Despierta Jericó 76, noviembre de 2019

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DESPIERTA JERICÓ Número 76 - Noviembre de 2019


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DESPIERTA JERICÓ Noviembre 2019

Foto: Jairo Villa Foto: Diócesis Jericó

Foto: DESPIERTA JERICÓ


EDITORIAL

DESPIERTA JERICÓ Noviembre 2019

Tremendos campanazos

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randes alarmas despertaron a nuestro querido Jericó en las última semanas, no sólo la más grave ocurrida en la noche del pasado domingo 3 de noviembre con un aguacero torrencial causante de desprendimientos de la montaña de Las Nubes que arrasaron algunas viviendas, inundaron otras, hirieron personas, cubrieron calles y el parque principal con pantano, rocas y árboles, taponaron vías, averiaron tanques y tuberías del acueducto. Otros campanazos sonaron que no todos oyeron, aunque son graves alarmas. Una lluvia de la magnitud de la que cayó aquella noche era imposible de predecir y muy difícil de prevenir sus consecuencias; por fortuna, la Administración Municipal venía liderando un comité de gestión de riesgos ante desastres naturales en el que participan organismos de socorro como Defensa Civil, Bomberos, Policía, Hospital San Rafael e instituciones públicas y sociales; el manejo acertado de ese comité evitó una catástrofe inimaginable, las alertas tempranas dadas desde la planta de tratamiento del acueducto y la reacción inmediata para poner en marcha el plan de contingencia, salvó la vida de muchos. La coordinación del mismo comité con su mando unificado ha permitido mitigar con eficiencia los sufrimientos. La solidaridad de todos los habitantes de nuestro municipio, de las gentes y organizaciones de los pueblos vecinos, de Medellín, de Antioquia, de la Gobernación y la Nación con sus diferentes posibilidades, vienen levantando lo destruido, no solo lo material, también la confianza en la capacidad de recuperación nuestra y de la región. Gracias infinitas a todos. ¿Qué enseñanza podemos obtener de este desastre? Lo primero, no debemos postergar el control de amenazas naturales, como, por ejemplo, se viene haciendo con enorme irresponsabilidad desde administraciones anteriores con el sector de Los Aguacates; segundo, debe haber un monitoreo frecuente a los cauces de las quebradas en todo su recorrido para despejarlos de obstáculos; tercero, al alcantarillado no deben llegar residuos sólidos o basura de ninguna índole, tarea de todos los habitantes; cuarto, crear conciencia y tomar las medidas a nuestro alcance que contribuyan a mitigar el cambio climático. El otro campanazo que advirtió a algunos y que debe alertar a todos, es lo que ocurrirá con la montaña de Palocabildo con las cavernas que pretende abrir la multinacional minera para extraer el oro y los demás metales que tienen ubicados en los cinco yacimientos del Proyecto Quebradona, llamados por ella Nuevo Chaquiro, Aurora, La Sola, Tenedor e Isabela.

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El tamaño de la socavación de esta montaña con veredas densamente pobladas y cultivadas de café y aguacate, que surte a los acueductos de Pa-

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locabildo y Palermo y el multiveredal Acuebuga, que es en parte reserva forestal del municipio y del Distrito de Manejo Integral Cuchilla Jardín-Támesis, se puede medir al saber que del solo yacimiento Nuevo Chaquiro Anglogold Ashanti solicitará permiso de explotación para sacar durante 23 años y cada día, 17 mil toneladas de rocas que serán pulverizadas y mezcladas con tóxicos, y que al cabo de los 23 años quedarán 119 millones de toneladas de desechos en la vereda Cauca en una represa de 120 metros de alto. Dicen los geólogos que estuvieron visitando el municipio por el desastre reciente, que una posibilidad para controlar los riesgos de Las Nubes es abrir túneles que drenen la montaña; pues bien, el agua superficial de Palocabildo será drenada por los túneles y las cavernas del Nuevo Chaquiro y los otros cuatro yacimientos; además, los techos de las cavernas se hundirán, el del Nuevo Chaquiro está calculado por la multinacional en cerca de un kilómetro de diámetro, otros geólogos lo consideran mucho mayor. Es fácil entender el motivo que tiene la multinacional africana para ocultar con desinformación, promesas y regalos a los jericoanos los daños irreparables al agua y a las montañas, a la vida campesina, al turismo, a la vida pacífica y unida que hemos vivido en Jericó. El tercer campanazo fue el resultado de las elecciones municipales del 27 de octubre. Ese día la Administración Municipal, Alcaldía y Concejo, quedó en casi su totalidad en poder de quien ya había sido alcalde por dos periodos; este señor fue escogido por 2.133 votantes de 7.091 que fueron a las urnas. El 36% de electores se decidió por un alcalde cuestionado en el municipio por haber dejado una profunda crisis financiera en su segunda administración con deudas tales como haber recibido a satisfacción la destrucción de la Normal Superior, no haber negociado con la familia Arcila por el accidente causado por un vehículo municipal a uno de sus miembros y haber presentado documentos falsos a Coldeportes. Otros candidatos desoyeron las voces que pedían la unión para tener una Administración basada en una visión competente, eficiente y transparente por fuera de las politquerías y la injerencia indebida de la multinacional, fue más importante su afán personal y politquero que el destino de Jericó. Será responsabilidad de todos empezar a construir esa visión que garantice a Jericó la continuidad de pueblo culto, pacífico, próspero y con dignidad para sus habitantes presentes y futuros..

DESPIERTA JERICÓ - Distribución gratuita

Una publicación por el Jericó pueblerino y campesino Carlos Andrés Restrepo, Rodrigo López, Alicia López, Oscar Villa, Fernando Jaramillo (director). Donaciones: Davivienda ahorros 3992-0002-3287 despiertajerico@gmail.com www.despiertajerico.blogspot.com Impresión: Virtual Publicidad. Medellín, tel. 513 33 97


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Jericó lindo y... ¡qué herido!

