29noviembre2013

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OPINIÓN

29 noviembre de 2013

TRIBUNA LIBRE

Cuaderno de otoño

Inmaculada Castro

Libros

Violencia de género Esta semana, el 25 de noviembre, se ha celebrado el Día Internacional contra la Violencia de Género. Hemos podido ver a políticos participar en actos como concentraciones, manifestaciones, programas de radio o televisión, hablando sobre este terrorífico asunto. Pero ¿por qué sólo se acuerdan de las víctimas del terrorismo machista el 25 de noviembre de cada año? ¿Por qué no hacen más cosas? ¿Por qué recortan en políticas de igualdad? ¿Por qué recortan en sanidad? ¿Por qué recortan en educación y cambian programas y contenidos coeducativos? ¿Por qué recortan en políticas de prevención de violencia de género y en personal, policías, que se dedicaban a cuidar a las víctimas? ¿Por qué tenemos a representantes de la Iglesia que prestan su apoyo a libros sexistas y que humillan a la mujer? ¿Por qué se cambia la Ley del aborto y criminaliza a la mujer? ¿Por qué?, podría estar preguntando a los políticos muchas cuestiones sobre recortes que afectan a la mujer. Vivimos, desgraciadamente, en una sociedad patriarcal, en la que el hombre es el dominante del Sistema, porque a pocas mujeres vemos que ostenten puestos en lugares clave, bueno, contamos con una Vicepresidenta que, nada más tener a su bebé, volvió al trabajo, haciendo que muchas personas pensaran que el derecho de la maternidad, a esos días que las madres y padres pueden estar con sus hijos o hijas, pareciese innecesario. Recordemos que fue algo que costó muchas reivindicaciones de mujeres. Tenemos a una Ministra de Salud que da un hachazo a las mamografías, esenciales para la detección del cáncer de mama. Tenemos a una ministra de Trabajo que realizó una reforma laboral en la que las mujeres salían perdiendo, volviendo a trabajos precarios, con menos remuneración y obligando a muchas a volver a sus casas y depender de un hombre, con suerte, que

MIRADA EN COLOR

DIARIO LA AXARQUÍA / 3

no es maltratador. Eso sí, la ministra se encomienda a la Virgen del Rocío para que resurja el trabajo. Mujeres poderosas, que podrían haber hecho cosas por las mujeres, que podían haber dicho NO al recorte en políticas a la prevención de la violencia de género, que podían haber dicho NO a la reforma del aborto, cada una que decida cuando quiere ser madre, que podían haber dicho NO cuando Wert cambió la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Mujeres que han visto cómo un libro editado por el Arzobispado de Granada, titulado “Cásate y sé sumisa”, salía a la venta y han tardado mucho tiempo en pronunciarse contra él, aunque esto no lo han hecho todas, hay una concejala del PP de Vélez-Málaga que dice que no puede opinar porque no se lo ha leído (con el título creo que basta para estar contra él y condenarlo). Pero no han hecho nada, al contrario, son cómplices de la situación en la que viven muchas mujeres. A estas mujeres, a este gobierno, a los políticos, hay que recordarles que los recortes en igualdad MATAN. Hay que recordarles que con estas medidas tienen las manos manchadas con esas mujeres que han muerto bajo las garras de sus parejas. Hay que recordarles que para acabar con el terrorismo machista hay que hacer políticas de sensibilización, más protección para las mujeres e hijos, más educación para adolescentes sobre igualdad, más ayudas para mujeres que tienen que irse de sus hogares para comenzar una nueva vida lejos de un salvaje. No se puede recortar en la prevención de la violencia de género, no se debe recortar en políticas de igualdad e invertir en armamento. Por último, sólo quiero decir a esas mujeres que lean esto, que estén sufriendo la violencia en su persona, que griten, que hablen, que denuncien, porque no estáis solas y no lo vais a estar. No lo dudes, denuncia, llama al 016. No estás sola.

El Francotirador Paciente / Arturo Pérez-Reverte Un encargo editorial pone a Alejandra Varela, especialista en arte urbano, tras la pista de Sniper, un reconocido artista del grafiti, promotor de acciones callejeras al límite de la legalidad (algunas de ellas con resultados fatales) del que casi nadie ha visto jamás el rostro.

Cine Frozen, el Reino del Hielo / Chris Buck Una profecía condena a un reino a un invierno eterno. Así que Anna se ve obligada a unirse a Kristoff y emprender un viaje épico en busca de la Reina de la Nieve para poner fin al gélido hechizo. Anna y Kristoff lucharán en una carrera contrarreloj para salvar al reino.

