Libro Diario de un viaje: Costa Rica

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costa rica DIARIO DE UN VIAJE - 2009

Amparo Puertas Padial



capitulo 1 De San JosĂŠ a Tortuguero



CAPITULO 1 De San José a Tortuguero Despegamos en Barajas según hora prevista, en el IB 6313 de las 12:05. Como siempre había dejado que embarcara casi todo el pasaje, cuando ya casi siendo la ultima, me encamine hacia el avión, quería evitar así las eternas colas que se forman y los empujones que incomprensiblemente la gente protagoniza una y otra vez, a pesar de que cada uno tiene previamente establecido su asiento. El vuelo iba bastante completo y se podía oír desde el “finger” 1, el bullir de gentes y maletas intentando coger el mejor sitio para estas. Ubique mi asiento rápidamente ya que casi todo el pasaje estaba sentado y además estaba situado en la fila 9, justo al terminar la clase Business. Si todo marchaba según previsto, en 11 horas estaríamos llegando a San José, capital de Costa Rica. Lo mas temido para cualquier viajero que tiene que aguantar tan largo viaje, es siempre su compañero desconocido de viaje, en mi caso fue Francesca, una catalana de unos 55 años, que viajaba sola dentro de un paquete de Mundicolor, que resulto ser una compañera casi muda durante todo el vuelo, lo cual siempre es de agradecer cuando uno quiere dormir. El vuelo transcurrió casi sin imprevistos, hasta que sobrevolábamos Venezuela. La ruta era un tanto peculiar, salíamos de Madrid hacia Portugal, volando directamente hacia Venezuela, sobrevolando Aruba y finalmente hacia Costa Rica, pero en ese momento el capitán anunciaba que debido a una fuerte tormenta, nos desviaríamos ligeramente del rumbo inicialmente previsto y sobrevolaríamos Panamá, para luego dirigirnos a mar abierto y por fin entrar en Costa Rica. El canal de Panamá desde el aire es casi tan espectacular como atravesarlo en barco, aunque se veía infinitamente mas pequeño. 1

La palabra finger hace referencia al tubo extensible utilizado en los aeropuertos para conectar los diques del aeropuerto con las puertas de los aviones y así permitir a los pasajeros el acceso directo desde la terminal hasta el avión.

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La desviación del vuelo, había surtido efecto, pues apenas se dejaron sentir unas leves turbulencias en el avión, antes de que el capitán anunciara que estábamos llegando a destino, el desvío supuso un retraso de 30 minutos sobre la hora prevista de llegada 1505 horas. El aeropuerto Juan Santamaría era bastante pequeño para ser un aeropuerto internacional, así que nos dejaron en mitad de la pista y avanzamos caminando hasta el terminal, eran las 15:35 hora local. A nuestra llegada nos esperaban los trámites de inmigración, así como un comité sanitario que observaba, si alguien del pasaje presentaba síntomas febriles. Una vez pasado todos los controles nos encaminamos ansiosos hacia la cinta que portaría nuestras maletas ¡o eso esperábamos!, pero Costa Rica es otro mundo, aquí, al igual que en otros muchos países del Caribe, el tiempo se detenía, así que las maletas empezaron a salir a las 16:50, mas de una hora para recorrer los apenas 100 metros que distaban hasta el avión. 20 minutos mas tarde recuperaba mi equipaje y me dirigí hacia la salida para abordar un taxi, ya había perdido el bus de las 1630 hacia Cariari, así que tendría que darme prisa en coger el siguiente que salía a las 18 horas, no sabia si era el ultimo y me quedaría en tierra una noche mas. En la salida se agolpaban decenas de taxistas oficiales y otros tantos piratas, además de todos los conductores de vehículos contratados para transportar gentes hacia todos los lugares, era un amasijo de Ticos 1, negociando e intentando venderte el mejor precio y el mejor vehiculo, ya que según algunos, había vehículos que literalmente “volaban”. Como no disponía de demasiado tiempo, cogí el primer taxi pirata que encontré, no sin antes y con cara de “mi no entender”, pedirle que llamara al hotel para confirmar que estarían abiertos a la hora prevista de llegada, las 2030, ya que es una hora poco habitual y además bastante tarde para ellos, así que cogió su móvil y llamamos al hotel. 1

Gentilicio no oficial que se usa para definir a los Costarricenses.

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Una vez todo confirmado, salimos disparados hacia la terminal los Caribeños, que se encontraba al norte de la ciudad, desde donde salían los autobuses hacia Cariari. El tráfico en San José a esas horas era terrible y además había que unirle la forma peculiar de conducir de los lugareños. En unos 30 minutos llegamos a la estación del Caribe, compre el billete de bus y espere hasta que saliera, aun faltaban 20 minutos para las 18 horas. Cariari era un distrito del cantón de Pococi, aunque para mi eran apenas un puñado de casas y de supermercados, parecía tener una gran actividad comercial y agrícola centrada en la producción y exportación de 1. bananos El viaje hasta Cariari demoraría unas 2 horas, en las cuales habría que atravesar la cordillera central, un espectacular paisaje montañoso de bosque tropical, salpicado de volcanes. A las 18 horas en punto, salio el bus que iba repleto de ticos que regresaban a sus hogares. Después del viaje demoledor de casi 12 horas, caí rendida en los brazos de Morfeo en un duerme vela, que me hacia despertar a cada parada, para vigilar que mi equipaje no se trasladaba involuntariamente de lugar. El viaje se me hizo eterno, quizás por el cansancio acumulado y por la sensación de llevar las piernas encogidas durante días. Cariari era la última estación así que no habría forma de despistarse. A las 20 horas llegamos a la estación de Cariari y como andaba algo desubicada, pregunte al chofer por mi hotel. Enseguida me dijo que ese hotel no existía y que debería ir al hotel Central que es donde se quedan todos los “visitantes”, esto es una técnica habitual para desviar turistas hacia lugares donde se tengan mas afinidad o amigos, pero como no me dio mucha confianza, agarre mi equipaje y me dispuse a caminar hacia el norte, que era la única referencia con la que contaba. 1

En Costa Rica el banano es lo que nosotros llamamos plátanos, para ellos el plátano es un fruto agrio que solo comen los animales o se usa para freír.

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Había bastante gente por la calle, unos comiendo y otros viendo algún partido de futbol, un puñado de taxistas me abordaban para ofrecerme sus servicios, pero aquel pueblo apenas tenia 1 km de longitud, así que cargada con la mochila de unos 18 kg, me dispuse a encontrar el hotel. Cariari es una ciudad “in crescendo”, pero no tiene mucho interés para el turista. Para la mayoría de viajeros independientes, tan solo es la puerta de entrada a Tortuguero. Era noche cerrada y había jóvenes que revoloteaban de un lugar a otro y que me miraban con asombro. Cuando ya había caminado unos 8 minutos, decidí preguntar por la ubicación exacta del hotel, pues ya había pasado el pueblo y caminaba por una carretera a oscuras. El hotel apenas estaba al girar la curva. El hotel Tropical era un hotel sencillo, casi en exclusiva destinado a Ticos que se alojaban allí por largas temporadas en la recogida de bananos o trabajos similares. El recepcionista que me estaba esperando, me indico mi habitación y me dijo, que el guarda me despertaría a las 5 am para que cogiera el primer bus hacia la Pavona. Dicen que la primera impresión es la que queda, pues bien, mi primera impresión del lugar fue, que me recordaba a los moteles de carretera que suele frecuentar el alcalde Quimby de los Simpson, para llevar a sus conquistas fugaces, o sea, un antro, aunque el aspecto exterior rodeado de jardines y verde, maquillaba lo cutre que era por dentro. La habitación contaba con 2 camas, un baño y un cuarto “oscuro” de extraño uso, que parecía como un desagüe de dios sabe que, de apenas un metro cuadrado y lleno de bichos, afortunadamente tenía una puerta, aunque no cerraba bien. Lo único que me pedía el cuerpo en ese momento era una ducha y dormir al menos 8 horas seguidas, tras visitar el baño, desestime la primera opción.

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No hacia tanto calor como pensaba, así que me quite la ropa y me metí en la cama. Previamente había deshecho la maleta y la había reorganizado según preferencias y necesidades de los próximos días. Cuando apagas la luz en Costa Rica, la diferencia es prácticamente nula, pues la falta de persianas o cualquier otro objeto que evite la entrada de luz exterior es nula, tan solo hay una cortina de color claro, así que, así escuchando y viendo todas las luces del exterior caí en un sueño pesado y profundo a las 21 horas. Desperté sobresaltada y sin saber donde estaba, rápidamente ubique mi situación y me asalto la sensación de haberme quedado dormida ¡perdí el primer bus! Mire mi reloj y a penas eran las 0:10 horas, y lo que me había despertado, no era otra cosa que una tormenta de dimensiones descomunales. El 95% de las casas y hoteles modestos en Costa Rica eran casas prefabricadas, construidas con maderas de aspecto viejo y techos de chapa fina, las ventanas son un recuadro de madera con una tela mosquitera y en el mejor de los casos unos cristalitos abiertos para ventilar. 5


El estruendo del agua rebotando en el techo de chapa era tal, que había conseguido sacarme de mi profundo sueño, el cuarto oscuro comenzaba a acumular agua de forma preocupante, y así pensando que la próxima vez que despertara estaría surcando los mares del pueblo encima de mi cama, volví a dormirme. A las 3:30 am volví a despertarme, para mi sorpresa la tormenta se había tornado mas violenta, y ahora era un compendio de rayos y truenos unidos a la incesante lluvia. Me levante para asomarme por las cortinas que hacían de persianas y observe como el suelo encharcado, engullía y engullía litros de agua, parecía increíble pero de momento nada flotaba aun, aunque se había ido la luz en todo el pueblo. Con un gran cansancio acumulado aun en mis huesos, volví a dormirme hasta que alguien golpeo mi puerta con tanta violencia que casi me engancho del ventilador del techo. Al mirar el reloj vi que eran las 5 am, y supuse que seria el guarda que venia a despertarme, ¡por dios! podía ser algo mas delicado pensé, pero en fin, conseguí desperezarme y asearme un poco y metiendo las cosas en la maleta, me fui levantando. A las 05:30 estaba lista y como en este lugar no parecía haber nada para desayunar, me quede esperando en el hall del hotel hasta que fuese la hora. No había rastro de la brutal tormenta que había oído apenas unas horas antes. Al cabo de 10 minutos apareció José, que era el guarda, un antiguo miembro del gobierno con cara de pocos amigos y menos ganas de trabajar aun. Me hizo el primer cuestionario para ponerse en situación antes de indicarme donde tenía que posarme para coger el bus. A las 5:55 am me salí del hotel hasta la carretera principal por donde pasaría mi bus. Las explicaciones de José me habían dejado un poco fuera de juego, “usted póngase allí que el chofer del bus, con la pinta que lleva le parara”. No sabia exactamente que significaba eso de “con la 6


ÍNDICE 1.

De San José a Tortuguero

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2.

De frontera a frontera: Panamá

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3.

Península de Osa

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4.

Un volcán: Un infierno

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5.

La ruta de los Volcanes

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6.

Monteverde

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7.

Surfeando las olas

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8.

Volviendo a casa

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pinta que lleva”, claro que no llevaba la camisa abierta y la panza cervecera fuera como el, pero salvo eso, yo no me veía nada anormal. Resulta que este bus en temporada alta (Enero-Mayo) era frecuentado por cientos de turistas que llevábamos la “misma pinta”, o sea una mochila de montaña que decía claramente “soy giri”. Pararse a pie de una carretera a las 5:55 am frecuentada por obreros temporeros no era precisamente mi idea de un buen comienzo, pero no me quedo otra que aguantar las cosas que decían, que en ningún caso fueron malsonantes, pues sencillamente no entendían lo que decían. Efectivamente a las 06:10 paso un bus que se paro. El chofer hizo un gesto con su mano para que avanzara, arranco a toda velocidad antes incluso de que pudiera decirle mi destino. Una vez comprobado que se dirigía hacia el lugar denominado “La Pavona”, me ubique en primera fila intentando no estorbar demasiado pues había subido con la gran mochila y la bolsa de mano, casi 18 kg de equipaje en medio de un pasillo. El bus apenas llevaba una decena de personas, pero en el camino iría subiendo más gente. En ese momento averigüe porque a pesar de las miles de hectáreas que hay en Costa Rica, todos sus habitantes construían sus casas a pie de carretera, y es que cuando no se tiene coche (la mayoría de los Ticos no disponen de ellos), el único transporte es el bus publico, por eso hay que vivir cerca de donde pasan. El bus público en Costa Rica, llegaba a casi cualquier lugar remoto, y se usaba tanto para uso público como para transporte escolar, así pues, todo el trayecto que transcurrió por un inmenso prado lleno de bananeros, iban subiendo y bajando decenas de estudiantes apostados en las carreteras. Su coste era muy barato, y aunque eran vehículos viejos, no eran tan incómodos como en otros países. Llevábamos apenas 45 minutos cuando desembarcaron casi todos los estudiantes y proseguimos el camino hacia La Pavona. En breve se nos acabaría el asfalto y seguimos el viaje por un camino de tierra, que mas 7


parecía el camino que lleva a una finca particular abandonada hacia años, que hacia lo que se suponía era un puerto de embarque. La Pavona, era el embarcadero de entrada hacia Tortuguero. Al final de aquella carretera que parecía no llevar a ningún lugar, de repente encontramos un restaurante de madera que hacia las veces de punto de salida de los barcos con destino Tortuguero. Las lanchas están coordinadas para que cuando llegue el bus salgan dirección Tortuguero, así que nada mas bajarme del bus y cargando de nuevo el equipaje, seguí a un tipo que gritaba sin parar “Tortuguero, Tortuguero, Tortuguero”. Cuando a uno le dicen que tiene que coger una lancha en un embarcadero, no siempre espera encontrar algo parecido a Puerto Banus o Mallorca, pero tampoco lo que yo me encontré allí. El embarcadero no era otra cosa, que la orilla del río, ¡y ya! no había, ni dique, ni orilla, ni nada, te subías como podías en las lanchas que se encontraban medio varadas en la arena y rezando por no caerse a aquellas aguas color chocolate, infectas de cualquier cosa.

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En Tortuguero no hay carreteras así que la única forma de entrar al pueblo es en lancha. Estas lanchas públicas se usaban tanto para el transporte de pasajeros como de mercancía. En temporada alta era frecuente ver a decenas de turistas “aventureros” que hacían este camino por su cuenta, en lugar de coger los cómodos transportes privados en San José, pero en temporada baja era otro cantar, así que mi presencia extrañaba y causaba indeferencia casi por igual.

El trayecto tomaría una hora hasta llegar al embarcadero de Tortuguero, entre canales infectados de todo tipo de animales, principalmente aves y caimanes. En el bote me hice amiga de Raúl un empresario lugareño de unos 55 años, bastante majo y muy educado, que me acogió bajo su protección. Se dedicaba junto con su hijo a la construcción y llevaba sacos para dragar arena del río, a Tortuguero y posteriormente a Parismina. Raúl me estaba explicando las curiosidades que cualquier turista tiene sobre un país al que acaba de llegar, como salarios, tipo de vida etc. A las 8:30 am estábamos arribando al embarcadero de Tortuguero, como no había desayunado me fui directa a un restaurante a desayunar un Gallo Pinto 1, mientras Raúl hacia la ronda por el pueblo. 9


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Gallo Pinto, desayuno típico a base de arroz y frijoles aderezados con especias como culantro que se sirve con tostadas

El pueblo de Tortuguero se había asentado dentro del Parque Nacional del mismo nombre. Este parque debe su nombre al desove de las tortugas (Verde, Baula, Carey y Caballera), que se da con mayor actividad entre los meses de julio y octubre. Es un parque de bosque tropical muy húmedo, que registra una gran cantidad de precipitaciones durante todo el año y se encuentra atravesado por multitud de canales y lagunas. El pueblo contaba con varios hoteles y cabinas 1, además de restaurantes y miles de agencias donde organizaban Tour y visitas guiadas al parque. Todo en Tortuguero se basaba en la visita de las tortugas y sus canales, solo vivían del turismo. A primera vista había demasiada gente en un espacio muy reducido, confiriéndole al pueblo un aspecto de pueblo africano sobre habitado y desarrollado sin orden ni concierto. 1

Son pensiones baratas que generalmente son casas prefabricadas con los servicios básicos y que se encuentran por todo el país y son muy populares.

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Una vez había repuesto fuerzas, me fui en busca de Raúl, en un medio islote como era Tortuguero, no era difícil hallarlo, así que lo encontré dando orden a unos obreros de piel oscura y aspecto rastafari. Como en cualquier país civilizado, los obreros hacían lo que les daba la gana, en lugar de lo que se le había encomendado. Después de rectificar el rumbo de las obras, nos encaminamos hacia el embarcadero donde cogeríamos un bote hacia donde me dirigía. A consejo de Raúl no había cogido el tour por los canales pues decía que era una excursión de 2 horas por los canales y que nosotros haríamos lo mismo pero durante 4 horas y me saldría mas barato. Además como el lanchero era amigo suyo, me iría parando en los lugares emblemáticos y me enseñaría las tortuguitas y demás animalitos, y todo a un mejor precio. La próxima parada seria Parismina, un pequeño pueblo que estaba creciendo bastante y donde se estaban construyendo numerosas casas y cabinas y donde Raúl tenía obras, el se bajaría allí. El trayecto hasta Moin, mi destino final, se demoraría durante 4 horas, atravesando los canales, y donde podría ver animales. 11


caimรกn

La parada en Parismina fue breve, dejamos unos sacos y seguimos hacia Mohin, aun nos quedaban 3 horas mas.

Espรกtula Rosa

Perezosos

Aquellos canales presentaban en determinados tramos, entradas de agua provenientes del mar con bastante corriente. De repente en uno de los canales encontramos una maquina que estaba dragando el exceso de 12


arena en un tramo del canal, consecuencia de un derrumbe de parte de las orillas del río, causado por el exceso de lluvia de la tormenta de la noche anterior, dejando parte del canal innavegable tal y como comprobaríamos 500 metros mas adelante.

Como era de esperar, nuestro bote encallo por la escasez de agua en el río y nos vimos obligados tras varios intentos fallidos del lanchero, a bajarnos y entre todos mover la lancha hacia aguas mas profundas, por un momento pensé que nos quedaríamos allí varados a merced de nuestra suerte, pero por fortuna pudimos salir y seguir navegando. En este tipo de situaciones, la imaginación juega un papel importante, pues yo solo pensaba en los caimanes que había visto unos metros atrás, y ya me imaginaba con mi cuchillo entre los dientes y luchando a brazo partido con el caimán, dando vueltas en el agua como en la peli de Cocodrilo Dundee, pero por suerte no fue así.

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Finalmente tras 4 eternas horas de viaje entre canales, sorteando troncos, oleaje y demás, a las 13:50 llegamos al Puerto de Moín que contaba con un pequeño embarcadero, atestado de taxistas ansiosos por coger americanos y engañarlos como chinos. Tras una breve negociación cogí un taxi hacia Limón, pretendía coger el siguiente bus hacia mi destino final, Cahuita que salía a las 14 horas. Cuando el taxista me dejo en la estación de buses, que no era otra cosa que una calle, el bus estaba justo saliendo, pero al verme “con mi característica pinta”, decidieron esperar a que me sacara el billete y así fue, ya una vez en el bus, me esperaba una hora hasta Cahuita. El trayecto transcurrió sin novedades, me coloque en la parte trasera del bus para no molestar con la mochila, mientras iban subiendo y bajando gentes por el camino, situados al borde de la carretera y en paradas imaginarias, bastaba con levantar el brazo. Cahuita aunque se encontraba cerca de San José y de la cultura Tica, era una región particular y única, ya que cuenta con la mayor diversidad cultural del país debido a la migración de trabajadores asiáticos, afro caribeños, italianos, mestizos, indígenas, y costarricenses del interior, que son minoría y que llegaron a trabajar en las plantaciones de banano y 14


en la construcción del ferrocarril que sería la vía para la exportación de los productos costarricenses durante el siglo XIX. A pesar de su gran importancia, Cahuita no dejaba de ser un pequeño pueblo de estilo caribeño, lleno de negros rastafaris o surferos y con un ambiente muy peculiar. El pueblo contaba con 2 calles principales sobre las que se aglutinaban, cabinas, bares, discos, supermercados y demás.

Di un par de vueltas antes de encaminarme hacia Cabinas Palmer, para soltar el lastre que llevaba. Finalmente tras preguntar, encontré las Cabinas. Dentro de las mismas encontré un negrito de unos 17 años que no sabia que habitación estaba libre y limpia, mas tarde descubrí que no había diferencia entre limpia y sucia, así que me dijo que cogiera “una” y desapareció. La primera impresión de las cabinas fue buena, tenía un patio central con un lugar comunitario con sillas y pequeñas terracitas con hamaca, además de parqueo 1. 1

Así denominan los ticos al parking.

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Entre a la habitación nº 16. Aquello olía a tugurio, una tremenda bofetada a humedad impacto en mi mejilla. Tenía 2 camas, y un baño. El baño era sin duda lo peor, los azulejos de la ducha no se habían limpiado desde su fabricación.

La puerta de la mampara apenas se movía, de la mugre acumulada en el rail, y el agua que salía del grifo olía a pozo, que se quedaba impregnado en la piel, así que preferí no investigar mucho más. Estaba cansada del viaje eran las 15 horas y tenia hambre, así que me fui directa a comer algo, a una soda 1 que había justo enfrente. 1

La Soda es un bar donde puedes comer por muy poco dinero

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Una vez que termine de comer un casado 1 con una pinta buenísima, me fui a dar un paseo por la costa.

Cabinas Palmer se encontraba bien ubicada, a tan solo 100 metros del mar. Desde donde desembocaba la playa se veía la costa caribeña y la entrada al Parque Nacional Cahuita.

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Casado, plato típico de costa rica compuesto por arroz, frijoles, verdura, ensalada y se puede elegir de pollo, pescado o carne, es bastante barato y se puede tomar tanto en cena como almuerzo.

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Di un paseo por la playa hasta que anocheció y me fui al hotel a darme una ducha antes de cenar. Entre en la ducha rezando para no encontrarme un bicho que fuese mayor que yo, cosa que no sucedió, termine la ducha fría 1, y me fui a cenar justo al lugar donde había almorzado, y me fui a dormir. Estaba metida ya en la cama cuando de repente empecé a oír una música que indudablemente procedía de algún lugar de aquel pueblo. Lo que parecía al principio un concierto al aire libre, se convirtió a los pocos minutos en unas cancioncillas que me atormentarían toda la noche. Resulta que la música procedía de una iglesia, y los cánticos no eran otra cosa que la gente rezando, ¡si! Parece que es algo normal rezar cantando. El párroco que debía de tener mucha fe, pero muy poco oído, gritaba al son de la música: ¡dios me ama!¡dios esta en ti!, ¡ayúdame, señor ayúdame….!. No daba crédito a lo que estaba escuchando, estuve a punto de levantarme, vestirme y grabar en video semejante hazaña, pero desestime la idea, por si acababa en la secta del señor. Desde luego las letras eran pegadizas y horteras, parecían compuestas por el mismísimo Leonardo Dantes y su archi conocido “El baile del pañuelo”. Cuando me repuse de las carcajadas, intente dormir un poco, pensando que terminarían pronto de canturrear. Se había pasado toda la noche lloviendo así que a las 5 am cuando sonó el despertador, aun llovía muchísimo, así que me quede en la cama un rato más hasta que escampara. Me quede profundamente dormida hasta las 7 am, así que me vestí rápido y fui a desayunar unos huevos revueltos con tomate, cebolla, jamón, pimientos y tostadas, el típico desayuno caribeño. En el desayuno estuve hablando con una americana que viajaba sola, aunque justo estaba volviéndose a San Jose. Una vez cargada de energía me dirigí hacia la entrada del parque, me registre en la caseta del guardaparque y a las 8 am comencé la tan ansiada caminata, después de 2 días entre aviones, buses y lanchas. 1

En Costa Rica casi ninguna cabina tiene agua caliente

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El principal atractivo del Parque Nacional de Cahuita eran las arenas blancas y un sinfín de árboles de cocos en la playa, acompañado de un mar de aguas tranquilas y cristalinas, con arrecifes de coral cerca de la orilla. Todo el sendero transcurría paralelo al mar y no presentaba desnivel alguno, aunque el sol que ya quemaba bastante dificultaba avanzar con soltura.

A los 5 minutos de comenzar a caminar ya sudaba como un pollo, tanto que observo como la camiseta me destiñe en el cuerpo, llevo solo 2 litros de agua y algunas barritas energéticas, para un sendero de 7 km solo ida, lo cual supondrá unas 6 horas de caminata ida y vuelta. El sendero aunque llano en su totalidad, se hace bastante pesado por la humedad y el calor, aunque sin duda, que transcurra paralelo al mar es una ventaja, ya que te permite refrescarte en cualquier momento. El camino esta lleno de cangrejos de todos los colores y tamaños que se ocultaban bajo tierra o entre las raíces de los árboles que crecían fuera de la superficie y no bajo esta.