H

ay cosas que no se ganan sino que se entregan, los resultados muestran una mayoría de 4.400 inconformes entre 7.000 asistentes a las urnas jericoanas que sirvieron en bandeja de plata y cayeron en la trampa, uniones inteligentes fracasadas en soberbias y falsos convencimientos. Los nuevos políticos no buscan el prestigio sino las finanzas y por eso emergen sistemas de conquistas sociales con prebendas, “servicios”, regalos que tornan a los interesados como dadivosos y buenas gentes. Herido Jericó cuando no alcanza a dimensionar las consecuencias del no mega sino macro negocio de la empresa minera que pretende explotar cinco yacimientos de metales en Jericó durante no veinte sino ochenta años, minerales que duermen en el seno de nuestras montañas de Quebradona y que obligarán - así sea con tecnología de punta “muy responsable”- a la acumulación de enormes montañas de residuos sólidos que quedarían sumados al deterioro del paisaje y la ruptura del tejido social que ha urdido Jericó por más de 180 años desde su prehistoria. Herido Jericó por la cesión candorosa de su estirpe ante los millones y millones que “alivian” transitoriamente las necesidades de las gentes más necesitadas que no son capaces de imaginar el empobrecimiento de la costumbre y la forma de vida de los jericoanos, la salud de los mineros con la presencia de silicosis, el balance de pérdidas y ganancias de lo que verdaderamente representaría para nuestro pueblo ese proyecto minero cuando se consideren las cifras del yacimiento El Chaquiro que sólo constituye un 19% cuya explotación de 3.250 millones de toneladas generaría una caverna de más de mil millones de metros cúbicos en el interior de la montaña equivalentes a 1.577 veces el Morro del Salvador; el área de hundimientos sería 1.080 hectáreas equivalentes a ocho veces el área urbana de Jericó con un cráter de 430 hectáreas, quinientos metros de profundidad; los residuos mineros serían

Foto: miningglobal

3.182 millones de toneladas que ocuparían un volumen de 1.865 millones de metros cúbicos equivalentes a una montaña 2.942 veces más grande que el Morro del Salvador. Si para la explotación de este solo yacimiento necesitaren 23 años, ¿cuántos se necesitarán para los otros cuatro, y cuántas cavernas y cráteres y agrietamientos y montañas de arenas ácidas nos dejarán? Heridos Jericó y Antioquia cuando se desconoce que toda actividad minera ilegal o supuestamente legal y responsable y bien hecha, contribuyen al calentamiento global y a la catástrofe climática de la Tierra. Herimos al Planeta y contribuimos a la densidad que es oscuridad que deja la creencia de que más dinero y muchísimas riquezas para unos a cambio de pistolitas de agua para apagar incendios, serías suficientes. ¿Si se justificará obedecer a las codicias de los nuevos amos?

Rodrigo López Estrada roloes-23@hotmail.com


Ética a la mano

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Por Javier Darío Restrepo

De rey a jardinero

¿Qué sucedió aquí? - Fue la pregunta al llegar a un conocido restaurante de carretera.

A primera vista todo era igual, pero algo hacía falta. El portero, un viejo conocido, fue el que absolvió la duda: - El samán, señor. En efecto, ya no estaba el viejo árbol de más de cuarenta años, hemoso, que daba sombra al frente, al otro lado de la carretera. - ¿Qué pasó? - Lo tumbaron para hacerle espacio a la camioneta. Al buen hombre le parecía normal. A mí, no. Y no fue esa pasión poética de los amantes de los ríos, de los bosques, de los atardeceres, de los amaneceres o de los paisajes. No es asunto estético, también lo es, sino un asunto de vida o muerte de nuestra generación y de las que vendrán. Un árbol es necesario, por supuesto lo es el bosque, también ocurre con los ríos. En cambio, las toneladas de plástico que se acumulan en los basureros y que forman islas flotantes en el mar son una amenaza. Y las montañas de llantas desechadas, y la basura, y el ruido, y el ambiente contaminado, y el carbono son amenazas que no hemos aprendido a identificar. Durante decenios nos acostumbramos a ver y a contribuir a todo eso porque nunca pensamos que estábamos creando un peligro mortal para todos, sin excepción. Los discursos de los presidentes reunidos en París a fines de noviembre pasado ya no fueron las fórmulas insípidas de costumbre; esta vez había la preocupación de quien enfrenta un peligro inminente. Todos ellos tenían en su memoria las imágenes recientes de inundaciones y sequías, de poblaciones y sembrados cubiertos por las aguas torrenciales o achicharrados por soles inclementes, multitudes en fuga, en busca de protección contra las fuerzas desatadas de la naturaleza. Y en la enorme sala de la Conferencia sobre el Clima se oyó, repetida, una expresión casi desesperado: “Es ahora o nunca”. Es cierto, se trata de un deber de los Gobiernos, pero también un deber de cada uno para consigo mismo. Cualquiera entiende que, a la hora de comer, los cubiertos, los platos, el mantel, todo esté limpio: por salud, por estética, por respeto con uno mismo.

Llegó la hora de entender que lo mismo debe suceder con todo el ambiente. Ofenden los ríos colmados de basuras, los bosques que desaparece. Cada año en Colombia están desapareciendo 336.000 hectáreas de bosques. En vez de árboles y arroyos, aparecen 336.000 hectáreas de desierto cada año. Es la vida de cada uno la que se ve peligrar cuando así se atenta contra la creación. Por ahora los que están recibiendo los mayores perjuicios son los pobres porque ellos no tienen las defensas y recursos de los más ricos, por eso tienen que abandonar sus ranchos con lo que pueden para conservar la vida, al menos. Pero a la larga no habrá pobres ni ricos, cuando el calentamiento global trastorne toda nuestra manera de vivir, tal como está sucediendo en los lugares del mundo en los que han acontecido desastres naturales, y como ocurrió con Armenia durante el último terremoto. Es, pues, un deber para con nosotros, para con los otros y para con las generaciones que vendrán. Cualquier abuelo que hoy mira a sus nietos jugar en un parque tiene que preguntarse sobre el mundo en que ellos vivirán, o sobrevivirán. Que será el mundo que les dejemos. Es, pues, el cuidado de la naturaleza un deber con uno, con los otros y con los que vendrán. Por eso es un deber ético. La ética comienza con el cuidado para los demás. Se ve natural ese cuidado en la madre que vela por el recién nacido; pero hay que afinar la sensibilidad ética para entender que también se impone la ética del cuidado cuando se defiende un árbol, un bosque, un río, o cuando se lucha contra las contaminaciones que amenazan la vida humana Parecía un refinamiento de los autores de ética cuando mostraban en la escala del crecimiento moral que el nivel más alto es el de los que protegen la creación. Hoy no es refinamiento, hoy es una necesidad entender que es un deber moral. El papa Francisco habla de una conversión necesaria de la humanidad de hoy si quiere sobrevivir; como recurso pedagógico, propone ver al planeta como la casa de todos, que debe ser cuidada porque allí se protege y crece la vida de todos. En la encíclica Laudato Si hay una reflexión central: los seres humanos debemos dejar el cetro y la corona de reyes de la creación; en vez de eso, urge que seamos sus jardineros, porque es asunto de vida o muerte. Y, sobre todo, es un deber ético para con nosotros mismos, para con los demás y para con las generaciones que vendrán.


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Foto: Hercilia Blandón

Matilde Giraldo Rua

Una mujer excepcional cuya ausencia todo Jericó lamenta.

