pobladores por la especial estima a la Virgen de la Asunción, bautizada por los huamantecos como Virgen de la Caridad, inspiradora de los católicos para crear este mosaico lleno de arte y devoción durante su festividad, que tampoco se sabe con precisión cuando inició. Algunos registros documentales del archivo municipal pueden servir como referencia para determinar el origen de la festividad en torno a la cual empezaron a confeccionarse las alfombras. En 1836, el gobierno político del territorio de Tlaxcala otorga permiso para festejo de toros y gallos en la feria. En 1846, el Santuario de la Basílica de la Caridad sirvió como centro de almacenamiento de guerra, mientras que para 1848 un manuscrito hace referencia a la fiesta en honor de la Virgen y relata que a primera hora del 14 de agosto se anunciaba con cohetones el alba de la función; en ningún caso hay noticias de la confección de tapetes o alfombras sino hasta la segunda mitad del siglo XIX. A pesar de lo impreciso, por carecer de documentos fiables, existe una versión acerca de una devota mujer del pueblo de apellido García, según lo consigna José García Sánchez, quien en agradecimiento a un favor obtenido, hizo la promesa de llevar cada año a la Virgen, en su día, una ofrenda floral para engalanar su altar y el piso del sagrado recinto; y así lo cumplió por el resto de su vida. Año con año, durante el quincenario de agosto cuando se realizaba la fiesta a la Virgen, llevaba al templo flores silvestres recogidas del campo y de los bosques de la Malinche, las cuales deshojaba y esparcía sin ninguna forma. Con el paso del tiempo empezó a matizar los colores de los pétalos y continúo hasta formar un sencillo tapete. La devoción pronto fue observada por el capellán de la iglesia quien pidió a los demás fieles que la imitaran, es así que el legado fue adoptado por un gran número de personas quienes se encargaron de seguir ofrendando las flores a la Virgen, poco a poco se sumaron pintores y escultores que dieron nuevos diseños a las alfombras, con un toque más artístico, sin perder su esencia religiosa. La tradición oral cuenta que desde esa época sacaban en procesión a la Virgen de La Caridad para bendecir los campos y delante de la imagen, llevada en andas, regaban pétalos y flores silvestres. Alejandro Corona menciona en un artículo para El Sol de Tlaxcala que desde tiempo inmemorial era costumbre que el día de San Juan los vecinos regaran al frente de sus casas flores del campo y algunos más entusiastas formaban tapetes sencillos combinando los colores de las flores; es el 24 de junio de 1870 cuando el joven Apolinar Campeche, empleado de la casa comercial establecida en la actual calle Hidalgo propiedad de las señoritas Cortés, dibuja un pavo real empleando para ello aserrín pintado de diversos colores. El tapete, de pequeñas dimensiones, despertó tal admiración entre la población que, a partir de entonces, se introduce el uso del aserrín en la elaboración de las alfombras para hacer grecas. Cuenta don Antonio Méndez Ávila (1917) que su padre don Miguel Méndez Sánchez (1864-1969) fue uno de los primeros en hacer alfombras. Mis hermanos que eran mayores que yo me platicaban que en 1910 mi papá hacía las alfombras en cuadros, con pura flor de la que regalaban en las casas y entonces le entró la idea a mi padre de que mejor se le hiciera un tapetito con