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También había cientos de mariposas, la mas llamativa y conocida la mariposa Morpho que tienen un tamaño descomunal, como mis 2 manos juntas.

En Cahuita se pueden encontrar, hábitats como bosques mixtos inundados y selva litoral en la costa. Todo el sendero transcurre por arena blanca de playa y se encuentra salpicado de hojas húmedas. Avanzar por el sendero se hacia relativamente rápido y sobre todo de forma silenciosa, tanto que cuando llevaba 1 hora caminando, pude observar muy de cerca monos cara blanca, desayunando.

Unos metros mas adelante, encontré un mapache cangrejero buscando también el desayuno. El pobre animal que no me oyó acercarme, al girarse se dio un susto que casi le borro la mancha blanca de su cara. 20


Rígido como un palo, se quedo inmóvil sin saber bien que hacer, si moverse y correr o quedarse rígido a modo de defensa, como empezó a emitir unos gemidos que desaprobaban mi presencia, me aleje despacio.

Cuando ya llevaba 4 horas caminando, decidí hacer un alto en el camino para darme un bañito en agua coralina y bastante caliente. No hay nadie a la vista en kilómetros y el paisaje caribeño es espectacular.

Después del merecido descanso emprendo la vuelta, ya son las 13 horas y recién comienzo a ver los primeros turistas. Me cruzo de nuevo con monos y un coati o pizote, mamífero parecido al mapache pero con cuerpo ligeramente mas grande y cola mas larga. El resto del camino lo hago caminando descalza por la playa, aunque parecía una ruta sencilla, después de 7 horas caminando, tengo las 21


piernas molidas, caminar por esta arena es matador, mañana toca día de descanso. Ya en el hotel y duchada, voy a la soda de enfrente a cenar. En mitad de la cena, aparece una americana de unos 50 años que se sienta justo al lado de mi mesa, junto a un señor que no le presta nada de atención y visiblemente mayor que ella, unos 20 años muy mal llevados. La americana que se le ve visiblemente bebida, empieza a darme conversación, Había vivido unos años en España y se emociona hablándome en español, Tras una larga conversación, justo cuando estoy terminando se levanta y a voz en grito, y en ingles, le espeta al caballero “esta claro que hoy no quieres mi compañía así que me iré a buscar a alguien que me haga mas caso”, y cogiendo su perro y su bicicleta, desaparece calle arriba. Una vez que termine la cena me marche al hotel, para hacer de nuevo la maleta y dormir. Eran sobre las 20 horas, cuando de repente y al igual que la noche anterior, empezaron los cánticos religiosos, eran las mismas canciones desafinadas, cantadas por aquel sujeto imitador. Como estaba agotada, finalmente me dormí, necesitaba descansar para la jornada siguiente, próximo destino Panamá.

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capitulo 2 De frontera a frontera: Panamรก



CAPITULO 2 De frontera a frontera-Panamá El primer autobús que salía hacia Sixaola, último pueblo Costarricense antes de cruzar la frontera hacia Panamá, salía a las 6 am, así que me levanté a las 5 am para desayunar con tiempo y arreglar la maleta. Esta iba a ser una jornada tranquila en uno de los lugares más turísticos y paradisíacos de Panamá, llamado Bocas Del Toro. Mi madrugón fue infructuoso, pues todas las sodas abrían a las 6 am, así que cogí la maleta y me fui paseando hasta la estación, pero antes tenía que pagar los 2 días que había estado alojada en Cahuita. Desde mi llegada, salvo el chico que me dijo que “cogiera la llave que quisiera”, no había visto a nadie en las cabinas, pese a estar entrando y saliendo todos los días. No tenía intención de quedarme a esperar a que apareciera alguien, así que había decidido largarme sin más. Estuve un tiempo meditando si pagar o no la habitación, pues la verdad es que era un antro asqueroso, pero finalmente dejé 10 $ por noche en lugar de los 15 que pedían, y me pareció mucho. Puse rumbo a la estación mientras mordisqueaba unas galletas, como el pueblo era minúsculo, en apenas 7 minutos había llegado a mi destino, y aún eran las 05:40. La estación, como era de esperar estaba desierta, ni siquiera estaba abierta la oficina para comprar el billete, tendría que pagárselo al conductor. Cuando faltaban tan solo 10 minutos para las 6 am, aparecieron los primeros pasajeros que iban a Puerto viejo a trabajar. A las 06:05 apareció el bus con destino Sixaola. El trayecto del bus iría parando en varios pueblos principales como Hone

Creek, Bri Bri, Puerto Viejo y Sixaola, lo cual me llevaría unas 2 horas llegar hasta la frontera. La ruta era bastante bonita pues a la izquierda iba 23


bordeando la costa caribeña y a la derecha atravesábamos la cordillera de Talamanca, la zona montañosa más alta del país, conocida por ser el último resquicio donde habitan los indígenas autóctonos del país, como antaño.

Estación autobuses Cahuita

Al llegar a Puerto Viejo uno descubre una ciudad más habitada y civilizada, con extensas playas y mucha actividad a esa hora de la mañana. Seguimos avanzando hacia Paraíso, un par de pueblos más y por fin estamos llegando a Sixaola, donde en este punto, la carretera ha sido literalmente engullida por el mar y el bus tiene que pasar por lo que queda de ella, que es bastante poco. Por fin a las 8 am entramos en Sixaola, un pequeño pueblo que ha crecido en torno al paso fronterizo, lleno de comerciantes y vendedores ambulantes. El pueblo no está asfaltado, así que como ha llovido toda la noche, todo es un barrizal enorme, no sé bien donde tengo que ir pero dejándome llevar por el instinto, subo unas escaleras hacia lo que parece la carretera principal y efectivamente a lo lejos, se divisa el famoso puente Fronterizo.

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El puente de Sixaola fue construido en 1908 por la empresa estadounidense Baltimore Bridget Company, sirviendo como hito entre dos naciones hermanas. Más de 100 años después, los trabajos de conservación han sido tan escasos, que en la actualidad el puente es una trampa mortal para los transeúntes y los cientos de camiones que lo cruzan a diario, ya que la falta de mantenimiento y el abandono lo convierten en presa fácil de la corrosión, lo que permite que esta gigantesca obra de ingeniería, se esté cayendo literalmente a pedazos. Si a todo esto, le unimos la emoción de saber que el río Sixaola cuyas aguas pasan por debajo, están infectadas de caimanes y dios sabe qué, pues hace que más de uno cierre los ojos mientras lo cruza.

Mochila a cuestas, me encaminé hacia el otro extremo del puente, rezando para que mientras lo cruzaba, no pasara un camión de 18 ruedas, que exportaba bananos hacia algún lugar de Sudamérica. Había oído todo tipo de historias sobre Panamá y su famosa corrupción, así que iba sobre alerta de todo lo que me rodeaba. Nada más terminar el puente, a mano izquierda veo unas oficinas de inmigración donde, apenas si hay 5 personas por delante de mi, aún es temprano para el desembarco de turistas masivos. 25


En mitad de la calle hay unos señores con pinta de mafiosos, que en realidad son policías de inmigración sin ningún tipo de identificación, ni ningunas ganas de que se les moleste. Cuando llega mi turno, me dice la señora de inmigración que me falta el sello de salida de Costa Rica, cosa que era cierto, en algún momento entre Costa Rica y Panamá y ese puente, había un puesto fronterizo costarricense que no había visto. Me armé de nuevo de valor, para volver a cruzar el puente. Cuando llegué al final, metido en un costado casi oculto, se hallaba el puesto fronterizo de Costa Rica. Me pusieron el sello, después de rellanar varios formularios y emprendí el regreso de nuevo sobre el centenario puente, hasta Panamá. Como ya eran las 08:30 am y no quería perder más tiempo, me fui directamente a comprar el billete de bus de vuelta de Panamá a San José, requisito imprescindible para que te sellaran la entrada, disponer de un pasaje de salida del país, aunque luego no lo usaras, como iba a ser mi caso. Según había leído en los foros, te obligan a comprar el billete y punto y te sacaban por ello 22 $, lo cual allí es una burrada. Mi sorpresa fue, que al comprar el billete solo me pidieron 11$, que es el valor real del billete, la diferencia es lo que se reparten entre ellos, esto no parece mucho, pero en temporada alta, acababan pasando cientos de turistas a diario, lo cual suponía una importante fuente de ingresos extra e ilegal, teniendo en cuenta que el salario medio mensual de un funcionario en Panamá es de unos 300 $. Billete y pasaporte en mano, me dirigí de nuevo hacia la oficina de inmigración donde esta vez si, me sellaron la entrada al país. Ya estaba en suelo Panameño, concretamente en Changuinola, donde debería coger un taxi colectivo hacia Almirante, pueblo desde cuyo embarcadero salían botes cada 30 minutos hacia Bocas del Toro. Antes de poder ubicar donde estarían los taxis, me abordó un militar que con un Zecmec cruzado en el pecho y con cara amenazante me preguntaba si ya había pagado “el billete de vuelta”. Lo que quería 26


decirme con eso, es que si había abonado ya los 22 $ de los cuales el, se llevaría una parte. Avance sin detenerme frente al individuo y dejándolo a un lado, seguí caminando, afirmando que ya tenia “todo en regla”. En ese momento un taxista con pinta de gitano traficante se dirigió hacia mi ofreciéndome sus servicios, tras negociar con el, emprendimos camino hacia Almirante. Básicamente existían 2 formas de llegar a Bocas del Toro, una era desde Changuinola, el pueblo donde me encontraba y otra desde Almirante que estaba más alejado. Desgraciadamente el muelle de Changuinola, que era un canal artificial construido para tal uso, estaba cubierto de arena, tras el terremoto que sufrió Costa Rica y Panamá en Enero de este año, así que mi única opción era bajar hasta Almirante. Dejamos varios pasajeros que se subieron conmigo y emprendimos viaje de 40” hasta Almirante. Las carreteras en Panamá eran otro mundo, todas estaban asfaltadas y eran de muy buena calidad, lo cual permitía desplazamientos más rápidos.

El taxista era un hombre bastante educado y cultivado, pese a la pinta que tenia, que francamente hasta a mi me daba miedo, era como un 27


primo de los Chunguitos, pero el más chunguito de todos. Me estuvo explicando muchas cosas interesantes relativas a los indígenas del país. La población indígena en Panamá representa el 10%, muchos de ellos viven en condiciones infrahumanas, aunque el gobierno les proporciona agua de forma gratuita, la mayoría no tiene luz, ni otras necesidades básicas, pero es su forma de vida y ellos parecen encantados. La frontera albergaba una amplia comarca 1 llena de indígenas que vivían en chabolas cerca de las carreteras.

El taxista cuyo nombre era Ampersan, me comenta que el salario medio de un panameño está entre 300 y 400 $, y que trabajan todos los días, aunque el alquiler de una casa esta en unos 50$ al mes. Así mismo me comenta, que a las poblaciones indígenas el gobierno no les cobra impuestos.

1

Comarca. Es el nombre que se le dan a las zonas, sobre todo las rurales, donde habitan los indígenas.

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En Panamá hay una hora más que en Costa Rica, así que llegue al embarcadero de Almirante a las 10:30 hora local, justo para coger la siguiente lancha hacia Bocas del Toro. El embarcadero era mucho más que modesto, pero sus botes, eran rápidos, seguros y relativamente cómodos para los 30 minutos que duraba el trayecto.

Bocas del Toro fue el primer parque nacional marino del país, y es un archipiélago formado por varias islas. La región de Bocas cuenta con mares tranquilos y limpios, grandes áreas de selvas y bosques lluviosos así como manglares. La población, con sus casas construidas sobre pilotes a la orilla del mar, de techo de zinc rojo y negro, es un atractivo para todo visitante. Sus habitantes se dedican al cultivo del banano y a la pesca de tortugas, ostiones, almejas y demás mariscos que abundan en ella, aunque muchos de ellos se han unido al carro del turismo por la cantidad de dólares que les deja. Su población es predominantemente negra e indígena. A las 11 am arribo a la ciudad de Bocas, situada en Isla Colon, denominada así por Cristóbal Colon cuya última visita fue en 1502. Al igual que en otras partes, hay cientos de “busca vidas” que se pelean para que les contrates los tour, o por llevarte a sus hoteles, que siempre son los mejores y más baratos.

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Conseguí zafarme de todos ellos, no sin dificultad, y emprendí mi huida por la calle principal de Bocas. Llevaba casi 6 horas en pie y sin nada en la panza, así que decidí antes que nada, alimentarme. Bocas presentaba un gran bullicio a esa hora de la mañana, un ir y venir de gentes que hacían sus negocios o simplemente paseaban y es que en esos países el estrés no abunda, de hecho, en la ciudad que había estado la noche anterior, Cahuita, se había rodado el famoso anuncio de Malibu “Me están estresando”.

La comida Panameña, no distaba mucho de la Tica, el plato principal seguía siendo el casado aunque con nombre distinto, así que de nuevo engullí, arroz, frijoles, pescado, ensalada y vegetales, todo en el mismo plato. Ya con la panza llena, todo se veía de otro color, en ese momento me abordó Raúl, un joven buscavidas panameño que intentaba formar un grupo para hacer un tour por las islas. Como no disponía de mucho tiempo, (pues el paso por Bocas era solo fugaz para llegar hasta el puesto fronterizo que me llevaría a mi destino final de nuevo en Costa Rica), accedí negociando un precio más bajo de lo habitual, pues tenia la intención de estar cogiendo un bus hacia el otro extremo de Panamá a las 15 horas. Dejamos la mochila en unas cabinas cercanas de un familiar de Raúl y emprendimos camino al embarcadero. Una vez dentro iríamos a buscar a los otros 3 gringos 1 que vendrían conmigo. 1 Gringo. En forma general el término se aplica a extranjeros que hablan en un idioma que no se entiende por personas que hablan español.

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Cogimos la lancha y tras 5 minutos de navegación fuimos a recoger a los 3 gringos que había buscado Raúl. Fisonómicamente hablando, hubiese jurado que eran alemanes, había conocido a tantos que podía olerlos en la distancia y no tendrían más de 18 años. Me saludaron, subieron al bote y volvimos al punto de salida, pues querían comprar algo de agua, tabaco, fruta y sobre todo cerveza. Mientras tanto pasaba el tiempo y yo me desesperaba, pues tenía que coger el bus de las 15 horas, aunque según Raúl “hay tiempo muchacha no se me estrese, llega siempre o va siempre”1. Una vez cargados con provisiones emprendimos el viaje hacia Bahía Delfines, una isla donde se avistaban delfines. Aunque los 3 gringos hablaban en español, lo hacían en un acento y forma que no conseguía distinguir. Fueron ofreciéndome diversas bebidas que yo educadamente iba rechazando, lo curioso es que desde que había desembarcado en Costa Rica, todo el mundo se dirigía a mí en ingles, debía tener cara de gringa. A pesar de contestar siempre en español, los gringos seguían hablándome en ingles hasta que uno de ellos, el más parlanchín, me preguntó de donde era, y tras la oportuna contestación, estallaron en risas y júbilo. Como si a cualquier católico que se precie, le dijeran que yo era el mismísimo Papa, saltaron las 2 hileras de asientos que nos separaban y se pusieron tan cerca de mí, que podía distinguir las pecas más pequeñas de sus blancas caras. Resulta que eran 3 estudiantes de intercambio que estudiaban español en un pueblo de Panamá, Bugaba, sin duda el lugar menos atractivo para encontrar actividad cultural o nocturna para unos extranjeros. Pero allí estaban ellos, Nicolai (Danés), Monty (Alemán) y Paúl (Austriaco) emocionados de encontrar “un español autentico”, como el que divisa un mono endémico del lugar y así, emprendimos una larga charla, donde me contaron que adobaran el español y toda su cultura. 1

llega siempre significa si estas llegando y te quedas y vas siempre si te estás marchando.

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El dato curioso es que el padre de Nicolai que había vivido en España unos años, había sido invitado por un amigo español a pasar unos días de vacaciones en el 2008 en España, concretamente en Almería, así que cuando le dije a Nicolai de donde era, la sorprendida fui yo, cuando me dijo que lo conocía ¡que pequeño es el mundo! Así que allí nos enzarzamos en una apoteósica conversación pro hispana, hablando de las diferentes palabras y acentos hispanos. Nicolai había aprendido castellano correcto, pero un año en Bugaba, le había calado profundo, y hablaba una mezcla de español Cubano- ColombianoPanameño “ehi mi hermano usted me esta robando toda mi platica”. Tanto nos habíamos emocionado con el encuentro, que el lanchero que había detenido la lancha, hacia ya varios minutos, nos observaba divertido, mientras los delfines, que era lo que supuestamente habíamos ido a ver, revoloteaban a nuestro alrededor intentando llamar nuestra atención, y por supuesto nosotros seguíamos a lo nuestro. Nos lanzamos al agua a nadar con los Delfines, que pueden llegar a ser bastante “mimosos” con sus hocicos, pues te dan pequeños golpecitos en el cuerpo, a modo de llamar la atención. Una vez de regreso a la lancha, emprendimos camino hacia Cayo Coral, una isla conocida por sus aguas cristalinas y sus increíbles corales duros, convirtiéndolo en el mejor lugar para practicar snorkel, por la transparencia de sus aguas, que se verían contaminadas por los 3 gringos que ya habían ingeridos unas 4 cervezas cada uno, y procedieron a vaciarlas.

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Según se definían ellos mismos eran, “Panameños adoptivos” lo cual tanto a lugareños como a mi, resultaba desternillante, porque casi todos los habitantes de isla colon eran negros, negros como petróleo, así que ver a 3 gringos rubios de piel blanca y ojos azules, decir que son panameños, resultaba muy divertido, sobre todo cuando hablaban con ese peculiar acento, más propio de narcos que de turistas, tan divertido era oírles que la gente se daba la vuelta para observarlos, de hecho acabé por grabarles en video en varias ocasiones, y el video es buenísimo.

Monty

Paul

Nicolai

Después de hacer snorkel emprendimos la huida hacia Isla Rana Roja, en Isla Bastimentos, que como su nombre indica, esta habitada por cientos de estas ranitas venenosas por toda la isla. En la antigüedad los indígenas usaban sus toxinas venenosas para impregnar las puntas de las flechas y hacerlas mortales. Llegamos al embarcadero y pagamos los 3 $ de entrada, donde un indígena con un taparrabos, nos pone una pulsera como si de un Resort todo incluido se tratara y empezamos a cruzar la isla. 33


En 5 minutos habíamos cruzado toda la isla, hacia una playa paradisíaca que apenas tenia 100 metros de longitud. Los chicos que recién habían puesto un pie en la playa, fueron disparados hacia un chico que vendía refrescos y como no, cervezas. El lugareño que se presentó pero no recuerdo su nombre, era un joven vividor de raza negra de lo más peculiar y con muchas tablas, que vendía las cervezas a 2$ unidad, y esto a Nicolai le pareció de escándalo, así que intentó negociar hasta que se las dejó a 1.5 $. El lugareño al igual que yo se moría de la risa de ver a 3 tipos tan rubios hablando un panameño de lo más charro: “pero mi hermano, si compro estas balboas (cerveza panameña) en cualquier cantina, me cobran 50 centavos, no podría usted hacerme una rebajita, que no me queda mucha platica”… Además habían aprendido una canción típica panameña de lo más peculiar, que venia a decir algo así: “loco, que crees que estas haciendo, con la pobre muchacha, ehi loco”… y así canturreando nos dimos un baño.

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Volvimos a cruzar la isla y observamos los millones de ranas que habitaban en aquel lugar. Las había de muchos colores, rojas con puntitos negros, rojas con patas azules, rojas con puntitos blancos, esta última en concreto le faltaba la peineta y los zapatitos para ser La Martirio.

Habíamos quedado con el lanchero a las 14:50 y ya eran las 15:15 horas, definitivamente había perdido mi bus. Los chicos insistían una y otra vez en que me quedara un día más, pero tenia contratado un vuelo en avioneta que no podía perder. A las 15:20 conseguí reunir a la tropa medio borracha y nos dirigimos hasta Cayo Zapatillas y después a un islote donde abandonamos a los 3 gringos a su suerte, mientras el lanchero me dejaba en Isla Colon para coger la lancha hacia Almirante y el volvería más tarde a buscarlos.

Abandonados a su suerte

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Sin duda ésta había sido la excursión más absurda, irreal y cómica de todas las que había hecho hasta el momento, pero me lo pasé pipa, con los 3 sujetos tan peculiares. Llegamos al embarcadero y me dirigí al hotel a recuperar mi mochila y puse rumbo al embarcadero. Había perdido el bus de las 15 horas y el de las 16, pero con suerte cogería el último que pasaba a las 17 horas, sino me quedaría atrapada en Almirante. Cogí la lancha en Bocas Marine a las 16 horas. Me metí en la lancha y empezó a llover bastante, el viaje fue un poco pesado por la lluvia y por los gritos de los 4 iraníes que viajaban en ella. Como era de esperar, el muelle estaba atestado de taxistas ansiosos por llevar turistas, todos intentando cazar el grupo más numeroso, ya que estos resultan más rentables. Los taxistas permanecen inmóviles frente al dique, bloqueando cualquier salida, hasta que consiguen lo que quieren. Como pude, me libre de los taxistas, y salí a la calle donde seguía lloviendo, por suerte estaba justo llegando un taxista que abordé, pidiéndole que me llevara hasta “El Cruce”, así era como se denominaba el lugar donde paraba el bus que iba hacia David. Estaría en el cruce a las 16:45, con tiempo suficiente para comprar agua, vaciar mi cantimplora y coger el bus. Nada más salir del taxi, y casi en volandas, un señor con un polo azul de la compañía de buses, me agarró por el brazo y gritando como un poseso “David, David, David”, agarró mi mochila y la metió en el bus antes de pestañear. En menos de 1 minuto el bus salió de Almirante hasta David. Panamá tenía 2 fronteras con Costa Rica, una Sixaola-Changuinola (que ya había cruzado) y la otra Paso Canoas (que tendría que cruzar). Para llegar a esta última tendría que cruzar todo Panamá a lo ancho para volver a entrar en Costa Rica, de esta forma me ahorraría un día completo para llegar a mi destino final, Parque Nacional Corcovado. Me encontraba a 4 horas de camino de David, sin agua, sin comida, y con una necesidad imperiosa de vaciar mi cantimplora de agüita amarilla.

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Los autobuses en Panamá al igual que en Costa Rica, iban parando por la carretera a cualquiera que hacia señales, aunque los buses en Panamá eran menos frecuentes y más pequeños, como microbuses. En Panamá la gente estaba acostumbrada a usar taxis colectivos que salían igual de baratos. Algo que me llamó la atención de los buses de Panamá, es que uno paga cuando se baja del bus y no antes. El paisaje era increíble, a diferencia de CR en Panamá la vegetación era más variada y menos densa, intercambiando bosques, plataneros y valles lisos. Teníamos que cruzar toda la cordillera de la provincia de Chirriquí, sembrada de numerosos y caudalosos ríos y montañas. En Panamá solo existe una estación, por lo que es posible que haga un sol de justicia y 5 minutos más tarde una tormenta, y además esto puede ocurrir incluso dentro de la misma ciudad. Tras el terremoto de enero, muchas carreteras permanecían aún semi cortadas y en la ruta encontramos tramos totalmente destrozados y que daba miedo cruzar. Las montañas habían sido engullidas y/o arrastradas por las corrientes de agua, desapareciendo por completo. Cuando llevábamos 1,5 horas de viaje ¡por fin! hicimos una parada en una soda del camino. Tenía muy buen aspecto, compré agua y me dirigí como loca al baño. Unos 20 minutos más tarde, reemprendimos la marcha encontrando más partes de la montaña desaparecida. A las 18:40 el camino ya comenzaba a ser muy pesado y aún quedaban casi 2 horas. A las 20 horas se divisa a lo lejos algo de civilización, aun así me quedan 30 minutos todavía, que se tornaban ya insoportables por el cansancio y todavía tenia que llegar a David y procurarme un alojamiento para pasar la noche, aún no había dejado de llover. A las 20:30 entramos en David, por fin se divisa la estación de autobuses, que está bastante oscura y repleta de gente comprando ticket para salir en el primer bus hacia Panamá City al día siguiente. 37


Mientras entrábamos en nuestro andén, no daba crédito a lo que veía, ¡había un hotel justo encima de la estación!, por muy cutre que fuera no tenia intención de moverme de allí, me había levantado a las 5 am, y estaba agotada. Pregunté en el hotel si tenía habitaciones y cuanto valían y sorprendentemente era más barato incluso, que el que yo tenía pensado coger, además estaba al lado de la estación, así que no tendría que madrugar tanto, cojo las llaves y desaparezco escaleras arriba. El pasillo que distribuía las habitaciones daba miedo. Parecía un motel del Bronx de cualquier película, donde mientras las “Chatis” hacen su trabajo, en la habitación de al lado se dispara a un narco. Afortunadamente por dentro no estaba tan mal, salvo la falta de ventilación, la habitación era amplia y tenía además aire acondicionado.

