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Cómo nos cambia la vida

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Los Feliú Escobar

Los Feliú Escobar

Los Valenzuela en la playa Las Torpederas

Esta foto me parece muy cómica, de cuando éramos pequeños, estamos con mi padre en la playa Las Torpederas, en Valparaíso. Como se ve, lucíamos trajes de baño de lana, que cuando se mojaban se nos bajaban. Eran el último grito de la moda de esos tiempos.

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Valparaíso me trae bellos recuerdos. Fui bautizado en la Iglesia de la Matriz y mis padrinos, Isabel Riquelme y Adolfo Verdejo, vivían en el cerro Cordillera. Él trabajaba en El Mercurio de Valparaíso, era de los primeros linotipistas de dicho diario. Tenían su casa en un sector que se llamaba el Puente de Chaparro. Hasta ahí llegábamos nosotros para los feriados. Recuerdo que solamente allá se vendía la bebida llamada aloja de culén, que era muy rica. Lo más lindo eran los paseos en lancha y la visita a los barcos.

Estamos hablando del año 1950, más o menos.

Tiempo después de esos paseos mi hermano mayor Erick pasó al Insuco a estudiar contabilidad, igual que mi padre. Mi otro hermano, Wilber, y yo llegamos al glorioso liceo Amunátegui, donde terminamos las humanidades.

Yo trabajé desde muy chico. Lo primero que hice fue en la piscina de Maipú era corretear los perros que entraban y después vender gomina y brillantina en los camarines. A todo esto, ya mis hermanos estaban en el tiempo de trabajar, por lo que mi padre habló con su amigo, Leopoldo del Barrio, que era contador en el laboratorio Le Petit, donde empezó a trabajar Erick.

Con Wilber pasó algo parecido, ya que mi padre era contador de la viña de la familia Gualda, en Buín. Un integrante de esa familia, Fernando Gualda, fue nombrado director general de Ferrocarriles, por lo que Wilber tuvo que hacer un curso rápido de radiotelegrafista y entró a trabajar en la Estación Alameda.

Mi primer trabajo formal fue de atendedor en la bomba de Isaías Rabinovich, en Camino a Melipilla. Por ahí pasaban los artistas que se dirigían a actuar a la costa y yo los atendía. Así fue como conocí a Armando Navarrete y Ernesto Vera Palacios, del grupo Los Flamingos, que me regalaban entradas para ir a verlos al casino de Viña del Mar.

Los Valenzuela en Corral

Así empezó mi afición por el espectáculo y ellos mismos me ayudaron a entrar a este rubro. Trabajé como ayudante de varios empresarios de artistas, como Ricardo García, los hermanos Luco Navarro, Hugo Ortega y Mauricio Álvarez. Después hice festivales con mi socio Juan Pavez; traíamos nombres como Cecilia Pantoja, Gina y los tickets, Sussy Vecky, Lorenzo Valderrama, Peter Rock y Luis Dimas. Fue un período muy bonito.

Después tuve varios trabajos, entre ellos en la Corfo, en el Instituto de Investigaciones Tecnológicas.

Mis hermanos fueron más metódicos. Erick siguió la carrera de contador hasta el día de hoy y Wilber se fue unos años a Buenos Aires. A todos nos picó el bichito del amor y llegamos al altar; hoy somos papás, tíos y abuelos.

Yo fui el único hasta aquí que completo el refrán de plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro. Por eso quise incluir esta pequeña historia mostrando estas fotos que reflejan algunos pasajes de nuestra vida. Esta última imagen muestra cómo estamos hoy, con muchos años y algunas enfermedades, pero siempre juntos.

Los Valenzuela Silva en el año 1962

Los Valenzuela Silva en el presente

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