H O R M I G Ó N S O S T E N I B L E E N A RG E N T I N A
La fabricación de cemento representa, aproximadamente, el 5% del efecto invernadero antropogénico mundial. La fabricación de cemento emite CO2 de dos maneras. Mediante la calcinación, toda vez que dichas emisiones son el resultado de la conversión del carbonato de calcio (CaCO3) al óxido de calcio (CaO), ingrediente esencial del cemento. Un simple balance de masa revela que dicha transformación libera una molécula de CO2. El proceso de calcinación requiere una temperatura de llama que alcanza los 2.000 ºC, la temperatura de los gases ronda los 1.600 ºC y los de mezcla cruda en proceso de clinkerización registran unos 1.400 a 1.500 ºC. En Argentina, para la fabricación del Clinker Portland, el combustible más utilizado es el gas natural (más del 50% en la matriz de combustible del horno). El coque de petróleo (carbón) se emplea en una menor proporción, del orden del 30%. Cabe consignar que a lo largo de las últimas dos décadas, la industria cementera argentina ha implementado acciones de coprocesamiento, las cuales conllevan a un progresivo reemplazo de los combustibles tradicionales fósiles por otros alternativos, los cuales corresponden mayormente a residuos de distintas industrias. Según datos de la Federación Iberoamericana del Cemento (FICEM), durante el año 2014, el factor de emisiones brutas promedio de CO2 a nivel mundial fue de 633 kg CO2/t de cemento.
Vale destacar que en nuestro país no existe en operación ningún horno de clinkerización en vía húmeda. Todos los hornos son de vía seca. En el mundo, se estima que menos del 10% de los hornos operativos son de tipo vía húmeda. Ello demuestra con claridad el avance en temas de eficiencia energética para la producción de Clinker. Existen otras alternativas adicionales las cuales permiten reducir la huella de carbono de las construcciones. Por ejemplo, disponer hormigones de mayor clase resistente, consumiendo un menor volumen de hormigón para una determinada solicitación en la estructura (la huella de carbono “unitaria” puede ser mayor, pero globalmente, resulta menor al demandar mucho menos hormigón); emplear materiales cementíceos de mayor categoría resistente, reduciendo el contenido de cemento total en el hormigón, etc. Como apreciamos, la industria del cemento se esfuerza para reducir sus emisiones de CO2 de varias maneras. Una de ellas es mediante la maximización de la eficiencia de la fabricación. Modernos hornos introducen una mezcla de materias primas secas a precalcinadores que utilizan el calor residual para acortar el tiempo de procesamiento y minimizar drásticamente la combustión necesaria. Las plantas de cemento pueden también reducir el consumo de electricidad, una importante fuente de emisiones de GEI indirecto, resultante de la combustión de productos fósiles en la central que proporciona la energía eléctrica.
En Argentina, según datos preliminares de un estudio en proceso de finalización sobre el ejercicio 2014, el factor de emisión ronda los 640 kg CO2/t de cemento. Se encuentra disponible abundante información que demuestra cómo la industria cementera internacional y argentina ha reducido sus emisiones. Tendencia que permanece contínua.
La reducción de las emisiones de calcinación constituye un aspecto más complejo, ya que son inherentes a la creación de óxido de calcio. Una forma de hacerlo es trabajar con cemento dotado de una menor proporción de clinker, el producto intermediario que resulta del proceso de calcinación en el horno.
En el período 1990-2014, la industria en Latinoamérica redujo las emisiones de GEIs en un 19,8%. En Europa, esa reducción ha sido cercana al 18%.
Las normas de productos permiten cierta disminución del contenido de clinker en el cemento Portland, pero existen límites para dicha solución.
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