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ograr una semblanza de quien dedicó su vida al servicio desinteresado de sus coterráneos no es fácil, incluso podría ser irrespetuoso con quien en vida no aceptó merecidos homenajes; sin embargo, el dolor se hace más llevadero cuando los que compartimos, admiramos y quisimos a Matilde nos juntamos para tratar de llenar la ausencia con recuerdos que serán para nosotros imborrables y para quienes no la conocieron una evocación de lo que es una persona ética. Su hermano Jairo Esteban nos comparte algunos momentos de Matilde: “Desde pequeña ella fue muy seria y responsable en sus cosas, igual en la juventud, para mí se convirtió en un referente de vida a pesar de que ella era solo un año mayor que yo. Nosotros vivíamos en el pueblo, pero como nuestro padre administraba fincas en la tierra caliente, teníamos una conexión muy fuerte con el campo y sus actividades. Matilde hizo la primaria en la Escuela Madre Laura, el bachillerato en el Liceo y luego se capacitó en millones de cosas, estudió administración agropecuaria en el Politécnico, se ocupó en temas alimentarios, espirituales, pensamientos colectivos, se licenció en educación, era una mujer muy inquieta por el conocimiento; a la par se ocupaba de todos los detalles del manejo de nuestro casa, le ayudaba a papá en la parte contable de sus muchas responsabilidades, ella tenía una enorme capacidad de trabajo, de orden y compromiso. Yo le hice este poema: Ella era una criatura menuda, luminosa, con un inmenso corazón y un deseo casi obsesivo por entregarlo, acompañar, aconsejar, ayudar. Se desesperó tanto por darle a cada uno su corazón, que empezó a hincharse, y se hinchó de amor, de entrega, de conocimiento, hasta que un día explotó en millones de partículas de luz que a todos salpicó, y desde ese día el pueblo fue más Matilde, más honesto, más serio, más trabajador.” Jaime Villa Maya tuvo la ocasión de trabajar hace unos 30 o 35 años con Matilde en la Administración Municipal de Jericó, y recuerda que “ella ya tenía un largo recorrido como secretaria ejecutiva de la Junta de deportes cuando llegué a dirigir la Casa de la cultura, y como ella tenía experiencia en el manejo presupuestal, busqué su asesoría administrativa y contable para llevar mi dependencia, pasaron algunos años, y ya estrechó un poco nuestra relación de amistad cuando salimos del Municipio”. El interés de Matilde por las culturas y el deporte llevó a varias personas a compartir proyectos con ella, por ejemplo con Jaime Villa y otros formaron grupos amplios de práctica de estiramiento stretching, meditación y relajación. En su desempeño en la Junta municipal de deportes, Matilde había motivado unos grupos infantiles en formación integral y gimnástica, así que decidió continuarlos aun sin vínculo laboral con el Municipio y con el apoyo de muchas personas que se sumaron a esta labor social y educativa.

“Años más tarde -relata Jaime Villa- habíamos generado un cine club con algunos amigos profesionales que trabajaban en Jericó, movidos por el ocio y la necesidad de un entretenimiento sano programábamos y proyectábamos películas en diferentes establecimientos. En ese momento ya Matilde tenía cátedra y dirección de proyectos en la Normal Superior en el Ciclo complementario que se ofrece por dos años adicionales a los normalistas bachilleres, y como siempre fue su estilo de vida el dar un valor agregado a todo lo que hacía, ella empezó a convocar a otras personas del municipio para compartir con los estudiantes sus experiencias, a mí me invitó a hablar sobre ecología y en esto les propuse asistir al cine club; a partir de ahí, Matilde empleó talleres de apreciación del cine como una herramienta pedagógica muy útil a través de la cual los estudiantes ampliaron su horizonte cultural, mejoraron su capacidad de escritura y de hablar en público, de investigar y asumir posiciones críticas”. El trabajo académico en la Normal no era la única ocupación de Matilde, también colaboraba con el Instituto Tecnológico de Antioquia que tenía un par de carreras en Jericó, y estaba al frente del Centro de formación integral para niños. Dirigir este Centro significaba superar innumerables dificultades que empezaban por tener una sede para las prácticas de gimnasia, manualidades, artes y demás actividades de una formación realmente integral para los niños; también era un reto difícil allegar recursos para un reconocimiento económico a las monitoras y para adquisición de elementos, estos obstáculos no vencieron la voluntad y persistencia de Matilde y cada vez fueron mayores los reconocimientos a su trabajo en distintos eventos y torneos de gimnasia e inmenso el agradecimiento de los padres de los niños. Amiga incondicional y persona de gran sensibilidad y generosidad social que la llevó a ser misionera en el Chocó y Haití, no en funciones evangelizadoras sino sociales, de formación, deportivas y recreativas, que recibieron respaldo de muchos jericoanos que vieron en ella una líder y gestora de total credibilidad y una amiga y consejera siempre disponible para asuntos personales o para proyectos de muy diversa índole. Su compromiso social la condujo a apoyar campañas políticas locales emprendidas por sus amigos en quienes confiaba su liderazgo, rectitud y capacidad de administrar el Municipio, y Matilde lo hacía con plena dedicación y todos los recursos que estuvieran a su disposición. Matilde, una vida en plenitud al servicio de sus convicciones y comunidad. Por siempre agradecidos.


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Dolor y advertencia

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Foto: Diócesis Jericó

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l domingo 3 de noviembre, antes de media noche, empezó a llover sobre Jericó un aguacero descomunal, pocas horas después sonaron campanas, alarmas y gritos y golpes en las puertas llamando a los vecinos a abandonar las casas y buscar refugio, las montañas del parque Las Nubes se venían abajo arrasando árboles, rocas y casas. No hubo víctimas fatales, sólo pocos heridos leves, la alerta temprana dio sus frutos. Con las primeras horas de la mañana del lunes el desastre, que en la oscuridad de la noche había sido para muchos el rugir de los torrentes de agua, lodo y palizadas corriendo por las calles del pueblo, era ahora para todos el desconcierto y el miedo renovado ante los deslizamientos que desgarraron la piel verde de Las Nubes, heridas de las que brotaban caídas de agua que seguían arrastrando piedras, troncos y ramas revueltos con restos de enseres y muros de las casas afectadas. Las más de mil personas que tuvieron esa noche albergue en el Seminario San Juan Eudes se acercaron a sus viviendas en La Comba, San Francisco, Avenida El Liceo, Boyacá, Hospital, El Faro y otros sectores urbanos, muchas no pudieron ingresar a sus hogares por taponamiento o riesgos, su angustia poco a poco tuvo el consuelo de la solidaridad de los jericoanos que rápidamente se fueron organizando para empezar a liberar calles y plazas de escombros, para tener a disposición de los necesitados los primeros alimentos y abastecer, junto con el apoyo de autoridades y gentes de muchos lugares del departamento, de alimentos, agua, colchonetas y frazadas para quienes permanecen en el Seminario, otras familias han sido acogidas en casas de parientes y amigos. Jericó se repone de la tragedia y su espíritu de hermandad y pertenencia con el entorno que le ha brindado la posibilidad de construir un pueblo hermoso, una vida digna para todos sus habitantes y un lugar amable y pacífico para sus visitantes, sabrá superar las dificultades que los fenómenos naturales traen consigo, y sabrá interpretar lo que algunos preguntan: ¿De qué nos advierte la naturaleza con tanta fuerza?

