densidades n°3

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ISSN 1851-832X (VERSIÓN ELECTRÓNICA) ISSN 1851-8311 (VERSIÓN IMPRESA)

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gerardo caetano josette altmann borbón hugo varsky martín romano garcía alejandra díaz lanz andrea machaín

3 julio 2009



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densidades Director Osvaldo Andrés García Comité Editorial Marina Cifuentes Luciana Litterio Colaboradora Nancy Caggiano contacto@densidades.org

3 julio 2009

Editor Responsable Osvaldo Andrés García Tel: (54-11) 4361-5130 Calle Perú 1031 Ciudad Autónoma de Buenos Aires C1068AAK. República Argentina

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densidades número 3 - julio de 2009

Sumario 5 7

A modo de presentación

Osvaldo Andrés García, Marina Cifuentes, Luciana Litterio y Nancy Caggiano Argentina y Uruguay entre la Cuenca del Plata y el MERCOSUR. Notas para la reflexión en un contexto de distanciamiento

Gerardo Caetano

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Josette Altmann Borbón

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Integración productiva. Modelo de desarrollo y protagonismo de las PYMES

La integración centroamericana

Hugo V. Varsky

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LECTURAS La Insubordinación FUNDANTE Breve historia de la construcción del poder de las naciones, de Marcelo Gullo


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CULTURAS Por la Historiografía del Paraguay Editorial Tiempo de Historia Martín Romano García

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DEBATES Buscando la ciudadanía cultural I Encuentro de Coaliciones del MERCOSUR Alejandra Díaz Lanz y Andrea Machaín

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REGIONES Espacios de la integración: La macro región de ATACALAR

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ACADEMIAS Maestría en Relaciones Internacionales Orientación en Economía, Política y Derecho de la Integración Regional

Universidad de la República (UdelaR), Montevideo

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DOCUMENTOS Declaración de Santiago de Chile Santiago de Chile, 15 de marzo de 2009

Declaración de Managua del Grupo de Río Managua, 29 de junio de 2009

Los contenidos de esta publicación expresan exclusivamente la opinión de sus respectivos autores.


densidades a modo de presentación Un viejo fantasma recorre el continente. Difícil de creer que esto sea posible, pero aquí está nuevamente. Las formas son diferentes pero su enemigo es el mismo: los procesos de democratización de América Latina. Hoy como ayer viene con la misma vacía retórica en sus labios. Hoy como ayer sólo convence a los convencidos. Pero lo importante es que está aquí otra vez entre nosotros. Nunca se fue, es cierto. Parecía por momentos conjurado, relegado a las páginas más siniestras de nuestra historia, pero está aquí nuevamente, ¿Por qué? Viene a defender a las instituciones, viene a defender la democracia, viene a defender al espíritu republicano. Pero no cualquier institución, república o democracia. ¿Las instituciones creadas para abrir el juego político a la participación de las grandes mayorías? Esas no, por supuesto, esas son sólo engaños populistas. ¿La democracia construida a partir del voto universal dirán ustedes?, esa tampoco, porque los pueblos son manipulados fácilmente aprovechando sus necesidades y votan a cualquiera que les venda el cielo, ¿A qué república entonces se refieren? A aquella que nunca debió dejar de ser, aquella en que las elites políticas provenían de las económicas sin contradicción alguna, aquella en que el voto era calificado, aquella de la seguridad jurídica para la acumulación y el más absoluto darwinismo social para el trabajo, aquella de la república de la pobreza eterna y la nula participación política. La de la privatización de la riqueza y la socialización de la miseria. La que tiene a la precarización, la flexibilización y la desregulación como postulados básicos. Aggiornado el discurso por el marketing mediático que todo lo abarca, se pretende volver a una versión posmoderna del orden conservador del siglo XIX, como si nada hubiera pasado. Como si se pudiera desandar la historia, borrarla del recuerdo, eliminar sus consecuencias. La restauración conservadora está aquí nuevamente. Es verdad que no ha pasado mucho tiempo desde que tuvo en sus manos la suma del poder político en los países de nuestra región, pero está aquí nuevamente, como si el desastre en el que nos sumió nunca hubiera existido. Viene por más. No se trata sólo de Honduras, que ya es mucho, se trata de toda América Latina, de la capacidad de nuestras democracias de resistir y repeler un golpe reaccionario. Se trata de lograr una efectiva

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unidad regional que deje en evidencia en el continente entero cuáles son las fuerzas que están apostando a la reacción, a la desestabilización y la ruptura de la democracia, que buscan socavar los procesos de democratización política que hoy construyen la esperanza de nuestra región. En la capacidad de enfrentar y encontrarle una solución real a esta crisis, se juega la credibilidad de los marcos de integración regional que hemos creado a lo largo de la historia. De qué sirve la intervención de instituciones hemisféricas que no pueden lograr construir el consenso sobre mínimos puntos básicos, si son abiertamente desafiadas por un poder ilegítimo de facto que ha usurpado el poder en uno de sus estados miembros, sin que pueda implementar ninguna medida que produzca un mínimo de consecuencias, que haga rever semejante desafío al orden hemisférico sustentado por la mayor potencia económico militar del planeta. ¿Cómo se puede pretender reconocerle calidad de interlocutor a los golpistas poniéndolos al mismo nivel que el gobierno legítimo de Honduras? ¿Cómo se puede hablar de dos partes? Acaso si uno es víctima de un delito, podemos decir que se trata de un conflicto entre dos partes. La comparación con el espacio que se está construyendo decididamente en América del Sur, a pesar de todas sus debilidades y contradicciones, se nos vuelve clara y aleccionadora. Hace unos pocos meses un intento desestabilizador en la hermana nación boliviana fue rápidamente conjurado en el ámbito recién creado de UNASUR, con la decidida participación de todos los presidentes del subcontinente. De la misma forma se pudo desactivar el conflicto desatado por la agresión militar colombiana a suelo ecuatoriano, sin la intervención de ningún poder extraregional y en un marco de decidida participación de los países de la región. Podemos remontarnos al golpe de estado de 2002 en Venezuela, donde la inmediata reacción de los gobiernos de Brasil y Argentina sirvieron para adjetivar claramente qué era aquello: un golpe de estado, mientras la gran potencia hemisférica y aquel triste gobierno de la ex potencia colonial, hacían malabares semánticos para no llamar a las cosas por su nombre, reconociendo abiertamente de este modo el poder emanado ilegítimamente de la violencia. Aquella crisis, como la anterior en la hermana Paraguay, se resolvió en el contexto regional. A la hora de escribir estas líneas no hay solución a la vista, el tiempo se agota para encontrar una salida real al conflicto, y con ella se agota la legitimidad de instituciones que ya no pueden responder a los desafíos que presenta un orden mundial muy diferente a aquel cuando fueron creadas. Desde este humilde espacio, nuestra solidaridad con el pueblo hondureño y su legítimo gobierno. Osvaldo Andrés García, Marina Cifuentes, Luciana Litterio y Nancy Caggiano 9 de julio de 2009

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Argentina y Uruguay entre la Cuenca del Plata y el MERCOSUR Notas para la reflexión en un contexto de distanciamiento

Gerardo Caetano I.Conf licto, cooperación e integración en la Cuenca del Plata: apuntes para una mirada histórica previa al MERCOSUR. 1. Los “Estados frontera” de la Cuenca del Plata: Bolivia, Paraguay y Uruguay. Los “tópicos históricos” del antagonismo y las “marcas de frontera”: evoluciones, semejanzas, diferencias. En términos geográficos pero también históricos, el territorio de la Cuenca del Plata ha presentado un contorno bipolar, en el que se distinguen un polo hegemónico, conformado por los grandes Estados de Argentina y Brasil, y una zona de frontera, conformada por los tres “pequeños” países restantes (Bolivia, Paraguay y Uruguay). La larga competencia argentino-brasileña por el

liderazgo en la región configuró sin duda la base dominante del paradigma del conflicto, que prevaleció en la región por lo menos hasta la década de los ochenta del siglo XX. Por su parte, los restantes “Estados frontera” básicamente “pendularon” -aunque de manera diversa- entre los dos gigantes, cerrada definitivamente la vía aislacionista luego de la ominosa destrucción del Paraguay “originario” en la “Guerra de la Triple Alianza”.1 Sin salida al mar luego de la también condenable “Guerra del Pacífico”, Bolivia tanto como Paraguay, quedaron en cierto modo convertidos en “prisioneros geopolíticos”, con las consecuentes severas restricciones de esa situación. Uruguay, en cambio, desde su privilegiada ubicación en la desembocadura del estuario platense, pudo tener otras posibilidades de conexión más allá de la región, aunque su

Doctor en Historia por la Universidad Nacional de La Plata. Historiador y politólogo. Coordinador del Observatorio Político, Instituto de Ciencia Política, Universidad de la República, Montevideo. Director Académico del Centro de Formación para la Integración Regional (CEFIR). Secretario Académico del Centro Uruguayo para las Relaciones Internacionales (CURI). Integrante del Consejo Superior de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). 1. Sobre el tema del lamentable episodio histórico del arrasamiento paraguayo en la llamada “Guerra de la Triple Alianza” y sus múltiples consecuencias en la región, se recomienda muy particularmente la lectura de dos textos del especialista Luiz Alberto Moniz Bandeira: La formación de los Estados en la Cuenca del Plata. Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay. Buenos Aires, Editorial Norma, 2006; y Argentina, Brasil y Estados Unidos. De la Triple Alianza al MERCOSUR. Buenos Aires, Editorial Norma, 2004.

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historia, como veremos enseguida, no puede ser entendida sino en relación estrecha, aunque con mayor flexibilidad, al devenir de la región. Aunque de distinta manera, incluso con enfrentamientos bélicos entre sí (Bolivia y Paraguay en la fratricida “Guerra del Chaco” entre 1932 y 1935), los tres países pequeños de la Cuenca configuraron una “marca fronteriza”, cuyo apoyo disputaron con fervor los dos “gigantes” de la región para afirmar sus respectivos proyectos y sus aspiraciones de liderazgo. A este respecto ha señalado con acierto Paulo R. Schilling en uno de sus textos: “La región presenta la siguiente situación: dos países grandes, Brasil y Argentina, con no disimuladas tendencias expansionistas, y tres países chicos (geográfica, demográfica o económicamente chicos): Uruguay, Bolivia y Paraguay. Estos dos últimos son países mediterráneos, sin salida al mar: “prisioneros geopolíticos” (...). “Su liberación depende fundamentalmente de la integración. Uruguay estratégicamente ubicado en la Cuenca del Plata, entre los dos grandes y el océano Atlántico, con posibilidades de construir un superpuerto en La Paloma (para los barcos del futuro), podría tener un papel fundamental en el futuro de la región 2 integrada ”. Esta dualidad o bipolaridad configuró y aun configura sin duda una de las claves para entender los avatares políticos de la región platense a lo largo de su historia. Como veremos en detalle más adelante, la gran mayoría de los conflictos que se

desplegaron en la historia de la región tienen que ver con los significados de esta dualidad, en particular con la dialéctica generada por la puja de liderazgo entre los dos “Estados hegemónicos” y por las acciones restringidas implementadas por los otros tres “Estados fronteras”, buscando aprovechar la disputa de sus vecinos “gigantes” y afirmar sus intereses y derechos acotados por las visibles asimetrías de la región. Pasemos revista rápida a varios de esos conflictos y podrá observarse cómo su dilucidación, en particular en los tiempos del largo predominio de la lógica del conflicto en la región, dependió en buena medida de las formas de interrelación que adquirieron en cada caso los dos polos referidos: la libre navegación de los ríos interiores, confirmada a “sangre y fuego” luego de la “Guerra de la Triple Alianza” (1865-1870); la progresiva formación de los Estados nacionales en el territorio de la Cuenca del Plata, con la delimitación azarosa de sus respectivos 3 límites territoriales; la resolución del predominio de los ejes “transversales” o “longitudinales”, el duelo en suma en procura del predominio de las nacientes (a favor de Portugal primero y de Brasil después, luego de que las conquistaran militarmente, con los bandeirantes o el ejército mediante, desde la Colonia hasta el siglo XIX) o de la desembocadura (a favor de la Argentina por obvias razones geográficas); los largos contenciosos en

2. Paulo R. Schilling: El expansionismo brasileño. México, El Cid Editor, p. 133. Cita tomada de Eliana Zugaib: A Hidrovia Paraguai-Paraná e seu significado para a diplomacia sul-americana do Brasil. Brasilia, Instituto Rio Branco, 2005, p. 42. 3. Sobre este tema, véase muy especialmente Luis Alberto Moniz Bandeira, “La formación de los Estados en la Cuenca del Plata. Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay”. Buenos Aires, Editorial Norma, 2006.

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tor no al aprovechamiento del potencial hidroeléctrico de la Cuenca del Plata; las controversias en torno a las formas de manejo de temas como los del cuidado del medio ambiente o el manejo de los recursos hídricos; el diseño de los llamados “corredores de exportación” y la orientación de los “países interiorizados” (Bolivia y Paraguay) hacia el Atlántico o hacia el Pacífico; más allá de las hidrovías de la Cuenca, la ingeniería global y su orientación geopolítica entre el Atlántico y el Pacífico; la controversia más actual respecto a las posibilidades de impulsar proyectos de aprovechamiento y conectividad energéticos a través del petróleo y el gas natural, así como el involucramiento (principalmente de Brasil, en asociación creciente con EEUU) en programas de generación de biocombustibles o de vías de energía alternativa; entre otros muchos que podrían citarse. Si se observa bien, tras todos estos puntos de conflicto subyace el litigio histórico entre las aspiraciones hegemónicas de Argentina y Brasil (precedidas por sus antecesores coloniales, los imperios americanos de España y Portugal). Pero al mismo tiempo, la dilucidación de cada uno de los asuntos planteados depende también de cómo “los grandes” han interactuado en relación con “los pequeños” de la región. Esa interacción pudo asumir la lógica bélica de la conquista militar, como en la “Guerra de la Triple Alianza” contra el Paraguay, en la que la Argentina de Mitre y el Imperio del Brasil de Pedro II actuaron unidos, con la participación “partiquina” de Uruguay, o en otras en las densidades nº 3 - julio 2009

que el Brasil actuó en forma solitaria con objetivos bien concretos, como por ejemplo, en la conquista de las nacientes de los tres grandes ríos (el Paraná, el Paraguay y el Uruguay) que conforman los tres grandes sistemas hídricos de la Cuenca. En otras ocasiones, como en el período 1930-1980, que muchos autores coinciden en caracterizar como la “era de la geopolítica”, los instrumentos de acción se implementaron a través de iniciativas diplomáticas o negociaciones bilaterales, principalmente referidas al aprovechamiento energético de los ríos internacionales. En esta última etapa, el conflicto entre los “Estados hegemónicos” se tradujo en la tensión entre bilateralidad vs multilateralidad. Por muchos motivos, desde geográficos hasta políticos e históricos, Brasil tendió claramente a preferir y a defender la primera estrategia, al tiempo que la Argentina, con mucho menos éxito (y también con menos planes estratégicos), se orientó a resistir los embates del gigante norteño a través de la reivindicación de los principios de la multilateralidad. También la resolución de esta última tensión tuvo mucho que ver con la actitud que asumieron, en general por separado pese a la poco efectiva experiencia de URUPABOL, los tres “Estados frontera” a que hemos hecho referencia. “Estados frontera” entonces los tres “pequeños” de la Cuenca, sin embargo no vivieron ni gestionaron esa común condición de la misma forma. En primer término, no podían hacerlo tanto por razones geográficas como por motivos de carácter histórico. A Bolivia, sin salida al mar desde 1870, se le podía considerar

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como “el país menos interesado en la Cuenca del Plata”4, en especial -como veremos enseguida- por la muy escasa atención y las onerosas alternativas que le ofrecieron los “gigantes” de la región, en especial Argentina, para afirmar sus intereses en la zona platense. Por su parte, como bien ha señalado Bernardo Quagliotti de Bellis, la “voz de la historia” imponía a Paraguay y a Uruguay modalidades muy diferentes, casi antagónicas, de actuación en tanto “fronteras”. “Distinta la estructura y la función históricas, consolidarían en el Paraguay la condición de “marca”, de bastión sitiado y erguido, de frontera cerrada; y, en el Uruguay, prolongación natural de la Banda, tierra de su tierra, un mundo dinámico de relación en el área gaucha, la frontera abierta”5. Asimismo, este modo diverso de vivir y actuar desde su condición de “Estados frontera” también tenía que ver con su posicionamiento tanto estructural como coyuntural con Argentina y Brasil, lo que sin duda fue un factor altamente condicionante de sus iniciativas y proyectos. Sobre este particular y en relación a su conocida Montevideo, había dicho proféticamente Juan Bautista Alberdi en la primera mitad del siglo XIX: “Montevideo tiene en su situación geográfica un doble pecado y es de ser necesario a la integridad del Brasil y a la integridad de la República Argentina. Los dos Estados lo necesitan para complementarse. ¿Por qué motivo? Porque en las orillas de los afluentes del Plata, de que es llave principal el Estado Oriental, están situadas las más bellas

provincias argentinas. El resultado de esto es que el Brasil no puede gobernar sus provincias fluviales sin la Banda Oriental; ni Buenos Aires puede dominar las provincias litorales argentinas 6 sin la cooperación de esa Banda Oriental.” Este último elemento de comunidad y diversidad vuelve necesario un examen de las tendencias políticas que en clave geopolítica desarrollaron por separado cada uno de estos tres “Estados frontera”. En cuanto a Paraguay, como bien indica Eliana Zugaib, luego del desastre de la “Guerra de la Triple Alianza” y una vez repuesto mínimamente el país, buscó pendular entre Brasil y Argentina, en procura de las mejores condiciones para el desarrollo de sus intereses nacionales. En términos geopolíticos, Paraguay tenía una relevancia muy especial para la Argentina, ya que poseía la “llave” para consolidar el eje longitudinal norte-sur en la Cuenca. Sin embargo, por diversas circunstancias, entre las que cabe resaltar la ausencia de políticas y planes concretos por parte de los gobernantes argentinos, Paraguay terminó inclinando sus preferencias hacia Brasil. En el caso de Bolivia, luego de su derrota en la “Guerra del Pacífico” en 1870 en la que Chile le arrebató la salida al mar, más allá de que este tema central de reivindicación histórica pasó a ser desde entonces el eje principal de su política exterior, también incorporó en varios momentos lógicas pendulares pero en

4. Luis Dallanegra Pedraza, “Situación energética argentina y la Cuenca del Plata”, en Luis Dallanegra Pedraza, coord. y comp. Los países del Atlántico Sur: geopolítica de la Cuenca del Plata. Buenos Aires, Pleamar, 1983, p. 20. 5. Bernardo Quagliotti de Bellis, “Uruguay en la Cuenca del Plata”, en Luis Dallanegra Pedraza, coord. y comp , Los países del Atlántico Sur: geopolítica de la Cuenca del Plata. Buenos Aires, Pleamar, 1983, p. 175. 6. La cita esta tomada de ibidem, p. 179.

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forma diferente a las implementadas por Paraguay. A diferencia de este último, Bolivia no poseía la condición de Paraguay en tanto “país llave y decisor último” de cuál sería el eje (norte-sur u oeste-este) que predominaría en la región del Cono Sur, al tiempo que tampoco disponía de los recursos hidroeléctricos que le permitieran negociar las grandes obras compartidas con “los grandes” de la región. Todo esto llevaba a Bolivia a una situación de extrema dependencia de Brasil y Argentina. El primero detentaba la llave de salida al alto Paraguay, por el que podría proyectar su producción al sistema Paraná-Plata, pero para esto último el gigante norteño seguía teniendo la decisión, ahora no sólo en relación al país del altiplano sino también a Paraguay, pues también poseía los accesos de ambos países a esas vías fluviales. Otra alternativa de acceso al Atlántico para Bolivia era el ferrocarril Santos-Arica, lo que reforzaba el poder brasileño. Por supuesto, otras alternativas de salida al Atlántico por territorio argentino resultaban muy caras y no encontraban un eco suficiente en una postura más generosa de la Argentina respecto al punto, que se limitó a otorgarle a Bolivia apenas dos zonas francas en sus puertos. En el caso de Uruguay, debe decirse antes que nada que su condición más significativa a lo largo de toda su historia ha sido precisamente la de ser “país frontera”. La circunstancia que llevó a su territorio a constituir primero la “marca fronteriza” entre los dominios

portugueses y españoles en la región y luego a perfilarse como “Estado tapón” (“un algodón entre dos cristales”, como más de una vez se ha dicho) entre los “dos grandes”, llevó inicialmente al Estado oriental fundado en 1830 a practicar en forma episódica una lógica pendular. Sin embargo, rápidamente, como veremos, en virtud de su privilegiada ubicación geográfica en la desembocadura del Río de la Plata y pese a la persistente ausencia de un “puerto oceánico” en las costas de Rocha, que sin duda le hubiera dado y le d a r í a mu ch a s m á s a l t e r n a t iva s geopolíticas y comerciales frente a Brasil, Uruguay pudo orientarse en varias ocasiones a cumplir un rol central como factor de equilibrio regional. Como bien señala Luis Dallanegra Pedraza: “El papel de Uruguay se perfila como el de un espacio vital para mantener el “equilibrio” de una integración armónica de la Cuenca del Plata. Para ello, la primera acción debe estar dirigida a lograr una vertebración zonal de su espacio interno, conforme a prioridades establecidas, de acuerdo con sus posibilidades e intereses socio-político-económicos. La planificación de la realidad uruguaya debe tener como base el posibilismo geopolítico de su espacio, buscando la coincidencia con otros procesos exteriores de transformación socioeconómica; esto le dará seguridad estratégica al país. Uruguay está obligado a practicar una vocación política internacional dinámica en el ámbito regional y, en lo interno, alcanzar una coherente vertebración territorial con un 7 planificado desarrollo socioeconómico.” En suma, pese a las asimetrías persisten-

7. Luis Dallanegra Pedraza, “Situación energética argentina y la Cuenca del Plata”, en Luis Dallanegra Pedraza, coord. y comp. Los países del Atlántico Sur: geopolítica de la Cuenca del Plata. Buenos Aires, Pleamar, 1983, Ob. Cit. p. 9.

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tes y en algunos casos irreversibles entre el “polo hegemónico” y los países de la “zona de frontera” en el territorio de la Cuenca del Plata, a estos últimos les ha correspondido y les corresponde un rol trascendente en el rumbo de la región. Sin ellos o “contra ellos”, aún unidos, la perspectiva histórica parece indicar que los dos “grandes” no pueden dirimir sus conflictos y mucho menos darle gobernabilidad a la región, con las múltiples implicaciones que ello comporta. 2. El “eje geopolítico del conflicto”: el largo contencioso entre los dominios portugueses y españoles, entre el “Brasil” y la “Argentina”. Los “Estados hegemónicos” y su larga disputa en la región. Como hemos señalado anteriormente, el eje central para comprender la historia de más “larga duración” en el territorio de la Cuenca platense estuvo dado por el antagonismo geopolítico españolportugués primero y argentino-brasileño después. Esa lucha “sorda” que ya nace en la Colonia y se despliega durante todo el siglo XIX y comienzos del XX, adquiere un perfil más consistente y estructurado a partir de 1930, cuando se inicia la llamada “era de la geopolítica” y, aunque con suerte antagónica, tanto Brasil como Argentina comienzan a diseñar sus políticas exteriores sobre el eje de superar al otro y obtener de ese modo el liderazgo de América del Sur. En esa consolidación del “paradigma del conflicto”, largamente larvado, los

antagonismos geopolíticos fundamentales quedan referidos en términos tales como “Atlántico vs. Pacífico” y “Amazonas vs. Río de la Plata”.8 El escenario originario de estas disputas se orientó a la pugna de los predominios de los “ejes transversales” contra los “ejes longitudinales”, con lo que se rompía el “orden” precario de la libre navegación de los ríos interiores lograda luego de la “Guerra de la Triple Alianza”. Poco a poco el eje de los antagonismos pasó al objetivo de monopolizar la circulación del tráfico productivo y exportador de toda la región, a través del diseño y dominio de “corredores” “transversales” (favorables a Brasil) o “longitudinales” (favorables a Argentina). Esa pretensión de hegemonía, ligada a la consolidación de los dominios territoriales, productivos y comerciales, expresaba el contraste entre la “desembocadura” (controlada por Argentina y base de un llamado “centripetismo rioplatense”) y las “nacientes” de los grandes ríos (gobernadas por el Brasil). Sin embargo, progresivamente este eje de disputa comenzó a ser sustituido como foco principal del antagonismo geopolítico entre los “grandes de la región” por el control de los recursos hídricos de la Cuenca, en especial en lo concerniente al aprovechamiento hidroeléctrico de la subcuenca del Alto Paraná. En ese contexto, la llave del nuevo campo de batalla pasó a Paraguay y al terreno de la concreción de obras y de las negociaciones diplomáticas por el tema de cómo ordenar y regular la

8. Eliana Zugaib, “A Hidrovia Paraguai-Paraná e ...”. Ob. Cit. p. 38.

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potencialidad energética de la Cuenca. En forma gradual y en relación directa a los sucesivos ejes principales de disputa, el equilibrio geopolítico en el Cono Sur fue quebrándose a favor de Brasil, lo que se tradujo, como vimos, en un ascenso fuerte de los principales indicadores económicos brasileños y un paralelo retroceso argentino. Así explica este quiebre del equilibrio platense a favor de Brasil Eliana Zugaib: “Entre los dos principales protagonistas, el Brasil poseía ventajas que le aseguraban mayor influencia sobre el orden de hecho y de derecho reinantes en la región. Esas ventajas provenían en gran parte, por un lado, del hecho de que Brasil disponía de la condición privilegiada de país de “aguas arriba”, lo que le permitía controlar el curso de los tres grandes ríos que conformaban la Cuenca, por encontrarse sus nacientes en territorio brasileño. Por otra parte, la exclusiva posibilidad de disponer de la posibilidad de operar simultáneamente sobre los dos ejes de la Cuenca, el natural Norte-Sur y el tradicional Este-Oeste, además de asegurarle al país un mejor manejo de la relación bioceánica, le permitía, por su posición geográfica, provocar la salida del comercio sudamericano por sus puertos de aguas profundas, con lo que obtenía el control del comercio exterior de los demás países platenses. Además de todo esto, a través de su política constante y pragmática, el Brasil mantenía relaciones más fluidas con los otros países platenses que Argentina, cuyas relaciones quedaban a merced de políticas que variaban entre integracionistas y antintegracionistas, de acuerdo con el cambio de los gobiernos en los países vecinos. De este modo, Brasil lograba mantener un mejor sistema de alianzas con los

países menores, como fue el caso de Paraguay, a los efectos de garantizar sus objetivos en la 9 Cuenca del Plata.” Este último contraste a nivel de las consecuencias devenidas a propósito de la muy diferente calidad de las políticas y estrategias desplegadas hacia la región y, más específicamente, hacia los restantes “Estados frontera” de la Cuenca del Plata, por parte de Argentina y Brasil, cobra una importancia superlativa a la hora de explicar sus desempeños y trayectorias tan antagónicas. Como coinciden la mayoría de los autores, la dialéctica de avance brasileño y retroceso argentino que pautó la era del conflicto geopolítico entre ambos países en la Cuenca del Plata tiene mucho más que ver con ese factor político que con el supuesto carácter ineluctable de ventajas naturales o geográficas. Son muchos en verdad los autores que coinciden en este señalamiento. Luis Dallanegra, por ejemplo, ha resaltado “la carencia (por parte de Argentina) de una política adecuada y eficiente respecto de los países vecinos (...) de la Cuenca del Plata”, derivando de ello una serie de consecuencias negativas que se expresaban en un modelo de desarrollo a su juicio muy inconveniente para el desarrollo sustentable del país. Como factor decisivo de esta problemática aguda, este autor ponía en primer plano las deficiencias de la política exterior argentina. “La carencia -continuaba Dallanegra- de una política externa clara, respecto de los países vecinos, dada por su tradicional aislacionismo respecto de América Latina, hizo que Argentina perdiera su

