Número 218 de distrito21

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HISTORIA Y CURIOSIDADES

El Ramal:eje de entrada al jardín histórico “El Capricho” de la Alameda de Osuna (y II) MARÍA ISABEL PÉREZ En 1812, José Bonaparte fue varias veces a visitar al general Belliard a la posesión de la Alameda, a veces se quedaba a comer y le gustaba mucho el jardín, hasta el punto de haberle ofrecido al jardinero Pierre Prevost que se fuese con él para trabajar en la Casa de Campo. Estos hechos los conocemos por cartas que le escribían los empleados a la condesa duquesa durante la ocupación. Ya con Fernando VII, la condesa duquesa organizaba fiestas para la familia real, tras realizar obras de mejora en la posesión y plantar en ella muchos árboles. Hay documentadas cinco de estas fiestas, en julio de 1814 y 1816, mayo de 1817, julio de 1818 y 1826 que por su descripción, sabemos que debían ser suntuosas y que en ellas se servían fastuosas comidas. También hay documentadas fiestas a las que asistieron miembros de la Casa Real organizadas por el XII duque de Osuna, Mariano Téllez Girón y posteriormente por la familia Bauer, que fue propietaria de la Alameda desde 1900 tras la quiebra de la casa ducal de Osuna. La cadena y los pedestales pudieron ser colocados por tanto con motivo de algunas de las fiestas o visitas reales descritas, es decir pudieron estar ahí desde 1812 colocados por orden de Belliard o bien haber sido puestos por orden de la condesa duquesa con motivo de las al menos cinco visitas que realizó Fernando VII a la posesión de la Alameda. Este elemento añadía un valor histórico al eje, al poner en evidencia la memoria del lugar. Los deterioros de “El Ramal” comenzaron con la construcción de la carretera de unión entre el paseo de la Castellana y el aeropuerto prolongando la calle María de Molina, que cortó la continuidad de la calle de Alcalá con “El Ramal”; en noviembre de 1949 ya había varios tramos terminados, como el que empezaba en las proximidades de la Alameda de Osuna y terminaba en la Ciudad Lineal. Para su ejecución se expropió en 1950 un esquinazo de la entrada de la posesión de la Alameda por la carretera de Aragón, lo que obligó al retranqueo de las garitas, a la tala de árboles y a la des-

aparición de la casa del guarda. En agosto de 1953, el Mi-

posesión, la Dirección general de Bellas artes, a través de Patrimonio artístico nacio-

Fotografía aérea de 1970, donde vemos “El Ramal” y el puente del ferrocarril que lo atraviesa, aunque aún no se había construido el viaducto de la M-40. Fuente “Paisajes españoles”. Vemos la fuerza que aún tenía este eje, actual paseo de la Alameda de Osuna, por donde pasaba además la Cañada Real. nisterio de Educación nacional dirigió un escrito a Claudio Pariente, jardinero y encargado de la Alameda, para avisarle de que estaba prohibida la tala de árboles del paseo de los cipreses sin la aprobación previa del ministerio. Los medios mientras tanto se hacían eco de la importancia de “El Ramal”, el 26 de diciembre de 1957 el diario ABC publicó un artículo sobre los plantíos de pinos más importantes de Madrid, nombrando los de la entrada de la Alameda de Osuna. La siguiente acción para el deterioro de El Ramal fue la construcción del puente del ferrocarril que cruza el paseo de los cipreses, para lo cual se talaron algunos árboles del eje y se rompió la línea recta continua del paseo. La actuación se realizó por orden del Ministerio de Obras públicas, que había ejecutado un plano de los árboles que había que talar. Debido a las agresiones que estaba sufriendo el entorno del jardín de la Alameda, como la instalación del camping o la intención de derribar la Casa de oficios de la

nal, elaboró en mayo de 1972 un plano de delimitación de zonas del Jardín histórico artístico de Alameda de Osuna en el que se calificaba toda la zona encerrada por las tapias como: ZHA (zona histórico artística), se delimitaba unas zonas de respeto, que eran ZOE I, situada entre la huerta valenciana y la carretera de Ajalvir a Canillejas, ZOE II, la huerta valenciana, ZOE III, ZOE IV al este de la huerta valenciana, ZOE V, al sur del paseo de la Alameda de Osuna hasta la autopista de Barajas y ZOE VI entre la carretera de Ajalvir y el paseo de cipreses y una zona de ordenación especial, al norte de la carretera. En diciembre de 1977, tres años después de ser adquirido el jardín histórico “El Capricho” por el Ayuntamiento de Madrid, la comisión de trabajo encargada de estudiar los datos y criterios más convenientes para redactar el proyecto de restauración, informaba de que el camino de llegada a la Alameda de Osuna, llamado “El Ramal”, flanqueado por hermosos ejemplares de cipreses y

bosquetes de pinos, se trazó y realizó al mismo tiempo que el jardín de “El Capricho”, constituyendo por tanto un indiscutible testimonio histórico y urbanístico, siendo su recuperación imprescindible; proponía restaurar el firme asfáltico y los laterales con arena, completar las alineaciones de vegetación existentes y crear un entorno protegido a lo largo de todo “El Ramal”. Estos criterios establecidos evidentemente no se han cumplido, porque siguió produciéndose el deterioro de la zona, con la construcción del viaducto de la M-40 y especialmente en 2004 cuando se talaron muchos cipreses del primer tramo de “El Ramal” para facilitar la construcción de las obras de prolongación de la línea 5 del Metro hasta la estación Alameda de Osuna, cipreses que se repusieron con otros jóvenes; posteriormente se construyó una pasarela ciclista sobre la A2, con una rampa de acceso que alteró aún más el carácter del eje. Respecto a las garitas, hay muy poca información de ellas, pudieron haber sido construidas por el general Belliard, ya que hay que tener en cuenta que la posesión de la Alameda se encontraba en 1809 comunicada

directamente con la calle de Alcalá, y esta calle a su vez con el parque de el Buen Retiro, donde los franceses se habían instalado y construido ciudadelas para establecer sus ejércitos con seguridad, con lo que las garitas podrían haber cumplido una misión de vigilancia de la entrada a la posesión en tiempos conflictivos. También pudieron haber sido ejecutadas por la condesa duquesa cuando, tras adquirir las tierras en 1827, formara el eje de acceso a la posesión. La garitas llevan en la cornisa, en las dovelas, unos adornos de granito que representan la concha del peregrino, elemento escultórico que las vincula con el jardín, pues aparece en otras esculturas, como la Venus tallada por Juan Adán que se encontraba en el Abejero o el pedestal que actualmente está en el estanque de los patos. El único tramo con el arbolado original que se conserva actualmente es el discurre entre el puente del ferrocarril y el cruce con la calle Jardines de Aranjuez. Si desaparece completamente este eje, o parte de sus árboles, se produciría una mutilación de un conjunto histórico único en Madrid, que deterioraría y minoraría parte del valor del jardín histórico.


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