Diario La Primera - 09 Febrero 2014

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LA PRIMERA DOMINGO 9 DE FEBRERO DE 2014

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Otro testimonio doloroso

fue del líder obrero Isidoro Gamarra, ex presidente de la Confederación General de Trabajadores del Perú-CGTP: “Los primeros años me matricularon en el Liceo Tacna….cuando entré me preguntaron los muchachos de dónde era y yo les digo: “Yo soy de Tarapacá” y muchos no sabían dónde quedaba, entonces yo tenía que explicarles…y ellos comenzaron los insultos: chileno, desgraciado, sin patria, a lo que siguieron las agresiones, nos tiraban piedras. Por ejemplo, si salíamos a la puerta nos insultaban y nos decían que éramos repatriados y que por eso no nos querían”.

mil familias se inscribieron. En 1929 empezó la adjudicación de lotes en el fundo La Chalaca del Callao”.

Nueva Lima Este tema, “Los Tarapaqueños peruanosdelCallao”delaUniversidad Católica editado por Carlos Aguirre y Aldo Panfichi , es solo uno de varios apuntes de Lima, Siglo XX, siendo otro tema interesante, “Sociología de los barrios populares del centro de Lima”de Aldo Panfichi, quien trata sobre los cambios sucedidos en la capital, particularmente en los últimos 50 años y la necesidad de reordenar y reformular las estructuras capitalinas principalmente en cuanto a servicios. En su estudio hay referencias importantes e historia de los Barrios Altos, de los callejones, quintas y casas de vecindad limeñas y “busca contribuir con el conocimiento de las características particulares de estos barrios y distritos del centro de la ciudad”. Refiere que Lima se ha convertido en una metrópoli laberíntica, caótica y diversificada. Se ocupa además, de las invasiones populares que dieron forma a numerosos barrios en el Rímac,El Agustino, entre otrros. Se supone que esos comportamientos con los tarapaqueños tenía que ver con las huelgas por la jornada de las ocho horas en las que se asegura participaron muchos de los repatriados que organizaban y dirigían las luchas en diversos gremios y que venían con las experiencias de Iquique. Asimismo el modo de hablar chileno los hacía víctimas de burlas y desplantes como lo testimonió a Rosa Troncoso, Emma Soto: “cuando estuvimos en el colegio (convento de Santa Teresa) había un grupo de huérfanas ahí, así que cuando nos veían nos decían “repatriadas para arriba, repatriadas para

abajo, que no valen, váyanse a su tierra”. “Pero si estamos en el Perú les decíamos nosotras y ellas no hacían caso. Las externas también nos insultaban….hemos sufrido mucho ahí”. Otro testimonio doloroso fue el del líder obrero Isidoro Gamarra, ex presidente de la Confederación General de Trabajadores del Perú-CGTP: “Los primeros años me matricularon en el Liceo Tacna….cuando entré me preguntaron los muchachos de dónde era y yo les digo, “Yo soy de Tarapacá” y muchos no sabían dónde quedaba, entonces yoteníaqueexplicarles….entonces comenzaron los insultos: chileno, desgraciado, sin patria, a lo que siguieron las agresiones, nos tiraban piedras.Por ejemplo, si

salíamos a la puerta nos insultaban y nos decían que éramos repatriados y que por eso no nos querían”. Dora Mayer, la luchadora por los derechos indígenas escribió “los repatriados se desilusionaron de Lima y los limeños de los repatriados. Los primeros exigían más del aporte popular y estatal, se les había prometido alojamiento, alimentación y trabajo pero en la capital esos beneficios alcanzaban solo para unospocos. Entoncesempezaron las protestas y las disconformidades en ambos sectores y se inició así una etapa en la que el entusiasmo cedió paso a una dura realidad”. Según el estudio de Troncoso, se calcula que llegaron

de Tarapacá entre 18 mil y 50 mil, muchos de los cuales fueron a trabajar a provincias y el resto se integró al quehacer cotidiano de la capital. “Al cerrarse en 1922 la posibilidad de recuperar Tarapacá por medios legales eran imposibles y el presidente Leguía trató de ayudar a las cientos de familias establecidas en la capital al expedir la ley 5443 del 13 de marzo de 1926 mediante la cual, el Estado concedía lotes de un máximo de 300 metros cuadrados a las familias “notoriamente pobres” compuestas de tres personas por lo menos y que hubieran sido expulsadas de Tarapacá por las autoridades chilenas desde 1910. Cuatro

Usidoro Gamarra, un tarapaqueño convertido en líder sindical de la CGTP.

DESILUSIÓN Enrique Coppa en una entrevista expresó “ahora tengo mi casita aquí en la urbanización Tarapacá, mi mamá dejo un tremendo caserón allí para venir a dormir en el suelo. “Como él, todos vivieron la desilusión del retorno al Perú. Ellos llegaron siendo niños, sus familias fueron expulsadas por ser peruanas y aquí no encontraron la patria esperada. Fueron protagonistas de un doble desarraigo” precisa Troncoso. Seguidamente anota “recorrer la urbanización Tarapacá es observar que sus calles conservan los nombres de pueblos y valles tarapaqueños, comprobar la existencia de la Sociedad Patriótica Tarapaqueña, atestiguar que en las casas de las pocas familias tarapaqueñas que aun quedan permanecen

costumbres y tradiciones como la devoción a la Virgen del Carmen y escuchar historias de familias divididas y testimonios de amor a la patria”. Troncoso repite las expresiones del historiador Gonzales para quien la identidad tarapaqueña se internalizó en las personalidades de los sujetos migrantes y al mantener vinculación entre sus miembros lograron preservar esa identidad a través del tiempo pese a que la región de origen había desaparecido. “Ser tarapaqueño, sentirse tarapaqueño por ascendencia, vivir orgullosamente la identidad tarapaqueña se ha reflejado cotidianamente en la historia personal de estos personajes anónimos”. Afirma la profesora universitaria que la chilenización a que habían sido expuestos los tarapaqueños antes de llegar al Perú a través de la escuela, con discursos patrióticos y símbolos emblemáticos, también fue internalizado entre los pequeños. “Por ello, más de un anciano repatriado se emocionó al escuchar y cantar las estrofas del himno nacional chileno o al recordar el 18 de setiembre (fiesta nacional chilena) y la cueca (baile nacional chileno)”. Señala asimismo “los tarapaqueños peruanos fueron víctimas de un nacionalismo exacerbado, pero no odian a Chile, extrañan su tierra tarapaqueña pero son peruanos, aman al Perú pero pueden bailar una cueca en una reunión familiar. Ellosfueron obligados a salir de su tierra, a desarraigarse, a dejar parte de su familia, pero tampoco encontraron lo deseado en el Perú”. Finalmente precisa “Aquí fueron víctimas de ataques por ser repatriados y años después existió otro tipo de sutil agresión cuando sintieron que como sociedad los ignorábamos, que nadie sabía por qué eran “tarapaqueños pero peruanos”


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