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Había venido todo el día en el bus con A/C así que tenia algo de frío y mal cuerpo, me meto en la ducha y ¡sorpresa! tampoco hay agua caliente en este país, así que no me resisto, me ducho y me voy a la cama. Me meto en la cama y ¡alucina vecina! el colchón es una esponja viscosa que se va tragando tu cuerpo. Cuando ya no podía ser engullida más, miré a mi alrededor y apenas lograba ver el horizonte de la cama, como cuando te metes en la bañera llena y asomas sólo los ojitos, cual cocodrilo, pero estaba tan cansada, que no tenia intención de moverme de allí, si es que era posible salir de aquel colchón movedizo. Agarré la almohada y la metí bajo mi descuartizada nuca y algo debajo ella empezó a crujir, parecía que estaba abriendo un caramelo dentro de una sala de cine. Me giré para averiguar que era lo que armaba tanto jaleo y me quedé estupefacta al descubrir, que la almohada era hinchable cual colchón de playa. Cuando me recuperé del shock, decidí que estaba demasiado cansada para pequeñeces semejantes, así que agarré a mi muñeca hinchable y la metí bajo mi nuca, esperando que no hablara demasiado. 5 am, suena el despertador y no soy capaz de averiguar donde demonios están las luces. Después de tropezar con las botas, la mochila y la silla, encuentro la luz. Me arreglo y salgo a la calle. No había dejado de llover en toda la noche y aun llovía un poco. Pregunté a un guarda la ubicación exacta del bus que me llevarían hasta la frontera. La estación de buses de David era enorme y estaba bastante bien organizada. Me subí al bus a las 5:30 am dirección Paso Canoas, esto nos llevaría una hora y media. Después de pasar por todos los pueblos entre David y Paso Canoas, llegamos a la frontera, y observé horrorizada que acababa de llegar un Ticobus con más de 50 pasajeros, así que el paso fronterizo seria lento, muy lento. La espera es insoportable, la cola no se mueve absolutamente nada y ya son las 07:10 y sin desayunar, en ese momento aparece un señor con un bicicarro, lleno de cafés, chocolate y algunos arreglados 1. 39


1

Arreglado. Un sándwich

Nos lanzamos en picado hacia el señor, pero sólo le pido un chocolate porque la comida tiene pinta poco higiénica, en condiciones normales la hubiese comido, pero aún tenía horas de viaje hasta mi destino y no me podía permitir el lujo de ir con diarrea. A los 15 minutos aparece un policía fronterizo vestido de paisano, cuya función principal era poner una pegatina en tu pasaporte para agilizar el trabajo por el módico precio de 1 $. La pegatina en cuestión, bien podría ser sacada de un Happy Meal del Mcdonald, o de cualquier calcamonía sacada de una bolsa de patatas, daba risa. Las 7:30 y estoy en el mismo lugar. Por fin a las 8 am después de 1 hora, llega mi turno, contesto a las preguntas de rigor y me sellan la salida, total tiempo del tramite 35 segundos, ¡por que cojones han tardado tanto los demás!, en fin agarro mi mochila y cruzo andando hasta Costa Rica. Paso Canoas esta mejor organizado que la frontera de Changuinola, aunque al llegar a Costa Rica, está todo lleno de camiones bananeros que bloquean y hacen la vista caótica.

Me dirijo a la oficina de inmigración de Costa Rica y en apenas unos minutos obtengo mi sello de entrada.

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Pregunto a algunos conductores por el bus hacia Palmar Norte, y me mandan a una especie de estación de autobuses, lúgubre y oscura, donde espero a que salga el próximo bus, por suerte sale a las 07:30 horas, y con la hora que tengo que restar al estar de nuevo en Costa Rica, solo tendré que esperar 10 minutos.

Al cado de un rato, llega un bus dirección Ciudad Nelly, como no sé bien donde tengo que ir le pregunto al conductor, y para mi sorpresa no hay un bus directo sino que tengo que hacer un transbordo en Ciudad Nelly hacia Palmar Norte. Me subo en el bus que tardaría en llegar 1 hora hasta Ciudad Nelly con un cansancio mortal. Este bus pasaría por un millón de pueblos antes de llegar a destino, pero afortunadamente la carretera está asfaltada. A las 8:30 llego a la estación de Ciudad Nelly y por fortuna en 3 minutos sale el bus para Palmar Norte, que tardara como 2 horas, si todo va bien llegaré a tiempo para coger la lancha que me llevará a mi destino final, Bahía Drake. Sólo hay una al día, si la pierdo, mal asunto. Hemos tardado más de 2 horas en llegar a Palmar Norte, así que nada mas bajarme del bus, agarro un taxi que me llevaría hasta Sierpe. El trayecto seria unos 20 minutos. Sierpe es el principal acceso para quienes desean ir al Parque Nacional del Corcovado. El pueblo de Sierpe se encuentra en el esplendoroso 41


Valle Diquis y es un puerto ribereño clave, usualmente utilizado por los turistas que desean explorar la espectacular Península Osa. Sierpe contaba con numerosos servicios comerciales, tales como hoteles, sodas y varios tours. En Sierpe se encontraba el Humedal Nacional Térraba-Sierpe, situado donde las bocas de los ríos Sierpe y Térraba se unen y contiene algunos de los manglares más grandes del mundo. Es un hábitat de una extensión impresionante de animales indígenas, pájaros y reptiles que incluyen tortugas, cocodrilos, micos, caimanes, sapos y muchos más.

Llegué a Sierpe a las 11 am y las lanchas no saldrían hasta las 11:30 horas, así que aproveché para desayunar unos huevos revueltos con tostadas, y adquirir agua y algunos víveres, pues en Bahía Drake no había supermercados, ni agua ni nada. A la hora en punto, nos subimos a la lancha de Dago camino de Drake, navegando por los inmensos canales de humedales. El viaje en lancha se demoraría una hora. 42


Caimán

Perezoso de 3 dedos 1

El viaje para llegar hasta aquí me había llevado 9 horas, cogiendo 3 autobuses, 1 taxi y 1 lancha, pero por fin estaba en mi destino: Bahía Drake, puerta del parque nacional más inaccesible y salvaje de Costa Rica: Corcovado.

1

Perezosos. Hay 2 tipos de perezosos, los de 2 y los de 3 dedos. Estos mamíferos, los mas lentos del mundo, siempre están en lo mas alto de los árboles, porque necesitan la luz del sol para sobrevivir. Son animales herbívoros con unas bacterias en el estomago que necesitan del sol para realizar la fotosíntesis y poder hacer así la digestión. Solo bajan una vez a la semana de los árboles para defecar, instante que aprovechan sus predadores para comérselos. Duermen una media de 18-20 horas al día.

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capitulo 3 PenĂ­nsula de Osa



CAPITULO 3 Península de Osa Después de una hora en bote atravesando los canales de Sierpe, llegamos a Bahía Drake. Este lugar fue descubierto por el pirata Francis Drake durante su viaje alrededor del mundo, dándole su nombre, ya que le servia de refugio en muchas ocasiones. Esta bahía virgen, forrada por árboles de palma, está localizada al norte de la Península de Osa, a unas 12 millas de la entrada del Parque Nacional Corcovado, estación San Pedrillo. Una gran parte de la Península la forma el Parque Nacional Corcovado, que era mi objetivo principal y que cuenta con el área de mayor extensión de cualquier bosque tropical lluvioso en Centroamérica, aparte de ser uno de los más altos bosque lluvioso del mundo. Corcovado había sido catalogado por el National Geographic como "el lugar de mayor intensidad biológica del mundo”, es decir, en este lugar había mas bicho por centímetro cuadrado, que en cualquier otro lugar del planeta, y os aseguro que tuve el placer de comprobarlo. Este parque conserva el bosque primario1 más grande del Pacífico americano, junto con uno de los pocos remanentes de tamaño considerable, de bosque tropical húmedo del mundo. La abundancia en vida silvestre se puede explicar en parte por la variada vegetación, hay 13 tipos, incluyendo bosque de montaña (ocupa mas más de la mitad del parque), manglar, bosque de pradera, bosque aluvial de planicie, bosque de pantano y otros, que en conjunto contienen 500 especies de árboles, como el Espavel. Otra razón para la diversidad, es que se ubica en un corredor biológico de flora y fauna 1

Un bosque primario, o bosque virgen en el lenguaje corriente, es un bosque intacto y con un alto grado de naturalidad que nunca ha sido ni explotado, ni fragmentado ni directamente o manifiestamente influenciado por el hombre. El bosque secundario, es aquel que se encuentra en proceso de regeneración natural después de una tala total, quema u otra actividad de conversión de la tierra, sin que se haya recuperado completamente.

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A las 12:30 estábamos desembarcando los diferentes pasajeros que íbamos en el bote, un grupo de alemanes, unos lugareños que trabajan allí y yo. Antes de llegar a la playa de Drake, Drago el lanchero avisa al dueño de las cabinas donde me voy a alojar, para que fuera a buscarme. En Bahía Drake, no existía puerto o embarcadero, por lo que te soltaban en mitad de la playa y te avisaban que te mojabas los pies, pero lo cierto es que a mi el agua me llegaba por el muslo, ¡vale esta bien! a los alemanes les llegaba por debajo de la rodilla ¡es cierto!, pero es que a veces el tamaño importa. Había una treintena de botes anclados en la bahía, casi todos turísticos y algunos de pesca tradicional que abastecía los hoteles del lugar. El pueblo de la bahía no tenia supermercados, tan solo una pulpería 1 donde podías adquirir lo básico.

Disponían de los servicios básicos como luz (gracias a un transformador que funcionaba hasta las 22 horas) y agua, bombeada y desalada de una forma muy rústica, y poco recomendable para consumo. Aunque a Drake podías acceder en avioneta y por carretera, estos 2 medios generalmente solo estaban practicables en temporada seca, pues con las lluvias las carreteras quedaban anegadas por ríos, imposibles de cruzar. 1

Pulpería. Es algo así como un ultramarinos aunque mucho mas modesto.

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El nombre del pueblo donde desembarcábamos era Aguijitas y apenas contaba con unas decenas de casas, donde vivían unas 50 familias, lo que hacia un total de unos 200 habitantes, aunque contaba con una modesta escuela y algún que otro servicio básico. En 5 minutos Manolo, dueño de Cabinas Manolo, estaba esperándome en la playa con su ranchera 4x4, lo cual fue un alivio porque había que subir una cuesta de aupa, por una carretera de tierra con la mochila a cuestas. Cuando uno se aloja en un lugar que vale unos 13 € la noche, piensa que dormirá con los pollos bajo el sobaco, pero no, Cabinas manolo, tenia pequeñas cabañitas de construcción local, amplias, bien ventiladas y con terracita y baño privado de lo mas acogedoras.

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De momento son las mejores Cabinas en las que he estado, y el baño está limpio como una patena.

Dejé la mochila y me cambié de ropa, y me fui directa a la playa, había quedado con un primo de Dago (el lanchero que me trajo de Sierpe) que tenia una pequeña embarcación y se dedicaba a pescar, tenia curiosidad por saber como pescaban en aquellas aguas. Para mi sorpresa no nos alejamos mucho de la costa, no había muchos pescadores por la zona, así que había peces por todos lados. La embarcación era modesta y daba la sensación de que David se pasaba allí media vida. Pescamos unas 10 piezas de no sé que pez, parecía una panga, se usaba principalmente para hacer casados de pescado, y todo lo vendía a los lugareños que tenían cabinas. La Pesca no podía ser mas tradicional, consistía en lanzar un trozo de sedal con un pequeño cebo, y así iban saliendo una a una nuestras víctimas. Casi todos los del pueblo habían nacido y se habían criado allí, por lo que la mayoría vivía del turismo en todas sus ramas, lancheros, cabinas, hoteles, sodas, guías etc.

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Sobre las 14:30 horas estoy de vuelta en la playa de Drake y fui directa a Corcovado Expeditions, una empresa que organizaba excursiones por la zona. Desde España le había reservado hacia más de un mes una excursión que por lo aparatosa que era, era necesario hacerla con tiempo. Consistía en que te lanzaban en avioneta en mitad del parque Corcovado, cerca de la Estación Sirena, sobre su pista de aterrizaje o bien en la orilla de la playa. Me habían dicho que ya teníamos un grupito de 4, así que estaba emocionada con semejante actividad. Cuando encontré el lugar, era una cabaña de madera muy bonita y bien conservada, para mi sorpresa cuando entre sólo había 2 sujetos navegando en un portátil apoyado sobre una caja, y eso era todo lo que había, resulta que la empresa había quebrado hacia tiempo. Se me vino el mundo encima porque era la única excursión que tenia contratada de antemano en todo el viaje, por lo complicado de organizar, seria imposible organizar algo para dentro de 2 días, además Drake estaba medio vacío, apenas había turistas por la zona, no había mucho que hacer, lo asumí y me marché, por lo menos no la había pagado. Me di un paseo por la bahía y exploré la zona, para ubicar lugares y encontrar el comienzo de la ruta que haría al día siguiente, tenía intención de hacer unos 36 km hasta la estación de San Pedrillo en Corcovado, un reto agotador en un sendero que marchaba dentro de la selva y paralelo al mar. 48


Bahía Drake

Dando un paseo alrededor de un Lodge 1 encuentro algo insólito, es lo último que uno espera encontrar en un lugar así. Junto a un acantilado, hay una escalera muy empinada, de esas que uno se lo piensa 2 veces antes de subir y que se pierde dentro de la selva, la curiosidad fue superior al esfuerzo. Pasmada me quedé al ver que al final de la escalera había unas pesas, y un poco a la izquierda un saco de boxeo y lo que parece una barra para hacer dominadas, ¡vamos que estaba en un gimnasio en mitad de la selva!, desde luego tenia las mejores vistas del lugar, aunque la escalera de bajada da miedo. 1

Lodge. Termino ingles que significa Alojamiento. Se usa para referirse a un hotel

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Como empiezo a quedarme sin luz, emprendo el regreso hacia las Cabinas, mañana tengo previsto ir desde Aguijitas a San Pedrillo, lo cual supondrá una caminata que yo pensé que me llevaría unas 8 horas ida y vuelta, aunque mas tarde descubrí, que caminar por montañas en Europa no es lo mismo que caminar por la selva. Ya en Cabinas Manolo, me ducho y me dispongo a cenar prontito, así que a las 18 horas estoy en el comedor que tengo justo en el porche de la casa, que es bastante acogedor. Manolo su dueño, tiene bastantes empleados para ser un negocio puramente familiar. Manolo se encarga de gestionar los temas de las excursiones, desplazamientos etc, su hija Ingrid, que se encarga de limpiar las cabinas y de cocinar ayudada por su marido (son jovencísimos), Javier, el guía naturalista, y Mauricio, que no se bien que hace pero también trabaja para Manolo. 50


En Costa Rica amanece sobre las 5 am, así que aprovechando las horas de luz, me levanto a esas horas y tomo un desayuno fuerte, acompañado de un bicho de proporciones enormes, que no tiene intención de moverse de mi silla.

Me guardo el arreglado que me ha preparado Ingrid y mochila en mano emprendo el camino hacia la bahía. Como era de esperar a esas horas, la playa esta completamente vacía.

Comienzo el camino por un sendero que sale desde la playa bordeando toda la bahía dirección punta San Pedrillo. Cruzo un puente colgante que se mueve bastante más de lo que desearía y encuentro justo un cartel que te avisa que hasta San Pedrillo se tardan 6 horas.

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Mapa PenĂ­nsula Osa y rutas

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Me vengo un poco abajo, porque eso significa que no podré hacer la ruta completa en un solo día, podría llegar pero o me quedaba a dormir en mitad de la selva o tendría que darme la vuelta a la mitad. En Europa una persona normal puede caminar en torno a 5-6 km/hora, en la selva tropical eso desciende drásticamente, se puede caminar con suerte a unos 2-3 km/hora, esto se debe principalmente a la humedad relativa, el calor y sobre todo, a lo irregular del terreno. En todas las selvas de bosque lluvioso, buena parte de las raíces de los árboles crecen por fuera de la tierra y se extienden a lo ancho, se trata de “contener” entre los huecos que se forman, la mayor cantidad de agua posible. Esto se debe a que en la selva hay mucha pendiente y así cuando llueve, el agua se precipita a gran velocidad hacia los riachuelos que se forman, perdiendo así los árboles, su alimento básico, por ello han desarrollado este sistema peculiar de almacenar agua.

Lo mejor de madrugar para adentrase en la selva, es que encuentras a todos los animalitos buscando su desayuno. No tarde ni 10 minutos en 53


ver el primero, una ardilla silvestre con muy mal carácter que me plantaba cara emitiendo un sonido muy desagradable. El sendero esta bastante despejado, de momento avanzo bien, con la costa todo el tiempo a mi derecha.

Son casi las 9 am, llevo 3 horas caminando y estoy bastante cansada, aunque afortunadamente no hace sol y pese a eso, la camiseta esta empapada de sudor y no he encontrado ningún ser humano todavía. Desde luego el paisaje es espectacular, y los animalitos que voy viendo también. Caminas dentro de la selva, bordeando decenas de pequeñas bahías y playas.

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Lapa o Guacamaya Roja

Sendero

De repente pierdo el sendero, en algún momento me he despistado y me encuentro atrapada entre la selva y un río de considerable caudal y con un aspecto asqueroso, dudo mucho que esto se pueda cruzar sin tener que nadar, parece bastante profundo. Intento volver tras mis pasos, pero me veo metida en la pura selva y no veo rastro de sendero alguno.

Entonces comienzo a ascender la montaña entre ramas y árboles, pero es inútil, la abundante vegetación del lugar, y el suelo tan húmedo y resbaladizo, lo hace bastante peligroso. Llevo 1 hora intentando avanzar apenas unos metros, así que me detengo a pensar en la orientación solar para volver al sendero. 55


Es imposible que este sea el camino correcto, en algún momento he tenido que despistarme, así que decido retroceder hasta que doy con una salida al mar. Era mas sencillo de lo que pensaba, el sendero simplemente se había acabado y había que cruzar por una pequeña playa para reemprenderlo unos metros mas adelante. Esto pasaría varias veces a lo largo de la ruta y lo descubrí preguntando a los primeros Ticos que me encontré en la zona. El problema que veo, es que generalmente este tipo de playas no son otra cosa que las desembocaduras de un río y cuando hay marea alta en muchos de ellos, el agua te llega por encima de la cintura. El primer Tico esta pescando y otro va a caballo y me confirman que tengo que cruzar el río. Aunque el río es en apariencia pequeñito, la sorpresa viene cuando me meto dentro. Por suerte llevo a Sticky profundidad del río.

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conmigo y el será el primero en medir la

Y menos mal que así lo hago, porque para mi sorpresa el agua me llega al muslo, la marea estaba subiendo, así que me quito la parte baja de mis pantalones desmontables, me saco las botas y cruzo el río. Por suerte el agua esta cristalina y aunque tiene bastante corriente, puedo cruzar sin problemas. Otro problema que tienen estos ríos en la desembocadura del mar, es que la arena que los rodea se derrumba enseguida nada mas pisarla y que la marea hace subir el caudal varios metros, miren la foto de la derecha, tendré que esperar que baje la marea a la vuelta para cruzarlo.

1

Bastón telescópico de caminata de carbono ultra ligero y que podía alcanzar hasta 1.40 metros de longitud.

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Río Claro- Drake

El caso es que yo me había informado y hasta pasar San Pedrillo no había ningún río que cruzar, pero no fue así, supongo que para los Ticos, esto no es un río, teniendo en cuenta la verdadera dimensión que tiene el río Llorona en la ruta San Pedrillo- La Sirena, pues igual esto solo es un charco para ellos. Sigo avanzando por el sendero selva adentro, tropiezo a unos metros con un señor muy peculiar que vive allí desde hace 35 años y completamente solo. Se dedica a organizar Tour y bajadas por los cañones de los ríos. El gobierno le paga por estar allí protegiendo el ecosistema, es algo así como un vigilante silvestre. Para entretenerse hace trabajos artesanales con las semillas de los frutos secos que se va encontrando por el camino, tallándolos y dándoles forma de ranitas, mariposas etc. Lo realmente sorprendente es ver que hasta allí, en aquel lugar tan remoto, hay luz, TV digital y ¡una Dremel! 1 alucine en colores. Por supuesto el sujeto me ofrece todos los tipos de Tour que hace antes de dejarme ir. Continuo el sendero que vuelve a ser por la selva hasta que a mi izquierda entre los árboles escucho una sacudida en lo alto de las ramas, a juzgar por el ruido tiene que ser algo bastante grande. Rápidamente saqué mi cámara y me encuentro lista para “cazar” lo que sea que fuese aquello. 1

Herramienta eléctrica rotativa de alta velocidad con múltiples accesorios ideal para trabajos manuales.

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Pero nadie esta preparado para algo así, al menos yo no lo estaba. Dicen que cuando estas a punto de morir, pasa toda tu vida por delante, que se suceden en una serie de imágenes, pues bien, yo estaba viviendo algo parecido. Me había caído “algo” desde lo alto de los árboles, golpeándome fuertemente entre mi hombro izquierdo y el cuello. En 14 microsegundos, analizo todos los millones de bichos posibles que pueden haberme caído encima, con un peso aproximado de 2-3 Kg , pero lo cierto es que todas las imágenes se resumían en una: una serpiente terciopelo. Estas serpientes venenosas que son grandes y nerviosas pueden causar la muerte o en el mejor de los casos, amputación del miembro donde muerda, generalmente la pierna. Como regla general no suelen atacar a los humanos, pero son bastante agresivas si se sienten amenazadas y disfrutan mordiendo a sus presas. Pueden llegar a medir hasta 2.5 metros y pesar unos 6 kg. Yo había escuchado historias de turistas que habían sido mordidos por Terciopelos y había sido uno de mis peores temores, así que tomaba mis precauciones, había traído a Sticky con tal motivo, para tocar ciertas zonas llenas de hojas húmedas, donde en ocasiones se esconden estas u otras serpientes peores. Reacciono, y miro ligeramente a mi izquierda y vi un bicho que colgaba de mi hombro de piel dura, escamosa, de color verdoso oscuro y con una cola. Los primeros temores están descartados, eso no es una serpiente, así que como un acto reflejo y aun algo aturdida del golpe, lo lanzo hacia la derecha donde hay una pequeña calita que da al mar. Corro unos metros hacia adelante y me paro en seco, me miro el hombro para confirmar que no hay nada, como cuando uno se pellizca para ver si esta despierto después de un mal sueño, pero efectivamente allí había habido algo, porque tengo restos biológicos en mi camiseta. Me doy la vuelta para ver que es esa cosa y entonces en lo alto de un árbol veo un ave, parece un águila o una Caracara Cabecigualdo (me lo 58


confirman mas tarde), que observa lo que yo he lanzado por los aires, que resulta era su presa. Al parecer mientras caminaba por el sendero, había asustado a la Caracara y ésta temiendo por su vida, soltó la presa que acababa de cazar, dejándola caer sobre mí (bendita casualidad).

Caracara Cabecigualdo

El bicho que yace muerto en la playa, aunque esta desfigurado por las garras del ave, se ve que es una iguana de considerables dimensiones, para ese ave tan pequeña. Yo he elegido susto pero la iguana había elegido muerte, ¡a quien se le ocurre!, mala suerte para ella.

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Iguana Verde

Me tiemblan las piernas, asĂ­ que avanzo un poco mas por el sendero hasta una playa bastante grande, creo que es San Josecito, llevo unas 5 horas de caminata, asĂ­ que es hora de hacer una parada y comer algo, ademĂĄs de reponerme del susto.

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Saco mi arreglado de pollo y empiezo a comérmelo, en la selva tienes necesidad de comer, pero apenas apetito, lo que se acusa bastante es la deshidratación. Hay un montón de almendros a pie de playa, son almendros de mar, muy diferentes a los que conocemos nosotros y suelen ser muy frecuentados por aves y monos por sus codiciados frutos.

Mono Cariblanca sobre almendro

Lapa o Guacamaya roja

Después del descanso avanzo un poco más por el sendero, concretamente 1 hora mas, estoy en Punta San Pedrillo, apenas me faltan unas calas y llegare a mi destino, pero ya son las 12 am, y aun tengo 6 horas de caminata de vuelta, tengo que regresar rápido o se me hará de noche en la selva. La vuelta siempre es mas rápida, no sólo porque conoces el sendero, sino porque apenas te paras a fotografiar bichos o paisajes. En el camino de vuelta ya veo algunos turistas que han sido trasladados en bote hasta la playa de San Josecito, y algunos que caminan. Son las 17:40 horas y estoy entrando en Bahía Drake, estoy muerta de cansancio y me duele todo pero ha sido genial, afortunadamente la vuelta ha sido sin incidentes. Aunque en el mapa la distancia recorrida se ve casi ridícula, al final han sido casi 30 km ida y vuelta y casi 11 horas caminando, que para mí por supuesto, han merecido la pena.

