OPINIÓN
FUI A BERGHAIN Y AHORA TODO ME IMPORTA UNA MIERDA Texto: JOSH BENNET, co-fundador y editor jefe de la web estadounidense LessThan3 Traducción: EDUARDO PÉREZ WAASDORP
tuvieran en mi cabeza durante la experiencia. Un momento en el que lo importante fuera solo la música y la compañía, nada más. Y ese momento finalmente llegó en el afamado club de Berlín conocido como Berghain. Llegué a Berlín después de mi tercer año consecutivo visitando el ADE, con muchas ganas de explorar una zona de Europa en la que no había estado antes. Llené mi programa de la semana con visitas a museos y monumentos, haciendo tiempo hasta el fin de semana y para hacer lo que venía hacer a Berlín en un primer momento: mimarme con una ración abundante de techno crudo y de verdad en la capital mundial del género. Cuando llegué a Nueva York, estaba más interesado en las escenas de trance y electro. Después de mudarme a San Francisco, había pocas opciones en cuanto a fiestas verdaderamente techno, quitando los eventos de As You Like It y Robot Ears, así que mi exposición a techno de calidad en directo era bastante limitado. Era Había escuchado a mucha gente en la industria, yo in- el momento de sentir el techno en un lugar hecho procluido, expresar su deseo de revivir la experiencia rave piamente para disfrutar de la experiencia. original. Mi primera experiencia fue Electric Zoo en 2009, que comparado con los valores de producción ac- Cometí el error de novato de pasarme en una fiesta en tuales parecía más una barbacoa con demasiada gente una casa la noche anterior, el viernes, que retrasó mi que una rave. Aunque no importaba, quedé prendado. llegada a Berghain, del domingo por la mañana como Acababa de perder mi trabajo de segunda en la industria tenía previsto (el mejor momento para ir, según los veen Nueva York (de nuevo) y usé lo último que me queda- teranos), al domingo por la noche. 14 horas de sueño ba de dinero para comprarme la entrada y fui solo. Sigue después, me desperté listo para ir, ansioso pero tamsiendo una de las mejores decisiones que he tomado bién evidentemente emocionado. hasta hoy. Me acuerdo estar allí pensando: “¿por qué nadie está hablando de esto?”, ya que en aquel momen- Las historias que escuchas acerca del criterio, aparento el EDM todavía no se había infiltrado en los medios temente arbitrario, que se tiene en cuenta para dejar de EEUU. El día después de que se terminase el Electric pasar o no a la gente son ciertas, aunque algo exageraZoo, empecé un blog en el intento de gritar a los cuatro das, y las guías para evitar que te manden a casa que se vientos lo que estaba ocurriendo en EEUU. Después de encuentran por internet son de poca ayuda. Una cosa conocer a mis actuales colegas de trabajo, dicho blog se sí que es cierta: ayuda presentarse con un nativo berconvirtió en la web LessThan3. linés que la gente de la puerta pueda reconocer. En un momento como este, en la que la actriz Claire Danes ha Desde ese fin de semana, he estado en la búsqueda hablado abiertamente de Berghain en el programa de constante de un momento que se sintiese como si es- Ellen Degeneres, el club ha hecho un excelente trabajo tuviera viéndolo todo por primera vez. Un momento en intentando alejar los fuegos del comercialismo que gira el que los Tweets, clicks, visitas y notas de prensa no es- en torno a la música electrónica, tanto como le es posiComo os habréis dado cuenta si habéis leído alguna de mis anteriores editoriales, yo, junto con una gran parte de la comunidad de música electrónica de EEUU, hemos estado en una especie de rutina estilo purgatorio durante los últimos 12-24 meses. Hemos intentado salirnos de lodazal en que se ha convertido el EDM, pero seguimos sin estar seguros de cómo llegar al equilibrio musical que tienen muchos países europeos, gracias a décadas de influencia cultural de la música electrónica. Como reacción a esta frustración, yo mismo experimenté una disminución en la frecuencia en la que escuchaba música de baile, incapaz de romper la asociación automática que uno hace de ésta música con musculados troncos y barbies de paquete, que van con el puño en alto al ritmo de la música, después de haber pasado por las últimas seis ediciones del Electric Daisy Carnival y cinco del Ultra.
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ble, por lo que se entiende que prefieran a gente local, curtida, antes que gente de fuera. Yo fui uno de los afortunados que iba con un asiduo a Berghain. Llegamos cerca de las 9 pm y mi amigo consiguió hacer pasar a ocho de nosotros por delante de la cola de horas que se suele formar, consiguiendo llegar al frente en pocos minutos, donde inmediatamente nos encontramos con el mismísimo Cerbero: Sven Marquardt, el famoso portero de Berghain y fotógrafo que ha estado custodiando las puertas del averno desde la apertura del club. Echó un vistazo a mi amigo y nos hizo un gesto para que todos entráramos. Creo que un tipo aterrizando en los JJOO en un globo aerostático me hubiera causado menos impresión. El universo existe en un plano diferente dentro de Berghain. No hay ventanas al exterior, ni superficies reflectantes en ningún lugar del edificio, así que cualquier sensación de tiempo o apariencia personal desaparece. Lo que es más, ponen pegatinas en las lentes de todos los teléfonos móviles en la entrada, así que tampoco tienes una manera de documentar la experiencia visualmente o siquiera que estuviste allí. Tan solo un vistazo a la atmosfera hedonista deja claro el porqué de estas políticas. Llegué a la pista principal, con la boca abierta ante el espectáculo que se presentaba ante mí. El residente de Berghain, Len Faki, estaba dando un set de cuatro horas y de inmediato me vi envuelto por la música más cruda e industrial que había escuchado en mi vida. Como fan desde hace tiempo del hard tech trance, o artistas como Scot Project y los precursores del big-room W&W, era como si hubiera gateado hasta los recovecos más profundos, oscuros y viscerales de esos sonidos y estuviera escuchando la sopa primigenia de donde habían sido concebidos. El público era el más diverso que jamás hubiera visto en un evento de música electrónica, formado por drag Queens, maduros en trajes de cuero y gente de aquí y de allá, que interactuaban