Foto: Diócesis Jericó

No es Jericó el único lugar de nuestro planeta donde la Madre Tierra está reclamando respeto: La deforestación, la contaminación del aire, el agotamiento de los llamados recursos naturales, el envenenamiento del suelo, las aguas y los mares, el crecimiento de la producción y mala disposición de las basuras, la extinción de insectos y demás seres vivos, las guerras y las injusticias, la deshumanización, la ambición por el dinero innecesario, la acumulación de riquezas y el desprecio por las comunidades, la pérdida de espiritualidad y de amor al prójimo, todo esto, todo lo que somos y lo que dejamos de ser, tiene su efecto, pues el universo es uno, el planeta en que vivimos es el único disponible para nosotros, la vida de cada quien y de cada cosa es única y sagrada. Es responsabilidad de todos los jericoanos saber interpretar lo que nos ocurrió esa noche del 3 de noviembre de 2019, es responsabilidad de todos cuidar nuestra Casa Común, pues si bien los deslizamientos fueron desencadenados por un gran aguacero, tendríamos que preguntarnos por los largos años en que Las Nubes y sus colinas cercanas al pueblo, como Los Aguacates, fueron deforestadas. Más aún, estamos obligados a comprender la magnitud de lo que significa excavar toda la montaña del otro lado del pueblo, la montaña desde La Mama hasta Riofrío. Son cinco yacimientos (La Aurora, El Tenedor, La Isabela, La Sola y El Chaquiro) que la multinacional africana pretende explotar; hasta ahora ha anunciado Anglogold Ashanti que excavaría el Chaquiro extrayendo 17 mil toneladas diarias de rocas para pulverizarlas, extraer oro, plata y cobre para su enriquecimiento y unos supuestos beneficios para Jericó, pero dejaría después de 23 años, 119 millones de toneladas de desechos mineros cerca del río Cauca. Los otros cuatro depósitos que conforman el Proyecto Quebradona, terminarán de destruir la montaña, con ella el agua que abastece los acueductos de Palocabildo y Acuebuga, los acueductos de Palermo, habrá hundimientos, deslizamientos, fracturas en la montaña, agua contaminada, polvo, ruido, pocos jericoanos trabajando como mineros, mineros que sufrirán de silicosis, familias aún más desunidas, la agricultura mermada por falta de agua, el turismo desaparecido ante la delincuencia y toda la degradación social que se vive en los pueblos mineros y muchas otras afectaciones. El desastre de hoy nos advierte de los desastres que mañana produciremos nosotros.


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ELECCIONES

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Imagen: elcohetealaluna.com

unque nos han hecho creer que las votaciones cada cierto tiempo es el evento democrático por excelencia, que los salones donde sesionan congresistas, diputados y concejales son “recintos de la democracia” y que los elegidos son “honorables” senadores, representantes y demás, la verdad es que la democracia es mucho, mucho más que esto, sobre todo en un país como el nuestro donde las elecciones son compradas con dinero en efectivo o en especie, con promesas o con amenazas, los elegidos muchas veces son los compradores de votos y miembros de mafias que roban los dineros públicos y esos recintos son más bien oficinas donde se cuadran todo tipo de delitos. Por supuesto, como en todo, hay excepciones, lamentablemente en la política o politiquería colombiana esas excepciones son mínimas. Dicho de otro modo, los “honorables” son precisamente los demoledores de lo que debe ser la democracia. Ésta es el ejercicio de un derecho de los personas para de manera directa decidir sobre los asuntos que son de importancia para la comunidad que integran esos ciudadanos. La democracia comienza cuando las comunidades son conscientes y deliberan libremente y con información suficiente, sobre los asuntos que deben decidir, y continúa con el seguimiento que los grupos organizados o comunidades realizan al cumplimiento de los acuerdos y planes adoptados con el consentimiento de las mayorías. Una democracia es también el reconocimiento y respeto por las minorías, así que no es aceptable que grupos que tienen opiniones diferentes a las de la mayoría, sean perseguidos y ultrajados por ésta. Ahora bien, ¿en Colombia se podría afirmar que nuestro sistema político es democrático por el simple hecho de tener periódicamente eventos electorales? ¿Qué decir de un sistema en el que los gobernantes hacen parte de familias y grupos poderosos que cierran el paso a otro sectores sociales, incluso mediante el uso de la violencia de grupos ilegales?

El preámbulo anterior nos podría ubicar en el contexto en el cual los colombianos fuimos el pasado 27 de octubre a los puestos de votación a depositar cuatro o cinco tarjetones para decidir los administradores de nuestros departamentos, municipios y localidades. En Colombia podían votar ese día 36 millones y medio de ciudadanos, lo hicieron 21 millones y medio, lo que equivale al 59,23%. En Antioquia votaron 2’651.000 personas para elegir Gobernador, que signfica 53,70% de los 4’869.000 que estaban habilitados para votar por gobernador. Los cuatro primeros entre ocho candidatos:

Candidato

Anibal Gaviria Andrés Guerra Mauricio Tobón Juan C. Restrepo Votos en blanco

Votos Porcentaje 831.646 36,09% 661.279 28,70% 207.678 9,01% 91.061 3,95% 305.119 13,24%

En Antioquia votaron 2’568.000 personas (52,73%) para elegir diputados de los siguientes partidos:

Partido Centro Democrático Partido Liberal Partido Conservador Alianza Verde Partido de la U. Votos en blanco

Votos Porcentaje 408.905 19,06% 307.884 14,35% 270.207 12,59% 192.878 8.99% 136.724 6,37% 500.475 23,33%

En Jericó de un potencial de 11.187 electores, votamos 6.963 para la Gobernación con los mayores resultados para los principales candidatos, votos en blanco y otros:


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OCTUBRE 27 DE 2019

Candidato

Anibal Gaviria Andrés Guerra Mauricio Tobón Juan C. Restrepo Votos en blanco Votos no marcados Votos nulos

Votos Porcentaje 3.340 54,06% 1.099 17,78% 1.009 16,33% 159 2,57% 333 5,39% 699 10,03% 86 1,23%

En Jericó de un potencial de 11.187 electores, votamos 6.884 (61,53%) para elegir diputados de los siguientes partidos:

Partido Partido Liberal Centro Democrático Partido Conservador Partido de la U. Alianza Verde Votos en blanco Votos no marcados Votos nulos

Votos Porcentaje 2.133 38,95% 787 14,37% 679 12,40% 421 7,68% 212 3,87% 751 13,71% 1.195 17,35% 214 3,10%

En Jericó votamos 7.091 (63,38%) para elegir Alcalde:

