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ACTUALIDAD
LUNES 5 DE MAYO DE 2014
Ante una realidad que el relato oficial ya no alcanza a disimular La estrategia de la Casa Rosada, consistente en aferrarse a un discurso económico con datos y cifras sobre lo bien que le va al país, tirar hacia adelante y mantener el rumbo, como sea, hasta 2015, empezó a complicarse. Por Eugenio Paillet Al gobierno se le ha empezado a complicar aquella estrategia que alumbró Cristina Fernández para aferrarse al discurso económico casi como única conquista de su gestión. Y a partir de allí, y de la difusión afiebrada y diaria de cifras y datos sobre lo bien que le va al país, que ése era el plan, tirar hacia adelante y mantener el rumbo como sea hasta el segundo semestre del año que viene. En ese nicho de la administración era donde ella pensaba que estaba su fuerte, el podio desde el que pensaba compensar algunos otros gruesos faltantes como la lucha contra la inflación, el avance imparable del narcotráfico en la sociedad y hacia adentro mismo de las estructuras gubernamentales, o la indiferencia pasmosa ante el crecimiento doloroso de la inseguridad. Ya antes del componente que disparó de lleno la estrategia, que fue el duro documento que alumbró el Foro de Convergencia Empresarial, la Presidente había dado por sentado que con entregarle el manejo puro y duro de la economía a su joven de cabecera, Axel Kicillof, del que comprueba ahora tarde y mal que le ha entregado más fracasos que éxitos, y colocar al experimentado y leal Juan Carlos Fábrega a hacer algunos buenos números con las tasas de interés y las reservas desde el Banco Central, alcanzaba y sobraba. Después, siempre aferrada a la idea de que a ella no le iban a colgar el mote de "pato rengo" y que con esas herramientas podría llegar con algún que otro sobresalto a las elecciones del año que viene, se las ten-
dría que arreglar el que llegue para asumir en su lugar al frente del poder. Es decir, el plan no es dejarle el campo minado a quien asuma como presidente dentro de 19 meses, pero más o menos. Pero de pronto todo ha empezado a complicarse. Y por esa razón hay una sola explicación para entender que ella haya arrancado ahora mismo con una especie de rendición de cuentas anticipada de su gestión. Puede verse en sus últimos discursos, hablando de todo lo que se hizo, y en segundo lugar buscando comparar su actual gestión con cómo estaba el país en 2003. La idea está clara en eso de buscar tapar lo que ahora ha empezado a andar mal con lo que el relato sostiene que antes estaba bien: "miren como estamos ahora y como estábamos hace once años", es el mensaje que se busca difundir. Como si en el medio no hubiese pasado nada. La explicación de marras es que los datos y los números empiezan a no cerrar a la presidenta y a su ministro de Economía, y el problema es que no pueden ser disimulados. Veamos apenas un muestrario. La clase media, por citar a la madre de todos los desvelos de la presidenta en materia electoral, ha quedado absolutamente al margen del préstamo para consumo. Es como consecuencia de las altísimas tasas de interés que cobran los bancos. Entonces ella intenta un cambio y dice que "primero hay que prestarle a la producción", cuando la defensa del consumo fue una de las banderas del kirchnerismo. Esos son datos que no los puede disfrazar el INDEC, al
que por otra parte ahora se ven obligados a adecentar por imposición de los organismos internacionales a los que necesitan ir a pedir créditos. Recrudecen las suspensiones y los despidos en casi todas las ramas de la producción. La industria automotriz está por el piso, y esos son datos, otra vez, provenientes de las cámaras empresarias. Ahí el relato no puede meter mano. En ese tren de calamidades, la destrucción de puestos de trabajo está a la vuelta de la esquina, y por si fuera poco se comprueba que a la presidenta le cuesta cada vez mas contener a Antonio Caló y los gremios aliados, que ya se animan a ponerle plazo fijo a la eliminación del impuesto a las Ganancias. No es sólo Hugo Moyano el que dice que si no escuchan habrá que hacer otro paro. Lo susurran en la propia CGT oficialista, lo insinuó la sema-
na pasada el mismo Caló, cada día más impaciente y más apurado por sus bases. Ya no alcanza con culpar a la cadena del desanimo o a los que siempre ponen palos en la rueda. Hasta ahora el gobierno había practicado la dudosa gimnasia de desentenderse de la inseguridad, de la inflación, mirar para otro lado con el narcotráfico, salvo algún novelón de dudoso guión protagonizado por Sergio Berni, y concentrarse en ponderar la economía. Los indicadores que Kicillof y "el nuevo INDEC" no pueden dibujar muestran que la economía está haciendo agua por los cuatro costados. El problema no es sólo que aparecen grietas en el plan para durar hasta 2015, sino que ahora hay signos palpables de que el cuadro social se está deteriorando. Y falta una eternidad para diciembre del año que viene.
