Despierta Jericó 73, agosto de 2019

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DESPIERTA JERICÓ Número 73 - Agosto de 2019

Foto: Daniel Mühlemann


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DESPIERTA JERICÓ Agosto 2019

Fotos: Daniel Mühlemann


EDITORIAL

DESPIERTA JERICÓ Agosto 2019

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¿Adiós a la paz en Jericó?

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uando un cuerpo humano o social se encuentra bajo condiciones de riesgo es necesario tomar en cuenta los síntomas que puedan indicar la presencia de una enfermedad y así pueda ser tratada y superada.

Jericó se halla presionado por agentes poderosos que intervienen en su vida administrativa, política, productiva y comunitaria, algunos pueden ser identificados con facilidad, por ejemplo: los grupos políticos en disputa por la participación o el control del gobierno municipal a través de discursos y acciones que influyen la voluntad electoral de la población; los inversionistas y sus planes de transformación de la tradicional economía campesina familiar; las ideologías acerca de lo que es progreso, justicia, derechos individuales y colectivos, igualdad social, libertad y límites, solidaridad, compasión y otras que se divulgan desde los medios de comunicación, las instituciones educativas, religiosas, sociales e incluso por el voz a voz. Estas presiones han existido desde lejanos tiempos, se han convertido en cotidianidad y por eso pocos se ocupan en prestarles atención, en tratar de comprenderlas para hacer un diagnóstico adecuado hacia el futuro de nuestro municipio. Con el ánimo de aportar algunos elementos en el debate siempre necesario acerca de la salud municipal, invitamos a los lectores a considerar el deterioro de las relaciones entre quienes habitamos el municipio, el origen de su descomposición y el avance que sufren. Todos conocemos, por haberla disfrutado, la cordialidad en el trato entre jericoanos, la fraternidad entre nosotros pocas veces rota, y cuando nació alguna disputa entre familias, ésta no rompió los lazos de amistad que unían a las familias implicadas con el resto de la comunidad. Hoy todos lamentamos ver y sentir cómo han surgido y se han profundizado sentimientos de rechazo mutuo entre habitantes de algunos sectores, entre personas que antes compartían simpatías y recuerdos, incluso en el seno del núcleo familiar. Esta situación aparece desde el momento en que habitantes de la vereda La Soledad se percatan de que la merma del caudal de agua del acueducto comunitario, coincide con perforaciones profundas que se vienen realizando en la zona de exploración minera, incluida la ruptura de corrientes subterráneas en el Poleal, área de protección ambiental del municipio; deciden los campesinos llamar la atención con un plantón y una asamblea ciudadana donde ya se evidencia la separación entre quienes antes permanecían unidos: de un lado los trabajadores de la empresa minera vestidos con sus uniformes, del otro ciudadanos con banderas de no a la minería, en el centro bajo una carpa quienes se dirigen a los presentes: el señor Obispo Noel Antonio, el Abad de los Benedictinos, el Alcalde, líderes de la Mesa Ambiental, ejecutivos de Anglogold Ashanti, representantes de la Secretaría de Minas, entre otros. Fue el agua, afectada por el proceso de exploración minera y defendida por campesinos de Palocabildo, el motivo inicial de la enemistad que vivimos hoy; y sigue siendo el agua, fuente de vida, el centro de la discordia.

El agua continúa amenazada por el proyecto minero: sabemos que la multinacional Anglogold Ashanti pretende abrir una gigantesca caverna bajo las montañas de Palocabildo, pero no es solo en El Chaquiro donde proyectan excavar, también tiene la empresa como objetivo de explotación otros cuatro depósitos de minerales en las 7.594 hectáreas de su título minero, los llaman: Aurora, Tenedor, Isabela y La Sola, y sabemos que el 100% del área de Jericó está solicitada ante la Gobernación de Antioquia para exploración y explotación minera por Anglogold Ashanti y otras multinacionales. No es sólo el agua de consumo humano lo que preocupa a casi todos los jericoanos; también las actividades productivas tradicionales y nuevas del campo y del casco urbano se verán comprometidas por la afectación del líquido causando desempleo y pobreza. Romper y vaciar la montaña es un daño irreparable para el agua y todos los ecosistemas que dependen de ella. Además de la división social en Jericó por la imposición del modelo de “desarrollo minero”, éste empieza a mostrar otro factor de alta preocupación porque está presente en todos los procesos mineros de Colombia: la presencia de grupos armados ilegales. Hace pocas semanas aparecieron letreros con las siglas ELN en el Corregimiento y AGC en la carretera de Jamaica- Canán. Estos y otros grupos están presentes en explotaciones de petroleo y minas metálicas legales e ilegales, son grupos que extorsionan, desplazan y asesinan pobladores, son agentes de violencia que destruyen los tejidos sociales, la economía formal y el medio ambiente, son lo peor que puede ocurrir a cualquier municipio. No se sabe quiénes han pintado esos letreros, ni con cuáles intenciones, lo cierto es que no hay lugar en Colombia donde se explote oro sin la presencia de estos grupos armados. Jericó, un remanso de paz, se ve expuesto, lamentablemente, a perder no solo la unión de sus habitantes, la tradición campesina y pueblerina, el presente y el futuro turístico y productivo, su biodiversidad y riqueza paisajística; Jericó está expuesto a perder su tranquilidad, su cultura, su esencia. Lo que ocurra es decisión nuestra que afectará para bien o mal a nuestros hijos.

DESPIERTA JERICÓ - Distribución gratuita

Una publicación por el Jericó pueblerino y campesino Carlos Andrés Restrepo, Rodrigo López, Alicia López, Oscar Villa, Fernando Jaramillo (director). Donaciones: Davivienda ahorros 3992-0002-3287 despiertajerico@gmail.com www.despiertajerico.org www.despiertajerico.blogspot.com Impresión: Virtual Publicidad. Medellín, tel. 513 33 97


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En tierra grande nací

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lena este espacio un poema de un nuevo jericoano que viene a esta tierra porque la ama, don José Ruz se casó con una hija de Jericó y ahora residen felices aquí y por eso lo son: Jericoano no es el que nace en Jericó sino el que trabaja por Jericó. Y llega su inspiración en momentos de división y caos porque una multinacional viene a por nosotros, es decir a por nuestra montaña que guarda varios depósitos de metales codiciados por inversionistas, como toda esta montaña que se extiende hasta Tarso y que viene desde el sur.

Multinacional que debiera enamorarse de los metales en otra tierra donde los acepten, no aquí donde no los queremos, y si el respeto es solicitud, nosotros también lo merecemos con la verdad que se oculta y que exigimos saber de lo que pasará aquí si se llegare a abrir esa inmensidad de hueco donde cabrían dosmil morros El Salvador y más de quince zonas urbanas de Jericó, más las montañas de rocas “lavadas” que será el nuevo “paisaje” de la vista del Cauca.

Rodrigo López Estrada roloes-23@hotmail.com

¿Quién te ama?

José Ruz

En tierra grande nací y de las contrariedades ni siquiera me resiento, pues hoy pretendo vivir fiel a mis ideales por mucho que apriete el viento. ¡Jericó! Mujer pétrea de cuerpo altivo y moreno, misteriosa, exuberante y algo extraña, con manto de musgo verde y su cuello salpicado por un collar de montañas. Jericó, bendita tierra mía, Jericó mi segunda madre, como daría mi sangre hasta apagarse mi vida, ¿por ti?, por ti haría lo que jamás ha hecho nadie.

Jericó, ¿Quién te ama Jericó? siendo tan rico tu suelo quiere un extraño cambiar el olor a cafetal, orgullo de tus abuelos. No cambies el sol por la luna ni el agua dulce por salobre, el río por una laguna ni tu pasado por cobre. No cambies el cafetal la platanera y la yuca, no cambies por oro y plata los cañizales de azúcar.

Hoy es mi letra homenaje a quien con tanto trabajo dedicaron su coraje bajo el cielo jericoano.

No quieras codiciar sueños que te son ajenos, la codicia es enemiga de todos los hombres buenos.

