Cuaderno de Investigación Nº36 HOLDING Y TIENDAS

Page 127

La supuesta comunidad de intereses que se generaría entre el trabajador y el empleador, supondría o estaría enmarcada por metas colectivas e individuales, cuyo cumplimiento se ve recompensado generalmente por bonos que aumentan las remuneraciones, dando pie a una ideología de que todos ganan, tanto el empresario o dueño de la empresa al materializar e incrementar sus ganancias y utilidades para al empresa, y el trabajador que ve incrementado su salario (¡y su estrés!). Sin duda que la implicación subjetiva promocionada por las gerencias y la puesta en práctica de nuevas teorías organizacionales que buscan movilizar factores emocionales, han profundizado y refinado los dispositivos de control y disciplina en los puestos de trabajo, ya que aparece mucho más efectivo, desde el punto de vista productivo, asignarle a los trabajadores responsabilidades que comparten con su empresa. Ya desde los años setenta se comenzó a plantear que las capacidades subjetivas de los individuos, la actitud positiva, el carácter emprendedor, independiente, con capacidad de aceptar riesgos, de fácil adaptación y la disposición a trabajar en equipo, eran factores realmente importantes en el desempeño del trabajo, orientados a normalizar una fuerza de trabajo que obtenga mayores beneficios para la empresa; el desarrollo de el buen sujeto trabajador aparece ya en el discurso de estos teóricos (principalmente psicólogos laborales). Con estos objetivos, las empresas utilizan estrategias como los cursos de inducción de personal, cursos de animación de los recursos humanos y capacitación en diversas líneas para inculcar en sus trabajadores rasgos de autonomía, emprendimiento e iniciativa, factores que aparecen como claves para el mejoramiento en la productividad y por ende, en la rentabilidad de la empresa. Es en estas instancias donde se propaga el discurso moralizante que activaría la iniciativa y el emprendimiento y generaría el vínculo de compromiso y lealtad hacia la empresa. A través del discurso moralizador y dominador como dispositivo de control, se logra expandir una suerte de espectro que modela la vida del trabajador tanto dentro como fuera de su lugar de trabajo, normalizando sus conductas. Y permite regularizar y predecir en la movilización de mentes y cuerpos, una fuerza de trabajo con todo su potencial productivo. Los nuevos dispositivos de control, a diferencia de los clásicos –que aún perviven– están fundados en modos de vigilancia más indirectos, tales como la técnica de el cliente incógnito, utilizada por muchos establecimientos que contratan servicios de 128


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.