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régimen alimenticio lo ayudó a olvidarse de su conducta poco amable. “Con el fisicoculturismo busque un régimen alimenticio y también un orden a mi vida por mi agresividad”, relata Fernando. Pasados los meses y sin buscar ningún otro interés que el sentirse bien consigo mismo, ‘Lobo’ jaló las miradas de decenas de muchachitas y de jóvenes que alguna vez se enfrentaron a él, atemorizándolos a simple vista. Por ese tiempo, un entrenador lo convocó a formar parte de un grupo de fisicoculturistas jóvenes, que competían en torneos y campeonatos de la ciudad.
EL GRAN GANADOR Tras varios meses de duro entrenamiento, se llenó de músculos y de vigor, compitiendo con otros fisicoculturistas de la ciudad y del interior del país. Su dedicación hizo que se apoderara de varias medallas, situándolo por
A mediados de la década de los noventa nació su primer hijo y nuevos problemas agobiaron a la joven familia. De pronto, Fernando hizo vida de soltero, abandonando a su esposa y concurriendo a diversas discotecas, donde consumió todo tipo de bebidas alcohólicas y drogas. El ‘Lobo’ nuevamente aulló con aquella fiereza y violencia que lo caracterizó. encima de otros competidores. Su ego estuvo a punto de reventar. “Cuando empecé en el fisicoculturismo, dejé las pastillas, pero cuando lo dejaba nuevamente volvía mi agresividad. Por eso, siempre llegué a tener problemas con personas, por mi agresividad”, revela. Al estar en la cima de la popularidad, Fernando se llenó de conquistas y decenas de mujeres que lo asediaron. Sin embargo, una muchachita llamada Gloria Cubas fue la única mujer que atrajo su interés desde la adolescencia. “Muchas veces gané medallas quedando en el primer y segundo puesto. También copas en varios torneos de fisicoculturismo. Esto me alejó de problemas y de denuncias”, manifiesta. A medida que fue ganando fama en diversos torneos en Lima y provincias, sus fotografías circularon en conocidos gimnasios de la capital, como un claro ejemplo de la MISIONERO MUNDIAL 38 MOVIMIENTO América • Europa • Oceanía • África • Asia
perseverancia y el cuidado del cuerpo. Hasta ese momento, nadie imaginaba la verdadera personalidad de Fernando. “Yo me sentía fuerte y más agresivo, y me sentía preparado para pelear con cualquier persona. Todo lo solucionaba a golpes. Esa era mi personalidad”, expresa. Con el ego inflado y con el cuerpo marcado por los ejercicios, Fernando tomó a su perro rottweiler llamado ‘Bush’, con el fin de atemorizar a sus vecinos. Varias semanas después lo llevó a diferentes discotecas de su sector, para soltarlo y causar desmanes y confusión dentro del recinto. “El perro daba vueltas por toda la discoteca corriendo. Para mí eso estaba bien y me divertía”, dice.
DEFORMANDO SU FAMILIA Al mantener una relación con la que hoy es su esposa, Fernando, de 25 años de edad, se apartó del fisicoculturismo para ayudarla en un negocio familiar en el emporio comercial más grande del Perú y de Sudamérica: Gamarra. La buena racha les sonrió al incursionar en la confección de prendas de vestir y vestidos de novia. “No me casé, porque mi suegra no me quería como yerno, ya que solo vivía del fisicoculturismo y no tenía un empleo fijo. Mis estudios de sicología y administración en la universidad no los terminé”, confiesa. Al obtener buenas ganancias y tener mayor solvencia económica, Fernando y Gloria convivieron e inauguraron un pequeño pero rendidor taller de confecciones, que les dio buenos ingresos. “Empecé a sentirme realizado, pues tenía dinero, casa y auto del año, pero la vida que tuve era igual de vacía. Quise ser feliz, pero no pude”, reconoce. LOBO VESTIDO DE OVEJA A mediados de la década de los noventa nació su primer hijo y nuevos problemas agobiaron a la joven familia. De pronto, Fernando hizo vida de soltero, abandonando a su esposa y concurriendo a diversas discotecas, donde consumió todo tipo de bebidas alcohólicas y drogas. El ‘Lobo’ nuevamente aulló con aquella fiereza y violencia que lo caracterizó. “Me gustaba exhibir mi cuerpo, andaba sin polo para que me admiren. Era muy va-
nidoso. Por ello conocí a muchas chicas”, cuenta. Al culminar el siglo XX e iniciar el nuevo milenio, su familia se resquebrajó hasta el punto de pretender separarse. Sin embargo, Dios trató con Fernando a través de un hermano del MMM que le habló del Señor. Con todo este historial, y con los problemas económicos que vinieron, Fernando nuevamente fue denunciado por diversas peleas callejeras, y por un aparatoso accidente vehicular del cual salió milagrosamente ileso. No obstante, otra denuncia lo ahogó en la desesperación porque le trajo serios problemas; fue a causa de que adquirió un inmueble por medio de una institución bancaria que desapareció en los noventa. Además, tuvo otro dolor de cabeza cuando la Policía Anticorrupción de su país lo implicó en un conocido caso de corrupción, que lo vinculó a un testaferro del gobierno de ese entonces. “Fue un trato de Dios con mi vida, porque
fui muy soberbio y altivo”, reconoce. Al tener solo dos semanas para presentar las pruebas de su inocencia y no perder su casa, Fernando y su esposa buscaron el amparo del hermano creyente, sin imaginar que se convertirían al Evangelio en una de las iglesias del Movimiento Misionero Mundial en el distrito limeño de San Juan de Miraflores. Contrajeron nupcias en 2001, y desde entonces son miembros de la iglesia madre en Lima, Perú. “Al tener una experiencia con Dios, conocí la verdad y sentí su presencia. Mi alma estaba muy necesitada de Dios”, expresa. Actualmente, Fernando sigue con su movilidad escolar trasladando pequeños. A pesar de su agresivo pasado, los padres de familia confían en este hombre, que, con mucha amabilidad y paciencia, y con su radio cristiana encendida, predica con convencimiento la Palabra de Dios a cada uno de los escolares l Octubre 2016 / Impacto evangelístico
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