9. Ibidem, p. 40.

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influencia sobre Paraguay -país llave de la Cuenca en la zona del Alto Paraná- por lo que en el corto y en el mediano plazo no dispone de la capacidad necesaria para mantener el eje natural Norte-Sur, comprometiéndose de esta manera su economía y su geopolítica por la influencia del eje 10 Este-Oeste.” Dallanegra sumaba en su crítica a la política exterior argentina una larga lista de requisitorias: “carencia de una doctrina o concepción geopolítica”, “indefinición del interés nacional”, “carencia de una conciencia clara respecto de (...) su inserción en el ámbito regional y en el latinoamericano”, “carencia de una política externa clara y orientada”, “carencia de un modelo claro del país que se quiere”.11 Estas sentencias tan duras eran señaladas por Dallanegra en un momento cr ucial de la historia argentina contemporánea: 1983, fin de la dictadura e inicio del período democrático bajo la presidencia del Dr. Raúl Alfonsín. Como veremos más adelante, el nuevo gobierno democrático entró en funciones con una fuerte conciencia sobre las debilidades de su política exterior, en especial la dirigida hacia sus vecinos de la región. No debiera sorprender por ello que de inmediato a su asunción presidencial, Alfonsín realizara una política de acercamiento activo con Brasil, llegando en 1985 al hito de la firma, junto al Presidente brasileño José Sarney, del Acta de Foz de Iguazú, antesala programática muy profunda de un ambicioso proceso de integración regional, como veremos en detalle más adelante. Cabe insistir en el punto de que en

aquellos momentos cruciales de la historia política argentina contemporánea, las críticas a la política exterior argentina (que se focalizaban en las iniciativas implementadas durante las dictaduras, pero que abarcaban también a aquellas desplegadas a lo largo de buena parte de todo el siglo XX argentino) centraban su requisitoria en las carencias respecto a estrategias consistentes orientadas a la Cuenca del Plata. Frente a esta ausencia y equivocidad de las políticas y estrategias de Argentina hacia la región de la Cuenca del Plata, desde la misma Colonia, la América portuguesa primero y luego el Brasil aprovecharon las circunstancias tanto para conquistar militarmente zonas estratégicas, como para desar rollar iniciativas y negociaciones, en ambos casos con gran sentido de la oportunidad y del rumbo estratégico de más largo aliento. Fue así que en el marco de la ya invocada “fundación horizontal” del Brasil, hubo inteligencia geopolítica tanto en la ocupación militar de las nacientes de los grandes ríos, como en el desarrollo de emprendimientos persistentes de política exterior tendientes a obtener asociaciones ventajosas con los vecinos. Brasil realizó tempranamente una valoración más certera que la Argentina acerca de la relevancia del control sobre espacios claves de la Cuenca del Plata. En suma, descubrió mucho antes (y bien que se benefició de ello) la importancia de la geopolítica regional como eje insustituible de su política exterior. Supo

10. Dallanegra, “Situación energética argentinas y la Cuenca del Plata ...”. Ob. Cit. pp. 50 y 51. 11. Ibidem, pp. 51 y 52

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además construir una base consistente de acción política diplomática. Orientó sus miras a la diversidad de asuntos involucrados en la Cuenca y supo manejar el conflicto, a menudo por la fuerza y con sentido imperial, en dirección a los puntos neurálgicos de cada etapa histórica: cuando el tema era la libre navegación de los ríos o cuando el foco se trasladó a la orientación del conjunto de la Cuenca y el control de sus “corredores” de producción y exportación. En esa misma dirección, advirtió antes que nadie que el tema más relevante en el siglo XX se transfería al aprovechamiento de los recursos hídricos del Alto Paraná, en especial en lo que refería al aprovechamiento hidroeléctrico. Cuando llegó el momento de cambiar de un paradigma de conflicto a uno de cooperación, Brasil podía transitar esa coyuntura desde una posición de fuerza. Luego de las intensas disputas por el liderazgo regional que caracterizaron las cuatro décadas de la llamada “era geopolítica” (1930-1970), como bien ha señalado Eliana Zugaib: “Brasil podía considerarse de hecho vencedor de tres diferendos. Había consumado la política de los corredores de exportación, que minaba la utilidad de los canales tradicionales de comercio; había concretado Itaipú, que impedía la optimización del uso de los recursos de la Cuenca e interrumpía la navegabilidad, aguas arriba del Paraná; además había conquistado, como sustentan algunos autores, “tutelajes más o menos discretos” sobre Bolivia y Paraguay. De ese modo, Brasil, de forma progresiva, se había

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transformado en “dominador” de la Cuenca ”. Los números, como vimos indicadores de una ya larga tendencia, revelaban la consolidación del avance brasileño y del retroceso argentino en la puja por la hegemonía de la región del Plata. Mientras Argentina defendía el principio justo del multilateralismo y del regionalismo en el manejo de la Cuenca, Brasil respondía desde su vieja tradición desarrollista desplegando ingentes esfuerzos en construir obras, sin por ello descuidar el frente diplomático. Hacia fines de los ochenta, mientras Brasil podía ostentar una participación total o bilateral en 35 obras hidroeléctricas en la zona de la Cuenca, Argentina sólo disponía de Salto Grande, compartida con el Uruguay. La evolución de los respectivos PBI, como ya hemos visto, indicaba entre otras cosas, un muy desigual aprovechamiento de los recursos de la Cuenca. Este liderazgo de Brasil ya había sido reconocido por los EEUU, país con el que la nación norteña había desarrollado una política de cercanías desde los tiempos de la Segunda Guerra Mundial, situación fuer temente contrastante con lo ocurrido en relación a la Argentina, promotora bajo el peronismo de una visión primero neutralista y luego de no alineamiento. Este acercamiento a los EEUU se consolidó en los tiempos de la dictadura militar brasileña, cuando el Gral. Golbery do Couto e Silva, junto a otros altos oficiales, lideró la política de una asociación privilegiada con la gran potencia del Norte, lo que a su juicio

12.Eliana Zugaib, “A Hidrovia Paraguai-Paraná e ...”. Ob. Cit. p. 56.

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profundizaría el liderazgo brasileño en la región, con ventajas en varios planos. Varios de los momentos más tensos de la rivalidad entre el Brasil y la Argentina tuvieron mucho que ver con el contraste entre el “occidentalismo pronorteamericano” del primero y la visión más “no alineada” de la segunda, lo que expresaba de diversas formas el inter vencionismo y los intereses norteamericanos en la región de la Cuenca.13 Como vieja “región de conflictos”, escenario de un antagonismo geopolítico fundamental entre Argentina y Brasil del cual emanaron claros vencedores y vencidos, hacia los años sesenta la Cuenca del Río de la Plata se encaminaba por varios motivos a un cambio de paradigmas en su ecuación de gobierno de conjunto. Eran tiempos proclives a un giro desde una lógica confrontacional ya dilucidada pero agotada en sus posibilidades de servir de base para las tareas del futuro, hacia una lógica de cooperación que muchos factores, regionales y mundiales, presentaban como mucho más idónea para afrontar con éxito los desafíos entonces emergentes. No resultaba sencillo cambiar el eje geopolítico en una zona en la que el conflicto había devenido históricamente como el vector central del proceso formativo de los Estados y aún de los modelos de desarrollo y de

aprovechamiento de los recursos naturales de una Cuenca cargada de riquezas y posibilidades.14 Sin embargo, como suele ocurrir, una convergencia de factores hizo que todos los actores encontraran beneficios en intentar ese cambio, que de todos modos, como suele ocurrir, resultó más invocado en la retórica que cumplido en profundidad en la práctica. En cualquier hipótesis, las nuevas coordenadas internacionales y sus renovadas exigencias a la región, así como el desafío de temas emergentes que requerían respuestas integ radas, empujaban en dirección a un cambio geopolítico de envergadura en la Cuenca platense. II. El “cambio de paradigma” y sus precariedades: del conflicto a la “cooperación relativa” y luego a la “integración”. 1. Del fin de la disputa argentinobrasileñas luego de las dictaduras al Tratado de Asunción. Hay una historia del MERCOSUR antes del Tratado fundacional de 1991: ella está sintetizada en el Acta de Foz de Iguazú, de noviembre del año ´85, firmada entre los entonces presidentes Sarney y Alfonsín, corolario -como vimos- de un conjunto de acciones y negociaciones en las que se buscó prefigurar un proceso de integración con alcances más vastos y distintos al que luego se concretó en el

13. Aunque hay muchos autores que trabajan este tema desde esta hipótesis, tal vez el desarrollo más completo y actualizado al respecto puede encontrarse en Luiz Alberto Moniz Bandeira, Argentina, Brasil y Estados Unidos. De la Triple Alianza al MERCOSUR. Buenos Aires, Editorial Norma, 2004. 14. Para un estudio exhaustivo y profundo de la significación del conflicto en la historia de la región, cfr. J. Calatayud Bosch, Los conflictos entre los pueblos de la Cuenca y el proceso formativo de los Estados. Montevideo, Ediciones Liga Federal, 2001.

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Tratado de Asunción de marzo de 1991. Ese “otro” MERCOSUR, que no pudo ser en varios aspectos, se parece mucho más al que pareció despuntar desde las apuestas que para una transformación integral del bloque se propusieron entre el 2002 y el 2003 y que a partir del 2004 comenzaron a languidecer poco a poco, al menos en algunos de sus aspectos sustantivos y en su vocación de reforma integral. Aquel acuerdo Sarney-Alfonsín apuntaba a una institucionalidad y a una agenda integracionistas mucho más globales y profundas que las que luego se concretaron en 1990 y 1991. El cambio de rumbo, como más de una vez se ha señalado con acierto, coincidió con el cambio de gobiernos en Argentina y Brasil. Para decirlo de modo sintético, el modelo de MERCOSUR “fenicio” y casi exclusivamente orientado a lo comercial, con una institucionalidad fuertemente intergubernamentalista y de baja intensidad que le eran funcionales, comenzó a gestarse muy claramente en julio del año ´90, en la llamada Acta de Buenos Aires, firmada por Collor de Melo y por Menem. Esta iniciativa de Brasil, que se articulaba con Argentina, luego recibió la inmediata incorporación de Uruguay, que desde el nuevo gobierno liderado por el Presidente Lacalle advirtió con lucidez las fuertes consecuencias negativas que arrojaría un acuerdo Argentina-Brasil que aislara a Uruguay y a los demás países de la región. En su incorporación Uruguay convocaba a que hicieran lo mismo Paraguay y Chile, a los efectos de equilibrar mejor las asimetrías inocultables del bloque a crearse. Sin embargo, como era harto previsible, la incor poración de Chile en las densidades nº 3 - julio 2009

condiciones previstas en materia arancelaria, resultaba absolutamente imposible, por la diversidad total de los grados de apertura alcanzados por su comercio. Paraguay sí se incorporó y finalmente se llegó a la firma solemne del Tratado de Asunción el 26 de marzo de 1991. Como han estudiado entre otros Bouzas y Soltz, en su trabajo titulado Instituciones y mecanismos en procesos de integración asimétricos: el caso MERCOSUR, el Tratado de Asunción presentaba originariamente ciertos rasgos definitorios. En primer lugar, apostaba a una institucionalidad netamente intergubernamentalista y a un perfil integracionista muy prioritariamente comercial, rasgos profundamente articulados con las orientaciones básicamente liberales de los gobiernos y Presidentes firmantes del acuerdo. Se apostaba a un formato de institucionalidad con un intergubernamentalismo extremo, que algunos autores no han vacilado en calificar de interpresidencialismo. Esa orientación básica resultaba muy fuerte y visible, recelosa por igual de la precisión de reglas o procedimientos, al estilo de lo que caracterizó la institucionalidad del NAFTA por ejemplo, pero de modo muy particular totalmente contraria ante cualquier esbozo de evolución supranacional, al estilo de la Unión Europea. Y esta institucionalidad de baja intensidad, se articulaba muy bien con un proyecto integracionista que apostaba prioritariamente a lo económico comercial, con tópicos de proyección primaria excluyentes como la progresiva eliminación de aranceles, la definición de

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un régimen general de normas de origen, salvaguardas para prácticas desleales en el comercio intrazona y ciertos plazos para la implementación de un mecanismo de solución de controversias. Como también han destacado, entre otros autores, Bouzas y Soltz, el formato institucional presente en el Tratado de Asunción ofrecía tres rasgos definitorios de las aspiraciones y voluntades de los Estados Partes: i) un neto sesgo intergubernamental de los órganos decisorios del bloque (la creación en el último artículo 24 del Tratado, luego de haberle puesto nombre al bloque y como señal inequívoca de la búsqueda de salvar un olvido, de un vago organismo a crearse en representación de los Parlamentos de los países asociados revela casi anecdóticamente esta orientación); ii) la definición tácita de que los acuerdos integracionistas tendrían el alcance de “Actos legales incompletos”, sin el desarrollo de una normativa MERCOSUR que pudiera ostentar la condición de algo cercano a un Derecho Comunitario (con la consiguiente inseguridad jurídica, agravada por las asimetrías constitucionales y jurisdiccionales de los países socios, con la tentación a menudo concretada del incumplimiento de lo acordado (recurso realmente efectivo para los países poderosos del bloque) y con la anticipación de una más que problemática internalización de normas integracionistas dentro de los derechos y leyes de proyección nacionales; y iii) “la

ausencia de un órgano jurisdiccional autónomo y propio del bloque”, lo que se traduciría en la configuración de mecanismos de solución de controver sias extremadamente flexibles y morosos, orientados a la negociación gradual y a veces poco menos que interminable de los gobiernos (todo lo que no sólo iba a configurar junto con los otros rasgos un caso nítido de “déficit democrático” en la institucionalidad y en el funcionamiento cotidiano del bloque, sino que iba a generar, más tarde o temprano, la crisis de la eficacia socioeconómica de los acuerdos, en particular cuando los contextos internacionales se volvieran desfavorables y las controversias y los contenciosos entre los socios del bloque 15 se multiplicaran naturalmente). El Protocolo de Brasilia de diciembre de 1991, centrado en la definición de un régimen transitorio para la solución de controversias, optó finalmente por la vía de la constitución de tribunales arbitrales ad hoc de jurisdicción obligatoria, régimen que el tiempo verificó como claramente insuficiente y poco efectivo en la práctica. En diciembre de 1994 se firmó por su parte el Protocolo de Ouro Preto, que estableció -por lo menos en las palabras del texto acordado- “un régimen definitivo hasta que se produjera la convergencia plena del arancel externo común”. Con sus 53 artículos y su anexo, este Protocolo implicó avances institucionales de relevancia innegable, pero no varió en lo sustantivo la orientación intergubernamentalista

15. Roberto Bouzas y Hernán Soltz, Instituciones y mecanismos en procesos de integración asimétricos: el caso Mercosur. Hamburg, Institut Für Iberoamerika - Kunde, Agosto 2002.

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originaria. De todos modos, en este Protocolo se incorporaron algunas innovaciones institucionales de alcance restringido pero igualmente relevante: se creó un nuevo órgano decisorio como la Comisión de Comercio del MERCOSUR (CCM), igualmente dependiente de los Poderes Ejecutivos; se dio la creación formal de órganos consultivos con atribuciones menguadas como la CPC y el FCES; se profundizó en torno a la personalidad jurídica internacional del bloque; se reglamentó el mecanismo de internalización y vigencia de la normativa del MERCOSUR; se crearon instancias auxiliares dependientes del CMC como los Subgrupos de Trabajo (SGT), los Comités Técnicos y las reuniones de Ministros; se mejoraron un tanto los mecanismos de solución de controversias; entre otras innovaciones 16 menores. No casualmente a partir de 2002, cuando la crisis económica del bloque parecía configurar el gran factor exigente de una nueva ingeniería institucional que diera instrumentos para viabilizar otro tipo de iniciativas, comienzan a procesarse distintas innovaciones no sólo relevantes en sí sino también provistas de una orientación general de perfil más integral, menos ejecutivista, con mayor apertura a enfoques auténticamente regionalistas. Pasemos revista a los

nuevos organismos creados: Foro de Consulta y Concertación Política, Secretaría Técnica conteniendo en su seno un Sector de Asesoría Técnica del MERCOSUR, Tribunal Permanente de Revisión, Comisión de Representantes Permanentes del MERCOSUR, Foro Consultivo de Municipios, Estados Federados, Provincias y Departamentos del MERCOSUR y, finalmente, el Parlamento del MERCOSUR, que en más de un sentido constituye una culminación de esta etapa de innovaciones graduales y dispersas, no del proceso refor mista de la institucionalidad Mercosur en su conjunto.17 2. De la crisis del “MERCOSUR fenicio” a los programas augurales del 2003. Buena parte de las innovaciones en este campo institucional encontraron su principal base de apoyo y promoción en una auténtica voluntad “institucionalista” de parte del Foro Consultivo Económico y Social y, de manera especial, de algunos de sus integrantes, como la Coordinadora de Centrales Sindicales del MERCOSUR. Entre otras muchas comunicaciones de similar tenor que podrían citarse, en la XII Reunión Plenaria del FCES, celebrada el 7 de octubre de 1999 en Montevideo, este organismo convocaba a

16. Cfr. Didier Opertti et alli, El Mercosur después de Ouro Preto. Montevideo, Universidad Católica del Uruguay, 1996, Serie Congresos y Conferencias Nº 11. 17. Cfr. G. Caetano, Los retos de una nueva institucionalidad para el MERCOSUR. Montevideo, FESUR, 2004. Allí sostenemos, en acuerdo con otros expertos que comparten la misma idea, que el proceso de reforma institucional del MERCOSUR debe tener una vocación de integralidad que sólo puede resolverse en forma coherente con lo que en medio de las expectativas (desmesuradas, como veremos) del 2004 dio en llamarse de manera informal “Protocolo Ouro Preto II”.

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“Fortalecer la estructura institucional del MERCOSUR ya que la presente crisis ha puesto de manifiesto la insuficiencia de los actuales 18 instrumentos del proceso de integración ...” . En esa dirección, los integrantes del FCES no sólo reclamaban una mayor participación de los actores de la sociedad civil sino que con igual énfasis enfatizaban acerca de la necesidad de consolidar también el rol de los Parlamentos como ámbitos centrales del proceso de integración. Decía por ejemplo a este respecto la Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur, en un pronunciamiento fechado en Asunción el 9 de octubre de 1994: “Las centrales sindicales de la región también tienen preocupación por el contenido democrático del proceso. Debe existir una mayor y mejor participación de las representaciones sociales y de los Parlamentos. Este último aspecto es muy claro si partimos de la base que las decisiones del MERCOSUR, para que tengan vigencia en cada Estado, necesitan, frecuentemente, ratificación parlamentaria”.19 Por múltiples razones, luego del colapso político y financiero de la Argentina durante los años 2001 y 2002, con su fortísimo impacto en toda la región, esta voluntad institucionalista no sólo se consolidó sino que comenzó a producir impactos y resultados

importantes a nivel de los gobiernos. El 18 de febrero del 2002, reunidos en la Quinta Presidencial de Olivos y teniendo como anfitrión al entonces novel Presidente argentino, Eduardo Duhalde, los Presidentes y Ministros de Relaciones Exteriores de los cuatro países del MERCOSUR firmaban el largamente esperado Protocolo para la Solución de 20 Controversias en el MERCOSUR. Este paso fundamental en la consolidación institucional del bloque, demanda largamente postergada en particular por los recelos y vetos del Brasil en la materia, implicaba sin duda un avance sustantivo y revelaba que, tal vez, la situación de críticas dificultades económicas y sociales de la región podía configurar un escenario propicio para darle un mayor ritmo al proceso integracionista. A partir de julio de 2002 se iniciaba la Presidencia Pro Tempore de Brasil, última que encabezaría como Presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso. Itamaraty ya había dado señales fuertes de un giro estratégico hacia el MERCOSUR, opción de política exterior que debía volverse visible en este segundo semestre por varios motivos: en octubre habría elecciones nacionales y el tema MERCOSUR, como veremos, era uno de los que por entonces marcaba

18. Cfr. MERCOSUR/FCES/Recomendación Nº 3/99. 19. Cfr. Propuesta de las centrales sindicales del Cono Sur a la estructura institucional del MERCOSUR, Asunción, 9 de octubre de 1994. 20. Cfr. Protocolo de Olivos para la Solución de Controversias en el MERCOSUR, Olivos, Provincia de Buenos Aires, 18 de febrero de 2002. El mismo constaba de 56 artículos, insertos en 14 capítulos, en los cuales se definía con precisión las pautas, ámbitos y procedimientos del sistema de solución de controversias, acordándose aspectos como las negociaciones directas entre las partes, la posibilidad de intervención del Grupo Mercado Común, el procedimientos arbitral ad hoc, los procedimientos de revisión, los alcances de los laudos arbitrales, etc. De hecho, este Protocolo ya estaba acordado y pronto para firmarse en diciembre del 2001, pero la caída del entonces presidente argentino Fernando De la Rúa, coincidente con la Cumbre de Montevideo, obligó a su postergación.

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diferencias entre los candidatos con más chance de ganar (Lula o Serra); desde noviembre Brasil ocuparía junto a EEUU la Presidencia Pro Tempore del ALCA, precisamente en el remate mismo de la negociación prevista con anterioridad; dentro del cuadro, por cierto inestable, de las negociaciones y alineamientos en el plano internacional en general e interamericano en particular, dada además la debilidad de los otros gobiernos de los países socios, la asunción de un liderazgo mercosureño efectivo -sin hegemonismos y con propuestas innovadoras, desde la conciencia plena que ello suponía beneficios pero también costos- parecía un horizonte cada vez más atractivo y necesario para el país norteño. El entonces Presidente Cardoso (con el respaldo decisivo de su canciller de entonces, Celso Lafer) se preocupó especialmente en ofrecer esas señales durante el último semestre de sus ocho años de ejercicio de la Presidencia de Brasil. Sus pronunciamientos durante sus viajes a los países de la región en esos 21 meses , así como el hecho inédito que por primera vez se creara un cuerpo de asesores para la Presidencia Pro Tempore integrado por técnicos y representantes calificados de los cuatro países, resultaron señales significativas en esa dirección. Esa tónica general de un Brasil más pro MERCOSUR que de costumbre se consolidó y profundizó durante la campaña electoral del 2002, de la que surgió electo como Presidente el

c a n d i d a t o d e l Pa r t i d o d e l o s Trabajadores, Luiz Inácio Lula da Silva. Este se distinguió respecto de sus adversarios, entre otras cosas, en un discurso mercosureño más decidido, eje prog ramático que en par ticular confrontó en el ballotaje con el candidato “oficialista” José Serra, mucho más escéptico que su mentor, el entonces Presidente Cardoso, respecto a la promoción del MERCOSUR como núcleo de una nueva propuesta de gobierno y de política exterior para el Brasil. Tanto antes como después de ser electo, Lula insistió en el imperativo de consolidar al MERCOSUR como un “proyecto político”, en tanto instrumento insustituible no sólo para articular las economías de los países de la región sino también para dotar al bloque de una verdadera identidad para comparecer y negociar en el conflictivo escenario internacional actual. En ese marco, durante los últimos meses del 2002 volvieron a darse avances significativos en la perspectiva de consolidar y profundizar la institucionalidad del MERCOSUR. Algunos de ellos exhibieron hasta un cierto tono “voluntarista”, como el acuerdo migratorio suscrito el 8 de noviembre en la ciudad de Salvador de Bahía por los Ministros de Justicia de los países del bloque más Bolivia y Chile, por el que se establecía en adelante el permiso a los ciudadanos de esas seis naciones para radicarse y trabajar libremente en cualquiera de los países tras cumplir determinados requisitos de

21. Muy notoriamente, por ejemplo, en ocasión del viaje que hiciera al Uruguay el 20 y 21 de agosto de 2002.

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documentación que se establecían en el convenio.22 Este convenio, que podría considerarse fundacional de una eventual y futura “ciudadanía mercosureña”, fue refrendado en ocasión de la Cumbre del MERCOSUR en Brasilia, en diciembre de 2002. En esta reunión, la agenda de una institucionalización más profunda del MERCOSUR prosiguió en el centro del debate, renovándose en forma particular los tópicos de la promoción de una más ágil y sólida internalización de la normativa emergente de los acuerdos regionales y el del fortalecimiento consiguiente de la dimensión parlamentaria del proceso. Pero una vez más, no sólo fueron los organismos oficiales del MERCOSUR quienes se hicieron eco de estas demandas “institucionalistas” sino también nuevos actores sociales de proyección regional. “Sabemos -señaló en otro documento oficial la Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur, como pronunciamiento principal de su Cumbre Sindical realizada en Brasilia por esos mismos días- también que la opción por un mercado común generaría pérdidas de soberanía nacional y disminuiría el control social sobre las decisiones del Estado nacional, pero esta pérdida puede ser compensada con la creación de organismos de representación política y social comunitarios, que garanticen un proceso más

democrático bajo control social. (...) Más allá de la instrumentación de la Secretaría Técnica y la implementación del protocolo de Olivos, es fundamental que el MERCOSUR profundice su estructura institucional, al tiempo que, prioritariamente reestructure sus diferentes organismos y espacios de negociación, por medio de la racionalización y articulación de sus agendas ”.23 Este innegable giro a favor de una más sólida y renovada institucionalización del MERCOSUR, muy visible en la agenda del 2002 que hemos re pasado sumariamente, tuvo otro hito histórico en ocasión de la reunión en Brasilia el 14 de enero de 2003 de los Presidentes de Argentina y Brasil, Eduardo Duhalde y Luiz Inácio Lula da Silva. En un c o m u n i c a d o c o n j u n t o, a m b o s Presidentes hicieron saber a título expreso que acordaban en que “el MERCOSUR es también un proyecto político, que debe contar con la más amplia participación de todos los segmentos de las sociedades de los Estados Partes, hoy representados en el Foro Consultivo Económico y Social. Coincidieron en la importancia de fortalecer la Comisión Parlamentaria Conjunta, en el sentido de avanzar, en consulta con los demás participantes, en la dirección de un Parlamento del MERCOSUR, así como en estudiar los posibles sistemas de representación y formas de

22. El convenio, que venía a confirmar como nunca antes la tantas veces anunciada política de libre circulación de personas en los países del bloque y asociados, tenía una verdadera significación histórica, más allá de las dificultades inocultables para su implementación en el corto plazo, con sociedades tan castigadas por el desempleo y la pauperización. Al no existir Ministerio de Justicia en su formato institucional de gobierno, por Uruguay firmó este convenio el Ministerio del Interior. Cfr.. “Libertad de residencia y trabajo en el MERCOSUR”, en El Observador, Montevideo, 9 de noviembre de 2002, pp. 1 y 14; “Acuerdo histórico en Brasil. Ventajas para los inmigrantes entre los países del MERCOSUR”, en Clarín, Buenos Aires, 10 de noviembre de 2002. (Por Eleonora Gosman, corresponsal en San Pablo). 23. Cumbre Sindical 2002. Por otro MERCOSUR con empleo para todos. Brasilia, 5 y 6 de diciembre de 2002.

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elección”. Por si el comunicado conjunto no era lo suficientemente claro, en su discurso el Presidente Lula fue aun más categórico: “Construiremos instituciones que garanticen la continuidad de lo que alcanzamos y nos ayuden a superar los desafíos que tenemos que enfrentar. Es fundamental garantizar la más amplia participación de nuestras sociedades en este proceso, con la revitalización de instituciones como el Foro Consultivo Económico y Social y la Comisión Parlamentaria Conjunta, y con la creación, en plazo relativamente breve, de un Parlamento del MERCOSUR”.25 Más allá de discrepancias y matices, las señales del 2003, con la disonancia del gobierno uruguayo de la época presidido por el Dr. Jorge Batlle, distante de una apuesta estratégica al MERCOSUR y mucho más proclive a impulsar el entonces todavía debatido proyecto ALCA, parecieron converger en un avance manifiesto de las opiniones favorables a profundizar, de un modo u otro, las dimensiones política e institucional del MERCOSUR. No es que hubieran desaparecido quienes se enfrentaban a esa idea, sólo que la

mayoría de las voces -con Brasil y su gobierno a la cabeza- parecía inclinarse con vigor en la primera perspectiva. Como ya hemos señalado, pensar en distintos formatos institucionales para el MERCOSUR implicaba confrontar filosofías y modelos integracionistas diversos. Esto se puso particularmente de manifiesto en ocasión de la Cumbre del MERCOSUR celebrada los días 17 y 18 de junio de 2003 en Asunción. Con el antecedente directo de la reunión entre los Presidentes Lula y Kirchner en 26 Brasilia el 11 de junio , las delegaciones de Brasil y Argentina asistieron a dicha reunión presentando una alianza estratégica asociada claramente con una profundización en la clave política del proceso de integración. En ese marco, Brasil presentó a la Cumbre un Programa para a consolidação da União Aduaneira e para o lançamento do Mercado Comun titulado Objetivo 2006.27 En ese documento, presentado muy poco antes de la Cumbre, no había grandes innovaciones de contenido pero sí un énfasis tal vez inédito en la expresión de voluntad política por avanzar a paso

24. Cfr. Comunicado Conjunto de Imprensa dos Presidentes da República federativa do Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, e da República Argentina, Eduardo Duhalde. (Brasilia, 14 de janeiro de 2003). En el mismo comunicado, ambos Presidentes señalaban también sus acuerdos en la necesidad de promover la coordinación macroeconómica del MERCOSUR a través de un “Grupo de Monitoreo Macro-económico”, de intensificar la integración de cadenas productivas, al tiempo que ratificaron una vez más la importancia de avanzar en dirección de una mayor institucionalización del MERCOSUR, a través del pleno fortalecimiento de la Secretaría Técnica, de la pronta entrada en vigor del Protocolo de Olivos y del mejoramiento de los procedimientos para la efectiva incorporación y aplicación de las normas MERCOSUR. 25. Discurso do Presidente Luiz Inácio Lula da Silva por ocasião da visita do Presidente da República Argentina, Eduardo Duhalde, Brasilia, 14 de enero de 2003. 26. Cfr. Comunicado conjunto dado a publicidad en esa ocasión por ambos Presidentes. En él se enfatizaban varias cuestiones de neto corte institucional como la “necesidad de avanzar en la constitución del Parlamento del MERCOSUR”, lo imperativo de una “pronta entrada en vigor del Protocolo de Olivos para la Solución de Controversias”, “la importancia de adecuar la estructura institucional (...) a la fase actual de integración”, “el compromiso de establecer un Instituto Monetario para intensificar los trabajos de coordinación macroeconómica”, entre otras resoluciones. 27. Cfr. MERCOSUL/XXIV CMC/DT Nº 3/03.