Campesinos con empeño que tan sólo con sus manos dieron sabor a los sueños que tenemos los humanos.

Jericó, ¿Quién te ama Jericó? ¿quien quiere abrirte una herida en tus carnes milenarias o quien con sangre y plegarias tu santa tierra regó?

Son verdaderos artistas joyeros de la labranza que consagraron sus vidas por esta tierra querida hasta donde la mente alcanza.

Dentro de mi alma encierro amor a la tierra mía, y este suelo antioqueño ni tiene, ni tendrá dueño, y menos la minería.

Prometen la eternidad y al cumplir sus objetivos otro gallo cantará no importan muertos ni vivos. Demuéstrate a ti quién eres y no dejes que otro humille la tierra que tanto quieres Hoy que ya soy perro viejo y unido estoy a esta tierra sigo un antiguo consejo, que del hombre la palabra la mitad no me la creo porque miente más que habla. Descansad donde yacéis ancestros de mi pueblo llano que con la Biblia en la mano digo que no lo veréis. No marcarán tu destino ni otras mentes ni otras manos, ¡NO! hasta el último aliento del último JERICOANO.


Ética a la mano

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Por Javier Darío Restrepo

La raya de la risa

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o siempre son lo mismo la risa y las burlas. Un buen chiste, una actuación cómica del Chavo o de Cantinflas hacen reír y difunden alegría. Es cuando la risa suena sana e inocente y no ofende a nadie.

Pero hay otra risa que ofende, es la que resulta de una burla o es una burla que hace daño, como un latigazo que queda ardiendo. Hace muchos años, hubo en Armenia un hombre conocido por un apodo que los muchachos gritaban en las calles para verlo reaccionar furioso. ¡Ave Negra!, le gritaban, y salían corriendo sacudidos por la risa. Era una risa nada sana porque celebraba una ofensa. La risa alegre y la risa dañina suenan lo mismo y hasta hacen creer que son iguales, pero son distintas. La primera parece una caricia, es placentera y hace bien, en el fondo se agradece; la otra, la burla hiriente, la que se recibe como una cachetada, hace daño porque hiere y hace que alguien se sienta desgraciado y humillado. Es de patanes hacer burla de los defectos ajenos: la cojera del que ha sufrido un accidente, la ceguera del que perdió la vista o nació así, la dificultad para hablar en los tartamudos. El buen sentido indica que se los debe ayudar; el mal corazón se burla y parece gozar cuando ellos manifiestan su molestia o su vergüenza. csce En todo esta pensaba al leer hace unas semanas la polémica que provocó el asesinato de los caricaturistas de Charlie Hebdo, la revista satírica de París. Según la versión más conocida, fueron musulmanes los que dispararon, ofendidos por las caricaturas sobre su religión. Pero todo el mundo estuvo de acuerdo en que por graves que hubieran sido las burlas no se justificaba el asesinato. Entonces vino la discusión: ¿los caricaturistas tenían derecho a burlarse de su religión? Como en toda discusión, hubo posiciones extremas: una fue la de los que dijeron que el derecho a expresarse con palabras, con imágenes de televisión o con caricaturas era una libertad intocable porque cada uno debe ser libre para decir lo que quiera. En el otro extremo han estado los que aseguran que la fe y la religión de las personas no deben tocarse. En el curso de un largo vuelo, los periodistas que viajaban con el papa Francisco le preguntaron, por esos días, sobre ese derecho a decir lo que uno quiera y a burlarse de todo. Él respondió con un ejemplo sencillo: lo que alguien haría si su mamá fuera objeto de burlas o de ofensas; se produciría la reacción natural, el puñetazo, que demuestra que hay asuntos que no se deben tocar. Los que entendieron o quisieron entender que el papa había recomendado los puñetazos no captaron la im-

portante, expresado por el antiguo primer ministro de Dinamarca Anders Fogh Rasmussen: “...tenemos que alzar la voz en defensa del derecho a decir lo que creemos, pero también tenemos que preocuparnos por respetar el hecho de que los demás tienen el mismo derecho”. No es el derecho a decir lo que uno quiere, sino a decir lo que debe decir. Lo había expresado hace más de un siglo el mexicano Benito Juárez: “Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”. Por tanto, mi comentario chistoso, mis caricaturas, mis bromas van hasta donde comienza la molestia de los demás porque hieren sus sentimientos o su dignidad personal. No hay libertad que permita hacerles daño a las otras personas. La otra parte del problema es si las religiones son intocables hasta el punto de que no sea posible la crítica sobre ellas con argumentos racionales o con humor. Toda institución religiosa tiene un componente humano que, por serlo, debe ser sometido a crítica, y el humor es un instrumento de la crítica. Pero hacer humor no es lo mismo que hacer burla, sino el recurso privilegiado para poner en evidencia las desmesuras, lo desproporcionado, lo caprichoso o lo abusivo que puede haber en las religiones. Las religiones, además, no pueden ser algo intocable e inmodificable, deben cambiar de menos a más para beneficio de la feligresía. En ese proceso de cambio tienen que ver los distintos modos de hacer crítica que, hay que repetirlo, no es lo mismo que hacer burla. El humor es la forma sonriente de señalar lo que debe cambiarse. El error repetido en estos días consiste en creer que son las leyes las que deben ordenar lo que debe decirse o callarse, o la forma en que deben decirse las cosas. Es cada persona, obediente a su conciencia y a su sentido del otro, la que debe poner límites a las libertades. Según sea la sensibilidad hacia el otro, será la fuerza con que actuará cuando uno siente que sus romas, sus caricaturas o sus chistes se han pasado de la raya.


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Influencias foráneas y locales

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s un gran orgullo para muchos jericoanos descubrir que personas provenientes de otras partes del país o del mundo, se enamoran de nuestro municipio y pronto quieran quedarse. Es indiscutible que este territorio lleno de riquezas naturales, culturales, históricas, paisajísticas, arquitectónicas y humanas, puede brindar a todo quien en él vive, la posibilidad de una existencia tranquila y próspera, en la que la calidad de vida es un tesoro relativamente fácil de obtener y conservar. Con el tiempo, sentirse en casa es natural para ellos, relativamente no hay nada que impida u obstaculice la posibilidad de concebir una vida en este encantador pueblo, pero no es razonable, y mucho menos congruente, saber que después de ser acogidos quieran ellos mismos, proponer y promover cambios a todas luces desfavorables o desacertados en nuestra cultura, estructura social, vínculo con el medio natural y desarrollo económico; todo ello, sin tener en cuenta o conocer nuestra historia, tradiciones, vocaciones, realidades, costumbres, deseos y sueños, junto con todos los profundos significados y simbolismos implícitos y explícitos en cada uno de ellos. Lastimosamente, más que un proceso de acomodación en concordancia con todo lo que somos y tenemos, lleno de empatía, búsqueda de entendimiento y comprensión, algunos nuevos pobladores buscan muchas veces dominar, confundir y hasta imponer sus ideales sin considerar los de los nacidos en estas tierras, sin tener en cuenta que deben trabajar sobre lo ya construido y estructurado; y no decimos que no propongan o que no tengan voz, decimos que nos escuchen, que se preocupen por el siempre provechoso hecho de saber todos los “por qué” y los “para qué” de nuestra cotidiana existencia, y partiendo de allí, enriquezcan, formulen, iluminen, simplifiquen y favorezcan todo aquello que lograron de verdad apreciar, considerando con consciencia plena y respeto absoluto qué vale la pena transformar y qué no. La posibilidad de opinar, criticar y decidir, es un derecho que se gana, no se otorga por el simple hecho de habitar un lugar o por un enamoramiento fortuito de un territorio, primero hay que pertenecer a él, sentir que el interés es verdadero y desinteresado, un entusiasmo al que le preocupa el presente y el futuro, que protege lo realmente valioso y se aleja de lo banal. Por otro lado, es realmente triste presenciar cómo personas nacidas aquí, con palabras vacías que promulgan querer “progreso” y “desarrollo”, se entregan por recompensas que al final, son netamente económicas, nada más que espejismos. Estas promesas irreales, que lastimosamente muchas veces no son cuestionadas, contextualizadas o por lo menos analizadas en el marco de lo so-

