Familia 7

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3. La familia y la educación. Cuando se dice que la f. es un ambiente educativo, se quiere indicar que es una institución, como la Iglesia y la sociedad civil, con la misión de intervenir en la educación de los hijos. Más aún, la f. tiene una importancia decisiva en la estructuración de la personalidad infantil, gracias a su influjo afectivo, desinteresado y ejemplar, que produce el deseado equilibrio y adaptación personal y social. Y su valor educativo aumenta hasta lo absoluto en la edad preescolar, en la que prácticamente es el único elemento educativo del niño. Lo dice Pío XI: «el primer ambiente natural y necesarip de la educación es la familia» (enc. Divini illius Magistri). La experiencia justifica nuestra afirmación, mostrándonos la correlación entre la delincuencia juvenil y el abandono de los deberes educativos de los padres, o entre la contracción familiar, que entorpece una educación familiar normal, y el divorcio. Igualmente el descuido del fin educativo coincide históricamente con épocas decadentes y de íntimo o manifiesto malestar. La f., por tanto, al ser una comunidad duradera de padres e hijos, es la sociedad educativa más antigua, intensiva y extensiva. No faltan tampoco argumentos éticos y filosóficos que justifiquen a la f. como causa eficiente y final de la educación. Veámoslo brevemente: 1) La f. es causa eficiente de la educación: a) argumento ético: los padres, que dan el ser a sus hijos, deben llevar ese ser a una perfección suficiente para vivir según cumple a una persona humana (Sum. Th., 2-2 8102 al); b) argumento psicológico: nadie posee en mayor grado que los padres dos cualidades indispensables para la educación: comprender al niño y amarle hasta sacrificarse por él (S. Tomás dice que el niño se encuentra en la f. «sub quodam spirituali utero», Sum. Th. 2-2 q10 al2); c) argumento teológico: el Evangelio cuenta que Jesús «estaba sujeto a sus padres... mientras crecía en sabiduría, edad y gracia delante de Dios y de los hombres» (Lc 2,51-52). 2) La f. es causa final de la educación, o lo que es igual, la educación humana reclama esencialmente que se eduque para la f. presente y futura: a) argumento ético: si de hecho el hombre nace y se desenvuelve en una f. y tiende a crear una nueva f., la educación no puede menos que incluir entre sus objetivos primordiales una finalidad familiar, ya que el hombre ha de realizar su cometido providencial en un marco familiar; b) argumento psico-pedagógico: «si a alguien no se le educa para la familia, toda su educación -incluso la que no tiene ninguna relación directa con esta finalidadserá deficientísima» (v. J. Tusquets, o. c., 35-44). La f., instituida por Dios para procrear y educar a los hijos, es la primera sociedad natural con derecho a la educación, es decir, «tiene prioridad de naturaleza y, consiguientemente, respecto a la sociedad civil» en materia educativa (Divini illius Magistri), teniéndose que limitar el Estado a una función subsidiaria, complementaria y supletoria. El título que justifica este derecho es la generación de los hijos, que lleva consigo el deber, y también el derecho, de educarles: «A los padres, escribe Juan XXIII, corresponde en primer lugar el derecho de mantener y educar a sus propios hijos» (enc. Pacem in terris). Este derecho es originario -anterior a cualquier otro derecho humano a la educación, por provenir directamente de Dios-, inviolable -sería ir contra la justicia natural, dice S. Tomás, educarles contra el sentido que quieren los padres o sustraerlos a su voluntad (Pío XI, Mit brennender Sorge), irrenunciable e inalienable. Ni siquiera los padres


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