Música Para Todos Los Públicos / Extremoduro Undécimo álbum de la banda extremeña formada por Roberto Iniesta, Iñaki Antón, Miguel Colino y José Ignacio Cantera que tuvo un proceso de grabación intermitente y muy dilatado en el tiempo.

Videojuegos Ryse: Son of Rome / Xbox One Un título de acción pura y dura donde libraremos encarnizadas batallas mientras luchamos contra la invasión bárbara y devolvemos la gloria a Roma.

Margarita García-Galán

La Torre del Violín La mañana soleada del último domingo de noviembre invitaba a pasear por el pueblo. Entre cerros vestidos de olivos, almendros, encinas y alcornoques, con sus calles blancas, estrechas y empinadas, Totalán nos esperaba con su popular Fiesta de la Chanfaina. Mucha gente subiendo y bajando las cuestas, probando las pasas, las aceitunas, el vino de la tierra y mojando pan en los platos de aceite. Las pandas de verdiales amenizaban la fiesta con esa música antigua que siempre me fascina; a su son, las mujeres alzaban los brazos moviendo las cintas de sus castañuelas, y en sus mantoncillos negros las flores de vivos colores bailaban también a compás. La calle era un tapiz multicolor, un fundido alegre de aromas, sonidos y sabores que invitaba a disfrutar la fiesta. La perspectiva era hermosa desde el Mirador

del Zagal, donde se alza, destacando en el paisaje, una torre coronada con una veleta en forma de violín. El lugar conmemora la derrota de parte del ejército cristiano a manos de El Zagal. El ataque morisco, según la leyenda, se produjo a la señal de un rabé, o violín, tocado desde la torre. Un precioso mosaico recrea ahora aquel momento: a lo lejos, entre los montes, el ejército cristiano llegando; en el pueblo, los moriscos, espada en alto, defendiendo el lugar mientras sonaba el violín. “El rabé gritador / con su alta nota / cab él orabín / taniendo la su nota / el salterío con ellos / más alto que la mota / la vihuela de péndola / con aquestos y sota”… La leyenda suaviza y embellece la historia. Imposible imaginar un toque de violín llamando a la batalla; la dulzura de la música entre odios, espadas y sangre. Ahora, tanto tiempo después, la

leyenda duerme en un violín de paz que da vueltas y vueltas en la veleta de una torre morisca, vigilando mientras baila el vivir tranquilo de gentes sencillas; avisando sólo de los ataques del viento. Con el rabé sonando en el tiempo, seguimos recorriendo las calles de Totalán. Huele a chanfaina, y buscando donde probarla nos perdemos en la algarabía de las pandas, que siguen con sus verdiales. Entre la estética de trajes negros y camisas blancas de los ‘tocaores’, una mujer rubia, que parece extranjera, toca las castañuelas; viste un atuendo informal, con pantalones de cuadros y una rebeca de lana atada a la cintura, y tiene los cinco sentidos puestos en no perder el compás. Su pantalón se mueve porque se le van las piernas con la música que ella sigue atenta. Entonces, otra mujer -de Torre del

Mar- la invita con gestos a bailar; ella, sonriente, asiente y pregunta: “¿La primera?”. Se sabe la danza, la está aprendiendo en Cútar, donde vive. Ella es sueca. Su marido, americano, es uno de los ‘fiesteros’ que tocan en la panda; viéndolo tan integrado, nadie diría que es de Los Ángeles. Las dos mujeres siguen bailando, con distinto acento, pero al mismo son. Yo las miro, embobada, dejándome envolver por los violines, las guitarras, los palillos, el pandero... Pienso en lo hermoso que es que una música sirva para hacer amigos, para unir culturas. Después del baile, la sueca me cuenta que a ella y a su marido les gusta vivir en Cútar, que les encantan los verdiales y tapear de vez en cuando en Torre del Mar. Me enseña sus castañuelas y me dice que le es muy difícil bailar y tocar a la vez.

Subiendo y bajando las calles, el rastro de la chanfaina nos lleva a un bar que se llama, como no podía ser de otra manera, ‘Arriba y abajo’. Con buenas vistas a los montes, bajo un techado de cañizo, los platos amarillos de chanfaina vuelan de mesa en mesa; está buenísimo este sencillo guiso de patatas que da nombre a una fiesta popular. Mereció la pena visitar Totalán, probar su gastronomía, conocer a su gente y mirar el paisaje desde una torre de leyenda que suena a violín. El mirador del Zagal se quedaba atrás; la veleta seguía dando vueltas a la historia y el rabé sonaba mezclando su música imaginada con la de otros violines. Ajena al frío gélido de su país, la sueca seguía bailando al calor del sol y de los verdiales.


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