cial, familiar o personal, se convierten en una especie de “Caballo de Troya” que con pinta benevolente e inofensiva, trae a lo más profundo de nuestra comunidad los inicios de un porvenir realmente incierto y desesperanzador. Algunos rectores y profesores de las instituciones educativas de nuestro municipio, se ven inmersos en actos reprochables, faltos de ética e irresponsables, que van totalmente en contra de las funciones que como educadores deben cumplir. Aparentemente, obvian las grandes responsabilidades que llevan en sus hombros, se olvidan de las esenciales funciones que cumplen dentro de una sociedad, se apartan de la neutralidad y por ende, provocan conflictos y más división. Es indignante saber que solo les faltaría impartir una “cátedra minera” y acogerla en los distintos planes de estudio. Quisiera recordarles entonces, que su razón de ser no es el adoctrinamiento y que la información que entregan a sus estudiantes, debe ser verdadera y transparente, libre de cargas políticas o económicas. La educación, la humanización y la socialización de esas mentes jóvenes, son uno de los tesoros más valiosos y vale la pena resguardarlo por el bien de todos. Aplausos y agradecimientos a todos los campesinos, concejales, comerciantes y pueblerinos que no se subyugan ante nadie y ante nada, ellos demuestran ser la verdadera riqueza de nuestro pueblo, su dignidad, humildad, altruismo, compasión, empatía y humanismo no tienen precio.

Brayhan Cano Ramírez Aprovecho este espacio para hacer un homenaje a dos personas que dicen querer mucho este territorio, pero que desafortunadamente lo único que le brindan es un amor tóxico, que no solo daña sino que condena.

Marco Cano Suárez


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Sacudir la decadencia

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ericó es visto por el sin número de visitantes como un pueblo hermoso, pacífico y con un gran potencial turístico y urbanístico, un pueblo al que solo le falta más oferta de atractivos, piensan unos, otros preferirían que tuviera menos. ¿Qué pensamos nosotros, los propios, los que residimos aquí por generaciones y nos preocupamos por el futuro de nuestros descendientes? La invitación que hacemos a nuestros lectores es a responder cada quien, ojalá más allá del debate sólo consigo, en diálogo de responsabilidades compartidas. Al detener la mirada sobre los acontecimientos de los últimos años, algunos encontramos signos preocupantes de decadencia en lo que hemos venido considerando la esencia de la historia jericoana. El habitante de Jericó siente que la historia municipal, pasada y presente, le pertenece; sin embargo, al desconocerla, solo puede apropiarse de una imagen superficial que lo hace sentir orgulloso, y basta. Es decir, muchos dejamos que las cosas sucedan sin entender que con nuestra falta de acción y compromiso, son otros quienes tienen las riendas de nuestro destino.

Nos disponemos a participar del evento electoral del 27 de octubre, elegiremos alcalde y concejo. ¿A quiénes nombraremos y para qué? Para contestar con lógica de responsabilidad ciudadana, primero debemos reflexionar el para qué, pues son las necesidades sociales las que deben determinar la escogencia de las personas apropiadas para estar al frente de todos nosotros para resolverlas. Si pensamos, por ejemplo, que el micro tráfico de marihuana y perico con sus derivados es el principal problema, estamos equivocados. El consumo de drogas hace parte de la humanidad, es suficiente reconocer la extensión en todo el mundo del hábito de compartir la alteración que produce el alcohol; lo grave para los individuos es caer en la dependencia de ese consumo para no sentirse angustiados o deprimidos. La dependencia es el problema individual, y cuando se extiende es un asunto de salud pública cuya solución debe empezar por buscar las causas sociales y familiares por las cuales algunos salen de la cotidianidad del conjunto social. El micro tráfico es un negocio del que se lucran muchos, no solo los expendedores, por eso no se acaba sino que crece como manifestación de una realidad social de decadencia de los valores tradicionales. Creen algunos, y promueven otros, la idea de que los valores se forman en la escuela, que es suficiente con charlas sobre el buen comportamiento de los futuros ciudadanos para que los niños y jóvenes se enruten hacia una sociedad de paz y armonía. ¿Qué ideal puede formarse un niño que a diario escucha que tiene que «salir adelante como sea» en un país donde sus dirigentes engañan y roban con el amparo de la ley? ¿Cuando ese «salir adelante» incluso significa, para ciertos líderes sociales y directivos de instituciones públicas, vender la tranquilidad y la unión de su comunidad, vender la tierra, el agua y el aire con los cuales la comunidad vive en paz sin el espejismo de una riqueza por acumulación de objetos innecesarios? ¿De qué le sirve a Jericó entregar su auténtica riqueza a cambio de unos pocos años de «bonanza» minera, si al mismo tiempo entramos en el camino que recorren los pueblos mineros colombianos? Frente a nosotros tenemos la destrucción de la vida en los pueblos arrasados por la minería ilegal, también aquí al lado están Marmato, Buriticá, Segovia, Montelíbano, La Guajira, Cesar, donde la gente vive la violencia y la miseria diaria que traen las grandes multinacionales mineras. Cuando los líderes políticos y los dirigentes de las instituciones educativas y cívicas dan a los niños el ejemplo de destrucción de lo que hemos construido desde siempre a cambio del «progreso» minero, están sembrando el anti valor del egoísmo, del dinero fácil, del desarraigo, de la riqueza para mí y la miseria para los demás. Son, sencillamente, gestores de la decadencia.


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REGALOS DE QUEBRADONA Por: Héctor Abad Faciolince*

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arece ser que en el subsuelo de un territorio bendecido por la naturaleza (la región de Jericó, Támesis, Tarso, Jardín, en el Suroeste antioqueño) hay grandes cantidades de cobre, oro, plata y molibdeno. Perforando la tierra, las peñas, los acuíferos, a hectómetros o kilómetros de la superficie, haciendo los debidos túneles y sacando miles de toneladas de material, está la cueva de Alibabá, el tesoro que desorbita los ojos, dilata los poros y aviva la codicia: oro, dólares. A muchos se les hace agua la boca, y especialmente a una empresa minera trasnacional, la sudafricana AngloGoldAshanti (AGA), ahora con muy activos y ambiciosos proyectos en Colombia. No soy un ecologista místico, no creo que la tierra sea sagrada e intocable. Reconozco que hay comodidades del mundo contemporáneo (electricidad, computación, vivienda, transporte terrestre y aéreo, internet, celulares) que son imposibles sin la minería: hierro, aluminio, arcillas, cobre, níquel, etc. He defendido proyectos hidroeléctricos y de represas que nos proveen de agua potable y electricidad. Sin embargo, después de analizar los pros y los contras de un proyecto como el de Quebradona, estoy del lado de la mayoría del pueblo de Jericó que, hasta ahora, por boca de su alcalde y del concejo, se ha manifestado firmemente en contra de este enorme proyecto extracción de cobre. La minería a gran escala, como las exploraciones petroleras, no puede hacerse siempre y en todo lugar, simplemente donde haya minerales, y sencillamente porque al Estado y a las mineras con licencias les da la gana. La voz de la comunidad tiene que ser oída, las advertencias de los ecologistas, escuchadas, el paisaje y la vocación cultural de la región, analizados. Las ventajas inmediatas y a corto plazo, las regalías y los dividendos futuros no pueden ser el único criterio para definir si minas de este tamaño son convenientes o no. Aún sin empezar a explotar la mina, AGA está ya destinando miles de millones de pesos que se dirigen a endulzar, pintando pajaritos de oro, la voluntad del pueblo. Después del fracaso de La Colosa en Cajamarca, Tolima, cuyo desarrollo fue detenido gracias a una consulta popular, AGA quiere ahora “invertir” previamente en la comunidad de Jericó de modo que en las próximas elecciones el pueblo llegue, cuanto menos, muy dividido respecto a la conveniencia o no de esta mina y, de ser posible, con mayoría de quienes la quieren. Con una Fundación ofrecen desde ya, sin empezar siquiera, el oro y el moro: talleres artísticos y musicales para los niños, asesorías, viajes y cursos a rectores y profesores, mejoras locativas, arreglos en caminos veredales, proyectos culturales de bandas y grupos de música, entre otras iniciativas culturales a las que nadie, en principio, se podría oponer.

