Diario de Chiapas

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OPINIÓN

Lunes 30 de Agosto de 2010

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¿Cambio en la continuidad o continuidad en el cambio? L

os efectos de la guerra fría han provocado un entorno mundial cambiante sobre todo para los Estados Unidos, este es el argumento central del reconocido pensador Fareed Zakaria y autor del libro The Post-American World en el que analiza el futuro de las instituciones democráticas y las relaciones internacionales, la tesis primordial señala que: “Estados Unidos ha sido incapaz de asumir el papel de director de orquesta en un entorno mundial cambiante, caracterizado por el surgimiento de diversos centros de poder e influencia (China, India, Brasil, Rusia), y que esa combinación dificulta el avance de la humanidad en temas que tienen una clara trascendencia global, como el cambio climático y la proliferación nuclear” dado que “Estados Unidos no parece querer jugar ese rol, pero China tampoco, así que el resultado es que estamos atorados, las cosas no se hacen”. El también columnista y editor de Newsweek International, al visitar México dijo estar interesado en entender el fenómeno de la violencia criminal que asuela varias regiones del país, pero deriva en otros muchos temas, entre ellos las oportunidades que México tendría en el nuevo orden económico mundial si sólo lograra concretar un proyecto de nación moderno, ponderando que en México se ha desarrollado una industria manufacturera y “Eso tiene un valor de largo plazo y también imprime una gran disciplina laboral en la sociedad, eso es muy bueno”. Aunque no le impide ver también los obstáculos en el camino de la modernización de México: “Su Congreso parece muy disfuncional y la institución presidencial tiene poco poder”. Sigue: “Cuando uno se pregunta cuáles son los países ideales para que los viejos de hoy vivan, la respuesta tiene que ser Estados Unidos, Francia y Alemania, porque son países donde se protege mucho a las personas mayores, sobre todo porque quieren preservar los valores del pasado que los llevaron a la prominencia. Zakaria nació y creció en Mumbai (antes Bombay, India) y en una entrevista que le hace el periodista mexicano Beltrán del Rio con respecto a los grandes problemas en la India le pregunta— ¿Qué sucedió para cambiar esa realidad? El contesta: “Básicamente, que el país tuvo que quebrar. En 1992, India tuvo que mandar un cargamento de oro a Londres para poder obtener otro préstamo de los organismos financieros internacionales. No hubo de otra: o cambiábamos o no tendríamos futuro. Nos dimos cuenta que el modelo económico por el que pensábamos que llegaríamos a la igualdad social no funcionaba. A China le pasó algo muy similar, en 1979”. “Antes de 1992, India se parecía mucho

Octavio Gordillo Guillén

a México: los empresarios eran vistos como unos seres despreciables, avariciosos y capaces de llegar a acuerdos inconfesables con los políticos. Era mal visto querer ser empresario, pero hoy todos los jóvenes quieren serlo” Y culmina “La ausencia de un proyecto nacional con visión de futuro en el mundo globalizado, la falta de disposición para aplicar la ley, y el estado de confort que comparten los principales partidos políticos por lo pronto han hecho imposible que México sobresalga como la potencia emergente que está llamada a ser simplemente por su población, ubicación geográfica, extensión territorial y recursos naturales”. Tomamos este tema de sustento porque nuestro Sistema Político, presenta enfermedades sintomáticas, la pobreza, la injusticia, la inseguridad, la exclusión social, que asustan por los índices y tendencias y por otra parte lastiman a todo el tejido social. Pero existen otras enfermedades que son asintomáticas, la desesperanza, la inestabilidad, el temor, el miedo…que no son tan notorias ni tan mensurables, no se miden en números estadísticos y mucho menos aparecen multiplicados por los medios de comunicación. El primer factor genera crisis cuantificables y por tanto, pareciera que tiene una mayor posibilidad de solución, pero en el caso de los elementos subjetivos donde hacen falta indicadores concretos, mesurables, evidentes, ha sido un factor inestable que casi nunca se advierte y, en muchas ocasiones, los sistemas caen cuando más sólido se creían, un caso que puede ser el ejemplo, en el año 2000, muchos aseguraban el triunfo del PRI, de la misma forma que tras la llegada de Fox, muchos predicaban el final de PRI, y ahora todos aseguran el regreso del PRI, este es un ejemplo claro de la inestabilidad, ante este fenómeno pareciera que nuestra constante es la inestabilidad y nos preguntamos, ¿Esta inestabilidad es para siempre? ¿Es parte de la manera de hacer política a la mexicana? No lo sé de cierto pero lo supongo, como escribió, Jaime Sabínes, En México sobran análisis de coyuntura y escasea propuestas y diseñadores de un país mejor, el proceso de transición está en riesgo por ello la interrogante de ¿Cambio en la continuidad, o continuidad en el cambio? Puesto que son pocos aquellos que proponen un proyecto de nación y diseñan los planos para edificarlo. Se dice fácil. Todos pedimos mejores gobiernos, más empleos, menos pobreza, pero muy pocos imaginan un prototipo específico y casi nadie concibe una estra-