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Ya en el hotel me doy una ducha larga, muy larga. Mientras espero la cena, le doy toda la ropa sucia a Ingrid para que me la lave, incluida la que tiene restos de iguana, yo he intentado lavarla pero hay tanta humedad que lo único que consigues es que la ropa huela a podrido, así que es mejor una lavadora y secadora, instrumento este ultimo, tan indispensable en Costa Rica, como las tapas en España. El hotel está un poco mas animado hoy, han venido nuevos huéspedes, entre ellos un matrimonio español con su hijo, que parecen sacados de un cómic, y varias parejas de gringos. Cuando termino de cenar, entablo conversación con Mauricio que me cuenta cosas interesantes sobre el país, como por ejemplo que hace pocos años que han instaurado la Riteve 1 según el modelo español, lo cual 1 RITEVE. Es la empresa que pasa la RTV siglas de Revisión técnica de vehículos, la ITV

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irrita a los Ticos. Pero tienen una gran diferencia y es que todos los vehículos la tienen que pasar todos los años, y con las carreteras tan malas que tienen, eso supone cambio de amortiguación anual, incrementado el coste de un vehiculo muchísimo. Le voy a preguntar a Manolo, si conoce algún lanchero que me lleve mañana hasta la Sirena y vuelva a buscarme mas tarde, pero me comenta que no es posible, que tienen que ir al menos 4 personas, porque sino me saldría como unos 340 $. Son las 19 horas y en este momento aparece Javier el guía, que acaba de llegar de un tour nocturno, le comenta a Manolo que igual pueden llamar a no se quien para juntar alguno mas. Comienza una tanda de llamadas a todos los hoteles de la zona para ver si alguien quiere ir hasta la Sirena. Resulta que todas las familias de agujita tenían una emisora de radio con la que se comunicaban, el móvil tiene poca cobertura, y si alguien se pone enfermo o hay una emergencia, pues con esto se apañan bien, así que en pocos minutos el pueblo entero estaba movilizado buscando gente para armar mí ansiada excursión. Poco a poco iban contestando todos de forma negativa, no había mucha gente en toda la Bahía, y con tan poco tiempo, las probabilidades eran casi nulas. Ya me he hecho a la idea, de no ir a La Sirena, así que mañana pagaré a un lanchero para que me lleve a San Josecito y seguir mi ruta justo donde la he dejado hoy, eso me permitirá adentrarme en el parque Corcovado bastantes kilómetros adentro, hasta el río la Llorona, que en su desembocadura al mar, forma una cascada digna de ver. No creo que pudiera avanzar mas, porque tengo que tener en cuenta la marea, y este río era realmente bravo. A las 20:30 me fui a mi cabaña, a preparar todo lo que necesitaba para el día siguiente y a leer un rato tumbada en mi hamaca. Entonces alguien llama a la puerta, abro y es Manolo, ¡el milagro se había producido!, han encontrado algún lunático más, mañana saldré hacia Sirena.

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La Estación de Guardabosques de Sirena se sitúa en el corazón del Parque Nacional Corcovado. Su ubicación esta más o menos a 60 minutos en bote desde Bahía Drake. Después de estar tumbada un rato en la hamaca, me voy a la cama a leer un rato. En la cama de matrimonio donde duermo hay un mosquitero, la ultima vez que use uno de esos fue en África y no lo recordaba tan peligroso, ¡si si peligroso!, y es que cuando me metí en la cama lo extendí para que no me picaran los bichos y me quedé dentro del recinto leyendo.

Unos minutos mas tarde, olvidé por completo donde estaba, de tal forma que cuando quise ir al wc, me levanto como mapache que ha visto un fantasma y me llevo puesta la mosquitera, la arranco literalmente del clavo del techo, ¡imagínate! mi cara, después de volver del wc, y con el trauma todavía en el cuerpo, tengo que ponerme manos a la obra para poder colgarla de nuevo, lo primero es poner el clavo en su sitio. ¡Bien! no parece tarea difícil, salvo el pequeño detalle de que el techo de la cabina está un " poquito alto para mi cuerpo gitano", así que cojo una silla de las típicas de jardín de plástico blancas y la coloco encima de la cama, que se mueve como un flan. Con bastante habilidad aunque no sin riesgo, consigo subirme a la silla, como vieja con espasmos musculares, de lo que aquello se mueve, finalmente consigo enganchar el clavo tras varios y fallidos intentos. 64


Me declaro victoriosa, allí arriba mientras el clavo me mira, convencido de que aún no ha dicho su última palabra, ¡y así fue!, porque claro una silla encima de una cama pues muy estable no es que resulte, así que la gravedad y mi estabilidad harían el resto. Pierdo el equilibrio y reboto en la cama, como esas pelotas de goma que usan los niños que al golpearla contra las paredes, rebotan un millón de veces antes de pararse, y salgo disparada hacia el suelo de la cabina que es de madera, por suerte la caída es frenada en seco por mi pómulo, así que ahora por fin, tengo los pómulos de igual tamaño, un pómulo hinchado por el golpe y el otro hinchado por la picadura de un mosquito ¡ya estoy homogénea! Recuperada de la hazaña, consigo colgar el maldito mosquitero, meterme dentro y dormir toda la noche. A la mañana siguiente me siento como un hamsters jarto de pipas con mis mofletes inflamados y sonrosados como cuando Heidi vuelve de la montaña con mucho frío. Tengo que estar en la playa, frente a la pulpería a las 6:15 am, donde un bote llamado “Las Caletas” vendrá a buscarme para ir a la estación Sirena, así que a las 05:30 estoy desayunando unos magníficos huevos revueltos con tostadas, esta vez no necesitare víveres, pues el Tour incluye todo. A las 06:15 estoy en la playa, hace un día buenísimo y aun no veo a nadie. A las 6:25 por fin aparece Isaac con el bote, tenemos que ir a la playa Las Caletas a recoger a los 2 dos Gringos y al guía, como hay marea alta, se puede acercar bastante a la orilla, aun así me mojo por encima de las rodillas, además de llevarme un par de golpes. Recogemos a Stefan y Nicole una pareja de Alemanes bastante jóvenes y a Erick el guía y emprendemos la marcha hacia La Sirena, nos llevara mas o menos 1 hora de bote, cruzando todo el Pacifico Sur y a unos 200 metros en línea a la costa.

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Durante el trayecto en bote, tenemos bastante suerte, porque hemos visto muchos delfines y aves, además vemos una de las serpientes marinas mas peligrosas del mundo, no tiene antídoto porque en 5 minutos estas muerto.

Serpiente marina Yellow Bellied

Seguimos el viaje y llegamos a la orilla sobre las 8 am, el mar esta bastante revuelto así que el desembarco con todo el material se complica un poco. Nos cambiamos las chanclas acuáticas y nos ponemos un calzado mas adecuado y comenzamos el sendero hacia la Estación La Sirena, por un bosque secundario, hay que registrarse para poder acceder a sus senderos, y que alguien sepa que estas por allí, dentro de la selva.

Tras una breve caminata de apenas 30 minutos llegamos a la estación de los Guardaparques. Es un barracón donde puedes alojarte, aunque su 66


estado no es precisamente muy aseado, esta lleno de bichos, no hay sabanas y los colchones…mejor no sigo.

Estación Guardaparques Sirena

Pista aterrizaje Sirena

Nos encontramos en un bosque primario aunque la vegetación es menos densa que en otros parques, este lugar tiene mas bicho por centímetro cuadrado del planeta, así que aventurarse a salirse del sendero supondría un riesgo importante, pues los animales que aquí habitan podrían huir o sentirse amenazados y atacarte, la mayoría de ellos no han visto un humano en su vida. Vemos un montón de animales pero son imposibles de fotografiar, huyen o se refugian en lo alto de los árboles, árboles de más de 10 metros de altura, aun así los observamos con el telescopio que lleva Erick o con mis prismáticos.

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Seguimos avanzando por el sendero Espaveles, y vemos bastantes animales: perezosos, tucanes y pavas.

Pava

Caminar por aquĂ­ no es tan sencillo, pues ahĂ­ un millĂłn de zanjas naturales producidas por la violencia con la que bajan las aguas en la 68


temporada de lluvia, de hecho hay un montón de ríos que no puedes cruzar en temporada de lluvia, por su caudal y corriente.

Cambiamos de sendero y nos dirigimos hacia la estación Los Patos, que se encuentra en el lado este del parque. Seguimos avanzando y vemos monos endémicos del lugar los monos titi y otros como los monos arañas además de aves, que son bastante escurridizas.

Mono Titi

Continuamos este sendero hasta que nos topamos con el río Sirena, aunque es temporada seca, lleva muchísima agua, además hay que tener 69


en cuenta que en este río hay cocodrilos, y en marea alta incluso hay tiburones, que nadan al estuario en busca de alimento.

Río Sirena

Efectivamente vemos unos cuantos cocodrilos, algunos en el agua y otros en la orilla. Lo divertido es que tenemos que pasar por donde están ellos para llegar hasta la playa. Erick bromea y nos cuenta que muchas veces salen corriendo tras los humanos, así que Nicole sale a 100 por hora, yo no tengo tan claro que sea una broma, he visto suficientes documentales como para saber que algunos de ellos son muy veloces fuera del agua. Paso al lado del coco pero con las piernitas arrancadas por si hay que salir corriendo, el cocodrilo me mira con indiferencia, estoy a 2 metros del bicho, que es enorme ¡menudo bolso!.

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Como la marea esta baja, nos acercamos a la desembocadura del río para ver si vemos tiburones toro pescando y ¡si! efectivamente se ven las aletas a 1 metros de la orilla, les he sacado un video que da miedito ¡como para bañarse ahora!

Río Sirena

Desembocadura del río

Marea baja

Caminamos por la playa para ver si vemos animales, cuando hace mucho calor, muchos de ellos se acercan a la orilla cuando esta subiendo la marea para refrescarse con la brisa del Pacifico, y hoy podría ser un buen día, el calor es sofocante. En la arena se ven rastros de animales, huellas y heces que se adentran en la selva así que debe de haber algo por aquí cerca.

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Garza Real

Iguana Negra

De repente vemos un Coatí enorme, esta buscando su comida, concretamente cangrejos, que los hay por miles.

Coatí o Pizote

Le estoy grabando en video, Nicole que no para quieta, se acerca por detrás para sacarle una foto de cerca, en ese momento oímos un ruido que viene justo detrás del Coatí, entre los árboles, Nicole grita y sale corriendo, justo lo que hay que hacer cuando se ve un puma, este sale huyendo, creo que le hemos estropeado el que iba a ser su almuerzo. A esta chica le dan miedo hasta las mariposas, no sé que demonios hace aquí. Continuamos por la playa, ya camino de encontrarnos con el lanchero para regresar, son las 13 horas, está por subir la marea y hay que marcharse ahora o nos quedaremos atrapados hasta la próxima marea. 72


Bicho ex贸tico en peligro de extinci贸n

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Después de 5 horas caminando, llegamos al punto de partida, comemos algo y reponemos fuerzas y esperamos que vengan a buscarnos con el bote. Vemos al lanchero anclado a una milla de la orilla, parece que se ha quedado dormido. Erick sale caminando playa adelante gritándole para ver si lo despierta y tras 20 minutos, creo que da resultado, la lancha comienza a moverse, el oleaje es espectacular. Erick regresa de su incursión, mientras yo me adentro de nuevo en la selva, necesito vaciar la cantimplora. Cuando regreso al punto de encuentro, todos se quedan pálidos al verme, y me preguntan, que me ha pasado, yo no se de que me hablan, pero aparezco con la cara manchada con bastante sangre, como Rambo cuando entra en acción. Lo cierto es que no recuerdo nada especial, supongo que he matado un bicho sin darme cuenta, pero por la cantidad de sangre que tengo, no podía ser un mosquito. Acaba de llegar la lancha, así que procedemos a abordarla, con bastantes dificultades. El primer europeo que contempló la inmensidad del océano Pacífico desde la orilla americana, fue el explorador español Vasco Núñez de Balboa y le puso el nombre de Mar del Sur, no se porque cojones Fernando de Magallanes, explorador portugués, rebautizo este mar como Pacifico, aunque se supone que porque durante su expedición alrededor del mundo al servicio de la Corona de España, estaba completamente en calma, porque de Pacifico no tiene nada. El oleaje es acojonante, olas de 2 y 3 metros, subirse a la lancha se complica un poco y desde luego Isaac, el lanchero, tiene una pericia alucinante, va subiéndose en la cresta de la ola a toda velocidad y pasando de una ola a otra con la misma agilidad que el mejor surfista del mundo, pero lo cierto es que todos vamos agarrados con uñas y dientes y aun tenemos travesía para rato.

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Llegamos a la bahía sobre las 15:30 y me voy dando un paseo por la misma hasta el hotel. Como no tengo mucha hambre esperare hasta la hora de la cena. Es pronto y no estoy cansada, así que me voy a dar un paseo hacia el interior del pueblo que aun no lo conozco. A las 17:30 estoy de regreso, me ducho y me voy a cenar, como hoy es Domingo, Ingrid se tomó el día libre y llega tarde, así que ya somos unos cuantos los que estamos esperando la cena. A las 19:30 aparece Ingrid y su marido y en apenas 15 minutos está la cena lista. Cuando termino aprovecho y pago la cuenta y sorprendida observo que comer en este sitio que esta perdido de la mano de dios, es mas barato que en muchas ciudades mucho mas civilizadas. Para mañana he contratado una avioneta que me lleve de vuelta a la civilización, el vuelo sale a las 9:20 am desde el aeropuerto de Drake, como aun no esta lloviendo mucho está abierto, cuando empiece la temporada fuerte de lluvia este aeropuerto será inaccesible. A las 6 am ya estoy en pie puse el reloj mucho mas tarde, pero la naturaleza es lo que tiene, haber como le explicas tú a los pollos que no pueden hacer ruido hasta las 9. A las 8 am viene el taxi que me llevara al aeropuerto, que no es otra cosa que un muchacho de unos 18 años con un 4x4 que parece que no sabe hablar. Cuando emprendemos camino al aeropuerto me quedo estupefacta, la carretera de acceso es un camino de tierra entre fincas que tienen pinta de estar abandonadas hace siglos, ya me estoy imaginando lo que será la pista de aterrizaje. ¡Efectivamente! el aeropuerto da risa, es una finca privada vallada y la pista de aterrizaje es un camino de tierra. Lo que es la terminal en si, da mas risa todavía, una cabaña de maderita que mas parece un puesto de venta de helados y tiene exactamente ese tamaño. La verdad es que no entiendo porque te hacen estar 1 hora antes en un aeropuerto como este. A las 8:45 aparece un chico en bicicleta que se supone es el encargado del chiringuito. 75


Terminal Drake

Pista aterrizaje

Espero sentada en los cómodos asientos de tronco de madera a que llegue algo que vuele, porque son las 9:15 y aquí no hay nada. 9:20 sigue sin llegar un avión, de repente se oye un zumbido como de una abeja, y aparece en 4 segundos una avioneta. La primera impresión no está mal pero cuando me acerco, veo que tiene las alas completamente chamuscadas y las ruedas del tren de aterrizaje mas usadas que Madonna en su adolescencia.

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Sale todo el pasaje del avión, que son como 10 personas y subo yo sola, parece que hacemos escala en Puerto Jiménez y de allí directos a San José. Lo cierto es que el despegue se produce casi sin darme cuenta y aunque a esta avioneta se la llevaría un viento flojo de Almería, aquí parece bastante estable. Las vistas de la bahía por un lado, el parque Nacional de Corcovado por otro, y los canales de Terraba-Sierpe, son alucinantes.

Vista aérea PN Corcovado

Vista aérea Agujitas

Vista aérea Bahía Drake

Vista aérea Canales Terraba-Sierpe

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capitulo 4 Un volcรกn: Un infierno



CAPITULO 4 Un Volcán: un Infierno A las 10:35 aterrizo en San José, llevo 10 minutos de retraso según lo previsto, pero el siguiente vuelo hasta Arenal, no sale hasta las 11:25 así que tengo tiempo de sobra. Aquí me revisan el pasaporte y me hacen un cuestionario de salud relacionado con la Gripe A, he debido rellenar el mismo cuestionario como 10 veces tanto en Costa Rica como en Panamá, se pensaran estos que el que tenga síntomas lo va a decir, ¡para que no le dejen entrar!. Aterrizamos en el aeropuerto local de San José-Pavas, que parece una caja de cerillas, claro que el de San José a pesar de ser un Aeropuerto Internacional también es pequeño.

Aeropuerto Internacional Juan Santamaría

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Cuando ya accedo al terminal para que me den la tarjeta de embarque del siguiente vuelo, aquí me vuelven a pesar y me dan la tarjeta, que no es otra cosa que una especie de justificante escrito a mano. Algo que me sorprende bastante desde que llegue a este país, es la cantidad de gente joven que hay por todos lados, en los trabajos y en todos sitios, aquí la población media del país está en los 27 años que comparada con España que la tiene en los 40 años, hace que veas gente joven por todos los sitios. La mayoría de jóvenes a los 18 ya tienen un compromiso y/o están casados y con algún hijo. Leo un rato mientras espero y nos llaman para embarcar, todo se hace a pie de pista porque esto es minúsculo. En la cola conozco a 2 americanos que escuchan mi acento y me hablan en español. Ambos son misioneros y ella había vivido en Galicia unos años, ahora están visitando a los padres de él que también son misioneros aquí en San José, viajan solos han dejado a sus 5 retoños en EEUU con la abuela materna. Deben tener en torno a los 45 bien conservados y son muy divertidos. Me subo al avión y le pregunto al piloto que desde que lado se ve el Volcán Arenal y si hay suerte y no está nublado podremos verlo del lado izquierdo. Me acomodo y emprendemos el vuelo que apenas dura unos 25 minutos. Aterrizamos en una finca privada donde tenemos que pagar 7$ por pasar por allí, desde luego en este país pagas por todo. A las 12 am llegamos a La Fortuna de San Carlos, que es el pueblo a pie del volcán a unos 7 km, pero no se ve porque esta nublado, fenómeno común que envuelve las cimas volcánicas. Este volcán está activo y emite de forma constante gases y vapores de agua, con algunas explosiones y con emisión de materiales piroclásticos 1 que en ocasiones son bastante sonoros, es el más activo del país. 1

Se denomina flujo piroclástico a un fenómeno que acompaña a la erupción de un volcán. Este fenómeno se produce cuando la lava con alto contenido en gases (por ejemplo dióxidos, sulfuros o vapor de agua) se enfría y descomprime al alcanzar la superficie durante una erupción volcánica.

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Antes de 1968 se le conocía como Cerro Arenal pero en julio de ese año, reveló toda su naturaleza volcánica y con una explosión descomunal en su flanco oeste, acabó de golpe con más de un centenar de vidas humanas, al tiempo que inundó de cenizas, gases y lava a cultivos, poblados y fincas. Esta explosión dio origen a los tres cráteres que hoy tiene. Curiosamente esta tragedia convirtió la zona en un lugar atractivo para los turistas y es a día de hoy, una de las zonas mas desarrolladas y visitadas del país. El volcán se encuentra dentro del Parque Nacional Arenal, que es un laboratorio viviente, dada su gran riqueza geológica y geomorfológica y su complejidad en el desarrollo de los procesos biológicos, desde una vegetación pionera hasta un bosque primario. Presenta una flora y fauna muy variada, comprendida por sus cuatro zonas de vida: Bosque Muy Húmedo Tropical (transición) 1, Bosque Pluvial Montano, Bosque Pluvial Montano Bajo (transición), Bosque Muy Húmedo Premontano (transición). Voy en un taxi colectivo y ya estamos en La Fortuna, me llevan a mi hotel. El Hotel Dorothy parece que esta bastante céntrico y no está mal. Tiene vistas impresionantes del volcán desde la habitación.

1

Bosque de Transición. Se refiere a un tipo de bosque intermedio entre otros 2, que se da en un área en donde se unen dos tipos de vegetación diferentes debido a la altura.

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La Fortuna es grande y esta bien desarrollada en comparación con el resto de poblaciones que visité hasta ahora, todo esta asfaltado y bien comunicado. Estoy buscando una farmacia. Cuando llegué de España mi antimosquitos no resistió la presión del avión y llegó todo abierto y destrozado, así que lo tire y en Cahuita compre uno local, OFF. Todo antimosquitos que se precie tiene que llevar DEET 1 la diferencia principal es el porcentaje de Deet de cada uno. El que me traje de España tenia un 15% y cuando me lo ponía me ardía la piel (aunque no sabia porqué) y el que compré aquí tiene un 25%. Resulta que después de 2 días aplicándomelo, me ha dado una reacción alérgica, ¡madre mía¡ como tengo el cuerpo. Lo peor son las piernas que parece que me hayan picado 10 medusas a la vez. Duele y pica un montón, así que voy a una farmacia a que me den algo. He llegado a contar hasta 94 pequeñas heridas más las que no veo. En la farmacia me han dado una cremita y un antimosquitos mas suave con 5% Deet, es el que usan los niños ¡así no hay manera de crecer!. Salgo de la farmacia y empieza un aguacero de aupa, así que me refugio en un cibercafé a dar señales de vida. En cuanto escampa me voy a comer algo, antes de que sea mas tarde, a soda El Río. Después voy al súper a comprar agua y provisiones y me marcho al hotel. A las 15:30 decido ir a Termas Baldi, unas termas al pie del volcán que calienta sus aguas. Tiene 10 piscinas de varias temperaturas, que van desde los 35 C° hasta 65 C°. Son aguas minerales procedentes del subsuelo del volcán y hay una impresionante vista al Volcán. También tienen Spa, restaurantes, hotel etc. Voy al centro de la ciudad y me pillo un taxi, es una chica, se llama Lidy y parece muy maja, se ha quedado horrorizada al verme las piernas y me da un ungüento que me alivia bastante, desde luego todo el mundo me mira como si fuese una leprosa. 1

DEET, componente químico repelente que obstruyen el sensor (los sentidos) del insecto y confunde al insecto para que éste no pueda aterrizar y picar exitosamente.

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Me cuenta cosas interesantes y me deja en las termas en 10 minutos, me da su tarjeta por si la quiero llamar cuando termine para volver al hotel. Por fin estoy en las termas, es un recinto enorme y bien equipado rodeado de vegetación y justo en la falda del volcán. Tiene bastantes piscinas pero desgraciadamente solo puedo usar las de agua fría, porque las calentitas me arden las heridas, aunque francamente estamos a 30º así que meterme en una piscina a 65º es lo que menos me apetece.

Termas Baldi

Vistas desde las Termas

Piscina

Bar húmedo

Me voy metiendo de poza en poza hasta que encuentro una templadita y estoy en la gloria, tanto que me quedo dormida, pero profundamente dormida, vamos que si llego a moverme un poco me encuentran flotando como los sapos panza arriba. Cuando me metí en la piscina era de día y ahora es de noche así que no sé cuanto tiempo he estado dormida, pero me ha sentado genial la 82


siestecita. Creo que es hora de cenar y volver al hotel, llamo a Lidy que viene a buscarme, antes de ir al súper me acerco a un medico, las heridas han empeorado bastante y me cuesta hasta respirar. Tengo que comprar víveres para la excursión de mañana, quiero ir al PN Arenal y subir el Cerro Chato. A las 05:30 am suena el despertador y no me puedo ni mover así que lo retraso un poco hasta las 6 am, desayuno y me pillo un taxi hasta el Observatory Lodge, que esta bastante lejos de La Fortuna. Comienzo la caminata por el parque por sus senderos entre un bosque tropical húmedo sin desnivel.

Tras la caminata por el parque, que no es muy grande, voy a subir Cerro Chato.

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El Cerro Chato es un volcán que forma un sistema hermanable con el Arenal y se localiza justo a su lado. Tiene aproximadamente 1.170 m. Consiste en un cono volcánico truncado, que presenta en su parte superior un cráter de explosión de 500 - 550 m de diámetro. En el cráter hay una laguna, por su puesto hace 3.500 años que no esta activo. La caminata hacia la cima de Cerro Chato es a través de un denso bosque primario hasta su cima y del otro lado se puede ver todo el Valle de San Carlos así como el Volcán Arenal. Cuando leí que esta subida era complicada por el desnivel que tiene y que había que tener una buena forma física, no imagine que seria para tanto, se tardaban 2 horas en hacer cima y otras 2 en bajar. La idea era subir por la cara sur y bajar por la cara norte. La subida es muy lenta porque hay árboles caídos, millones de ramas, y un sin fin de escalones a base de raíces de árboles y todo ello aderezado con unas toneladas de Lodo.

