Diario 16. 20-8-1977

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4/OPINION

Sábado 20-agosto 77/DIARIO 16

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Batalla por las municipales > Los dos grandes partidos salidos de las pasadas elecciones, la U C D y el PSOE, preparan sus baterías para lanzarse a una guerra abierta en las elecciones municipales. Nombres sonados, como el de los ex ministros José María de Areilza y Joaquín JRuiz-Jiménez, han saltado a las primeras páginas de los periódicos como posibles candidatos a la importante alcaldía de la capital del Reino. D e ser ciertas las informaciones que corren últimamente, los dos ex serían apoyados en las municipales por el P S O E y la U C D , respectivamente, aimque los primeros lo niegan categóricamente. Cierto o no — a ú n quedan muchos meses para que los españoles acudan de nuevo a votar—, el que en los mentideros políticos se citen ya esos nombres indica u n claro deseo expresado a media voz, por ahora, de recuperar para la política a dos hombres que lo fueron casi todo y que trabajaron lo suyo —desde ángulos y posiciones distintas— para que España comenzara a convertirse en un país democrático. Aunque hay quienes consideran que Ruiz-Jiménez. que sufrió un duro revés en las elecciones generales al frente de la Federación Demócrata Cristiana —con un Gil-Robles colgado de su brazo— es ya un hombre con escaso futuro político, otros piensan que el intento de recuperarlo tiene segundas intenciones. E s sabido que don Joaquín ha rechazado algunos cargos de relevancia que le habría propuesto el presidente Suárez con el ánimo de atraerse al ex ministro de Educación, a su coalición centrista. El partido suarista, huérfano de padrinos internacionales, podría estar muy interesado en que los hombres de Ruiz-Jiménez ingresaran en l a U C D . Téngase en cuenta 'que la Federación Demócrata Cristiana es la que tiene el reconocimiento de la Internacional Demócrata Cristiana, y en el juego malabar de Suárez por ganarse apoyos foráneos, lo mismo parece estar interesado en ingresar en la Internacioiial Liberal o en la Internacional D C . Por ahí podrían ir los tiros, y por ello don Joaquín habrá de pensárselo muy mucho antes de dar el paso definitivo que lo lleve al redil suarista. E l caso dC'Areilza, conde de Motrico, es muy distinto. Aunque el P S O E lo desmienta, parece que habría algunas posibilidades de que im hombre de prestigio fuera apoyado por diversos partidos de izquierda en las elecciones por el municipio de Madrid. Areilza podría ser ese hombre. El PSOE y, en general, la izquierda, tienen que tener bien presente que Madrid sólo lo ganan si se unen. Aunque la diferencia de votos entre UCD y el PSOE en las pasadas elecciones fueron mínimas —y según algunos el partido socialista habría ganado a la U C D — , para no correr riesgos el P S O E deberá buscar un apoyo, aunque sea mínimo —^podría ser el propio PSP de Tierno Galván— si es que quiere un socialista al frente de Madrid,, o, al menos, un independiente del tipo de Areilza.

Vanessa por TVE Esbelta, bella eoii su pelo rubio, ojos enormes, elegantemente vestida, a Barcelona llegó la actriz inglesa Vanessa Kedgrave. Lo normal hubiera sido que los especialistas en la llamada "prensa del corazón" rastrearan su llegada y recorrieran precipitadamente los hoteles y calles barcelonesas, al igual que se suele hacer con las demás estrellas y estreUitas del séptimo arte. Pero no. Los pei'iódicos catalanes desplazaron a

© Biblioteca Nacional de España

sus expertos en política porque Vanessa acudía a la Ciudad Condal en calidad de miembro del Comité Central del Workers Revolution Party (de tendencia ti-otskisfa). Pero Vanessa, tan guapa ella, tan proletaria ella, decidió no decir ni mu a los chicos de la prensa y soltarles un roUo macabeo de aquí te espero. Eso sí; abrió su mejor sonrisa y accedió a ser entrevistada por las ansonianas cámaras de TVE. Cosas de la vida.

Teoría de los partidos pequeños Pablo Lucas Verdú Para comprender los pequeños partidos parece conveniente anali; zar las causas que los producen. Estas, sin agotarlas, pueden ser varias: 1. Sistema electoral: El sistema mayoritario, combinado con otros factores sociológicos, convierte a grandes partidos en pequeños, al menos en su implantación parlameataria. Asi ha ocurrido con el Partido Liberal en Inglaterra. 2. Espacio político ya ocupado pOr otras fuerzas políticas: Es el caso de la Democracia Cristiana en España. El espacio político populista lo cubrieron otras fuerzas coaligadas eii UCD y sus afirmaciones izquierdistas por el socialismo y el comunismo. No hay que olvidar la inhibición de la jerarquía eclesiástica. 3. Disensiones y escisiones dentro de una misma familia política: Así ha ocurrido con el socialismo en España. La corriente más fuerte, PSOE, se impuso en las elecciones del pasado 15 de junio, frente al PSP, la PPS y el PSOE histórico. 4. Descrédito del pasado político: Perceptible en Alianza Popular por sus vinculaciones y referencias explicitas al régimen franquista. En otro sentido, es el caso del PCE, que todavía suscita malos recuerdos en ciertos sectores de opinión, a pesar de la campaña electox'al para crear una buena imagen democrática y pese, también, al eurocomunismo. En cuanto al Partido Carlista de Carlos Hugo, el pasado ha jugado en menor medida, y más, las disensiones y la ocupación por el socialismo del espacio político buscado. 3. En conexión con el punto primero, no hay que olvidar la tendencia psicológica a que el voto sea útil, que no se pierda y beneficie a UCD contra AP y al PSOE contra las otras formaciones socialistas. 6. Por último, la disponibilidad de recursos económicos patente en UCD y en PSOE. Sin embargo, AP, que contó con abundantes medios, no pudo superar el punto cuatro. Identificación Examinadas rápidamente las causas productoras de los pequeños partidos, d i r e m o s algo sobre la identificación del partido pequeño. Claro que su identificación depende del punto de vista. Asi, desde el enfoque del gran partido, por eiemplo, desde el PSOE, el PSOE fhistórieo), el PSP y la FPS no.