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renovado en el proceso de integración política. Se establecía por ejemplo: el objetivo de caminar hacia la creación de un “Parlamento del MERCOSUR electo por voto directo” a instalarse antes de finales del 2006; la creación de un “Instituto Social ” para conducir una reflexión común sobre los temas sociales compartidos; la continuidad y profundización de los acuerdos en las áreas de migración, trámites legales y cooperación judicial; un reforzamiento de la institucionalidad, con el objetivo de “implantar antes del 2006 una nueva serie de perfeccionamientos institucionales, que prepare al bloque para el funcionamiento de la Unión Aduanera 28 completa”; entre otras propuestas. Por su parte, la delegación argentina “ presentó a la Cumbre una Propuesta para la creación del Instituto de Cooperación ”29 Monetaria del MERCOSUR , en la que se presentaba un plan para comenzar a “implementar mecanismos supranacionales de cooperación monetaria” de manera gradual pero firme. En esa dirección, se presentaba la iniciativa de generar un “Instituto Monetario del MERCOSUR”, como paso indispensable en la perspectiva de avanzar en la concreción g radual de políticas monetarias converg entes y hasta comunes, mencionándose por ejemplo la posibilidad de la “creación y administración de una primera emisión de una moneda común”.30 Asimismo, Paraguay presentaba una propuesta acerca de otro de los problemas centrales del bloque: el

“tratamiento de asimetrías”. En dicho documento, a partir de un diagnóstico crítico sobre la no consideración de las asimetrías económicas y sociales de los países pequeños y sobre el impacto negativo de la “Zona de Libre Comercio” en los mismos, se realizaban propuestas compensatorias en varios rubros: arancelario, desarrollo fronterizo, negociaciones externas, infraestructura, capacitación de mano de obra, etc. La única delegación que asistió a la Cumbre sin propuesta fue la de Uruguay, quien paradójicamente era el país que asumía su turno en la Presidencia Pro Témpore del MERCOSUR. Esta innegable ofensiva política principalmente argentino-brasileña no pudo plasmarse en la declaración final de los Presidentes fundamentalmente por la actitud reticente en ese momento del gobierno uruguayo presidido entonces por Jorge Batlle. No fue casual entonces que en las semanas siguientes a la Cumbre de Asunción, los principales líderes y partidos políticos uruguayos hayan asumido pronunciamientos firmes y encontrados respecto al tema MERCOSUR, que de ese modo volvió a ocupar como hacía mucho no ocurría el centro del debate político. En distintos ámbitos gubernamentales, políticos y académicos uruguayos, se buscó establecer una base mínima de acuerdos que sustentaran una pauta de lineamientos generales para la acción uruguaya durante ese semestre crucial.

28. Ibidem. 29. Cfr. MERCOSUR/XXIV CMC/DT Nº 02/03. 30. Ibidem.

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Más allá de encuentros y declaraciones, los resultados obtenidos fueron muy escasos y en esa coyuntura crucial, aquella Presidencia Pro Témpore uruguaya pasó “sin pena ni gloria ”. 3. Los tiempos más recientes y 31 algunas de sus claves problemáticas. Durante los últimos años, luego de esa inflexión de expectativas que significó la Cumbre de Ouro Preto en diciembre de 2004, la trayectoria global del MERCOSUR no ha resultado auspiciosa ni invita ciertamente al optimismo. Sin embargo, tal vez el tipo de balance ponderado, ensayado por Félix Peña para evaluar la Cumbre de diciembre de 2004, sirva también como pauta sensata para considerar con mayor precisión analítica lo ocurrido durante estos últimos años en el proceso de integración regional. De todos modos, no parece ser tiempo de autocomplacencia sino más bien de un sinceramiento efectivo como sustento para una acción reformista y renovadora del funcionamiento del proceso de integración. En este sentido, resulta difícil no coincidir con la Declaración de Córdoba emitida por la Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur el 21 de julio de 2006: “El funcionamiento del MERCOSUR -dice en uno de sus pasajes medulares- está escindido del proyecto de integración que queremos, porque no contempla la necesaria articulación entre las diferentes políticas que deberían ser tenidas en cuenta para

orientar nuestras economías hacia el desarrollo productivo y social.”32 Los giros del MERCOSUR como proceso de integración no pueden descontextualizarse de lo acontecido durante el último tiempo en el panorama político regional y de la situación vivida por los otros procesos de integración a nivel hemisférico. En lo que refiere al primer punto, parece ya evidente lo infértil de aferrarse al “espejismo” de la “afinidad ideológica” de los gobiernos de los Estados Partes como motor de una transfor mación positiva del MERCOSUR. Para profundizar sobre ese punto, habría que problematizar primero si realmente ha habido “un giro a la izquierda ” en los gobiernos de la región y, en caso de aceptarlo, analizar con rigor cuáles son los límites y alcances de su contenido en materia de políticas específicas (indagando, por ejemplo, en los discernimientos entre izquierdas clásicas, “progresismos”, movimientos nacional populares, etc.). Asimismo, habría que advertir hasta qué punto el advenimiento de esos nuevos gobiernos en la región ha promovido (directa o indirectamente) o al menos ha coincidido con el retorno de intereses sectoriales, nacionalistas y políticos, la mayoría de ellos no muy proclives a apuestas y sobre todo a sacrificios prointegracionistas. Lo que ya resulta poco discutible es la confirmación de que los procesos de integración no se consolidan desde

31. El suscrito ha desarrollado los temas que siguen en forma más extensa en el siguiente texto: “Integración regional y estrategias de reinserción internacional en América del Sur. Razones para la incertidumbre”, en Nueva Sociedad, Caracas, enero-febrero de 2009, pp.157 y ss. 32. Cfr. Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur. Declaración de Córdoba, Córdoba-MERCOSUR, 21 de julio de 2006.

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las “afinidades ideológicas” de los gobiernos sino que requieren la solidez de construcciones institucionales entre diferentes. Otra nota insoslayable del panorama político regional tiene que ver con la persistencia de situaciones de inestabilidad política, con la continuidad de la crisis de los partidos y de las formas de la representación (de la mano del auge de movimientismos, personalización de la política, emergencia de “grupos intensos” que no negocian sus reclamos, desprestigio de los Parlamentos, etc.), con la consolidación de muy fuertes cambios en los mapas nacionales y regionales de movimientos y actores sociales, con la permanencia de viejos y nuevos problemas en democracias “de baja intensidad”. A este cuadro político conflictivo y cambiante debe sumársele el mantenimiento de desigualdades sociales inadmisibles, en un continente que sigue siendo el más desigual del planeta pero que desde hace por lo menos cinco años ostenta un crecimiento económico fuerte, de la mano de condiciones externas coyunturalmente favorables para la exportación de commodities. En un marco que combina inseguridad interna con conflictos emergentes de diversa índole, con países que realizan gastos fortísimos en armamentos y con una presencia militar norteamericana tal vez poco visible pero de todos modos muy importante, América Latina, América del Sur y el propio MERCOSUR ven multiplicarse los signos de su relativa marginalidad en el contexto internacional (véanse a este respecto indicadores sobre porcentajes de comercio, PBI, flujos financieros o de otra índole y se advertirá

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con claridad esa situación), más allá de la coyuntura internacional favorable para sus rubros de exportación. Sin embargo, las riquezas y potencialidades en recursos naturales que podía ostentar el Sistema de la Cuenca del Plata distaba de participar d e e s a m a r g i n a l i d a d i nvo c a d a , despertando nuevamente codicias crecientes a nivel de distintos actores de proyección mundial. Con el telón de fondo de ese panorama político regional, la situación de los procesos de integración a nivel hemisférico provoca de todos modos expresiones de desencanto o al menos de incertidumbre. Obsérvese a este respecto la enumeración de algunos procesos que se orientan al menos en una de esas dos direcciones: luego del estridente retiro de Venezuela, la CAN parece oscilar entre una lenta agonía o en posicionarse, con el impulso del reintegro pleno de Chile, como la usina del proyecto de una “Liga del Pacífico” con proyección privilegiada hacia Asia y EEUU; más allá de algunos cambios eventuales en algunas elecciones próximas, el SICA y el CARICOM parecen consolidar su inserción plena en la órbita norteamericana, al igual que México, luego de su último -tan accidentado como polémico- proceso electoral; con el advenimiento acelerado de Venezuela como socio pleno (más allá de las dudas sobre su ingreso definitivo y la condición precisa de su membresía actual), el MERCOSUR se expande pero sin una profundización consistente; tras el fracaso del proyecto ALCA a partir de la postura asumida por los países del MERCOSUR y Venezuela (por entonces todavía no socio del bloque) durante la Cumbre de Mar del Plata a fines del 2005, densidades nº 3 - julio 2009


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la presencia norteamericana en la región parece empero consolidarse con la expansión (que incluso pudo llegar hasta Uruguay en el 2006, en el corazón mismo del MERCOSUR) de los TLCs bilaterales; el proyecto de la Comunidad Sudamericana de naciones primero y de la flamante UNASUR después, no parecen terminar de arraigar ni política ni económicamente; prolifera en la región una puja sorda entre posicionamientos de liderazgo y articulación de “ejes” (Brasil vs. México, el “factor” Venezuela y su proyecto bolivariano personalizado en la figura de Chávez y el ALBA, el “eje” Bolivia-Cuba-Venezuela, el “eje” Brasilia-Buenos Aires-Caracas, la proyectada e incierta “Liga del Pacífico”, etc); la presencia de América Latina, en especial a través de su protagonismo en el G 20 plus, no termina de resignificar su función de contestación (como en Cancún) en la posibilidad de concreción de acuerdos positivos (¿puede seguir invocándose después de lo ocurrido en los últimos días la posibilidad de “resucitar” la Ronda de Doha y el escenario de la OMC con resultados realmente positivos para los países de la región?). A todo esto debe sumársele la condición creciente de Brasil como “actor global ” privilegiado (junto a China, India y Rusia) en su capacidad de interlocución con los más poderosos, lo que tiende por lo menos a problematizar sus intereses efectivos en la profundización de la integración regional. Asimismo, el relativo fracaso de la última Cumbre de Lima en tanto avance efectivo de las negociaciones del Tratado birregional de Asociación entre Europa y América Latina (a nivel por lo densidades nº 3 - julio 2009

menos de alguno de sus bloques) vuelve por lo menos azarosa la posibilidad de novedades visibles y de corto plazo en esa dirección. En suma, desencanto o incertidumbre parecen ser los balances más pertinentes, más allá de las apuestas activas en juego. Y en este contexto, ¿hacia dónde parece orientarse el MERCOSUR en tanto proceso global de integración? En verdad, lo sucedido en estos últimos años no convoca al entusiasmo. Apuntemos en esta dirección algunos problemas que consideramos centrales: i) Se evidencia cada vez con mayor claridad la crisis y la infertilidad de apostar a determinados “modelos integracionistas”, pese a lo cual crece la evidencia del carácter indispensable del bloque MERCOSUR como plataforma de inserción internacional de todos sus Estados Parte, grandes o pequeños. Sobre este particular, parece necesario adver tir que ya no es sólo el “MERCOSUR fenicio” de los noventa (con muy escasa institucionalidad y reducido a un agenda meramente económico-comercial) el que se manifiesta como agotado. También lo están el “MERCOSUR de dos velocidades ”, el “MERCOSUR de grandes y pequeños ”, el MERCOSUR del “bilateralismo excluyente ” entre Argentina y Brasil y que no atiende debidamente el asunto de la consideración efectiva de las “asimetrías y de las flexibilidades” que requieren con justicia Paraguay y Uruguay. ii) Como se demandaba luego de las crisis de 1999 y del 2001-2002, la

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política (expresada en una mayor atención de los gobiernos, de los partidos, de los actores sociales de la región hacia la agenda de la integración) ha retornado a la conducción del bloque, pero los réditos esperados de esa operación no han sido (por lo menos, por ahora) los esperados. La negación del insoslayable carácter político del MERCOSUR tiene cada vez menos y solitarios cultores, anclados en la defensa de un soberanismo decimonónico totalmente anacrónico. Sin embargo, el bienvenido “retorno de la política” no ha provocado, como decíamos, la cosecha esperada. iii) Ante el agotamiento de los proyectos “nacional desarrollistas” y de las políticas emanadas del llamado “Consenso de Washington” en su versión más dogmática y ortodoxa (esta últimas con una suerte de sobrevida relativa en la región ante la ausencia de decisión en la apuesta a alternativas diferentes, serias y responsables), los gobiernos del bloque no aciertan en sentar las bases de una mayor y real complementariedad de sus políticas económicas y mucho menos en diseñar los perfiles de un efectivamente nuevo “regional desarrollismo”, a la altura de las exigencias de la hora. No cabe duda que el signo de las políticas y de la forma de tramitar las agendas domésticas por

parte de los gobiernos condiciona fuertemente su disponibilidad y su habilitación para empujar iniciativas proactivas para la región. Si se practican “para adentro” políticas con enfoques más o menos nacionalistas, lo que queda para el regionalismo es sólo residual y subsidiario. Y por cierto que hay que escapar al falso dilema entre intereses nacionales vs. intereses regionales, pero es sabido que no hay opciones sin costos ni avances integracionistas sin una consideración más estratégica, de más largo plazo, en referencia al balance de logros y posibilidades. iv) Pese a los avances obtenidos en la materia, persisten varios rasgos de “déficit democrático” en el funcionamiento cotidiano del bloque, con impactos negativos no sólo en la legitimidad del proceso sino en su eficacia en los planos económicocomerciales y de articulación de 33 políticas. Podría sintetizarse este punto en la permanencia de situaciones deficitarias en los siete niveles que Grandi y Bizzozero sistematizaron en uno de sus trabajos: direccionalidad, g ober nabilidad, g estionabilidad, institucionalidad y juridicidad, transparencia, ciudadanización, 34 sensibilización. v) Como vimos, ha quedado comprobado que las supuestas o reales “afinidades ideológicas” de los

33. Cfr. Gerardo Caetano, Los retos de una nueva institucionalidad para el Mercosur. Montevideo, FESUR, 2004. 34. Según el planteo que realizan al respecto Jorge GRANDI y Lincoln BIZZOZERO: “Hacia una sociedad civil del MERCOSUR: viejos y nuevos actores en el tejido subregional”, en ALOP-CEFIR-CLAEH: Seminario Participación de la sociedad civil en los procesos de integración, Montevideo, 1998.

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gobiernos de los Estados Parte no constituye un factor que determine por sí una predisposición clara a los efectos de profundizar el proceso de integración en sus distintos niveles. Sobre este punto ya se ha abundado anteriormente por lo que no reiteraremos aquí nuestras argumentaciones sobre el punto. vi) Ha retornado un relacionamiento bueno y privilegiado entre Argentina y Brasil, lo que si constituye una base indispensable para el avance del MERCOSUR, deviene un obstáculo en esa perspectiva si el acercamiento entre los dos grandes se convierte en un “bilateralismo excluyente”, que se saltea la consulta a los otros Estados Parte en la adopción de decisiones que comprometen a todo el bloque y que no terminan de acertar en la asunción impostergable de políticas de atención y flexibilidad frente al ya referido problema de las asimetrías. Sobre este punto también se ha argumentado anteriormente por lo que no reiteraremos conceptos ya vertidos. vii) En esta reseña de problemas reconocibles en este último bienio de la trayectoria del MERCOSUR resulta importante no omitir un sinceramiento cabal y valiente

respecto a los problemas derivados de una expansión apresurada y poco clara en sus procedimientos y alcances (como ha sido la compleja incorporación de Venezuela como socio pleno) anterior a una profundización efectiva del bloque. Un MERCOSUR debidamente profundizado en su institucionalidad y en su nueva agenda podría incorporar a Venezuela al bloque, maximizando sus potencialidades y aspectos favorables, al tiempo de contribuir a minimizar y hasta 35 continentar sus rasgos negativos. Para su profundización y su reconstrucción más equilibrada, tanto el MERCOSUR como la Unión Sudamericana de Naciones necesitan prioritariamente del concurso de Venezuela y de la vocación innegablemente integracionista de su actual gobierno, pero desde una condición democrática interna mucho más estable y desde una iniciativa exterior menos personalizada y más fundada en acuerdos entre Estados con proyección estratégica e institucional. viii) Por último, la emergencia y la irresolución de muy preocupantes conflictos binacionales en el interior del MERCOSUR (el diferendo fronterizo entre Argentina y Uruguay en torno a la instalación de las pasteras en el río Uruguay o la

35. En esta precisa dirección se han multiplicado los gestos principalmente de parte de los Presidentes Kirchner y Lula. Cfr. por ejemplo “La Cumbre del Mercosur. Los Presidentes de la Argentina y Brasil se reunieron ayer en Río de Janeiro. Kirchner y Lula acordaron que tienen que moderar a Chávez. Coincidieron en la necesidad de que baje el tono de su discurso para no perjudicar los intereses del bloque regional. Y concluyeron que acelerar los proyectos de integración será clave para contener al venezolano”, en Clarín, Buenos Aires, sábado 20 de enero de 2007, p. 3. Sin embargo, también durante la Cumbre, en este mismo medio de prensa argentino se pusieron de manifiesto las expectativas crecientes del gobierno y de los empresarios argentinos por el incremento de sus vínculos con Venezuela. Cfr. Alejandra Gallo, “Venezuela, un mercado fértil para empresas argentinas”, en Clarín, viernes 19 de enero de 2007, p. 25.

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negativa uruguaya, compartida debe decirse por otros países de la región, aunque en forma menos ostensible, de Uruguay a la candidatura del expresidente argentino Néstor Kirchner para presidir la Unasur, constituyen ejemplos paradigmáticos al respecto) afecta muy severamente el escenario de lo que podríamos denominar como “la batalla cultural por el MERCOSUR” (esa construcción indispensable de una cultura de la integración, de una cultura “ñandé”36 totalmente contraria al avasallamiento y a la asimilación), al tiempo que refuerza mucho el renovado accionar de los lobbies antimercosur y de los proyectos de “salvaciones en solitario”. No cabe duda que esta situación de conflicto incremental resultó campo propicio para el despliegue simultáneo de una operación política en el Uruguay del 2006, que buscaba la firma de un TLC con EEUU, aventura que finalmente fue frenada por una sensata decisión del Presidente Vázquez en setiembre de ese año. Este es solo un ejemplo de hasta qué punto un conflicto binacional, si no encuentra en el bloque estímulos e instituciones que favorezcan la negociación de las diferencias que enfrentan a los Estados Parte, puede terminar provocando el costo no querido del aflojamiento o la disolución de las lealtades y confianzas recíprocas que son

la base cultural de la integración. III. Notas para una agenda de debate renovado entre Argentina y Uruguay. Un listado no exhaustivo de asuntos a considerar. A partir de los antecedentes y consideraciones generales recogidas en las secciones anteriores, surge un grupo de tópicos cuya reseña y presentación puede resultar de utilidad para nutrir una agenda de debate renovado entre las autoridades estatales y la dirigencia política y social de Argentina y Uruguay. Resulta importante a nuestro juicio reafirmar que en estos momentos, el reinicio de la interlocución debiera impulsarse inicialmente entre dirigentes políticos con responsabilidades directas o indirectas de los gobiernos actuales. Sin desmedro de ello, en forma inmediata debiera hacerse lugar a la intervención de representantes de organizaciones de la sociedad civil y de los partidos de la oposición, a los efectos de dotar a estas conversaciones de la mayor legitimidad y amplitud posibles. Fundamentan esta indicación la naturaleza eminentemente política de esta primera acción, que busca destrabar un marco de relaciones lamentablemente bloqueado desde hace tiempo. Asimismo, entre las pautas de procedimiento, de más está decir que la discreción de los encuentros -aunque por

36. Como ha señalado en varios de sus trabajos sobre cultura en el MERCOSUR el gran intelectual paraguayo Ticio Escobar, en el idioma guaraní existen dos vocablos que refieren el concepto de nosotros: “oré” que tiene connotaciones excluyentes y que significaría “nosotros contra los otros”, y “ñandé”, que contiene una significación incluyente y que proyectaría el concepto de “nosotros con los otros”. En forma obvia, con Ticio Escobar aspiramos a la construcción de una “cultura MERCOSUR” con significación “ñandé”.

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cierto difícil de obtener en grados óptimos- resulta directamente proporcional a las chances de avances efectivos. Sin ánimo de exhaustividad y a título de simple convocatoria a ordenar el intercambio en relación a ciertos disparadores de la reflexión y la interlocución sobre asuntos, se presentan las siguientes postulaciones en forma de hipótesis para la discusión: 1. Una visión objetiva acerca de las relaciones históricas entre Argentina y Uruguay no puede asimilarse de ninguna forma a un proceso lineal de her mandad inmaculada ahora olvidado, sino que debe recoger en forma responsable y pragmática una trayectoria histórica más cambiante, nutrida de encuentros y desencuentros. Aunque se trate de una interlocución diplomática y política, el asumir el legado genuino de esa historia más viva y a menudo contradictoria puede ayudar a quitar dramatismo al actual episodio de conflicto y desavenencias. Reseñar solo la saga de los conflictos (la “lucha de puertos” de origen colonial, la confrontación artiguista contra el centralismo porteño, los diferendos de límites, el entrelazamiento polémico de las identidades políticas de una y otra margen del río, la profundización de las diferencias entre las respectivas culturas políticas en especial a partir de 1930, la frecuente confrontación de visiones en materia de política exterior exacerbada en los momentos decisivos y más caldeados de la escena internacional, la conflictividad expandida en los años del densidades nº 3 - julio 2009

peronismo y del batllismo luisista en la segunda posguerra, entre otros), o idealizar en forma desmesurada los múltiples episodios y motivos de cercanía entre ambas sociedades (algunos de los cuales reseñaremos más adelante), no resultan en verdad buenas estrategias para reflexionar con densidad histórica acerca de los conflictos actuales. En cualquier hipótesis, hay que quitarle dramatismo y suprimir falsos determinismos históricos (de un signo u otro) para hacer primar una perspectiva más pragmática, racional e inteligente a la hora de encarar el complejo diferendo en torno a la instalación de Botnia y todas sus implicaciones de diversa índole. Ello también contribuirá de seguro a fijar en lo inmediato objetivos más modestos pero efectivamente viables, con todas las ventajas consiguientes. 2. Como se ha observado en las páginas anteriores, en las últimas décadas ha cambiado de modo radical en perspectiva histórica la pauta de relaciones entre Argentina y Brasil, lo que ha generado la consecuencia lógica de alterar de manera significativa los ejes del equilibrio regional. Ni siquiera Argentina y Brasil han terminado de asumir en su totalidad las variadas repercusiones de su nuevo relacionamiento asociativo, como tampoco lo han podido descifrar desde sus respectivas perspectivas los restantes “Estados frontera” de la región. Mientras Brasil deviene cada vez más, como hemos señalado, en “actor global”, lo que por lo menos reformula el nivel de sus compromisos e intereses en la región,

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Argentina no parece terminar de acertar en definir sus nuevos niveles de aportes y exigencias en esa renovada relación de bilateralidad con su otrora rival. Más allá de que sobre el punto abundan las generalizaciones de diversa índole, tampoco el MERCOSUR en su conjunto ha afirmado con precisión a nivel de su trayectoria como bloque el impacto de ese nuevo bilateralismo en el proyecto regional, a lo que debe sumársele el que no resulta sencillo imaginar en la práctica modalidades no excluyentes para el despliegue concreto de esa bilateralidad preferencial argentino-brasileña. En cualquier caso, la vieja ecuación entre dos “Estados hegemónicos” en competencia y tres “Estados frontera” muy diversos pero con lógicas pendulares más o menos parecidas, ya no resulta vigente y tampoco parece haber sido sustituida por una alternativa de nuevos equilibrios eficaz. 3. Luego de los dramáticos acontecimientos vividos durante la crisis del 2001 y 2002, Argentina ha experimentado y experimenta dificultades objetivas para afirmar una política exterior consistente, que viabilice un rumbo sólido y renovado en materia de estrategias de inserción regional e inter nacional. Las dramáticas consecuencias de la crisis económica y financiera que el país debió afrontar, los legados no menos traumáticos de una sociedad fuertemente pauperizada y violentada durante muchas décadas, así como las exigencias de reformular las lógicas de acumulación política en clave nacional (dentro de un cuadro de fuerte disgregación y

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enfrentamiento), marcaron durante mucho tiempo en la agenda argentina una neta primacía de la atención por lo local sobre los requerimientos de los escenarios regionales e internacionales. Más aun, las respuestas e iniciativas desplegadas en estos últimos ámbitos provinieron muy frecuentemente de cálculos, visiones y a veces imposiciones del marco de las problemáticas internas de lo nacional, anteponiéndose claramente a la puesta en práctica de estrategias diseñadas y pensadas de modo específico sobre el área externa y en par ticular regional. Este fuer te condicionamiento de las opciones de política local sobre las apuestas en materia de política exterior, sobre todo en el plano regional, no coadyuvaron por cierto para una superación plena de la situación de aislamiento que produjeron los efectos de la crisis de 2001 y 2002. Todo esto parece haber pesado incluso en la respuesta ensayada frente a los requerimientos del nuevo paradigma cooperativo del bilateralismo concretado con Brasil. 4. Como se ha adver tido anteriormente, ha cambiado también radicalmente la matriz tradicional de relacionamiento del Uruguay con sus dos gigantescos vecinos, pero tampoco los intentos desplegados en esa dirección por el Estado uruguayo han terminado de configurar una respuesta sólida ante los nuevos contextos. Si parece incontrovertible que las tradicionales dialécticas pendulares o el rol de factor principal de equilibrio regional ya no resultan respuestas suficientes y a menudo

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posibles, no han resultado tan claras las opciones alternativas que se ha buscado ensayar. Si ha quedado una vez más claro que un MERCOSUR sin Uruguay resulta casi impensable por poco creíble, si también se ha reafirmado que el Estado Oriental no puede darse el lujo de disputar al mismo tiempo con sus dos gigantescos vecinos, las respuestas “soberanistas ” de viejo cuño así como las “tentaciones de fuga” en dirección a soñadas asociaciones privilegiadas con las grandes potencias (del tipo de la hipótesis de un eventual TLC con los EEUU como el propuesto en el 2006) han vuelto a aparecer, incluso con impulsos y apoyos desde algunas tiendas no previstas. Todo ello tiene que ver, entre otras cosas, con la no satisfacción de los desafíos planteados por esta nueva situación regional, piedra angular para cualquier nueva estrategia de política exterior e inserción internacional del Uruguay. 5. Así como ya se ha adelantado para el caso argentino el peso restrictivo de agendas internas difíciles en las opciones de política regional y exterior, fenómenos similares (aunque tal vez no tan “pesados”) se observan en todos los países de la región. En el marco de sociedades pauperizadas y muy fragmentadas, cada vez resulta más difícil viabilizar la concreción de estrategias estables de proyección efectivamente regional, sobre todo para gobiernos acuciados por demandas locales y cuya legitimación y “cotización electoral” se resuelven a nivel de la voluntad de los electorados nacionales. De todos modos y desde un