Ascensión a Cerro Chato

Encima se pone a llover y aunque no llega mucha agua al suelo porque es frenada por los árboles, la poca que llega, baja por el sendero que lo esta 84


dejando hecho un barrizal de lodo, ya me veo haciendo jarrones con el lodo como en Ghost, manoseando la arcilla que está blandita... Estar con la ropa seca y limpia es misión imposible, y la subida parece que no tiene fin, cada vez se ven más árboles. Todo esta en silencio solo se oyen aves y los estruendos de las explosiones del volcán Arenal que acojonan bastante. Después de 1,5 horas de interminable ascensión, al final me encuentro 2 senderos, uno de 300 metros que bajaba a la laguna y otro de 4 horas que bajaba a la Fortuna. Ya eran las 11:00 am y tenia que comer, así que me dije bajo a la laguna, como allí y me doy un baño. Comienzo la bajada de los putos 300 metros, los 300 metros más largos de mi vida, el camino era impracticable, rocas de más de 1,7 metros en una vertical de más del 50%, todo lleno de lodo que ponías un pie, y acababas, como 20 metros más abajo toda golpeada por las raíces y las rocas, te juro que pensé 2 veces en darme la vuelta ¡de lo difícil y peligroso que estaba! pero claro, pensar que tenia que subir aquello, francamente no me veía capaz. Finalmente decido avanzar por si al final de la laguna hay un camino alternativo y no tener que pasar por allí de nuevo.

Sendero sentido bajada

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Piedra vertical de 1,70 m

30 minutos tardo en bajar 300 metros y acabo llena de moratones, en fin voy a comer algo y ya no tengo fuerzas ni para bañarme en la laguna, además tiene un aspecto horrible, aquí tiene que haber hasta calandracas. La laguna que es el antiguo cráter lleno de toda el agua que cae, y observo los millones de ranitas y mariposas, que hay por el lugar.

Laguna Cerro Chato

A las 12 am me pongo en marcha y cojo un sendero alternativo que tras unos minutos tengo que abandonar porque no lleva a ninguna parte y tengo que retroceder de nuevo. Tras unos momentos de desesperación, 86


me temo lo peor ¡tengo que volver por el mismo camino! no sé si podré, la subida me ha dejado sin fuerzas. Comienzo el ascenso, usando mis conocimientos de escala y aún así me las veo negras, usando los brazos, las piernas y aun me resulta difícil avanzar, saltando y trepando entre raíces de árboles, piedras y lodo.

Como a la mitad del camino y ya exhausta, veo una pareja que está bajando y les advierto que no lo hagan que es muy peligroso y las vistas no merecen la pena, mejor ir por el otro lado de la laguna que se ve mejor, me dan las gracias y emprendemos los 3 el regreso. Tras otros 35 minutos agotadores por fin llego arriba, me tiemblan los brazos, las piernas y estoy llena de golpes y moratones, he estado 2 veces a punto de caer, una de ellas quedé enganchada por el pie de una raíz y me quedé colgada boca abajo golpeándome en la cabeza contra una roca, estoy de barro hasta las cejas ¡literalmente!. Empezamos a bajar por el sendero que pone "Sendero La Fortuna 4 horas", son las 12.00 tenemos exactamente 4 horas de luz, vamos muy justo y es muy arriesgado, pero no me planteo ni de broma bajar por el sendero de subida (Observatory Lodge) que era un infierno y mas de bajada, con todo el barro dando resbalones. Los chicos estos deciden a los 10 mtos darse la vuelta y bajar por el lado del Observatory porque 87


creen que no les dará tiempo, nos despedimos y cada uno sigue su camino. Miro el reloj y son las 12.30 ¡madre mía! tengo menos de 4 horas para bajar, en la selva la luz se va antes, así que tengo que bajar esto en menos de 4 horas o tendré que quedarme dentro a dormir, comienzo la bajada más frenética y arriesgada de mi vida, medio corriendo y saltando por las raíces de los árboles, en una pendiente de 1.200 metros de desnivel, ayudada de Sticky (mi bastón mágico que bueno que lo traje), me tiemblan las piernas y los brazos y no doy mas de mi, y apenas son las 13.15, creo que bajé bastante pero aun no veo mucha luz, así que tengo que continuar, empiezo a pensar cosas raras., como a desvariar, y tengo calambres en todos los músculos y me doy cuenta de que estoy deshidratada y por eso divago... de repente recuerdo que tengo mis pastillas de sales y ¡genial! las vierto en el escaso medio litro de agua que me queda y me bebo la mitad. Afortunadamente ha funcionado, fue como una inyección brutal de energía, recupero la cordura, los músculos me duelen pero ya no siento calambres. He debido de perder como 2 litros en sudor, tengo la cara completamente mojada, así como la camiseta y el pantalón largo, sudo hasta por las cejas ¡lo que nunca! Finalmente a las 13.30 horas ¡milagro! he salido del bosque, no entiendo nada, resulta que las 4 horas que ponía en el cartel es para llegar a la Fortuna caminando, me cago en la madre que parió a los del parque, por la información tan confusa, casi me mato bajando saltando por entre las raíces de los árboles, me he golpeado todo el cuerpo y rajado un par de veces el pantalón con las raíces, sangro pero nada importante. Una hora mas tarde sigo bajando aunque tengo los músculos tan doloridos que la bajada me esta matando, se me doblaron las rodillas hacia atrás en una de las bajadas y creo que me lesioné algo. Veo casas y coches y el pueblo no muy lejano, por lo menos ya no dormiré en el bosque, me relajo un poco pero sigo caminando. Veo señales que indican la salida del parque, estoy caminando por campo abierto, con vaquitas que tienen cara de asesinas, las miro y les digo "que no voy a quitarte la hierba jodia" y parece no hacerle gracia... sigo caminando y pienso en la locura que hice, pero también en que este sendero no debería ser usado, es realmente peligroso hasta para mi, yo creo que no debería estar abierto. Finalmente me cruzo un restaurante y llego a una carretera secundaria que baja hasta el pueblo, pero mis piernas han recibido demasiados golpes y sufrimiento en un corto espacio de tiempo, así que dicen que no 88


pueden mas. Busco un lugar de referencia, y llamo a Lidy, una taxista súper maja que el día anterior me llevo a las termas Baldi, y que me dijo que la llamara para lo que fuese, me cayo genial, así que agarro el celular, la llamo y le digo donde estoy. En 7 minutos aparece Lidy que me ve y alucina en colores de la pinta, parezco un cerdo en una pelea de barro. Le cuento la peripecia y va y me dice que ese sendero hace mucho tiempo que nadie lo usa, porque es muy peligroso y que en realidad debería estar cerrado, que todo el mundo entra por donde yo salí. ¡Me cago en la madre que parió a todos estos!, y todas las paginas web que fomentan este sendero, pero lo cierto es que Lidy tiene razón, este sendero es demasiado peligroso, además para añadirle emoción, vas todo el tiempo al lado del volcán arenal que no para de rugir y escupir pedazos de piedras y de todo, en fin llego al hotel y me meto una ducha del copón estoy realmente destrozada como hacia años y me quiero morir a dormir.

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capitulo 5 La ruta de los Volcanes



CAPITULO 5 La Ruta de los Volcanes Ya llevo unos 10 días por estas tierras y aún me quedan otros tantos, lo que resta de viaje lo hare con el 4x4. A las 5 am suena el despertador, ya tengo la maleta y casi todo recogido, así que lo primero que voy a hacer antes de nada, es darme un masaje en las piernas, a ver si poco a poco se van recuperando. Antes de empezar el viaje tenía una pequeña rotura fibrilar en el muslo, espero que no se haya agravado mucho. Desayuno algo rápido que compré en el súper y emprendo el camino hacia Volcán Tenorio. Aunque está aún muy oscuro, la ruta de hoy es bastante ambiciosa. Pretendo ir al Parque Nacional Volcán Tenorio y subir a Rio Celeste, valle Volcán de Miravalles y finalmente llegar para alojarme en San Jorge, cerquita del parque Rincón de la Vieja, mi destino final para los próximos días.

Ruta Río Celeste

Ruta Miravalles-Rincón de la Vieja

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Lo primero que te dicen antes de ir a Costa Rica es, que si alquilas un carro, no debes dejar nada dentro porque te destrozan los cristales para robarte. Todos los vehículos de alquiler son similares y se distinguen a la legua, así que tengo que idear algo para ocultar mi mochila al menos por hoy que estaré en ruta. Lo único que se me ocurre es ocultarla dentro de bolsas de basura para que no vean lo que hay dentro y con restos de arboles y vegetación taparla y así con este camuflaje a las 5:45 arranco mi Terios y me pongo en camino, tengo aproximadamente 1:45 horas hasta llegar a Rio Celeste. Lo primero que hago es llenar el depósito de gasolina por si las dudas, me lo han entregado medio pero aquí no hay gasolineras con tanta frecuencia como en otros países y donde voy yo, menos todavía. Aunque casi todo el trayecto hasta Catira está asfaltado, la limitación de velocidad de todo el recorrido es 60 km/hora, por eso se tarda bastante en cubrir los escasos 76 km. En la ruta, paso por Guatuso, Catira y aquí me desvió hacia Rio Celeste. Para llegar hasta Rio Celeste existen varias formas, desde donde yo me encuentro hay 2 caminos, uno que pasa por un puente que da miedito y otro que no. Como no sé cual es cual, tomo uno de ellos que parece que es el del puente ¡que ojo tengo!, pues acabo de ver un cartel que pone que está cerrado. Como no lo tengo muy claro, pregunto a unos niños que me lo confirman, aunque parece que es sólo para tráfico pesado, prefiero no arriesgarme y me doy la vuelta para coger el otro camino, que dicen los chicos que está mejor. El camino de tierra hasta Rio Celeste son unos 11 km que tardas como 30 minutos en hacerlos porque es un camino de tierra lleno de piedras que te tiemblan las lorzas durante horas, es horrible. Durante el trayecto no hay ni una sola indicación de cómo llegar, así que cuando me voy despistando, voy preguntando. Me han dicho que tengo que pasar un puente de madera, y después una empacadora de piñas y girar a la derecha. ¡A cualquier cosa llaman puente!, esto son unos tablones puestos sobre un rio y ya, lo mejor de todo es que por aquí 91


pasan como unos 30 camiones diarios de 18 ruedas cargados de piñas, así que se supone que esto resistirá.

De momento voy bien, lo siguiente que tengo que pasar es la empacadora de piñas, que además atravieso literalmente, porque el camino se bifurca en 2, uno que es la carretera pública y otro que va por dentro de la propiedad de la empacadora y sigue recto, yo atravieso la empacadora ¡con 2 cojones!. El señor del camión que esta cargando sus piñas, me mira con cara de ¿Dónde vas? pero yo ni caso y sigo mi camino. Según el cuentakilómetros aún me faltan unos 3 km y el camino empeora, ahora son cascotes de piedras puntiagudas. Parece increíble que un lugar tan turístico no tenga ninguna señalización ni nada, por no hablar de la carretera. Finalmente cerca de un poblado que le da su nombre, llego al famoso “Árbol de la Paz” que no es otra cosa que el cedro más grande de toda Costa Rica, y la verdad es que impresiona, solo su tronco debe tener como 4 metros de diámetro, no me entra ni el objetivo de la cámara, así que me alejo para inmortalizarlo.

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Cedro Centenario

Aquí tenía pensado pararme y prepararme los bocatas para la excursión, para que cuando deje el carro en el parque, no me vean trastear mucho detrás. Entonces me doy cuenta de que a la cerradura del maletero del Terios, se le ha salido el muelle que hace que gire, era lo que me faltaba, tener que pagar la cerradura del coche, unos 300 $. Abro mi botiquín y con un poco de esparadrapo la pego para que no se salga, eso me aguantara hasta que entregue el coche.

Continúo el camino y a unos minutos ya hay un cartel que te indica que estas en el Parque Volcán Tenorio y Rio Celeste. Dejo mi carro en el 93


parkeo 1, de momento es el único que hay, así que o soy la primera o el resto llego hasta aquí en busetas privadas. Este parque presenta gran diversidad climática, porque la zona está influenciada por la Vertiente Atlántica y la Vertiente Pacífica. Esto da la oportunidad de disfrutar de una gran belleza escénica además de especies forestales y animales propias del lugar. Su temperatura media oscila entre los 15 y los 24º, lo cual se puede interpretar como fresquito. Su altura máxima son los 1.914 metros. El Volcán Tenorio consta de cuatro picos volcánicos y dos cráteres gemelos (uno a veces llamado volcán de Montezuma). Está cubierto por sabana en las partes bajas, bosque lluvioso en las medias y bosque nuboso en las altas. Desde la falda oeste fluye el río Tenorio y desde la sur el Tenorito y el Martirio. Desde su cima se puede observar las llanuras de Guatuso y San Carlos, el Lago de Nicaragua, la Reserva de Caño Negro y el Lago Arenal, una auténtica maravilla de vistas. Me encuentro con el guardaparques que es muy simpático y me explica las posibilidades de explorar el parque y que ellos hacen tour guiados por 15$, pero ya le comento que no, que prefiero ir por mi cuenta, entonces me hace un pequeño mapita para que no me pierda y me señala un camino que es muy peligroso para que no lo tome, en ese momento levanta la vista me mira fijamente, se lo piensa mejor y me dice “bueno creo que usted no tendrá problema con este camino, parece una muchacha muy fuerte”, debo parecer Rambo o algo así, estoy por sacar mi cuchillo y ponérmelo entre los dientes. Lo curioso de este país es que es un destino principalmente de ecoturismo, es decir la gente que viene a Costa Rica, viene a visitar sus miles de hectáreas de parques nacionales rodeados de selva tropical, pero eso sí, nadie quiere andar más de 4 horas diarias, así que la mayoría de visitantes, cuando se marcha apenas si han visto el 15% del país. Todos los tour que se ofrecen o actividades deportivas, están pensadas para que no se camine más de 2 horas seguidas, así como la contratación de los guías, es por eso que cuando alguien quiere caminar más, les resulta algo insólito, y esa es la reacción que voy provocando allá por donde voy. El concepto de senderismo o montañismo tal y como lo conocemos en 1

Parkeo. Parking

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Europa, aquí no lo entienden, se preguntan ¿Qué para que caminas? ¿Por qué? En fin… Acto seguido agarro a Sticky y empezamos a caminar. Se supone que esta caminata que requiere también buena forma física, tardas unas 2 horas de ida y otras 2 de bajada, pero después de lo de Cerro Chato, dudo mucho que pueda ser peor ¿o si?. Con las piernas aún resentidas y maltrechas del otro día, pero ligeramente mejor por el masaje, comienzo la ascensión, pensando ya en que aquello tendría que bajarlo tarde o temprano. Las bajadas son lo que más dolor me provocan en mis cuádriceps. En este parque la vegetación parece distinta, nada mas entrar, te das cuenta que este parque no es similar a los ya visitados, hay una cantidad de humedad latente y visible en las piedras que están cubiertas de moho.

En 1 hora he llegado a la famosa catarata de Rio Celeste, lo que impresiona de este lugar es el color tan “celeste” de sus aguas, aquí hay unos cuantos gringos que acaban de llegar por el otro camino.

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Continuo subiendo hasta la laguna, de repente veo algo que se mueve a mi izquierda, ¡madre mía! Es una serpiente terciopelo con un tamaño brutal, hasta ahora no había visto ninguna serpiente salvo la marina, y la verdad es que es lo que mas me acojona, estos bichos te dejan seca en cuestión de horas, y con las carreteras tan buenas, a saber cuanto tardan en evacuarte. Afortunadamente el bicho ha salido despavorido, no sé quien de los 2 tenía más miedo, este lugar es perfecto para las serpientes, porque todo está medio en penumbra a pesar de ser las 9 am y hay millones de rocas y árboles mohosos donde ocultarse y estar fresquito, que es lo que les gusta a ellas. Sigo subiendo y la terciopelo me ha dejado en un estado de alerta máxima y voy usando a Sticky para tocar y tantear los millones de hojas del suelo y de rocas, que voy golpeando ligeramente, si oyen las vibraciones que emite el golpeteo cual ciego con su bastón, se alejan, son muy sensibles al oído. Continuo con la ascensión hasta que llego a las aguas termales naturales, uno de los principales atractivos de la zona, te puedes meter en el rio en aguas que salen a 45 o a 65º y otras que aunque burbujeantes están frías. Aquí aprovecho para desayunar mientras estoy dentro de las aguas termales, ¡no todo iba a ser sufrimiento! Y relajar así la musculatura, aún me queda un poco más que subir.

Pozas termales

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Continúo subiendo y me encuentro con “Los Teñideros”, que constituyen el lugar donde se unen 2 ríos de agua cristalina formando un solo río, adquiriendo a partir de aquí este color por una reacción química con los azufres y demás componentes químicos que suelta el volcán.

Teñideros Río Celeste

Aunque el camino está un poco oscuro y embarrado, no presenta más dificultades que estas, no hay que trepar raíces ni piedras ni nada similar. Tras pasar un puente metálico por fin doy con la laguna.

Laguna Río Celeste

Tras unos minutos sigo subiendo hasta el mirador, y de repente veo que algo naranja se esta moviendo en el camino, ¡una serpiente coral! y de las grandes, ¡jo que colores tiene!, parece mentira que este bicho tan bonito será tan mortífero, grabo en video su huida y continuo hacia el mirador. 97


Coral Costarricense

En apenas 10 minutos llego por fin al mirador, que no es otra cosa que una especie de balcรณn de madera en estado ruinoso y al cual da miedo subirse, aunque las vistas de todos los crรกteres del Tenorio y del valle son espectaculares.

Vistas del Parque

Mirador Volcรกn Tenorio

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Comienzo ya a descender deshaciendo el camino por donde había subido, cruzo el árbol puente y sigo bajando. A mitad de camino vuelvo a ver otra serpiente, esta es negra y está durmiendo, no sé que tipo de serpiente es, pero parece inofensiva y amistosa, pero por si las dudas no tengo intención de despertarla.

En la bajada también encuentro una ranita mimetizada con unas raíces y que le otorga un camuflaje casi perfecto, aquí mi cámara se queda bloqueada así que la foto sale borrosa. A las 12 am diviso la explanada de salida del parque donde tengo aparcado mi auto, que afortunadamente no ha sufrido ningún tipo de daño, menos mal que lo dejé en posición de salida porque ahora hay bastantes mas.

Explanada de entrada

Vistas Volcán Tenorio

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Me vuelvo a poner en ruta, y tomo de nuevo la misma carretera hacia Guatuso y de ahí hasta Upala. Está lloviendo aunque no mucho y por lo menos la carretera esta asfaltada. Son las 14 horas y llego a Upala que es bastante grande y tiene una actividad bastante bulliciosa a estas horas. No veo mucha señalización y me he despistado un poco de la carretera, así que pregunto y me vuelvo a poner en la carretera correcta. Veo un cartel que pone Bijagua 16 km, así que voy en la dirección correcta. Al cruzar la siguiente curva, otro cartel que indica Bijagua 9 km, en apenas unos metros han descendido los kilómetros, pero esto es Costa Rica. Por esta carretera atravieso un amplio valle que esta franqueado de un lado por el Volcán Tenorio y del otro por el Miravalles. Todo el paisaje transcurre por verdes campos y fumarolas. Llego a la carretera principal y giro hasta Bagaces, en el camino me he cruzado con varios controles policiales, pero afortunadamente no me han parado. En Bagaces y según mi mapa de carreteras, tengo que encontrar una bifurcación, una que me lleve hasta Fortuna y otra que va hacia Guayabo, mi destino. Al cruzar Bagaces hay un control policial que está desviando el trafico, parece que hay una carretera cortada o algo así, giro a la derecha y me doy cuenta de que entro en una zona residencial y no sé hacia donde tengo que ir, además esta lloviendo bastante. En ese momento veo un señor parado en la puerta de una iglesia y le pregunto como hacer para ir hasta Guayabo. Después de unas explicaciones que ni Dios entendería, pues sólo tiene un diente y parece que habla otro idioma, me dice el pavo que el va para allá y que si lo llevo me indica el camino, como no puedo perder mucho tiempo porque se me hará de noche en breve y tiene mas años que Matusalén, accedo a llevarle.

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El 8º pasajero que no habla absolutamente nada, aunque tampoco entendería lo que me dice, parece que me hizo desviarme hacia Fortuna porque la carretera que va directa a Guayabo está cortada, yo dudo de que eso sea así y que lo haya echo solo para que lo lleve, pero según el mapa me da igual ir por un lugar u otro, no me desvío nada. Hasta Fortuna hay unos 17 km justo llegando al pueblo suelto al 8º pasajero y tengo que seguir recto ahora si por un camino de tierra, bastante desagradable porque está lleno de piedras. Sigo por este camino unos 2 km hasta que estoy en Guayabo que por fin es asfaltado. En Guayabo tengo que desviarme dirección Pueblo Nuevo y finalmente San Jorge, pero son poblaciones o barriadas de apenas 30-40 familias así que poca gente las conoce. Me paro en un taller y bueno… Rapel al lado de este señor debía ser principiante, como poseído por una fuerza interior comienza a agitar la mano en el cielo, dándome indicaciones con la boca tan cerrada que lo único que emite son gemidos “ummmm echa, ummm recto puente, ummm, erda y ummm por ahí”, como si de una cámara oculta se tratase, le doy las gracias y salgo por patas. Lo único que me quedó claro es que pasado el puente hay un camino a la izquierda ¡o algo así! Paso el puente y sigo todo recto aunque antes de darme cuenta ya me he salido del pueblo, así que creo que me he pasado, pero no he visto ningún camino a la izquierda. Me paro en una ferretería y encuentro a un señor que habla español y me da indicaciones mas precisas. Según este señor, tengo que ir todo el camino entre unos molinos de viento de energía eólica, que bordean toda la montaña hasta perderse en el horizonte. Así que retrocedo y llego justo antes del puente y giro a mi derecha por un camino asfaltado por una zona llena de casitas que parece que es Pueblo Nuevo, durante 100 metros, a partir de ahí se acaba el camino y la población y comienza un camino de tierra. Me habían comentado que esta forma de llegar al Parque Rincón de la Vieja era más rápida pero peor porque la carretera era muy mala y porque no había indicación alguna y casi todo el mundo se perdía.

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Para mí salvo un tramo de la carretera que estaban arreglando en ese preciso instante, el resto estaba bastante bien, de tierra, pero lisa y firme, pudiendo avanzar a 60 km/h.

Aunque hay decenas de desvíos y carreteras que desembocan a la carretera principal que pueden dar lugar a despistes, yo me mantengo siempre en la ley del viajero, siempre seguir por la ruta que parezca más transitada. Y así lo hago hasta que empiezo a atravesar literalmente los molinos de viento y subir una pendiente de aupa, que afortunadamente está asfaltada aunque solo unos 100 metros, luego vuelve el camino de tierra. Para mi sorpresa en apenas 10 minutos estoy en el hotel, así que llego a las 16:30 antes incluso de lo que pensaba. Me da la sensación de que la gente que habla del mal estado de las carreteras cuando visita Costa Rica no ha conducido mucho en otros países, está claro que no es España, donde todo esta asfaltado, pero tampoco es para tanto, eso si, mejor un 4x4, si se va a lugares tan remotos como yo. San Jorge es una pequeña población de apenas unas decenas de familias que sobreviven con los 2-3 pequeños hotelitos que hay en la zona, en un entorno puramente campestre en el que hay caballos, reses y terneritos, bastante aislado de la civilización. El hotel Rinconcito Lodge, forma parte de lo que parece haber sido un rancho de ganado, aunque está bastante bien acondicionado. Lo forman una serie de cabañitas de madera distribuidas por la finca y en un lateral, está la recepción así como el restaurante. 102


Llego a la recepción donde me atiende David que me da una cabañita, donde deshago mi mochila y me ducho para cenar a las 18 horas, por lo visto en esta zona hay unos bichos que los llaman “Abejones de Mayo” mas propios de mayo que de la época en la que estamos, que se presentan a esta hora y que no te dejan vivir, por eso nos avisan que tenemos que cenar pronto.