Foto: Daniel Mühlemann

Y estaría muy bien que hicieran esta obra de filantropía, si realmente lo fuera. Si quisieran ser tan amables y generosos de repartir parte de sus ganancias en minas de oro lejanas para favorecer a Jericó, sería magnífico. Pero hay otra manera de verlo. Son relaciones públicas previas que, con palabras quizá muy fuertes, pero más precisas, equivalen a compra de votos. Ellos reparten, con una anticipación de años, el bienestar y los beneficios económicos que supuestamente traerá la mina, sin que se vean todavía sus daños y perjuicios (ecológicos, culturales, paisajísticos). Y así una comunidad encandilada, cegada por los regalos, podrá votar por los candidatos que la minera indique. Es una estrategia muy hábil, disfrazada de benevolencia, que debe ser desenmascarada. Nadie, y menos una minera con tan pocos hígados como esta, hace regalos así. Estos almuerzos van a salir muy caros. AGA tiene un record terrible, en el Congo, de violaciones de derechos humanos, daños ecológicos y explotación de la gente. En Jericó se presenta con una cara amable, sin empezar la mina. Cuánto no irán a ganar si antes de sacar un gramo de oro reparten ya regalos a manos llenas.

*www.elespectador.com/opinion/regalosde-quebradona-columna-870735


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Dice una cosa a los jericoanos y otra a los inversionistas. Con versiones diferentes Anglogold Ashanti desinforma a los jericoanos.

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l 20 de febrero de este año, se conoció el comunicado internacional de prensa de Anglogold Ashanti sobre el proyecto Quebradona*, del cual presentamos algunos datos y conclusiones.

Quebradona es un proyecto conjunto de B2Gold (5.1%) y Anglogold Ashanti (94.9%). Estas dos multinacionales poseen el proyecto Gramalote en el municipio de San Roque, Antioquia, actualmente en estudio de factibilidad o financiamiento para explotación de oro.

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En el año 2016 terminó el estudio conceptual del proyecto que abarca 7.594 hectáreas ( aproximadamente 80% en Jericó, el resto en Támesis). En 2019 cerró el estudio de pre factibilidad (análisis de rentabilidad para la empresa) y tiene aprobado iniciar el estudio de factibilidad o financiamiento que estará completo en 2020. Téngase en cuenta que la multinacional africana no ha presentado a la fecha ninguna solicitud de licencia ambiental de explotación.

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El proyecto Quebradona tiene identificados cinco depósitos de minerales: Nuevo Chaquiro, Aurora, Tenedor, Isabela y La Sola. La pregunta que debe resolver la multinacional es lo que su presidente Felipe Márquez llama “primera fase”, ¿las restantes serían los depósitos Aurora, Tenedor, Isabela y La Sola?

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El depósito Nuevo Chaquiro ha sido el centro de las actividades de exploración desde principios de 2011 con más de 75 km de perforación. Nuevo Chaquiro fue el único depósito considerado en el estudio de prefactibilidad.

. Nuevo Chaquiro es una masa rocosa de alto contenido metálico en la parte superior del depósito, que se encuentra a unos 200 m por debajo de la superficie. ¿O sea que el vacío debajo del predio Chaquiro comenzaría no a 400 metros como han dicho en Jericó sino a 200 metros de la superficie, así que el cráter de hundimiento sería mayor a los 800 metros de diámetro y 400 metros de profundidad?

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Se utilizarían métodos de perforación y voladura para fracturar el cuerpo del depósito que comienza en la parte superior y se mueve hacia abajo de manera secuencial desde 425 m bajo la superficie hasta 975 m por debajo de la superficie.

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La planta de procesamiento de Quebradona trataría 17 mil toneladas diarias de mineral subterráneo durante una vida útil de 23 años (142 millones de toneladas), con espacio para una planta de molibdeno en el futuro. ¿Cuál futuro?

* http://ito.mx/LtNR

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“No se puede servir a dos señores, a Dios y a la riqueza”: Sentencia del Maestro de maestros, Jesús. Aprovechando el oportunismo en un reportaje con la W radio, Carlos Augusto Giraldo, ex alcalde de Jericó, ha pretendido sintetizar minimizando con gran liviandad la trascendental influencia del proyecto de mega minería en Jericó. Afirmó que si Comfama (Caja de Compensación Familiar de Antioquia) instala un ecoparque turístico recreacional y cultural, es igualmente permisible que la multinacional AngloGold Ashanti promueva la semidestrucción de las montañas que dan vida saludable a Jericó y municipios circunvecinos, para buscar el vil metal que a él y a tantos enloquece… Temerariamente puso en duda la honra del ciudadano Fernando Jaramillo afirmando que no habla un buen alemán y no puede ser jubilado sin tener 50 años de edad (¿!?). Si algo puede demostrarse muy fácilmente es la edad, por medio de la cédula de ciudadanía. ¿Solo le faltará al señor Giraldo afirmar que la cédula es falsa? Los que apoyamos la defensa de nuestro territorio agrícola, no llegamos de muy lejos, como él lo afirma, ni de Sudáfrica desde donde llegó la empresa minera. Equiparó la pequeña afectación ambiental que hace un túnel de una carretera, y los 100 moto-taxistas del pueblo, con el incalculable daño que harán los inmensos socavones de donde extraerán millones de toneladas de material con sedimentos tóxicos y de los cuales, ni el mismo presidente de Anglo Gold, sabe dónde quedarán depositados. La afectación por contaminación ambiental es incalculable y como lo expresaron oportunamente los interlocutores en la entrevista de la W, esa empresa sin Licencia Ambiental y Social, no podrá continuar con su actividad intentando comprar conciencias en el municipio. Trató de justificarse con una posición confusa, contradictoria y sesgada a su interés particular por buscar un protagonismo que no tiene en el municipio. Las comparaciones y las situaciones puestas en paralelo con respecto a la polarización existente, son ridículas y fuera de contexto. Deberíamos aplaudir y apoyar la gestión hecha hasta ahora por el alcalde Jorge Pérez, quien ha defendido con lealtad a Jericó porque lo quiere de verdad y tiene muy bien puestos sus pantalones. Finalmente, para el señor Giraldo: Los que “miran la tierra y no ven más que tierra”, son los mineros de Anglo Gold Ashanti. Los campesinos nobles y valerosos de verdad, admiran, defienden el firmamento azul, el campo verde, las fuentes de agua y los animales, la riqueza más valiosa que el cobre, el oro, la plata y el molibdeno.

Ramón Antonio García C.


