REFLEXIONES Sin embargo, ni siquiera algo tan específico y técnico como el mastering se ha librado del intrusismo laboral. ¿Es imprescindible tener una titulación técnica como ingeniero de sonido para trabajar en este gremio? Aunque todos coinciden en que el oficio de ingeniero de mastering no se aprende solo en un curso y que la democratización de las nuevas tecnologías ha permitido que haya gente que se dedique al mastering con la idea equivocada de ganar un extra o de probar suerte, Carlos Koschitzky y Pedro Viñuela coinciden en que para ser un buen ingeniero de mastering lo primordial es tener, en palabras de Carlos, “un bagaje y mucha experiencia en la mezcla, ya que es imprescindible la educación del oído, el control absoluto del equipo, como por ejemplo la ecualización o compresión, entre otros muchos”. Para Nick Litwin, en cambio, los estudios son innegociables – no en vano su tesis de fin de carrera giró en torno al mastering –, además de tener un sistema de monitoreo y una sala con un grado de perfección que admite “es prácticamente imposible de conseguir en un estudio de mezcla”.
Estudio de Mastering Mansion, de Nick Litwin
EL CLIENTE Como dicen los expertos en el marketing americano, “El cliente siempre tiene la razón”. Pero en el mastering no siempre es así… Para nuestros expertos, ¿qué tan difícil ha llegado a ser la relación con los clientes? “Hoy por hoy tengo muy buena relación con mis clientes”, dice Carlos Koschitzky. “Aunque a lo largo de mi carrera he cancelado algunos proyectos. Cuando no hay entendimiento lo mejor es dejarlo y cancelar. Prefiero cancelar un trabajo a hacerlo mal”. Para Nick Litwin su relación con el cliente es lo primordial, ya que él entiende sus inquietudes y necesidades. “Aunque puedan ser clientes complicados, siempre mantengo una comunicación lo más fluida posible y eso facilita un mejor trabajo. Una única vez, hace casi 10 años, rechacé el trabajo de un cliente que por las comunicaciones que mantuvimos por mail y por teléfono me dejaron clarísimo que iba a ser un trabajo imposible”. Pedro Viñuela también tiene una gran relación con sus clientes, hasta el punto de que muchos han pasado a ser amigos. “Me gusta involucrarme en sus proyectos y antes incluso de la sesión de mastering, les ayudo en lo que puedo sobre las mezclas finales”. Y, como Koschitzky, sí que ha rechazado proyectos, “sobre todo por la calidad del sonido. Si creo que no puedo mejorarlo, prefiero no hacerlo. En mi caso intento explicar por qué no funciona para que la persona pueda avanzar y hacerlo mejor”. En el caso de Xergio Córdoba ha habido de todo y aunque todo suele ser fluido, a veces el ingeniero tiene que saber qué busca el cliente antes que el propio cliente. También influyen factores externos. “Cosas como la
comunicación por email o el idioma complican a veces las cosas porque mucha de la música o el sonido son abstracciones muy difíciles de transmitir en un mensaje escrito, pero al final la experiencia hace que estés ahí sabiendo qué busca el cliente”, apunta. Y, el cliente, ¿debería estar presente en la sesión de mastering? Koschitzky no lo recomienda, ya que “es una cuestión de concentración. Al final los músicos/ productores terminan por aburrirse”. En contraste, Pedro Viñuela dice: “A mí no me importa que vengan al estudio, incluso lo prefiero. Pero solo si les interesa. No hay nada peor que cuando alguien no tiene interés, es importante que estemos todos contentos y con buena vibra”. Y como vivimos en un mundo loco, loco, nuestros alquimistas sonoros han oído todo tipo de locuras por parte de sus clientes. Xergio, sin duda, tiene la experiencia más surrealista de todos nuestros participantes: “Una vez que un marido estaba convencido de que su mujer lo engañaba y escondió una grabadora entre las pertenencias de la mujer y pedía ‘rescatar información útil’ de mil situaciones diferentes que nos relataba, pero solo se escuchaba ruido”. Por su parte, tanto Nick como Pedro apuntan a cuestiones más técnicas, muchas, fruto del desconocimiento. “Me han pedido infinidad de cosas, y muchas de ellas totalmente imposibles, como quitar la voz de una mezcla en LR”, dice Nick. Mientras, a Pedro, un artista de flamenco de renombre le pidió “que le pusiera un micro, ¡que iba a grabar más guitarras encima! (Risas) ¡Con todo cerrado ya! Estábamos escuchando el master final antes de enviarlo a fabrica…”.
Finalmente, ¿qué consejos darían a los jóvenes que aspiran a dedicarse al mastering de forma profesional? Nuestros entrevistados coinciden en la necesidad de estudiar y experimentar, además de la paciencia. Xergio Córdoba apunta a que, en el mastering concretamente, “se requiere una curva bastante elevada de aprendizaje. Hay que explorarse uno mismo para saber lo que nos diferencia de otros, para crear un sonido propio por el que nos busquen los clientes”. Nick Litwin dice: “Está repleto este planeta de pseudo-técnicos de sonido que no tienen ni idea. No cometan el mismo error. Estudien. Aprendan. Déjense guiar por aquellos que saben mucho más que ustedes. Aléjense de las modas, de lo supuestamente estándar. Para poder triunfar, tienen que poder destacarse en algo, hacer una cartera de clientes, que la gente los conozca. Eso sólo se consigue con perseverancia y una gran actitud”. Carlos Koschitzky reconoce que hay que echarle muchas horas, pero que “no tengan miedo a equivocarse, es la mejor manera de aprender”. Con la idea de Pedro Viñuela nos gustaría cerrar este reportaje, ya que resume de gran manera lo que se requiere para llevar a cabo un buen trabajo en este o en cualquier otro gremio o profesión: “Empiecen en el negocio desde abajo. No hay que tener prisas. Después de 23 años de carrera cada día sigo aprendiendo algo nuevo y eso es lo mejor de este trabajo. Así que ganas, esfuerzo y trabajo duro. Estas son las claves”. +info sobre los estudios: koschitzkymastering.com; masteringmansion.com; nexo101.com; eternal-midnight.net