Simón Rodriguez Maestro de america

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Alfonzo Rumazo González

PRIMERA PARTE De Expósito a Innovador y Revolucionario Ah, si hubiera podido pintársela a Simón Rodríguez en su infancia: un niño con una enorme lágrima, que más engrosaba mientras más crecía el conocimiento. Expósito había nacido -al igual que su hermano menor Cayetano-, y eso significaba entrar a depender de la conmiseración humana, o de la muerte. Quería decir también encallamiento al iniciar la ruta: luego será indispensable reparar la tremenda avería a fuerza de “buena conducta”, para poder levar anclas y abrir derrotero propio. Apenas nacido, abandonáronle los padres, dejándole en la calle echado a la suerte. La ley española consideraba baldón ese origen, y “aunque fuesen blancos, los expósitos no podían graduarse sin dispensa del rey”1. Hubo, así, presencia de la adversidad a partir de los llantos iniciales! Simón Rodríguez llegó a la vida en Caracas, el 28 de octubre de 1771. ¿Quiénes fueron sus padres? Los escritores venezolanos del siglo pasado, Ramón de la Plaza y Arístides Rojas -que pudieron recabar información de primera mano en las familias caraqueñas- expresan que el padre se llamó Alejandro Carreño y la madre Rosalía Rodríguez. El niño Simón adoptó el apellido materno; no así su hermano, quien prefirió el paterno. Las gentes en Caracas les llamaban a los dos indistintamente: los hermanos Carreño. Durante el lapso colonial, en América, los hijos, legítimos o ilegítimos, tomaban el patronímico con libertad de escogencia. Arístides Rojas agrega que el padre de los dos expósitos murió temprano y que éstos quedaron bajo la tutela del tío, el presbítero José Rafael Rodríguez -“sacerdote muy respetado y de gran saber”-, quien se encargó de la educación de ambos.2 Los hermanos se diferenciaban no sólo en el apellido que tomó cada uno, sino además, en la propia estructura de su carácter. “Don Simón J. L. SALCEDO BASTARDO: Historia Fundamental de Venezuela. Ediciones de la Biblioteca de la Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1972, p. 175. 1

La obra de Simón de la Plaza: Ensayo sobre el arte venezolano, apareció en Caracas en 1883; se refiere a los niños en la página 99. La de Arístides Rojas: Leyendas Históricas de Venezuela, Caracas, 1891, relata el caso en la página 269 y añade algo muy importante: “Estos datos nos los ha suministrado don Cayetano Carreño, el único sobreviviente de los hijos de don Cayetano Carreño, hermano de don Simón Rodríguez”. 2


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