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Síndrome de Estocolmo laboral, sentir apego a tu empresa aunque te maltraten
Laura Ortiz Güichardo
SD. Seguro has escuchado hablar del síndrome de Estocolmo: un fenómeno paradójico que lleva a una persona maltratada a identificarse de manera inconsciente con su agresor, hasta el punto de empatizar con él, comprender y justificar sus conductas. Pero ¿sabías que esta condición también se presenta en el ámbito laboral?
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El síndrome de Estocolmo laboral ocurre cuando un colaborador se identifica de manera intensa con su empresa, a pesar de estar sufriendo una situación negativa recurrente, como un clima laboral tóxico, un estilo de liderazgo inadecuado o malas relaciones entre compañeros.
Así lo explica la psicóloga organizacional Gertrudis Ferreyra, coordinadora administrativa de Mentalmente Centro Integral de Salud
Mental, quien agrega que este síndrome también contempla manifestaciones de violencia económicas, como amonestaciones que afectan el salario, y psicológicas (situaciones que generan estrés o ansiedad).
¿Quiénes son más propensos a presentarlo?
La situación económica puede ser un factor predisponente: puede presentarse tanto en una persona con problemas económicos como en alguien que reciba un salario muy elevado. “En el primer caso, no puede prescindir de sus ingresos, y en el segundo, la suma devengada es un motivador que potencia la justificación de algunas actitudes nocivas dentro de los entornos laborales”, refiere la profesional.
La baja autoestima también aumenta el riesgo de desarrollarlo, pues no permite que las personas posean recursos psicológicos adecuados para reconocer su valía, llegando incluso a considerar que son merecedores de los diferentes tipos de violencia.
“De igual manera, cuando las capacidades intelectuales, habilidades técnicas y competencias no están en niveles por encima del promedio, se puede inferir que el colaborador, por la seguridad que representa el empleo, está dispuesto a tolerar situaciones de abuso”, dice. Patologías asociadas a trastornos del estado de ánimo, dependencia emocional y depresión, son otros factores predictivos.
Autoidentificar el síndro- me de Estocolmo laboral es más complejo de lo que parece. Esto, según explica, porque quienes lo sufren presentan el mismo patrón conductual que las víctimas de violencia: no siempre son conscientes de que son víctimas.
0 Quienes presentan el síndrome de Estocolmo laboral no siempre reconocen que son víctimas.
“Las personas que son abusadas laboralmente de manera prolongada toleran y naturalizan las relaciones basadas en la agresividad, en la intimidación y en la descalificación permanente”, indica. “Incluso, las justifican apelando a argumentos como ´mi jefe reacciona así por toda la presión que debe soportar´ o ´yo haría lo mismo en su lugar´”.
Las organizaciones que favorecen el desarrollo de este síndrome son aquellas cuyo estilo de liderazgo es autoritario, la cultura organizacional no está centrada
Señales para identificarlo
El clima laboral no es el adecuado y en este ambiente se generan situaciones de estrés y ansiedad, que provocan malestar y sufrimiento al colaborador. Sin embargo, el afectado lo asimila como normal, llegando incluso a responsabilizarse por las situaciones.
Otros síntomas son:
● Lealtad extrema hacia el supervisor o la empresa. El colaborador puede mostrar una actitud de devoción, defendiendo las acciones injustas o inapropiadas.
● Siempre encuentra razones para no renunciar al trabajo.
● Marcado énfasis en los aspectos positi- vos del lugar de trabajo, omitiendo el mal clima laboral. Esa positividad tóxica y negación sirven como una estrategia de defensa y supervivencia. samor, superación, familia, entre otros. “Anda y Olvida, es una canción que escribí hace tres años, es de corte muy romántico, han salido otras canciones de mi autoría, y es una de las que está en lista para nuestras próximas grabaciones”, señala el cantautor a través de una nota de prensa. vas? ¿Nadie me querrá contratar? ¿No tengo edad para ser atractivo en el mercado laboral?”, son algunos ejemplos que cita Ferreyra. Trabajar los límites: Frente a situaciones de cualquier tipo de abuso, las personas deben ser capaces de establecer límites, de hacerse respetar. Para ello hay que trabajar habilidades sociales y facilitar estrategias de comunicación asertiva y efectiva. Acompañar para una salida laboral exitosa: Dependiendo de la gravedad de la situación, el profesional acompañará al afectado a tomar la decisión de renunciar al trabajo tóxico. Evitar el síndrome de Estocolmo laboral es también responsabilidad de las empresas. La recomendación de Ferreyra es migrar hacia estilos de liderazgo saludables, desarrollar planes de bienestar laboral, orientar una cultura centrada en la persona y considerar la salud mental como parte de la estrategia. en las personas y las relaciones entre los colaboradores se establecen por niveles jerárquicos.
● No reconoce sus derechos laborales, por lo que cree que no está en situación de hacer ningún reclamo.
● Miedo irracional a perder el empleo y, como resultado, puede evitar tomar medidas para reclamar sus derechos o establecer límites.
● Dependencia emocional por el trabajo. El afectado no concibe su vida sin él y lo pone como una prioridad.
Cómo superarlo
En primer lugar, hay que conocer cuáles son las secuelas o consecuencias dejadas por su padecimiento. Una vez identificado esto, se aborda a la persona priorizando las necesidades de asistencia psicológica más urgentes. En este proceso, un profesional de la salud mental puede:
Trabajar en la autoestima: Cualquier persona en una situación de vulnerabilidad, está siendo desvalorizada la mayor parte del tiempo. En este sentido, apoyar a que puedan reconocer y apreciar sus recursos y fortalezas, es fundamental para incentivar un cambio cognitivo y conductual.
Buscar cuáles son las creencias limitantes: Identificar cuáles son las creencias limitantes y qué hay debajo de ellas. “¿No tengo capacidad para encontrar otro trabajo? ¿Se me dificulta aprender cosas nue-
Consecuencias de no tratarlo
● Deterioro de la salud mental y física. El colaborador puede experimentar elevados niveles de estrés, ansiedad y depresión, lo que impacta negativamente en su salud mental y física.
● Continúa el abuso y la explotación. Si no se aborda, la persona sigue sometiéndose a situaciones abusivas, creando un ciclo en el que sigue en su rol de víctima.
● Desarrollo de relaciones laborales tóxicas. Esto afecta la dinámica de equipo, el clima y la cultura de la organización.
● Estancamiento profesional. El colaborador se siente atrapado en su situación, lo que lleva a la desmotivación y limita la búsqueda de oportunidades de crecimiento profesional.