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El terror de los arqueros
A la derecha Erasmo Araya Espinoza
Jugando en las canchas de la cuarta zona —donde hoy se levanta el edificio de la Teletón, en Las Rejas — Erasmo Araya Espinoza inició una carrera deportiva que alcanzó su apogeo en el club deportivo Hermanos Carrera del año 1968, cuando su primera secretaria era Elvira Flores y el querido Paco Chocolate era su aguatero.
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Nuestro amigo heredó la pericia futbolística de su padre, que también participaba en los partidos de barrio. Erasmo comenzó en el puesto de arquero, pero muy pronto empezó a jugar adelante y descubrió que era dueño de un potente chute. Lo mejor era que le pegaba con las dos piernas, por lo que no le costaba nada perfilarse según como viniera el balón.
Otra de sus características era adueñarse de los tiros de esquina y marcar desde ahí sendos goles olímpicos. La leyenda dice que en un partido disputado en la cancha de Rinconada marcó tres goles a través de este expediente.
Así fue creciendo su fama. Erasmo siempre ponía la guinda de la
Jugadores Club Deportivo Hermanos Carrera
torta y en los últimos minutos marcaba el gol de la victoria. Era un crack en el equipo, en un tiempo en que los jugadores no llegaban en automóviles costosos, sino que su medio de transporte era el carretón, el mismo que en la semana le servía para llevar la verdura a su puesto de la feria.
Se cuenta que el club Hermanos Carrera le ganó un encuentro amistoso al primer equipo de Colo Colo, donde había figuras como
Mario Galindo y el Gringo Nef. El gol decisivo lo convirtió, una vez más, Erasmo Araya, al que los aficionados llamaban eufóricos el Loco Erasmo o El Barraco.
Su fama le valió que lo empezaran a buscar de los clubes grandes. Estuvo un tiempo en Palestino, pero tuvo que dejar ese equipo porque tenía que trabajar para sostener a su familia, especialmente a su madre, que quedó viuda muy joven.
Retornó en gloria y majestad a la competencia local de Maipú, pero el destino quiso que en las canchas donde se sentía como en su casa le ocurriera el infortunio. En un partido le fracturaron la pierna. Su rehabilitación fue muy costosa y ese golpe le significó abandonar definitivamente su amado lugar en el equipo.
Desde entonces se dedicó por completo a su trabajo. Hasta el día de hoy es posible encontrarlo en la feria, vendiendo fruta y recordando esos días en que el Loco Erasmo era el terror de los arqueros.
Erasmo celebrando junto a su hinchada