Candidato

David Toro Wilton Chaverra Nelson Restrepo Carlos Palacio Iván D. Gómez Votos en blanco Votos no marcados Votos nulos

Votos Porcentaje 2.449 35,55% 1.805 26,20% 950 13,79% 850 12,34% 715 10,38% 85 1,23% 90 1,26% 114 1,60%

En Jericó votamos 6.971 (62,31%) para elegir Concejo:

Concejal Jhoan Garcés Andrés Araque Leidy Moncada Porfirio Morales Felipe Espinosa Martha Espinosa Heriberto Bustamante Jair Cardona Fredy Berrío Arlex Cano Felipe Mayor

Partido Votos Liberal 337 Liberal 244 Liberal 192 Liberal 177 Conservador 321 Conservador 208 Cambio Radical 136 Cambio Radical 118 Centro Democr. 169 De la U. 118 Col. Renaciente 429 En blanco 260 No marcados 544 Nulos 144

% 5,36 3,88 3,05 2,81 5,10 3,31 2,16 1,87 2,68 1,87 6,82 4,13 7,80 2,06

De los resultados electorales en Jericó apreciamos que muchos no marcaron candidato o anularon el voto, probablemente por incapacidad lectora o dificultades físicas, aunque fue visible que no pocos acompañantes de ancianos fueron quienes votaron por éstos. También es de resaltar que hubo una persona reconocida en el municipio conducida al comando de policía al parecer por compra de votos el día de votación, delito éste que junto con presunta financiación ilegal podría explicar los resultados inhabituales en elecciones locales. Es claro que Jericó necesita la participación democrática real de todos para evitar abusos administrativos, cuidar las finanzas municipales y conservar el patrimonio ecológico y cultural.


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Los desafíos que Alfredo Molano deja a la Comisión de la Verdad* Por: Padre Francisco de Roux

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migas y amigos:

Alfredo está con nosotros. Comparto con ustedes el dolor, en la certeza del silencio, más allá de conceptos racionales, de que sigue con nosotros. Él lo presentía así. Alfredo construyó con nosotros la Comisión de la Verdad. “Mi Comisión” como él me decía. Y quiero compartir con ustedes los desafíos que nos dejó: Alfredo, con su vida nos llamó a ponernos al lado de la gente. A echar abajo todos los muros físicos y sociales y todas las apariencias que nos separan de quienes por no tener dinero ni poder son simplemente pueblo, campesinos e indígenas. Nos invitó a desnudarnos de lo artificial en vestido, adornos y estupideces de honor. Por eso llegó de atuendo de caminante el día que Santos nos recibió en el salón de presidencia, donde los demás traían corbatas y modas. Osuna que no entendió nada, pintó la mochila, los tenis y el sweater de “marxistas, leninistas, maoístas”. Mientras Molano nos estuvo diciendo: solo la gente importa. Todo lo demás es apariencia y máscara. Alfredo nos llamó a no perder el tiempo. Tenía el presentimiento de que quedaban pocos meses. Nos mostró que cada día había que gastarlo al lado de quienes tenía la verdad de lo ocurrido en el conflicto armado interno. Retomó los caminos de Casanare, Meta, Vichada, Guaviare, Caquetá, Sumapaz. Fue por los testimonios de las víctimas de todos los lados, de los responsables que aceptaron hablar, llegó a las cárceles y a las iglesias. No se sentía bien en nuestras reuniones de asuntos institucionales porque cada minuto de discusiones se lo quitábamos a la verdad de la gente, quería que los 400 miembros de la Comisión, empezando por los 11 comisionados estuviéramos en terreno, no solo físico sino dramático, allí donde estaba en seres humanos la huella del conflicto violento. Consideraba malbaratadas las horas y los recursos de grandes eventos públicos, que hicimos para colocar la Comisión en el mainstream de la sociedad, para no quedarnos de un solo lado, pero él no quiso estar allí donde percibía el montaje que arrasa con la simpleza donde se entrega la verdad. Nos repitió a su manera el mismo mensaje que el papa Francisco le dio a los obispos de Colombia: déjense de actos grandiosos, de discursos y protocolos y “pongan sus manos en el cuerpo ensangrentado de su pueblo”. Por eso Alfredo nos llamó a no tener miedo. Había vivido en sí mismo el precio que se paga por la verdad cuando le tocó escapar de Colombia para que no lo mataran. Sabía de la resistencia que hay en el país a que se cuente desde los despojados el robo de las tierras y las zagas campesinas huyendo de bombardeos en el origen de la tragedia. Tenía miedo de que fuéramos a exculpar al Estado, a las instituciones, a los paramilitares, al ejército, a empresario, a las FARC, y a los poderes políticos.

Monseñor Noel Londoño Buitrago y Alfredo Molano Bravo en Jericó, 16 de marzo de 2017.

Miedo de que nos faltara el coraje para dejar las cosas clara. Tenía miedo de que preocupados por nuestra seguridad, por nuestro futuro económico, o por nuestro estúpido prestigio social o político, o por no ir a dañar relaciones de familia o de amistad, nos quedáramos callados. Y nos insistía en ser libres, en no poner estorbos a la avalancha incontenible de la verdad. Alfredo nos llamó al silencio. Él era el primero en conmoverse en los minutos callados con que honrábamos el inicio de nuestros encuentros. Él era un caminante del silencio. Nos invitó a darle cabida para escucharnos a nosotros mismos. Sabía en su busqueda de sabiduría y espiritualidad de Gurdjieff que allí entrábamos en comunión más allá de nosotros mismos y del tiempo. Nos invitó al silencio que devela el significado imperceptible de lo que entregan los niños y las mujeres de las montañas y la selva. Nos llamó al silencio para escuchar a la Naturaleza en los pájaros, el susurro del viento y el ronquido de las quebradas. Alfredo, finalmente, nos llamó a la esperanza. En medio de la verdad que iba apareciendo, en medio de la rabia y el dolor de los asesinatos de indígenas y de líderes campesinos, él estaba convencido de que asistíamos al final “del tiempo de la sangre”. Y nos invitó a anunciar el futuro que se levanta en libertad. El futuro de una Colombia de la fraternidad y el abrazo de la Tierra, donde sería posible la verdad y la justicia, para aceptarnos, respetarnos y amarnos en nuestras diferencias. Querido Alfredo, hoy cuando pasas a una nueva dimensión, delante de tus centenares de amigos y tu familia querida, aquí reunidos, los miembros de la Comisión la Verdad, de tú Comisión, aceptamos los desafíos que nos dejan y nos comprometemos a llevarlos a la práctica hasta el final del camino. ¡Acompáñanos compañero! *Discurso del padre Francisco de Roux durante el sepelio del comisionado Alfredo Molano Bravo en la Universidad Nacional. Bogotá, 2 de noviembre de 2019.