octaviogordilloguillen@gmail.com

tegia concreta para realizarlo. ¿Qué tipo de sociedad anhelamos ser? ¿Qué economía, qué régimen queremos adoptar? En política, resulta lo más parecido a los pecados de soberbia y estupidez, el convertir en actos de fe los procesos electorales o de acceso al poder, y el ejercicio mismo del poder. En el campo de la comunicación simbólica hacemos gala de los refranes del poder, al parecer estas expresiones explican el ser y el decir del poder… “En política no hay sorpresas, sino sorprendidos”. De esta manera las preguntas obligan. ¿De verdad, nadie sabe quiénes son los actores y los electores? ¿De verdad nadie sabe quién son la clase política a la hora de tomar decisiones de poder? Vale recordar que en la política, los procesos electorales y la lucha por el poder, son algunas de las actividades humanas en donde las reglas fundamentales son —en la práctica cotidiana—, el individualismo, la traición, la inmoralidad y el engaño. Se puede argumentar lo que quieran, aunque resulte increible, son muchos los indicios de que los políticos profesionales, periodistas experimentados y ciudadanos de a pie se niegan a ver que el sistema de partidos está en crisis aunque muchos dirigentes los consideren como estables, quizá por su mirada tan corta que abarca solamente sus interese inmediatos y los usos que de su partido hacen para sus ambiciones del poder por el poder mismo, se ha dicho que en nuestra cultura política muy a la mexicana nuestra memoria es muy corta, por ello siguen creyendo que los fracasos: Son del pasado, no del futuro, pronto muy pronto se presenta una tormenta… Sin embargo, lo han descontado los políticos pero en la mente del ciudadano existen indicadores que señalan que el cambio ya está en “la mente” y empezaran a brotar y seguirán generando sorpresas con los vaivenes del voto ciudadano, para el 2011 es posible, para el 2012 es probable, para el 2015 es casi seguro y para el 2018 es totalmente seguro, al menos es lo que señalan varios estudios de prospectiva. Es momento de hacer un alto y preguntarnos ¿Cuál es hoy la diferencia entre la derecha, la izquierda y el centro ideológicos? ¿Cuál es la diferencia entre PAN, PRD y PRI? ¿Enfrentamos nuevamente otra gran farsa del sistema de partidos, cuando nos dice que se juntarán la derecha y la izquierda, para reducir el poder al PRI? ¿Está realmente nuestro país ante una vulgar lucha del poder por el poder, más que en la búsqueda del futuro? También es momento de hacer un alto y

reflexionar, estamos por iniciar una etapa histórica, de trascendencia política, el mes de septiembre de este 2010, dan comienzo los festejos del Bicentenario y del Centenario de gestas heroicas y como lo señalamos en esta columna hace más de dos años, pareciera que todo quedó en festejos, celebraciones, reflexiones históricas, campañas de boletos de lotería, libros para todas las familias, por cierto de difícil lectura por los coloridos y baja calidad de la impresión, telenovelas y una serie de especialistas en foros denominados: Discutamos México… que muy a la mexicana se convirtieron en charlas de muchos datos pero muy poco contenido trascendente y casi nada sobre las opciones del futuro… en Chiapas no podemos perder la esperanza de que los próximos gobiernos si se preocupen por un proyecto del Chiapas que deseamos para un futuro, de al menos este siglo. Desde otra perspectiva esta semana inician las actividades en la Cámara Alta y la Cámara Baja, la recepción del informe Presidencial y días después la iniciativa de ley de ingresos y egresos para el 2011, las agendas de cada tema son de importancia tan relevante que aunado a las propuestas de Reforma del Sistema Político, la reforma laboral que tiene avances significativos, la de Seguridad, la Fiscal…se convierten en un coctel muy complejo y propenso a riegos de rupturas y arreglos que no responden a la mejor solución, como señalé en párrafos anteriores, la tormenta está en su punto… ¿Ante las actuales circunstancias, es posible un proyecto de Nación? Tendríamos que contestar que más que posible es indispensable, hemos puesto como principio la participación de la sociedad civil y hasta el cansancio señalado que los políticos nos deben resultados tangibles en la búsqueda de soluciones al gran problema del desarrollo que padece en forma alarmante nuestro México. todo ante la responsabilidad de situarnos por encima de lo incidental y proyectar a las nuevas generaciones hacia metas mayores y en esto incluimos a todos los agentes sociales, empresariales, estudiantiles, en fin la sociedad en su conjunto para que con su esfuerzo abramos las opciones necesarias y deseables para el futuro. Será suicida seguir en los próximos años cual víctimas inertes ante nuestras circunstancias, que si bien son históricas, no podemos seguir escudándonos en el viejo lema de que todo lo que nos sucede son herencias ancestrales, que han sido falsas salidas para la irresponsabilidad. Ahora si de todos. Y la pregunta mayor: ¿ESTAMOS ANTE UN CAMBIO EN LA CONTINUIDAD O UNA CONTINUIDAD EN EL CAMBIO?


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