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OPINIÓN

GRUPO DIARIO LIBRE

¿Debe haber mayor supervisión para el cumplimiento de las leyes de protección de los menores de edad?

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EDITORIAL Esmeralda

La muerte de la menor de 16 años, Esmeralda Richiez ha conmovido a la sociedad dominicana, no solo por la atrocidad del suceso, sino porque revela debilidades sociales estructurales más propias de una sociedad que se desmorona en sus cimientos que de una que se encamina hacia la igualdad y el desarrollo.

La muerte de un menor toca las fibras

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Directora INÉS AIZPÚN

Subdirector Benjamín Morales Meléndez

Jefes de Redacción: Omar

Santana, Dionisio Soldevila

Tirada de esta edición

156,980 ejemplares

Impotencia, desesperación y perplejidad es lo que muestran los rostros de todos los testigos del crimen de Donelly Ramírez, un niño de apenas 11 años, cometido por el cabo de la policía Alejandro Castro, en la ciudad de Santiago, el pasado domingo12. En unas semanas será otro crimen policial olvidado, como ya lo fue el asesinato de la arquitecta Leslie Rosado, embarazada y madre de tres hijos de 15,10 y 5 años, ocurrida en la autopista Las Américas, el 2 de octubre de 2021, por el disparo del cabo de la policía Disla Batista, hecho desde un motor en que la perseguía; o la muerte de David de los Santos, en el destacamento del Ensanche Naco, el pasado abril de 2022; o el asesinato atroz de los dos esposos pastores Joel Díaz y Elizabeth Muñoz, en la autopista Duarte, a manos de una patrulla policial bajo el mando del coronel César Mariñez Roja e integrada por otros 8 miembros.

La lista puede ser interminable. Basados en datos del INACIF, del año 2017 a octubre del 2021, unas 538 personas fueron muertas a manos de la Policía Nacional (Lounelsi Mateo. Periódico Acento. Edición del 02.05.22). Es pues más que evidente que en el grave problema de inseguridad que padece la ciudadanía, la policía nacional, lejos de ser parte de la solución es parte del problema a resolver. Ciertamente, la descomposición de la policía es un mal que viene de lejos. Balaguer, en sus doce años, le dio continuidad a la policía trujillista y la hizo el brazo ejecutor de su política represiva de eliminación, apresamiento y tortura de centenares de dirigentes de izquierda y populares. El perredé en sus dos gobiernos, fuera de los asesinatos y prisión política, dejó intacta la estructu- ra y métodos de la policía. Igual los 5 gobiernos del peledé. Es decir, durante estos 60 años, se ha mantenido la esencia de la policía trujillista y balaguerista, con la agravante de que desde unas décadas para acá una parte de sus miembros y jerarquía participan de las actividades delincuenciales, del narcotráfico y microtráfico, dándole protección y cobrándole peaje a los que operan en los territorios bajo su autoridad. Saber quiénes son o han sido los auspiciadores y los beneficiarios de estos vínculos con las estructuras del crimen organizado no es difícil. La simple indagatoria de los patrimonios que detentan, por medio de testaferros, jerarcas y ex comandantes policiales los dejaría al desnudo.

Muchas de las inconductas que hoy se reiteran en una parte importante de los miembros de la policía tienen relación directa con la no aplicación de medidas que desde hace décadas se han propuesto reiteradamente y que incluso fueron promesas de campaña del hoy presidente Abinader. Entre ellas: I) la necesidad de la mejoría salarial, que aunque se han hecho aumentos, aún el salario mínimo de un raso está por debajo del equivalente en pesos a los $500 dólares prometido en

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Editora de Diseño: Ximena Lecona más sensibles de la sociedad. Que en el hecho se haya visto involucrado un maestro, y que la menor no fuera adecuadamente asistida, por causas aún por determinar, enturbia más el caso. Pero hay una realidad que entristece más y no solo a la familia. Las redes se convirtieron durante días en un foco de ruido y contaminación mediática deleznable.

Miembro de la Sociedad Dominicana de Diarios

Miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa

Se vilipendió a la niña muerta, a su familia, a sus amigas, a todo su entorno. Sin que las autoridades hayan expedido el resultado definitivo de la autopsia ni se conozca la acusación contra el adulto que se entregó, corrieron como pólvora toda suerte de comentarios, hipótesis, insinuaciones a cual más vejatoria para la víctima. Eso, como sociedad, también debemos revisarlo.

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