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¿Por qué tanto ruido con los líderes sociales? 12 Jul 2019 - El Espectador. Por: Julio César Londoño

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atiana Posso, líder comunal, El Copey, Cesar; Uriel Piranga, líder indígena, Pital, Huila; Carlos Biscué, líder indígena, Caloto, Cauca; María del Pilar Hurtado, líder comunal, Tierralta, Córdoba; Carlos Valencia, líder comunal, Restrepo, Valle; Julián Quiñones, líder comunal, Coveñas, Sucre; Luis Fernando Velásquez, gestor del programa PNIS, San José de Uré, Córdoba; Paula Rosero, personera de Samaniego, Nariño; Daniel Rojas, líder indígena, Caloto, Cauca; Luis Salamanca, gestor cultural, San Agustín, Huila; Mauricio Lezama, cineasta, Arauquita, Arauca; Belisario Arciniegas, candidato al Concejo de Morales, Bolívar; Marco Adrada, líder campesino, Leiva, Nariño; Nixon Willington, líder campesino, San Miguel, Putumayo; José Ceballos, profesor, Riohacha, Guajira; Policarpo Guzmán, líder campesino, Argelia, Cauca; Zonia Rosero, médico, Puerto Asís, Putumayo; Dilio Güetio, guardia campesino, Suárez, Cauca; Luis Contreras, líder en sustitución de cultivos, Las Mercedes, Norte de Santander; Leonardo Nastacuas, líder awá, Ricaurte, Nariño… Estos son unos pocos de los 400 o 500 líderes sociales asesinados desde julio de 2016. Nadie tiene cifras exactas. Salvo el caso de María del Pilar Hurtado, recicladora, cadáver fresco, sus nombres no nos dicen nada. No son muertos notables. Son nombres escritos en el agua. Su muerte es noticia durante ocho días, si mucho. ¿Por qué es grave el asesinato de los líderes sociales, por qué genera el repudio de un sector de la clase política, la Iglesia, los humanistas, las ONG, HRW, el Senado estadounidense y el Parlamento Europeo? Por varias razones. Porque son seres humanos. Porque los gobiernos niegan la realidad del genocidio con una obcecación criminal (“no existe sistematicidad en los asesinatos”), banalizan la tragedia (“hay líos de faldas”) y revictimizan a las familias acusando al muerto de delitos execrables.

Foto en internet

Y porque estos líderes son literalmente irremplazables. Un ministro sí (el stock de señoras y señores colombianos educados en Harvard es considerable), pero los líderes sociales son personas singulares y preciosas. Tienen coraje en municipios y veredas donde es suicida ser valiente, tienen competencias específicas en zonas y en estratos donde las competencias escasean, hacen veeduría en regiones adonde no llegan los entes de control, son un puente esencial entre el Estado y la población, tienen más credibilidad en sus comunidades que los funcionarios y trabajan justo donde son más agudos los problemas sociales: el campo y los barrios más deprimidos.

de los ingenieros ni asistir a discusiones eternas sobre cotas arbitrarias; distingue las diferencias entre la minería responsable y la depredadora, y sabe que hay mineros ilegales mucho más responsables que los mineros legales. Gestiona proyectos productivos y sabe lidiar con los trámites oficiales.

Solo un líder social convence a los hombres de ciertas regiones de que les permitan a las señoras planificar la familia; se preocupa de verdad por la conservación de las reservas naturales; sabe, por el olor del frailejón y el sabor del viento, dónde empieza la zona de páramo y no necesita mirar los barómetros

Aunque el capital social que se pierde con la muerte de un líder es invaluable, la opinión pública no lo lamenta como debiera. Tampoco los gobiernos. La administración Santos hizo muy poco para protegerlos, y no se necesita mucha agudeza para prever que la administración actual hará mucho menos.

No son ingenuos: no creen en la Virgen del Carmen del paraco ni en la Virgen del Cobre del narco ni en el populismo del guerrillero ni en la bondad de un sector de la fuerza pública. Muchos son políticamente neutros, condición que los convierte en objetivos militares de estos cuatro ejércitos.


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Qué hablen los candidatos Soy Nelson Augusto Restrepo Restrepo, jericoano en el sentido amplio de la palabra con vocación de servicio y amplia experiencia en el sector público. Desde los 12 años vengo haciendo parte de la institucionalidad, he pasado por 20 organizaciones y actualmente hago parte de ocho: Centro de Historia, Sociedad de Mejoras Públicas, Comité Cívico, Junta de Amigos Museo MAJA, Grupo G-8 Pro Catedral, Junta de Semana Santa, Junta del Museo de Arte Religioso, y Asocomunal. Comunicador Social y tres diplomados a saber: Cooperación Internacional para el Desarrollo Territorial, ESAP 2019, Ordenamiento Ambiental del Territorio, Universidad EAFIT, 2014 y Participación Ciudadana y Desarrollo de Ciudad, Medellín, 2001. Adicionalmente, realicé el Taller de Liderazgo, Líderes Visión Colombia- Bogotá, 2009 y el curso de Emprendimiento Empresarial - SENA, Medellín, 2007. Reconocimientos: • Premio El Colombiano Ejemplar, gestión realizada en el área de Turismo- Alcaldía de Jericó, 2012. • Ciudadano Ejemplar, otorgado por la Escuela Normal Superior de Jericó, 2011. • Exalumno Destacado- Noche de los Mejores, I.E. San José de Jericó, 2007. • Premio a la Excelencia Académica, Universidad Cooperativa de Colombia, Mejor Trabajo de Grado, 2006. • Premio a la Excelencia Periodística CIPA, Mejor trabajo de grado de Antioquia, 2006. En 2006 publiqué el libro “Laura Montoya, Mujer Preclara y Excelsa Educadora” y hoy me encuentro en proceso de publicación de la “Monografía de Jericó”. Investigación que inicié en el año 2009. Mi trayectoria laboral se destaca por ocupar cargos en Comfama como Gerente Regional para el Suroeste y Administrador de la Sede Regional Julio C. Hernández, Corantioquia Enlace Corporativo, en la Cámara de Representantes apoyo en comunicaciones- Comisión Séptima, Municipio de Jardín como asesor de cultura, Fiscalía General de la Nación -Proceso Nacional de Justicia, Paz y Reparación, Director del Boletín La Cruz y su vida -Fundación Berta Martínez de Jaramillo, Municipio de Medellín- Secretaría de Educación y Cultura y en la Institución Educativa República de Venezuela. Mi trayectoria laboral al servicio de Jericó se ha desarrollado en el Seminario San Juan Eudes, como docente de formación discursiva y argumentativa, 2016, en la Alcaldía como asesor en Comunicaciones y Turismo, 2004, Secretario de Educación, Cultura y Turismo- 2009 -2011, Concejal 2008–2009 y en el Instituto Compujer, docente de Comunicaciones y áreas afines. Soy un convencido de que Jericó no solo es un pueblo especial

y particular, sino que cuenta con un potencial extraordinario contenido en su gente, su historia, su cultura, sus tradiciones y su riqueza natural. Me sueño un Municipio que no pierda su condición de “pueblo”, una comunidad organizada y fortalecida desde la institucionalidad, que viva en permanente armonía con su entorno. Un pueblo pujante que abandere procesos culturales, ambientales y sociales en el Departamento. Que sea reconocido por su producción agrícola tecnificada, la cual genere el empleo suficiente y satisfaga la demanda local con una abundante variedad de productos que garanticen la soberanía alimentaria. Jericó deberá liderar temas ambientales recuperando su condición de Municipio Verde del país, defendiendo y conservando los recursos naturales y en especial el agua mediante una política pública que garantice su calidad y el abastecimiento a toda la ciudadanía; así mismo recuperar esa condición de epicentro del Suroeste. Como Pueblo Patrimonio de la Nación el turismo deberá continuar en crecimiento sostenible brindando opciones económicas a los prestadores de servicios y en asocio con ellos mejorar el sector desde la calidad y la pertinencia. Quiero un Jericó donde predomine la participación ciudadana, donde las distintas instituciones hagan más fácil la convivencia entre los moradores, donde las necesidades básicas estén satisfechas y haya siempre calidad de vida. Un pueblo en el cual los niños, los jóvenes y los adultos mayores gocen de privilegios y tengan oportunidades en los ámbitos educativos, deportivos, culturales, de salud y sociales. Trabajaré incansablemente para que Jericó sea la verdadera Atenas del Suroeste, no éste como apelativo, sino porque su progreso y conformación interna, así lo hagan notar en todo contexto. Buscaré a toda costa la internacionalización de este pueblo que gracias a tantos privilegios podrá ser un destino mundial y un hogar para que la vida sea favorable para todos. Mi viaje al Brasil años atrás obedeció a una decisión puramente personal en la cual vi la posibilidad de documentarme y aprender sobre minería, del cual no sabía ni conocía. Esta visita reafirmó mi posición frente al tema: Aquí, en nuestro pueblo, no cabe la minería debido a que el lugar donde yacen los minerales es una zona puramente agrícola y despensa de la riqueza hídrica que surte de vida a Jericó; distinto a la mina que conocí allá donde no hay nacimientos, donde no hay producción agrícola, donde no habitan campesinos arraigados como los nuestros. No me opongo al desarrollo, tengo criterios y argumentos para defender incansablemente a mi pueblo. Así algunos quieran hacerlo ver distinto, entiendo que son los gajes de los “políticos”, derrumbar al otro para construir sobre sí… Dejemos que el pueblo consciente juzgue. También he visitado en dos ocasiones los predios de El Chaquiro donde se haya el proyecto de Minera Quebradona, también visité a Marmato. Nada que sea conocimiento será ajeno para mí, sé muy bien lo que quiero para Jericó y para su gente. Mi programa de Gobierno está a disposición de todos en mi sede ubicada en la Calle de los Poetas.