Entrada

Restaurante

Habitación

Cabañitas

Habitación

Cuarto de Baño

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Este lugar esta bastante remoto y en medio de la nada, rodeado de verde y de ranchos por todos lados, situados a ambos lados de la carretera. No hay supermercados, ni tiendas ni nada remotamente parecido, lo más cercano para encontrar algo seria ir a Liberia, a 1 hora de aquí. El cocinero me trae la cena que he pedido, cocina muy bien, tiene pinta de haber trabajado en un mega Resort de lujo antes de aterrizar aquí, esta cocina es demasiado elaborada para el lugar. Se ha quedado como hipnotizado mirándome, no se porque. Termino de cenar y le pido a David que me indique la mejor forma de llegar hasta el Parque Rincón de la Vieja, en ese momento comenta que ellos hacen Tour guiados, a caballo etc, y que cuales son mis planes para los próximos días, para ofrecerme algún Tour, pero se los rehúso todos. Me hace el mapa, que parece bastante fácil y me marcho a la cabañita, está lloviendo bastante y hace frío, de hecho hasta el momento es el único alojamiento que encontré que tiene mantas, debemos estar a unos 12º o así. Preparo mi mochila para el día siguiente y me quedo leyendo un rato hasta dormirme. El Parque Nacional Rincón de la Vieja es uno de los parques menos visitados, quizás por lo remoto del lugar, y por no encontrarse en medio de ninguna ruta turística. La mayoría de sus visitantes proceden de excursiones de 1 día desde los hoteles de lujo de la costa del Golfo de Papagayo. El macizo del Rincón de la Vieja, de 1.916 metros de altitud, es una estructura compuesta. En la cima se han identificado nueve puntos eruptivos, uno activo y los restantes inactivos o en proceso de degradación. Hacia el sur del cráter, se encuentra una laguna de agua pura. El principal atractivo de este parque reside en sus diferentes hábitats altitudinales. La cima del volcán está cubierta de cenizas y cuenta con poca vegetación. Cerca de la cumbre los bosques son de baja altura y los árboles de muestran ramificados, retorcidos y cubiertos de musgos y en la parte intermedia, entre 800 m y 1500 m, el bosque es denso y alto. La vegetación del área noroeste del macizo se caracteriza por ser representativa de la vertiente atlántica, con un bosque muy alto, hasta 104


40 m, y un sotobosque a veces muy entremezclado, dominado por palmas o palmeras. A todo esto tenemos que añadirle la presencia de fumarolas y pailas de agua y barro dándole un contraste único. Este parque está dividido en dos secciones, Pailas y Santa María. Existen los senderos Pailas, Poza del río Blanco, Cataratas Escondidas, Catarata La Cangreja, Pailas - Santa maría, Cráter del Rincón de la Vieja y Cerro Von Seebach. Por supuesto quiero hacerlos todos, aunque no sé que dificultades entrañan. Aunque había puesto el reloj mas tarde, a las 5 am ya estoy despierta y sin sueño, he dormido y descansado mucho. Me levanto y preparo bocadillos y agua para todo el día, el parque no lo abren hasta las 7 am, así que no tiene sentido que salga ya, salvo para explorar los alrededores. Ha estado toda la noche lloviendo incluida una tormenta eléctrica considerable. Con el mapa en la mano arranco y me dirijo al parque. La carretera sigue siendo de tierra pero en muy buen estado. Aquí la vegetación es mas parecida a un bosque de montaña, está algo nublado y hace fresquito.

Como he salido con tiempo me voy parando por todo el camino. Desde aquí arriba se ve el valle de un lado y al fondo se puede apreciar el volcán con fumarolas.

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Continúo el camino que con las indicaciones de David parece no tener perdida alguna. Tras 25 minutos diviso un cartel que indica la dirección del Parque y al girar veo un Coatí en medio del camino, parece que busca su desayuno, me paro lejos para no asustarle y sacarle una foto, antes de que desaparezca entre la vegetación.

Entonces diviso el parque, hay un par de sodas improvisadas para turistas y al final una zona de parkeo, donde dejo mi Terios en posición de salida, cuando uno está junto a un volcán activo, es lo primero que te enseñan. Como siempre soy la primera, empiezo a recoger mi equipo y me pongo en marcha, justo cuando llegan otros 2 montañeros que se me adelantan. Nos registramos en la entrada y escucho que el guardaparques le comenta a los chicos, que no es posible subir al volcán por el viento y las nubes, que no se ve prácticamente nada, pero estos hacen caso omiso y se disponen a subir ¡son de los míos!. Comienzo con el sector Las Pailas, este sendero se completa en unas 2 horas mientras que el resto, es el más transitado y lo haré a primera hora 106


que aún no hay nadie, mientras que los otros se a ciencia cierta que seremos 4 locos los que intentemos hacerlo. Aunque hay bastante vegetación y es un bosque tropical húmedo, difiere mucho de las selvas tropicales visitadas hasta ahora, el camino no presenta apenas desnivel y está bastante bien señalado.

Sendero Las Pailas

Se pueden oír decenas de aves y de intuir movimientos de mamíferos por el suelo y en las copas de los árboles, pero ninguno de ellos se deja ver. También hay muchos árboles que presentan formas muy curiosas.

Cruzo un par de veces un río y continúo el sendero que ahora parece un poco menos denso, entonces escucho un estruendo en las ramas, parecen monos, pero son tan rápidos que no logro ubicarlos. Me paro y los 107


observo, pero ellos hacen lo mismo, de repente cuando comienzo a andar de nuevo empiezan a moverse de un lado de los árboles del sendero hacia el otro, dando vueltas en círculo y gritando, sin parar de correr en círculo, sorprendentemente son muy rápidos y según me había comentado un guía, este comportamiento lo suelen hacer para advertir a sus colegas que hay un peligro cerca, generalmente un puma o jaguar.

Sigo caminando y me tro

Sigo caminando y me encuentro una población bastante grande de hormigas que tienen pinta de ser poco amistosas, parecen hormigas rojas, mas adelante tienen sus casas.

Entonces miro al suelo y veo un desfile de hojas que me mueven, evidentemente son transportadas por las famosas hormigas corta hojas, me sorprende la diferencia de tamaño entre la hormiga y la hoja en cuestión, así que intenté coger una hormiga llevándome un par de mordiscos ¡claro está!, pero cuando pillé una me di cuenta de que aunque no son pequeñas, si que soportan muchas veces el peso de su cuerpo, hice la prueba dándole un palo de considerable tamaño y lo sujeto, entonces me quité la gorra y se la di al bicho, ¡que os juro y aunque 108


parezca increíble la sujeto durante bastantes segundos!!, la foto esta desenfocada pero uno se hace la idea.

Los antiguos indígenas las usaban para “coserse” las heridas, se las ponían en la herida abierta de forma que les mordiera, entonces les arranchaban la pinza y se las dejaban ahí a modo de puntos hasta que cicatrizaba. Continúo el sendero y me encuentro un pequeño volcancito, llamado así porque parece un volcán en miniatura. Sus aguas llegan hasta los 106 º C y desprenden fumarolas de vapor de azufre que huelen a huevo podrido.

Por curioso que resulte, hasta en este hábitat tan hostil existe vida. Continúo caminando hasta encontrarme con fumarolas de agua hirviendo de entre los 75 y 106º, aún dentro del bosque tropical húmedo.

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Fumarola de Agua

Bosque tropical

En este momento, se me acaba el bosque tropical y comienza a mรกs altitud un bosque seco y abierto que desemboca en unas fumarolas de agua, donde puede divisarse a lo lejos el volcรกn Rincรณn de la Vieja.

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Avanzo un poco mas hasta que desemboco en un valle que tiene fumarolas de barro, caerse en uno de estos agujeritos a 106º no debe ser nada agradable.

Vuelvo al sendero y me encuentro un ave que grita de una forma muy desagradable, es una urraca o Piapia de montaña azul, me adentro de nuevo en el bosque, para regresar al principio.

Antes de llegar a la caseta del guardaparques, hago un alto en lo que parece una especie de merendero a comer, a los 10 minutos, comienzan a llegar turistas en masa, por la hora y el número de ellos, se dirían que han llegado en un bus grande desde el Golfo de Papagayo. Entonces empieza a desfilar un grupo de americanos y no doy crédito a lo que veo, ¡¡ son octogenarios!!, creo que uno de ellos no llegara a pasar el puente metálico, ¡madre mía!, el sendero es sencillo pero no tanto, en fin yo creo que los han traído aquí las hijas para lanzarlo al volcancito a modo de sacrificio, porque de los 30 que hay, al menos 20 están para 111


estar entubaos en un hospital. En fin recuperada de la impresión continuo mi camino. Esta vez intento subir al volcán, ¡con un par!, el principal problema que presenta este sendero, es el viento y las emanaciones de azufre que hay, además de que a partir de cierta altura esta muy nublado y ya no hay sendero, caminas según tu instinto. Y efectivamente eso es lo que ocurre, cuando llevo bastante de ascensión mortal, empieza un paisaje totalmente desierto lleno de restos de antigua lava que le confiere un aspecto de cementerio y aquí arriba el viento sopla de lo lindo. Aunque me debe quedar como 1 hora para hacer cima en el volcán, es imposible ascender más, el viento es impresionante y eso que es temporada baja de viento, pero todo el azufre que expulsa el volcán me lo estoy tragando y no se puede respirar, así que me doy la vuelta. Puedo ver el volcán muy cerca pero no tiene sentido perecer allí.

Bajo por el mismo sendero y a unos 500 metros de la estación de guardaparques giro a la derecha hacia una senda que pone Poza del río Blanco, el caminito que desciende hasta la poza, esta fabricado por una escalinata de madera mohosa y en mal estado, que mas que ayudar son una trampa mortal, pues muchos de los peldaños están podridos y se hunden bajo tu pie. Finalmente llego hasta la poza, que aunque apetece bañarse en ella, no me atrevo por la corriente, que es bastante fuerte, he lanzado un palo considerable y en unos segundos ha desaparecido río abajo. 112


Subo el sendero de nuevo y me encamino hacia Catarata la Cangreja, esta ruta me llevara unas 4 horas. Hasta ahora este parque es sin duda, uno de los que mas me han gustado, por su biodiversidad geomorfológicas, parece que tiene 5 o 6 tipos de bosque en un solo lugar.

De momento camino durante 1 hora mas por bosque tropical húmedo, y comienzo a ver los primeros mamíferos terrestres, una especie de conejo de monte y un zorro pelón, que parece mas una rata gigante que otra cosa, ¡da un grimazo!

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Cruzo un par de riachuelos con señales de haber tenido un pasado más glorioso y continuo hasta que de repente el bosque tropical húmedo desaparece y aparece un bosque seco de baja altura.

Aquí el paisaje cambia drásticamente, pasando de bosques muy densos, a llanuras y valles abiertos.

De nuevo me vuelvo a meter en bosque tropical en apenas unos metros, cruzando un riachuelo y volviendo a salir a bosque seco, así hasta en 3 ocasiones.

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Ya empiezo a dar síntomas de cansancio y me pregunto cuánto quedará para la catarata y si realmente merece la pena el esfuerzo, pero en ese momento me cruzo con una pareja y un guía, que parece conocerme, pues se dirige hacia mí y me tienda la mano. Yo le saludo sorprendida y entonces me comenta que es el guía del hotel, y que me vio salir esta mañana a las 06: 18 minutos y que cómo me iba todo, en este pueblucho no hay privacidad y como se conocen todos pues…va con una pareja de origen indio que están alojados justo en la cabaña de al lado, le pregunto cuanto queda para llegar y me dice que a mi paso apenas 1 hora, me dice que a partir de las 3 pm lloverá y nos despedimos y seguimos nuestros caminos. ¿1 hora más? Uff este camino se me hace eterno, el paisaje es muy bonito porque vas a una altura considerable donde puedes ver el mar al fondo, a pesar de estar bastante lejos. Comienzo un descenso entre rocas y puedo oír de fondo la catarata, así que debe de estar cerca. 115


En 35 minutos llego a la catarata, o ando muy rápido o los cálculos del guía no eran muy fiables. El caso es que no hay nadie así que aquí me quedaré un rato y descansare antes de volver. Sin duda es la catarata que más me ha impresionado hasta el momento, quizás por lo inaccesible del lugar, lo poco transitado y la caída que tiene, 40 metros, esta vez mereció la pena el esfuerzo.

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Catarata La Cangreja

Me he dado un baño y he intentado sacar una foto a una mariposa Morpho y por seguirla casi me mato contra una roca, desde luego no se me ocurre mejor sitio para morirse. Este lugar parece sacado de la película de Tarzán, donde solo se oye el ruido de la selva y de los animales. Después de unos 45 minutos de relax comienzo de nuevo la ascensión, hasta la intersección que divide al sendero que va hacia Catarata la Escondida y hacia la salida. Se supone que tardas una 1 hora en hacer este camino y es como subir al volcán, hay muchísima pendiente. Tras 1 hora de caminata llego a la catarata. Están bastante bien y son mas altas, como unos 70 metros y hay varias, aquí las aguas son de color verde esmeralda pero aún así, me gusto mucho mas La Cangreja. En la bajada tienes unas vistas impresionantes de todo el valle y del golfo de Papagayo de un lado, y el lago de Nicaragua del otro.

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Catarata Escondida

Comienzo a descender rápidamente, porque veo que el cielo en cuestión de minutos se ha puesto un poco gris, así que bajo todo lo rápido que me permiten mis piernas y con cierta seguridad. Al cabo de una hora comienza a llover, estoy justo en la intersección que se desvía hacia Catarata La Cangreja, lo cual significa que aún tengo 2 horas de bajada. Lo que parecía un chubasco sin importancia se está convirtiendo en una tormenta de 3 pares, así que me paro y comienzo el camuflaje con mi chubasquero. 118


Ya camino sobre bosque tropical pero como no es un bosque muy denso llega bastante agua al sendero, convirtiéndolo es un barrizal impresionante, además en los tramos de bajada, empiezan a formarse los primeros riachuelos y el sendero está un poco peligroso. Como por arte de magia, la selva ha enmudecido, todo ha sido silenciado por la lluvia. Sigo bajando, ahora llueve de forma torrencial, de rodilla hacia abajo estoy completamente empapada, botas incluidas, de momento lo único seco es el cuerpo y la mochila. Los riachuelos que había cruzado, ahora parecen ríos, en uno de ellos el agua ha crecido como unos 50 cm en cuestión de minutos, pues desciende todo el agua desde las zonas altas del volcán, no se como cruzarlo tiene mucho agua, no en vano esta zona es una de las cuencas hidrográficas mas importantes de Costa Rica, y entonces veo mas abajo que está el puente metálico, lo cruzo, justo cuando se desata una serie de rayos y truenos que es lo último que uno quiere cuando cruza un puente metálico. Sigo bajando todo lo deprisa que puedo. Después de un buen rato de bajada, creo que por fin estoy cerca de la salida, deben quedar como unos 15 minutos, pues ya veo al fondo, la pradera que lleva hasta la entrada. El último tramo es el más peligroso, porque la lluvia ha dejado al descubierto la roca que había debajo del sendero y que estaba cubierta de hojas y lodo y ahora resbala como el hielo. Tras un par de golpes contra el suelo, por fin consigo llegar al parking, mi coche está solo, y es que saliendo del parque me doy cuenta que cerraba a las 15 horas, y son las 17 horas. Me dan ganas de esperar en el coche a que pase la tormenta, pero no tiene pinta de parar en breve, además estoy empapada y hace frío porque sopla bastante viento. Finalmente arranco, le pongo la tracción a las 4 ruedas y emprendo camino al hotel. Sigue lloviendo a mares, el limpiaparabrisas está a tope y no veo nada, así que era previsible que esto ocurriera, ¡me he perdido!, no encuentro el camino de vuelta, todos parecen iguales y ahora llueve mas todavía.

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Saco el mapa que me hizo David pero no encuentro el primer sendero que gira a mi izquierda. Después de dar varias vueltas, llego a una iglesia, definitivamente por aquí no es, esto no lo había pasado esta mañana. Después de 20 minutos dando vueltas, lo mejor será volver al parque y empezar de 0 y eso hago. Cuando estoy a unos 200 metros del parque, me doy la vuelta, esta vez más despacio y ¡bingo!, el camino que debía coger esta ahí, me lo había pasado antes, ya veo el árbol en mitad de la carretera. Tras 20 minutos por fin llego al hotel, estoy mojada y cansada así que me voy a duchar para cenar. Antes de entrar en la cabaña se acerca el guía y el cocinero para decirme que estaban preocupados y estaban ya pensando que si no aparecía pronto irían a buscarme, ¡que majos!, desde luego si que están pendientes. Me ducho y me voy a cenar, tengo que ponerme 2 camisetas porque la tormenta no paro y hace bastante fresquito. El cocinero por suerte nos ha preparado una crema calentita que me viene como Dios y además esta riquísima. En total somos 5 personas en todo el hotel, debo ser la enchufada porque aunque David hace las veces de camarero, a mí la comida me la sirve personalmente el cocinero. Es un hombre de mediana edad, bastante educado y que no parece del lugar, lo que le pasa es que se ha quedado enganchao del color de mis ojos. Ya me había pasado antes, y es que aquí es normal ver Gringos con los ojos claros, pero un hispano no es tan común, y se los rifan. “Aquí tiran más 2 ojos claros que 2 carretas” es curioso pero es así. Me ha servido un postre de coco ¡buenísimo! con salsa de dulce de leche en forma de corazón ¡lo que hace el aburrimiento!. Me comenta el cocinero que estaba muy preocupado porque había salido muy temprano y eran casi las 17:40 y aún no había llegado. Se acerca el guía también que me pregunta cual había sido la ruta que finalmente hice y por si quiero hacer algo para el día siguiente, pero lo cierto es que me estoy planteando marcharme del lugar.

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La idea era quedarme un día más para subir al cráter del volcán y su laguna, pero mañana el tiempo estará peor que hoy, y ya hice el resto de senderos, hoy caminé unas 10 horas y creo que vi suficiente. Sin duda es uno de los parques más originales y de los que más me han gustado, pero realmente no tiene sentido permanecer aquí más tiempo con las predicciones meteorológicas tan adversas.

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capitulo 6 Monteverde



CAPITULO 6 Monteverde Finalmente he decidido adelantar la vuelta, son las 5 am y comienzo ha hacer la maleta y tomar camino dirección Monteverde, ha estado toda la noche lloviendo y hace un viento considerable así que no tiene sentido estar aquí más días. A las 6 am estoy desayunando, sale el cocinero que me prepara unos huevos revueltos con tostadas riquísimos y antes de volver a la cabaña pago la cuenta, me despido de todos, porque la verdad es que han sido súper amables y atentos y emprendo camino a Monteverde, tengo por delante unas 4 horas de carretera. Cogeré el mismo camino que hice para llegar, pues esta bastante bien y tiene unas vistas del valle de Miravalles impresionantes.

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Me voy parando por todo el camino haciendo fotos, ya estoy en carretera asfaltada así que avanzo bastante deprisa. Entonces recuerdo que el 8º pasajero me había comentado que la carretera de Guayabo a Bagaces estaba cortada, pero yo veo coches que van en esa dirección, así que les sigo. A las 7:30 am estoy llegando a Bagaces y efectivamente la carretera esta cortada, pero dando un simple rodeo al pueblo, estoy de nuevo en la panamericana dirección Tilarán. Hay varias rutas para ir hasta Monteverde, aunque todas las carreteras que llegan hasta allí son famosas por ser bastante malas, las llaman las “Quebrantahuesos”, mi intención es ir a Tilarán y desde ahí coger el 2 de Tilarán y directo a Monteverde, tal y como me había aconsejado Erick, el del alquiler del coche. Llego a Tilarán y lo atravieso, y entonces veo un cartel que indica Monteverde pero por el lago Arenal, lo cual supone una vuelta espectacular, así que está claro que este no es el camino. Retrocedo y antes de ponerme de nuevo en la Panamericana pregunto a unos taxistas, que me miran con cara de yo paso de decirte nada, así que unos señores que hay allí sentados empiezan a explicarme la ruta. Estos señores deben de hablar un idioma diferente porque no les entiendo nada, me dicen nombres de carreteras que las deben de llamar así los Ticos pero que no aparecen en el mapa y tampoco sé por donde pueden estar, con lo cual estoy igual que antes. Finalmente uno de ellos me dice que él va en esa dirección, ¡esto me suena de algo! y que me indica el camino si lo llevo. 123


Subo al nuevo 8º pasajero y derrapando me incorporo a la carretera, su primer gesto es santiguarse y agarrarse con todas sus fuerzas al asa encima de la ventana. A los 10 minutos relajo el paso y el 8º pasajero, parece también relajarse. El nuevo pasajero era JR a lo Costarricense, con un sombrero negro lleno de dientes de cocodrilo ajustado hasta las orejas, de unos 65 años de edad y este es un poquito más hablador que el otro. Tenemos que bajar toda la Panamericana hasta Juntas, allí giro dirección Juntas y atravesamos todo el pueblo, que es bastante grande, girando al final a la derecha en una carretera de adoquines que lleva hasta San Rafael de Abangares. Desde luego si JR no llega a venir conmigo, hubiera tardado horas en encontrar este camino. En San Rafael se queda JR, que me indica que tengo que seguir todo recto hasta Monteverde, no hay pérdida. En frente tengo una montaña que deberé ir subiendo todo el tiempo. La parte más alta de la montaña sigue asfaltada, pero en breve se acaba y empieza la carretera de tierra que serpentea por todo un valle verde, que tiene unas vistas espectaculares, hasta donde alcanza la vista.

San Rafael de Abangares

Vistas Valle Monteverde

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Carretera

Vistas Valle Monteverde

Lo cierto es que la carretera tampoco me parece tan mala, es de tierra sí, pero nada diferente a lo que hasta ahora había transitado. Por este camino tengo que ir unos 35 km que serán más o menos 1,5 horas, podría ir mas rápido pero no tengo prisa y el paisaje merece la pena. Cuando ya llevo como unos 15 km recorridos, cambia el camino, ahora hay mas piedras y es un poco mas incómodo circular por aquí, las lluvias han embarrado la carretera y hay una maquina trabajando en ella para alisarla y arreglarla, pero bueno si vas despacio nada del otro jueves, esta carretera tiene tan mala fama que pensé que estaría llena de socavones y cosas por el estilo.

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A 9 km la carretera vuelve a mejorar un poco hasta llegar a Santa Elena que es el pueblo donde se ubica Monteverde, donde llego a las 10:30, desde luego está población esta como para una urgencia. Santa Elena es un pueblo con todo tipo de comodidades, una comisaría, numerosos hoteles de todas las categorías, restaurantes, supermercados, oficina de correos, gasolinera, clínica, un centro comercial y un sinfín de empresas que explotan los recursos turísticos, o sea como Benidorm.

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El núcleo del pueblo está asfaltado y aparco en el centro justo al lado del súper, y de la policía, estoy buscando un hotel que no encuentro, así que voy a preguntar a la chica de información. Según la chica que tiene menos ganas de trabajar que yo, tengo que seguir por donde iba. Compro suministros en el súper y sigo avanzando, por la carretera, como no encuentro el hotel que busco, decido avanzar hasta que veo unas cabinas que tienen buena pinta, pero no tienen parkeo y parecen estar demasiado céntricas y es que Santa Elena de noche con tanto Gringo tiene que ser muy ruidosa. A unos 500 metros la carretera asfaltada se acaba y el pueblo también, hay varias sodas y alojamientos en el camino y sigo avanzando un poco más para ubicar las cosas. Cuando ya estoy casi a punto de darme la vuelta, veo un hotel que tiene muy buena pinta, está suficientemente cerca y lejos a la vez y tiene parkeo, así que me bajo a preguntar la tarifa. Me atiende Josua, un señor de unos 50 años muy amable, que me deja la habitación por 15$ la noche, así que me quedo aquí. Cabinas Roca Verde están muy bien, son nuevas y tienen baño privado con agua caliente, TV por cable, parkeo, y son limpias y están a tan solo 1 km de Santa Elena, sin duda la mejor opción si se tiene coche.

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Efectivamente estaba sola en todo el hotel, así que me registro, pago por adelantado y decido que para no perder el resto del día, puedo hacer actividades que hasta ahora no había realizado. Monteverde era el mejor lugar de costa Rica para hacer Canopy 1. Contrate el Canopy y puentes colgantes, además del Tour nocturno. La primera actividad salía a las 12:20 desde el hotel, así que tenia una hora escasa para desayunar algo. Monteverde es extremadamente caro, esta todo sobreexplotado y pensado y dirigido hacia el turismo Americano. Así que comer es carísimo, por eso Josua me recomendó una soda económica. Me dio una serie de indicaciones para llegar, “está junto a la panadería metido como hacia dentro y el lugar se llama: y me lo apunto en este post it: “Donde Jemrri”

1 Canopy. es un término inglés que se refiere a las copas de los árboles, un nuevo deporte de aventura que ofrece una actividad única: recorres el bosque de árbol en árbol como lo hacen los monos o al estilo “Tarzán”, para ser más cinematográficos.

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Cogí el coche y me fui al centro, busqué la panadería pero no encontré “Donde Jemrri” por ningún lugar, así que pregunte a unos Ticos que había por allí y estoy justo al lado de la panadería, estoy en el lugar correcto y ¡ah! Vale creo que ya encontré el lugar, aunque el nombre difiere un poco, me descojono de la risa, del post it y entro a comer,

Es una soda tipo buffet normalita, pero es económica en comparación a lo que hay alrededor, además esta bien decorada y bien atendida. Termino de comer y voy al súper a comprar pilas y unas cosillas y vuelvo al hotel. Las actividades que contraté fueron con Selvatura, la primera empresa de Canopy de toda Costa Rica, así que sus instalaciones son famosas en todo el país, tienen minibuses que vienen a buscarte al hotel. A la hora establecida viene el minibus y vamos parando en el camino recogiendo más gente. Camino de Selvatura veo el hotel que estaba buscando al principio, que esta en dirección contraria a donde me había dicho la chica de información. Este hotel tiene peor pinta que el mío y además esta justo en el centro de Santa Elena, que es un poco caótico. Llegamos a Selvatura y a las 13 horas comienzo el Canopy, te dan el equipo básico compuesto por casco, arnés, mono, guantes y creo que ya, y te meten en otro minibus que te lleva a otro lugar donde te desplazas por los 15 cables y las 18 plataformas que tienen. 129


Es divertido como para hacerlo al menos una vez, en España es igual que hacer tirolina, la única diferencia y la más importante, es que aquí lo haces en una selva tropical húmeda, entre árboles de más de 70 metros de altura y la cosa cambia bastante.