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enfoque que priorice un desarrollo productivista como alternativa efectiva (no ingenua) a la confrontación, la muy problemática evolución del conflicto agropecuario en Argentina, con la expansión de movilizaciones que exacerban el uso de mecanismos de protesta como el del piquete y los cortes de ruta, debería llamar la atención sobre la necesidad de encarar y anticipar en clave también regional los efectos de una eventual progresión de estos fenómenos y la necesidad de coordinar políticas legítimas de respuestas compartibles en términos laxos a nivel de los gobiernos de la región. No se trata por cierto de articular o prevenir acciones de perfil represivo con proyección regional, al estilo de las ensayadas por las dictaduras o por gobiernos civiles autoritarios. Por el contrario, la apuesta debe ser exactamente la contraria: diseñar redes de cohesión e integración regional para la intercomunicación virtuosa y cooperativa de las sociedades vecinas, muy especialmente en las zonas de frontera, que deben ser auténticos laboratorios de desarrollo social en redes compartidas. Sin caer en modo alguno en la deriva equivocada de políticas de criminalización de la protesta social, la emergencia en los países de la región y en particular en las zonas limítrofes de los llamados “grupos intensos”, que tienden a identificar sin más sus reivindicaciones (a menudo únicas y excluyentes) con su propia identidad y que por lo tanto no son proclives a la negociación, cuyas acciones con frecuencia resultan propensas a desbordar los límites del territorio nacional para adquirir proyección regional, debería llamar la atención de los

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gobiernos sobre la necesidad de profundizar en la reflexión conjunta sobre cómo responder de manera articulada y con vocación de derechos ante estas nuevas realidades. Para decirlo de manera efectiva y desde una perspectiva de análisis con genuina densidad histórica, nuestros “litorales” deben integrar necesariamente sus riberas para alcanzar su pleno desarrollo, tanto en lo económico como en lo social. No hay salidas en solitario. Esto que vale para los países, también vale para las dos riberas de un mismo río. Como lo prueba la experiencia comparada, en los desafíos de las políticas de frontera se juega muchas veces el futuro de los proyectos de integración regional. 6. A par tir de un análisis desapasionado y lo más objetivo posible de los itinerarios de la disputa sobre el episodio Botnia, más allá del carácter último que unos y otros utilicen para calificar la índole del diferendo (si regional o estrictamente bilateral), las autoridades argentinas y uruguayas deberían poder acordar un listado de dificultades objetivas que han encontrado (y en ocasiones generado) para dar un curso razonable de tramitación a este conflicto. A partir de ello, ambas partes deberían intentar responder en forma discreta y efectiva al desafío ineludible de aislar en lo posible el área de expansión del diferendo planteado, bregando en forma alternativa por trabajar en avances concretos en clave bilateral y también regional en agendas cooperativas. Que dos demandas originariamente

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legítimas (como el cuidado responsablemente compartido del medio ambiente en una zona fronteriza o la promoción de inversiones de envergadura para el desarrollo de una sociedad que necesita especialmente de esas iniciativas) hayan devenido en el callejón muy complejo del curso conflictivo actual, pone de relieve que se subestimó al comienzo la entidad de lo que estaba en juego y que luego se cometieron er rores g raves, que obstaculizaron la adopción de una interlocución sustentada en la confianza recíproca. Con mucho realismo, advirtiendo la entidad compleja del problema y que las consecuencias del mismo subsistirán durante mucho tiempo, incluso más allá del fallo final de la Corte de La Haya, ambos Estados deberían anticipar desde ahora escenarios posibles para reanudar una estrategia de cooperación y de integración, en particular en el área geográfica donde está radicado el contencioso y en todas las zonas de frontera, desde proyectos de desarrollo regional compartido. Identidades y alteridades de dos p u eb l o s t a n h e r m a n o s c o m o asimétricos. En ese plano de las identidades y las alteridades de las lógicas especulares (más allá de asimetrías) entre Uruguay y Argentina, una vez más no hay nada más persuasivo que hablar de lo concreto. Pese a sus diferencias de escala, por motivos de realismo básico que complementan todo lo que se quiera decir sobre la fuerza de los lazos de otra índole, Argentina y Uruguay se necesitan mutuamente. Su ya prolongado conflicto densidades nº 3 - julio 2009


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no sólo los afecta a ellos sino que impacta negativamente y mucho la evolución del MERCOSUR todo. Le quita credibilidad, afirma los escepticismos (interesados o no) sobre su suer te futura. Y precisamente, en la actualidad de la región, este diferendo entre Argentina y Uruguay a propósito de la instalación de plantas de celulosa en las costas del río Uruguay y de su eventual impacto negativo en la calidad del medio ambiente de la región, configura un laboratorio paradigmático de hasta qué punto existe una conectividad básica entre los ámbitos de la cultura, el desarrollo y la política. El “espejo argentino”, esa alteridad real y también inventada para cimentar la identidad uruguaya (que no uruguayista), puede hoy también, más allá de las rencillas de aldea que hemos presenciado tan alarmados como perplejos en los últimos años, devolver al Uruguay y a la Argentina la mejor versión de su interlocución y algunas pistas centrales para encontrar un futuro mejor. Con seguridad este será compartido (aunque el mal momento actual del MERCOSUR no sea la mejor coyuntura para invocarlo) y por cierto poco tendrá que ver con las tozudas voluntades isleñas (como la “Suiza de América” para el caso uruguayo o el “país potencia” para la Argentina) o con el retorno imposible del mito conservador del “pasado de oro”. La identidad nacionalista uruguaya siempre ha elegido, desde el siglo XIX, la alteridad “argentinista” y sobre todo “porteña”. Toda la historiografía nacionalista uruguaya es “antiporteñista” (desde antes de la “lucha de puertos” desde la Colonia hasta mucho después de Artigas y su brega contra el centralismo densidades nº 3 - julio 2009

avasallador de la metrópoli, de la famosa “Doctrina Zeballos” que hacía del Uruguay un país “con fronteras secas”, los enfrentamientos con el peronismo en los cuarenta o los cincuenta o los distanciamientos más actuales a propósito de las plantas de celulosa a orillas del Río Uruguay). Pero, contra los agoreros, interesados o no, también este último diferendo encontrará una justa solución. La condición de “rioplatenses” casi nos condena a ello. Como nos enseñaron Rosemblatt y José Carlos Chiaramonte, la palabra “argentino”, como todas las palabras, también tiene su historia. Hacia fines de la Colonia, como también durante y después de las guerras de la Independencia, “argentino” quería decir fundamentalmente “rioplatense”. Por eso fue que Juan Antonio Lavalleja, en su Proclama de la Agraciada del 19 de abril de 1825, dirigió su arenga a los “argentinos orientales”, para escándalo de los historiadores uruguayistas posteriores, que luego lo “corrigieron” en los manuales escolares. Por eso cuando hablo del “espejo argentino” hablo en realidad del Río de la Plata, de ese “mar dulce ” (Solís dixit) o del “río grande como mar ” de los indígenas, no de la Argentina de hoy y mucho menos si vuelve -como a menudo amaga volver- al error del argentinismo, dándole las espaldas a la región. La historia al respecto es de ida y vuelta y es una lástima que no dé el espacio para contarla de una vez. Hace algunos años, en el Nº 9 de la revista TodaVía de la Fundación Osde, se publicó un texto que me animo a calificar como uno de los mayores elogios que Montevideo y el Uruguay todo hayan recibido. Era un

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artículo de autoría de Graciela Silvestri y se titulaba “¿Por qué los porteños soñamos con Montevideo? La ciudad uruguaya, un lugar para lo público.” En él podrían rastrearse esas pistas anunciadas por el “espejo argentino”, que tanto podrían incitar a los uruguayos a terminar con la modorra y su autocomplacencia y salir con urgencia a construir una sociedad mejor, más libre, más justa, más posible, menos provinciana. Y por cierto que ello no sería para el “Uruguay ensimismado” y receloso contra sus “amenazantes” vecinos, sino para un nosotros que al tiempo que reencuentra sus “razones para andar juntos”, las proyecta al MERCOSUR “para andar con otros ”, para ser finalmente Río de la Plata. Y por supuesto que esta invocación (que más de uno podrá juzgar inoportuna) al desvaído proceso integracionista es deliberada, mira más lejos que la coyuntura de hoy y lo hace sin ingenuidad ni voluntarismo, con todo el realismo y las exigencias que exigen los actuales contextos, pese a lo que digan los “astutos ” y los “lobbies ” de siempre. Por ello se impone blasfemar contra las locuras de los peores nacionalismos y localismos xenófobos que hemos visto resurgir en los dos países en estos últimos años, algunas provenientes -valga la reiteración- de los lugares más imprevistos. Y por cierto que ese repudio no debe ser visto como cortina para invisibilizar los conflictos genuinos y legítimos, o como simple retórica para “amortiguar ” la gravedad de la coyuntura por la que atraviesa el proceso integracionista. Bien lejos de ello, de lo que se trata es de recordar una y otra vez que el éxito de un proceso de integración

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radica antes que nada en la política y en la cultura, y sobre todo, en las políticas de la cultura. En suma, como han escrito Luciano Alvarez y Chirsta Huber pensando en Montevideo y Buenos Aires pero ampliando la idea a ambos países y a la cuenca rioplatense toda: “… en fin, como buenos rivales y hermanos, ambas ciudades cruzan sus amores, sus celos, sus filias, sus fobias. (…) Otredades y cercanías, diferencias forzadas para construir rivalidades necesarias, imaginarios compartidos: barrios, sensibilidad y sensiblería; nostalgia de pasados mejores, tango, más porteño que montevideano; murga y candombe perdidos en el pasado porteño que hoy se refuerzan en recuperar de la mano del éxito de Jaime Ross y Rubén Rada. Montevideo y Buenos Aires en sus otredades y cercanías crean y viven, parafraseando a Borges, “un turbio pasado irreal que de algún modo es cierto” y “evocan una región/ en que el Ayer pudiera/ ser el Hoy, el Aun y el Todavía …” mayo de 2009

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La Integración Centroamericana Josette Altmann Borbón Introducción. En la integración reposa la ventaja comparativa de Centroamérica en un mundo globalizado y cada vez más competitivo. Es el camino para enfrentar los desafíos que, luego del cese del enfrentamiento armado hace ya más de dos décadas, requieren hacer de la región un lugar más equitativo, más inclusivo, más desarrollado. Ello pasa por fortalecer los objetivos, principios y mecanismos de la Alianza para el Desarrollo Sostenible (ALIDES) y del Protocolo de Tegucigalpa, cuyo cumplimiento constituye un plan de acción urgente e ineludible que debe ejecutarse de manera integral. La integración pasa por el reconocimiento de la diversidad, la pluralidad étnica, ecológica y política que caracteriza la historia regional. La diversidad lejos de debilitar, fortalece cuando es basada en la adhesión a un proyecto común, a una agenda cimentada en temas que estén por encima de las diferencias ideológicas de cada gobierno para hacer frente a los retos de la

gobernabilidad, la lucha contra la pobreza, el uso racional y aprovechamiento de los recursos naturales, el desarrollo de economías sanas, competitivas y eficientes, y los efectivos elementos de la cohesión social. Todos ellos esfuerzos de largo plazo cuya ejecución pasa por mecanismos institucionales que, en democracia, se vuelven más intrincados bajo las reglas y pesos y contrapesos propios de los sistemas republicanos. Ello agudiza las demasiado postergadas demandas de los pueblos centroamericanos que están ahora menos dispuestos a hacer concesiones a gobiernos que perciben distantes, o demasiado indolentes. La agenda centroamericana hoy no radica en la realización de acciones puntuales que se agotan en sí mismas y generan titulares como fueron el cese al fuego, el acuerdo para realizar elecciones, el proyecto de retorno de desplazados, la reapertura de un periódico, y la firma de un Plan de Paz, sino en el gradual y silencioso sostenimiento de los procesos

Magíster Scientiae en Ciencias Políticas y Licenciada en Historia por la Universidad de Costa Rica. Profesora en la Facultades de Ciencias Sociales y Educación de la Universidad de Costa Rica. Coordinadora Regional de Cooperación Internacional FLACSO- Secretaría General.

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La Integración Centroamericana

sociales que, además de su implícita Honduras y Nicaragua se aproxima o complejidad, deben sopor tar la supera los dos tercios de la población, indiferencia de los poderosos Estados superando el promedio de pobreza de que participaron -y en ocasiones América Latina para el año 2007 (35,1%)1. estimularon- el conflicto Asimismo, salvo en el caso de Costa Rica, centroamericano. las brechas entre pobreza rural y pobreza urbana son evidentes en el resto de los A veinte años de los procesos de países centroamericanos. En el caso de El Esquipulas, Centroamérica cambió. En Salvador, es importante hacer notar el estos años la región ha transitado -para esfuerzo realizado en ese país para la bien- de la guerra a la paz, sin haber sostenida reducción de la pobreza, a lo logrado enlazar con igual éxito las cual contribuyen de manera significativa iniciativas de integración regional y de las remesas. desarrollo social. En estas dos décadas el p ro ceso h a sido de Centroamérica: Pobreza y Pobreza Extrema claroscuros; ha producido (Porcentajes de la población según áreas geográfica) resultados positivos, pero Costa Rica El Salvador Guatemala Honduras Nicaragua también se manifiestan 2006 2004 2002 2006 2001 importantes debilidades. Pobreza Total 19,1 47,5 60,2 71,5 69,3 Lejos de haber mejorado, Urbana 18 41,2 45,3 59,4 63,8 Rural 20,4 56,8 68 81,5 77 la situación de pobreza y Pobreza Extrema 7,2 19 30,9 49,3 42,4 exclusión siguen siendo Urbana 5,4 13,8 18,1 30 33,4 Rural 9,8 26,6 37,6 65,3 55,1 tremendas en la región CEPAL. Seguimiento del Componente de pobreza del primer objetivo de desarrollo del Milenio. centroamericana. A pesar Fuente: Accesible en CEPALSTAT. www.eclac.org de que la reducción de la pobreza durante los años Diferencias significativas en la noventa y parte de la actual década está distribución de la riqueza continúan relacionada con el cese de la inestabilidad haciendo del Istmo una región política, lo cierto es que en términos inmensamente desigual, tanto entre los porcentuales se reduce la pobreza, pero países centroamericanos, como a lo en cifras absolutas el número de pobres interno de ellos. La población más pobre ha aumentado en el Istmo Centroamericano. Centroamérica: Distribución del ingreso en el La incidencia de la Quintil más pobre y el Quintil más rico pobreza es alta en la Costa Rica El Salvador Guatemala Honduras Nicaragua mayoría de los países 2006 2004 2002 2006 2001 donde, con la excepción de Quintil 1 3,9 3,5 3,7 1,5 2,5 Costa Rica y Panamá, en Quintil 5 53 53,5 59,3 62,9 61,7 países como Guatemala, Fuente: CEPAL. Anuario Estadístico de América Latina y El Caribe, 2007. Accesible en: www.eclac.org

1. CEPAL. Seguimiento del Componente de pobreza del primer objetivo de desarrollo del Milenio. En: CEPALSTAT. www.eclac.org

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estabilidad económica, aper tura sólo obtiene un 3.02% del total de la comercial y una fuerte reactivación de la riqueza, mientras que el Quintil más rico integración económica regional, no logró concentra el 58.08% de la riqueza. impulsar una economía de bienestar que Asimismo no se puede obviar que la permitiera un clima de libertad para democracia en Centroamérica es todavía g a r a n t i z a r que los países de demasiado formal, y que las estructuras Centroamérica pudieran adoptar una de poder no han sido modificadas serie de acuerdos que propiciaran el sustantivamente, pese a que en los desarrollo para alcanzar sociedades más Acuerdos de Paz de Esquipulas II, justas, igualitarias y libres de miseria.3 firmados en la Segunda Cumbre de Presidentes Centroamericanos el 7 de A partir de la década de los noventa se Agosto de 1987 en Guatemala, se inicia en la región una fase de integración conceptualizó el proceso de económica que tiene como principales democratización como el actores a las empresas transnacionales y a establecimiento o perfeccionamiento de grupos regionales de poder económico, “sistemas democráticos, representativos y denominado Integración real.4 Si bien el pluralistas que garanticen la organización de proceso ha generado un aumento de las partidos políticos y la efectiva participación exportaciones y un incremento en la popular en la toma de decisiones”2. Aún ahora, Inversión Extranjera Directa (IED), lo los organismos públicos de control del cierto es que también ha creado una Estado siguen siendo bastante débiles a mayor concentración de la riqueza y no nivel institucional, lo que se traduce en ha logrado promover un crecimiento falta de capacidad técnica, limitados sostenible de las economías como para recursos financieros, duplicidad de roles producir oportunidades y reducir los en la función pública, vacíos legales para niveles de la pobreza. señalar responsabilidades. En la sección nueve de Centroamérica: Flujos de Inversión Extranjera Directa Esquipulas II, sobre (Millones de dólares) cooperación, democracia y País 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 libertad para la paz y el Costa Rica 409 460 659 575 794 861 1469 desarrollo, se estableció un El Salvador 173 279 470 142 376 518 204 f u e r t e v í n c u l o e n t r e Guatemala 230 456 111 131 155 227 654 d e m o c r a c i a , d e s a r r o l l o, Honduras 282 193 175 247 325 372 385 crecimiento económico y Nicaragua 267 150 204 201 250 241 282 cohesión social. Esto, si bien Fuente: UNCTAD, Foreign Direct Investment database. Accesible en: permitió avanzar en las áreas de www.unctad.org 2. Al respecto ver los Acuerdos de Esquipulas II, en: http:// www.acnur.org/biblioteca/pdf/2530.pdf 3. Ibid. 4. Sobre las implicaciones del proceso de Integración Real para la democracia y el desarrollo de la región, ver: Segovia, Alexander. Integración Real y Grupos de Poder Económico en América Central. Lara, Segura y Asociados. San José, Costa Rica, 2005.

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Por otro lado, las remesas se han convertido en una fuente importante de divisas para algunos de los países centroamericanos, donde en los casos de El Salvador y Honduras el importe de éstas prácticamente dobla el valor de las e x p o r t a c i o n e s d e m e r c a d e r í a s, convirtiéndolas en la principal fuente de divisas para esos dos países.

déficit comercial de alrededor de 22,897l millones de dólares.5 Y si se compara el monto total recibido por las remesas con la inversión extranjera directa, se podría suponer que el déficit comercial de algunos países se está financiando con la exportación de seres humanos. Todo ello permite inferir que aún no existen condiciones para hablar de una Centroamérica refundada América Central: Remesas Recibidas sobre las bases de la (Millones de dólares) solidaridad y la justicia que País 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 tanto anhelan sus pueblos.

Costa Rica 136 El Salvador 1764

198 1924

251 1953

321 2121

320 2563

420 2842

513 3328

Guatemala Honduras Nicaragua

634 540 336

1600 718 377

2147 867 439

2591 1151 519

3032 1796 600

6326 2367 656

596 416 320

Fuente: INCTAD. www.unctad.org

Handbook of

Statistics

On- Line. 2007.

El proceso de apertura comercial en la región ha promovido una reestructuración de la oferta exportable, pero ha venido acompañado de un incremento de las importaciones. Según datos de la Secretaría de Integración Económica Centroamericana (SIECA), para el año 2007 -sólo Centroamérica sin Panamá- el total de las exportaciones fue de 19,220 millones de dólares, mientras que las importaciones fueron por 42,118 millones de dólares. Esto generó un América Central: Remesas e Inversión Extranjera Directa (Millones de dólares )

Remesas IED Fuente: Estado de Centroamericana. 2007.

US$8.083 US$1.653 (US$653 - CR) Situación

de

la

Integración

Económica

¿Es posible la integración sin un sentido político? A pesar de que los procesos de integración han pasado a Accesible en: constituirse en una demanda urgente e indispensable en el contexto de la globalización, no existe una verdadera voluntad política en Centroamérica para considerar la integración como un medio para la inserción a los mercados mundiales. La integración centroamericana es institucionalmente compleja y diversa. Existe un discurso integracionista con abundantes promesas que políticamente tienen bajos niveles de concreción pues en la práctica carecen de contenidos reales. No hay voluntad política para la conformación de normas e institucionalidad supranacionales de carácter vinculante. Problemas fronterizos, una unión aduanera inconclusa, instituciones débiles, escasa participación de la

5. SIECA. Estado de Situación de la Integración Económica Centroamericana. 2007. Accesible en: www.sieca.org.gt

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sociedad civil y de las organizaciones no gubernamentales en los procesos de toma de decisiones, intereses individuales de cada país y no de la región en su conjunto, y la integración de diferentes grupos de poder económico dentro del mercado centroamericano, son parte de los principales desafíos que enfrenta el proceso de integración centroamericano.6 La región centroamericana debe desarrollar un sentido estratégico que oriente los procesos decisorios, lo que requiere el trabajo concertado para definir una agenda regional para la integración que comprenda ámbitos tan amplios como los fenómenos de corte más global, por ejemplo, los temas medio ambientales, el combate al VIH/SIDA, hasta aquellos relacionados con el mejoramiento de las políticas públicas y su administración.7 Los desafíos del Sistema de Integración Centroamericano (SICA) El proceso de integración centroamericano se reanudó con la suscripción del Protocolo de Tegucigalpa en 1991. Con la decisión de los presidentes centroamericanos de avanzar hacia una reforma del SICA, se da inicio en Guácimo, Costa Rica (1994), un proceso de modernización y perfeccionamiento de los mecanismos de integración regionales, que fue ratificado en 1997 en Panamá. Uno de los principales objetivos de estas acciones era

la constitución de la Unión Centroamericana8 (Managua, 1997), que aún está pendiente. Esta reforma permitió una nueva base institucional para que durante toda la década de los noventas se firmaran una serie de acuerdos que fueron sumando conceptual y programáticamente para que en Centroamérica se facilitara un modelo de integración abierta, enfocado hacia una creciente apertura a los mercados inter nacionales y que per mitiera ampliar los espacios económicos e incrementara el comercio intraregional y el desarrollo de las economías de escala, que permitiera a todos los países del Istmo una inserción más competitiva en los mercados internacionales. Algunos de los acuerdos más importantes fueron, la Alianza para el Desarrollo Sostenible (ALIDES) firmada en Guácimo, Costa Rica en 1994; el Tratado de Integración Social (San Salvador, 1995); el Tratado de Seguridad Democrática (San Pedro Sula, 1995). Todos ellos propiciaron un buen ambiente para los nuevos avances, pero, de igual manera, implicaron una serie de nuevos retos y desafíos para la integración subregional. La restauración de la democracia en la región, tuvo como resultado el que para los años noventa todos los países centroamericanos contaran con

6. Segovia, Alexander. Op. Cit. p. 2 7. Rojas Aravena, Francisco. La Integración Regional: Un Proyecto Político Estratégico. III Informe del Secretario General de la FLACSO. FLACSO-Secretaría General. 2007. Accesible en: www.flacso.org 8. Solís, Luis Guillermo. “Centroamérica: los factores políticos y su inserción internacional”. En: Nowalski, Jorge y Acuña, Jairo. ¿Quién es quién en la institucionalidad centroamericana? San José, PNUD, 1998.

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gobiernos civiles, democráticamente electos, y con altos grados de legitimidad. Asimismo se dio una reducción en el gasto militar por un lado, mientras que por el otro se facilitó en todos los países del Istmo la creación de organismos como las Defensorías de los Habitantes, que velaran por la protección de los derechos humanos de la ciudadanía.9 En la actualidad los problemas en torno a la gobernabilidad y la estabilidad del sistema político centroamericano señalan que, aunque éstos ya no pasan por la amenaza militar, los regimenes democráticos de la región enfrentan una serie de nuevos desafíos que, de acuerdo a datos del Banco Mundial, se pueden señalar como fuertes debilidades en ámbitos relacionados con el imperio de la ley, la efectividad de los gobiernos y la corrupción.10

Este tipo de debilidades ha traído, entre otras cosas, problemas más serios y recurrentes en todos los países de la región, como por ejemplo los altos índices de abstencionismo en los procesos electorales. Centroamérica: Confianza en la Democracia País 2003

2007

2007-2003

Costa Rica El Salvador

69 52

61 38

-8 -14

Guatemala Honduras Nicaragua

39 59 58

42 46 58

3 -13 0

Fuente: Corporación Latinobarómetro. Informe Latinobarómetro 2007

El Informe Latinobarómetro 200711 muestra, por su parte, que la confianza en la democracia como Centroamérica: sistema de gobierno para lograr que Porcentaje de Participación en las Elecciones Presidenciales los países lleguen a ser desarrollados, se redujo en todos los países de la Año de la elección % de Participación Costa Rica 2002 60.2% región, exceptuando a Guatemala, en 2006 a) 62.2% el período 2003-2007. El Salvador 1999 38.6% 2004 66.2% Cabe señalar entonces, que en el 2003 (1 vuelta)a) 57.9% campo político la región Guatemala 2003 (2 vuelta)a) 46.8% centroamericana tiene por delante 2007 48,10% Honduras 2001 66.3% grandes retos y los países deben 2005 55.1% realizar importantes esfuerzos a nivel Nicaragua 2001 nacional para fortalecer sus sistemas 2006 a) 61.2% a) Datos tomados de los sitios oficiales en internet de los organismos democráticos, que vuelvan a generar encargados de las elecciones en cada país. la confianza de sus poblaciones. Fuente: Internacional Institute for Democracy and Electoral Assitance. Vote Turnout. Accesible en: www.idea.int

9. CEPAL y SICA. La integración Centroamericana: Beneficios y Costos. Documento Síntesis. El Salvador y México. 2004. 10. Ibid 11. Corporación Latinobarómetro. Informe Latinobarómetro 2007. Santiago de Chile, 2007.

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Todo ello con el fin de mantener y consolidar aún más los avances que, desde Esquipulas se han logrado en este campo. Igualmente, la estabilidad democrática representa un requisito sumamente importante en los avances de los procesos de integración regional, por lo que estos desafíos se convierten también en retos del SICA. En otro orden de cosas, el SICA enfrenta en el nivel político- institucional una serie de retos que tienen que ver con el logro del consenso y de acuerdos de corte comunitario. En este sentido, el marco jurídico y político debe ser mejorado con el fin de que cada acuerdo sea suscrito y ratificado por todos los Estados miembros. De igual forma, existen dentro del SICA instituciones bastante débiles y sin posibilidades de que sus acuerdos sean vinculantes, como son el Parlamento Centroamericano, al cual no pertenece ni Costa Rica, ni República Dominicana, y la Corte Centroamericana de Justicia de la cual Costa Rica y Panamá no forman parte. Este tipo de situaciones dificultan los avances que pueda tener el sistema de integración puesto que las medidas tomadas por este tipo de órganos son de alcance medio por haber países que no se encuentran suscritos a ellos, y, que por tanto, no tienen responsabilidades con respecto a los mismos. La existencia de acuerdos e instituciones en donde no estén incluidos todos sus miembros refleja la falta de

logro de consenso entre los países miembros, en la medida en que posiciones muy distintas entre unos y otros con relación a ciertos temas no logran resolverse, por lo que terminan tomándose medidas que tienden a segmentar, o fragmentar, en diversos espacios al esquema y bloque de integración. No obstante, lo esencial para la institucionalidad centroamericana es consolidar su legitimidad y mecanismos de transparencia a lo interno de las propias instituciones, para impulsar y decidir en forma vinculante. Otro reto al que se enfrenta el SICA en el campo de lo político- institucional tiene que ver con la cantidad de órganos e instituciones con las que cuenta12. En esta área se hace necesario fortalecer la coordinación y reducir la dispersión, teniendo especial cuidado con la efectividad, necesidad y capacidad de acción de ciertos organismos e instituciones. Las negociaciones políticas del SICA han sido, hasta el momento, de corte intergubernamental13, es decir, que han dependido del acuerdo entre los diferentes gobiernos de los países miembros, lo cual implica que no existe un peso considerable en los órganos de tipo comunitario, ni en los acuerdos de corte supranacional, ni existen niveles profundos de integración. Ejemplo de lo anterior es el convenio al que se llegó con respecto a las negociaciones de un Acuerdo de

12. Actualmente el SICA tiene ocho órganos, ocho secretarías, trece instituciones especializadas, seis instituciones Ad-hoc intergubernamentales, y seis foros sectoriales. Fuente: www.sica.int 13. CEPAL y SICA. Op. Cit.