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Alimentación y soberanía alimentaria

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n las mañanas, en muchos hogares antioqueños, es frecuente escuchar que la persona encargada de hacer los alimentos ese día, diga: ¿Qué vamos a almorzar hoy? Los demás escuchan, unos guardan silencio, los más atrevidos sugieren algo y entablan conversación relacionada con el fogón, siempre se termina haciendo lo que pensó la persona que hizo la pregunta, un sancocho o unos fríjoles, o sopa y seco; en fin, una variedad de menús se pueden pensar y preparar en cada casa. La diversidad de las comidas en los hogares será posible en la medida de su presupuesto y de la oferta existente en la localidad, aquellos que tengan dinero, incluirán tantos ingredientes como sea posible. Siguiendo en forma descendente llegaremos a aquellos lugares en donde solo haya para un caldo. Entonces, no basta solo el deseo o las ganas de comer o el hambre que se tenga, debemos de disponer de dinero en la mayoría de los casos (digo mayoría, porqué más adelante aclararé los casos en que no) para preparar y consumir los alimentos. Esa falta de plata para alimentarnos es el principal indicador de la pobreza, es decir, aquel que no tiene con qué comer es pobre en la escala más baja de una sociedad. Allí entran conceptos y nociones como desnutrido, desvalido o muerto de hambre para referirse a esas personas. Es de anotar que en el mundo 821 millones no tienen con que comer adecuadamente, en Latinoamérica hay 39,3 millones y en Colombia son 2,4 millones o sea el 6% de la población, según cifras de la FAO. Si asumimos esos datos de la ONU y promediamos para Jericó, se puede decir que por lo menos 700 personas están desnutridas y aguantando hambre en nuestro municipio. Esa pobreza es invisible, es escondida y negada en la mayoría de los casos, nadie quiere ser identificado con esa marca y se la sufre en silencio. Las administraciones locales, departamentales y nacionales no quieren ver esas cifras en sus mandatos y coadyuvan a ocultarla. Es una realidad que nos pisa los talones y a veces auspiciamos la pobreza cuando pensamos que somos mejores que los otros. Ahora bien, había dicho que en otros casos no es necesario el dinero para alimentarnos, pues acá viene lo que muchas veces hemos escuchado y pocas bolas le hemos parado. En primer lugar, están los vecinos, a los cuales debemos considerar como nuestra familia extendida. Ellos deben ser un apoyo constante en cada aspecto de nuestras vidas. Con ellos debemos formar una comunidad donde cada uno de sus miembros se conozca como a sí mismo, que sepa de sus necesidades, dolencias, gustos y disgustos. Estas pequeñas comunidades pueden darse por cuadras o barrios o veredas o sectores. Pensar en común el bienestar de todos y para todos. Un ejemplo interesante sería comprar alimentos al por mayor entre varios y con los excedentes procurar suplir necesidades de aquellos más necesitados.

En segundo lugar, estaría volver a cultivar en comunidad en los sectores donde se pueda, allí repartir cosechas entre los miembros y el excedente venderlo para comprar aquello que haga falta o intercambiarlo con otros comunidades. Esto lo hemos escuchado de varias voces o leído en varios documentos, Seguridad Alimentaria o Soberanía Alimentaria, dos nociones que han inculcado en todas partes desde administraciones y ONG, intentando paliar el hambre en el mundo. En algunas partes se ha tenido éxito en un 100%, pero en otros lugares no se ha podido. Se pregunta uno el porqué no funciona, la respuestas giran en torno a la individualidad de los integrantes que solo velan por ellos mismos sin importarles los demás y el poco acompañamiento social de los dirigentes, pareciera que les interesa mantener el hambre para dominar a los sujetos. Pensando en las ventajas de las zonas rurales, en las cuales se concentra casi el 70% del territorio (no las personas), es la posibilidad de buscar la independencia de un mercado individualista y codicioso que nos sujeta a los devenires de un desarrollo efímero y egoísta. La soberanía alimentaria es un acuerdo social, una construcción colectiva que parte de los sujetos y llega a ellos mismos. Allí no tiene cabida el lucro capitalista. Se persigue un bien común a través del conocimiento del territorio, su historia y su futuro. Los mandatarios y las administraciones locales y nacionales deben construir las condiciones necesarias para asegurar el bienestar de sus ciudadanos, por tanto no podemos dejar pasar las elecciones locales sin pensar en las incertidumbres de algunos y en las certezas de otros. Es bien sabido que la gran masa de votantes está en la categoría de pobres, a quienes se vendió la idea de un mejor futuro en los cuatro años siguientes. Los candidatos usaron y utilizaron conocimientos, estrategias y modos diversos para ganarse el voto de los necesitados. Allí, algunos sacaron a relucir sus promesas apuntalados en el brillo metálico, es decir, prometieron paliar el hambre con una sarta de ilusiones, las cuales a veces rayan en lo macondiano porque no tienen sustento real en Jericó, dadas las condiciones en que se encuentra económicamente. Otros más sensatos, aterrizaron sus programas en lo que hay, en lo que se puede hacer y con la mirada puesta en el futuro del municipio, centrado en su riqueza natural y ambiental. Algunos lamentamos los resultados, pero seguiremos con la convicción de un futuro mejor, siempre estaremos ahí, en la defensa del territorio jericoano y de su gente. Otros se concentraran en esperar las dádivas prometidas en campaña, con la ilusión de salir de una pobreza que lo más seguro, seguirán llevando a cuestas, porque dudo mucho, que les llegue la notificación de haber sido beneficiados en sus individualidades. Si queremos un municipio en paz y en armonía social y ambiental, todos debemos tirar para un mismo lado. Es pensar en el otro y sus necesidades. No puede ser que la riqueza de algunos sea la pobreza de muchos. “Comida para hoy, hambre para mañana”no puede ser la ruta a seguir. No podemos seguir tolerando que la visibilidad de la pobreza y el hambre sean temas de campaña y luego entren al olvido.

Juan Gonzalo Marín jgmarin1@gmail.com


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El lector escribe

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a conocemos los resultados de las pasadas elecciones en nuestro municipio, son muchos los interrogantes que nos asalta, pero cabe el más importante: ¿A qué le apostamos? ¿A la propuesta de gobernar por gobernar, a la incertidumbre, a la desconfianza, al caos, al desenfreno del gasto público, a la tolerancia del detrimento ambiental por culpa de la explotación minera, a la repetición de una administración sosa que solamente aglutina a los de siempre? ¿O dejamos de apostarle a la gobernabilidad con transparencia, a la confianza, a la gestión, al futuro, al recaudo y manejo eficiente del erario público, al liderazgo, al gobierno incluyente, entre otros? Dos mil y otro tanto de electores optaron por la repetición, pero más de cuatro mil electores optamos por otra propuesta confiable. Será a mediano plazo que sabremos en que bus viajábamos y en que situación nos encontraremos, la invitación es clara, es ahora que debemos seguir unidos al menos en esta sencilla

pero importante pretensión: defender a Jericó, ser vigilantes fieles de que no se nos menoscabe nuestro arraigo, nuestro patrimonio cultural, cívico y ambiental. La tarea no va a ser fácil, ya polarizados entre dos bandos, debemos aunar esfuerzos para no vender al mejor o al peor postor nuestro patrimonio, para denunciar cualquier asomo de corrupción de quien nos dirige o a quien intenta corromper. Tuvimos la oportunidad elegir una nueva propuesta, pero el egoísmo, el orgullo, la ingenuidad política y la indiferencia de los candidatos perdedores, propiciaron la repetición de la repetidera. ¿Cuándo Jericó? El tiempo será la respuesta a nuestros interrogantes y miedos, ojalá estemos equivocados, sería lo ideal y que no tengamos que manifestar al unísono: “Cada pueblo se merece el mandatario de turno”.