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Dios nos salve de todos aquellos que quieren salvarnos todos los países del mundo los hombres y mujeres no solo heredan los bienes sino también las taras y los odios. El pez no podría vivir en el agua completamente limpia, nos corresponde nadar en este largo lago de la corrupción y la mentira; así la política es el arte de la guerra en tiempo de paz. En los acuerdos de guerra se llegan frustrados, pero regresan vivos. Bien lo decía Kant “la paz entre los hombres no es un estado de la naturaleza, es decir, no es natural, se debe instituir, se debe negociar”. Apasionante la literatura, escribe la memoria de las gestas humanas, sus contradicciones y crueldades, nos permite ir donde nunca vamos o nunca fuimos, estar en las batallas colosales, conocer sus héroes, defender la vida natural, sus montañas, mares, ríos, vertientes, sembrados y selvas. La vida es demasiado breve y muchos la pierden acumulando adobes, techos, autos, monedas, baratijas, trapos, lingotes de oro que no se comen ni se untan, no duermen por cuidar las puertas de las arcas de los bancos y gastan los pensamientos en reflexiones eternas para ver como quitar a los pobres del mundo las mismas miserias que les pagan y se trasnochan pensando en cómo al día siguiente pueden arrancar lo público, lo del pueblo para privatizar el agua, la luz eléctrica, la luz solar y las esperanzas de los demás. ¡Qué miseria!

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l escritor argentino Julio Cortázar expresó alguna vez: “las palabras conviene lavarlas de vez en cuando, meterlas a la lavadora y extenderlas al sol, ya limpias, para que puedan recobrar su verdadero sentido. El que va perdiendo por estar en boca de quienes las pronuncian pero no creen en ellas; de quienes no las representan ni las quieren, pero las dicen para confundir y medrar, y para obtener la dignidad que éstas otorgan, aunque no las merezcan. A palabras como cultura, democracia, responsabilidad, fraternidad, libertad, igualdad, respeto… “podemos acariciarlas en confianza”. Hoy estamos en momentos de luchas políticas, contiendas, buscan muchos y muchas poder coger como sea la torta del poder local, el objetivo atraer la masa, el pueblo, el mismo olvidado y engañado perpetuamente y ¿dónde queda lo ético?, ¿lo moral? La reflexión está en comprender el ciudadano y la ciudadana que a la ética le ocurre lo que a la estatura, el peso o al color, que no se puede vivir sin ellos. La ética trata de la formación del carácter de las personas, de las instituciones y de los pueblos; y la moral viene del término latino mos-moris, que significa costumbres, usos y saberes pero también el lugar en que se vive, la morada del hombre. La ética abarata los costos y los ambiciosos carecen de compasión hacia el resto de la sociedad y un mundo sin compasión no es habitable para los seres humanos, infortunadamente en Colombia como en

La historia de occidente comienza con una larga guerra, la de Troya. O más precisamente comienza con la narración de dicha guerra, en el mundo de hoy aún no ha terminado, es la guerra de la codicia por quitar a los cobardes del mundo la tierra, la selva, el río, la montaña y exterminar de las entrañas naturales el oro, el cobre, el estaño así desbaratemos esta naranja que se llama tierra. La verdad de este mundo es la codicia y la muerte. No hay absolutamente nadie que haga un sacrificio sin esperar compensación. Todo es cuestión de mercado; el origen de todos los pecados es la sensación de inferioridad llamada también ambición. ¿Para qué romper la montaña? ¿De qué nos sirve el oro y el cobre? ¿Para qué el poder? ¿De qué sirve el dinero? No podemos detenernos ni conservar nada. Avanzamos como la sorda jauría de un ejército invasor. Sin poder retener nada a nuestro lado, así el olvido, vamos todos cantando hacia la muerte, a llenar con nuestros huesos podridos los huecos y socavones donde las multinacionales mineras extrajeron el inservible oro que no es más que el estiércol del demonio. Quedémonos con las cosas simples y sencillas bien lo dice el maestro William Ospina, escritor nacido en Padua-Tolima, “bastan cosas pequeñas para sentir la gravitación del misterio, yo conocía ese guiño cómplice de las estrellas, que significa algo sin duda, pero que nunca desciframos.”

Gabriel Saldarriaga Molina ciromendia55@hotmail.com


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¿Qué vinimos a hacer en este planeta?

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Quiénes somos? ¿Qué vinimos a hacer en este planeta? ¿Qué tan felices somos? ¿Cómo vivir y con quién? Preguntas existencialistas que en muchas ocasiones nos hemos hecho bajo estados de tristeza o alegría. Cuestionamientos que se van especializando con la edad, con la fortuna o la pobreza. Buscamos respuestas en nosotros, la familia, la sociedad, la iglesia, el trabajo, la ciencia o la academia.

gar poco nos enseñan a vivir en comunidad, a pensar que el otro es tan importante como la familia, somos todos los que vamos a vivir juntos, en escenarios conjuntos. Somos sujetos sociales por naturaleza y nos necesitamos unos a otros, no para diferenciarnos, sino para vivir bien. En segundo lugar, lo más inmediato, el consumo, el que nos hace sentir bien, es una idea que lleva a que el individuo esté feliz si consume mucho.

Tres preceptos nos guían en el camino por la vida en éstas tierras antioqueñas: “sea juicioso y pórtese bien”, “coja oficio”, “estudie para que sea alguien en la vida”. Hay otros tantos que nos acompañan, pero son éstos, los que nos introducen en el escenario económico, cultural y social de nuestra región. Vamos construyendo un fin, el de conseguir plata con el trabajo, con el estudio o como sea, hay que conseguirla para ser alguien en la vida.

Resumiendo, esa manía de ser mejor que el otro, construida desde la familia, continuada en la escuela y culminada en la universidad o trabajo, marcada con lápices competitivos y triunfalistas, sumado al afán de devorarse el planeta a través de las compras, nos tiene al borde de un colapso ambiental, y lo más grave nes que la sociedad se dividió entre triunfadores y perdedores, ricos y pobres, allí no hay seres humanos, sino objetos de un mercado que se mueven alrededor de sus mandamientos emanados por riadas de comerciales en formatos impresos, en la televisión, la radio y la Web que nos dicen cómo vestir, qué comer, dónde ir y cómo gastar. Somos como autómatas que caemos en esa falsa creencia de la felicidad a través del consumo y nos olvidamos de lo simple, del estar lado a lado con mis vecinos disfrutando de la convivencia comunal, barrial, pueblerina o citadina, de disfrutar de las pequeñas cosas que nos rodean. Si pensamos en la familia, en nuestros vecinos y amigos, de seguro construiremos futuros comunes que posibiliten extender más la vida de este planeta en el tiempo, a partir de hábitos ambientalmente sostenibles.