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Asociación con la Unión Europea. En un inicio los países centroamericanos, con la excepción de Costa Rica, acordaron contar con un negociador único para la región, sin embargo, en la reunión de representantes de Comercio Exterior y Relaciones Exteriores del Istmo, realizada en febrero de 2007 en Guatemala, se terminó acordando la vocería rotativa con el fin de que cada país tuviera la oportunidad de exponer a los europeos los temas de interés que les competen. Con respecto a elementos de corte social, la integración centroamericana debe enfrentar dos desafíos puntales; por un lado mejorar la calidad de vida de la ciudadanía y, por otro asegurar una mayor participación de la sociedad en los procesos y la toma de decisiones con el fin de lograr una mayor legitimidad y apoyo a los gobiernos. La calidad de vida de la mayoría de los centroamericanos no se ha mejorado sustancialmente en los veinte años de democratización, la ciudadanía aún se sigue sintiendo excluida de los procesos de toma de decisiones y más insegura debido al incremento del crimen organizado. Pese a que se han logrado reducir las diferencias en los ritmos de crecimiento y de estabilidad económica entre los países del subesquema, con respecto a la desigualdad del ingreso entre éstos no se ha corrido con la misma suerte por lo que los objetivos de integración deben ampliarse más poniendo cuidado en la

esfera social. En el contexto económico14 el comercio dentro del MCCA ha ido creciendo en los últimos años. Si bien es cierto las exportaciones tuvieron una disminución en los años 2001 y 2002 producto de la caída del precio de las mismas en ese periodo, a partir del 2003 la tasa promedio de crecimiento anual ha sido del 4,6% (MCCA). Entre los productos exportados sobresalen aquellos de tipo manufactureros, especialmente de tecnología media y alta, y los productos agrícolas los cuáles han tendido a la diversificación debido al deterioro de los precios de productos tradicionales como el café, el azúcar y el banano. Por su parte, las importaciones también han aumentado con una tasa de crecimiento promedio anual del 10,4% durante el periodo 2000-2005. Esta situación ha llevado a que se presente un déficit en la balanza comercial a lo largo del periodo. De manera que a pesar del aumento en las exportaciones, la balanza comercial centroamericana se ha mantenido negativa a lo largo del quinquenio. Esto se explica por el hecho de que “(…) el proceso de reestructuración de la oferta exportable ha venido acompañado de una clara dependencia de las importaciones: tanto los productos generados bajo la modalidad de maquila como aquellos con componentes importantes de conocimiento (como en el caso de las exportaciones de INTEL en Costa Rica) e incluso el turismo, dependen en

14. Las cifras de comercio fueron tomadas de: SIECA (2007), Estado de la Situación de la Integración Económica Centroamericana. Accesible en: www.sieca.org.gt

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gran medida de las importaciones”15. Esta reestructuración de la oferta exportable ha transformado el rol de la subregión en los procesos productivos mundiales en donde se deja la especialización de aquellos procesos nacionales que llevan a productos finales -como en los tiempos de la economía agropecuaria- y se pasa a ser parte de un proceso multinacional de producción integrado. Este nuevo proceso productivo que va tomando auge en la región centroamericana representa un desafío para sus países puesto que se debe buscar salida a la consecuencia del mismo en la balanza comercial.

intraregional (27,1% de las exportaciones y 13,6% de las importaciones totales), superando a la Unión Europea quien constituye el tercer socio comercial.17 Centroamérica: Principales socios comerciales de la región. 2007 Exportaciones

Estados Unidos MCCA Unión Europea

Importaciones

%

US $ Millones

%

US $ Millones

32,7 27,1 13,6

6,301 5,217 2,628

33,4 12,6 8,9

13,765 5173 3,646

Fuente: SIECA. Estado de Situación de la Integración Económica Centroamericana. 2008. Accesible en: www.sieca.org.gt

El comercio intra-MCCA ha tenido mucha importancia en la subregión desde la creación del Mercado Común Centroamericano Centroamérica: Balanza Comercial. 2000-2005 en 1960, con excepción del País 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 periodo 1980-1985. Desde Costa Rica 469 -74 -593 -313 -564 -1026 -1403 su inicio hasta el 2005 se El Salvador -1974 -2183 -2105 -2394 -2739 -3187 -3671 pasó de US$30,3 millones Guatemala -1708 -2165 -2893 -3183 -3937 -4623 -5330 de dólares a US$ 5,217 Honduras -830 -935 -827 -1182 -1497 -1725 -2420 millones con una tasa Nicaragua -1050 -1051 -1068 -1090 -1211 -1441 -1586 promedio de crecimiento Fuente: Elaboración propia basada en datos de CEPAL. anual de 11,6%18. Cabe señalar que el aumento en el comercio intraregional Como principal socio comercial de tiene relación con los avances que en este estos países se encuentra Estados Unidos sentido se han logrado en el subesquema, a quien en los últimos 15 años se ha siendo uno de los más importantes la dedicado entre el 50% y el 60% de las conformación de una unión aduanera exportaciones centroamericanas16. En cuya cobertura arancelaria actual es muy segundo lugar por los países alta (95%)19. centroamericanos, es decir el comercio

15. CEPAL. Panorama de la inserción internacional de América Latina y el Caribe. 2005-2006. Naciones Unidas. Santiago, Chile. 2006. 16. CEPAL y SICA. Op Cit. p. 23 17. SIECA. Estado de Situación de la Integración Económica Centroamericana. 2008. En: www.sieca.org.gt 18. Ibid 19. CEPAL y SIECA. Op Cit.

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El gran dinamismo del comercio intraregional ha traído beneficios al subesquema debido a las numerosas empresas centroamericanas que tienen operaciones relacionadas directamente con éste, de las cuales, aproximadamente, un 75% son pequeñas y medianas empresas, lo cual deriva en fuentes de trabajo y el impulso a una nueva clase empresarial, entre otros. No obstante los resultados positivos señalados, se debe tener en cuenta que el comercio intraregión no ha sido igual para todos los países: Guatemala es el mayor exportador, El Salvador el mayor importador, Honduras y Nicaragua son los que menos venden en la región y Costa Rica, que a pesar de ser el segundo vendedor, es el que menos compras realiza en Centroamérica. Centroamérica: Comercio intraregional Exportaciones

Importaciones

Guatemala: 36%

Honduras: 28%

Costa Rica: 24%

El Salvador: 25%

El Salvador: 23%

Guatemala: 24%

Honduras: 9%

Nicaragua: 14%

Nicaragua: 8%

Costa Rica: 9%

Fuente: SIECA, Dirección General de Tecnologías de Información.

Asimismo existe una marcada dependencia de la región al mercado estadounidense, lo que obliga al SICA a examinar nuevas opciones de negociación con el fin de no verse afectado tan considerablemente por lo ciclos económicos de este país. Esta situación se observa claramente también respecto a la Inversión Extranjera Directa (IED) en la región, la cual en los primeros años del quinquenio tuvo un importante decrecimiento debido en gran parte a que la mayoría de esta inversión tiene como destino las actividades manufactureras, sobre todo para abastecer las necesidades estadounidenses20, de modo que la contracción económica de ese país a principios del quinquenio tuvo un efecto evidente en la IED que entraba a la subregión. Cabe destacar que a partir del 2003 se ha venido produciendo un crecimiento de la misma como resultado de la coyuntura internacional positiva que se ha estado presentando en el campo de las inversiones. Asimismo, la IED desde Europa hacia la región alcanzó en 2004 31,746 millones de euros21. En este sentido el sector de mayor dinamismo en la subregión ha sido el de servicios especialmente con la llegada a la región de empresas como Wall-Mart (en todos los países del MCCA) y América Móvil (en El Salvador). La unión dividida La integración centroamericana ha

20. CEPAL. La inversión extranjera directa en América Latina y el Caribe 2005. Unidad de Inversiones y Estrategias Empresariales de la División de Desarrollo Productivo y Empresarial de la CEPAL. 2005 21. Rubio Jovel, Silvia. “La inversión extranjera de cara al futuro de asociación entre la Unión Europea y Centroamérica”. En: FUNDE. Alternativas para el Desarrollo. San Salvador, El Salvador. Nº 99 Junio-Agosto 2006.

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tenido importantes avances en los ámbitos económico y comercial. El comercio intra-región tiene un peso importante para todos los países del Istmo, y los acuerdos logrados en materia comercial tuvieron como resultado que Centroamérica fuera la primera subregión latinoamericana en iniciar las negociaciones con la Unión Europea con miras a suscribir un Acuerdo de Asociación Estratégica. Sin embargo, en otros ámbitos de la integración los avances no han sido tan positivos. Es necesario comprender que para que muchos de los acuerdos y compromisos establecidos por los Estados tengan un impacto concreto y positivo se debe definir el grado de integración que se pretende alcanzar. Un proceso de integración multidimensional requiere que se defina el escenario comunitario y para esto es fundamental lograr la cohesión social tanto intra como entre los Estados22. La cohesión social, entendida como la dialéctica entre mecanismos instruidos de inclusión y exclusión social y las respuestas, percepciones y disposiciones de la ciudadanía frente al modo en que ellos operan23; se relaciona con todos aquellos factores y tendencias que amenazan la estabilidad de la región y con el bienestar de los ciudadanos y las ciudadanas. Ejemplo de esto es que más de la mitad de las y los centroamericanos consideran que en su país existen fuertes

conflictos sociales entre ricos y pobres, conflictos económicos entre empresarios y trabajadores; y conflictos culturales entre personas de distintas razas. Centroamérica. Población que considera que en su país existe un conflicto muy fuerte o fuerte entre: País Costa Rica El Salvador Guatemala Honduras Nicaragua Panamá

Ricos y pobres

77 77 65 76 76 62

Empresarios Personas de y distintas razas trabajadores

72 73 59 67 75 63

65 55 53 50 52 44

Fuente: Corporación Latinobarómetro. Informe Latinobarómetro 2007. Accdesible en: www.latinobarometro.org

Una perspectiva multidimensional de la integración centroamericana requiere entonces del trabajo en ámbitos más allá de lo económico que busquen mejorar la distribución de la riqueza, la igualdad de oportunidades, el sentido de partencia de los ciudadanos y ciudadanas, etc. Resulta de suma importancia en el caso de Centroamérica el tema de la inclusión y respeto de los pueblos indígenas, así como los avances que desde una perspectiva regional se puedan realizar. Centroamérica y los Tratados de Libre Comercio Como parte de la estrategia centroamericana de apertura económica, y luego de la formación del Mercado

22. Nowalski, Jorge y Osterlof, Doris. La Integración Centroamericana: Hacia una relación virtuosa entre cohesión social y desarrollo económico. Documento de Trabajo. Centro Internacional para el Desarrollo Humano. 23. CEPAL. Cohesión Social: Inclusión y sentido de pertenencia en América Latina y el Caribe. CEPAL, AECI, SEGIB. 2007. Accesible en: www.eclac.org

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Común Centroamericano (MCCA), los países centroamericanos se dieron a la tarea, a partir de la década de los noventa, de establecer otros procesos de integración y acuerdos comerciales con países fuera del Istmo. Es así como la región en su conjunto y algunos países en particular comienzan a suscribir Tratados de Libre Comercio con México, Chile, Taiwán, Canadá, República Dominicana, Panamá y la Comunidad del Caribe (CARICOM), entre otros. Sin embargo la suscripción del Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica- Estados Unidos y República Dominicana (CAFTA-DR por sus sigla en inglés) y las negociaciones con miras a suscribir un Acuerdo de Asociación Estratégica con la Unión Europea vienen ha ser el punto culmine de este proceso de apertura comercial24. Respecto a estos procesos de apertura comercial se ha creado una serie de controversias, especialmente respecto a lo que refiere al CAFTA- DR. La firma de este tratado estuvo marcada por conflictos entre diversos sectores que veían amenazadas algunas de sus condiciones, sobre esto resalta el caso de Costa Rica cuya ratificación de este Tratado fue puesta a consulta popular mediante un referendo histórico realizado en octubre de 2007 en donde se votó a favor de la ratificación pero cuya ratificación en el Congreso de ese país no sucedió hasta finales del 2008. EL CAFTA-DR ha llevado a que muchos analistas se pregunten si se

convertirá en un motor o un obstáculo para los procesos de integración regional. La armonización de las normas y de los compromisos acordados intraregión como de ésta con Estados Unidos constituye un desafío para el avance del Sistema de Integración Centroamericana. Otro reto que deberán pensar en como asumir los países centroamericanos se refiere a las asimetrías existentes entre éstos y Estados Unidos. El papel de los Estados nacionales junto a los esfuerzos subregionales deben ahora más que nunca apuntar a los esfuerzo de cohesión social y de llevar la integración a niveles más profundos. En suma, al existir en la región una gran cantidad de acuerdos comerciales bilaterales entre países o desde el bloque que no siempre son compatibles y muestran escasos resultados positivos, Centroamérica deberá idear la forma de avanzar en su propio proceso de integración de la mano de su apertura al mundo y tomando en cuenta los nuevos retos que se vuelven necesarios como el requerimiento de que el concepto de cohesión social tenga mayor precisión operacional. Asimismo, sigue vigente la crítica que se le hace al regionalismo abierto latinoamericano, tachado por algunos gobiernos de mantener una inclinación neoliberal, y de ser un regionalismo ligero que emana de concepciones clásicas de soberanía, donde se rechaza una institucionalidad fuerte y la supranacionalidad para trabajar dentro de un marco intragubernamen-

24. Osterlof, Doris y Villasuso, Juan Manuel. El entorno Centroamericano ante el CAFTA-DR y la Agenda Complementaria.

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tal25. Reflexiones finales A manera de conclusión, se pueden señalar una serie de importantes desafíos para la integración de Centroamérica. Un primer desafío son las asimetrías entre los países y a lo interno de éstos. Las diferencias existentes en los países que integran este bloque hacen de las asimetrías uno de los principales retos que deben enfrentar los países centroamericanos. El índice de desarrollo permite ubicar tres grupos de países en el Istmo. Un primer grupo compuesto por países con un desarrollo relativo donde se ubican Costa Rica y Panamá. En un segundo grupo de países con un desarrollo intermedio están Guatemala y República Dominicana. Mientras que las cifras para Nicaragua y Honduras muestran que son países con desarrollo bajo. Otro importante desafío es la ausencia de fondos de cohesión para erradicar las asimetrías. La integración europea fue un proceso gradual que permitió a países con índices de desarrollo más bajos ir subiendo paulatinamente como fueron los casos de Italia, España, Irlanda, etc. La realidad del proceso centroamericano indica que se ha concebido y construido la Integración desde una perspectiva económica, excluyente de otros aspectos de la realidad social, encomendada a técnicos gubernamentales con poco o ningún control ciudadano. Es necesario darle un mayor peso a los componentes

sociales, culturales y políticos en el proceso, de tal manera que las políticas de integración lo sean también de integralidad; de esto depende la sostenibilidad del proceso. La falta de voluntad política de los gobiernos es un tercer reto a resolver por los países que integran el Istmo centroamericano. La escasa disposición de los gobiernos para otorgarle al SICA autoridad supranacional, hace que se sigan sobreponiendo las estructuras nacionales a la institucionalidad de la integración. Los Estados centroamericanos siguen operando, en lo que toca a admisiones de integración, con los mismos papeles que tenían los estados nacionales en el Siglo XIX. La poca voluntad política de dotar con una institucionalidad eficaz al sistema de integración ha generado dinámicas de mucha intensidad donde la empresa privada realiza la “verdadera integración”, una integración no oficial inmersa en el ámbito del mercado, en el ámbito económico donde el Estado tiene un papel menor en el proceso. Es cierto que en las áreas económicas, financieras y aduaneras la región centroamericana ha tenido una integración mayor, pero renunciando al plano político de la misma. En esta área no hay prácticamente ninguna instancia donde se trabaje armónicamente. La debilidad de las instituciones de la integración es un cuarto elemento que desafía el proceso mismo del bloque

25. Altmann, Josette. “Las relaciones Unión Europea-América Latina: un balance de la situación actual”. En: Revista Española de Desarrollo y Cooperación. Número Extraordinario. Monográfico: V Cumbre entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe (Lima, Perú, 16 de mayo de 2008) 2008.

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centroamericano. No sólo no hay voluntad política para ceder autoridad al SICA, sino que de suceder esto, el mismo organismo no estaría en capacidad de responder adecuadamente a ello. Es un círculo vicioso en donde los gobiernos no ceden autoridad a la institucionalidad de la integración, que a su vez debilita a las instituciones, que a su vez tratan de operacionalizar el sistema sin mucho éxito, lo que termina por hacer que la integración nunca se hace. En otro orden de cosas, la propia debilidad institucional se refleja, entre otras cosas, en que algunas de ellas emulan las malas prácticas presentes en los gobiernos nacionales, por ejemplo la corrupción. Un ejemplo de esto son los casos referidos a la inmunidad de algunos parlamentarios del PARLACEN, para evitar acusaciones en sus países de origen. Asimismo, cabe señalar la incapacidad del SICA para obtener acciones vinculantes de los países miembros. Y por último, es necesario hacer un análisis tanto de los aspectos positivos, como los negativos que pueda tener en la región centroamericana el proceso del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos (TLC-DR). La influencia de los grupos de poder económico en el proceso de integración centroamericana es significativa debido a que ellos son precisamente uno de los principales actores del proceso. Entre los aspectos positivos de dicha influencia, está su contribución al aumento de la competitividad de la región mediante la aplicación de procesos de producción más eficientes y técnicas administrativas y gerenciales modernas. Igualmente, estos grupos de poder económico están

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haciendo más atractiva a la región para la inversión extranjera. Asimismo a través de sus inversiones están colaborando a la generación de empleo regional, lo cual es beneficioso para la población centroamericana. Entre los aspectos negativos se encuentran su incidencia negativa a la desigualdad regional y nacional por una mayor concentración de la riqueza y del poder político. Este es el escenario que enmarca las discusiones en torno a los TLC con USA. Con la incorporación de Centroamérica al tratado de libre comercio, lejos de fomentarse vínculos asociativos y comunitarios entre los socios del SICA que generen una integración de “verdad”, como la llama Alexander Segovia, se va a consolidar un estado de “anexión” al socio mayor, en este caso EE.UU, que vendrá a suplantar dinámicas económicas intraregión por las fuerzas transnacionales. La posibilidad de superar los retos que tiene por delante el Sistema de Integración Centroamericano, pasa por el efectivo y real empleo de las voluntades políticas de los países de la región. En todo caso, más allá de cualquier recomendación, la integración centroamericana continúa siendo, ante todo, una aspiración de mediano plazo cuya concreción -en términos absolutos- será previsible si se superan las diferencias de cada coyuntura particular. El proceso gradual de acercamientos y la cooperación crecientes al interior y entre los gobiernos para crear nuevos vínculos y medidas de confianza permitirán, finalmente, llevar a buen puerto el proceso de integración centroamericano. Curridabat, agosto de 2008 densidades nº 3 - julio 2009


Integración productiva. Modelo de desarrollo y protagonismo de las PYMES Hugo V. Varsky Integración Productiva. Dentro de los procesos regionales de integración pueden plantearse como meta de desarrollo diversos modelos económicos, según sea la profundidad del acuerdo marco, y el grado de autonomía q u e c a d a E s t a d o Pa r t e s e h a comprometido trasladar a un ámbito común para la conformación de un bloque supranacional. Siendo esto de menor incidencia en los acuerdos que conforman Zonas de Libre Comercio, donde los Estados se limitan a una apertura comercial y el mercado opera como regulador del desarrollo. Y ya más profunda y compleja, con el funcionamiento de nuevas estructuras en aquellos procesos regionales que se han trazado como horizonte la conformación de una Unión Aduanera, un Mercado Común, o una Comunidad Económica. En los casos donde el compromiso de integración es aún mayor, las nuevas reglas pueden implicar tanto cesiones del

ámbito político, como asimismo de herramientas de política económica delegadas en organismos regionales. Sobre estas entidades, puede recaer tanto la responsabilidad de la coordinación de políticas macroeconómicas, el monitoreo del total de las exportaciones e importaciones extra-zona, como el del flujo de comercio o el impulso de la integración productiva intrazonal. Definición que conlleva siempre el trazado de una estrategia para el desarrollo dentro de una perspectiva del conjunto de las economías de los países del acuerdo marco. En estos últimos casos el concepto de integración productiva no se agota en la simple agregación de las características económicas y productivas de cada país integrante de un bloque, sino que debe pretender siempre avanzar sobre determinados ejes de crecimiento, basados generalmente en una estrategia de incremento de la competitividad, cadenas de valor y complementariedad

Coordinador Nacional Argentino del Grupo de Integración Productiva (GIP) del MERCOSUR. El autor agradece la colaboración de Federico Pensado.

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regional, donde la incorporación de las PYMES juegan un rol central, al ser estas el actor económico capaz de dar densidad al entramado productivo. En general, esto implica la necesidad de aplicar políticas o regímenes especiales para el desarrollo de los sectores específicos. Estas herramientas que conviven con la economía de mercado son actualmente aceptadas incluso por las teorías económicas de cuño liberal, habida cuenta que el mercado per se no da cuenta eficiente de un desarrollo socioeconómico equilibrado. Al mismo tiempo, debemos tener en cuenta que en un mundo cada vez más globalizado, van adquiriendo cada día más importancia los procesos de desarrollo localizados y altamente territorializados. Con lo cual se quiere significar que si la base de la competencia internacional pasa hoy por la creación de conocimiento y su aplicación a los procesos productivos y a sus productos; el papel de las regiones y las ciudades se ha incrementado. Fortaleciéndose la necesidad de impulsar tanto esquemas de integración productiva subnacional como supranacional, en un marco de racionalidad pública para articular a los países al mercado internacional, mediante un desarrollo sostenible. En ese sentido celebramos la reciente creación del Grupo de Integración Productiva de Las Misiones, que reúne en un mismo ámbito a los sectores productivos de la provincia argentina de Misiones, el Departamento de Itapúa, en Paraguay, y al estado do Paraná de Brasil. De esta forma, si consideramos que la integración regional constituye una

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respuesta a las dinámicas de la globalización, la necesidad de una integración productiva acompañando ese proceso es indispensable, pues se inscribe dentro de un proceso de naturaleza esencialmente política y desde esa perspectiva, esta tendencia también puede ser concebida como un proceso de reapropiación y redefinición de la soberanía a escala regional en una soberanía compartida o mancomunada. América Latina, fue pionera en los procesos de integración regional en el periodo de expansión de posguerra, también ha sido un partícipe activo de la nueva oleada de acuerdos regionales y de regionalismo económico y político de la posguerra fría. Aunque con distintos enfoques y opciones nacionales, se ha asentado la idea de que el regionalismo constituye una estrategia adecuada para mejorar la inserción internacional de los países de la región; para incrementar la influencia en las organizaciones multilaterales o en las negociaciones comerciales, para promover una gestión más eficaz de las interdependencias regionales, y por todo ello, se ha configurado como un componente esencial de la agenda de desarrollo, particularmente apto para países de renta intermedia. Sembrado particularmente por una inestabilidad política permanente que ha imposibilitado la aplicación de políticas a largo plazo a nivel regional, Latinoamérica se ha visto durante el siglo XX con enormes dificultades para llevar adelante un proceso de integración en forma conjunta. Las experiencias de la Asociación Latinoamericana de Libre

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Comercio - ALALC, devenido, tras un estancamiento profundo de 20 años en la A so cia ció n La tin o a merica n a de Integración, actual ALADI, cuyo Acuerdo, firmado en 1980 prosigue hasta nuestros días como ámbito menor de negociación, dan testimonio de esta circunstancia. Tampoco podemos olvidar, que la agenda actual del continente americano, tomado como un todo, está aún signada por los resultados de la IV Cumbre de las Américas realizada en Mar del Plata en noviembre de 2005, donde no se logró el acuerdo general que querían los Estados Unidos, y los países del MERCOSUR, actuando por primera vez como bloque rechazaron la constitución de un Área de Libre Comercio - ALCA (una suerte de NAFTA ampliado) para todo el continente americano. Desde entonces, ya más en detalle, la nueva estrategia de los Estados Unidos, ha sido intentar lograr en forma bilateral Tratados de Libre Comercio - TLC. En esta línea, si bien con diferentes tipos de acuerdos, hoy se encuentran (además de México), Perú, Colombia y Chile. Ya en la V Cumbre ocurrida recientemente en Trinidad & Tobago, con la presencia de Obama, el eje central de la discusión ha pasado a la reincorporación de Cuba a la OEA. En este esquema, los países de Latinoamérica, y más estrictamente de América del Sur, tienen por delante una perspectiva muy favorable para los próximos años, en vistas que sus productos: energía, petróleo, gas, minerales, alimentos, agua dulce, biodiversidad, etc., son los mayores insumos de la demanda global. Por eso, la

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presencia de representaciones conjuntas en los organismos multilaterales, se ha hecho hábito en las rondas internacionales de negociación, expresando la voluntad de toda una región y que aspira a tener su rol como protagonista con carácter de polo, de un mundo multipolar, como esquema ideal de funcionamiento para las relaciones internacionales futuras. Con todo, las exigencias de la integración en materia de coordinación de políticas y de adopción de normas comunes se han visto obstaculizadas por el escaso desarrollo institucional que se observa en la mayor parte de los grupos sub-regionales, sumado a una constante resistencia a crear instituciones supranacionales y atribuir las competencias necesarias, manteniendo esquemas principalmente intergubernamentales, así como la debilidad del ordenamiento jurídico común. Y si bien, son estos los escenarios más comunes del área, debemos ciertamente destacar ahora la trayectoria particular del MERCOSUR, que a la fecha se presenta como el proceso regional más consolidado. Políticas de Integración Productiva en el MERCOSUR. Antes de entrar en el MERCOSUR, es oportuno citar también su antecedente inmediato: el Programa de Integración y Cooperación Económica - PICE (19861990), firmado entre Argentina y Brasil, ya que su impronta era de un marcado industrialismo, y apuntaba a lograr la complementación e integración industrial dentro de cada sector. La integración de los dos países estaba

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asociada entonces a la necesidad de formar una unidad económica activa y de recuperar el dinamismo político de ambos en el plano internacional (Hisrt, 1989), y superar la hipótesis de conflicto mutuo. El PICE disponía la creación de empresas bi-nacionales y de un Fondo de promoción de inversiones, cuyas medidas no llegaron a ser implementadas. Y con el tiempo, se vio que hubo ciertas deficiencias en el diseño del Programa. (por ejemplo, la de haber elegido a los Bienes de Capital para iniciar el proceso, sin haber desarrollado un proceso paralelo de convergencia de la estructura de los costos internos). Otras fallas resultarían de la falta de armonización de políticas sectoriales, mientras se aumentaba la cobertura del acuerdo, y de la ausencia de instrumentos y políticas que favorecieran la reconversión productiva, y de coordinación de políticas industriales y tecnológicas. Este tipo de medidas (cuya mención en esta síntesis sirve para ubicarnos en el espíritu del PICE) perdería el consenso entre los ecónomos a comienzos de los 90, que con la Caída del Muro de Berlín y un contexto de progresiva liberalización operaban ya como nuevo paradigma de la época. Este circunstancia, hizo que incluso voces de la heterodoxia económica plantearan que la función del Estado en términos económicos consistía, básicamente, en promover la liberalización comercial y dejar que la reestructuración del aparato productivo la realice el mercado (los argumentos liberales que acusaban al modelo económico de tener

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un sesgo anti-exportador, protección excesiva, desestímulo a la competencia etc. eran corrientes). Este último escenario era el que primaba al momento de creación del MERCOSUR. Y es en este clima cuando el MERCOSUR a d o p t a p a r a s í l a f ó r mu l a d e “regionalismo abierto”, elaborada por la CEPAL, en una suerte de equilibrio entre las tendencias comercialistas e industrialistas. El debate interno respecto al modelo adoptado queda patente en el Arancel Externo Común - AEC, donde los países han resignado una herramienta de política comercial respecto de la importación extra-zona, pero que no ha conseguido hasta la fecha tener vigencia plena; dando como resultado la llamada “Unión Aduanera Imperfecta”. A la vez, con el buen funcionamiento de esta Unión se debería configurar una estrategia industrial, y es precisamente en esa instancia cuando la Integración productiva pasa a ser tema obligado de la agenda del MERCOSUR. La experiencia del período 1995-1999, de neto sesgo comercial, tuvo fuertes controversias sectoriales: automotores, lácteos, calzados, siderurgia, azúcar. Sumado a la “guerra de incentivos”, incluso dentro de los propios países, tal como ocurrió con las fuertes disputas entre Estados brasileños. Como resultado de esta etapa, los países a fines de los 90 no habían recibido la “inyección de industrialismo”, que era lo esperado sobre todo por los países menores que habían hecho su acuerdo con Brasil, país que ostenta una larga tradición industrial, y se mantiene con densidades nº 3 - julio 2009


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una fuerte proyección hacia el futuro. Dicho esto, fuerza decir que la integración productiva se inscribe -dentro del proyecto político del MERCOSURcomo el esfuerzo por promover, en tamaño y desarrollo, las producciones conjuntas regionales. Queda claro entonces que este objetivo es una de las razones de ser de la propia existencia del MERCOSUR, uno de sus ejes medulares. Dentro del proceso MERCOSUR se declara como una de las metas para su constitución, “acelerar sus procesos de desarrollo económico con justicia social ”… “mediante la complementación de los diferentes sectores de la economía, con base en los principios de gradualidad, flexibilidad y equilibrio” (si bien en el período de adaptación, hasta fines de 1995, se optó luego por la vía automática). Y como uno de sus propósitos y principios, se establece que este Mercado Común implica a su vez: “la coordinación de políticas macroeconómicas y sectoriales entre los Estados Parte: de comercio exterior, agrícola, industrial a fin de asegurar condiciones adecuadas de competencia entre los Estados Parte”. Estos principios, que en medio de la tendencia comercialista de los años 90 habían quedado en un segundo plano, ocupan hoy uno de los debates centrales acerca del MERCOSUR en tanto opción estratégica en tanto modelo de integración y desarrollo regional. La experiencia de casi veinte años demuestra que a pesar de que el MERCOSUR acordó una integración económico-productiva para sus países con el propósito de disputar a mediano y largo plazo espacios de mercado a nivel global, y que efectivamente esa era la fórmula que se habían trazado para su

