10. A modo de resumen Aunque comparemos la construcción de nuestra marca personal con la de un producto, en realidad, este proceso trata de convertirnos en dueños de nuestra propia reputación. No se trata de convertirnos en una “cosa”, más bien de reivindicar nuestra personalidad, de dar a conocer a otros nuestras singularidades, de diferenciarnos de los demás. Si además lo aplicamos a la búsqueda de empleo, nuestro mensaje estará encaminado a responder a una pregunta esencial: ¿qué puedo aportar yo a una empresa frente a otros candidatos a ese mismo puesto? Ese es nuestro punto de partida. A partir de ahí, debemos construir un mensaje positivo, basado en nuestras habilidades reales y que sea consecuente con nuestra trayectoria tanto profesional como personal. La comunicación con los demás es esencial para que nos conozcan y valoren las ventajas que para una empresa, le reportaría contar con nosotros dentro de su plantilla. La construcción de nuestra marca personal requiere de tiempo y constancia. Nuestro objetivo, pues, debe situarse a largo plazo. No existen atajos para lograr en poco tiempo esa reputación que nos presente ante los demás como un buen profesional. Nuestra estrategia precisa de varias etapas. Comenzaremos por autoevaluar nuestras debilidades y fortalezas, saber qué opinan los demás de nosotros. Son dos puntos esenciales como punto de partida. A partir de ahí, debemos tener claro qué queremos transmitir y a quién lo vamos a hacer. Elaborar una agenda con los contactos que ya han pasado nuestra vida y actuar activamente tanto en internet como en otros ámbitos para incrementarla. Nuestra actitud con todos ellos debe ser constructiva y abierta. Tenemos que ser capaces de saber escuchar y de aceptar las críticas que nos servirán para mejorar nuestra propia estrategia. Algunas claves para que te “vendas” a tí mism@ 195