Introducidos pues, en este tema del destacarse por méritos económicos y sin distingo de sexo o religión, construimos esos espacios de vida en burbujas individualistas, guiados por un afán de ser y de mostrarle al otro lo bien que estoy, lo que he ganado y lo que he gastado. Ese gastar, es la posibilidad de mostrar la capacidad de consumo que tengo en relación con los demás. Poco se escucha ya: “¿Quién sos? ¿De qué familia venís?”, sino que el tener, pasa a ser un sinónimo de triunfo en la vida. Solemos escuchar entonces: “Soy ingeniero, abogado, empresario, campesino, cafetero, comerciante, etc.; tengo, tanto estudio, tanto dinero, tanta tierra”. No hay que decirlo, sólo basta mostrarle al otro, a mis amigos y familiares, desconocidos o conocidos mis triunfos a través de mis consumos: ropa, vehículos, celulares, artefactos electrónicos de última generación, etc., entre más nuevos y modernos, más estatus me dan. Ah, y qué decir de las marcas y el precio, si son costosas y tipo modelo europeo mejor, más me destaco y más miradas atraigo. Si no hay plata para esa altura, no hay problema, el sucedáneo o marca pirateada me ayuda a visibilizar. Es curioso, hoy en día muchos jóvenes, y viejos también, son felices mostrando sus tarjetas de consumo del ÉXITO, FALABELA, VISA, MASTERCARD o de otras que los invitan a hipotecar su futuro para que en el presente se vean bien. Para saber qué tanto estamos involucrados en dicha actividad de mostrar mis gastos como triunfos en la vida, sólo tengo que revisar mis closets y posesiones: seguramente encontraré docenas de camisetas, pantalones, interiores, zapatos y demás por cantidades alarmantes. Seguro que habrá ropa que hace rato no uso porque pasó de moda o simplemente no la volví a ver en ese mar de cosas. De celulares y demás artefactos de la casa, cabe preguntarse cada cuánto los cambiamos y por qué lo nuevo, la moda, están por encima del uso. Ahora bien, quiero juntar dos cosas: nuestra socialización introducida por el desenvolvimiento individualista en la sociedad y el mercado (consumo) que nos hace ver bien. En primer lu-

Para reflexionar individualmente pensando en los otros: Aproximadamente el 20% de los habitantes del planeta consumen el 80% de los recursos de la tierra, eso quiere decir que el 80% de los humanos sólo pueden consumir el 20% de los recursos disponibles. Allí encontramos que de cada 10 personas, 8 son pobres. Hoy el plantea está en su límite, es decir que no hay casi recursos representados en bosques, agua, minerales y especies porque nos los estamos consumiendo. Ahora bien, si ese 80% pobre quisiera ser igual al 20% que es rico, ¿qué pasaría con el planeta? Necesitaríamos otros 4 planetas Tierra para satisfacer esa demanda. ¿Qué podemos decir? Que no todos podemos ser ricos, o que muchos seamos pobres, que bajemos consumos, que protejamos lo poco que hay, que vivamos más en comunidad y nos alejemos del individualismo. Creo que cada uno puede pensarse en su casa y en su mundo en relación con los demás. Colofón: Para producir cada cosa o producto que consumimos se requiere de cierta cantidad de agua, la cual es contaminada en muchas ocasiones con químicos o sustancias que la hacen inservible por mucho tiempo. Podemos decir que a más compra de cosas, más consumo de agua y más pérdida de biodiversidad. ¿Medimos entonces a la gente por el consumo de agua?

Juan Gonzalo Marín jgmarin1@gmail.com


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¡Levante la frente, mijo! uién iba a pensar que el salón de clase se volvería un cuadrilátero y que el patio de la escuela una campo de batalla, que los niños se convertirían en perseguidores y las maestras en generalas en combate o en mensajeras de paz.

Así es como se están viendo muchos días las escuelas, al menos por acá en las veredas, y parece que en el pueblo la cosa tampoco es diferente. Y claro, pa’que me entiendan, no es que los pelaos vayan a estudiar con guantes de boxeo, ni machete en vez de bolígrafo; tampoco las maestras llevan garrote ni agua bendita. Las armas son las palabras. Y éstas no necesitan estuche ni uniforme, siempre están listas en el alma. Vea le explico: la cosa es que ya nadie quiere escuchar al otro, y el otro tampoco habla, sino que grita como loro mojao lo que le repitieron y le repitieron. Y cada uno ve lo que quiere ver, igual si lo que tiene ante los ojos es distinto. Son como el sordo que solo oye lo que le conviene. Y hay que decirlo: en las escuelas a algunas maestras y maestros y rectores no les gusta que los contradigan, se creen como el Papa que no falla, y hay niños que a todo le dicen sí porque los papás nunca han dicho no. ¿Y qué es lo que quieren esos educadores?. Primero, que los muchachos tengan buenas notas y que jodan lo menos posible, porque creen que si pasan los exámenes saben mucho, así las peladas no sepan cocinar un huevo ni escribir una carta, y los pelaos estén más interesados en Ronaldo y la moto Yamaha no sé cuantos que en sembrar una mata y un futuro. Eso dizque es conocimiento. Segundo, quieren que unos niños bien aceleraditos con la alegría que da sentir que la vida es un sueño, un juego, se vuelvan como soldados, quietecitos, calladitos, obedientes y no lleven la contraria porque eso es mala educación, eso es INDISCIPLINA. Y tercero, que el trabajo que tienen sea lo más suave posible, porque la verdad, es un trabajo muy duro; por eso, el que se mete de maestro lo debe hacer por vocación, algo así como los campesinos que no les molesta levantarse a las cuatro de la mañana a voliar con sonrisa y mamadera de gallo en el tajo, con amor a cuidar el café y a poner el estacón, o abrir carretera y no soltar el azadón. El profe es un verraco, eso no tiene discusión. Por ahí dicen que el problema es el modelo de educación, y este lo pone el gobierno, o sea el patrón. Y los dotores del gobierno no quieren discusión ni pagar lo que debe ser, más bien lo que buscan es que a ellos el sueldito pase del millón, y mejor si es como el del senador tragón. Entonces, en esa condición, aparece el ladrón.

Y dejemos la rima que la cosa es seria: ¿Quién es el ladrón y qué es lo que roba? ¿A quién roba y cómo lo hace? La primera víctima son los niños que pierden la infancia aprendiendo cosas que de poco sirven para ser felices, les roban la diversión, la escuela es para muchos pura aburrición a pesar del esfuerzo del maestro por mantener el interés del niño que quiere jugar, experimentar y más grandecito ser alguien. Al maestro lo atraca el Estado que no le da atención médica debida y pa’sacarle un aumento del sueldo tiene que lucharla duro y parejo, y cuando propone una reforma le ponen mil decretos pa’que todo siga igual o un poquito peor. Así le roba la vocación, si es que llegó al magisterio con ella y no porque era lo único que había. La familia pierde un hijo que se sienta orgulloso del trabajo y la vida de sus padres, todos quieren que el muchacho sea dotor, que se llene de títulos, de ocupación y de deudas, de preocupaciones y de indiferencias con los demás. Y eso lo inculcan los mismos padres que le dicen al muchacho, “estudie pa’que no le toque matarse como me mato yo”, y el pobre papá no sabe que la pobreza peor es tener plata y no tener felicidad, ni tranquilidad, bien rico y escondido en un carro pa’que no le roben un celular. Aquí ya tenemos el gran ladrón: el billete. Todo se reduce a que nunca hay suficiente dinero, siempre puede haber más, el que gana 40 mil al día quiere 60 mil, el que se gana un millón al mes, quiere dos, el gerente que gana 5 quiere 10, el dueño que gana 30 quiere 50, el millonario quiere ser billonario, y si no es así, pregúntenle a Sarmiento Angulo, el banquero dueño de todo en este país, menos de los muertos, ah sí. ¿Y qué pasa pues con las escuelas que es por donde empecé esta cantaleta? El rector no quiere profes que le pongan problema, el profe que los alumnos sigan su clase sin molestar, y el muchacho quiere una buena nota pa’que el mundo no se le venga encima. Entonces, el alumno le sonríe al profe y por detrás se burla de él, el profe aprieta al alumno y le soba la espalda al rector, éste no le quita el ojo a los profes pa’que no le armen el cajón y por eso le lambe al jefe de núcleo y al subsecretario de educación, el subsecretario controla los puestos y las votaciones pa’que el gobernador lo nombre secretario cuando llegue a ministro y el ministro con sus amigotes en el Congreso se reparte el gran pastel del presupuesto nacional. En este sancocho de corrupción se infiltra el de afuera que quiere montar el gran negocio del oro y le da platica o paseitos al rector o a la institución, todo el mundo con la cabeza agachada, menos mi muchacho al que digo “¡levante la frente mijo, somos pobres pero dignos, no ricos y arrodillados!”