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desarrollo futuro los países miembros del MERCOSUR, la integración productiva no ha observado hasta la fecha ningún plan estratégico, salvo algún sector específico (como es el caso de la industria automotriz, con un régimen de comercio administrado hasta 2016), o de ciertos entendimientos que se han producido en forma espontánea en el sector privado. Semejante situación, tampoco ha contado con garantías regionales de estabilidad económica, lo que ha dificultado llegar a un acuerdo para coordinar las políticas macroeconómicas del MERCOSUR. C a b e a g r e g a r i n c l u s o, q u e l a configuración interna del entramado productivo es una circunstancia que en tiempos normales pasa un tanto desapercibida, pero salta a la vista, en cambio, ante cualquier crisis económica o situación de alta volatilidad de las condiciones macroeconómicas. (tal como ocurriera con el efecto Tequila; la crisis asiática, más aún cuando “hizo pié” en Rusia en 1998, con la devaluación del Real de 1999, la salida de la convertibilidad argentina de 2002; o la actual crisis financiera). Así en el período 1999-2002, Argentina sufrió un fuerte retroceso en su desarrollo productivo respecto a Brasil, lo que produjo un aumento de la brecha productiva (Chudnovsky Daniel, 2003). Así las cosas, las economías de mayor tamaño -principalmente Brasil-, han venido creciendo en demérito de las menores, que por diferencias de escala y de nivel de competitividad tampoco han podido desarrollarse en nichos de mercado, ni especializarse en cubrir demandas intra-industriales por vía de la complementación, o incorporadas a cadenas de valor, por dar algunos

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ejemplos del diagnóstico que tenemos por delante en este tema. Frente al reconocimiento de esta situación, el tema vuelve a instalarse en la agenda, sobre todo a partir de la Cumbre de Córdoba de 2006, donde tuvo lugar el “Encuentro por un MERCOSUR Productivo y Social”, que reunió a 514 dirigentes sociales de la región, cuyas recomendaciones fueron tomadas en el Comunicado Conjunto de los Presidentes donde se instruye “a los Ministros de las áreas vinculadas con la producción a definir las pautas que conformarán el Plan de Desarrollo e Integración productiva Regional”. Con lo cual vemos, que del actual consenso que por afinidad política existe entre los gobiernos de los países miembros, hubo desde entonces un enorme interés por traer nuevamente a la agenda central del MERCOSUR esta asignatura pendiente. En la misma línea, durante la presidencia pro-témpore argentina de 2008 se discutió y finalmente aprobó el Programa de Integración Productiva, que es hoy nuestra plataforma de trabajo, y el primer instrumento firme para discutir los alcances, el contenido y el rol que pueda jugar en adelante este tema clave, que hoy se ve resignificado por el acicate de la crisis financiera internacional. Mediante la Integración Productiva en el MERCOSUR, se pretende superar la disfuncionalidad actual del modelo respecto a su intención inicial, afín de log rar una aproximación más cohesionada de las estr ucturas productivas. Sin olvidar que este esfuerzo debe estar acompañado de un marco normativo unificado y conformada una verdadera unión aduanera. Pues debemos comprender que como consecuencia de

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la lucha de intereses en juego (y en este tema cada ítem es un espacio en disputa), no dar una transformación productiva al estado actual de cosas puede llegar a ser, como hemos visto, la peor de las opciones. Teniendo en cuenta que los beneficios arancelarios intra-zona y el Arancel Externo Común hacen del MERCOSUR un mercado ampliado, pero a la vez cautivo donde la competencia no está dada exactamente en términos de transparencia. Y donde las dificultades de sobrevivencia de las PYMES se haría cada vez más difícil sin la promoción y el sostén de su crecimiento a través de una política determinada para su desarrollo. El Rol de las PYMES Frente a una realidad en proceso de desarrollo y cohesión, la integración productiva es también el esfuerzo por abrir los beneficios que brinda la integración a los pequeños y medianos actores económicos: las PYMES. Lo que implica, a su vez, someter a un “pasaje” a las PYMES locales/nacionales hacia una participación en el comercio internacional. El ejercicio de esta experiencia produce una transformación competitiva de la PYME, obligándola a una mejora de su nivel de productividad y calidad, a la incorporación de tecnología, desarrollo de nuevas especificidades en los productos, etc. Y para este fin, la promoción de procesos de cooperación, asociatividad y complementación, resultan imprescindibles. Si en términos generales las PYMES representan alrededor del 45% del PBI de cada país, y son las generadoras del 75% de la mano de obra, es natural que un densidades nº 3 - julio 2009


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Programa de Integración Productiva busque “desconcentrar” el juego económico a fin de que todos los actores puedan participar de un proceso económico regional como el MERCOSUR. Qué, en tanto proyecto político impulsor de una perspectiva de desarrollo conjunta para sus países miembros, no puede, por lo tanto, dejar de acompañar implementando políticas y acciones en este sentido. Cabe adver tir además, que la Integración Productiva no se agota en pretender una consolidación del tejido productivo, sino que adquiere -y requieresi es que hay voluntad política de llegar a ese grado de profundización, contenidos estratégicos (presente también en las acciones microeconómicas), donde la discriminación de terceros mercados, la administración de comercio de algún sector, o planes o regímenes específicos de desarrollo en áreas consideradas prioritarias no son ajenas a esta visión y vendrían a entrar en juego; junto a la necesidad de determinar cuáles sean los instrumentos de política económica más idóneos que produzcan la aproximación de las estructuras productivas nacionales. La crisis actual hace imperiosa la reflexión de llevar el problema económico hasta su raíz política, y cuando esto ocurre el panorama se aclara inmediatamente, pues son opciones de política económica estratégica de lo que estamos hablando, modelos de país y de región, con lo cual no podemos decir que esto sea fácil, pues todo el “parque humano” está compuesto por relaciones de intereses y de fuerzas. Pero esa radiografía es necesario tenerla para que

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las acciones que se efectúen dentro de la concepción de Integración Productiva, no sean meros facilitadores de negocios que reproducen un modelo que en cierta medida ha contribuido a la crisis actual. Sino que ejerzan un poder altamente innovador, y creativo en el diseño de nuevas formas productivas, dentro de las cuales el rol de la ciencia, la tecnología, el diseño, y la alta capacitación de los recursos humanos son los elementos clave. La situación actual podría describirse como la de una necesaria refundación, o reconceptualización de la actividad productiva y de las estrategias empresariales, donde debe tenerse en cuenta que las condiciones en las cuales estas empresas fueron creadas y manejadas por sus dueños en el pasado, se han modificado sustancialmente; y porque las firmas necesitan reinsertarse en un nuevo escenario productivo, tecnológico, comercial y de negocios, que no sólo está mucho más internacionalizado sino que además comienza a estructurarse sobre la base de un esquema de mercado ampliado y con tratamiento especial. Además, si bien las PYMES fueron adaptándose a las coyunturas económicas y de mercado que confrontaban, las modificaciones del contexto m a c r o e c o n ó m i c o, r e g u l a t o r i o y tecnológico -incluido el proceso de integración MERCOSUR- las colocan hoy ante una situación de naturaleza distinta, que afecta a las raíces mismas de la empresa, sus objetivos, su modalidad de funcionamiento y toma de decisiones, sus ventajas competitivas y las capacidades y

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recursos requeridos, entre otras cosas. Los desafíos actuales de las PYMES no son de simple ajuste transitorio (del tipo requerido por una recesión comercial), sino de transformación e innovación, lo que define un nuevo punto de partida con las consecuencias futuras que de ello se derivan. Esta transfor mación significará modificar comportamientos históricos y pautas de funcionamiento muy arraigados en las empresas y poner en marcha un proceso deliberado de construcción de nuevas capacidades competitivas; donde las PYMES deberán basarse en los conocimientos y aprendizajes disponibles en la empresa y en el acceso a sistemas de soporte y apoyo técnico, y convalidarse en las nuevas condiciones y dinámica de la demanda y de los mercados en desarrollo. Entre la variedad de estrategias posibles, una de las más viables para enfrentar la competencia derivada de las aperturas económicas, es el esquema de asociatividad bajo el modelo de Distritos Industriales, o los más recientemente llamados “sistemas integrados”, los cuales constituyen un tipo de ámbito competitivo donde las interacciones entre las empresas PYMES posibilitan resultados altamente competitivos y sostenibles para el conjunto. Por consiguiente, en la aplicación asertiva de las políticas de desarrollo potencial promovidas en el plano de MERCOSUR, los estados deben contribuir en la generación de una visión compartida y un consenso social sobre la política económica dirigida al mercado mundial, a tal fin esta dirigida la iniciativa

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brasileña de formar un Foro regional de las pequeñas y medianas empresas del MERCOSUR. Otra cuestión imprescindible que complementa nuestro trabajo es indudablemente la posibilidad que tengan las PYMES de tener acceso al financiamiento para sus proyectos. Y en tal sentido ha sido aprobada la creación del Fondo PYMES, que ya tiene su Estatuto aprobado, y cuya reglamentación está en su fase de negociación final; y que operará en principio como un Fondo de Garantías de los proyectos productivos regionales. En la actualidad, la mayoría de los gobiernos son progresistas y tienen discursos integracionistas, pero a la vez mantienen viejas formas de nacionalismo, apelando a modelos de desarrollo convencionales de base extractivista, cayendo en competir en los mercados globales y en disputas fronterizas por el manejo de recursos naturales. Es evidente que el manejo de los excedentes y beneficios económicos de esa estrategia exportadora se manejan ahora de otra manera (especialmente bajo un mayor compromiso social), pero de todos modos se repite la vieja estrategia productiva, y con ello se consolidan mayores obstáculos para la integración, por lo que debe reconocerse que ya no es posible avanzar hacia vínculos alternativos sin una reforma sustancial en los estilos de desarrollo.

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lecturas La Insubordinación FUNDANTE Breve historia de la construcción del poder de las naciones

Marcelo Gullo prólogo de Helio Jaguaribe Editorial Biblos Buenos Aires, 2008 ISBN: 978-950-786-683-8 www.editorialbiblos.com info@editorialbiblos.com

Presentación realizada en Buenos Aires, el martes 18 de noviembre de 2008, en el Salón José Luis Cabezas de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación Argentina. Presentadora: Muy buenas noches. En el día de hoy Marcelo Gullo presenta su segundo libro, La insubordinación fundante. Breve historia de la construcción del poder de las naciones. Con este libro el autor alcanza la

plena y brillante realización de su propósito de estudiar histórica y analíticamente, desde la periferia, las relaciones internacionales. El concepto de periferia para Gullo adquiere un doble significado: se trata por un lado, de la perspectiva y por otro, de un contenido. Como perspectiva corresponde a la mirada del mundo por parte de un i n t e l e c t u a l s u d a m e r i c a n o, d e l MERCOSUR y más exactamente desde el ámbito argentino-brasileño. Le doy ahora

Marcelo Gullo (Rosario, 1963). Doctor en Ciencia Política (Universidad del Salvador, Argentina). Licenciado en Ciencia Política (Universidad Nacional de Rosario), Magíster en Estudios Internacionales (Escuela Diplomática de Madrid) y Master en Relaciones Internacionales (Institut Universitaire de Hautes Etudes Internationales de Ginebra). Analista de Política Internacional en Radio del Plata FM Rosario. Fue profesor asistente en el Instituto de Altos Estudios Internacionales de Ginebra. Ha publicado Argentina - Brasil, la gran oportunidad. Editorial Biblos (Buenos Aires, 2005). Contacto: marcelogullo2003@yahoo.com.ar

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La insubordinación fundante. Breve historia de la construcción del poder de las naciones, de Marcelo Gullo

la palabra al célebre pensador y ensayista uruguayo Alberto Methol Ferré. Alberto Methol Ferré: Para mi es un gusto enorme hacer la presentación de esta obra que es de una alta excelencia. Acepté con mucho orgullo porque es un libro que nos atañe mucho. Creo que el nudo que moviliza el pensamiento de esta obra está en sus últimas páginas. El libro, que empieza por una visión global, termina no en Argentina, no en Brasil, sino en América del Sur, que es el ámbito en que se plantea hoy el destino de América latina entera, el cual empieza necesariamente, no por la unidad argentino-brasileña, sino por la unidad de América del Sur, para la que me parece esencial que la Argentina extienda su mirada hacia el conjunto del mundo hispanohablante. Argentina y Brasil son protagonistas de la unidad de América del Sur. Todo el camino está hecho para comprender el marco en el que hoy es necesario el nacimiento de América del Sur para todos los sudamericanos, subrepticiamente para todos los latinoamericanos. Es la mejor obra que él ha hecho, me parece que es muy superior a su primer libro, Argentina-Brasil: la gran oportunidad, en cuanto a su elegancia, la construcción en pliegues sobrios en todo su conjunto, lo que implica haber alcanzado una madurez y un crecimiento. La insubordinación fundante es el título. Esta insubordinación fundante desemboca en la necesidad de que América del Sur recorra el camino de su unidad. No habla estrictamente de América del Sur, en realidad lo hace muy poco, por eso yo supongo que habrá un segundo tomo que densidades nº 3 - julio 2009

será sólo sobre América del Sur, mirando desde América del Sur a nuestro vecinos y contemporáneos. En este libro se analiza desde nuestra perspectiva: cómo se han inventado, cómo se han creado los centros de poder máximos a lo largo de la historia, cómo se han erigido los nuevos poderes de la sociedad industrial y recientemente de la sociedad tecnológica. El libro en cierto orden, con la diferenciación que hace de la sociedad industrial y la sociedad tecnológica, anuncia muy claramente antes de que la apreciemos, la índole de la crisis mundial del capitalismo contemporáneo. Resaltando los rasgos singulares de la sociedad tecnológica norteamericana que se diferencian de la sociedad industrial: un mayor refinamiento que hace que la sociedad industrial deje de prestar atención en las industrias tradicionales del propio país, y permita que éstas se instalen, en Japón, en China, etc. Lo que por otra parte, de alguna manera, lo mantiene profundamente endeudado. Y en función a esta tecnología mucho más alta y refinada, se genera una sociedad de alta tecnología más de servicio que de industrialización. Entonces, me parece que en esta obra, que estaba en la imprenta antes de que la crisis actual fuera evidente, Marcelo estaba señalando la originalidad de la contradicción de los Estados Unidos, que alcanzó una etapa de industrialización superior en función a su lucha con el Estado continental de la URSS, y que fue generando un refinamiento tecnológico gigantesco, que ha hecho que ellos se desinteresaran de la localización de las industrias en su propio país, permitiendo que otros países se industrialicen muchísimo más, a tal punto que ellos

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lecturas

mismos se han convertido en deudores de China y de Japón en una escala asombrosa. Esta sociedad hipertecnológica, entendida como una especie de refinamiento singularísimo del mundo industrial, implica el peligro de que los Estados Unidos, al abandonar las bases de la industria común y dejársela a otros países, se conviertan en una sociedad de servicios. De hecho, eso lo podemos apreciar en todo el proceso de desarrollo de la crisis hipotecaria actual en ese país. En este sentido, creo que ese es un acontecimiento posterior al pensamiento del libro, que le da una reconocimiento de lo bien articulado que está en su conjunto. A mi me impactó mucho el enfoque de Marcelo. Me parece uno de los libros más maduros y orgánicos que yo haya visto en el pensamiento argentino de la interpretación del mundo contemporáneo, de su lógicas básicas, y de sus posibles respuestas, las que considero están apenas enunciadas en la parte final de la obra donde se menciona el marco nuevo del UNASUR. El UNASUR, que es un marco común nuevo e insólito, representa en cierto sentido la primera oportunidad en que los Estados de América del Sur se han reunido realmente. Un símbolo de este cambio histórico insólito lo vimos con la crisis en Bolivia, cuando la Presidenta Bachelet, que presidía UNASUR, decidió legitimar especialmente este espacio convocándolo para la resolución del conflicto, en lugar de convocar a la OEA -el órgano máximo de la expresión de la hegemonía norteamericana sobre toda América Latina, surgido en el año 49 en medio del bogotazo desencadenado por el

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asesinato de Gaitán, un opositor al imperialismo norteamericano-. Y esto creo que fue una excelente expresión del poder que se va generando en América del Sur. Me pareció eso un acontecimiento fundante muy extraordinario. Hace muchos años que soy sudamericanista, no soy anti latinoamericanista en absoluto, soy un latinoamericano que ama la construcción de América Latina. Pero no se puede ser glotón -si se me permite la expresión- no se puede pretender juntar a todos en un solo acto si incluimos a la única frontera fundamental de los Estados Unidos que es la zona del Caribe, de México y de América Central, sería provocar enseguida la ira del más poderoso. Entonces yo pienso que no es un azar que los dos países del continente que tienen una distancia mayor de las fronteras de los Estados Unidos, vale decir el núcleo más sureño, el mas lejano, es el que puede iniciar la reconstrucción de América del Sur. No es que no quiera incluir a México. No, en absoluto, me encantaría hacerlo. Sin embargo, considero que esta es una multiplicación del riesgo. Esta idea no está directamente planteado por Marcelo, pero está como implícita en su libro al decir que la tarea fundamental es empezar por la unidad del sur. Creo que este es un libro ideal para el universitario contemporáneo que está saliendo de una época muy singular y original del mundo. El mundo que yo viví, el de la segunda mitad del siglo veinte, fue la lucha de dos gigantescos Estados continentales: Estados Unidos y la URSS a partir del año ‘45. Yo nací en ese mundo. Cuando Perón habló en el año ‘51 de hacer un nuevo ABC para fundar un Estado densidades nº 3 - julio 2009


La insubordinación fundante. Breve historia de la construcción del poder de las naciones, de Marcelo Gullo

continental, yo era un pibe, y sin embargo eso me armó la cabeza para siempre, aunque en forma muy insólita, porque eso del continentalismo era rarísimo. Yo era un pibe que había nacido a la vida política e histórica, entre el 44 y el 45 -a los 15, 16 años-, bajo el lanzamiento de los dos Estados continentales industriales mundiales de diferentes ideologías. Entonces para mi sorpresa la gente seguía pensando que los Estado-Nación podían perfectamente seguir solos. Y a mí esa idea me parecía escandalosa, me parecía que atacaba al sentido común. Pero nadie entendía el asunto de los Estados continentales, a pesar de que era evidente que los que estaban dominando al mundo eran dos gigantescos estados continentales que habían desplazado a los EstadoNación industriales de Europa. Les parecía rarísimo que Perón hablara de los Estados continentales, cuando todos los días el mundo entero dependía de los dos únicos estados continentales industriales: para mí eso fue siempre una cosa básica. Estados Unidos fue el primer Estado continental y cuando se convierte en el primer Estado continental industrial del mundo, convoca, no por casualidad, el primer Congreso Panamericano de 1889/90. James Blaine lo quería hacer en 1880, él había sido Secretario de Estado de James Garfield y quería hacerlo. La muerte del Presidente le cortó el asunto, Pero cuando volvió a ser Secretario de Estado, diez años después, finalmente termina convocando el Congreso. En esos diez años Estados Unidos superó por completo la producción industrial británica, llegando a ser el país más poderoso del mundo en la Primera Guerra Mundial, aunque todavía no quería asumir ese rol mundialista acostumbrado a su densidades nº 3 - julio 2009

aislacionismo anterior. Digo todo esto, porque forma parte del contexto y de la temática central de esta obra. Me reencontré en esta obra con List. Yo a List lo conocí por un gran señor que se llama Don Arturo Jauretche quien cuando se exiló a comienzos del año ‘56, fue al Uruguay y ahí nos hicimos íntimos. Yo era un pibe, pero lo que aprendí con don Arturo fue impresionante. Una de las primeras cosas que me dijo fue preguntarme si conocía a List. List fue el gran economista alemán que en 1825 es forzado a emigrar a Estados Unidos, y allí se vincularía al grupo económico de los partidarios de Hamilton -gran industrializador-, encuentro que haría de él el máximo teórico de la industrialización alemana. List habla además de cosas como la posible unidad de América del Sur; de la necesidad de que Alemania y Francia juntarán a Europa; de la emergencia de dos poderes nuevos en el horizonte gigantesco: Estados Unidos y Rusia. Y que además, al regresar a Alemania se convertiría en un impulsor de la unidad alemana y de la necesidad de la alianza franco-alemana para construir una Europa consistente. Yo convertiría la obra de Marcelo en texto obligatorio de todas las universidades de América Latina para derribar una enseñanza a-histórica de las teorías internacionales basada sólo en textos yanquis. Hace poco vi una conferencia en la Universidad con alumnos de relaciones internacionales y me encontré asombrado: de la historia de América Latina internacional no veían absolutamente nada, nada de nada. Sólo repetían como loros las cosas yanquis, porque son los

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inventores de las relaciones internacionales que ellos aprendían, pero no los procesos históricos del conjunto. Me parece que ésta es una obra de una lógica extraordinaria, que requiere, eso sí, que el último capítulo se convierta en el primer capitulo de un siguiente libro sobre América del Sur. Porque yo siento y se lo digo a él, que me parece que un rasgo de la Argentina contemporánea, y no es por hablar sólo de la Argentina, es por hablar del principal país hispanoparlante de América del Sur, el que nos ataña más a los hispanoparlantes porque sin ella no podemos ser, porque solos, ni Uruguay, ni Paraguay, ni Bolivia, ni Perú, pueden ser, sólo la alianza primigenia de San Martín y Bolívar nos puede dar una oportunidad. Afortunadamente la historia inventa cosas magnificas y nos hace regalos. Que Venezuela que es más del Caribe que de América del Sur, retome hoy el camino venezolano de inserción en América del Sur, ya trazado por Bolívar, con este amigo Chávez con todas sus cosas, las buenas y las malas, creo que el resultado es excelente. Y traza su camino, no andino como Bolívar, sino atlántico, Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay, Bolivia, y ¡se ocupa más de Bolivia que los argentinos! Los argentinos tienen una ausencia con sus fronteras que da escalofríos, porque nosotros los necesitamos, y mucho, sin Argentina nada. Yo soy autoconsciente de eso, sin Argentina nada, pero Argentina sin nosotros termina súbdito de Brasil. Claro que hay argentinos que quieren ser súbditos, ¿por qué? Porque esa es la vieja histórica ruta unitaria de una parte del mundo porteño que inventó a Pueyrredón y a Rivadavia, liquidando a Artigas y

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separando la Banda Oriental, acabando con Dorrego. Creo que Marcelo pone las condiciones para que podamos ver y aprender bien sobre como se crearon los centros hegemónicos, para conocer la lógica mundial en su profundidad máxima, así como también poder conocernos e identificarnos y alcanzar nuestra insubordinación. Creo que el libro se funda en eso. Este libro va a ser necesariamente muy importante en la historia intelectual y política, yo iba a decir de este país, pero vacilando me vino enseguida otra palabra: nuestro país. Bueno, yo puedo ser casi eterno, es como una venganza a años de mutismos. Encuentro que esta es una de las mejores obras de interpretación política escritas en la Argentina, que he tenido la oportunidad de leer, no tengo la menor duda sobre eso. La Argentina, y más la Argentina contemporánea tiene, lo repito, el peligro de querer hacer la alianza argentinobrasileña sin sus hermanos sudamericanos, hacerla sola. Eso se llama la continuación rivadarviana de la Argentina contemporánea para que se convierta en súbdita de Brasil. Yo amo a Brasil, pero no quiero que sea imperio sobre nosotros. Y si la Argentina es rivadarviana y cree que no tiene ningún rol ni con Uruguay, Paraguay, Bolivia, o Perú, si no piensa a toda la parte hispanoparlante en serio, nos va a regalar una tercera era rivardaviana, y termino acá (aplausos). Marcelo Gullo: Quiero agradecerles a todos su presencia, aquí hay amigos y hay maestros míos, la mayoría de los que están acá son amigos y maestros, y es difícil hablar para aquellos que son maestros de

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uno. Yo quiero contarles un poco lo que no está en el libro, el contexto del libro, para que se entienda mejor. Yo considero este libro y el anterior como borradores, que escribí para que motivara la discusión con los amigos, para poder sobre ese borrador, discutirlo, corregirlo y mejorarlo. Nunca los pensé como algo que estuviese cerrado, como algo dogmático, siempre los pensé como borradores para la discusión, y este último borrador tiene un contexto y tiene una historia de cómo surge. Surge a partir del desafío de dar una cátedra de relaciones internacionales en la universidad en Paraná, para la que tenía que elaborar un programa. La tentación primera era agarrar los programas ya existentes, que yo había dado en Argentina como auxiliar, antes de irme a Europa y antes de estar en Perú. Pero yo era otro, no podía dar lo mismo, era distinto porque en Madrid me encuentro con lo que Abelardo Ramos llamaba “la nación inconclusa”, me encuentro con la “Patria Grande”, es allí donde yo internalizo de forma absoluta y completa, eso mismo que había repetido y leído sobre la “Patria Grande”, viviendo, conviviendo, estudiando junto a compañeros y amigos de todos los países de América latina, entiendo que somos la misma nación: una patria inconclusa. Entonces cuando vuelvo y me encuentro con un debate exhaustivo en esa cátedra no era el mismo hombre, ya no podía plantear lo mismo, me había encontrado con algo que tampoco había yo visto antes en mis estudios sistemáticos, porque las lecturas que yo hacía fuera de mis cursos, eran distintas que las lecturas que se hacían en la Universidad. Los estudios sistemáticos nunca habían tenido una rigurosidad histórica, y en el Instituto la densidades nº 3 - julio 2009

rigurosidad histórica era absoluta, porque se había formado una conciencia, distinta de cómo se enseñan las relaciones internacionales en Estados Unidos. Estaba la impronta de Pierre Renouvin y de Hans Morgenthau. Entonces ante el desafío de hacer la cátedra, yo tengo un contexto histórico distinto, tengo un desafío distinto. Me pregunté, ¿qué es lo que está ausente? Se parte de un concepto erróneo de que la Argentina es una nación per se. No, la Argentina es en todo caso una parte de la gran nación latinoamericana, y considerarla como nación encerrada en sí mismo es un error. Como también es un error no enseñar la esencia de la política, que es el poder. Entonces me propuse centrar el curso y el programa en el poder, que es como una pirámide. Se puede discutir cuáles son sus escalones, recursos geográficos, materias primas, extensión del territorio, población y dentro de la p o b l a c i ó n , p o r s u p u e s t o, l a s características culturales, la moral nacional, el carácter nacional, es decir aquellos factores que no son tangibles. Porque cuando uno ve la pirámide del poder, lo primero que aparece son los factores tangibles, pero cuando uno se acerca, ve que hay factores intangibles, que suelen ser en circunstancias históricas más importantes que los factores tangibles. El concepto de poder es entonces fundamental. Los factores de poder son hoy los mismos de un siglo a otro, pero a su vez, el poder no es un poder que permanece intacto en la historia, sino que va cambiando. Me pregunté cómo surgió el poder de las naciones que hoy están en la cima del poder mundial. ¿Cómo surge el poder de una nación? Comencé a pensar en categorías, a analizar la historia, pensé en dos grandes poderes

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que hubo en el Mediterráneo: Venecia y Génova. Poderes que rápidamente a partir de fines del siglo XV empiezan a eclipsarse, ¿por qué?, Porque eran dos grandes poderes, en comparación de los desunidos reinos españoles, pero cuando los reinos españoles hacen su unidad, y cuando Francia logra su unidad y cuando Inglaterra hace su unidad, entonces el poder veneciano y el poder de Génova no eran nada ante el poder de la nueva España, el de la nueva Francia y el de la nueva Inglaterra. Entonces ahí, acuño un concepto que es el concepto de umbral de poder, ¿qué es? Es el poder mínimo necesario que una unidad política necesita para alcanzar el grado mínimo de autonomía. Ese umbral de poder no está solamente marcado por el poder que tiene uno, sino que se relaciona con el poder que tienen los otros. Entonces cuando España hace la unidad, cuando Francia hace la unidad, elevan el umbral de poder y al elevar el umbral de poder, la única alternativa que tenían Venecia y Génova era hacer la unidad italiana. Si no hacían la unidad italiana mas allá de sus divergencias, estaban condenados a ser estados subordinados de aquellos que habían elevado el umbral de poder, habiendo sido grandes potencias. Y aunque hay proyectos para la unidad, no logran ponerse de acuerdo, y eso le va a costar a Italia ser dominada por España y por Francia, y ser el lugar donde se va a diferir la lucha entre el poder de España y el poder francés. Al no haberse unido, no lograron alcanzar el nuevo umbral de poder, que marcaba la constitución y la aparición del Estado-Nación, que superaba al Estado ciudad veneciano y al Estado ciudad genovés.