Rodrigo Palacio Palacio

El banco rojo

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u nombre es Javier. No dijo el apellido, por falta de tiempo o porque no era necesario. Lo vi por primera vez a unos veinte metros de distancia. Seguramente por las luces de parqueo intermitentes dedujo que estaba en busca de un lugar donde dejar el carro en esa calle congestionada, entonces hizo señas para que me acercara mientras me guardaba el puesto con el banco de plástico rojo para que nadie me lo quitara. Llevaba unos quince minutos dando vueltas y me había visto pasar despacio; cuando logré dejar el carro donde me señaló se acercó y dijo, “… ahí no le pasa nada, hágale tranquilo…”. Era joven, flaco y alto, una cachucha de los Yankis de Nueva York le tapaba el peinado despeinado, un chaleco naranja con bandas reflectivas verde manzana que le quedaba grande, disimulaba el cuerpo flaco; el resto eran unos bluyines rotos como es la moda, solo que en él no era moda, y tenis que fueron blancos. Entonces le respondí: “¿… y si me demoro…?” “No hay problema, jefe, por aquí todo el mundo me conoce. Si no me ve cuando salga pregunte a cualquiera por Javier…” Así fue como me enteré de su nombre. Me demoré. Me demoré tanto que varias veces salí a la calle a respirar un aire distinto al que se respira

en las filas que no se mueven. Cada vez que salí, Javier estaba allí, me hacía seña para que me tranquilizara, debía saber que esas filas eran lentas, y volvía a lo que más se movía en su trabajo: la venta de cigarrillos al menudeo, chicles, confites, bocadillos, galletas o minutos de celular. En una de aquellas salidas a respirar lo vi atareado cerrando la maleta donde exhibía la mercancía; ya tenía plegado el trípode donde la sostenía y con la mirada fija en la calle de más allá, hacia el lugar de donde venía el peligro; me vio pero simuló lo contrario, caminó casi corrió rumbo al lado opuesto con el cartapacio de mercancía entre los brazos hasta desaparecer detrás de otros carros y unos árboles. Lo único que quedó allí fue el banco de plástico rojo donde se sentaba cuando el trabajo y los clientes le daban un respiro. Entonces me senté en el banco de Javier, estaba cansado, pocas veces hay asientos en las filas y Javier había dejado su banco cuidando mi carro mientras pasaba el peligro. Lo más correcto, pensé, era que yo cuidara su banco así como él cuidaba mi carro…

Saúl Alvarez Lara

https://lamarginalia.com/


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A caballo regalado no le mire el diente

Imaginate Primario –me dice Gladis María, con esos ojos negros bien abierto y meneando la cabeza con una verraquerita que parece que fuera a estallar- lo que me dijo don Ernesto cuando fui a buscar unas papas pa’l almuerzo: “Vea Gladis, a caballo regalado no hay que mirarle el diente, aquí sabemos de dónde viene la plata pa´lo que nos está haciendo falta, y el que la consiga, pues que se quede con su parte con tal de que nos toque alguna cosita”. - ¿O sea que a él no le importa de dónde viene lo que le dan?, ¿Que él se embolsilla cualquier cosa con tal de que se quede callado o salga a hablar maravillas del que le hizo el regalito, así sepa que es un ladrón? - Pues sí mijo, y no le da vergüenza. Yo no me quedé callada y le pregunté, sabiendo lo que le pasó a la hija menor de él: ¿Usted entonces sería capaz de aguantarse que su esposa o su hija se fuera hoy por ahí con cualquiera, hiciera cualquier cosa y le trajera unos pesos, usted se quedaría callado? Y sí, se quedó callado. - ¿Y qué le paso a la hija de ese señor? - Esa muchachita iba lo más de bien, juiciosa, le ayudaba a la mamá, sacaba buenas notas en el colegio, tenía su noviecito, el hijo de doña Marina, un muchacho serio, trabajador, pero por aquí apareció el tal Ramiro, ese que se mantenía de moto pa’rriba y pa’bajo, perfumadito, con las uñas pintadas y cadenitas de oro, dizque el administrador de no sé qué, iba a la tienda de don Ernesto a coquetearle a la muchacha, y pa’conquistarla le ofreció prestarle una plata al papá pa’que surtiera mejor la tienda, el viejo se puso feliz y ya no le puso más cuidado a la hija, el Ramiro ese se la llevó pa’l pueblo y cuando resultó con encargo se la devolvió al papá que dizque porque tenía que irse pa’Medellín por dos semanas por un negocio grande del que le iba a prestar la plata pa’agrandar la tienda, y hasta el sol de hoy, y el viejo pendejo sigue esperando el préstamo de “Ramirito”, como le dicen en esa casa al desgraciado ese. - Huy mija, ¿a usted no le da pena restregarle en la cara a ese señor esas cosas? - Y ni se da cuenta de lo que le pasa, el afán de conseguir plata no le dejar ver que le están quitando hasta los hijos. Eso es lo que ocurre con el cuentico tan bobo de que “hay que aprovechar la ocasión”, de que “el vivo vive del bobo”, de que “a caballo regalado no se le mira el diente” y todos los dichos que solo sirven para tapar la falta de vergüenza de ser limosneros y acomodados, reciben hoy y mañana les quitan todo, igualito como va a pasar con la mina. - Claro mija, hoy prometen que va a dar esto y aquello, que todo va a salir de maravilla, y pa’que nos convenzamos nos dan empleo por unos meses, arreglan las carreteras por donde van las camionetas de ellos, le dan plata al alcalde pa’que haga unos arreglitos y se quede con su buena tajada, y después, cuando dejen la muchacha embarazada, ahí sí vemos