El primario


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Breve relato sobre una mujer cualquiera

ernarda tiene las orejas llenas de aretas, su cabello es negro, liso y largo, se pinta las cejas en arco resaltando la palidez de su frente, su boca de labios delgados la pinta de rojo, parece el punto de un signo de interrogación; cuando mira con asombro en la frente se le marcan las líneas cómo si fuera el fuelle de un acordeón. Casi siempre viste de negro, lleva un vestido fajado con un cinturón que luce una hebilla plateada y un saco de lana en el que queda nadando, los puños los lleva remangados hasta la mitad del brazo. Calza una especie de babucha delgada de tela y suela plana que se le conoce cómo abuelitas, un par de abuelitas desgastadas, rotas en la punta, que dejan asomar la uña del dedo gordo pintada de carmesí, son las que soportan los pasos de esta mujer. Tiene una casita cerca de una quebrada de aguas negras que, a pesar de su pequeño caudal, tiene un temperamento de borrasca, vive con su esposo, sus hijos y unos cuantos fantasmas más. Bernarda con los años se ha vuelto acumuladora, guarda en su casa revistas, tapas de gaseosa, papeles brillantes de confites, cucharitas de plástico, pitillos, chocolateras de cobre, bacinicas de peltre, zapatos viejos, cojines y cajones con más chécheres, pocillos sin oreja, muñecas despeinadas, cajetillas de cigarrillos piel roja con las que hace tapetes, que algunas personas le compran o cambian por arroz. Los niños del barrio la quieren, le visitan llevándole moras que han recogido en las mangas del Volga, que aquí no es un río, sino un potrero que algún día será un colegio y después un centro comercial, porque en este pasado mal oliente también se puede soñar con un futuro perfumado; ella en su chocolatera bate con panela las moras y les prepara un mejunje que bautiza “morada”, los niños son felices y le pagan con tapas de refresco que ella atesora en un botellón. Su casita, la que está a la orilla de la quebrada suele mantener la puerta principal entreabierta exhibiendo una primera habitación, dónde a pesar del batiburrillo de objetos unos ya nombrados y otros innombrables, se alcanza a divisar una cama, allí suele pasar el día sentada como en un trono con la ropa doblada en pequeños montones, a esta le sigue una habitación en galería, en estos tiempos las habitaciones se hacen sin puertas, porque el mejor control de los miembros de la familia, es que no tengan intimidad; y al fondo queda la cocina en la que un radio sintoniza una canción de José Alfredo Jiménez. La tarde es gris y el país se viene abajo, ella ignora esas cuestiones, la pobreza no deja ver más allá del hambre. Su esposo remienda zapatos y en su tiempo libre ejerce la mendicidad o algo parecido, su principal pretexto es el requerimiento de algunas monedas para una fórmula médica que no alcanza a pagar, el día en que se alivie seguro se muere.

Bernarda hace quince años no sale a la calle, eligió encerrarse, tiene la sensación de que, si deja la casa tan solo unos segundos, podría venirse abajo o peor que ocurra un desahucio mientras va a la tienda de la esquina por cincuenta centavos de manteca y un par de huevos. Desde entonces en su claustro, mira con angustia la viga del techo que ya no aguanta un aguacero más, respira profundo, convencida que es su mirada la que mantiene las tejas en su sitio, mira con tal solemnidad que la contundencia del ojo del búho en la noche queda opacada por el brillo de este acecho, su mirada sostiene su techo y este, aunque ella no lo sabe soporta el cielo y permite que las estrellas conserven su sitio. A veces la vida se ensaña con las personas pobres, pero también ocurre que las personas pobres se ensañan con la vida y les da por eternizar su sino teniendo muchos hijos, murmura un hombre de bien sentado en un café al ver pasar al esposo de la mujer que nos ocupa en este relato, quien pese a sus carencias materiales no le falta dignidad y cierta distinción en su postura; en este lugar los pobres suelen vestir mejor que los llamados ricos, y aunque a los ricos les incomodan los pobres, conviven con ellos, el que hace poco murmuró invita al zapatero y toman café y sonríen, pero ya sabemos que quien invita está jugando a ser altruista, cree que un café es lo que necesitan los pobres para espantar su sombra, aquí la desigualdad social no existe, somos incluyentes, pero suelen susurrar cuando se dan la espalda. La fatalidad no se ocupó de estos personajes, pero la vida si. Bernarda termina muriendo de ausencia y de pobreza matizadas con cataratas en sus ojos, el día en que muere la casa se viene abajo, su esposo termina el resto de sus días que no fueron muchos en un hospicio, no lo mata el hambre, pero si la soledad, sus hijos les sobrevivirán para poco a poco irse volviendo invisibles y morir de olvido.

Carlos Andrés Restrepo Espinosa carloscantante@gmail.com


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La palabra del Papa no gusta a todos los políticos

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os siguientes son apartes del artículo publicado por la periodista Juliana Gil Gutiérrez el pasado 15 de julio en El Colombiano.

Al Papa Francisco no todos lo escuchan. Mientras envía mensajes de acogida a los migrantes, refiriéndose a los botes que son rescatados en aguas de Europa y que naciones como Italia se niegan a recibir, el ministro del interior de ese país, Matteo Salvini, emprende una cruzada para limitar la navegación de los barcos de organizaciones humanitarias y cerrar sus fronteras marítimas a los que migran de manera irregular. Y no es el único caso. En América el Sumo Pontífice se ha encontrado con comunidades indígenas de Brasil, Colombia y Perú, enfatizando su mensaje de protección al ambiente a través de las pueblos tribales. Este es un punto que hace parte de su agenda como jerarca de la Iglesia debido a que en octubre realizará el Sínodo de la Amazonía. Pero esa cruzada que emprendió parece no surtir efectos en Brasil. El presidente Jair Bolsonaro arremetió contra las comunidades desapareciendo las entidades del Estado que los protegen o disminuyendo su presupuesto, proponiendo abrir sus territorios para la explotación y con una bandera que anunció desde su candidatura de no respetar a los pueblos que viven en aislamiento voluntario. “El Papa está chocando con todos los que en Europa y en Estados Unidos son políticos ultraconservadores que construyen muros y no puentes”, sentencia el analista papal José Manuel Vidal. No es una confrontación política, Francisco no tiene la bandera de ningún partido. Esas diferencias se hacen visibles cuando el pensamiento que comparte choca con la ideología de los políticos que lideran esos países.

¿Un Papa es político? Francisco y sus antecesores ostentan dos roles: jefe del Estado del Vaticano y jerarca de la Iglesia. Son figuras públicas cuya imagen se fortalece en sus discursos y apariciones.

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Cada domingo, desde su Eucaristía, envía mensajes: los enfermos, abandonados, niños, migrantes, ancianos, el ambiente y otros temas más. Respecto a sus discursos, hay dos lecturas. La primera es la de analistas que ven en su labor un ejercicio político constante. La segunda es de aquellos que ven un mensaje de la Iglesia. “El poder espiritual es importante, pero la influencia solo se puede hacer a través del ejercicio de la política”, afirma el director del área de Historia Medieval de la Universidad Pablo Olavide de Sevilla, José María Miura. El profesor, experto en temas eclesiásticos, va más allá: “toda la actividad de un Papa es política y lo que haga será identificado como un signo”. Mensaje, signo, predicación o Evangelio, hay una segunda visión del discurso: el que envía como cabeza de la Iglesia. En este punto, el experto en temas de comunicación y de la Iglesia de la U. de la Sabana, Juan Camilo Díaz, asegura que “lo que mueve a un Papa a meterse en temas políticos es el bien común”. (...)


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