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Entonces, siguiendo los tiempos de la historia, hay un nuevo salto del umbral del poder, cuando Gran Bretaña realiza su revolución industrial, convirtiéndose en un Estado-Nación industrial, y elevando de este modo el umbral de poder, el poder mínimo necesario para no caer en subordinación de otros Estados. España no logra industrializarse porque pagaba con el oro de América las manufacturas francesas y las manufacturas inglesas. Cuando Inglaterra eleva el umbral de poder, y de ahí el titulo “insubordinación fundante”, Inglaterra es el único Estado autoconsciente de que ha elevado el umbral de poder y comprende inmediatamente que tiene que elaborar una teoría política y económica para evitar que los otros alcancen ese umbral de poder que ella ha alcanzado. Y entonces, Inglaterra inventa la teoría de la división internacional del trabajo, vale decir señores, ustedes produzcan cacao, cueros, etc., porque es lo mejor que pueden hacer, y lógicamente, nosotros vamos a hacer las industrias porque ya las tenemos, es lo que marca la naturaleza. Era una elaboración intelectual importante de Inglaterra que abrirá al poder inglés más conquistas que todos sus cañones. Inglaterra es el gran poder autoconsciente de que debe crear una subordinación ideológica, otros poderes habían hecho una subordinación ideológica, pero Inglaterra es el primer poder que es consciente de que debe subordinar a los otros ideológicamente, porque si subordina a los otros ideológicamente los tendrá siempre bajo su subordinación. Inglaterra va a llevar a cabo en el mundo una política sistemática para subordinar ideológicamente a los

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otros Estados. Por eso la única forma de alcanzar el umbral de poder es la insubordinación fundante, es insubordinarse contra la subordinación ideológica, porque la insubordinación ideológica es el primer paso que nos permite la comprensión para lograr alcanzar el umbral de poder. El Estado que comprende esto perfectamente son los Estados Unidos. Los Estados Unidos realizan una insubordinación fundante, se insubordinan ideológicamente después de haber alcanzado la independencia. Obviamente, no sin una lucha interna feroz entre aquellos que plantean que a la independencia política debe seguir la independencia económica y aquellos que dicen no, está bien con la independencia política, vamos a venderle algodón a Inglaterra, e importar de Inglaterra todo lo que nosotros necesitamos. Esta discusión se plantea desde un comienzo en Estados Unidos, es una batalla constante, donde avanza una postura y retrocede la otra, donde avanza el librecambismo y retrocede el proteccionismo, y donde avanzan los proteccionistas y retroceden los librecambistas. Pero en 1848, cuando los Estados Unidos le arrebata a México lo que hoy es la mitad de los Estados Unidos, con el Tratado de Guadalupe Hidalgo, los Estados Unidos emergen como el primer Estado-continente de la historia. Las poderosas minas de oro de California hacen que los Estados Unidos, que son en ese momento un país, podemos decir, algodón-dependiente, como la Argentina es hoy soja-dependiente, tengan una cantidad de oro enorme. Entonces aquellos que están sumidos en una

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subordinación ideológica no ven la necesidad del proteccionismo económico, ¿para qué? Si con el algodón y con el oro los Estados Unidos pueden comprar todos los productos industriales que necesitan. Los esclavistas están a punto de ganar la batalla dentro de los Estados Unidos, y de hecho, ideológicamente la ganan, porque todas las medidas proteccionistas empiezan a ser desarmadas, hay una gran derrota del norte industrial en términos ideológicos. Los intereses esclavistas ganan la batalla ideológica en los Estados Unidos, es una realidad. Y es ideológica porque no sólo hay intereses, no sólo hay gente que defiende la situación por interés personal, sino que hay gente que cree que eso está b i e n , p o rq u e e s t á s u b o r d i n a d a ideológicamente, porque además es lo que se enseña en las universidades. Entonces, es el momento en que el norte decide patear el tablero, como ha perdido la batalla ideológica, decide ganar la batalla por otros medios, y ese es el origen profundo de la Guerra Civil. Luego de ella, el norte va a desar mar la subordinación ideológica en las universidades, y va a empezar a enseñar otra cosa totalmente distinta a la que se había enseñado hasta ese momento. Cuando el norte triunfa en la Guerra Civil, se convierte Estados Unidos en el primer Estado-Nación continental pero a su vez en el primer Estado-Nación continental industrial, y entonces vuelve a elevar, como lo había hecho antes Inglaterra, el umbral de poder necesario para alcanzar el grado mínimo de autonomía. Por eso centro la atención en los Estados Unidos, en uno de los primeros capítulos teóricos, para mostrar a los alumnos,

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como se había ido elevando el umbral de poder, y que aquello que yo había traído de España, que era un sentimiento, porque la patria es un sentimiento, no sólo era un sentimiento, sino que era una necesidad. Si la patria era un sentimiento, si la unidad era un mandato que venía del fondo de la historia, la unidad también era una necesidad inevitable para la Argentina, porque la Argentina sola no podía llegar al umbral de poder necesario para tener el mínimo grado de autonomía. La construcción de la Patria Grande era una necesidad objetiva, no era un elemento de romanticismo, que no está mal que lo fuera, porque las naciones también son amores. Las naciones son construcciones solidarias, pero no era tan solo eso, no era sólo el sueño de un romántico, era una necesidad objetiva del mundo actual. Entonces me plantee una segunda bolilla del programa, como se decía antes, porque iba escribiendo a medida que iba dando clases y dije, hay que mostrar que se puede salir de la desunión a la unidad y el mejor ejemplo era la insubordinación alemana, que eran treinta y tres Alemanias distintas, con cancillerías distintas, con ejércitos distintos. Pero no solo eran treinta y tres Estados distintos, que surgen después de la derrota de Napoleón, sino que además Alemania no existía en el q u e r e r, p o rq u e l o s b á va r o s s e consideraban bávaros, no se consideraban alemanes, y la conciencia nacional alemana se construyó y fue el esfuerzo de una insubordinación fundante de un pequeño grupo de alemanes que deciden insubordinarse contra la subordinación ideológica que Inglaterra había hecho de Alemania. Porque Alemania después de la derrota de Napoleón, era treinta y tres

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Estados que exportaban a Inglaterra, madera, trigo, y vacas, y que importaban de Inglaterra, productos textiles. Era el principal mercado textil de Inglaterra y fue el botín que le dieron a Inglaterra por su triunfo en la batalla de Waterloo, era el principal mercado europeo para los productos ingleses. Alemania no producía nada, entre otras cosas porque en las universidades se enseñaba que había una división internacional del trabajo, que estaba bien que Alemania exportara trigo, madera, cueros a Inglaterra y que importara los productos industriales. En el imaginario colectivo del estudiantado argentino se cree que Alemania siempre tuvo una gran conciencia nacional. Es demostrable que esa conciencia nacional en Alemania no existía. Se cree que Alemania tenía una clase dirigente extraordinaria, y uno puede observar que la clase dirigente alemana, de los 33 Estados en que estaba dividida, era absolutamente corrupta. La desunida América del sur, tiene un ejemplo extraordinario en la desunida Alemania. Después de haber mostrado como los Estados Unidos, hoy el principal poder mundial subordinante, a pesar de la crisis, había sido un Estado subordinado. Y había sido un Estado que en términos actuales podríamos llamar subdesarrollado y periférico, y como este Estado subordinado subdesarrollado y periférico se había transformado en el principal Estado subordinante. Y haber mostrar como treinta y tres desunidos y subordinados Estados alemanes habían logrado construir una nación, sin tener ni siquiera una mínima unidad lingüística. Pensé que había que mostrar también el caso de Japón. Porque se ha dicho, bueno densidades nº 3 - julio 2009


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que sí, que Alemania pudo, que Estados Unidos también, ¡Pero nosotros somos tan pobres que estamos condenados! Es lo que se decía en la época de Menem, ¿para que nos vamos a juntar entre los pobres? Hay un ejemplo de un Estado que fue un Estado subordinado absolutamente, no subdesarrollado, sino miserable, que logro el desarrollo económico y logro dejar de ser un Estado subordinado y convertirse en un Estado subordinante, que fue Japón. Entonces me quedó claro con Japón que había otra categoría fundamental, que era la categoría de impulso estatal. ¿Qué es eso? El impulso a todos los factores de poder, no solamente a los económicos, a los tangibles y a los intangibles, que se hace desde el Estado para poder construir poder nacional. Porque no hay poder nacional sin carácter nacional y sin moral nacional y sin cultura nacional, no es un planteo economicista. Cuando uno estudia el momento en que Japón se ve obligado a abrirse con la llegada de tropas norteamericanas, uno se lleva una gran sorpresa, porque la misma discusión que se va a plantear en Estados Unidos, y que se va a plantear en Argentina, se plantea en Japón. Hay también en Japón un Sarmiento, que dice el origen de todos nuestros males es la raza, hay que eliminar esta raza maldita que somos nosotros e importar urgente europeos, cambiar la raza, todo lo nuestro es malo, y todo lo de fuera es excelente. Y otros dicen, si puede ser que algunas cosas sean malas, y puede ser que algunas cosas de afuera sean excelentes, pero ese no es el problema de fondo, el problema de fondo es que esos países han hecho una revolución industrial, y nosotros tenemos que hacer

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nuestra revolución industrial. ¿Cómo la hace Japón siendo un país miserable? Con el impulso del Estado. Nacionaliza sus minas de cobre, que eran su mayor recurso natural y con lo recaudado del cobre va a crear industrias del Estado, y va a poner al frente de ellas a aquellos que han acompañado el proceso de la Revolución Meiji. Luego va a haber un proceso en el que las fábricas pasarán a manos privadas, formándose lo que nosotros en términos actuales decimos una burguesía nacional. Una burguesía nacional que estaba perfectamente complementada con el Estado, porque era el Estado el que la había creado, y era uno de sus principales compradores. Nada queda de esto al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Entonces Estados Unidos va a decirle a Japón, como también le va a decir a la Alemania derrotada: el destino de ustedes es el destino de ser de nuevo países agrícolas. Ese es el Plan Morgenthau que elabora Estados Unidos para Alemania y el plan de desindustrialización que MacArthur elabora para Japón, donde establece que Japón no puede tener un grado industrial mayor que el que tienen sus vecinos asiáticos, es decir nulo, porque la única potencia industrial que había en Asia era Japón. Para suerte de Japón y para suerte de Alemania, estalla la Guerra Fría y entonces vuelve a surgir el impulso estatal, porque Estados Unidos después de la Guerra de Corea, necesita que Japón se industrialice nuevamente y entonces el Japón se va a reindustrializar. Y entonces aquellos mismos que habían predicado la desindustrialización de Japón son los autores de su industrialización moderna, a partir siempre del impulso estatal. Impulso estatal completamente no tenido

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en cuenta en las universidades argentinas cuando se habla de cómo se construye el poder de la nación, es decir el poder de nuestra propia nación, como tampoco se tiene en cuenta en la universidad lo que es un umbral de poder. Por supuesto todos estos ejemplos eran discutidos. Se cuestionaba inmediatamente la posibilidad de que sirvan de comparación a nuestra situación regional. Se planteaba que sólo eran ejemplos del pasado, que nos daba la historia pero que no podían tener proyección real actual. Entonces pensé en el ejemplo de China, un Estado que había postrado absolutamente, no sólo económica y materialmente, sino moralmente. China era un país que había sido adormecido por el opio, es decir por los ingleses, que le habían hecho la guerra para que la droga sea de consumo legal, y China era un país absolutamente desmoralizado, un país absolutamente corrupto en todos los sentidos. Entonces si estudiamos China, vamos a ver como hay un país que sale de la postración moral absoluta y de la destrucción de su cultura nacional y de su conciencia nacional. Hay que estudiar el proceso de Sun Yat-Sen, que es el primero que se va a insubordinar ideológicamente en China, que va a entender que China debe industrializarse y que hay que formar un frente nacional, un partido nacional y popular para expulsar de China a los poderes extranjeros que le habían obligado a firmar injustos tratados, que nos han amputado, decía Sun Yat-sen, jirones de nuestro territorio y que no han permitido la industrialización de China. Para terminar, estudié el caso de China, porque del maestro Methol, yo había aprendido que había que partir del

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presente hacia el pasado, para volver al presente para indagar el futuro, porque si yo me quedaba solamente en el pasado y en el presente y no indagaba el futuro, no estaba entendiendo nada. Nuestro futuro es el futuro de alcanzar el umbral de poder mínimo necesario para poder crear autonomía. Ese umbral de poder no puede ser alcanzado por Argentina, sino a partir de la integración sudamericana o latinoamericana. No podemos hacerlo solos, solos no podemos, y ese era el titulo original de mi primer libro “Solos no podemos”, pero la editorial me dijo cambiemos el título del libro porque parece de autoayuda. El último punto del programa es pensar desde la periferia para salir de la periferia, para concluir nuestro propio Estado continente industrial tecnológico. Hoy asistimos a la crisis interna del máximo poder internacional, en donde en cierta forma hay una insubordinación interna en los Estados Unidos, una nueva insubordinación fundante en los Estados Unidos. Ellos se insubordinaron varias veces históricamente, se insubordinaron políticamente contra los ingleses cuando hacen la guerra de la independencia, se insubordinaron cuando no aceptaron la división internacional del trabajo, y quisieron construir un país industrial y quizás, estén en un proceso de insubordinarse ahora, después de treinta años de absoluto reino del liberalismo a partir de la victoria de Reagan. Entonces, que esto sirva para pensar. Hay algo que el libro está constantemente diciendo: No hay que fijarse en lo que dicen que tenemos que hacer, sino lo que ellos han hecho en el transcurso de la historia. No la discusión ideológica densidades nº 3 - julio 2009


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que es lo que se estudia en las facultades, sino lo que ellos han hecho en el transcurso de la historia, porque aquel que es el máximo opresor es también nuestro máximo ejemplo de liberación, en algunos aspectos por lo menos, si es que sabemos mirarlo con inteligencia. Ese es el contexto histórico en el cual yo pensé el libro, de una persona que vuelve a su patria, pero que vuelve absolutamente cambiado y distinto, y que trataba de enseñar a sus alumnos que eso que el traía como un amor profundo de la construcción de la nación inconclusa, no era tan solo un sueño romántico, sino que era una necesidad actual del presente, pero que era preciso elaborar categorías científicas y precisas, porque la discusión había que darla también desde el punto de vista científico. Bueno ya no los aburro más, esto es un poco para que se comprendiese lo que yo quise hacer en el libro y por eso se llama La insubordinación fundante, es decir, es la hora en que Argentina debe insubordinarse, debe insubordinarse contra la ideología dominante, debe insubordinarse contra la historia oficial, y debe reemprender el camino sanmartiniano. La Argentina debe desde esta insubordinación fundante, trabajar para la Unidad de los hispanoparlantes, comprender a Bolivia, al Paraguay, al Perú, sentarse con los hispanoparlantes para que nos podamos sentar con Brasil para charlar de igual a igual, y entonces habrá una integración igualitaria con el Brasil, afirmando la alianza con Brasil a partir de la unidad de los hispanoparlantes, para que no sea una hegemonía, sino que sea una verdadera integración.

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Por eso yo lo digo en el libro y es un mensaje a los hermanos brasileros, sólo cuando Prusia se fundió en el conjunto, dejó de ser la sirvienta inglesa en la Europa central, para ser el corazón de una gran potencia. Creo que nosotros nos encontramos en circunstancias históricas muy parecidas. Para que eso sea posible Argentina debe tener un rol protagónico, que por intereses, por estar subordinados todavía a la antigua historia rivadaviana, aquel que negara los caminos sanmartinianos, no lo pensamos y también para ver una evidencia. Una evidencia fundamental que yo comprendí, que a pesar de haberlo estudiado siempre, y haberlo escuchado siempre, comprendí e internalicé perfectamente el camino sanmartiniano mirando a la América del Sur, desde lejos. Les agradezco a todos los que están acá presentes, a tantos amigos, para mi que ustedes estén acá es una alegría enorme. Gracias.

Nota La presentación fue desgrabada, resumida y editada por densidades, sin la supervisión o corrección de los expositores.

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culturas Por la Historiografía del Paraguay Editorial Tiempo de Historia Martín Romano García Paraguay, muchas veces llamado “la China de América” en alusión al aislacionismo que lo ha caracterizado en diferentes épocas, ha visto también marcada su historiografía por este hecho. En una población apasionada por la historia en general y caracterizada por una endogamia de siglos, todas las familias producen un genealogista cada par de generaciones y la mayoría puede remontarse a la fundación de Asunción. Los descendientes conocidos del Gobernador Domingo Martínez de Irala se cuentan por decenas de miles, y para cualquiera de los muchos genealogistas modernos bastan apenas unos minutos de diálogo con alguien, para establecer los vínculos del interesado con una de sus ramas. Todas las familias tienen sus archivos familiares y en los últimos días se ha desatado una dura polémica ante la posibilidad de que una ley de Patrimonio dé plazo para su declaración exhaustiva, so pena de secuestro si a los tres años no se cumpliera.

En el Paraguay la historia se respira. Deja la impresión que las cosas hubieran sucedido ayer. Caminar con un paraguayo por el centro de Asunción puede ser una experiencia apasionante para el aficionado a la historia. Muchas columnas de hierro del alumbrado público tienen orificios de la revolución de tal o cual año. De tal zaguán salieron Nicanor Godoy y sus asociados para asesinar al Presidente Gill en 1877. Basta que el forastero muestre un poco de sincero interés, para que los locales, amables, lo agasajen con abundante información. Los foros en la web más populares generan todo el tiempo tópicos de historia y estos rápidamente agrupan hasta 400 o 500 adherentes en discusiones que duran meses o años en el aire. Quizá por ello, es de esperar que tampoco las heridas o enemistades cierren con facilidad. La defenestración de Alvar Núñez Cabeza de Vaca por parte de Irala y sus partidarios tiene todavía hoy partidarios y denostadores.

Director de la Editorial Tiempo de Historia. Sitio web: http://www.tiempodehistoria.org Contacto: info@tiempodehistoria.org

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Por la Historiografía del Paraguay. Editorial Tiempo de Historia

La revolución comunera, que enfrento a los locales con los jesuitas, es también motivo de acerbas discusiones. De Carlos Antonio López poco se dice -es una figura paternal, generalmente aceptada- pero hay ríos de tinta (y de sangre) derramados alrededor de su hijo Francisco Solano. Con mayores o menores argumentos, todo paraguayo tiene una posición tomada y defendida sobre cada hecho de la historia local. ¿Significa esto que el Paraguay, tan cerrado y misterioso, tan orgulloso de su rica historia, tiene una producción historiográfica abundante y profunda? Extrañamente, no. O quizás abundante, pero no profunda ni actualizada. La moderna clausura del país por parte de las diferentes dictaduras ha sido a lo largo del siglo XX un cerrojo intelectual que ha mantenido la historiografía local dentro de discusiones bizantinas. El positivismo de su “generación del 900” permitió una amplia discusión lopiztaantilopizta, polémica abanderada por Cecilio Báez y Juan E. O'Leary, que empujado por los vientos militaristas mundiales y sus reflejos locales, vio apoyada su reivindicación del Mcal. López. Sin embargo, cuando en el resto del mundo se daba una evolución que llevó a las escuelas europeas a cambios historiográficos profundos, casi nada de ello se reflejó en la producción local. Dicha polémica -sublimada a lo largo del siglo en militarismo-antimilitarismo y otras antinomias- marcó la vida intelectual del país durante ese siglo. Diversas dictaduras posteriores (Franco, Morínigo, Stroessner) adaptaron convenientemente la historia al mito y se 74

llegó a 1989 con una enorme cantidad de elegías y adjetivos pero poca producción con parámetros académicos modernos. Las obras de calidad que se salieron de esa generalidad, publicadas desde los últimos lustros de la dictadura, fueron muchas veces perseguidas y atacadas junto con sus autores de diversas formas, y muchas veces gozaron de más predicamento en el exterior que en el país. Esta herencia ha marcado los últimos 20 años, ya en democracia formal. En las universidades, muchos profesores niegan a sus alumnos la posibilidad de hacer tesis con temas de microhistoria o demasiado cercanas en el tiempo (como la dictadura de Stroessner). Dada la riqueza de su historia, Paraguay ha motivado el interés de muchos investigadores europeos y americanos de primer nivel, cuyas obras apenas ahora se están comenzando a traducir y publicar. Pero en general, se lee poco a los autores extranjeros, ya que tienen una perspectiva demasiado diferente, demasiado ajena al mito. Académicamente, se comienza a ver cambios con la llegada de investigadores jóvenes. Sin embargo, que la democracia se traduzca en producción moderna, y que los nuevos investigadores superen el peso de un siglo XX que casi no pasó de 1904, es un proceso que exigirá un enorme esfuerzo. La figura del Supremo Dictador José Gaspar Rodríguez de Francia, que cerró el Paraguay como quien baja una persiana, con la excusa de salvaguardar al país de las reyertas de las recién independizadas Provincias del Sur, motiva aún discusiones sobre la densidades nº 3 - julio 2009


Martín Romano García

conveniencia o no de esa actitud -que de hecho aún tiene partidarios de su repetición-. La publicación por vez primera, en tres volúmenes, de los más de dos mil documentos emitidos por el Dictador obrantes en el Archivo Nacional de Asunción, en una obra que no tiene antecedentes locales por su extensión y profundidad, ha provocado las reacciones más diversas. La obra comprende tres volúmenes de 600 páginas cada uno, y fue comentada por un equipo de investigadores y académicos, además de otro equipo de corrección y edición, que durante más de dos años cotejó la trascripción de 1920 con los documentos originales. Contiene un Glosario de los arcaísmos utilizados, índice onomástico y geográfico y un sumario de todos los documentos. Es una obra tan indiscutible como fuera de lo común en el ambiente. De hecho, la producción de Tiempo de Historia, una nueva editorial dedicada a la publicación y digitalización de fondos documentales y edición de obras con un enfoque no sesgado, ha constituido toda una novedad en el ámbito local, incluyendo el cuidado de las ediciones. No casualmente, su reedición de la polémica mencionada se agotó a los pocos meses de su lanzamiento. Esta fué la primera en publicar ambas versiones, ya que incluía tanto los escritos del defenestrado Báez como los de O'Leary. La editorial tiene también prevista para este año una continuación del libro de Francisco Doratioto: Maldita Guerra abarcando ahora las relaciones ParaguayBrasil en el periodo 1889-1936. La obra mencionada -quizá la más exhaustiva y densidades nº 3 - julio 2009

profunda sobre la Guerra de 1865-1870ha sido casi ignorada por la historiografía oficial paraguaya, que no obstante no ha producido en respuesta nada de un nivel similar. También está en preparación la documentación completa, comentada, de la Colección Estanislao Zeballos -en cuanto a los testimonios personales de los actores de la Guerra- siguiendo la modalidad de publicación in-extenso de los fondos. Su estudio crítico estará a cargo de Liliana Brezzo, investigadora del CONICET especializada en Paraguay, que también realizó el estudio crítico para la “Polémica”. Este tipo de colaboración horizontal entre investigadores de diversos países (en forma de obras y comentarios) y con una Editorial comprometida en el mismo trabajo histórico, no ha sido común en un ambiente cerrado como el local y promete ir integrando de a poco la producción paraguaya con la regional al tiempo que promueve la realización de trabajos locales con parámetros modernos de investigación. Muchas obras han sido rechazadas localmente por la Editorial por no ajustarse a los mismos, repitiendo el estilo panegírico o denostador del pasado. Confiamos en que el emprendimiento se mantenga y pueda ayudar a una nueva generación de investigadores, motive la producción de obras en campos como la historia de las mentalidades y microhistoria, que no se han desarrollado, y aliente publicaciones de nivel regional.

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debates Buscando la ciudadanía cultural I Encuentro de Coaliciones del MERCOSUR *

Alejandra Díaz Lanz y Andrea Machaín Entre los días 20 y 22 de mayo de 2009, Paraguay fue sede del I Encuentro de Coaliciones del MERCOSUR, un espacio de diálogo regional organizado por la Secretaría Nacional de Cultura y la Coalición Paraguaya para la Diversidad Cultural, en preparación para el Congreso Mundial de la Federación Internacional de Diversidad Cultural que se realizará este año en Brasil. Durante estas jornadas, representantes de diez países hablaron sobre el alcance y aplicación de la Convención UNESCO sobre la protección y promoción de la diversidad de las expresiones culturales que ya ha sido ratificada por 98 países miembros y la Unión Europea. También elaboraron propuestas para aplicar la convención sobre diversidad de la UNESCO y surgieron acciones que las Coaliciones de cada país -conjuntamente con las organizaciones profesionales de la cultura y las instituciones del Estado-

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pueden emprender para poner en marcha concretamente los preceptos de la Convención a través de una política cultural estatal. “Es preciso crear una ciudadanía cultural” señaló el Ministro de Cultura de Paraguay, Ticio Escobar, al definir uno de los objetivos del foro: “La diversidad cultural es tan necesaria como la diversidad biológica” agregó otro de los disertantes, Fredèric Vacheron, especialista en Cultura de la Oficina Regional de la Unesco en Montevideo, quien se refirió “al derecho de escoger quienes somos” lo que va más allá de las manifestaciones culturales convencionales e incluye expresiones como la cultura o las tradiciones religiosas de un grupo o país. Es así que las Coaliciones buscan dinamizar la producción cultural local e impulsarla con legislación específica, como por ejemplo, la creación de un sello de calidad artesanal, garantizar el acceso a las nuevas tecnologías así como el acceso y

*Representante de la Coalición Paraguaya para la Diversidad Cultural (CPDC). **Corresponsalía Paraguay. Coalición Paraguaya para la Diversidad Cultural: www.diversidadculturalparaguay.org coalicionpy@gmail.com

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Buscando la ciudadanía cultural

representación en los medios de comunicación como la radio, la televisión y el cine. Los escenarios sociales para la creación y los derechos culturales también fueron temas abordados por los delegados a este I Encuentro. “En Bolivia, las transformaciones políticas han tenido un fuerte impacto en la cultura” dijo el representante boliviano, el ex diputado Alem Rojo, “Ya no hablamos de una cultura sino de las culturas, en plural. Tampoco podemos separar la cultura indígena de la popular y la urbana. Es un concepto que no se puede aplicar en Bolivia donde la mayoría de la población indígena es urbana. Estamos ante una identidad cambiante y múltiple que va adoptando cosas nuevas y desechando otras”. Bernardo Jaramillo, de Colombia, Geraldo Moraes, delegado del Brasil y el cineasta argentino Octavio Gettino se refirieron a las industrias culturales, su impacto en la economía y el desarrollo. La defensa del patrimonio fue abordada por el museólogo peruano Luis Repetto Málaga quien se refirió a la experiencia del Perú en la protección de su patrimonio cultural y su “Lista Roja de Antigüedades en Peligro” elaborada para prevenir la exportación ilegal de bienes culturales del Perú y contribuir a la protección del su patrimonio cultural, así como el Registro Nacional de Bienes Patrimoniales voluntario. La clave para el éxito de estos programas, según Repetto, ha sido la participación ciudadana y la capacitación de los funcionarios. El foro sobre diversidad culminó con mesas sectoriales que elaboraron propuestas para un plan nacional de acción para la aplicación local de la Convención. 78

Propuestas por Área de Gestión: Producción y Danza - Trabajar en la formación de gestores culturales - Debatir sobre la misión de instituciones públicas y su apoyo a las producciones. - Una actualización del Directorio Cultural con las instituciones, agrupaciones e individuos que trabajan en el arte, educación, y áreas relacionadas. - Difundir un listado de instituciones y organismos que dispongan de recursos para la cultura. Lo indígena - Ampliar la participación indígena en las instituciones públicas, incluyendo la representatividad de cada etnia en la Secretaría Nacional de Cultura. - Generar becas gubernamentales dirigidas a indígenas. - Crear un fondo de pensión para indígenas de la tercera edad que no estén en condiciones de sostenerse. - Mejorar las condiciones de inclusión social para que los indígenas no se vean apartados en el sistema educativo y reforzar los programas educativos entre los indígenas. - Fomentar el respeto a la igualdad de derechos. - Fomentar la difusión de las lenguas y el conocimiento indígena. - Ayudar a proteger el medio ambiente en las comunidades indígenas ayudando a evitar la tala irracional del bosque. Es una forma de proteger el derecho a la vida porque sin bosques no hay comida, remedios y tampoco la base de la materia prima para los trabajos artesanales. - Lograr que los indígenas tengan voz propia, que las ONG, no sean más voces del indígena, densidades nº 3 - julio 2009


I Encuentro de Coaliciones Culturales del MERCOSUR

que el indígena sea el mismo, el protagonista de su camino, porque las ONG, no solucionan nada, no ayudan realmente, no hacen llegar los beneficios. - Proteger y fomentar la artesanía indígena a fin de asegurar que los fabricantes indígenas aseguren sus ganancias y dispongan de un centro de exposición y venta sin intermediarios. - Que las invitaciones internacionales lleguen directamente a los productores y en especial a las organizaciones ya formadas, compuestas solamente por indígenas y que se nos acompañe o que haya financiamiento para elaborar libros sobre nuestra cultura y sobre todos los diseños de cada etnia.

