa “con la camisa hecha jirones y un solo botón”. Esta experiencia lo retiró de la carrera, pero no todos hacen lo mismo. Juan Pedro Lecuona fue corneado en 2005 y no ha pensado en abandonar. Según dice, su “miedo” es “no saber dejarlo a tiempo”. La manada se templa Rota o no la manada, continúa su camino por la calle dando algún susto que otro y dejando momentos inolvidables para todos los que disfrutan de las fiestas de la ciudad. Poco a poco los toros van ascendiendo por

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la recta de la Estafeta. Muchos corredores eligen esta zona porque es cuando más templada está la manada. Se deja guiar. Carmelo Butini, conocido por sus compañeros de carrera como “el marqués de la Estafeta”, ha sido durante años protagonista en esta parte. Pese a ello, al igual que Miguel Leza, se ha movido a la cuesta de Santo Domingo, donde parece que van a correr los más veteranos, los de la tierra. “Antes era más romántico correr en Estafeta, ahora está masificado”, afirma Butini. El corredor pamplonés guarda álbumes de todos los Sanfermines. Recuerda momentos de su paso por la Estafeta mientras los hojea. “Era muy señorial,

^ Carmelo Butini frente a un toro en Estafeta en 2001./Cedida ^ Carmelo Butini en su librería en la calle Estafeta junto al cartel de San Fermín 2015.

Foto Elena Beltrán

^ Miguel Leza (izquierda) y Carmelo Butini momentos antes de que empiece un encierro./Cedida

Corro en la Estafeta porque es la calle mítica de Pamplona. Es mágica Miguel Leza Olivan

El toro me levantó y tiró al suelo ocho veces pero salí ileso Alberto Muñoz Induráin

Antes era más romántico correr en Estafeta, ahora está masificado Carmelo Butini Echarte

sabías que los toros habían cogido al curva cuando oías los gritos y veías los flashes”, relata. Desde pequeño quiso correr los encierros y empezó en los chiqui. “Mi abuelo me metió para asustarme, pero me gustó y seguí”. A la hora de elegir dónde correr, no tuvo duda alguna: “La librería está aquí y me he criado aquí” afirma. Carmelo Butini es copropietario del negocio familiar La Casa del Libro. El peligrodel encierro entraña situaciones que unen a corredores de por vida. “Te juegas la vida por un desconocido”, dice Leza. “Surgen lazos de gran amistad”. Lo corrobora Butini, que añade que “hay gente que solo ves durante los encierros”. Cada instante del encierro se convierte en un recuerdo muy importante para quienes lo han vivido. “El encierro es el antes, el durante, el después y el almuerzo”, dice Butini mientras cuenta que hace ronda por los encierros de España. “En Castellón nos hemos llegado a reunir cincuenta amigos de toda España en el almuerzo”. Miguel Leza explica que “el encierro no diferencia a nadie, todos somos iguales. Gente que trabaja en profesiones que chocan se unen en el encierro”. Algunos tienen supersticiones o rituales antes de correr el encierro; sin embargo, Carmelo Butini solo tiene una “manía”: “Ir completamente de blanco”. Tras hacer el reparto de periódicos, se cambia en su propia tienda por si se ha manchado de tinta. Juan Pedro Lecuona sí que tiene un ritual: “Rezo todos los días, pero los días de encierro lo hago más veces. No me gusta saber nada antes de empezar, quiero sitio para mí”.


La Estafeta 33

25 de noviembre de 2015

Con la mirada en la Plaza En cuestión de segundo ya se ve el final del recorrido. El final de la Estafeta, con vistas a la Plaza, es el que acoge la euforia y a la multitud que espera cerrar este evento en la arena. Muchos de los que corren aquí lo hacen para poder disfrutar de la emoción que supone la entrada en el ruedo. Esta es una parte llena de caras conocidas del tramo de la Estafeta que llegan al final: Julen Madina, famoso corredor ya retirado; Atanasio Echarri, propietario de una tienda deportiva en la calle y aludido en el famoso dicho “cuando llega Atanasio, llegan los toros”; o Juan Pedro Lecuona, que lleva corriendo 27 años y tras ser cogido en 2010, ha continuado corriendo, son algunos de los nombres de los más asiduos a los encierros. El año en que fue corneado, Lecuona, que entonces tenía 37 años, había tenido una lesión en el peroné poco antes de julio y tenía programada la rehabilitación para agosto. Esto no le impidió correr los encierros de ese año; no obstante, en el quinto encierro, el del 11 de julio de 2010, tropezó y cayó al suelo. El miura“Cachero” se estiró y… Una cornada de 22 centímetros. No se plantea dejar de correr. Piensa que el encierro puede darte lecciones sobre la vida porque “te ayuda a volver a levantarte”. Correr no consiste solo en fuerza y velocidad, hay que tener la mente clara. Todos los corredores experimentados coinciden en una cosa: en el encierro, “lo más importante es la cabeza”. Hay que estar centrado y saber reaccionar cuando se acerca el toro. La Estafeta es un buen tramo para acercarse, pero no hay que olvidar el riesgo que

Ahora en la Estafeta hay mucha gente que no va a correr y se convierte en una carrera de obstáculos Miguel Leza Olivan

En el encierro creas grandes lazos de amistad. Te juegas la vida por un desconocido

Carmelo Butini Echarte

Correr te enseña lecciones sobre la vida. Te ayuda a volver a levantarte Juan Pedro Lecuona Alonso

^ Juan Pedro Lecuona y Julen Madina corriendo en la Estafeta, encierro de 2009.

Foto José Carlos Cordovilla

^ Juan Pedro Lecuona al final de la Estafeta donde suele correr./ Liliiana Neva Valencia

esto conlleva. Lecuona explica que para templar al toro “hay que reducir el paso y hacer que el toro vaya a tu ritmo”. La afición por correr en el encierro es fácil que surja en Navarra. “Es parte de nuestro ecosistema”, explica Miguel Leza. “Lo hemos visto desde pequeños”, añade Lecuona. Leza define correr como “una droga, o te enganchas o lo dejas”. La adrenalina es tal, que puede volverse adictiva. Pero nunca hay que olvidar los peligros que conlleva, Leza sabe que tiene momentos difíciles: “Sufres cuando hay muertes de amigos cercanos, aunque cuando corres conoces la otra cara de la moneda”. Él no ha sufrido grandes

percances en la carrera. “He tenido muchos golpes, pero no cornadas. Los toros me han respetado”. El encierro supone una lección de vida en la que, como dice Lecuona, “celebras la vida”. En el momento en que los toros dejan la Estafeta para entrar en Telefónica, ya están llegando al callejón. Han pasado apenas tres minutosdesde que salieron de los corrales. El primer toro pisa la arena y con él suena el segundo cohete de la mañana avisando a todos los que están en Pamplona que solo queda un cohete más, el que anunciará que todos los toros se hallan en los corrales y que ya solo les queda disfrutar de las vaquillas a quienes están en la Plaza.


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