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Un mercado laboral viento en popa con mucha informalidad
El COVID cambió muchas cosas, incluyendo la dinámica de los mercados que fueron fuertemente impactados por esta pandemia. Aun sabiendo que corro el riesgo de agotar a los lectores con una retahíla de números, me parece oportuno hacer una revisión de los últimos datos del mercado laboral contenidos en la Encuesta Nacional Continua de Fuerza de Trabajo que publica el Banco Central, actualizada a diciembre del 2022.
El número de ocupados ya ha superado el nivel prepandemia: 4,774,300 millones en el último trimestre del 2022 frente a 4,716,200 a fines del 2019. No obstante, la tasa de ocupación continúa ligeramente por debajo del nivel pre-COVID: 60.6% versus 61.5%. Esto se debe a que la población en edad de trabajar ha aumentado más que la cantidad de ocupados.
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En el periodo pre-COVID, el empleo formal fue el que empujó el aumento de la ocupación: En 2017-2019 el empleo en el sector formal creció 14.2%, mientras que el empleo en el sector informal lo hizo a un ritmo de 6.0%.

Pero la recuperación de la ocupación en el periodo postpandemia se está dando en base al crecimiento del empleo informal: mientras el empleo en el sector formal cayó 2.0% entre 2020 y 2022, en el informal siguió aumentado a una tasa de 6.0%.
En 2022 hubo, en promedio, 87,800 empleos menos en el sector formal que en 2019; y 144,000 empleos más en el sector informal que en 2019.
En los sectores que representan el 70% del empleo de toda la economía se ha producido un aumento de la ocupación informal y una caída de la formal. Estos
Magín
son: industria, construcción, comercio, hoteles-bares y restaurantes, transporte y comunicación y otros servicios. En todos estos sectores (excepto construcción) el sector informal creció y el formal decreció.
El empleo público aumentó de 29.3% del empleo formal en 2018 a un 34.7% en 2022. Es decir, más de uno de cada tres plazas formales corresponden a empleados públicos. Los empleados de toda la Administración Pública ya superan los 730,000 (unos 50,000 más que el nivel de julio 2020).
La tasa de desocupación cayó más de dos puntos en 2022 frente a 2021 (4.8% versus 7.1%), situándose un punto por debajo del nivel prepandemia (5.9% en cuarto trimestre de 2019). Una caída consistente de la tasa de desempleo exige que el aumento de la ocupación supere al incremento de la población económicamente activa (PEA). Dicho de otro modo: que el crecimiento económico sea tal que absorba la población que se incorpora al mercado de trabajo.
Entre 2015 y 2019, la PEA creció en 625,000 personas y la ocupación en 685,000 empleos. Es decir, el mercado laboral fue capaz de absorber el crecimiento de la pobla- ción activa. En la postpandemia, la tendencia parece mantenerse. Por tanto, más que el desempleo, el problema del mercado laboral dominicano parece ser el alto empleo informal.
Si nos comparamos con la región, la tasa de desocupación de RD está entre las más bajas de América Latina, pero la ocupación informal, por el contrario, es superior al promedio de la región, que se caracteriza por una alta informalidad.
Si se analiza la ocupación informal en 2022 por categoría ocupacional, resulta que:
Casi la totalidad de los negocios por cuenta propia (97.5%) y del servicio doméstico (93.4%) son informales.
El 70.7% de los patronos de la economía dominicana son informales.
Casi 1 de cada 3 asalariados privados es informal (31.2%), más de 20% de los ocupados informales son asalariados y casi un 40% de los asalariados informales trabaja en el sector formal.
4 El servicio doméstico explica un 8% de la ocupación informal. Sectores como la Construcción (87.2%), Agropecuario (84.4%),
Transporte y Comunicaciones (72.2%), y Comercio (66.0%) tienen una informalidad muy por encima del promedio de la economía que es de 51.5%. Mientras que Industria, Sistema Financiero y los sectores con fuerte presencia del Estado, son los que tienen una informalidad significativamente por debajo del promedio.

Pese al sostenido crecimiento de la economía dominicana, los niveles de informalidad actuales son muy similares a los de 2015. Es decir, contrario a lo que pasa en la mayoría de los países, el crecimiento económico no parece resolver el problema de la informalidad. La informalidad total se mantiene en el entorno del 58%. En 2022 hubo 122,000 ocupados informales más que en 2019. Estos datos dan para reflexionar y sobre todo deben promover políticas públicas que ayuden a resolver en el tiempo el problema de la informalidad de nuestra economía.
Más que el desempleo, el problema del mercado laboral dominicano parece ser el alto empleo informal. Si nos comparamos con la región, la tasa de desocupación de RD está entre las más bajas de América Latina, pero la ocupación informal, por el contrario, es superior al promedio de la región, que se caracteriza por una alta informalidad.
Me jubilo sin júbilo alguno. Me retiro del “columnismo”. Mis columnas, durante años, las distribuyó mi colaboradora más estrecha, Lucía Guerra. He cumplido 80 años. Padezco parálisis supranuclear progresiva (PSP). El nombre lo dice todo. Es una enfermedad rara del cerebro. Me la diagnosticaron en el hospital Gregorio Marañón —uno de los mejores de España— tras una resonancia magnética. Tres personas por cada 100.000 la padecen. No es contagiosa, ni heredada. No hay cura para ella. No se sabe cómo comienza ni por qué se origina. Es de la familia del parkinsonismo, pero sin temblores. De ahí la confusión en el diagnóstico. Se caracteriza por impedirme conversar bien y leer, más allá de los titulares (Linda, mi mujer, y nuestra hija, Gina, me leen los diarios), no así escribir todo lo “bien” que me ha permitido llevar más de medio siglo escribiendo —entre otras cosas— una columna sindicada a la semana. He escrito miles de columnas y debo a mis artículos todo lo que he hecho posteriormente. Este PSP que ahora me afecta se caracteriza (como el otro, el de los comunistas cubanos), por el “habla lenta o arrastrada” que hizo que dejara los comentarios en CNN en Español (donde tanto compartí con Andrés Oppenheimer, Camilo Ega-