Audiovisual - Fomentar una cadena de cineclubes con el apoyo de la Coalición Brasileña. - Establecer contacto con la Asociación de documentalistas del Brasil. - Mantener comunicación entre los trabajadores audiovisuales de Paraguay. - Promocionar la Cultura de nuestro pueblo a través del Audiovisual. - Fomentar la producción de documentales sobre los acontecimientos políticos y sociales.

Bellas Artes - Que la próxima vez que se realice un Encuentro de Coaliciones del Mercosur, se integre en el programa del mismo a las Bellas Artes como disciplina artística: Pintura, escultura, instalaciones, historia del arte.

Declaración de Asunción Texto del documento final del I Encuentro de Coaliciones Culturales del Mercosur Las Coaliciones para la Diversidad Cultural participantes del I Encuentro de Coaliciones del MERCOSUR, realizado en la Ciudad de Asunción, República del Paraguay, los días 20, 21 y 22 de mayo del 2009 acuerdan: - Instar a los gobiernos de la región a reconocer a las Coaliciones para la Diversidad Cultural como interlocutores válidos en las políticas culturales del MERCOSUR. - Proponer participación sistemática en el MERCOSUR Cultural con los gobiernos en cada país. - Velar por que en las negociaciones comerciales internacionales se preserve la soberanía de los países para desarrollar sus políticas de fomento a las actividades e industrias culturales. densidades nº 3 - julio 2009

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Buscando la ciudadanía cultural

- Articular con la oficina regional de UNESCO reuniones periódicas para hacer seguimiento a las actividades relacionadas con la Convención de UNESCO y con otros proyectos de interés conjunto en el ámbito subregional. -Apoyar la decisión de la Reunión Especializada de Cine y Audiovisuales del MERCOSUR (RECAM) para la creación de un centro de formación del audiovisual en Paraguay. -Promover la elaboración de un boletín periódico con información sobre evolución del trabajo de las Coaliciones y del sector cultural, para el que se acudirá a la Oficina Regional de UNESCO en busca de apoyo para su financiación. Este proyecto será asumido directamente por la Coalición de Paraguay. - Promover la celebración conjunta con UNESCO del Día Internacional de la Diversidad Cultural, el 21 de mayo de cada año. - Recopilar toda la legislación y demás normativas regionales sobre la promoción y apoyo a las industrias y actividades culturales, para que pueda ser consultada en el sitio web de la Federación Internacional de Coaliciones, FICDC. - La Coalición Uruguaya actuará como organismo de Enlace con la Oficina Regional de UNESCO. - Promover el apoyo del movimiento de coaliciones para la diversidad cultural a la defensa de la institucionalidad cultural paraguaya. - Expresar su beneplácito por los avances registrados en el Paraguay en el dictado de sus políticas culturales y el fortalecimiento de su expresión institucional, a partir de la aprobación de la Ley 3051 Nacional de Cultura, lo cual representa una contribución fundamental a la construcción de estructuras regionales en los Estados Partes y Asociados del MERCOSUR. - Expresar su preocupación por la amenaza de retroceso que generan iniciativas legislativas tendientes a limitar y subordinar el papel de la Secretaria Nacional de Cultura. Eliminando su rango ministerial y relegándola a un segundo nivel de importancia y significación en la estructura gubernamental. - Agradecer a la Secretaria Nacional de Cultura de Paraguay y a la Coalición Paraguaya para la Diversidad Cultural por la organización del I Encuentro de Coaliciones del MERCOSUR y a los organismos internacionales que cooperaron para su realización. Haciendo votos para que los actores de la cultura y la población en general sepan potenciar estas iniciativas para el desarrollo de la diversidad cultural en cuyas proyecciones las Coaliciones de la región ciframos nuestras expectativas. Asunción, Paraguay, a los veintidós días del mes de mayo del año dos mil nueve.

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I Encuentro de Coaliciones Culturales del MERCOSUR

Firman: Argentina: José Pérez Nella, Foro par la Defensa de las Industrias Culturales. Bolivia: Alfonso Alem Rojo, especialista movimiento sociales y derechos Indígenas Brasil: Geraldo Moraes, Ana Arruba, Coalición Brasilera para la Diversidad Cultural Chile: Mané Nett, Coalición Chilena para la Diversidad Cultural. Colombia: Bernardo Jaramillo, Coalición Colombiana para la Diversidad Cultural. Ecuador: Elizabeth Vasquez, Coalición Ecuatoriana para la Diversidad Cultural Paraguay: Alejandra Diaz, Coalición Paraguaya para la Diversidad Cultural Perú, Luis Repetto Málaga, Coalición Peruana para la Diversidad Cultural. Uruguay, Sergio Navatta, Claudia Pisani, Coalición Uruguaya para la Diversidad Cultural. Venezuela, Yisbel Perez Diaz, Coalición Venezolana para la Diversidad Cultural Rocío Ortega, Secretaria Nacional de Cultura de Paraguay. Jean-Luc Pilón, Federación Internacional de Coaliciones para la Diversidad Cultural.

La nota triste El viernes 22 de mayo se informó a los participantes que los diputados de partidos de oposición en Paraguay habían propuesto un proyecto para abolir 15 secretarías gubernamentales, entre ellas la Secretaría Nacional de Cultura. En apoyo a la Coalición paraguaya, las coaliciones presentes redactaron una carta dirigida a los miembros del Congreso invitando a los diputados y senadores a reever su posición. A pesar de ello, el proyecto fue sancionado por la Cámara de Diputados y aguarda ser tratado en la Cámara de Senadores en las próximas semanas.

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regiones Espacios de la integración: La macro región de ATACALAR ATACALAR es una espacio de integración regional entre unidades políticas subnacionales, cuya misión es ser un ámbito de coordinación y articulación política, institucional, comercial y económico social. Es uno de los trece Comités de Integración Fronteriza existentes a lo largo de la frontera argentino chilena, de más de cinco mil kilómetros de longitud, una de las más extensas del mundo. Originariamente fue conformado en 1996, por las provincias del noroeste argentino de Catamarca y La Rioja y por la chilena III Región de Atacama, a las que se sumaron algunos años después las provincias argentinas de Córdoba (2005), Santiago del Estero (2006) y Tucumán (2007). Precisamente en la ciudad capital de esta última, San Miguel de Tucumán, se celebró en los días 16 y 17 de abril del corriente, el XII Encuentro del Comité de Frontera ATACALAR. Estuvieron presentes los gobernadores José Alperovich de Tucumán, Luis Beder Herrera de La Rioja, Eduardo Brizuela del Moral de Catamarca, la Intendenta Regional del Gobierno de Atacama, Viviana Ireland Cortés, el vicegoberna82

dor Daniel Niccolai de Santiago del Estero, el embajador de Chile en Argentina, Luis Maira, y el embajador de Argentina en Chile, Gines González García, el cónsul general de Chile en Córdoba, Fernando Barrera Robinson y el Cónsul General de Argentina en Antofagasta, Gustavo Sosa. También participó la Secretaria de Integración Regional de Santa Fe, provincia que espera su pronta incorporación al Comité. El trabajo en el Comité se lleva a cabo a través de varias comisiones y subcomisiones que abarcan una variedad de temas comunes a los intereses de la macro región, principalmente referidos a temas de infraestructura, comercio, turismo, salud y cultura. El Comité está estructurado en las siguientes Comisiones y Subcomisiones: la Comisión de Facilitación Fronteriza, con sus Subcomisiones de Temas Aduaneros; Fito y Zoosanitaria; de Coordinación y Cooperación Policial; de Migraciones y de Cooperación y Coordinación Judicial; la Comisión de Industria, Comercio, Turismo y Deporte; la Comisión de Infraestructura, Transporte y Comunicaciones; la Subcomisión de Comercio y densidades nº 3 - julio 2009


Espacios de la integración: La macro región de ATACALAR

Producción; la Comisión de Educación y Cultura, la Comisión de Minería y Medio Ambiente y la Comisión de Salud. En el transcurso de la XII Reunión tuvo lugar el encuentro del Foro de Autoridades Políticas y la reunión del Consejo Consultivo Regional Aduanero En materia de infraestructura, la macro región tiene competencia sobre los pasos fronterizos de San Francisco (Catamarca-Atacama) y Pircas Negras (La Rioja-Atacama). El desarrollo de los pasos fronterizos con sus correspondientes corredores viales, es de vital importancia para la integración económica y comercial de la región. Estos proyectos son prioritarios para el mejoramiento de la infraestructura en comunicación cuyo objetivo es darle a la macro región un lugar privilegiado en el corredor que une los dos océanos, desde el Pacífico chileno al Atlántico brasileño. Para las provincias argentinas la macro región es un corredor natural para la salida al Asia-Pacífico de su producción exportable, a través de la gran potencialidad de los puertos de aguas profundas de la región de Atacama, de Huasco, Caldera y Barquitos, que tienen capacidad de recalada para buques post-Panamá. Asimismo, para Chile no sólo la región implica el acceso privilegiado a los mercados del norte y centro argentino, sino también consolidar un corredor que lleve sus productos al gigantesco mercado brasileño. Las autoridades chilenas informaron sobre la apertura a licitación para la pavimentación de los 108 km restantes que faltan desde el límite binacional a la intersección de las rutas CH 31 y C 173, densidades nº 3 - julio 2009

en el complejo fronterizo San Francisco en el Salar de Maricunga. Asimismo se trató el proyecto argentino de la Ruta Nacional N°65 que habilitaría una vía entre Tucumán y Catamarca a través de Aconquija, que significaría acortar en alrededor de doscientos kilómetros el acceso al Paso San Francisco desde Tucumán. De igual modo, se informó sobre los avances en el camino proyectado al Paso de Pircas Negras desde Chile y sobre el avance de las obras del camino por el Paso Pircas Negras desde La Rioja, estándose llamando a licitación para ejecutar el tramo Quebrada de Santo Domingo. Se trató la necesidad de mejorar la atención en ambos pasos fronterizos. En materia de salud se analizó el comportamiento regional de la epidemia de Dengue y se estableció un grupo de trabajo con el objetivo de actuar de forma horizontal, interprogramática, inter e intrasectorial, en la planificación y ejecución de medias de control de esta epidemia, metodología que indica la Organización Panamericana de Salud (OPS) para lograr un impacto más efectivo en el control del Dengue. Se consensuó solicitar a los Poderes Legislativos de las provincias, la derogación de la normativa que restringe el desarrollo de la actividad minera metalífera (este es un punto muy polémico debido a los estragos, denunciados por los ambientalistas a ambos lados de la cordillera, que la minería a cielo abierto está causando en el medio ambiente, además de contradecir la necesidad declarada de diversificación productiva de la región). 83


regiones

Respecto a la industria turística, Catamarca informó acerca de la inauguración, prevista para la temporada invernal, del complejo integral y turístico Cortaderas. Se resaltó también el importante empuje a la industria turística de la región logrado a consecuencia de la inclusión de la misma en el trazado del recorrido del Rally Dakar ArgentinaChile, a comienzos del año 2009. El Rally, que repetirá su edición en nuestras tierras durante el año del bicentenario común, es una magnífica oportunidad para la promoción a nivel internacional de la macro región como un corredor turístico integrado. En materia de educación se firmó el Convenio para Intercambio Docente y Estudiantil entre la Universidad Nacional de Catamarca, Argentina y la Universidad Santo Tomás de Copiapó, Chile. En la Subcomisión Fitozoosanitaria se acordó la elaboración de un Mapa Fito y Zoosanitario de la Macro región ATACALAR en el que se identifiquen las zonas de riesgo sanitario, determinando las correspondientes acciones para hacerles frente. Además se propuso la elaboración de un Instructivo y Manual de Procedimientos SENASA_SAG referidos al Rally Dakar Argentina Chile 2010. Las jornadas se cerraron con una conferencia a cargo de los embajadores Luis Maira y Gines González García, celebrada en la Federación Económica de Tucumán, titulada La importancia de la integración del noroeste argentino y el norte grande chileno, en el contexto de la integración sudamericana. 84

El Embajador argentino en Chile planteó la necesidad de trabajar un Plan Estratégico de Desarrollo Integrado de los sectores económicos productivos de la región, que abarque el marco aduanero común, incrementar la intensidad de la infraestructura de la región, principalmente vial y el desarrollo de la actividad minera. Plan que debe sumar en su elaboración al ámbito académico regional y que debe tener como grandes directrices la promoción del comercio internacional y la protección el medio ambiente. Por su parte Luis Maira, resaltó la importancia de un marco de integración regional, como el de ATACALAR que implica el decidido involucramiento de los actores políticos subnacionales en el proceso de integración que está viviendo el subcontinente. Esta descentralización de la integración tiene la ventaja de involucrar más directamente en las políticas de integración a aquellos que las experimentan cotidianamente más directamente que en los centros de decisiones políticas de las capitales nacionales. Hubo plena coincidencia de que el marco de ATACALAR es un mecanismo que debe ser reforzado para construir un espacio común de integración efectiva en los ámbitos culturales, financieros, de infraestructura, energético, productivo, agrícola y de desarrollo turístico conjunto, para enfrentar la actual crisis financiera internacional con más y mejor integración.

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academias Maestría en Relaciones Internacionales Orientación en Economía, Política y Derecho de la Integración Regional Facultad de Derecho de la Universidad de la República (UdelaR)

Montevideo En el ámbito la Escuela de Posgrado de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República de Montevideo y en Convenio con la Universitá degli Studi di Padova, Italia, el Prof. Dr. Wilson Nerys Fernández dirige la Maestría en Relaciones Inter nacionales con Orientación en Economía, Política y Derecho de la Integración Regional. Su objetivo es especializar a los graduados universitarios, de forma inter y multidisciplinaria, en las distintas dimensiones de la integración regional, profundizando “los aspectos teóricos, metodológicos e instrumentales que hacen a la Economía, la Política y el Derecho internacional en todo aquello relacionado tanto con el MERCOSUR como con los demás procesos de integración”. Los contenidos académicos del Programa de la Maestría se articulan a través de cuatro áreas básicas: Política Inter nacional, Jurídica, Teórico Económica y Metodológica Instrumental, que son abordadas de forma paralela y continua durante los cuatro semestres de duración de la cursada.

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El Área de Política Internacional abarca los siguientes temas: Historia C o m p a r a d a d e l o s Pa í s e s d e l MERCOSUR, Teoría del Estado, Globalización y Regionalización: Teoría y Praxis, Sociedad y Estado en el MERCOSUR y Política Exterior del MERCOSUR. El Área Jurídica: Fundamentos del Derecho de la Integración, Claves Jurídicas de la Integración, Sistema de Controversias en la Organización Mundial del Comercio, Instrumentos Jurídicos de la Integración, Sistema Multilateral de Comercio y Agricultura, Derecho Internacional Privado en la Integración - Cooperación Jurídica y Eficacia Extrater ritorial de las Sentencias, Derecho Internacional Privado en la Integ ración Gobernabilidad en el MERCOSUR, Arbitraje Comercial Internacional y Derecho Financiero Internacional. Por su parte el Área Teórico Económica: Economía Teórica, La Región en el Sistema Económico Inter nacional, Economía de la Integración Regional y La Praxis de la Negociación y de la Comercialización. densidades nº 3 - julio 2009


Maestría en Relaciones Internacionales de la Universidad de la República

Por último el Área Metodológica Instrumental: Bases Epistemológicas del Derecho y las Ciencias Sociales, Métodos y Técnicas de Investigación en Ciencias Sociales, Estadística Descriptiva Aplicada a las Ciencias Sociales, Economía Descriptiva, Taller de Teoría del Análisis de Coyuntura y Taller de Tesis. El cuerpo docente de la Maestría está compuesto por reconocidos académicos p r ove n i e n t e s d e U n ive r s i d a d e s uruguayas y extranjeras: Francisco Leita y Gabriele Orcalli (Università degli Studi di Padova, Italia); Benicio Viero Schmidt y Henrique de Oliveira de Castro (U.F. de Santa María - UFSM, Brasil); Ricardo Seitenfus y Deisy Ventura (Universidade de Brasilia - UnB, Brasil); María Cristina Cacciamali (Universidade de São Paulo USP, Brasil); Miryam Colacrai y Anabella Busso (Universidad Nacional de Rosario - UNR, Argentina); Sandra Negro, Roxanna Blasetti y José Luis Pérez Gabilondo (Universidad de Buenos Aires - UBA, Argentina); Alejandro Perotti (Universidad Austral, Buenos Aires, Argentina); Oscar Sarlo Oneto, Heber Arbuet Vignali, Eduardo Tellechea Bergman, Gustavo Arce, Luis Barrios, Ruben Santos, Daniel Artecona y Wilson Nerys Fernández (Facultad de Derecho de la Universidad de la República - UdelaR); Verónica Filardo, Mariana Cabrera, Beatriz Lovesio y María Inés Moraes (Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República - UdelaR); Enrique Gagliardi, Virginia Vechtas, Gabriela Mordecki, Mercedes Fernández y Gabriel Camaño (Facultad de Ciencias Económicas y de

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Administración de la Universidad de la República - UdelaR). Son requisitos de admisión a la Maestría, ser graduado de la Facultad de Derecho de la UdelaR; egresados de carreras de áreas afines a la Maestría de la Facultad de Ciencias Sociales, Facultad de Ciencias Económicas y de Administración y de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, de la UdelaR; profesores de Historia, Geografía y de Derecho del Instituto de Profesores Artigas (con Planes de Estudio de un mínimo de cuatro años de duración); graduados de otras Universidades nacionales o extranjeras, en áreas vinculadas a la temática de la Maestría, que cumplan los requisitos de reconocimiento del Ministerio de Educación y Cultura de la República Oriental del Uruguay y el requisito de legalización de sus documentos académicos ante las correspondientes autoridades educativas y de relaciones exteriores, respectivamente. Título que otorga la Maestría: Magíster en Relaciones Internacionales - con orientación en Economía, Política y Derecho de la Integración Regional La Maestría fue aprobada por resolución del Consejo Directivo Central de fecha 28 de diciembre de 2004 Exp. 051900-000380-03.

Informes e inscripciones: Escuela de Posgrado, Facultad de Derecho (UdelaR). Colonia 1801 esq. Tristán Narvaja. Montevideo, República Oriental del Uruguay Tel.: (598-2) 408 5478 / 409 5190 int. 201. e-mail: posgrado@fder.edu.uy / wnerys@fder.edu.uy http://www.fder.edu.uy

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documentos Declaración de Santiago de Chile 15 de marzo de 2009 La Ministra y los Ministros de Defensa, asistentes a la Primera Reunión del Consejo de Defensa Suramericano (CDS) de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), en cumplimiento del mandato de las Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno en la creación del CDS y aprobación de su Estatuto el 16 de diciembre de 2008 en Salvador, Brasil, reunidos en la ciudad de Santiago de Chile los días 9 y 10 de marzo de 2009, reafirman la unidad de propósitos que hoy alcanzan nuestros países en la perspectiva de construir una zona de paz y cooperación. RATIFICAN el respeto de manera irrestricta a la soberanía, integridad e inviolabilidad territorial de los Estados, la no intervención en sus asuntos internos y la autodeterminación de los pueblos. REAFIRMAN la convivencia pacífica de los pueblos, la vigencia de los sistemas democráticos de gobierno y su protección, en materia de defensa, frente a amenazas o acciones externas o internas, en el marco de las normativas nacionales. Asimismo, rechazan la presencia o acción de grupos armados al margen de la ley, que ejerzan o propicien la violencia cualquiera sea su origen. CONSIDERAN que, apoyados en la historia compartida y solidaria de nuestras naciones y honrando el pensamiento de quienes forjaron nuestra independencia y libertad, el Consejo de Defensa Suramericano contribuirá poderosamente a la construcción de un futuro común de nuestra región. CONVENCIDOS que este proceso de integración y unión suramericanos es ambicioso en sus objetivos estratégicos y flexible y gradual en su implementación. ACUERDAN que los planes de acción del CDS deberán regirse por los siguientes objetivos generales: a) Consolidar Suramérica como una zona de paz, base para la estabilidad democrática y el desarrollo integral de nuestros pueblos, y como contribución a la paz mundial. b) Construir una identidad suramericana en materia de defensa, que tome en cuenta las características subregionales y nacionales, y que contribuya al fortalecimiento de la unidad de América Latina y el Caribe, y c) Generar consensos para fortalecer la cooperación regional en materia de defensa.

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Declaración de Santiago de Chile

ACUERDAN impulsar el Consejo de Defensa Suramericano en el marco de la UNASUR a través de la ejecución del Plan de Acción 2009-2010, que desarrolla cuatro ejes o lineamientos que, a su vez, contienen una serie de iniciativas específicas. 1. POLÍTICAS DE DEFENSA. a. Crear una red para intercambiar información sobre políticas de defensa. b. Realizar un seminario sobre modernización de los Ministerios de Defensa. c. Compartir y dar transparencia a la información sobre gastos e indicadores económicos de la defensa. d. Propiciar la definición de enfoques conceptuales. e. Identificar los factores de riesgo y amenazas que puedan afectar la paz regional y mundial. f. Crear un mecanismo para contribuir a la articulación de posiciones conjuntas de la región en foros multilaterales sobre defensa. g. Proponer el establecimiento de un mecanismo de consulta, información y evaluación inmediata ante situaciones de riesgo para la paz de nuestras naciones, en conformidad con el Tratado de UNASUR. 2. COOPERACIÓN MILITAR, ACCIONES HUMANITARIAS Y OPERACIONES DE PAZ. a. Planificar un ejercicio combinado de asistencia en caso de catástrofe o desastres naturales. b. Organizar una conferencia sobre lecciones aprendidas en operaciones de paz, tanto en el ámbito interno como multilateral. c. Elaborar un inventario de las capacidades de defensa que los países ofrecen para apoyar las acciones humanitarias. d. Intercambiar experiencias en el campo de las acciones humanitarias a fin de establecer mecanismos de respuesta inmediata para la activación de acciones humanitarias frente a situaciones de desastres naturales. 3. INDUSTRIA Y TECNOLOGÍA DE LA DEFENSA. a. Elaborar un diagnóstico de la industria de defensa de los países miembros identificando capacidades y áreas de asociación estratégicas, para promover la complementariedad, la investigación y la transferencia tecnológica. b. Promover iniciativas bilaterales y multilaterales de cooperación y producción de la industria para la defensa en el marco de las naciones integrantes de este consejo.

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documentos

4. FORMACIÓN Y CAPACITACIÓN. a. Elaborar un registro de las academias y centros de estudio en defensa y de sus programas y crear una red suramericana de capacitación y formación en defensa, que permita el intercambio de experiencias y el desarrollo de programas conjuntos. b. Proponer programas de intercambio docente y estudiantil, homologación, evaluación y acreditación de estudios, reconocimiento de títulos y becas entre las instituciones existentes, en materias de defensa. c. Constituir y poner en funcionamiento el Centro Suramericano de Estudios Estratégicos de Defensa (CSEED), y encargar a un grupo de trabajo dirigido por Argentina, en un plazo de 60 días, la elaboración de la propuesta de su estatuto. d. Realizar durante noviembre de 2009, en Río de Janeiro, el Primer Encuentro Suramericano de Estudios Estratégicos (Ier ESEE). CONCUERDAN que este Plan de Acción es una agenda amplia para la construcción común, gradual y flexible de la identidad suramericana de defensa. CONVOCAN a los Viceministros de Defensa de Suramérica a reunirse en la ciudad de Quito, Ecuador, a mediados de año, para verificar el cumplimiento de este Plan de Acción. La Ministra y los Ministros del CDS darán cuenta de lo actuado al Consejo de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno, en el marco del artículo 5 del Tratado Constitutivo de la UNASUR, como fue encomendado por la Cumbre Presidencial de Salvador, Brasil, el 16 de diciembre de 2008. Santiago de Chile, 10 de Marzo de 2009. Nilda Celia Garré, Ministra de Defensa de la República Argentina Walker San Miguel Rodríguez, Ministro de Defensa de Bolivia Nelson Jobim, Ministro de Defensa de la República Federativa de Brasil Juan Manuel Santos, Ministro de Defensa Nacional de la República de Colombia José Goñi, Ministro de Defensa Nacional de la República de Chile Javier Ponce Cevallos, Ministro de Defensa Nacional de la República del Ecuador Clement Rohee, Ministro del Interior de la República de Guyana Luis Bareiro Spaini, Ministro de Defensa Nacional de la República del Paraguay Ántero Flores-Aráoz, Ministro de Defensa de la República del Perú Ivan Fernald, Ministro de Defensa de la República de Suriname José Bayardi, Ministro de Defensa Nacional de la República Oriental del Uruguay Ramón Carrizález Rengifo, Ministro del Poder Popular para la Defensa de la República Bolivariana de Venezuela

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documentos Declaración de los Jefes de Estado y de Gobierno del Grupo de Río en favor de la restitución del orden constitucional, el estado de derecho y las autoridades legalmente Constituidas, en la República de Honduras Managua, 29 de junio de 2009

Los Jefes de Estado y de Gobierno del Mecanismo Permanente de Consulta y Concertación Política, congregados en Managua, Nicaragua, en su Segunda Reunión Extraordinaria: Reiterando el contenido de las Declaraciones del Grupo de Río en respaldo a la institucionalidad democrática en Honduras, de 26 y 28 de junio de 2009; Considerando que estos hechos son un atropello para los pueblos y la democracia en nuestra región, toda vez que los pueblos de América Latina y el Caribe rechazan enérgica y terminantemente el recurso de la fuerza para resolver diferencias políticas, así como toda acción que atente contra la continuidad institucional y democrática de nuestras naciones; Convencidos de que es urgente actuar, con apego a los principios de nuestro Mecanismo, sobre la base del diálogo y la concertación para rechazar estos hechos de manera categórica y buscar contribuir a la democracia y la legalidad en la República de Honduras, Declaran: 1. Su más enérgica condena al golpe de Estado ocurrido en la mañana del 28 de junio en Honduras, y en particular a la violencia y a la arbitrariedad con la que fue detenido y obligado a salir por la fuerza de su país el Presidente constitucional José Manuel Zelaya Rosales; 2. Expresan que los hechos acontecidos en Honduras constituyen una violación flagrante del Derecho Internacional.

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3. Su total respaldo al Presidente Constitucional de la Republica de Honduras, José Manuel Zelaya Rosales, quien debe ser restituido de forma inmediata e incondicional en el cargo que el pueblo hondureño libremente le confirió en las urnas. 4. Que es inaceptable la utilización de la fuerza para derrocar a un gobierno legalmente constituido. 5. Que es indispensable garantizar la libertad de expresión y la integridad física de los representantes de los medios de comunicación. 6. Que la toma de protesta al cargo de Presidente Interino de la República de Honduras celebrada ayer en el Congreso Nacional de ese país, carece de toda legitimidad en virtud de que fue resultado de un golpe de Estado. 7. Que el único gobierno legítimo de la República de Honduras es el encabezado por el Presidente Constitucional, José Manuel Zelaya Rosales, electo por la soberanía popular a través de las urnas, por lo cual reconocemos como únicos Representantes Diplomáticos de Honduras al personal designado por el Presidente José Manuel Zelaya Rosales. 8. Que Instan a las fuerzas armadas de este país a que se subordinen a su Comandante en Jefe y Presidente Constitucional José Manuel Zelaya Rosales. 9. Que ante esta grave situación que afecta a la hermana República de Honduras, el Mecanismo exige el más absoluto respeto a los derechos humanos y demanda que las garantías constitucionales de todas las personas en ese país sean preservadas. 10. Crear una comisión de Representantes Presidenciales para investigar crímenes y violaciones a los Derechos Humanos por parte de los golpistas. 11. Que instan a la Asamblea General Extraordinaria de la Organización de Estados Americanos que sesionará mañana, para que adopten drásticas soluciones, con el objeto de restablecer la vida democrática de Honduras y reinstalen al Presidente Constitucional José Manuel Zelaya Rosales. Los Jefes de Estado y de Gobierno del Grupo de Río agradecen al Presidente de Nicaragua, Daniel Ortega Saavedra, por su hospitalidad y por las facilidades otorgadas para celebrar esta Segunda Reunión Cumbre Extraordinaria.

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El número tres de la revista densidades fue impreso en Buenos Aires, República Argentina en el mes de julio del año 2009.




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