tienen sentido para subsistir; el espacio político que pretenden lo ocupa por entero el primero. En consecuencia, sólo cabe la unificación. Frente a ese punto de vista, los pequeños p a r t i d o s argumentan: Nuestro tajnaño es reducido en el ámbito parlamentario debido a la injusticia del sistema D'Hondt, pero no lo es tanto en la implantación social. Además, el socialismo mantenido por estas formaciones se diferencia por su independencia de la Internacional Socialdemóerata, por cargar más el acento en el regionalismo y/o federalismo y por no considerar a sindicato alguno como correa de transmisión. Sostienen- la unidad, pero sin absorciones. Razones M caso varía también respecto a grupos como ORT, PT, etc., puesto que no hay posibilidad de absorción pm- el PCE y, en todo caso, la unificación se daría entre partidos afines (marxistas-lenitiístas-pensamiento de Mao) o entre los grupos traskistas. Expuesto lo anterior, ¿qué razones existen para justificar la existencia de los pequeños partidos? Dado que carecen de espacio político, considerando su exigua representación parlamentaria —^si la tienen— y en los otros casos que proceden de situaciones políticas periclitadas, ¿por qué han de tenerse en cuenta como magnitudes políticas estimables y respetables? Sin embargo, esos interrogantes y sus correspondientes respuestas no parece que sean definitivas. En política, lo que .existe, sea su tamaño grande o pequeño, cuando se mantiene con convicción y se ajusta a criterios y procedimientos democráticos, a de estimarse y, por supuesto, respetarse. F r e n t e al ^triunf^smo de los grandes partidos, lo.s pequeños esgrimen sus razones de autenticidad, de seguir existiendo alentando la idea y el propósito de crecer. ¿Quién tiene seguridad absoluta de que los pequeíios partidos siempre lo serán y/o desaparecerán? ¿No cabe lo contrario, que los grandes se empequeñezcan y su puesto lo ocupen los que antes eran menores? Efectos Y ahora analicemos los efectos de los pequeños partidos.

Es claro que eri el nivel parlamentario su cooperación al lado o contra uno de las grandes partidos puede ser definitiva para mantener un gobierno' o derribarlo; para aprobar" un proyecto de ley o rechazarlo. No obstante, su papel significativo más permanente se da en el plano social. Los pequeños paitidos son mo- " lestes pai'a los grandes en la medida que desligados de los compromisos, a veces no muy limpios que implica el poder o el intento de su próxima captación, evidencias las frecuentes contradicciones de los grandes: triunfalismo, claudicaciones, oportunismo, etcétera. Los pequeñas partidos se permiten una crítica más profunda y generalizada, enfatizan los ideales y proponen metas utópicas oscurecidas o retrasadas por los grandes. Por eso, los. seguidores juveniles de los pequeños partidos sueleii ser numerosos. También muestran tendencias anarquizantes y el repudiogeneralizado de lo establecido que, Sr^ún ellos, han terminado por aceptar los grandes. Frente a las afirmaciones pragmáticas del voto útil y las aeiBaeiones de la inexistencia de espacio político, así como de los vaticiiüos de su inminente desaparición, los partidos pequeños se autoafirman; las deserciones que les afectan— a veces exageradas por los grandeslas consideran como conv-snientes purificaciones; la unidad que se les ofrece por los grandes se mii-a con infinitas cautelas porque temen su absorción. Mientras el sistema neocapitalista exista, con sus intrínsecas contradicciones, el abanico de fuerzas políticas contendrá partidos pequeños en la derscha, en el centro y en la izquierda. Estos últimos son difíciles de convencer por los grandes mientras no se les asegui-e que la unidad propuesta no se haga con cierta generosidad y realismo, con la nítida afirmación que la línea ideológica a seguii' no se desvirtúe. Mientras existan sólidas convicciones, firmeza en su aceptación, ideales que alcanzar y líderes honestos que los propongan, habrá sitio para los pequeños partidos y será difícil apearlos. En estos casos nos encontramos, valga la aparente contradición ante pequeños grandes partidOiS.


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