que lo que nos dejaron fue la basura, nos quitaron el agua que se fue por las cavernas y los túneles y con ella los cultivos, que espantaron a los turistas, que ya no hay quien compre carrieles ni dulces, ni venga a los hoteles ni a los restaurantes, que lo que quedó fue los cultivos de pinos y un pueblo fantasma con bandidos y gente en la olla. - Así es, y las familias jericoanas que decían que querían a su pueblo con todo el alma, por ahí regadas en otros pueblos o en Medellín viviendo del caballo regalado que resultó hasta mueco. - Quién lo creyera, dizque tan cultos y no somos capaces de entender el truquito del que quiere engañar: promete, enseguida mete y después se pierde. -Y lo peor es que no falta el engañao o el lambón que sale con el chistecito de que tenemos que estar agradecidos con la empresa minera por los regalitos y las promesas, si lo que esa gente está haciendo es aprovecharse de las necesidades del momento de la gente para aparecer como salvadores, como están haciendo ahora cuando se le vino a la gente del pueblo la montaña de Las Nubes. - Pues yo creo Gladis María que a la empresa le cayó como pedrada en ojo tuerto la desgracia del pueblo con esos derrumbes, ahora se pueden dar de salvadores, como vos decís, pero también la gente se tiene que dar cuenta que con esos aguaceros que se dan por aquí, el arenero que van a dejar por la orilla del Cauca se va ir al río, a la represa de Ituango, porque lo que piensan dejarnos es una montaña de 120 metros de alto de arenas contaminadas. - Claro mijo, pa’que nos traguemos el regalito de las cavernas y túneles que van a abrirle a las montañas de aquí, tienen que dejar otros regalitos, como los días de trabajo de sus empleados botando pantano y repartiendo agua, y los carros y la gasolina y todo eso, además de las promesas de muchas cosas, como si en Jericó quisiéramos cambiar la paz que vivimos por ser un pueblo minero. - Y el premio mayor ya nos lo manda desde el primero de enero, y no desde África de donde salió esa gente, sino de aquí mismo pa’sentarlo en la primera silla del palacio municipal. - Ay Primario, vos y yo y mucha gente de por aquí y de otras veredas y del mismo pueblo sabemos cómo son las cosas amañadas para el gusto y beneficio del que las inventa. ¿Y cómo no íbamos a saber, si la vaca ladrona no olvida el portillo? - Pero mija, lo verriondo va venir después, cuando la gente se dé cuenta del engaño de haber creído en las promesas de los salvadores de por allá y de las del salvador de aquí, que al final son del mismo negocio, en el que ganan ellos y perdemos nosotros.

El primario


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El olvidado asombro de estar vivos

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l título es de Octavio Paz, hace parte de un poema más extenso llamado Piedra de sol, estriba el poema en otras cadencias y figuras más imperiosas, que ocupan al lector y le arrebatan la atención en descifrar otros misterios, esos que encierran las palabras sabias de los náhuatl que en Octavio se pasean, por eso cobra tanto sentido que de manera súbita te suelten esta frase, como si de un más acá una voz nos gritara: ¡Despierten que están vivos! El escritor Mario Mendoza en una entrevista hace alusión a la frase en medio de una disertación sobre cuántas veces debemos morir en la vida a fin de renovarnos, cierto es que lo plantea como una muerte simbólica, pero ¿Qué muerte no lo es? ¿Acaso ya sabemos qué es morir? ¿Termina la vida o termina la existencia? Morir es dejar de hacernos, detener la máquina que auto refacciona el cuerpo, morir es alejarse, ir a vivir entre el fuego cruzado, morir es dejar de amar, morir es dejar de hacer aquello que nos gusta por hacer aquello que nos ordenan, guardar silencio, volverse indiferente, morir es seguir viviendo pero sin que los demás se den cuenta. Pero ¿Qué es vivir? ¿Respirar mientras olvidamos que estamos vivos? El vivir es espontáneo, nadie está preocupado por estar vivo, damos por sentado que así será siempre, podemos envejecer, el cabello tornarse gris, disminuir el paso, pero la vida sigue hasta el final, siempre esperamos que la vida sea tan larga y tan alta que a la muerte le dé pereza empinarse tanto por nada; ¿Qué es una vida en comparación con toda la existencia cargada de múltiples consciencias disparando ráfagas de luz? ¿Con esas incandescentes formas que danzan en el fuego y que se repiten tanto en el agua como entre la luz que atraviesa las ramas de los árboles, en las frecuencias de las notas musicales y en la oscilación de un beso? Y cuando estamos en el feliz torbellino de la existencia alejados de la muerte, sintiendo la eternidad en cada bocanada de aire que hincha los pulmones, confiados en que la naturaleza nos tiene elegidos para hacer parte de la coreografía de la siguiente danza, de repente tu amiga eterna se marcha, aquella con quien hacías acrobacias de luz y maromas en el alma, aquella que te enseñó a honrar tu espíritu respetando el cuerpo, la alquimista que siempre estuvo ardiendo como una antorcha para que los otros no dieran tumbos en su camino. La guerrera que sobrevivió al dedo acusador de aquellos que le tienen miedo a una mente abierta, la viajera de dimensiones tan estrafalarias como cultivar una huerta, levantarse al alba para meditar, la colonizadora de constelaciones en sus bordados, la hacedora de sensaciones nuevas cuando para sus amigos cocinaba.

Esa mi amiga eterna, con quien caminaba en la oscuridad de la noche sin encender la linterna porque la luz la llevamos en el corazón, con quien reía hasta que brotaban las lágrimas, aquella que me hacía sentir inteligente y celebraba mis músicas y mis letras, aquella que me escuchaba sin juzgar y socarrona me devolvía las preguntas porque la respuesta siempre residía en mí; esa mi amiga ¿Dejó de existir? me pregunto ahora que todo parece tan oscuro y solitario y ella aparece ya no socarrona, sino sabia, alucinante, en un traje que es una estela de luz blanca coronada de oro y me indica que la respuesta siempre estuvo ahí, no estamos ni vivos ni muertos, estamos existiendo, nunca dejamos de hacerlo, somos el todo y en momentos viajamos por sus distintas dimensiones, nada es distinto a como es en la tierra, unas veces vamos en tren, otras caminamos, otras vamos en avión, así mismo es arriba como es abajo, el cielo es reflejo de la tierra, todos tenemos nuestro tiempo, es un regalo, frágil, nunca efímero, es para siempre, solo hay que saber mirar, si eliges la ceguera, ella te llevará por los caminos coherentes a la oscuridad, pero nada hay tan opaco que tarde que temprano no sucumba a la luz. Hago una fiesta de gratitud en mi corazón, celebro la vida de mi amiga, hago un altar en su memoria y la corono de flores, no hay lágrimas ni tristeza, la dicha es grande porque lo mejor ya ocurrió y al partir me regaló la posibilidad de reflexionar y crecer un poco, bendito el que encuentra en su camino amigos que enseñen a vivir más allá de la muerte, que nos devuelvan el fulgor de este memorable asombro de estar vivos.

Carlos Andrés Restrepo Espinosa carloscantante@gmail.com


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