frenesí, el hambre y el miedo siguen empujando al Vástago en una espiral descendente, pero es algo que puede ignorar de forma casi psicopática. Después de todo, ni es culpa suya, ni es su problema. Cuando se enfrenta a una elección, la víctima de este desorden busca respuestas en la jerarquía Tremere. Toda acción debe ser respaldada por la pirámide. Si se le presiona para que de una opinión personal, el desventurado personaje contestará con una respuesta memorizada o un incómodo “No lo sé”. No es una sorpresa que los superiores Tremere se den prisa en eliminar a los neófitos que sucumban a este desorden: un autómata sin iniciativa personal ni imaginación es aún más peligroso que un revolucionario. Dichos individuos suelen verse asignados a tareas peligrosas con los objetivos del clan en mente donde o tendrán éxito, o una muerte horrible, o recobrarán el sentido y tendrán una mentalidad más racional en lo sucesivo.
mientras caza a criaturas sobrenaturales para obtener su néctar escarlata. Un criptófago puede llegar incluso hasta el extremo de agotarse con esfuerzos para gastar sangre o abrirse sus venas para poder disfrutar más la sensación y el sabor de la vitae inusual.
Glosolalia taumatúrgica
El lenguaje es un medio de construir símbolos comunes para la descripción de conceptos. La Taumaturgia reconoce este poder; la voz por sí sola es una herramienta poderosa, pero también lo son los símbolos. De hecho, los taumaturgos diestros aprenden a pensar en lenguajes simbólicos, de forma muy parecida a cómo un matemático puede construir explicaciones complejas con números. Algunos hechiceros teorizan que la numerología taumatúrgica funciona por sus lazos místicos con conceptos universales. Al igual que las matemáticas describen el universo físico, la Taumaturgia describe lo metafísico. No obstante, debido a que estos símbolos funcionan a un nivel tan abstracto, no encajan fácilmente en la mente humana (o no muerta). Los taumaturgos muy expertos a veces sufren una extraña forma de regresión. Una mente entrenada para examinar el mundo en términos sobrenaturales no siempre puede soportar la tensión de una manera racional. Bajo presión, tales taumaturgos revierten a hablar en lenguas extrañas, pero en este caso, en simbología taumatúrgica. La aflicción de la glosolalia (hablar en lenguas) se produce de forma histérica en estos infelices y hace que sean incomprensibles. Mientras que la glosolalia “normal” implica hablar en lenguas muertas, un taumaturgo reviene a palabras arcanas. Otros taumaturgos pueden reconocer palabras aisladas, pero a menudo la mente del individuo parece cambiar a un estado de pensamiento diferente, casi como una afasia mágica. Las más de las veces el sujeto revierte a palabras que no conoce o no ha estudiado. El taumaturgo rara vez se da cuenta de que está haciendo algo fuera de lo normal. Su mente sigue asociando los conceptos normales con las palabras extrañas, mientras que a la inversa se ve incapaz de traducir un lenguaje más mundano. Con suficiente tiempo o concentración, el taumaturgo suele revenir al habla normal, sin ninguna comprensión real de lo que dijo místicamente antes. Muchos Tremere se sentirían ligeramente inquietos al ver este trastorno en acción; ha habido casos de taumaturgos que mostraron un conocimiento de conceptos muy por encima de su habilidad mientras estaban poseídos. Por supuesto, un taumaturgo en frenesí gritando invectivas guturales en alguna lengua mágica muerta bastaría para aterrar a casi cualquiera. Este es un trastorno difícil de interpretar bien, y el Narrador no debería asignarlo a la ligera, y puede desear dar puntos de experiencia adicionales para los jugadores que lo interpreten con elegancia. Si se evoca correctamente, la Glosolalia Taumatúrgica no son balbuceos idiotas o parloteo infantil; es la transición de símbolos a palabras mediante los cuales una mente rota comunica los horrores que la han llevado a la locura.
Criptofagia sanguinaria
El tener que subsistir con sangre excluyendo la comida normal es uno de los primeros ajustes prácticos que deben hacer los vampiros. Los Tremere tienen un ajuste particularmente curioso, ya que se les da de beber sangre que se transustancia en la vitae del consejo, y luego se les entrena en poderes que examinan los sabores de la sangre por sus cualidades peculiares. Unos pocos Tremere se ven seducidos por el gusto de la sangre exótica. Aunque es verdad que cualquier vampiro puede desarrollar un gusto por ciertas denominaciones de origen, por así decirlo, la común sensibilidad Tremere a las corrientes inusuales, tanto por medio de sentidos superlativos como por el estudio taumatúrgico, lleva a algunos Tremere a perseguir las catas más extraordinarias que puedan. Naturalmente, hay vampiros que se aficionan a gustos bastante exclusivos y descubren el sabroso deleite de la sangre de otros Cainitas. Los Tremere, que a menudo son capaces de detectar las sutilezas de líneas de sangre o manifestaciones únicas de la condición vampírica, pueden llevar esto hasta el extremo. Un criptófago se vuelve obsesionado con la búsqueda de más y variados sabores de sangre. Tales individuos a veces se aficionan a la diablerie, con una fijación por los sabores de la sangre de diversos otros clanes. Hay Tremere todavía más extraños que se han dedicado a recorrer el globo persiguiendo “añadas” raras como sangre de Lupino o de hada. Si no se controla, tal obsesión lleva al Tremere a situaciones peligrosas mientras caza a otras criaturas sobrenaturales. Aún peor, tales Tremere se aburren con las “añadas menores”. Aunque aún son capaces de subsistir con sangre humana o animal (físicamente aunque no psicológicamente), los criptófagos acaban por sentir desagracio por algo tan vulgar. Un criptófago puede incluso ser incapaz de beber esa sangre común sin un esfuerzo de voluntad. Ten en cuenta que la criptofagia es una condición psicológica y no una dependencia física; un criptófago aún puede (y lo hará) beber cualquier forma de sangre durante un frenesí. En casos extremos este puede ser el único sustento que obtenga el vampiro. Se vuelve nervioso y ansioso a causa del hambre
Capítulo dos: Dentro de la Pirámide
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