Por el lado de la política y de las candidaturas, de la diferencia entre lo que la presidenta quiere o lo que le conviene, las cosas no van mejor. Hasta La Cámpora, que antes lo repudiaba, le dice ahora que "lo sensato" sería bendecir a Daniel Scioli. A la doctora le seduce la buena letra de Florencio Randazzo, o que Sergio Urribarri jure en privado que si gana no tiene problemas en ser "chirolita" de Cristina. Pero la verdad es hereje: el gobernador bonaerense es el único "del palo" que mide bien arriba como para pelearle a Sergio Massa, que sigue al frente de todas las encuestas. Los demás son cartón pintado. Cristina tiene dos problemas: el relato económico ya no se sostiene, lo cual no es poco porque no le queda otro. Y advierte, el peor sueño hecho realidad, que va a tener que ir solita al pie de Scioli.
*"La violencia de arriba …" Por Malú Kikuchi ¿Recuerda que en los 70 el terrorismo excusaba crímenes inexcusables, con una frase que decía: *"la violencia de arriba engendra la violencia de abajo?". Si Usted tiene una cierta edad es difícil que lo haya olvidado. Tampoco puede haber olvidado lo que siguió. Los fantasmas todavía están entre nosotros. Hoy, ahora, estamos rodeados, sitiados, arrasados por la violencia. Y ya no hablo de la enorme violencia de la corrupción, ni de la injusta violencia de la impunidad, ni de la vio-
lencia de la inflación que hace que la plata no alcance; ni siquiera hablo de la violencia humillante de la pobreza (27,5%), de la vilencia de la pésima educación pública, ni de la violencia insoportable y permanente de la mentira del relato. Hablo de la violencia. De la violencia del robo, del arrebato, del secuestro, de la violación, del asesinato. Hablo de despojo, armas, terror, sangre, muerte. Porque todo eso es la violencia. Y hoy, perdón por reiterar, nos gobierna la violencia. En cualquier lugar, a cualquier hora, de cualquier forma, la violencia está. Activa. Asesinan una adolescente de 17 años, buena chica, pegándole al salir del colegio nocturno. Llega a su casa en condiciones terribles, hasta le faltan dientes y la madre pregunta ¿vamos al hospital?, la chica contesta no, tomo una aspirina y me duermo. Recién al día siguiente, cuando no despierta, los padres la llevan al hospital. Es tarde. Quizás a tiempo se hubiese salvado. Fracasó la familia: En la escuela, le pegan a una niñita de 7, chicos de su edad y de 8 años. La familia actúa a tiempo. La chiquita tiene hematomas en el estómago, el cráneo y otras "menudencias". Los maestros habían reportado un dedo lastimado. La víctima no conoce el porqué del ataque. La escuela le mintió a los padres. Fracasó la escuela: Un choque descomunal en San Pedro, 2 autos, una moto, 9 muertos. Jóvenes. Alguno de
los autos con alcohol y droga. Otro choque fatal: toda una familia muerta en Salta en un choque con un camión. ¿Exceso de velocidad? ¿Una curva mal señalizada? Resultado, 4 muertos. Fracasó la sociedad: Y los asesinatos diarios, los femicidios, la violencia aparentemente gratuita ya que la víctima, – porque a pesar de Zaffaroni y sus seguidores, las víctimas son las que sufren los agravios -, entregan todo con tal de seguir viviendo y eso no se les permite. Lo explicamos con la droga. Con la inverosímil permisividad de las fronteras, con la indiscutible connivencia de policías, gendarmes y funcionarios, algunos, no todos, pero con eso basta. Y la intolerancia que se nos ha instalado hasta en las casas, en las familias, con los amigos. Todo nos saca de quicio. Todo pasa a ser imperdonable. Empezando por los medios, ya que la sangre chorrea desde las pantallas de los televisores, hasta el constante sonido de los celulares, sin los que aparentemente no se podría vivir, pero es difícil no tirarlos a la basura con tal de no oírlos. Todo nos saca. La violencia nos asfixia y la reflejamos. Fracasó la familia. Fracasó la escuela. Fracasó la sociedad. Si sumamos todas las partes, ¿cuál es el resultado? Fracasó el gobierno. Un gobierno que no fue impuesto por la CIA, ni infiltrado por al Quaeda, ni dirigido por Cuba (bueno, acá (Continúa en pág. 19)