reflexiones
Los padres son las personas más importantes para sus hijos, son su sostén, su ayuda y su aliento. ban en las almas de los niños y se escuchan sus lamentos en el cielo como campanas desafinadas, irrumpiendo con estridencias y quebrando los cristales que guardan la paz del Señor. Es en ese preciso momento cuando Dios empieza a mandar señales más fuertes para que encontremos refugio en su benevolencia. No lo dude, a Dios le molesta sobremanera que maltraten a los niños. Sólo debemos estar atentos para no permitirlo y colaborar con su obra, porque para rescatar a un niño de la violencia hay que caminar un largo trayecto. Y ese proceso lo maneja siempre Dios. Pueden pasar años, pero el proceso en algún momento tiene un disparador que empuja al cambio. Muchos niños han crecido en ambientes de permanente desvalorización con agresiones físicas y verbales por parte de sus padres. Estos pequeños fueron creciendo con un concepto muy bajo y distorsionado de ellos mismos, con secuelas negativas para su evolución madurativa y para estar preparados cuando lleguen a la adultez para conformar una familia. Muchas veces, estos niños maltratados cuando se casan repiten en sus hijos lo que ellos mismos vivieron en su niñez. Así, las torturas se suceden de una generación a otra. ¿Cómo rescatar a aquellos niños golpeados y despreciados del ayer en el presente que vive un adolescente o un adulto? En primer lugar, hay que entender que el único que va a suplir las carencias y vacíos es Cristo, porque para Él nada es imposible. Él es el gran doctor. En la Iglesia, hay que guiarlo en el camino de la Sanidad Interior, acompañándolo en el proceso de maduración y elaboración de su historia. Esos pasos previos lo van a preparar desde otra visión para que pueda formar una familia sana cimentada en valores. Esa ruptura con el modelo vivenciado en su hogar lo ayudará a evitar repetir lo heredado. Dios tiene un propósito para cada ser, y cuando nos llama con señales más fuertes nos quiere decir que somos muy especiales para Él, porque nos invitó a su Casa para redimirnos y hacernos nuevos. A partir de su redención, podemos vivir una vida libre de comple-
jos y baja autoestima, porque nos enseña a comunicarnos desde Su sabiduría. De este modo, podemos cortar nuestra pasada manera de comunicarnos con nosotros mismos y con la familia para aprender a vivir con lo nuevo, con lo que heredamos de Dios, dejando atrás todo aquello que antes era un obstáculo en nuestro camino. La resiliencia en un concepto surgido de la física que es utilizado ahora por la psicología para describir a aquellas personas que han sabido resistir y aún fortalecerse en situaciones adversas. Es la capacidad de levantarse una mil veces como un boxeador terco. Quien logra hacerse fuerte en la batalla puede resistir quince minutos más que el adversario, por eso triunfa. Para ello, es fundamental que no permitamos que los viejos recuerdos vuelvan y caigamos en la trampa mental nuevamente. En la Biblia tenemos una clara respuesta para cumplir con este requisito. En Isaías 43: 18-19 dice: “No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a la memoria las cosas antiguas. He aquí yo hago cosa nueva; pronto saldrá la luz; ¡No la conoceréis! Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad” Los padres son las personas más importantes para sus hijos, son su sostén, su ayuda y su aliento. Son el soporte que va a definir la posición de un hijo en la vida. No desaprovechemos esa gran oportunidad de educarlos y formarlos,manteniendounabuenacomunicaciónconellos. Nunca olvidemos que los gritos del silencio existen en cada alma maltratada y que esa voz que no pudo expresarse para gritar su dolor puede lastimarlos de por vida si no los escuchamos a tiempo. Por fortuna, para Dios el tiempo no es cosa seria, Él puede cambiar todo de la noche a la mañana.
“Instruye al niño en su camino, y aún cuando fuere viejo no se apartará de él”
Proverbios 22: 6 ///
21