Arquitectura racionalista en Huesca

Page 150

La percepción de las obras como fuente de aprendizaje

276

En conexión con lo anterior, esta publicación puede entenderse, sobre todo, como una muestra de imágenes, de cuya interesada e intencionada visión se desprenden una serie de lecciones vigentes. Este libro es un recorrido estructurado tras sucesivos viajes a las obras. En los viajes también afloran los sentimientos agudizados por los valores sensibles y perceptivos que, de alguna manera, espolean la intuición. Coincidiendo con el arquitecto suizo Peter Zumthor, «si piensas sobre algo conscientemente puedes comenzar a analizarlo, pero si sientes algo, es un pensamiento instantáneo». El texto permite entrever, lógicamente, el planteamiento de los autores tratando de ponderar las emociones. Por ello el trabajo está ampliamente documentado, para que el lector pueda experimentar su propia visualidad, desde la que alcanzará el conocimiento arquitectónico. En las visitas a los edificios nos enfrentamos a la realidad con nuestra propia percepción, sin el amparo justificativo bajo el que pudieran haber sido creadas. Y es en ella, y desde ella, donde alimentamos nuestro conocimiento. La obra queda despojada de cualquier protección lingüística. Nuevamente constatamos el aprendizaje desde la percepción de la arquitectura y, ante la creciente presencia de publicaciones, seguimos invitando a la experimentación personal como medio más sólido de información. El conocimiento de la arquitectura va íntimamente ligado a los viajes. De estas relaciones la historiografía se ha ocupado parcialmente. Pero no es el momento de repasar a tantos viajeros modernos. La pertinencia de lo racional y lo moderno La racionalidad es preciso entenderla no solo en términos de eficacia, sino también como la equilibrada proporción entre los medios y los fines a los que sirven. Entre la austeridad y el fasto, los arquitectos racionalistas necesaria y vitalmente optaron por lo primero. Y en ello fundamentaron la longevidad de sus obras. Por ello, su discurso, a la luz de la situación contemporánea, resurge con especial vigencia y significado. Las obras analizadas en esta publicación y, con ellas, las actitudes que hemos tratado de desvelar pueden servir como premisas de actuación. El hombre, por su propia necesidad de equilibrio, no puede estar expuesto a la convulsión permanente. La contemporaneidad parecía habernos acostumbrado a ello, pero el final de la primera década de nuestro siglo ha traído circunstancias que imposibilitan seguir instalados en la abundancia perpetua. Por ello, ciertas arquitecturas pretéritas de encomiable dignidad, como las presentadas, proponen senderos por los que poder transitar. La arquitectura racionalista basó su seguridad en la fidelidad a los postulados de los maestros modernos. Para algunos arquitectos la sinceridad y la permanencia en dichos postulados se tornó, en la década de los sesenta, insoportable. Ante la imposibilidad de un nuevo lenguaje, y en aras de una supuesta «popularización» de la arquitectura que, según ellos, resultaba imposible desde las blancas y cúbicas propuestas, la revisión crítica se convirtió en el único mecanismo formal y expresivo posible. Las sucesivas revisiones, todas DECÁLOGO PARA SEGUIR APRENDIENDO

ellas olvidadas, con una notoriedad no superior al lustro, no entendieron las propuestas modernas en su verdadera profundidad, como una revolucionaria manera de concebir el espacio y, lejos de seguir investigando por el camino abierto por la modernidad, se recrearon en manipulaciones epiteliales. Esto nos debería llevar a mirar la arquitectura que quiso imitar a los maestros modernos con cierto respeto, además de con la seguridad conferida por la propia historia de la arquitectura del siglo pasado. De ahí que el conjunto de las obras que este libro presenta merezcan, bajo nuestro punto de vista, el calificativo de ejemplares, por cuanto mantienen su fidelidad a las innovaciones de su tiempo sin descuidar el fin para el que fueron construidas. Finalmente, si algo podemos aprender de la incipiente modernidad alumbrada en las obras presentadas en este volumen es su voluntad de imitación, en el mejor sentido de la palabra. Por la importancia de todo lo anterior, y según lo aprendido en esta investigación, seguimos entendiendo necesario profundizar en la arquitectura moderna. En un momento en que buena parte de la teoría y la crítica de la arquitectura silencian o, mejor, no alcanzan a leer las lecciones heredadas de los maestros modernos, adquieren singular valor para nosotros aquellos trabajos que, al margen de las cíclicas y efímeras modas, continúan explorando el legado vigente de la arquitectura moderna. Y ello porque en el panorama actual de la arquitectura se evidencian falsificados síntomas de recuperación de lo moderno, más preocupados por la imagen de las obras que por su forma en el sentido esencial del término, es decir, por la vertebración interna por la que el objeto arquitectónico alcanza su legitimidad y condición. Ese entendimiento epitelial de la modernidad, que cree avanzar copiando un estilo, la traiciona, pues manipula aquello que no es. Sin embargo, no remitiendo a la modernidad como estilo, sino ahondando en su esencia se busca albergar los valores universales de sus formulaciones. Se dice, erróneamente, que Mies van der Rohe hizo toda su vida el mismo proyecto. Otros creemos que este maestro nos enseñó, entre otras muchas cosas, que el verdadero acto creativo en arquitectura se desarrolla desde la experiencia precedente, tanto propia como ajena, y cada proyecto, distinto, evoluciona sobre la base del anterior. Por ello, si este libro contribuye a encontrar en las arquitecturas próximas y pretéritas una fuente de conocimiento su objetivo estará más que cumplido. Porque parece lógico que los arquitectos tomemos el relevo ahí donde lo dejaron tanto los maestros como los que nos precedieron. Solo desde el conocimiento de la historia se puede contribuir a su evolución. Y esta es una actitud inequívocamente moderna. Basta recordar el texto de Georg Simmel, encontrado en la biblioteca personal de Mies y recogido por Fritz Neumeyer en su ejemplar volumen La palabra sin artificio: Tarea esencial de la vida: comenzar la vida de nuevo cada día, como si fuera este día el primero y, sin embargo, reunir en su interior y tener como punto de partida todo el pasado con todos sus resultados y hechos olvidados.

De esta manera, proponemos un discurso que vuelve inevitablemente la mirada hacia los valores intrínsecos de la arquitectura, valores visuales y constructivos, distanciándose de la mera especulación intelectual. Este libro quiere sumarse a ese esfuerzo. P DECÁLOGO PARA SEGUIR APRENDIENDO

277


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.