La anécdota de la actividad la protagonizó una señora que debía ser octogenaria o estaba cerca, y que en mitad de uno de los cables le dio un ataque de pánico y se puso a gritar como una descosía en mitad del cable, soltándose las manos y girando como una peonza, creo que no me había reído tanto en años, porque era de lo mas cómico que he visto en mi vida, hasta su hijo estaba muriéndose de la risa, vosotros imaginaros esto: la señora giraba en círculos a cierta velocidad, con los pelos hacia abajo y gritando, moviendo los brazos cual aleteo, y encima el pobre chico de Selvatura que corrió en su auxilio, salió como un gato rescatado por bombero, con toda la cara arañada y con la octogenaria engancha al cuerpo, como chiquillo de rumana. Es una pena no tener documento gráfico de esto. ¡Un show! Termino la actividad y vuelvo a la base de Selvatura para hacer el Tour de puentes colgantes. Son las 15 horas y en esto se tarda como 1 hora y en ese preciso momento comienza el diluvio universal. Todos estamos refugiados en la oficina central esperando a que deje de llover un poco, pero no puedo retrasarlo porque a las 17:15 vienen a buscarme para el Tour nocturno ¡que estrés!, así que me compro un poncho de lluvia (había olvidado el mío en el hotel) y comienzo la caminata. 130


Oficina de Selvatura

El paseo se hace a través de un sendero empedrado dentro de un bosque tropical nuboso, en cuyas copas de los árboles hay 8 puentes colgantes y donde caminas por encima de las copas de los árboles a más de 70 metros de altura. Salí corriendo como alma que lleva el diablo, envuelta en el poncho blanco translúcido, camino de los puentes, en la entrada no había nadie, así que no sabia si habría alguien al final o es que por la lluvia el señor se había refugiado dentro y paso de coger las entradas, imaginando que ningún loco se atrevería a hacer el recorrido con semejante lluvia, en cualquier caso si nadie me pedía la entrada volvería otro día que no estuviera lloviendo. Es casi imposible ver algo con esta lluvia torrencial, además tampoco puedo hacer demasiadas fotos, no quiero estropear la cámara, así que me dedicaré a pasear por el lugar y listo. El paseo comienza por el suelo entre un sendero de adoquines.

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Los puentes a pesar de ser seguros, dan un poco de cosa, porque se balancean y chirrían a cada paso que das y el suelo no se ve, porque esta cubierto de vegetación, es como caminar por las copas de os árboles.

Todo el parque esta lleno de vegetación muy densa y cubierta de moho, y es que en esta zona suele llover todos los días del año.

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En uno de los puentes me cruzo con varios obreros que lo están restaurando, bueno en realidad estaban durmiendo hasta que llegué yo, que me miran asombrados, y no sé porque, ya que había visto a otro par de turistas con un guía, haciendo el recorrido a pesar de la lluvia. Entonces en ese momento soy consciente de que me miran por la pinta que llevo. Y es que tengo mi mochila a la espalda cubierta por el poncho blanco traslúcido a modo de joroba, pantalón corto a la rodilla verde militar y mis súper botas de montaña naranjas, que abultan más que yo, y por su puesto la capucha del poncho, y voy caminando a 85 metros de altura del suelo, ¡vamos! que cualquiera que se me cruce en este momento en uno de los puentes, no me sorprendería que se lanzara antes de cruzarse conmigo, y es que si tuviera una bicicleta con cesta, me faltaría coger un mono, liarlo en una toalla meterlo en la cesta y salir volando, ¡parecía ET Diabólico!. Si no me creéis aquí lleváis documento gráfico inapelable.

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Tras 1 hora de recorrido acabo muerta, y es que el sendero está pavimentado con una especie de losa hueca que te machaca los gemelos y tobillos. Finalmente nadie me ha retirado la entrada, así que volveré otro día que no llueva. Me subo en el primer minibus que baja al pueblo y que me deje en mi hotel. A las 1630 estoy en el hotel con tiempo suficiente para revisar mi correo antes del siguiente tour. A las 17:15 aparece Alberto, que es un muchacho de unos 20 años que hace de guía naturalista, como es domingo y no hay muchos turistas, el hijo de Josua se viene con nosotros, tenemos que reunirnos con otro grupo. Me subo en su 4x4 y nos dirigimos hacia un hotel desde el cual comienza el Tour nocturno. Aquí tenemos que esperar a otro guía amigo suyo y hacer 2 grupos. Desgraciadamente Alberto ha pensado que prefería ir con un grupo de españoles, pero son demasiados y arman mucho ruido así que en total somos como unos 15 que debemos dividirnos en 2. ¡Mira que suerte! el otro grupo no ha querido dividirse, así que nos vamos Alberto, Josua y yo solos. Hacemos el reparto de focos entre todos, yo decido quedarme con el mío, que es más potente, ya que estos focos suelen alumbrar muy poco. Empezamos el Tour en el bosque que hay justo detrás del hotel. 134


Nada mas empezar el sendero tenemos que cruzar un puente, nos advierte Alberto que tengamos cuidado al cruzarlo, para mi esto en lugar de un puente parece un catre viejo tirado encima de un río.

Una vez dentro del bosque cogemos un sendero diferente al otro grupo que se le oye a metros. Nos desviamos primero hacia una laguna para ver si vemos sapos y un perezoso que suele habitar por allí. No vemos nada, lo único que hemos visto hasta ahora son insectos y pequeñas arañas. Entonces de repente el otro guía nos llama para que vayamos y es que han encontrado un zorro pelón, que está entre los árboles y aunque se deja ver y fotografiar, esta demasiado lejos y oscuro 135


para que se vea algo. De todas formas es un bicho con una pinta de rata gigante.

Fuente: Inbio

Nos volvemos a separar y seguimos buscando bichos, pero no vemos casi nada salvo insectos. Casi todo el trayecto dentro de la selva, lo hago con mi foco medio apagado porque alumbra tanto que el del pobre guía se queda medio ridículo, de hecho cuando veíamos algo, me pedía que alumbrara con mi foco en lugar del suyo. Caminar de noche en una selva da un poco de respeto, porque te hace sentir completamente vulnerable a cualquier habitante, sobre todo las serpientes que son el momento en el que están mas activas, en busca de su comida u otros mamíferos de mayor tamaño. Otra sensación característica de la noche en la selva es la sensación de que todo “te pica”, y te pasas todo el rato, rascándote brazos, piernas y cara, en lo que parece que son pequeños bichitos caminando por tu cuerpo, la mitad de las veces bichos imaginarios. A las 19 horas seguíamos dentro de la selva pero apenas si veíamos nada interesante. Entonces nos cruzamos con una zona de hormigueros de hormigas corta hojas bastante grandes. Ya a las 19:40 comenzamos la salida del sendero y vimos una tarántula que parece que siempre está allí metida y que tiene un tamaño considerable. Aunque Alberto dice que su picadura apenas seria mayor que la de una avispa, sus pelillos en cambio, podían irritarte bastante la piel o los ojos si decidía soltarlos al aire.

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Regresamos al hotel pasando por Santa Elena que estaba lleno de taxis y minibuses que descargaban turistas cada 10 minutos, llenando todos los bares y restaurantes de la zona, en lo que parecía mas una ciudad de costa en pleno agosto, que de montaña. Me levanto a las 6 am he pasado bastante frío a pesar de las mantitas que tiene la cama y es que en este lugar la temperatura varia bastante del resto del país. Está bastante nublado y me encamino hacia el Parque Nacional Reserva Biológica Monteverde, por una carretera de tierra a unos 4 km del pueblo, esta es la principal atracción de la zona. De hecho se podría decir que casi la única, pues aunque había otros parques en la zona, en realidad todos pertenecían al mismo bosque, sólo que hacían divisiones territoriales y cobraban entradas en todos ellos. El parque abre a las 7:00 y ya hay gente esperando en la puerta, aún quedan 15 minutos y comienza a llover torrencialmente y no parece que vaya a parar en breve. A las 7 en punto abren la caseta del guardaparques y nos metemos dentro a sacar la entrada. Este parque es un timo, ya que es el parque más visitado y más caro de toda Costa Rica, mientras el resto son 10$, aquí son 17$ y la mitad de los senderos están cerrados por mantenimiento, mantenimiento que nunca se lleva a cabo.

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Compro la entrada y me dirijo hacia la entrada, como no ha dejado de llover, me coloco mis pantalones de lluvia y de nuevo el poncho de ET y comienzo por el sendero m谩s largo, El sendero Bosque Nuboso. Como su nombre indica se hace por un sendero pavimentado con la losa asesina destroza gemelos dentro de un bosque nuboso, lo que le da un aire de misterio al sendero, por la vegetaci贸n tan densa y humedad constante.

Segu铆a lloviendo aunque llegaba poco agua hasta mi por la vegetaci贸n, a pesar de ello el suelo si estaba en algunas zonas encharcado.

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Continuo avanzando el sendero hasta que llego al mirador La Ventana, desde aquĂ­ no se ve nada porque esta todo nublado. Lo curioso de este bosque es que siempre hace viento y esta nuboso.

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Entonces me meto dentro de un bosque “enano”, que tiene ese nombre porque el viento no deja crecer los árboles, viento que sopla casi constantemente entre diciembre y marzo pudiendo alcanzar en las copas de los árboles velocidades de 80 km/hora con rachas de hasta 160 km/h.

Aunque estamos fuera de temporada, el viento sigue soplando con fuerza. Siguiendo este camino llego hasta la “División Continental”, que es por donde pasa la división continental que se extiende desde Canadá hasta Argentina. En días claros se puede ver de un lado el Golfo de Nicoya, del otro el Atlántico y el valle de San Carlos

Retrocedo el camino pues este está cortado y vuelvo por el sendero “El Camino”. 140


Terminado este sendero comienzo a caminar por el Sendero “El Roble" que es en subida, estamos a unos 1.700 m de altitud, este sendero estĂĄ un poco mas solitario, aunque hasta el momento no me he cruzado con mucha gente.

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Este sendero esta plagado de vegetación y lianas a lo Tarzán por todos sitios. Hago también el resto de senderos, “Chomogo” y “Wilford Guindon”, Jose Tosi, George Powell, La Cascada etc.

La altura de los árboles impresiona bastante y te hacen sentir como una hormiguita. 143


A las 12 am y después de 5 horas caminando, ya he terminado el parque así que como es pronto decido ir al Parque Nacional Santa Elena, que es una continuación de esto, pero tengo tiempo de sobra, así que antes paro en Selvatura que esta a 500 metros y hago los puentes colgantes, eso si, sin lluvia. Antes de salir del parque de Monteverde, casi junto al parkeo hay un lugar donde los colibríes se juntan por decenas, atraídos por las numerosas flores que abundan en ese bosque.

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Bajo la carretera que estรก bastante destrozada y continuo hasta el Parque Santa Elena.

Vistas Valle de Monteverde

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A las 17 horas he terminado de ver el resto de parques que eran más pequeñitos y regreso al hotel, además el cielo esta algo nublado y parece que lloverá en cualquier momento. Estoy molida y no me quedan mas parques por ver de los importantes, tan sólo me falta el archi famoso Manuel Antonio, que es demasiado turístico, pero he decidido ir a verlo, y aprovechar sus playas para descansar los 2 días que me quedan que estar aquí, ya estoy cansada de andar entre selva, así que mañana a primera hora marcharé hacia Quepos.

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capitulo 7 Surfeando las olas



CAPITULO 7 Surfeando las Olas A las 6 am estoy saliendo del hotel de Monteverde, dirección Quepos, y tengo el depósito de gasolina medio vacío. La gasolinera de aquí está cerrada y la mas cercana esta en Sardinal a unos 60 km, no sé si llegare porque la aguja del deposito, oscila que da gusto, así que a veces está medio y otras está abajo del todo, bueno supongo que esto es parte de la aventura. Resulta que me había dicho Josua la noche anterior que la carretera por la que había venido, era la carretera mala y que ahora tenía que coger la carretera buena que iba dirección San José, en cualquier caso eran otros 35 km hasta el primer pueblo. La verdad es que no veía mucha diferencia entre ésta y la otra carretera, incluso ésta me parecía peor, porque tenia bastantes desprendimientos sobre la vía. Los paisajes de bajada eran espectaculares, se veía todo Monteverde hasta donde alcanzaba la vista. No había mucho transeúnte, si acaso un par de lugareños cogiendo el caballo para ir a trabajar. A la hora y pico llego por fin a carretera asfaltada y al desvío que va hacia Sardinal. Esta carretera secundaria aunque asfaltada no se puede ir muy deprisa, pues ya me he cruzado con varias vacas, perros y unos tipos hablando en mitad de la carretera. Sardinal es un pueblo grande con bastantes servicios y menos mal que su gasolinera está visible a kilómetros, por fin puedo repostar. Mientras me llenan el depósito me limpian los cristales. Ya con el deposito lleno, creo que me aguantara el resto del viaje, aun me quedan 200 km hasta Quepos o puede que un poco mas, porque iré serpenteando por la costa, sin prisas.

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Me incorporo a la panamericana dirección Puntarenas, cruzando varios municipios, escuelas y puentes. Me he cruzado un control policial pero afortunadamente no me han parado. Por fin llego al desvío que pone Puntarenas, tienes que girar a la derecha pero está un poco lioso y me paso la intersección así que me doy la vuelta y lo vuelvo a coger, está vez si en la dirección correcta. Avanzo por una carretera secundaria asfaltada en buen estado, que parece un polígono industrial, el primero que veo en todo el viaje. Puntarenas tiene varias playas interesantes y una marina de considerable envergadura, no en vano es una de las paradas obligatorias de todo crucero que se precie. Además es uno de los puertos marítimos más importantes de Costa Rica, desde allí se realizan las principales exportaciones, de plátanos, café y pescado procesado entre otros productos. También es una zona bastante famosa para los surferos, pues tiene bastantes kilómetros de playa con bastantes olas.

Tras un baño refrescante en sus calidas y cristalinas aguas continuo el camino. Ahora tengo que ir dirección Jaco. De nuevo los carteles son bastante liosos así que me meto en la autopista de peaje dirección Orotina, tengo que ir hacia Tarcoles, pero está salida está cortada, la autopista está en obras y sin terminar, así que cuando llego a su fin, no me cobran nada. Me salgo en Orotina y voy dirección el pueblucho Tigre, se que no es por aquí pero quiero explorar está zona a ver que hay. Me encamino hacia el 149


pueblito y de repente tengo que cruzar un puente que parece que no resistirá ni una bicicleta, me paro y me lo pienso 2 veces, en ese momento veo una ranchera que lo cruza como si estuviera cruzando el puente de Londres, mientras observo como los tablones que tiene debajo se mueven como fichas de dominó. Después de pensarlo un rato trago saliva y me meto en el puente, y además el río está hasta arriba de agua y aquí debe de haber cocodrilos como puños. Una vez pasado el puente y con el temblor de piernas correspondiente sigo avanzando, ni que decir tiene que el camino es de tierra, entro en la población que me mira con sorpresa y sigo avanzando. Mi intención es saber si el camino me llevará hasta las montañitas que veo al final, pero pronto tengo la respuesta, no hay camino solo selva por todos lados, así que tengo que volver por el mismo camino y volver a cruzar el puente. Regreso a Orotina y de ahí voy en dirección al famoso puente de Tarcoles. Este puente también conocido como “Puente Lagarto”, porque debajo hay cientos de cocodrilos. Lo curioso es que es tan famoso que todos los turistas se paran a sacar fotos, mientras te desvalijan el coche. Como consecuencia, han tenido que poner un mini puesto de policía, pero no sirve de nada, sobre todo porque lo han puesto al final del puente, justo donde nadie para así que en cuestión de segundos se lo llevan todo, a mí de momento mi camuflaje del equipaje me funciona a las mil maravillas.

Ya estoy dirección Jaco ahora voy en línea recta bordeando toda la costa del pacifico. Jaco es muy turístico, sobre todo en cuanto a playas se refiere y está sembrada de Resorts de lujo a pie de mar. 150


Aunque en su bahía también hay números cruceros, es muy frecuentada para la práctica de deportes acuáticos, pesca, surf y por su puesto avistaje de delfines.

Delfines

Bahía de Jaco

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Continúo la carretera entre plantaciones de Palmas de donde extraen el famoso aceite de palma.

En una hora recorrí los 60 km que me separaban de Quepos y llegué sobre las 11 am. La entrada principal a Quepos estaba bastante sucia y estaba muy transitada. Atravesé el pueblo hasta la playa que además de estar destrozada porque estaban haciendo una marina, está muy contaminada y no se puede usar para el baño. Seguí dirección Manuel Antonio, buscando un alojamiento lo suficientemente cerca del Parque pero sin que estuviese en los alrededores.

Antes de coger la carretera que iba a Manuel Antonio vi unas cabinas que parecían aceptables, estaban junto a la carretera que lleva al parque a unos 10 minutos y además tienen parking. Entro y pregunto, y sí tiene lugar, además de tener parkeo, tienen TV por cable y piscina aunque parece una bañera gigante, pero igualmente me quedo. La señora que me atiende, Olga, no sé si es extranjera o retrasa 152


porque habla un poco raro, bueno en realidad apenas habla, solo emite gruñidos. Las habitaciones por dentro son bastante básicas.

Finalmente dejo las maletas en la habitación que tiene vistas a la piscina y me voy a desayunar algo, con suerte podré ir a las playas de Manuel Antonio antes de que se haga de noche.

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Desayuno justo al lado del hotel y me subo al bus que va al Parque, según Olga es mejor ir en bus que pasan cada 10 minutos, porque aparcar allí es un infierno y las probabilidades de que te desmantelen el coche son muchas. A las 13 horas llego a la calle que desemboca en el parque y que es una calle sin salida, y me quedo estupefacta de lo que veo. Ya me habían advertido de lo turístico que era, pero verlo en directo impacta mas, toda una calle llena de puestos ambulantes de camisetas, colgantes, y un poco de todo, de decenas de rastafaris tiraos por las calles y en la arena de la playa cientos de hamacas que no dejan ni un centímetro libre. El calor en está zona es sofocante, mas parecido al calor de Sevilla en pleno agosto. Manuel Antonio es uno de los destinos turísticos más famosos de Costa Rica, aunque sea de los parques más pequeños, se encuentra entre los más visitados, gracias a su fácil acceso y diversidad en los ecosistemas, convirtiéndolo en una de las áreas más caras de Costa Rica. Dado que el pueblo no es muy amplio, los hoteles se empezaron a construir en el camino al parque y muchos de ellos aprovecharon las vistas panorámicas que este lugar ofrece. La situación actual es que hay hoteles caros y exclusivos construidos a pie del parque, incluso una mega obra justo en la entrada que es de vergüenza, pero en fin todo por la pasta. Paseo por la playa Espadilla Norte que está llena de rastas surfeando y de gente que alquila hamacas, aunque como está subiendo la marea, el agua cubre prácticamente toda la arena. Tan solo hay una zona que aun tiene arena sin cubrir que está justo al final, así que me encamino hacia allí. Tengo que cruzar un riachuelo y me siento en la arena, hay un surfero y 2 chicas jóvenes brasileñas, así que dejo mi toalla y me voy a dar un baño. El agua aquí está muy revuelta y se que este mar y está playa en concreto es lugar favorito de los surfistas por las olas que hay. Está playa es parte del parque Manuel Antonio de hecho, al final de está cala a la izquierda, está una de las entradas del parque, que ahora no se puede utilizar porque la marea está alta y haría falta un bote para llegar o nadar hasta ella, aunque con la corriente que lleva seria bastante peligroso.

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Cuando has nacido junto al mediterráneo que es una piscina gigante, este tipo de mar no te agrada mucho, porque siempre tiene mucha corriente y muchas olas, lo que hace que no puedas nadar con tranquilidad. No había metido ni las rodillas en el agua, cuando vino una ola salida de no sé donde y me dejó mojada de la cabeza a los pies y por supuesto llena de arena. Regrese a mi toalla, maldiciendo al pacifico y me tumbé al sol. Las chicas brasileñas estaban ya tumbadas y medio dormidas varios metros delante de mi, cuando un subidón de marea se las llevó por delante, dejándoles la ropa, mochila y demás enseres personales mojados y embarrados. No pude evitar reírme por lo bajini y como castigo recibí unos minutos más tarde la misma dosis de humedad, afortunadamente tenia los pies mirando a la playa y pude notar el avance del agua y levantar mi mochila antes de que llegara está. Pero eso no me libró de que tanto mi ropa como la toalla, quedara embadurnada de un pastuchi de arena y agua.

Playa Espadilla Norte

Playa Espadilla Norte Entrada Parque M. Antonio

No había refugio posible, a pesar de estar a unos 70 metros de la orilla, el mar se iba engullendo lentamente toda la arena, así que decidí dejar mis cosas ya mojadas encima de un peñón para bañarme por última vez antes de emprender el regreso.

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Estaba ya metida un poco por encima de las rodillas cuando otra ola salida de no sé donde me engulló hacia adentro, con una velocidad tal que apenas me dio tiempo a salir corriendo, llevándome varios metros hacia adentro. No sé cuanto tiempo estuve dando vueltas en el agua, a mi sé me hizo eterno, hasta que el mar decidió que no era comestible y me vomito hacia la orilla. Me devolvió en un estado lamentable, pues salí a gatas de la arena, el mar me había dejado la parte de arriba del bikini hacia un lado, dejando todo lo que hay que ver al descubierto y la parte baja del bikini, estaba más baja que nunca, en las rodillas. Me vestí como pude y salí corriendo arena adentro dando gracias a que ya se habían marchado tanto el surfero como las brasileñas, no habiendo testigos de tan lamentable espectáculo. Como si me hubiese chupado una vaca y con el rabo entre las piernas salí de aquel mar embravecido antes de que aquella marea acabara de tragarme, ropa incluida. En Costa Rica en general no está muy bien visto el topless ni siquiera el involuntario ¡claro!, así que me arme de valor y entré un poco mar adentro a buscar mi mochila que se había quedado atrapada en el peñón y salí de allí despavorida. Con la ropa completamente empapada y llena de arena, y el orgullo herido, no tuve más remedio que coger el bus de vuelta hasta el hotel a las 15:30 horas. Por supuesto iba llamando la atención pues parecía que me había revolcado en la arena. Cuando llegué al hotel como aun hacia mucho calor, decidí darme una ducha en la piscina para sacarme los kilos de arena que me había robado furtivamente y meterme en la piscina, que no presentaba ningún riesgo, porque ni siquiera llegaba a cubrirme. En el pasillo de entrada a la piscina había un cartel que prohibía casi de todo, usar cualquier prenda de ropa para bañarse que no fuera un bikini, nada de topless, ni exhibicionismo de ningún tipo, nada de besos ni muestras de cariño, etc etc, aquello parecía un convento de virtud. Repuesta del susto, decidí ducharme y salir a cenar algo. A la mañana siguiente iría al Parque Manuel Antonio. 156


Había estado toda la noche lloviendo, y a las 5 am comenzó el horrible chillido de un gallo que parecía asmático, así que no tuve más remedio que levantarme. El hotel estaba a espaldas de una finca llena de bichos, pollos, perros, gatos etc que se empeñaban en gritar uno mas que el otro. A las 6:30 am cojo el bus hacia el parque, me había prometido a mi misma no darme ninguna paliza, sino hacer todos los senderos del parque y luego pasar el día en sus playas paradisíacas, para lo cual iba provista de comida y bebida suficiente como para no regresar en todo el día al hotel. A las 7:00 am hora de apertura del parque, estaba entrando por su sendero principal, que no era otra cosa que una carretera por donde había tráfico del personal del parque y que además tenia un tendido eléctrico, cosa que no había visto hasta ahora en ningún otro parque, y es que este parque hacía mas caja por los Gringos que a diario iban a sus playas que por los visitantes del parque en si. Lo que sin duda no dejabas de ver en este parque eran animales, pues estaban más que acostumbrados a la presencia humana y andaban mezclándose como si compartieran un mismo piso.

El primer sendero por el que voy es el de la Catarata. La verdad es que sorprende ver el estado tan lamentable del sendero, parece que esté abandonado, hay miles de árboles y ramas caídas y varios tramos que han sido engullidos por las lluvias, que podían ser peligrosos para el tipo de turista que visita este parque. 157


Conforme voy adentrándome en el sendero empiezo a preguntarme si la Catarata merece la pena, porque tal y como está el sendero, dudo mucho que sea muy frecuentado por alguien.

Afortunadamente no me había traído las botas de montaña sino las chanclas de montaña totalmente sumergibles, tenia que atravesar el río en varias ocasiones, y llevaba bastante cantidad de agua. A mitad de camino, el sendero está destrozado por las lluvias o por el agua del río, y no se puede continuar, así que si quiero seguir tengo que cruzar el río que tiene un color que no invita al baño.

