Dios mío...¡Quítame lo borracho!

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DIOS MÍO... QUÍTAME LO BORRACHO

Así lo pensé en un principio, debido a lo que observé siendo aún niño cuando escuchaba a mi padre decir que solamente los hombres bebían. Después me enteré que beben las mujeres, los adolescentes, los homosexuales, y toda clase de personas. Recuerdo, en más de las tres mil pláticas que he tenido con personas que tienen este problema del alcohol, que la pregunta más frecuente es: “¿Soy un alcohólico?” Y la respuesta que les he dado es: “nadie puede decir quién es un alcohólico, eso lo dirá la propia persona que bebe alcohol”. Lo que significa, que el asunto de la bebida no es igual al diagnóstico clínico de un médico cuando le dice al enfermo que tiene cáncer y que debe seguir un tratamiento para reducir la enfermedad o curarla. Aquí el médico es el paciente mismo; o sea, el que bebe y tiene el problema de la bebida. Este libro no debe considerarse como preventivo, es decir, si alguien que bebe alcohol piensa que leyéndolo no se convertirá en alcohólico está equivocado. Dicho lo anterior, es oportuno aclarar que el alcoholismo es una enfermedad a ser diagnosticada por la propia persona que bebe. Así que hay que evitar decirle al que bebe que es un alcohólico. Me viene a la mente una declaración que hacía con frecuencia una persona acerca de este asunto -era tan molesto escuchar a 17


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