29 Manuel Martín Serrano, La producción social de comunicación, Alianza Editorial, Madrid, 1986, pp. 139-140.
30 Robin Mansell, La revolución de la comunicación. Modelos de interacción social y técnica, Alianza Editorial, Madrid, 2003, p. 255.
31 P. Kotler, Marketing Management, Prentice Hall Internacional, Nueva Jersey, 1997, pp. 616-620.
Este trastorno genera mucho dolor y pérdida de identidad, que puede mejorarse únicamente a través de una concienciación de su dinámica. Si entendemos las transformaciones revolucionarias causadas por los nuevos medios, podemos anticiparlos y controlarlos, pero si continuamos en nuestro trance subliminal autoinducido nos convertiremos en sus esclavos”. Aun así, no está de más recordar, tal como actualmente determina la teoría social de la comunicación, que “la respuesta del sujeto a los acontecimientos no depende tanto de la vía por la que le llega la información, como de la representación que elabora con toda información que procese cognitivamente, cuando considere cuál es su implicación en lo que acontece29”. La comunicación no es una disciplina autónoma, sino que es deudora de los métodos y de los paradigmas provenientes de otras ciencias sociales. En cualquier caso, las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) se han hecho omnipresentes en nuestra vida. “Las tecnologías digitales de información y comunicación, las redes técnicas que se basan en ellas y los servicios digitalizados y muchas veces interactivos que proporcionan, participan como importantes factores de una reorganización social y económica potencialmente masiva30”. Cualquier medio está formado por los diferentes canales de comunicación a través de los cuales pueden transmitirse los mensajes. Una posible clasificación de estos canales sería la que los agrupa en dos tipos: los canales personales y los canales impersonales31. Como resulta obvio, nuestro interés radica fundamentalmente en aquellos canales formados por
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CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LA VIVIENDA