Sendero Hundido

Río

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Finalmente decido meterme, después de 20 minutos caminando, no tengo intención de irme sin ver la dichosa Catarata y encima tengo que rodear el sendero hundido y meterme por la parte mas profunda del río que aunque no tiene mucha corriente, me llega a la rodilla y tiene un color de dudosa procedencia. Ya estoy en la catarata, y bueno, tampoco es nada del otro mundo ¡la verdad!, pero desde luego este sendero deberían o dejarlo salvaje total y avisar, o dejarlo en condiciones.

Parte profunda del río

Catarata

De vuelta al sendero principal continuo hasta las playas 2 y 3 que son Espadilla Sur y Manuel Antonio. Aunque aun no hay apenas turistas, en unas horas estarán atestadas. Estas playas son la continuación de la playa donde estuve ayer. En este trayecto he visto muchos animales, sobre todo monos y aves exóticas como un tucancillo y el famoso zorro pelón. 159


Esta es la playa principal porque es una de las mรกs cercanas a la entrada del parque y tiene un bar, y hay carteles por todos lados para no alimentar a los bichos. La playa en si estรก bastante bien, de arena blanca y limpia, y aunque suele tener oleaje, ahora mismo esta en calma.

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Tras un breve paseo por la playa me voy al sendero La Catedral y de ahí al sendero Playa Gemelas y Puerto Escondido.

Playa Gemelas

En Puerto escondido suponiendo que su nombre hiciera alusión al lugar, me quedaría en la playa que está mas alejada e iría menos gente. 161


¡Fracaso mundial!, resulta que Puerto Escondido es una especie de puerto en forma de U y no tiene playa, son todo rocas, así que aquí no me puedo quedar, tendré que buscar otra playa.

Al cabo de 7 minutos aparece el primer turista que baja a sacar unas fotos entre las rocas, empieza a subir y me pide que si le puedo sacar una foto, se la hago pero con la porquería de cámara que tiene, sale muy lejos y muy oscura. Me pide que la repita de nuevo y justo en ese momento se queda sin batería. Empieza a preguntarme que si entiendo algo de cámaras y acabo por explicarle como funciona su cámara de fotos, las funciones etc. Es una Casio un poco básica y ¡así tal cual se lo suelto!, menos mal que se lo ha tomado a gracia. Nos presentamos y nos sentamos un rato a ver el paisaje. El chico se llama Pablo y es colombiano de 29 años, parece bastante majo, lleva como 1 mes por Nicaragua y unas 3 semanas en Costa Rica y aún le quedan otras 2 semanas más. Después de 30 minutos de conversación empezamos a subir, los 2 vamos al mismo sendero, Al Mirador, y juntos emprendemos la subida. Como todo buen mirador que se precie, este tiene que estar en altura, así que empezamos la subida mientras le comentaba a Pablo que tenia intención de quedarme en la playa, si es que allí había playa. El sendero subía y subía mientras nos contábamos en donde habíamos estado y lo que había estado haciendo. No paraba ni a respirar, y ya estaba casi 162


muerta por deshidratación cuando por fin llegamos al final, 5 minutos más de subida y habría perecido. Al final del sendero había una plataforma de madera sin salida que hacia de mirador de una bahía, bastante bonita pero sin playa, todo era selva y bahías con rocas.

Pablo estaba alucinado de todo lo que había visto y recorrido en el tiempo que llevaba que era 3 veces más de lo que había visto él, en el mismo periodo de tiempo. Yo ya había terminado de recorrer el parque completo, a él le faltaba sólo el sendero de la Catarata, pero ya le comenté que no merecía mucho la pena. Por la mañana había decidido que si las playas de Manuel Antonio estaban muy concurridas o no me gustaban mucho, cogería el coche y me iría a Dominical, pueblo famoso por sus playas y para surfear. Pablo me preguntó que a donde iría ahora y directamente se lo dije. Entonces me dijo que el iría mañana a Dominical porque él hacia surf y le habían aconsejado que fuera allí. Una vez hidratados y recuperados comenzamos el descenso desde el Mirador hacia la zona de playas. Mis piernas habían quedado tocadas de nuevo por la subida, y es que había bastante desnivel, así que ahora más que nunca necesitaba tirarme en una playa sin hacer nada. Llegamos otra vez a las zonas de playas, eran las 10 am y estaban llenas hasta la bandera, así que decidí irme a Dominical. Le comenté a Pablo que si quería venir que me volvería a ultima hora, quería ir a Dominical y Matapalo que estaba de camino y explorar la 163


zona, pues había leído en algún lugar que esta ultima playa, era una de las que menos corrientes y resaca tenia, y después del espectáculo del día anterior, no quería arriesgarme. El plan era coger el coche en el hotel e ir a Dominical que estaba a solo 44 km, aunque tardaríamos 1,5 horas por una carretera recta pero de tierra y así lo hicimos. Cogimos el bus de regreso al hotel para buscar el coche, Pablo dudó hasta última hora si llevarse su tabla de surf por el tema de espacio en el coche, hasta que vio que lo que tenía era un 4x4, entonces dijo que se la llevaba. Fuimos a su hotel a buscar la tabla, que curiosamente era el mismo sitio donde había ido a cenar el día anterior. Esperé hasta que apareció con la tabla de surf, que yo pensé que seria tipo body surf o algo más pequeño, no entiendo como había podido estar 2 meses viajando de un lado para el otro en bus con aquella tabla tan grande. Metimos la tabla en el coche como pudimos, y nos pusimos camino Dominical. La carretera era bastante amplia y paralela a la costa todo el tiempo, rodeado de plantaciones de palma, aunque la mitad del trayecto estaba en obras, con maquinaria pesada y desvíos algo incómodos. Cruzamos un par de ríos con su correspondiente puente del siglo XIV. A una hora de camino pasamos por una plantación de cacao, yo no había visto de donde salía el cacao en mi vida, pero Pablo si, así que paramos el coche para ver si había alguno maduro.

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Pablo desapareció entre los árboles y apareció al rato con uno entre las manos. El cacaotero me sorprendió bastante y la semilla más todavía, no podía imaginar que de aquella cosa tan grande pudiera salir algo que serviría para hacer chocolate.

Plantación de cacao

Fruta del cacaotero

Con ayuda de mi inseparable cuchillo que siempre llevaba ceñido a la cintura, Pablo diseccionó la fruta, pero su interior estaba bastante verde aun, así que tuvimos que lanzarlo por la ventana. A la hora y media de camino llegamos a Dominical, nos quedamos estupefactos, parecía un pueblo chabolista junto al mar, apenas contamos 20 casas y un par de sodas y eso era todo el famoso pueblo, y las playas tenían tanto oleaje que ni Pablo ni unos surferos Ticos se atrevieron a meterse. Aunque aquí no se aprecia bien, las olas eran de 2-3 metros, una pasada.

Playa Dominical

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Dominical

El pobre Pablo se había quedado en shock, porque el pensaba que aquí encontraría fiesta y surf seguro, pero aquí lo único que había era polvo y decadencia. No llegamos ni a sacar la tabla del coche, y después de 10 minutos tirados en la arena decidimos irnos a Matapalo que nos pillaba de camino a Quepos, a ver si la cosa mejoraba algo. Preguntamos como llegar porque no había ni cartel ni nada similar y el camino estaba bastante escondido. Cuando llegamos apenas había 2 pescadores en toda la playa y unos surferos a lo lejos. Matapalo era más pequeño aún, pero sus playas eran mucho mejores, más tranquilas y limpias, así que cogimos la tabla y allí que fuimos. Yo nunca había hecho Surf, solo windsurf y poco mas, así que no veía apropiado empezar la lección en una playa tan revuelta, pero como todo aquel que practica un deporte hace años, ¡lo ve todo muy fácil!, al final me dejé convencer y decidí intentarlo. 166


Para empezar la tabla media 1,80 m lo cual me parecía ya de por si muy grande para manejarla, y meterse con eso sorteando las olas hasta llegar al final y luego lanzarse a coger la ola, me parecía una misión imposible. Allí íbamos los 2 remando en la tabla, llegamos al punto exacto donde se suponía que se cogía la ola de 2 metros que ya de por si a mi me acojonaba bastante y aun así nos lanzamos, Pablo me daba indicaciones de cómo hacerlo. La primera vez y la última. Mientras nos deslizábamos por la cresta de ola todo iba bien, pero cuando esta se acabó y se suponía que tenia que girar la tabla para coger otra, aquí la cosa cambio, mientras Pablo permanecía encima de la tabla y deslizándose sobre las olas, a mí me había engullido la ola con la misma facilidad con la que un niño se come un helado, lanzándome con movimientos ondulatorios hacia lo profundo y negro del mar. No sé cuanto tiempo estuve dando vueltas, pero lo que si tenia claro es que no se puede luchar contra la corriente, lo mejor es dejarse llevar hasta que ésta decida liberarte, y así lo hice, apareciendo mas tarde a unos 100 metros de donde estaba Pablo y con el cuerpo lleno de golpes. Me quedé un rato en la orilla tirada mirando al mar y sin creer que hubiera tenido valor para semejante locura, ¡yo que le tenía un miedito al mar! por una incursión de adolescente en un barco de pesca cerca de la isla de Alboran, aventura de la que casi no salgo. Mientras Pablo venia corriendo hacia mi, no me hizo falta ni una palabra para que entendiera que no tenia la menor intención de volver a intentarlo, una sola mirada bastó para que lo comprendiera. Y no es que fuese una de mis miradas asesinas ¡no!, era la mirada de aquel que ve la luz al final del túnel y es que me sentía como si alguien me hubiera golpeado con un bate de béisbol en la espalda con todas sus fuerzas, mientras me asfixiaba. Me ayudó a levantarme y a dejarme junto a un tronco a buen recaudo lejos de la orilla del mar, mientras el se fue a surfear un rato bajo petición mía, el disfrutaba de aquello, yo no, así que me quede tranquilamente sentada en la orilla observando el paisaje. 167


Al ratito dejó de surfear porque decía que tenia el cuerpo molido, ¡y no hizo falta que me lo explicara mucho!. En ese momento caí que no habíamos comido nada en todo el día desde el desayuno y eran las 15 horas, así que montamos un picnic en 5 minutos con sándwiches, zumos, galletas varias, etc . Justo al terminar de comer se puso a llover un poco y es que en esta zona llueve todos los días a estas horas, así que nos quedamos charlando bajo la lluvia en la orilla del mar hasta las 15:30, hora en la que decidimos ir volviendo, porque la cosa empezaba a ponerse fea. Al final el día había sido bastante completo, habíamos caminado durante 5 horas por el parque, habíamos tenido playa, descanso y surf y aun nos quedaba la cena y las copas. En el camino volvimos a parar para intentar encontrar un cacao que estuviera maduro, pero fue inútil, estaban todos muy verdes. La vuelta se fue complicando por momentos, en cuestión de 20 minutos se había montado una tormenta eléctrica considerable. El parabrisas no daba a basto en limpiar el agua que caía, así que la visibilidad era bastante reducida, se podía intuir la carretera que era ya un barrizal lleno de charcos de gran tamaño. Además teníamos que cruzar 2 puentes de considerable edad, uno de ellos en muy mal estado. Cuando estábamos a punto de cruzar el segundo y más peligroso de los puentes, Pablo se puso en posición Halcón, es decir con los deditos clavados en el sillón del copiloto, y los brazos a modo de alas, plegados al cuerpo, ¡menuda ayuda llevaba!, tenia mas miedo que vergüenza. Al mal estado del tiempo había que añadirle la carretera en obras, lo cual hacia que ciertos tramos estuvieran cortados de forma intermitente para que pasara el trafico de uno y otro lado, como pasaba justo a la entrada del puente, que estaban construyendo un puente de hormigón justo al lado. En ese momento Pablo me pidió que esperara a que pasaran los varios camiones y coches que estaban ya atravesando el puente, que aquello no resistiría tanto peso, y lo cierto es que tenia razón, pero sino cruzaba, del otro lado había una cola sinfín de coches esperando pasar y perdería el turno, y la tormenta iba empeorando por segundos, había que salir de allí 168


lo antes posible, así que le dije que no, metí la primera y mientras iban saltando a nuestro paso las pequeñas chapas de hierro superpuestas en el puente, veía como el Halcón cerraba los ojos. Cuando volví a coger velocidad de crucero, Pablo abrió los ojos y me miró muy serio diciéndome “esto ha sido peor que lo del surf”, y me dio un ataque de risa, porque tenía el rostro desencajado, como cuando yo salí del mar, estábamos empatados. Tras hora y media de camino por fin llegamos a Quepos, la tormenta se había instalado cómodamente y no tenía intención de moverse. A las 17:30 dejé a Pablo en su hotel y quedamos en encontrarnos a las 19:30 para cenar. Llegué al hotel y me fui directa a la ducha, para sacarme toda la arena que llevaba de la playa, en ese preciso momento los rayos y truenos eran más numerosos si cabe, de hecho estando dentro de la ducha se fue la luz por unos instantes, y vi un chispazo justo en mi cabeza. Cuando volvió la luz observé alucinada, que la ducha estaba conectada a la corriente para calentar el agua, pero que el enchufe estaba ¡dentro de la ducha!, salí de allí por patas dando por terminada la ducha, había sobrevivido a muchas cosas, como para morir desnuda y electrocutada ¡que poco glamour!

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Me quedé descansando un rato y viendo la TV antes de vestirme y aprovechando para hacer la maleta, mañana seria mi último día en Costa Rica. No había parado de llover así que aunque el restaurante estaba a 5 minutos a pie, iría en coche. Después de cenar nos fuimos a tomar una copa a un lugar curioso. Se llamaba “El Avión” y tenía una curiosa historia. Se encontraba a pocos metros del parque Manuel Antonio y justo encima de unas colinas con vistas al Pacifico, y en el restaurante había incrustado literalmente un avión, que era un bar de copas. Había una vez una Guerra Fría que fue el único de los conflictos armados globales en el que este país neutral participó. Este avión, modelo C123 Fairchild, es un remanente de esta guerra. Estaban los sandinistas en el poder y Reagan, a escondidas del Congreso y poniendo a la cabeza a Oliver North, financio a los contrarrevolucionarios que en parte entrenaban y se movilizaban desde suelo tico. Cuando se destapó el escándalo del apoyo norteamericano a los contras y Reagan tuvo que salir por la puerta de atrás dejando abandonado a Oliver Norht en Costa Rica, junto a otros efectos militares, entre otros este avión. Sobra decir que lo desmantelaron. Luego lo adquirió una asociación de desarrollo de la zona y finalmente fue comprado por Allan Templeton por 3.000 $, de hotel Costa Verde, empresa dueña del avión-restaurante. Del aeropuerto a Caldera en grúa (sin alas), de Caldera a Quepos en ferry, del puerto a su ubicación actual otra vez en grúa.

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El avión

Pablo

Yo

Después de numerosas imperiales 1 nos fuimos a dormir, al día siguiente habíamos planificado otro intenso día.

1

Imperial. Cerveza Costarricense

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capitulo 8 Volviendo a casa



CAPITULO 8 Volviendo a Casa Aunque habíamos quedado a las 8 am para salir de viaje, el gallo del vecino me despertó a las 3:20 de la mañana, estuve a punto de saltar el muro y estrangularlo, pero como era el último día, decidí que dejarlo con vida seria la buena acción del día. En la cena de la noche anterior le había estado recomendando a Pablo que hacer para sus 2 semanas restantes, aconsejándole que fuese a la zona del Caribe, donde encontraría surf y un poco más de ambiente, así que su mejor opción era volver a San José y de allí coger el primer bus a Cahuita. Por eso volvíamos juntos a San José, yo para coger mi avión de vuelta y el para ir hacia el Caribe. Como mi avión no salía hasta las 17 horas, teníamos casi todo el día para llegar, así que decidimos ir a las playas de Esterillos a primera hora, a darnos el último revolcón en aquellas turbulentas aguas. El día amaneció algo nublado y con todas las mochilas y la tabla encima de mi cabeza, emprendimos el regreso, teníamos aun unas 3,5 horas de camino. Ni que decir tiene que a esas horas no había mucha gente por el camino, pillamos un poco de trafico saliendo de Quepos, pues la carretera estaba en obras y había un puente cortado al que iban dando paso de forma intermitente. Sobre las 9 am ya estábamos tirados en la playa y aunque parecía estar nublado, hacia un calor sofocante. No había nadie cuando llegamos y al poco rato empezó a salir gente de los Resort a pie de playa. Ni siquiera desembarcamos la tabla, creo que Pablo estaba muy dormido aún, y el mar estaba en bastante calma, nos dedicamos a pasear, remojarnos un poco y a charlar. Pablo me había estado contando un poco su vida, había estudiado y vivido en EEUU y era corredor de bolsa y por la crisis lo habían despedido de su empresa y su jefe le pagó el pasaje hasta Costa Rica, estaría viajando unos 2 meses y luego no sabía muy bien lo que haría. 172


Sobre las 11 am emprendimos el regreso hacia San José pasando de nuevo por Puente Lagarto, como Pablo no lo había visto, hicimos un pequeño alto en el camino para que fotografiara los miles de cocodrilos que se afinaban por pillar cualquier cosa que se les lanzaba desde lo alto. La ruta de vuelta a San José la haríamos atravesando el valle central, una de las únicas zonas que aun no había visto. Esta ruta no tenia nada de peculiar salvo que era una zona montañosa, cubierta de plantaciones de café. Volvimos a meternos en la autopista de peaje, que como seguía sin estar terminada al final del trayecto, no nos cobraron. De nuevo salimos en Orotina y de nuevo tuvimos que preguntar varias veces porque no había ni un solo cartel. Ya en ruta comienzo a tener un hambre voraz. Comenzamos a subir dirección Atenas, Grecia y de ahí a Alajuela. La carretera de montaña era una de esas carreteras que uno encuentra en cualquier punto de montaña española, llena de curvas y de subida pronunciada con unos paisajes verdes inolvidables. Justo cuando estábamos atravesando San Mateo encontramos un control policial en mitad de la carretera. Por lo visto la ruta que habíamos cogido era una ruta de tráfico de drogas, así que con todo lo que llevábamos encima, nos pararon. A esa hora íbamos un poco justos de tiempo, eran las 13 horas y aún nos quedaba camino por delante, aunque no sabía cuanto y además teníamos que parar a comer, así que me puse un poquito nerviosa pensando que si desmantelaban el coche, no llegaríamos a tiempo. Miraron por encima el maletero y registraron la guantera y el cenicero del coche, yo ya me veía detenida y encarcelá en una cárcel de cartón piedra y haciendo un agujero con un tenedor en la tierra, y es que las cárceles allí no debían de ser de máxima seguridad. Aunque en los últimos años había aumentado bastante la delincuencia, Costa Rica es uno de los 19 países del mundo que no tiene ejército, así que su delincuencia se basa en tráfico de drogas procedente de Colombia y asesinatos y delincuencia relacionada, así como robos de poca monta. 173


Miraron la tabla de surf con recelo, al principio pensé que la abrirían y cortarían en busca de coca, pero por el momento no lo estaban haciendo, a eso había que unirle las mochilas ocultas entre bolsas de basura. Estábamos fuera del coche y estaba tramando una estrategia. Le pedí a Pablo que no hablara, absolutamente nada, o que contestara con monosílabos, mi acento delataba claramente mi nacionalidad, y el suyo también, así que un colombiano en un control de drogas, no es precisamente el compañero ideal. La noche anterior le había estado contando a Pablo, que el día que llegue habían matado a un tipo a quemarropa en mitad del pueblo donde estábamos, Quepos, por un tema de drogas, y es que habían pillado a uno de los mayores traficantes colombianos en Costa Rica, traficando droga oculta en una partida de exportación de carne de Tiburón y se había montado un buen revuelo. Así que Pablo pareció entender la situación y no puso ninguna pega a su silencio. Con mi mejor cara de “mi no entender” y contestando a todas las preguntas de “vamos al aeropuerto” “ se nos acabaron las vacaciones”, nos dejaron ir sin más, y confirmamos de paso lo que restaba hasta el aeropuerto, que era 1,5 horas más. Tras el susto decidimos parar en Grecia a comer algo en un sitio que tenia buena pinta pero que resultó no tener nada de comer, así que avanzamos un poco mas, hasta que llegamos a una especie de rancho Tico-mexicano a pie de carretera que tenia buena pinta. Como los 2 estábamos un poco hartos de arroz y frijoles, decidimos probar algo nuevo, y pedimos una especie de plato mexicano que al final estaba cocinado y sabía exactamente igual que todo lo ingerido hasta la fecha. En ese momento comenzó a llover aunque levemente, ya estábamos en los alrededores de la capital, dirección al aeropuerto, llegaríamos justo a las 15 horas, tenía que devolver el coche y hacer el check-in. Cuando llegué al aeropuerto no había nadie de la compañía de alquiler esperando, así que llamé al tal Erick para decirle que estaba aquí y sorprendentemente había olvidado que tenía que entregar el coche, 174


aunque afortunadamente estaba en el aeropuerto entregando otro coche a unos españoles que llegaban. Mientras esperaba a Erick, fui a facturar con ayuda de Pablo que mientras me hacía la cola, yo pagaba la tasa de salida del país. Acto seguido ayudé a Pablo con su tabla de surf y le acompañé hasta el bus que le llevaría al centro y de ahí, le sugerí un taxi hasta la estación de los caribeños, porque aunque no estaba muy lejos, era demasiado peso y una zona “de riesgo” para caminarla. Nos despedimos y volví al parking donde tenía el vehiculo aparcado. Apareció un compañero de Erick que revisaba el coche y a los 5 minutos apareció Erick. Yo seguía preocupada por la cerradura del coche pues en el trayecto de dios sabe donde, había perdido el muelle que la sujetaba, lo había arreglado con un palo atravesado de chupa chups que hacia las veces de muelle, pero aun así a duras penas abría. Además el depósito estaba por debajo de medio así que negociamos un precio para lo que faltaba de gasolina. Finalmente por el tema de la cerradura, Erick admitió que estaba mal cuando me lo entregó, con lo cual me quede más tranquila. Me devolvieron la fianza y me marché rápido. No me sobró ni un minuto cuando ya tuve que embarcar, aunque el aeropuerto era pequeño tenía que ubicar mi puerta y pasar el control de seguridad que era muy lento, pues te hacían quitarte casi todos los abalorios, incluidos zapatos de cualquier tipo. Finalmente accedí a la sala de embarque y esperé a que casi todo el pasaje estuviera embarcado para entrar. Está vez no tendría tanta suerte con mi compañero de viaje, pues era un tipo de unos 2 metros que ocupaba su asiento y el mío, y además a mitad del trayecto se tomó 3 pastillas quedándose completamente drogado, hasta el punto de pegarle varios puñetazos en brazos y piernas para que se moviera, pero no hubo forma. Lo cierto es que después de casi 3 semanas tenía ganas de volver a casa, descansar y comer algo que no fuera ni arroz ni frijoles. Tras 11 horas de vuelo insoportable, llegamos a Madrid a la hora prevista, 11:35 am hora española. Se me hacia raro, ver paredes y techos de hormigón, pero eso solo significaba que ya estaba de vuelta una vez mas, a la civilización. 175



AGRADECIMIENTOS Este pequeño libreto, tiene como único objetivo hacer disfrutar a todos los lectores con mis pequeñas aventuras y que sirva de guía para aquellos aventureros que en algún momento se planteen visitar este destino. Gracias a todos aquellos que han mostrado tanto interés en su lectura, y a aquellos que han aportado su granito de arena en su revisión crítica del manuscrito en diferentes momentos de su elaboración, aun así disculpad las numerosas faltas ortográficas y de redacción y por último, debo reconocer que escribir un libro de esta dimensión ha supuesto un gran esfuerzo y un gran consumo del valioso tiempo personal y familiar. Por último invito a todo el que quiera a aportar sus comentarios, correcciones, sugerencias o peticiones de información o de fotografías o cualquier dato que estime oportuno escribiendo a apuertas@gmail.com

¡Gracias a todos y os animo a participar en mi próximo viaje 25 días por Colombia!!

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Un país lleno de contrastes. La variedad de paisajes y microclimas que se pueden disfrutar en un mismo día, hacen de este país un destino paradisíaco. En sólo 51mil kms cuadrados, el viajero puede encontrar: sol y playa, aventura, naturaleza y cultura; componentes necesarios para satisfacer el gusto de miles de turistas que encuentran en Costa Rica, una tierra acogedora y tranquila. Uno de los destinos de turismo ecológico más importantes del mundo, al ser casi un cuarto del país parque nacional o zona protegida, son numerosas las posibilidades de explorar las maravillas de la naturaleza. Vea grandes gatos en el Parque Nacional de Corcovado, monos y tortugas en el Tortuguero o montones de orquídeas en el Bosque Nuboso de Monteverde.

costa rica DIARIO DE UN VIAJE - 2009


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